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Condicional Devoción

Por:

KriKri Weasley Black

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Capítulo 2

-La lealtad flaquea

Bellatrix no pudo dormir esa noche, habían muchos pensamientos en su mente que no la dejaban siquiera cerrar los ojos. Primero estaba el hecho de haber fallado por primera vez, ella como persona perfeccionista y con aires de ganadora nunca había aceptado una derrota, esa era su primera y no era fácil lidiar con ella, aunque ella sabía que ya habría momento de compensárselo a Su Señor y saldaría la deuda sin problemas, pero no dejaba de preocuparla y querer con todo su ser matar a ese chico Potter, ya había causado muchos problemas. Muchas veces en esa misma noche tuvo ganas de salir a buscarlo y hacerlo sufrir, pero sabía que sería algo irracional y estúpido de hacer.

Su otra preocupación eran éstos extraños encuentros con Su Señor, ella no entendía que pretendía conseguir su amo con esto, si era para su diversión y placer que la usaba, pero esto no dejaba de impresionarla y ponerla muy nerviosa. Se le había hecho difícil disfrutar de la compañía a solas de su señor desde que esos encuentros empezaron, cuando antes sólo deseaba un momento a solas con él. Pero cada vez que este tenía una oportunidad la besaba, o la acariciaba y ella se sentía muy extraña con eso. Siempre supo de la superioridad de su señor y siempre asumió que nadie podría estar a nivel de verlo a los ojos, o de mencionar su nombre, mucho menos pensó que alguien estuviera a la altura de besar los labios de su señor o de ser acariciado por éste. Pues esto la tenía muy confundida, ella era indigna de su Señor, era simplemente una bruja, porque ella merecía todos éstos complementos de su señor? Y mucho más cuando ya le había fallado!

Su señor sabía de éstos pensamientos, sino por que otra razón le habría insinuado la noche anterior que ella "se sentía superior a él"? pero a la vez si Su Señor sabía que ella tenía éstas dudas, por que no se las aclaraba? Eso la confundía mucho, sería ella digna de su señor? NO! Como siquiera pensar eso?! Eso nunca! Nadie lo es!

Su otro problema era Rodolphus. Ella lo amaba, y ella sabía que el la amaba a ella y también sabía que el siempre había sido una persona muy celosa, llegando a tener problemas con muchos otros Mortífagos por "La manera en que estás mirando a Bellatrix"... pequeñas cosas que se inventaba, que tenían cero importancia... Pensó como podría llegar a ponerse cuando supiera que su esposa esta teniendo mucho más que "Miradas Sospechosas" con el Señor de las Tinieblas. Esto parecía simplemente imposible.

Aunque ella no se atrevería a preguntar, ni mucho menos a reprochar! Como podría ella, Bellatrix, la mejor Mortífaga, protestar por algo que hiciera el Señor Oscuro? Eso nunca, su lealtad al Señor de las Tinieblas venía antes que cualquier cosa, incluso antes que Rodolphus, lo admitiera o no.

En medio de sus pensamientos y meditaciones empezó a amanecer, mucho más rápido de lo que ella creía. Que pasaría aquel día? Sólo esperaba que no fuera nada más que la siguiera confundiendo y llenando de dudas. Decidió que ya no tenía sentido seguir allí acostada, así que se levantó, con la misma ropa que llevaba el día anterior, se había acostumbrado a no tener ropa limpia en varios días al estar en Azkaban y salió de esta habitación. Estaba en el cuartel general de los Mortífagos y del Señor Oscuro, aunque de esto se había dado cuenta ayer. Bajó a la pequeña cocina que había, no se había dado cuenta de cuanta hambre tenía, en realidad no comía nada desde hace mucho tiempo.

Descubrió que era extremadamente temprano y que nadie estaba despierto, si es que había alguien aparte del Señor Oscuro y ella en esa casa. Después de un rápido desayuno fue a la sala principal de la casa y allí se sentó, no sabía que hacer, siempre había tenido algo que hacer y de repente ahí estaba, sin órdenes de ir a matar o a torturar a alguien, se sentía inútil. Miró alrededor y observó esa casa, llena de retratos raros y objetos extraños en las paredes, era una casa oscura y silenciosa, exactamente como le gustaban a ella. No pasó mucho tiempo ociosa pues la voz de Colagusano rompió el silencio.

-El amo quiere verte.

Bellatrix lo miró con desprecio como siempre lo hacía, como podían llamar a esta rata asquerosa "Gran Vasallo del Señor de las Tinieblas"?. Ella conocía un buen grupo de personas, incluyéndose ella misma, que podían merecer ese titulo mucho más que él.

