REGRESO A GRIMMAUD PLACE

Los siguientes días fueron los más felices que Harry recordara haber pasado en casa de los Dursley, todos los días hablaba con Sirius y sus padres que siempre le contaban alguna anécdota de cuando estudiaban en Hogwarts.

Dudley por otra parte la estaba pasando muy mal, animado por su padre y Sirius, Harry dejó su hasta ahora madura posición y se decidió a atormentar a Dudley antes de volver a la escuela. Lo había hecho despertar en las noches anteriores, golpeándolo con zapatos hechizados y para cuando se despertaba le lanzaba el hechizo impedimenta para que no se pudiera mover, y se reía de la cara de pánico que ponía su primo mientras lo observaba bajo su capa invisible.

Una mañana Dudley hizo mención de lo ocurrido.

-papá, Harry ha hecho ya-sabes-que. –dijo en el desayuno.

-¿Qué? –escupió con furia tío Vernon.

-es mentira. –Replico Harry antes de que tío Vernon pudiera decir algo mas

-¡es verdad! –grito Dudley.

-según ¡tu! ¿Qué te he hecho? –le grito Harry.

-pues... en las noches me golpeas y luego no me dejas mover.

-¿acaso me has visto? –le pregunto Harry sabiendo la respuesta

-pues... no... no te he visto... ¡pero yo se que eres tu! –Le grito Dudley

-saben perfectamente que no puedo hacer magia fuera de la escuela sin ser expulsado. –les dijo tranquilamente.

-eso es verdad. –razono tía petunia. -¿no será que lo soñaste, cariño? –dijo dirigiéndose a su hijo.

-¿Por qué lo defiendes, petunia? –le dijo tío Vernon con rabia asomándose en sus pequeños ojos de cerdo.

-no lo defiendo, simplemente no pudo ser él, por que de haber sido así habríamos tenido en esta casa lechuzas por montones como el verano pasado. –le dijo dando por zanjada la discusión.

En los tres días siguientes, termino sus deberes de encantamientos, cuidado de criaturas mágicas y estaba trabajando en los de DCAO con ayuda de sus padres y Sirius cuando a unos dos metros de el vio un chisporroteo rojo y dorado del que después cayo un pergamino doblado.

Corrió a recoger el pergamino y lo abrió.

Alista tus cosas, por que en media hora pasan por ti.

Lunático.

Empezó a recoger los libros que había regado al hacer los deberes, algunos de los regalos que también tenía esparcidos por su habitación, alguna ropa, y lo empaco todo en su baúl, dando la impresión de que nunca nadie había ocupado esa habitación. Bajo a la sala arrastrando su baúl, y con su varita y el espejo de doble sentido en el bolsillo, preguntándose como lo irían a recoger esta vez.

Dejo el baúl en la sala y entro a la cocina en donde estaban sus tíos y primo.

-me voy. –dijo después de sentarse a tomar una tostada.

-bien. –dijo tío Vernon. –solo espero que esos amigos tuyos no entren en mi casa, ¿Oíste? Los quiero ¡fuera! –gruño tío Vernon.

-esta bien.

De pronto se oyó que algo caía en medio de la sala. Harry corrió para ver si se trataba de Lupin o alguien de la orden, cuando llego se encontró con el mismísimo Dumbledore, que al parecer había llegado por medio de Fawkes, su ave fénix Sus tíos habían salido detrás de el, y miraban horrorizados al anciano mago, que estaba tranquilamente en medio de su sala, junto a un pájaro totalmente extraño para ellos

-hola, Harry. –lo saludo Dumbledore. -¿un buen verano?

-si. –le respondió Harry mirándolo directamente a aquellos ojos azules.

-quiero que se vaya de mi casa. –atino a decir tío Vernon, con miedo en la voz.

