Condicional Devoción
Por:
KriKri Weasley Black
Pido disculpas a las personas que estaban interesadas en este Fanfic por haberme tardado tanto, tuve problemas de tiempo para poder seguirlo, pero trataré de hacerlo más rápido de ahora en adelante. En este capítulo la historia se torna un poco más fuerte, espero me digan que les parece el giro que toma la historia. Dejen reviews para saber lo que opinan.
Gracias
KriKri Weasley Black
Capítulo 4
Una recuperación entre tres
Bellatrix abrió los ojos. Se encontró a sí misma en una pequeña habitación, acostada sobre una cama, al lado de esta estaba una silla y una pequeña mesita con algo que parecía ser una crema, y al lado, una ventana. Por lo que parecía, ya era de noche, pero ella no tenía idea cuanto tiempo había transcurrido desde la última vez que estuvo despierta.
Donde estaba? No podía saberlo, Que había pasado? De la nada, muchas imágenes llegaron a su cabeza, recordando todo lo que había sucedido. Se dio cuenta que había sido herida. Se tocó su pecho, estaba vendado y le dolía. Trató de ver la profundidad de la herida levantando la venda pero no pudo, el dolor era grande. Donde estaba Rodolphus? Como había salido de allí? Como la habían rescatado?.... Pero, y si no la habían rescatado? Si la habían capturado los brujos del ministerio? Quizás estaban esperando que ella se recuperara para juzgarla y meterla en Azkaban de nuevo...No! no podía permitir eso! Trató de levantarse, pero soltó un gemido, no podía, era un dolor muy intenso. Tenía que salir de allí, pero no podía siquiera sentarse...
Escuchó pasos afuera, se percató de que había una puerta en frente de la cama. La manilla de la puerta giró, que pasaba si venían a buscarla? A juzgarla! La puerta se abrió, y la luz cegó los ojos de Bellatrix, solo podía ver la silueta de un hombre parado en la puerta. Bellatrix comenzó a buscar su varita desesperadamente pero...
-No será necesario Bella... no pienso hacerte daño.
Bellatrix respiró hondo y sintió un gran alivio.
-Mi señor! Disculpe, es que, no sabía donde estaba y pensé que...
-Si, si Bella, te entiendo, como está tu herida?- le preguntó el Señor Oscuro mientras se acercaba a la cama y se sentaba en la silla que estaba junto a ella, Bellatrix lo miró, pero tuvo que apartar la vista, fijándola en el suelo mientras hablaba.
-No lo sé Señor, acabo de despertar y...
-Tuviste suerte, mi querida Bella, de salir viva de allá, si no hubiera llegado a tiempo... quien sabe.
-Usted Señor?- dijo Bella anonadada- usted me salvó?
-Oh, por supuesto Bella!, cuando todos mis Mortífagos empezaron a llegar y tu no llegabas me preocupé, si Bella, ya ves que yo si me preocupo por ti. Pues le pregunté a Lucius que sucedía, y me dijo que habías sido herida, y perdiste el conocimiento. Inmediatamente, me aparecí allá, vi que tu querido Rodolphus estaba a tu lado pero era incapaz de moverte, como sabes, no tiene la fuerza suficiente para sacarte de allí, así que te tomé en brazos y te traje aquí.
-Señor! Señor!, se lo agradezco tanto- dijo Bellatrix con los ojos llenos de lágrimas- No sabe cuanto le agradezco.
-Pues tendrás que demostrar eso más que con palabras Bella, las acciones son lo que cuentan, y hablando de acciones, debo felicitarte por tu gran actuación salvando a mis Mortífagos...
Bellatrix sintió un tono de ironía en esta frase y después de todo, ella dudaba que todos los Mortífagos hubieran salido sanos y salvos de aquella batalla.
-Señor, yo... hice lo mejor que pude, salvé a cuantos pude y...
-Nunca dije lo contrario Bella- dijo el Señor Oscuro en un tono cortante- es que tu creías que yo quería a TODOS mis Mortífagos vivos? Aún eres muy ingenua Bellatrix, cuando te dije que los quería sanos, me refería a los que estaban en prisión, pues, de una manera u otra, en una misión siempre se tienen que tener pérdidas, lo importante es que sean insignificantes, que sean como distracciones, yo creí que tus sentidos estarían más agudos a esta altura.
-Discúlpeme Señor, últimamente he estado un poco... fuera de mí- dijo Bellatrix susurrando las últimas palabras.
-Si Bella, lo sé, pero eso cambiará, lo verás.
Hubo un silencio incómodo, Bellatrix ya no sabía que decir, solo deseaba que su Señor le dijera algo, o que el dolor en su pecho cesara porque era bastante fuerte. Pero... y que habría pasado con Rodolphus? Bellatrix mir al Señor de las Tinieblas a los ojos, estaban rojos y relucían en la
oscuridad del cuarto oscuro, y apartó la vista de ellos.
-Rodolphus, esta bien mi querida Bella- dijo El Señor Oscuro como leyendo sus pensamientos- y déjame decirte que me pareció muy irresponsable de tu parte atravesarte entre ese hechizo y él, eres más importante para mí que él Bella, tú me sirves más, y lo sabes- terminó esta frase con un tono lúgubre y acercó su áspera mano a la cara de Bellatrix y empezó a acariciar
sus mejillas.
Bellatrix sintió un gran vació en su estómago mientras esa mano fría y áspera recorría su suave piel, trató de parecer normal, pero las palabras apenas salían...
-Gra...Gracias Señor pe..pe...pe...pero, él es importante para mí y...- Bellatrix no pudo seguir hablando ya que el Señor Oscuro puso su mano sobre su boca en señal de que se callara.
-Ahora veamos esa herida tuya Bella...
