El miedo estaba invadiendo a Pilika, pues estaba a punto de llegar al final del río y aún no podía salir de esas aguas tan violentas. Pero no pudo zafarse, llegó a la cascada y cayó. Ella se desmayó por el miedo, pensando lo peor, y lo peor que ella estaba pensando, era en la muerte. Pero antes de que ella cayera, se notó una silueta rescatándola. Claro, cayeron, pero no tan fuerte.

Pilika estaba empezando a abrir poco a poco sus ojos. Ella estaba recargada en un árbol cuando despertó.

¿Te encuentras bien- dijo la persona que la salvó.

-Sí- respondió Pilika.

Ella veía medio borroso, pero cuando empezó a ver bien, lo primero que vio fue un par de ojos dorados que la veían con preocupación.

¿Len- preguntó Pilika, aunque ya sabía que era él.

-Sí, soy yo. ¿Te encuentras bien- preguntó nuevamente.

-Sí, sólo que... ¿qué pasó- quiso saber Pilika.

-Estabas a punto de caer por la cascada... afortunadamente andaba por aquí cerca, y escuché tus gritos- le contestó Len viéndola aún preocupado.

-Gracias Len- dijo Pilika, y le dio un fuerte abrazo a Len.

-De... nada- Len se quedó unos momentos paralizado, pero después correspondió al abrazo de Pilika.

Tiempo después se soltaron.

-Y bien¿nos vamos- dijo Len ofreciéndole la mano.

-Sí- pero cuando Pilika se estaba levantando, cayó. Sorpresivamente, Len la alcanza para que no caiga. –Gracias... nuevamente- dijo Pilika - pero no me puedo levantar. Me siento cansada- dijo mientras se sentaba.

Len se quedó mirándola unos momentos.

-Si quieres yo te llevo cargada- dijo Len ofreciéndole de nuevo la mano.

¿No sería mucha molestia- quiso saber Pilika.

¿De qué otra forma puedes llegar si estás tan débil- preguntó Len.

-Bueno, gracias- dijo Pilika.

Len la subió a su espalda, para poderla llevar. En el camino iban platicando un poco.

¿Por qué eres tan serio Len- preguntó Pilika.

-Así soy yo- respondió Len.

¿Entonces por qué actuaste así conmigo- quiso saber Pilika.

-Tenía que ayudarte- dijo Len mientras un leve sonrojo aparecía en su rostro.

Sin duda algo había entre ellos dos. Pilika se había enamorado poco a poco de él, pues lo había conocido desde que ella tenía cuatro años, pues él y su hermano iban en el mismo instituto, y aunque fuera extraña la relación de Horo y Len, eran los mejores amigos. Y Len, hasta hace poco, había empezado a sentir algo muy especial por Pilika, pues la ternura e inocencia que ella demostraba, lo sorprendieron totalmente. Horo Horo sabía que Len estaba enamorado, pero no sabía que era de su hermana. Len le había platicado que sentía algo por una chica, y Horo le ayudó a recapacitar que él estaba enamorado de ésta, al no saber que se trataba de su propia hermana.

El resto del camino se mantuvieron callados, pero era un silencio agradable, pues los ruidos que emitía el bosque, lo mantenían así.

Mientras tanto, en la acogedora cabaña, Yoh, Hao, Horo y Chokolove estaban jugando en el game cube, mientras que Manta simplemente observaba. Las chicas por su lado, estaban preparando la cena.

Cuando Len y Pilika llegaron, lo primero que hizo Horo fue pegar el grito en el cielo, pues Len traía a Pilika en su espalda, y para colmo, los dos estaban mojados.

Rápidamente Horo tomó a Pilika y la llevó a su habitación, y Tamao le llevó té para que se calentara un poco, pues estaba completamente helada cuando llegaron. En cambio Len, sólo se tomó un vaso caliente de leche.

Como Horo consentía mucho a su hermana, le llevó la cena a su cuarto, y le prometió que en las vacaciones, la llevaría a la playa junto con sus amigos, para celebrar el fin de cursos.

Más noche, Horo se quedó dormido con Pilika, pero ésta lo despertó y Horo se fue a su habitación. Así, ya casi todos estaban dormidos.

Por su lado, Hao había llevado a Anna hacia el río, para que viera lo hermoso que éste era en la noche. Anna sólo miraba a su alrededor asombrada ante tanta belleza.

-Qué hermoso- comentó Anna aún observando.