-en un momento. –le dijo Dumbledore. –solo, quería darle, esto a su esposa. –dijo mientras sacaba una caja del tamaño de la de un CD de su túnica. Tía petunia palideció, tal vez creía que le iban a hechizar o algo así. –es un presente, en agradecimiento, por haber cuidado de Harry todos estos años. – Harry no sabía como irían a reaccionar sus tíos ante esto. Dumbledore se acerco a tía petunia y le entrego la caja, y aunque estaba horrorizada la destapo, luego abrió mucho los ojos y se la paso a tío Vernon. –son diamantes reales, los pueden hacer avaluar si gustan. –les dijo Dumbledore sonriente. –bueno, Harry, será mejor que nos vayamos, tus amigos te están esperando. –le dijo mientras le señalaba a Fawkes.

Es exactamente igual que con un traslador. –Harry asintió. -bien, cuando diga tres. –dijo Dumbledore.

-gra... gracias. –le dijo tía petunia, presintiendo que ya se iban.

-gracias a usted que ha cuidado de Harry. –le dijo Dumbledore con una sonrisa. –uno... dos... ¡tres! –ambos tocaron a Fawkes. Harry sostenía su baúl con su mano izquierda. La ya conocida sensación en su ombligo, y segundos después se encontró en la cocina de Grimmaud Place.

Mas se demoro en ponerse de pie que en verse atrapado en un abrazo.

-¡Harry! Que bueno verte. –Le dijo Hermione emocionada, mientras lo abrazaba y le daba un beso en la mejilla

-lo mismo digo. –respondió Harry, observando a Hermione que se veía radiante, llevaba el cabello liso y poco maquillaje, unos pantalones negros ajustados y una blusa rosada que dejaba ver su ombligo y su marcada cintura.

Después se vio abrazado por la señora Weasley, Ron, Ginny y los gemelos. Al poco tiempo la señora Weasley anuncio que el almuerzo ya estaba listo, Lupin se acerco a Harry.

-Harry, me gustaría hablar con Sirius y con tus padres. –le dijo con una sonrisa a pesar de que su rostro mostraba cansancio.

-claro. –dijo mientras sacaba el espejo de su bolsillo y se lo entregaba. –aquí tienes. Lupin salio de la cocina mientras Harry se sentaba entre Ron y Hermione.

-¿Cómo has estado? –le pregunto Ron sonriendo.

-muy bien, y ustedes. ¿Qué tal el verano? –les pregunto sin poder evitar sonreír.

-el mío estuvo bastante bien, hasta esta mañana estuve con mis padres en Italia, es un país de verdad hermoso...

-el mío no tanto. –le interrumpió Ron. -desde hace dos semanas estamos acá, y me ha tocado trabajar como elfo descontaminando la casa, ya es poco lo que falta por hacer, pero no deja de ser desagradable pasar parte de tus vacaciones limpiando.

-si, no es algo muy agradable. –Lo apoyo Ginny

-pues, han hecho un gran trabajo, pero... ¿Qué paso con keacher?- les pregunto extrañado de no ver al elfo por ningún lado.

-Dumbledore le hecho un hechizo desmemorizante... ya sabes para que no recordara nada de la orden, y luego lo dejo ir. –le dijo Ron.

-¿lo dejo ir? ¿Acaso Keacher quería abandonar la casa? –le pregunto sorprendido.

-si, bueno, como finalmente logramos sacar el cuadro de la madre de Sirius, y todas las cabezas de elfos, y esas cosas, y además el ultimo Black ...había ... muerto, a Keacher nada lo ataba, así que decidió irse con... con la prima de Sirius... ya sabes... con la madre de Malfoy. –Le dijo Ginny

-ah, bien. –dijo Harry, intentando mantener el mismo tono, ya que la sangre le hervía al recordar que Keacher lo hizo ir al ministerio, al mentirle diciendo que Sirius no estaba en casa.

-¿Cómo esta Sirius? – pregunto Hermione, tratando de cambiar el tema de Keacher.

-parece estar muy feliz desde que esta con mi padre. –les dijo Harry olvidando a Keacher y con una sonrisa.

