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Condicional Devoción

Por: KriKri Weasley Black

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Capítulo 3

La Marca Tenebrosa sobre Azkaban

Bellatrix estaba muy pensativa camino a Azkaban, se sentía muy nerviosa. Primero debía regresar con todos los Mortífagos sanos y salvos, algo que ella consideraba muy difícil, porque Azkaban debía estar mucho más vigilada que nunca. Segundo, todavía tenía los remordimientos de su falta de lealtad, no podía sacarlo de su mente. Le preocupaba todo lo que sucedía en su vida, le preocupaba que Rodolphus pudiera estar herido... las cosas no estaban saliendo como ella lo esperaba.

En la mitad del trayecto Bellatrix divisó Azkaban y sintió un gran vacío en el estómago. Había pasado tantos años en esa prisión, tantos años horribles de remordimientos y sufrimiento, simplemente sentada esperando y ahora iba a tener que volver a entrar por voluntad propia... no le gustaba la idea.

Había decidido no aparecerse, pues si lo hacían, podían aparecer en un lugar con muchos magos, y el plan de Bellatrix, si podía, era pasar desapercibida, por lo tanto aparecerse no podía estar entre sus opciones. Miró el horizonte, y se sintió en una prisión, sintió por primera vez que su libertad estaba siendo negada... sí, ella había elegido esta vida, pero cada vez se ponía más difícil.

Cada vez se acercaban más a la isla que contenía la prisión, el aire era refrescante y secaba las últimas lágrimas de Bellatrix al entrar por las ranuras de la máscara. Al fin llegaron a la isla, se escondieron todos en una parte baja y deshabitada, Bellatrix conocía bien la prisión y decidió ir a inspeccionar la vigilancia mientras ellos se quedaban allí. Después de caminar un poco pudo observar, que aunque los Dementores ya no estaban, se habían organizado para poner una buena seguridad, pues docenas de magos estaban por todos los alrededores.

Los miedos de Bellatrix se veían confirmados, no iba a ser posible ingresar desapercibidos, debían pelear, aunque esta idea no agradaba a Bellatrix, no debía regresar con ningún Mortífago herido. Volvió con los otros y les comunicó su plan. Pronto, la mitad de los Mortífagos se dirigían a la puerta principal, donde empezarían a batallar, mientras el otro grupo junto con Bellatrix trataría de entrar desapercibidos por la puerta de atrás.

Bellatrix escuchó los gritos de los hechizos siendo lanzados y la gente gritando de dolor, ella esperaba que no fueran los suyos los que gritaran, si a alguno se le ocurría despistarse y salir herido, ella pagaría.

Después de esperar unos minutos para que la atención de todos se dirigiera a la pelea en la puerta principal, Bellatrix y los que quedaban se dirigieron a la puerta de atrás sin ser vistos. Al llegar a esta gran puerta de hierro la abrieron con un Hechizo y entraron en puntas de pie. Pero no iba a ser tan fácil, adentro de la prisión parecía haber muchos más magos que afuera, y ni siquiera un ratón pudo haber pasado desapercibido. Una buena cantidad de magos los vieron y se les enfrentaron. Bellatrix sintió rabia, por todos estos idiotas que no la dejaban seguir su plan, ahora todo iba a ser mucho más difícil. Pero no tuvo mucho tiempo de pensar, pues un mago venía hacia ella lanzando hechizos los cuales ella bloqueó.

Pronto, todas las preocupaciones se le fueron de la cabeza, y se encontró haciendo una de las cosas que más disfrutaba hacer: batirse a duelo. Bellatrix era una experta, nadie la hería, ella había aprendido del mismo Señor Oscuro, era la mejor. Dejaba en el suelo a todos los que se atrevían a enfrentarla y salía sin siquiera un rasguño.

Después de derrotar a cuanto mago viniera hacia ella, se encontró sin contrincantes, todos estaban peleando con alguien más. Así que, lo más disimuladamente que pudo se dirigió a unas escaleras de caracol que se encontraban a su derecha y empezó a trepar por ellas. Se encontró con varios magos en el camino a los cuales derrotó fácilmente, subía con rapidez y agilidad. Terminó de subir las escaleras y llegó al piso más alto, donde ella sabía estaban las celdas de mayor seguridad y donde supuso estarían los Mortífagos.

Corrió por los amplios pasillos pero se detuvo de golpe. Se encontró ante una celda que le parecía muy familiar, una celda que odió, que aborreció y donde padeció muchas noches de dolor. Su celda, la miró, parecía diferente mirándola desde afuera, tantos años perdidos, pero al fin estaba afuera, no debía recordar esos momentos. Una lágrima corrió por su mejilla, no entendía porque se sentía tan triste, no sabía porque sentía este remordimiento que la seguía a todas partes.

