Continuación:

Nunca me lo has preguntado- dijo Len.

Porque ya sé la respuesta- dijo Pilika con la cabeza baja.

¡Y es una respuesta falsa, Pilika-le dijo Len.

¿Qué dices-preguntó levantando la cabeza.

Que yo también te quiero, ¡y no como la hermanita de mi mejor amigo!... te quiero de una forma muy especial- se acercó lentamente y le limpió las lágrimas- yo no te quiero... te amo- y la besó antes de que Pilika pudiera haberle dicho algo.

Len, yo... - decía Pilika muy sonrojada, pero Len la interrumpió.

No digas nada, sólo di que sí quieres ser mi novia... - le dijo Len, pero alguien más los interrumpió.

Desafortunadamente, como por arte de magia, guiado por su instinto, llegaron Horo con Tamao, Manta, Chokolove e Yoh, pues Lyserg y Jeanne también se quedaron admirando la belleza del bosque.

¡¡¡Nunca lo permitiré- gritó Horo Horo.

¡Hermano- gritó Pilika muy asustada, pero aún sonrojada.

¡No permitiré esto- siguió gritando Horo muy enojado.

¡Bah! En realidad yo no pensaba pedirte permiso- dijo Len enfrentando a Horo, claro más sonrojado que nunca.

¡Eres un desvergonzado- le gritó Horo.

Como digas- le dijo Len.

No consentiré que salgas con mi pequeña hermana, abusador de menores- le dijo Horo.

¿Qué? ¿Yo- preguntó Len.

¡Hermano! ¡Ya no soy una niña- gritó Pilika enfrentándose a su hermano.

En ese momento, Tamao se pone enfrente de Horo, y le toma sus manos. Ambos se sonrojan.

Horo, no seas tan duro con Pilika. Por favor, dale una oportunidad- dijo Tamao con una voz muy dulce, para poder convencer a Horo.

¡No quiero- se negó él.

¡Por favor- pidió Tamao.

¡Qué no- gritó Horo.

Rápidamente, Tamao tomó a Horo por las mejillas y lo besó tiernamente. Cuando se separaron, ambos estaban muy rojos y Horo recapacitó.

Está bien, puedes salir con mi hermana- dijo Horo a Len.

¡Sabía que entrarías en razón hermano- dijo Pilika mientras lo abrazaba.

Durante el resto del día, se quedaron charlando un buen rato, pues ya habían regresado Anna, Jeanne, Hao y Lyserg. Y en la noche tuvieron que regresar todos a sus casas, recibidos cariñosamente por su familia.

Durante las siguientes tres semanas, todas las parejitas se la pasaron muy bien, a excepción de Len y Pilika, que fueron vigilados muy de cerca por Horo y Tamao, que estaba con él, aunque no quería molestarlos.

Pero un lunes de la última semana, Tamao escuchó discutir a Hao y Horo, en uno de los pasillos.

¡Pero ella es mi novia- gritaba Hao.

¡¿Y eso qué! ¡Yo también puedo hacerlo- discutía Horo.

¡Claro que no! ¡Sólo yo- decía más fuerte Hao.

¡No seas egoísta- decía Horo.

¡No soy egoísta, sólo que yo soy el único que le puede hablar- le decía Hao en tono de burla, pues le gustaba discutir así con Horo. Tamao no alcanzó a escuchar este último pedazo, porque se fue llorando hacia el jardín donde estaban todos, pues pensó que Horo la estaba engañando con Anna, y que Hao le estaba reclamando. Al llegar, le contó todo a Pilika.

Ya Tam, no llores- consolaba Pilika- seguro escuchaste mal.

¡Claro que no- sollozaba Tamao, luego se fue.

El resto de la semana, Tamao le aplicó "la ley de hielo" a Horo, y se mostraba indiferente hacia él.

Y el viernes, por fin había llegado el día en que los de secundaria se graduarían para entrar a la preparatoria, y todos estaban muy alegres, aunque algunos lloraban porque ya no se iban a ver. A Chokolove y a Manta les dieron más regalos, pues se iban a estudiar al extranjero. Y a pesar del disgusto que tenía Tamao por Horo, se graduaron con gran orgullo, siendo felicitados enormemente por sus amigos, familiares, y hasta por sus maestros.

Ese mismo día, en la tarde, todos estaban festejando el fin de cursos en la casa de Lyserg, que generosamente ofreció. Ahí, los hombres empezaron a organizar una pequeña despedida para Manta y Chokolove, mientras que las chicas simplemente charlaban.

¿Y si les conseguimos novia- opinaba Horo.

