EL OTHOMPY
-vamos, Ron, llegaremos tarde. –le decía Hermione a Ron.
-e era. –alcanzo a decir Ron con la boca llena de pastel de carne.
-pero si faltan quince minutos. –dijo Harry mirando su reloj.
-¿no te has estado guiando por ese reloj hoy verdad? –le pregunto Hermione a Harry.
-eh...no, hoy no. –le dijo Harry pensándolo. -¿Por qué?
-¡por que son las dos y cinco! –le dijo Hermione. Harry se detuvo a ver su reloj detenidamente y noto que estaba parado.
-demonios, apuráte Ron. –le dijo esta vez Harry poniéndose de pie.
-u ohujo. –les dijo tomando un sorbo de jugo de calabaza. Hermione rodó los ojos y se dirigió a la salida. Ron se puso de pie, no sin antes tomar un banano y se encamino con Harry hacia la clase de Hagrid.
-hola, Hagrid. –le saludaron los tres chicos al llegar.
-hola, muchachos. ¿Qué tal tu día Harry? –le pregunto con una sonrisa asomándose entre sus enmarañadas barbas.
-bien. –le dijo Harry distraídamente.
-eh... ¿Hagrid? ¿Qué criatura....? –decía Ron observando algo detrás de Hagrid.
Harry miro en la misma dirección y vio a lo lejos como algo que parecía un tigre blanco venia corriendo desde los linderos del bosque prohibido hacia ellos.
Cada vez estaba mas cerca, cinco metros, tres metros, Harry retrocedió, la criatura se dirigía a el...
-aaahhhh. –grito Harry mientras era tumbado por el enorme animal, que al caer junto con el, le puso sus patas delanteras al lado de su cabeza y las traseras a los lados de sus piernas, apresándolo y se quedo mirándolo con sus ojos azules de pupila vertical. A lo lejos oyó los gritos desesperados de sus amigos, y una risa divertida de Hagrid. Pero el tigre lejos de sacar sus garras o atacar con sus enormes colmillos, le hizo cosquillas al pasar la parte superior de su cabeza por el cuello de Harry. Este aun no entendía que era lo que pasaba. El tigre lo libero al apartarse de él de un salto y espero paseándose a su alrededor y ronroneando cual si fuera un pequeño gato mimado. Harry se incorporo y se sacudió los pelos blancos que habían quedado sobre su túnica, pero fue en vano ya que el tigre se froto de nuevo en el a la altura de sus caderas y su larga cola blanca le alcanzo la barbilla.
-¿me puedes decir que es esto Hagrid? –le dijo Harry intentando no ser derribado por el enorme felino.
-pero pensé que estaban extintos. –atajo Hermione antes de que Hagrid pudiera decir media palabra.
-eso, es lo que piensan todos, pero en el bosque prohibido hay unos quinientos salvajes y otros cien que eh podido domesticar. –les dijo con una sonrisa, a lo que Hermione puso los ojos como platos.
-¿pero que es? –dijo Ron que veía con curiosidad al animal.
-es un Othompy. –les dijo Hermione.
-eso no me dice mucho ¿sabes? –le dijo Harry que casi es tumbado de nuevo.
Hermione le hizo mala cara pero luego dijo con la autosuficiencia que la caracteriza. –los Othompy se distinguen por que son excelentes cazadores, también por que son ellos quienes eligen a su dueño, no puedes simplemente escoger uno por que si intentas retener a uno, te atacaría, lo que dicen es que estas criaturas solo escogen a las personas de buen corazón y defienden a sus amos hasta la muerte, creo que leí algo mas sobre unos poderes mágicos que tienen... pero no me acuerdo. –les dijo frunciendo el ceño tratando de recordar.
-tienen muchos. –les dijo Hagrid con orgullo, mientras sostenía a Harry que estuvo a punto de caer, el Othompy se estaba frotando cariñosamente en el, pero con mucha fuerza. –pueden segregar una sustancia en su saliva que duerme al que lamen, por días, también tienen propiedades curativas, como los fénix, son muy fuertes, pero hace alrededor de dos siglos se declararon extintos, eran cazados por magos oscuros para utilizar sus ojos en algunas de sus pociones, con las que lograban revivir a aquellos que habían muerto, claro esta, que no volvían siendo ellos mismos, volvían de forma oscura, lo que no importaba para aquellos que desde antes de morir pertenecían a ese grupo. –les dijo con aspecto un poco sombrío. -Pero veo que este ya consiguió amo. –le dijo a Harry. –nunca lo había visto así de cariñoso.