Después de almorzar subieron a la habitación que ocuparían Ron y Harry.

Pasaron largo tiempo hablando hasta que Ron comento que tenía hambre, y Hermione que tenia que terminar sus deberes, y Ginny que iba a enviar un mensaje así que Harry busco en los cuartos con la intención de encontrar a Lupin. Lo encontró en la habitación de Sirius buscando entre los cajones.

-hola. –le dijo desde la puerta

-ah... hola Harry, precisamente iba a buscarte, Sirius ya me dijo lo del testamento... mira aquí esta. –le dijo después de leer un pergamino que tenia en sus manos y entregándoselo. Harry lo tomo y leyó.

TESTAMENTO DE LA FAMILIA BLACK

Yo, Sirius Black, otorgo a mi ahijado, Harry James Potter Evans toda mi fortuna y la de mi familia de las cámaras de Gringotts 711 y 724. Las llaves deberán ser entregadas en la recepción del Banco Gringotts a mi ahijado para que pueda acceder a ambas cámaras acorazadas. Si lo desea podrá traspasar todo el oro de ambas cámaras a la suya propia. Firmado:

Sirius Black

Este testamento ha sido legalizado según el "Decreto para la legalización de testamentos mágicos, artículo decimoquinto", y se selló bajo la presencia de:

Ornalda Highsenghot

Departamento de Objetos Mágicos Legales

Ministerio de Magia

-gracias. –le dijo Harry. -Lupin, ¿Cuándo vamos a ir al callejón Diagon? –dijo al cabo de un rato.

-creo que en uno o dos días, aunque en realidad, no creo que Dumbledore quiera que vayas, seria muy arriesgado.

-esta bien, pero ¿como puedo reclamar las llaves?

-le puedes firmar un poder a alguien. –le dijo con una sonrisa.

-¿puedes hacer eso y algo mas por mi? –le pregunto Harry tras evaluar la situación.

-claro, ¿que mas necesitas?

-bueno, antes de que vayas necesito saber como obtengo un catalogo de escobas.

-Yo te lo consigo.

-bien... y después que compres una enciclopedia en Flourish and Blotts, creo que se llama, enciclopedia universal de magia.

-¿estas seguro? Si no me equivoco esa enciclopedia cuesta unos 300 o 400 galeones. Harry.

-Si, estoy seguro, toma el dinero de la cámara de Sirius, pero... que nadie se entere, en especial Ron y Hermione.

-de acuerdo, si lo prefieres puedo ir hoy, ahora no tengo nada que hacer para la orden, así nadie se daría cuenta y de paso hago algunas compras.

-pero el catalogo...

-yo te lo traigo con la enciclopedia, y cuando te decidas por una, puedes enviar una lechuza pidiendo la escoba que quieras.

-de acuerdo, gracias.

-entonces nos vemos al rato, no creo que tarde, en fin, toma. –dijo mientras sacaba el espejo de doble sentido de su bolsillo y se lo pasaba. –ah y el poder, sino no puedo reclamar las llaves...

Después de redactar un poder y Harry firmarlo Lupin le pregunto.

-¿quieres que te saque algo de dinero aparte del de la enciclopedia?

- ah si, saca, 20 galeones.

-bien, entonces nos vemos. – y salio de la habitación.

Volvió a su habitación, y puso el espejo en un escritorio que antes no había visto, pero cuando lo hizo vio que el rostro de Sirius estaba en el.

-Harry, espero que no te importe, pero quiero que hagas algo por Remus. –le dijo con un tono no muy seguro.

-¿Qué? –le interrogo, pensando que algo malo le sucedía.

-bueno, es que, como sabrás, no le es fácil conseguir un buen empleo por su condición... y además como esta tan pendiente de la orden tampoco le queda mucho tiempo para conseguir dinero, así que...

-quieres darle parte de tu fortuna. –le dijo con una sonrisa.