Con su mano izquierda acarició uno de los barrotes de la celda, apartó su vista de ella, y siguió corriendo por el pasillo. Subió otras escaleras, después dobló dos veces a la izquierda y una a la derecha y al final llegó. Las celdas de alta seguridad se encontraban ante ella protegidas por 5 magos. Todos se asustaron cuando la vieron y sacaron sus varitas, Bellatrix no pensaba rendirse después de haber llegado tan lejos, así que ella también sostuvo la suya en alto.

Comentaron a batirse a duelo, era difícil pelear contra 5 magos, la desventaja se notaba mucho. Bellatrix derrumbó al primero, y bloqueó el hechizo que le lanzó el segundo, a una velocidad impresionante. Otro la agarró por la espalda pero Bellatrix le pegó un puño en la nariz mientras lanzaba hechizos a los otros. Su brazo quedó herido, un hechizo la rozó y quedó con una herida significativa, pero esto aumentó su furia, con lo cual terminó al último de los magos con una buena ración de la maldición Cruciatus.

Después de intentar abrir la celda vigilada con varios hechizos encontró uno que le sirvió y la puerta se abrió, revelando ante ella todos los Mortífagos capturados, amarrados entre sí con una especie de hechizo- cuerda. Todos la miraron impresionados, y no tardó en notar la gran sonrisa en los labios de Rodolphus.

-Cómo llegaste? Estás sola?- le preguntó Lucius en un tonó de impresión.

Bellatrix lo ignoró por un momento mientras desataba las cuerda que los unía con su varita, luego respondió.

-Vine con una comitiva, están abajo peleando, no se cuanto resistan, debemos irnos pronto.

Con este comentario todos asintieron y salieron rápidamente de la celda. Bellatrix se disponía a seguirlos pero alguien tomó su mano reteniéndola atrás. Se dio vuelta y vio la cara sonriente de Rodolphus.

-Estás bien?- le preguntó este mirándola profundamente a los ojos, como tratando de averiguar sus pensamientos.

-Si...- dijo Bellatrix tratando de sonar convincente.

Rodolphus miró con preocupación la herida en el brazo de Bellatrix, ella entendió su mirada de preocupación.

-No es nada grave Rodolphus, pero debemos irnos antes de que puedan pedir refuerzos.

Rodolphus la miró, asintió y todavía tomándola de la mano se acercó a ella y le dio un pequeño beso en los labios, un beso simple e inocente, como hace mucho tiempo no lo hacía. Esto animó a Bellatrix un poco, la hizo sentir más viva y le dio un poco más de sentido a su existencia... "Tan pequeño detalle puede lograr tanto" pensó. Bellatrix se dejó besar pero enseguida se apresuró a jalar a Rodolphus de la mano y sacarlo de la celda.

Corrieron para alcanzar a los otros que ya iban por la escalera de caracol, y mientras Bellatrix bajaba gritó:

-¡Mortífagos Vámonos!- algunos de los que todavía estaban peleando la escucharon y empezaron a silbar fuerte y agudo. Este era el sonido de retirada de los Mortífagos.

Empezaron a salir por la puerta de atrás de a pares y al llegar afuera desaparecían. Tenían que hacerlo así porque, obviamente, dentro de Azkaban hay una magia que no permite las apariciones. Los que quedaban adentro iban reteniendo a los magos para que los Mortífagos salieran y desaparecieran. Ya quedaban pocos así que Rodolphus tomó de la mano a Bellatrix y los dos salieron.

Corrieron una buena distancia y al llegar afuera Bellatrix ya estaba lista para desaparecerse, pero Rodolphus se detuvo de pronto, soltó su mano y se dio vuelta. Bellatrix se detuvo también y lo miró con cara de incredulidad.

Bellatrix no entendía nada de lo que sucedía, pero Rodolphus le sacó la varita de la mano a ella y apuntó al techo de Azkaban.

-¡Morsmodre!- dijo, y de la punta de la varita apareció una Marca Tenebrosa que voló y se posó en el techo de Azkaban. Bellatrix entendió, pero se arrepintió de que Rodolphus hubiera hecho eso, estaba perdiendo tiempo valioso.

-Vámonos!- le urgió Bellatrix, pero antes de que Rodolphus pudiera moverse, Bellatrix vio una bruja que apuntaba directamente hacia él con su varita.

Lo que pasó a continuación transcurrió muy lentamente para Bellatrix. Se lanzó encima de Rodolphus, interponiéndose así entre el hechizo y su esposo. El hechizo salió de la varita de la bruja y golpeó a Bellatrix en el pecho, y esta calló al suelo.

Por un momento sintió dolor, pero después poco a poco todo se fue desvaneciendo, veía todo borroso. Escuchó a Rodolphus derribar a la bruja con otro hechizo y después llamándola. Pero Bellatrix no podía responder, todo se puso muy frío, no sentía nada, la vista se empezó a nublar y todo se volvió negro.

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