-¿te refieres a mi? –le pregunto Harry con asombro. –pero no podría tenerlo. –se imagino la cara de los Dursley si regresaba a casa con lo que para el seguía siendo un tigre.
-puede que en tu casa no, pero aquí si. –le dijo Hagrid.
-Hagrid... -dijo Ron. –dijiste que los Othompy elegían a su dueño ¿no?
-si.
-pero por que después de seis años es que viene a elegir a Harry, ¿Por qué no lo hizo antes? –Harry miro a Hagrid con interrogación, y Hagrid lo medito unos segundos.
-quizás por que no era el momento. –dijo Hermione. –creo que leí algo sobre eso, los Othompy eligen a su amo, solo cuando es el momento. –Hagrid asintió.
Era increíble, siempre le habían parecido los animales más bellos y más interesantes, y ahora, sin previo aviso era dueño de uno. Paso su mano derecha por la cabeza del Othompy a lo que este cerró los ojos con agrado.
-ahora, ¿puedo saber por que llegan tarde a mi clase? –les dijo con fingido reproche a los tres.
-fue Ron. –dijo de inmediato Hermione. –siempre tarda en el almuerzo. –le dijo a Hagrid, y luego miro a Ron con una mirada severa.
-no tengo la culpa de que te hayas tardado un siglo en bajar. –le argumento este.
-¡que no me tarde!
-basta chicos. –les dijo Hagrid mientras Harry rodaba los ojos, no había día que no discutieran. –ahora, si me pudieran acompañar para empezar la clase...
Ron y Hermione siguieron a Hagrid sin dirigirse la palabra, mientras Harry iba intentando evitar ser derivado por el Othompy que parecía empecinado en seguirlo.
Dejaron amarrado a la nueva mascota de Harry a un costado de la casa de Hagrid con una correa que este les presto. Y cuando finalmente llegaron junto con el resto de la clase, que constaba de apenas una tercera parte de los que habían dado el curso pasado, se unieron a la clase.
-bien, este curso empezaremos viendo a los quimeras. –les dijo con entusiasmo, pero este no apareció en los rostros de sus estudiantes. Hermione había ahogado un grito, Lavender y Parvati se miraron horrorizadas, y unos cuantos de Slytherin alegaron que no cuidarían de esas "cosas" incluso Ron frunció el ceño y dijo muy bajo "esto va a ser horrible". Parecía que Hagrid entendió que no les había gustado la idea por que su sonrisa se apago, aun así les dijo intentando animarlos.
-vamos, pero si son inofensivos, ya verán que son muy agradables, ahora pónganse en parejas y les daré uno. Le pondrán un nombre y lo cuidaran juntos hasta antes de san Valentín. –después de lo dicho se fueron armando en parejas aun con el semblante disgustado. Hermione se puso con Harry y Ron se hizo con Neville que tenia el aspecto asustado que normalmente presentaba cuando estaba en clase con Snape.
Hagrid paso dándoles una caja que se agitaba bastante. Hermione se puso los guantes de dragón y le indico a Harry que hiciera lo mismo. Se aproximo a la caja... sus manos temblaban, con la caja lo mas lejos de su rostro que le permitían sus brazos, alzo una de las tapas. Lo único que alcanzo ver Harry fue una horda de llamas que salio de la abertura, Hermione retrocedió de un brinco, tropezó con Harry y casi cae de no ser por que este alcanzo a sostenerla. La caja se hacia cenizas lentamente y entre las partes que estaban mas consumidas Harry alcanzo a ver la cara de un gatito color arena, cosa que no concordaba con la reacción de todos ante la criatura. Sin embargo cuando la caja había casi desaparecido, pudo observar que el cuerpo del "gatito" era el de un cabrito, y cuando pensó, que no podía tener nada mas horrible, distinguió una cola como la de un dragón agitándose en la parte trasera de la criatura.
-¿Qué se supone que hagamos con ellos? –pregunto Parvati horrorizada a su lado, sin abrir aun su caja.
-no lo... se. –dijo Harry.
-bien, lo que harán es domesticarlos. –les dijo Hagrid con una amplia sonrisa. –Y para eso, dormirán con uste... -una lluvia de protestas interrumpió a Hagrid.
-¡nos comerán! –decía un estudiante de Slytherin.
-¡quemaran todas nuestras cosas! –dijo Lavender.
-no, si los entrenan bien. –les dijo Hagrid elevando la voz para que lo escuchasen. Hermione movía la cabeza de un lado a otro, mirando a prudente distancia a la criatura. –pueden llegar a ser excelentes mascotas si los domestican bien. –pero al ver que ninguno estaba convencido, dijo: -miren. –acto seguido se volvió hacia el bosque prohibido y grito. -¡Ámbar!