-bueno... ¿no te molesta? Es que no me gusta verlo así, sin dinero, y no se... si le ayudásemos un poco... ha sido uno de mis mejores amigos por mucho tiempo, Harry, no me gusta verlo así. –le dijo en tono de disculpa.

-no importa, Sirius, no te preocupes, tengo suficiente con lo que me dejaron mis padres.

-no, no, yo quiero dejarte algo, dale... dale la mitad del dinero que hay en mi cámara, con eso es mas que suficiente.

-si quieres le doy todo, no importa...

-no, si importa, como sea Lupin es mayor de edad y puede conseguir un empleo, ya sabemos que no muy bueno, pero te aseguro que con la mitad de mi cámara tiene para mínimo, vivir bien dos años o hasta tres.

-esta bien, ¿Cómo traspaso el dinero?

-Envía una carta a Gringotts pidiendo que trasfieran la mitad del dinero de la cámara 711 a la cámara 620 y la firmas eso es todo.

-Esta bien. –dijo mientras tomaba pluma y pergamino, escribía lo que le dijo Sirius y se lo daba a Hegwid que salio volando enseguida.

-Sirius no pongas esa cara, de verdad que no importa, también me preocupa Remus. –le dijo al ver que su padrino tenia una cara de vergüenza profunda.

-bueno, esta bien. –dijo finalmente sonriendo.

-ahora ponte a terminar los deberes de DCAO. ¿Por qué no los haces con Hermione? –le pregunto Sirius después de ver como Harry rebuscaba sus apuntes y su libro de DCAO.

-si, es buena idea, voy a buscarla. –tomo el espejo, sus apuntes, mas pergamino, tinta, pluma, libros, lo cargo todo y se dirigió a la habitación que ocupaba Hermione. Al llegar abrió la puerta despacio.

-¿Hermione? –pregunto antes de pasar completamente.

-¿Harry? –se oyó la voz de Hermione por atrás de una pila de libros.

-pensé... -dijo mientras entraba de lleno a la habitación y se aproximaba a Hermione. –que podríamos hacer los deberes juntos.

-¿no querrás copiar, o si? –le dijo con el ceño fruncido.

-no, claro que no, solo me faltan los de astronomía, adivinación, y la mitad de DCAO... bueno en realidad me falta bastante ¿cierto? –le dijo con una sonrisa.

-hay, Harry, pero si no tienes que hacer los de las materias que no vayas a continuar. –le dijo devolviéndole la sonrisa. –a menos claro, para puntos extra.

-es decir ¿que me tarde años haciendo los de herbologia e historia para nada?-le dijo un tanto decepcionado.

-ya te dije que con eso obtienes puntos extra.

-bien. Entonces ¿Cuáles te faltan? Claro si es que no los has terminado ya.

-de echo vas mas adelantado, estoy haciendo los de DCAO, y ya termine transformaciones, herbologia, y aritmancia... -revolvió entre sus apuntes. – cuidado de criaturas mágicas, y pociones.

-vas a continuar con todas las materias, o solo has hecho los deberes para puntos extra.

-voy a continuar con todas, por que aun no me decido por una vocación.

-OK, entonces hagamos los de DCAO. –dijo sacando sus apuntes que consistían de dos metros de pergamino.

-Harry... ¿Qué es eso? –dijo señalando los deberes de Harry.

-¿Qué? –dijo sin entender.

-eso... acaso... ¿acaso son tus deberes de DCAO?

-si ¿Qué pasa con ellos?

-pues que miden por lo menos dos metros, cuando el mínimo es un metro, y me dices que aun no lo terminas, tu no acostumbras escribir tanto. –le dijo sorprendida.

-ah, eso, pues no se, solo me concentre en lo que hacia y...

-y se ha vuelto buen estudiante. –dijo Sirius desde el espejo sonriente.

-¡Sirius! – dijo Hermione un tanto sorprendida por tan inesperada interrupción.