Horo Horo, se van a ir al extranjero, no llevarán chicas- decía Lyserg.

¿Entonces- preguntó Horo.

¿Y qué tal si vamos a un bar- opinó Hao.

¡Qué excelente idea Hao- gritó Horo entusiasmado.

Sí, y sería un momento donde aún podríamos estar con el "chocolatín" y con el "enano cabezón"- dijo Len.

Sí, pero el problema sería que nos den permiso- dijo Lyserg- sólo Horo, los gemelos y yo no podríamos, nuestros padres son muy estrictos de acuerdo a ese tema.

Yo podría salirme en la noche... Pilika me podría cubrir- opinó Horo.

Sí, y Milly a nosotros, ¿no crees Yoh- preguntó Hao.

Sí, tienes razón- contestó Yoh.

Y yo... me podría salir en la noche y regresar en la mañana, seguramente no se darían cuenta- dijo Lyserg.

Está bien, aceptamos el regalo, ¿pero en dónde nos veríamos- preguntó Manta.

¿Qué tal si yo paso por ustedes- preguntó Len.

¿Sí cabemos todos en tu carro, Len- quiso saber Manta.

Claro, cabrán todos, es lo suficientemente amplio- contestó Len.

Se pusieron de acuerdo en la hora en que Len pasaría por cada uno de ellos, y así, se fueron a sus casas.

Primero Len iba a pasar por los gemelos, pudieron salir porque sobornaron a Milly con una bolsa llena de dulces y helado gratis por un mes, cosa que les costó muy caro, pero pensaron que con un poco de ayuda por parte de sus amigos lograrían pagar esa promesa... luego Len recogió a Manta, luego a Chokolove, luego a Lyserg, y por último a Horo, pues su familia se dormía muy tarde.

Ya a la hora en que iban a pasar por él, alguien estaba abajo, en la sala, cosa que espantó mucho a Horo.

Soy yo, no te preocupes- le contestó su hermanita.

Me asustaste- dijo Horo.

¿A dónde vas- preguntó Pilika viendo que Horo no estaba vestido como para dormir.

Pilika, ¿te puedo confiar un secreto- preguntó Horo.

¿No será una de esas ideas raras y locas que se te meten a la cabeza, o sí- preguntó Pilika.

Ehm... no- dijo Horo.

Qué alivio- suspiró.

En realidad es de Hao- dijo Horo.

¡Hermano- dijo Pilika algo disgustada.

Iremos a un bar para despedir a Chokolove y a Manta- dijo Horo con cara de niño bueno.

¿Mis papás te dieron permiso- preguntó Pilika.

Ehm... no- contestó.

¿Entonces cómo piensas ir- preguntó Pilika.

Regresaré antes de que despierten, mi cuñadito vendrá por mi- dijo lo último con sarcasmo, haciendo que Pilika se sonrojara.

¿Y a qué hora regresarás- preguntó Pilika.

No sé... en la madrugada- contestó.

Está bien hermano, no les dirá a mis papás- le dijo Pilika.

¡Gracias hermanita- le besó la mejilla y corrió hacia la puerta.

¡Espera- lo detuvo Pilika.

¿Qué pasa- preguntó Horo.

¿Por qué Tam se enojó contigo- preguntó.

No lo sé, no me quiso decir- dijo algo triste.

Pilika le contó lo que Tamao le había dicho.

¡¿Cómo pudo pensar eso- dijo Horo preocupado.

Yo le dije que había escuchado mal, pero no hizo caso- dijo Pilika.

Pero yo sólo discutía con Hao, porque no quería que le hablara a Anna, además sólo estábamos jugando- dijo Horo- mejor mañana le explico porque ya me voy.

Está bien, pero regresas temprano- le alcanzó a decir Pilika.

¡No te preocupes, todo estará bien- le gritó Horo al salir.

Cuando este salió, Len ya lo estaba esperando en su carro junto con los demás.

Creo que hasta aquí termina el flash back de alegría, pues todo lo que sigue es más bien un flash back de tristeza, pues todo lo que pasa es muy horrendo. Les seguiré contando para que entiendan porqué digo que es un: flash back de tristeza.

Yo también les contaré este flash back de tristeza, que a nadie le gusta recordar, pues está lleno de agonía, dolor, pero sobre todo, tristeza...

Continuará...

Perdón por la tardanza, pero es que la escuela me tiene muy atareada.

Espero que les guste este capítulo.

Les doy gracias a:

Darla Asakura y a Katsurina Hinagami por darse el tiempo de leer mi fan fic.

Bueno, nos vemos el próximo capítulo, ¡no se lo pierdan! Estará muy emocionante, pero muy triste también.