Se encaminó hacia la habitación en la que sabía estaría su Señor, sin siquiera mirar o mencionar palabra a Colagusano. Se sentía algo nerviosa con respecto a lo que había pasado en la noche del día anterior pero no quería reflejarlo, quería dejar claro que estaba dispuesta a reparar este error. Subió las escaleras, dobló a la izquierda y entró al mismo cuarto donde había estado la noche anterior, aunque ya era de día seguía estando oscuro por su falta de ventanas. Su amo estaba sentado en la butaca de espalda a ella, Colagusano se paró detrás de Bellatrix, mientras ella hacía todo lo posible para pensar que esa rata asquerosa no estaba en la misma habitación.

-Quería verme Señor?- dijo con suma humildad y respeto, mirando el suelo, como siempre solía hacerlo.

-Ah! Si Bella, me alegra que ya estés despierta, ya tengo planes para ti- dijo lentamente y con un tono de voz pasible.

-Si señor, lo que usted ordene.

-Quiero que vayas a Azkaban con un grupo de mis Mortífagos, ésta vez tú los guiarás, para que veas que aún confío en ti Bellatrix.

-Oh! Si Señor, gracias! Me siento honrada...

-Pero más vale que no falles esta vez Bella, o tu honradez se convertirá en algo mucho peor, yo me aseguraré Bella, oh si...

-No lo haré, no Señor...- está vez estaba decidida, se iba a lucir y a recuperar la confianza de su Señor. -Lo harás... hoy mismo, si hoy, a plena luz del día, y no me interesa que este la mitad de los Aurores del Ministerio vigilando la prisión, y me traerás a todos mis Mortífagos Bella, todos en perfectas condiciones, sin daño alguno.

Bellatrix abrió los ojos de par en par, estaba asombrada, Su Señor nunca le había pedido que hiciera algo así, tan arriesgado, sin planear, algo tan irracional tan...tan...estúpido?

-Pero Señor, no cree que sería más prudente que...

-Es esto lo que creo!?- La interrumpió el Señor de las Tinieblas con un tono cortante y levantándose de la silla tan rápido que tanto Bellatrix como Colagusano dieron un salto – Es esto lo que yo creo? Te estás rehusando a una orden directa Bellatrix? Estás cuestionando mis planes? ESTÁS DÁNDOLE CONSEJOS AL SEÑOR DE LAS TINIEBLAS?!

La última frase la dio con tal gritó que Bellatrix tuvo ganas de llorar.

-No mi señor!!!- gritó Bellatrix y cayó a los pies de este besándole la túnica.

-¡Crucio!

Y Bellatrix sintió ese dolor incontenible de nuevo, no lo soportaba, y esta vez no se suspendió enseguida, ella seguía sufriendo, no podía más, preferiría cualquier cosa.... Y de repente paró su dolor.

-Levántate inútil!

Bellatrix dio un saltó y se colocó de pie, casi se cae por lo mareada que estaba, tenía un gran dolor todavía en todo el cuerpo.

-Harás lo que te ordené o tendré que seguir enseñándote como se hacen las cosas?

Bellatrix, al borde de las lágrimas miró a su Señor... esto no estaba bien, ella nunca había recibido esa clase de castigos, ella nunca había cuestionado a su Señor, ella no era así, que estaba pasando?

-No mi señor, haré lo que usted ordene y lo haré bien, haré lo que sea.

-Si tu lealtad flaquea Bellatrix...- dijo casi en un susurro- me aseguraré que lo pagues, mantente al tanto de quien es superior aquí o lo pagarás.

-No pasará mi Señor, nunca pasará, me mantendré al tanto- dijo Bellatrix en un tono asustado y casi entre sollozos.

-Pues vete, ya tienes tu misión, te espero pronto.

Bellatrix asintió y salió corriendo de la habitación pasando al lado de Colagusano que tenía una gran sonrisa en la cara. Bajó las escaleras y atravesó la sala principal. Salió de la casa y se tiró al suelo y comenzó a llorar, nada estaba saliendo bien, nada, todo estaba mal, que estaba pasando? Donde estaba su lealtad? Su amor a su Señor? Por qué dudaba?

Antes de seguir con sus pensamientos miró hacia el frente, un grupo de Mortífagos la miraba con cara de impresión. Bellatrix reaccionó enseguida, se puso de pie, se secó las lágrimas y los miró superiormente, como siempre miraba a todo el mundo, excepto, claro, a Su Señor. No quería dar más impresión de debilidad en frente de nadie. Se dio cuenta que ellos estaban allí para ir con ella a su misión el Azkaban y ella estaba a cargo.

-Están listos?- dijo con una voz firme y de líder, la cual fue extremadamente difícil de proyectar gracias a los sollozos de su llanto.

-Sí- le dijo uno de los Mortífagos más cercanos a ella, todavía mirándola como si tratara de entender que le sucedía.

-Entonces vamos- dijo ella, uno de los Mortífagos le pasó una mascara y se la puso junto con todos los demás y se pusieron en marcha.

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