-como te decía Hermione, mi ahijado se ha convertido en un buen estudiante.

-¿Cómo has estado? –le pregunto Hermione sonriendo.

-de maravilla, igual que tu por lo que veo. –le dijo Sirius con lo que Hermione se

Sonrojo levemente.

-solo quería saludarte Hermione, pero no los quiero interrumpir, iban a hacer los deberes de DCAO ¿no, Harry? Entonces no los distraigo mas, nos vemos luego. –les dijo guiñándoles un ojo y desapareció del espejo.

-¿entonces? –dijo Hermione mirándolo a los ojos. -¿empezamos?

-de acuerdo. –le dijo con una mirada triste, sus ojos brillaban, pero no con la alegría de los primeros años en Hogwarts. -bien, entonces. ¿Por donde vas?

-cuando entraste iba por, los hechizos de escudo, ¿y tu?

-voy por el encantamiento desilusionador. –le dijo distraídamente, mientras revisaba sus apuntes.

-pues por lo visto Sirius tiene razón, te has vuelto un buen estudiante. –le dijo con una sonrisa.

Continuaron con los deberes en silencio, cuando unos minutos después, Hermione, al parecer olvidando que Harry la acompañaba, hablaba desesperada, revolviendo entre los libros y tratando encontrar algo en ellos.

-hechizo reflexus, hechizo reflexus. –se decía a si misma. – ¿Dónde esta? ¿Cómo era? Aaaaahhh demonios, ¿de que se trataba? –decía furiosa.

-el hechizo reflexus, sirve para crear una imagen de uno mismo y así confundir al adversario, implica gran concentración, y conocerse bien uno mismo, por que de lo contrario la imagen podría salir defectuosa y no confundir a nadie, es difícil de realizar y mas aun si se pretende crear varias imágenes al mismo tiempo, requiere de mucho entrenamiento además de grandes poderes para hacer mas de dos imágenes. –le dijo Harry simplemente desde detrás de su libro de DCAO al cabo de unos segundos de verla tan desesperada.

-a ver, déjame ver. –le dijo Hermione, estirando su mano hacia el libro que tenia Harry en sus manos.

-no lo estaba leyendo. –le dijo, aunque de todas forma le paso el libro.

-¿Cómo...? –dijo al ver que el libro estaba en la pagina del encantamiento desilusionador.

-ya te lo dije, no lo estaba leyendo.

-pero...bueno, gracias. –le dijo extrañada, no era normal que Harry recordara casi textualmente la descripción de un hechizo, le devolvió el libro y anoto lo que Harry le había dicho.

Continuaron en silencio, hasta que al rato llego ron, y aunque sin muchas ganas se les unió a hacer los deberes, igual se les unió Ginny, pidiendo ayuda con unos encantamientos que no entendía muy bien, Harry le ayudo rápidamente. Así pasaron todo el día hasta la cena. La señora Weasley les llamo a cenar, y el trío salio camino a la cocina, encabezando Ron, luego Hermione y Ginny que venia hablando animadamente y finalmente Harry, pero cuando este iba a entrar en la cocina, algo lo detuvo. Dumbledore acababa de salir de una puerta cercana, y se dirigía a el.

-Harry, necesito hablar contigo. –le dijo cuando finalmente llego junto a el.

-esta bien.

-ven. –le dijo señalándole la puerta por donde había salido.

Harry lo siguió y para cuando se encontró en aquella habitación, vio que tenía un escritorio parecido al que el director ocupaba en Hogwarts con su respectiva silla y un par de más frente a este.

-siéntate, por favor. –le dijo mientras el también tomaba asiento detrás del escritorio. –Harry necesito que me hagas un favor.

-¿Qué favor? –le pregunto mirándolo a los ojos con curiosidad, y el también se sentó.

-necesito que seas profesor suplente de defensa contra las artes oscuras durante, el primer mes en Hogwarts. –le dijo con aquella mirada evaluadora a través de sus lentes de media luna, aquella mirada que durante todo el anterior año no le había dirigido.