Bellatrix asintió, incapaz de decir una palabra. El Señor Oscuro tomó la crema que estaba sobre la mesa y la abrió, adentro, Bellatrix creyó ver una sustancia azul y gelatinosa.
-Tu herida fue bastante grave Bella- dijo el Señor Oscuro con un tono de seriedad que Bellatrix había escuchado muy pocas veces- Lo más inteligente hubiera sido llevarte a San Mungo, pero como podrás suponer, no podemos llevar a una Mortífaga en fuga al hospital de los magos, así que esto es lo mejor que tenemos para tu herida, en algunas semanas estarás bien.
Bellatrix asintió tratando de mirar la sustancia y no a Su Señor, pero se vio obligada a hacerlo cuando este tomó su túnica y la jaló hacia arriba dejando el pecho de Bellatrix descubierto. Bellatrix sintió un vació en el estómago como ningún otro, se sentía incómoda, en cierta forma, violada. Su pecho estaba cubierto con varias vendas, que el Señor Oscuro removió con un movimiento de la varita, dejando a Bellatrix completamente desnuda de la cintura hacia arriba.
El Señor de las Tinieblas tomó con su dedo un poco de crema y la comenzó a esparcir lentamente por la herida de Bellatrix, la cual se encontraba entre sus dos pechos. Sintió el áspero toque de los dedos fríos del Señor Oscuro pero a su vez, la sensación reconfortante que tenía la crema sobre la herida. Bellatrix trataba de mirar el techo, la pared, o lo que fuera, su corazón no paraba de latir fuertemente, demasiado fuerte.
-Por qué ese latido Bella? Acaso estás asustada de tu Señor?
-N..n..no! eeeh, no, para nada, es que..que..que, y...y..yo...- dijo Bellatrix en un tono nervioso y con un hilo de voz. Miró la cara de su Señor y este estaba concentrado en la herida, y parecía hacer caso omiso de la respuesta que Bellatrix le acababa de dar.
Lentamente, su mano se empezó a trasladar del medio, hacia uno de los lados, ya lejos de la herida, y sobre el pecho izquierdo de Bellatrix y comenzó a acariciarlo, lenta pero ásperamente.
Bellatrix no podía disfrutar esto, no sentía nada aparte de miedo y confusión, el dolor el la herida había pasado y solo sentía la mano de su Señor recorrerla, queriendo con toda su fuerza que esto acabase. De repente, el Señor Oscuro quitó su mano y le tomó el pelo. Trató de
acariciarlo, pero Bellatrix pensaba que esto no le era posible, lo que logró fue pasar su mano bruscamente por su cabeza, no podía ni sabía acariciar a nadie, Bellatrix se dio cuenta. Gestos de amor, que en manos de otras personas parecían ser tan lindos y reconfortantes en manos del Señor Oscuro eran simples contactos bruscos, de manos ásperas, frías y llenas de
maldad.
Poco a poco Bellatrix vio como sus ojos rojos, se ponían más brillantes y resplandecientes en la oscuridad mientras él se acercaba a su cara. Boca con boca se ponían más cerca, y a Bellatrix le empezaba a doler el pecho otra vez, pero ahora por las palpitaciones tan fuertes que tenía. Pero, escucharon un ruido, y la puerta se abrió, un hombre, que de nuevo Bellatrix no pudo reconocer por que fue cegada por la luz, apareció en el rellano de la puerta. El Señor Oscuro se levantó, y Bellatrix, a la sombra de este, bajó su túnica, tapándose tan rápido como podía.
-Ah! Rodolphus eres tú- dijo el Señor Oscuro en un tono que quería reflejar felicidad pero Bellatrix estaba segura tenía odio- Te alegrará saber que Bellatrix esta bien, sigue ayudándola con su recuperación, Bellatrix...- se refirió a ella mientras la miraba y ella trataba de mirarlo a él- Adiós.
El Señor Oscuro tomó 3 grandes pasos y salió por la puerta, sin ninguna otra palabra a Rodolphus más que una gran sonrisa irónica. Bellatrix pudo al fin ver la cara de Rodolphus. Tenía una expresión de rabia, de tristeza, de incredulidad, Bellatrix sabía que ahora iba a tener que enfrentarlo, pero no podía, que le iba a decir si ni ella sabía que era lo que estaba sucediendo!
-Rodolphus!- dijo Bellatrix en un tono que parecía más de miedo que de felicidad- al fin te veo, estaba preocupada por ti, como....
-Cállate! Cállate Bellatrix!- le gritó Rodolphus mientras lágrimas caían de su rostro- No puedo creerlo- dijo más para sí mismo que para ella- No puede ser, es simplemente... no, pero por qué? Por qué?.... ¿¡POR QUÉ BELLATRIX!?- terminó gritando.
-No..no se de que hablas Rodolphus...- dijo Bellatrix comenzando a llorar ella también.
Rodolphus la miró con incredulidad y rabia, Bellatrix sabía que lo que hacía no estaba bien, pero, que más le iba a decir? Su señor era su Señor, ella no podía acusarlo de nada ni algo parecido!
Rodolphus trató de hablar varias veces, pero al parecer no encontraba las palabras, y terminó por tirarse al suelo y llorar. Bellatrix tenía que llegar a él, debía abrazarlo. Trató de levantarse, se sentó, pero no consiguió soportar el dolor y calló al suelo estrepitosamente y golpeándose en el pecho. Trató de levantarse sola, pero dos manos llegaron a ayudarla, Rodolphus la tomó en brazos y la llevó a la cama y se sentó a su lado. Bellatrix lo abrazó lo más fuerte que pudo, poniendo su cabeza en el pecho de él, Rodolphus besó su pelo y se acostó a su lado, mientras los dos lloraban se quedaron dormidos.