-Sí- afirmó Hao observando también- claro, aunque no tanto como tú- terminó de opinar Hao con un muy leve sonrojo.

Al decir esto, hizo que Anna también se sonrojara, aunque un poco más que él. Hao lo notó.

-Ah, sí. De nada- dijo Hao para que Anna reaccionara.

-Ya no es nuevo para mí- dijo con sarcasmo- además tú se lo dices a cuanta chica se te cruce enfrente- continúo.

-Sólo a las que en verdad lo son- dijo Hao- pero a ti te digo la verdad, tú eres mejor que todas ellas juntas.

¿Y Pilika qué? Siempre le dices que es muy linda y cosas así- reprochó la rubia.

-Porque es verdad- se defendió Hao- un momento- reaccionó¿tú no estarás celosa?

¿Yo¡Bah¿Y por qué debería estarlo- Anna volteó la mirada.

-Está bien, olvídalo- dijo Hao.

Ambos se fueron hacia una banca que estaba afuera de la cabaña, y se sentaron. Ya habían olvidado el tema de hace rato, y para romper el hielo, Hao empezó a hablar.

-Anna... - llamó Hao.

¿Sí- contestó Anna.

-En verdad eres muy hermosa- dijo por fin Hao.

¿Qué me estás tratando de decir- preguntó Anna irónicamente.

-Me has cautivado. Y creo que estoy... creo que estoy enamorado de ti- confesó Hao.

Anna no supo qué decir, sólo se sonrojó completamente.

-Hao, yo... - Anna volteó. Mala acción, pues al voltear, Hao la empezó a besar. Al principio, no sabía qué hacer, pero pocos segundos después correspondió al beso que le habían robado. Y así se quedaron hasta que tenían que tomar aire.

-Yo también te amo- contestó susurrando.

Después se volvieron a fundir en otro beso. Ya más tarde, entraron a la casa y se fueron a dormir, claro, cada uno a su propia habitación.

Ya eran como las 3 de la madrugada, y Pilika aún no podía conciliar el sueño, así que bajó a tomar un poco de leche caliente. En la cocina, alguien estaba sentado en una de las sillas, y tenía recostada su cabeza en la mesa, en la cual había cartones de leche.

–Es Len- dijo en voz baja Pilika prendiendo la luz, por eso alcanzó a distinguirlo. Se le quedó viendo unos momentos con ternura, pues ver a Len dormido le parecía como si fuera un angelito. No parecía el Len al que ella estaba acostumbrada. Parecía muy calmado. Pilika se acercó lentamente hacia Len, tratando de no hacer ruido y no despertarlo. Se sirvió leche en un vaso, fue hacia el horno y lo empezó a calentar. Pero por el ruido que hacía, Len se despertó. Pilika sacó el vaso del horno sin darse cuenta de que Len ya estaba despierto, y cuando iba en dirección a la puerta, lo vio. Ambos se sonrojaron, pues Len traía solamente el pantalón de su pijama, cosa que Pilika no había notado, y ella sólo traía una bata para dormir.

-Sólo vine por un poco de leche caliente- explicó Pilika mostrándole a Len su vaso.

-Está bien- dijo con nerviosismo.

Después de varios minutos cuando se les pasó la pena decidieron ponerse a hablar. Y durante la charla se empezaron a tener un poco más de confianza. De repente, la luz de la cocina se apaga, pues se había ido la luz. Pilika, como le tenía miedo a la oscuridad, dio un grito, pero nadie mas que Len lo pudo oír, pues los demás estaban profundamente dormidos. En su desesperación por el miedo, abrazó fuertemente a Len, sin recordar que era él, y no se separó hasta que regresó la luz, que fue pocos minutos después. Al notar Pilika a quién estaba abrazando, se ruborizó y se separó al instante.

-Perdón Len, es que... me asusté mucho- dijo Pilika aún sonrojada.

-Ehm, sí, no hay problema, no te preocupes- dijo Len tratando de disimular que estaba sonrojado también.

-Ya es muy tarde- dijo Pilika mirando el reloj que estaba en la pared.

-Hemos estado aquí durante dos horas- dijo asombrado Len- será mejor que te vayas a dormir, mañana será un día muy agitado- dijo con una mirada comprensiva.

-Sí, tienes razón, me iré a dormir- bostezó- buenas noches Len- y le sonrió.

-Sí, buenas noches para ti también- dijo algo sonrojado.

Después de la despedida, Pilika se va a dormir, rato después Len también se va a dormir a su habitación.