-¿Qué? –le pregunto Harry, atónito, pensando que quizás había oído mal.

-lo que oíste, sucede que el profesor que va a ocupar el puesto es precisamente miembro de la orden y en este momento se encuentra en una misión en el extranjero y lo mas probable es que tarde un poco en regresar.

-pero...pero ¿yo? –Le dijo dudando

-hiciste un gran trabajo el año pasado con la AD ¿no? –le dijo con los ojos brillantes de orgullo y una sonrisa en el rostro.

-pero... yo... este... no se. –le dijo con un nudo en la garganta, no sabia que responder, por un lado no estaba seguro de poder dar clases y por otro lado le encantaría poder regañar a Malfoy.

-por favor, Harry, se que harás un gran trabajo. –le insistió Dumbledore.

-esta bien. –le respondió, a lo que Dumbledore le respondió con una sonrisa.

-gracias. –le dijo Dumbledore, a través de sus lentes de media luna.

-y... ¿Cómo sabré que es lo que debo enseñar en las clases?

-Remus, te ayudara con eso, Harry, estoy seguro que en un par de lecciones aprenderás lo necesario.

-¿tendré que enseñar a todos los grados?

-así es. –le dijo asintiendo.

-¿pero como haré con el tiempo? Es decir... no puedo faltar a clases.

-es cierto... supongo que no te molestara usar el giratiempo. –le dijo Dumbledore pensativo.

-ah...no, por supuesto que no. –le dijo Harry recordando el tercer grado.

-si no tienes mas dudas, será mejor que vayas a cenar. –pero Harry no se movió, tenia una duda.

-profesor.

-¿si, Harry?

-cuando me recogió en Privet drive... lo que le dio a mi tía, ¿eran diamantes de verdad?

-así es.

-pero... según entiendo son extremadamente caros. –le dijo sorprendido.

-en el mundo muggle si, así es, de echo en nuestro mundo también son costosos aunque no tanto claro, pero los que le di, los hice yo.

-yo pensé que los diamantes no se podían hacer, sino que se extraían de la tierra. –le dijo sorprendido.

-de echo también se extraen de la tierra, pero con magia, y algunos ingredientes también se pueden crear, claro que se necesita de una gran habilidad. –Harry se imagino haciéndole un collar de diamantes a Cho, pero no sintió ese mismo cosquilleo de siempre en su estomago cuando pensaba en ella.

Después de salir del despacho de Dumbledore se dirigió a la cocina, donde todos ya estaban a mitad de la cena. Se sentó entre Ron y Hermione que continuaba hablando con Ginny.

-¿Qué te hiciste? –le pregunto Hermione antes de tomar un trago de zumo de calabaza.

-estaba hablando con Dumbledore. –le respondió.

-¿de que? –le pregunto Ron dándole un mordisco a una pierna de pollo.

-pues... me pidió.... –les contó su charla con Dumbledore.

-¿Qué? ¿Qué? –grito Ron sorprendido, para cuando Harry termino de contarles, la señora Weasley volteo a verlos debido al grito.

-¡es grandioso! –dijo Hermione. –Ahora sabemos que vamos a tener a un buen profesor este año, aunque solo sea por un mes –le dijo emocionada.

-que bien, así podrás quitarle puntos a Malfoy. –le dijo Ginny con una sonrisa traviesa

Cuando termino de hablar con Ron, Ginny y Hermione, Remus lo alcanzo y le dijo que necesitaba hablar con el. Después de que estuvieran solos Remus dijo.

-ten. –dijo tendiéndole un libro de pasta negra con letras plateadas que decían: ENCICLOPEDIA UNIVERSAL DE MAGIA, una bolsita de cuero, las llaves de las dos cámaras y el catalogo de escobas.

-gracias. –le dijo Harry con una sonrisa.

-de nada.

Los días siguientes, Remus, le dio lecciones sobre los hechizos, maleficios, escudos, en fin una gran variedad de temas que podría enseñar durante su tiempo como profesor. Harry había asimilado todo con gran facilidad, ya que Remus era un gran profesor, de ahora en adelante en Hogwarts no necesitaría siquiera asistir a clases de DCAO ya que había aprendido todo lo de séptimo año también. Ya sabía todo lo que necesitaba para ser profesor incluso durante todo el curso. Los miembros de la Orden iban y venían pero no con tanta frecuencia como en el año anterior, en algunas ocasiones había podido ver a Snape y a McGonagall, incluso a Tonks y Ojoloco se pasaron un día, pero cuando se reunían, no se daban cuenta de nada por que la señora Weasley siempre le echaba un hechizo a la puerta para que fuera imperturbable, de modo que ni las orejas extensibles de Fred y George servían. Los cuales apropósito, ya tenían un local en Hogsmedae según le había comentado Ron, al parecer les iba muy bien, habían rentado una casa en el pueblo y casi no se les veía en Grimmaud place.

Faltaban dos días para ir a Hogwarts y Harry ya se había decidido por una escoba, era último modelo, una "Saeta de luz" el pie de foto decía:

SAETA DE LUZ

Este último modelo de la serie Saeta, es una creación estupenda en el más fino fresno, tratado con una cera durísima que supera a la del anterior modelo "Saeta de Fuego". Lleva incorporado encantamientos protectores anti- hechizos y sistema indestructible de frenado por encantamiento además de ser numerada a mano con su propia matricula, al igual que la anterior versión. La Saeta de luz tiene una aceleración de 0 a 450 Km. /hora en diez segundos. Precisión y equilibrio insuperable, al igual que las ramitas de abedul que han sido especialmente seleccionadas y afiladas hasta conseguir la perfección aerodinámica. Con un precio de 520 Galeones.

Unas cuatro o cinco horas después cuando Harry subía a su habitación después de una de las lecciones de Remus que consistió en batirse a duelo con el, donde Remus logro vencerlo, no antes de asegurar que con un poco de entrenamiento seria un gran auror, ya que no se le había echo tan fácil vencerlo. Un par de extraños y grandes pájaros, de color azul oscuro y ojos negros entraron por la ventana abierta de la habitación de Harry, cada uno llevaba una escoba totalmente envuelta en papel negro, ambos depositaron su carga en la cama de Harry y salieron por la ventana.

Harry se acerco a los paquetes y vio una etiqueta amarrada al palo que decía: Ronald Weasley así que tomo la otra escoba la guardo en su baúl, y tomo el libro que era para Hermione, tomo su varita la puso sobre el libro, su mano a diez centímetros y dijo: ¡Envuelto! Y el libro quedo envuelto en un lindo papel azul eléctrico. Era hora de entregarle a Ron y Hermione sus obsequios. Saco el espejo de doble sentido de su bolsillo donde siempre permanecía y dijo.

-Sirius Black. –Sirius apareció en el espejo de inmediato. –hola Sirius.

-hola Harry ¿Qué pasa?

-bueno, es que ya llego la escoba para Ron y me preguntaba si querrías observar cuando se la entregue. –le dijo tranquilamente.

-¡claro! No me lo perdería. –le dijo sonriente.

Harry tomo la escoba, el libro y busco a sus amigos, los encontró en la cocina hablando.

-esta muy raro. –le decía Hermione a Ron. –esta muy estudioso, por lo menos eso es bueno, deberías seguirle los pasos.

-no empieces quieres. –le dijo Ron. –no entiendo es por que me pregunto lo de mi nombre...

-hola chicos. –dijo Harry alegremente con lo que Ron y Hermione dieron un brinco.

-no hagas eso. –le dijo Hermione. –nos asustaste.

-bueno, yo venia a darles un regalo de parte de Sirius...

-¿Cómo que de mi parte? ¿De quien es el dinero ahora? –intervino Sirius. –es un regalo de parte de el. –dijo dirigiéndose a Ron y Hermione.

-de acuerdo como quieras, Sirius, en fin aquí están, dijo dándole a Ron la escoba y a Hermione el libro.

Ron tomo el paquete, sorprendido, una escoba por mas modelo viejo que fuera, era muy cara, Hermione en c ambio parecía no pensar lo mismo de su paquete, posiblemente creía que era un libro como cualquiera.

Fue Hermione la primera en abrir su paquete, leyó el titulo una vez, pero al parecer no creyó lo que leyó, así que lo volvió a leer, abrió mucho los ojos y sin previo aviso grito de emoción y se lanzo sobre Harry con los ojos húmedos.

-¡hay Harry! Harry, ¡siempre quise esa enciclopedia! –le decía en el cuello ya que aun lo estaba abrazando. –pero es carísima, Harry.

-no importa, me alegra que te guste. –le decía devolviéndole el abrazo. -muchas gracias Harry. –y le fue a dar un beso en la mejilla, pero sus labios rozaron ligeramente los de el antes de besarlo en la mejilla. Ambos se pusieron rojos, y durante el f ugaz roce temblaron. Hermione se separo de el con una sonrisa nerviosa y miro hacia Ron. Este aun no se animaba a abrir su paquete.

-vamos, Ron ¡ábrelo! –le dijo Hermione.

Ron estiro sus manos y torpemente lo empezó a desenvolver sobre la mesa, hasta que finalmente una magnifica escoba rodó de su empaque, era un poco parecida a la saeta de fuego excepto por que el palo era un poco mas claro, de un lado decía Ron Weasley y del otro Saeta de luz, las ramitas eran tan claras como el palo.

Ron parecía que no reaccionaria nunca, estaba petrificado, con los ojos muy abiertos mirando su obsequio sin atreverse a tocarlo, quizás pensaba que si la tocaba, la escoba desaparecería.

-¿no te gusto? –le pregunto Harry intentando no reír. Ron no contesto de inmediato, se tomo unos minutos y luego dijo.

-¿estas loco? pudiste gastar tanto dinero en mi? – le pregunto sorprendido.

-bueno, quizás por que eres mi mejor amigo ¿no? –le respondió atónito con la pregunta. Entonces fue cuando Ron reacciono, como era debido. Fue hacia Harry y lo abrazo.

-gracias, amigo, gracias. –y se devolvió a admirar su regalo. Esta vez si tomo su nueva escoba, la cual se quedo suspendida a la altura perfecta para montarla. Harry no recordaba haber visto a Ron tan feliz como ahora, tenía una sonrisa de oreja a oreja al igual que Hermione que ojeaba el libro una y otra vez.

Cuando la señora Weasley se entero del regalo de Harry hacia su hijo, se puso a llorar, abrazo a Harry, le hizo un enorme pastel de chocolate y no dejaba de darle las gracias, Hermione iba a todos lados con su enciclopedia bajo el brazo, todo el día la leía, mientras que Harry y Ron ansiaban regresar a Hogwarts para montar en sus escobas.

Ese mismo día la señora Weasley fue al callejón Diagon y compro los libros de todos, mas los repuestos para pociones, pergamino tinta y unas cuantas plumas, además de túnicas de diario y de gala nuevas para Ron y Ginny, regalo de los gemelos.

A la tarde apareció Dumbledore.

-Harry, necesito hablar contigo. –le dijo en cuanto lo vio.

-de acuerdo, profesor. –y lo siguió.

Una vez estuvieron en la habitación que parecía una oficina empezó Dumbledore.

-Harry, ¿te sientes preparado para las clases? –le pregunto mirándolo a los ojos.

-si, señor, Remus es un gran maestro, estoy listo, después de todo no será algo muy diferente a lo que hacia en la AD ¿no? -Dumbledore sonrió.

-bien, entonces alista tu baúl por que regresas hoy mismo a Hogwarts.