Todos los alumnos esperaban con un poco de temor, y no paraban de mirar en la dirección que lo hacia Hagrid. -¡ámbar! –volvió a repetir Hagrid. Todos estaban impacientes... hasta que... vieron... se aproximaba a ellos, era del tamaño de una cabra adulta, su cabeza era la de una leona y su cola de dragón se agitaba mientras corría hacia Hagrid. Los alumnos retrocedieron, Hagrid sin embargo se adelanto un poco. La quimera avanzaba hacia Hagrid lanzando pequeñas bocanadas de fuego, aunque para cuando estuvo lo suficientemente cerca de Hagrid dejo de hacerlo. Se arrimo meneando la cola, y se froto en Hagrid la cabeza, dejando a un lado su aspecto, parecía una criatura adorable, dejo que Hagrid la acariciara y cuando este se lo dijo, se sentó obedientemente en sus patas traseras, mirando a la clase.
-ámbar es la madre de las crías que tienen a su cuidado. –les dijo con una sonrisa mientras le acariciaba la cabeza a la quimera. –son animales inofensivos una vez son domesticados. –y al ver la incredulidad con la que lo observaban, añadió. -saben cuidarse solos, son como... -dudo, buscando un ejemplo. –como... ¡perros! –a Harry se le entristeció la mirada. -¡Eso es! Son como perros, si educas bien a un perro, será inofensivo, solo que si lo molestan demasiado se defenderá.
-¿y que comen? –pregunto Neville, mirando con aprehensión a su quimera.
-durante estas dos primeras semanas solo deben alimentarlos con leche, y mas adelante les podrán dar pan y carne.
-¿no intentaran comernos? –dijo un chico alto de Slytherin.
-no, solo tengan cuidado cuando jueguen con ellos por que podrían ser un tanto... bruscos.
-¿y el fuego? ¿Y si no podemos acercarnos a ellos por que nos intentaran quemar? –dijo Lavender mientras la quimera de Neville soltaba una bocanada de fuego. –quemaran la sala común.
-si juegan con... -pero Hagrid no pudo terminar lo que iba a decir... por que un estruendo que resonó a lo lejos lo interrumpió. El suelo tembló ligeramente bajo sus pies. Muchos de los presentes gritaron, Harry mas por instinto que por hacerlo concientemente saco su varita. Se empezaron a oír ruidos... gritos, parecía que provenían del pueblo, Harry dirigió su mirada, a Hagrid, este lo miro también, y dijo mas para si mismo que para Harry,
-ha empezado.
Tras estar unos segundos de indecisión, vio que Dumbledore, McGonagall y Snape, se dirigían hacia ellos corriendo.
-entren al castillo y no salgan de ahí. –les dijo Dumbledore cuando llego a ellos. –encargate del castillo Hagrid. –le pidió Dumbledore y tras un asentimiento de este, Dumbledore miro a Harry de una extraña manera, le pareció que lo miraba como normalmente Sirius o su propio padre lo hacia... como a un hijo.
Los tres profesores se apresuraron a llegar hasta los carruajes que eran tirados por los thestrals mientras Hagrid los apresuraba a que subieran al castillo dejando atrás a los quimera, diciendo algo como que ámbar los cuidaría de momento. Harry quería saber que era lo que había sucedido, seguramente había sido un ataque de Voldemort... eso debía ser, por eso dijo que ha empezado, seguramente se refería a la guerra decía una vocecilla en la cabeza de Harry. Se había quedado parado mientras los demás ascendían casi corriendo hacia el castillo, y momentos después se dio cuanta de que Hermione estaba aferrada a su brazo por que esta lo jalo de un brazo para sacarlo de su ensimismamiento.
-vamos, Harry. –le dijo tirando de el para hacerlo avanzar.
-voy... -pero se oyeron mas gritos y al mirar en dirección al pueblo, vio como ascendía... -la marca de Voldemort. –dijo Harry observando el cielo en donde se podía ver una gigantesca calavera con una serpiente. Hermione soltó un grito y tiro más de Harry.
-por favor Harry... -le decía esta al borde del llanto. –por favor.
-esta bien. –dijo Harry, forzándose a si mismo a caminar hacia el castillo, no le gustaba ver a Hermione llorando... quizás por eso aun no encontraba fuerzas para contarle sobre la profecía.
-¡todos dentro! –decía la voz de Hagrid, una vez llegaron a las puertas del castillo.
-¡tenemos entrenamiento de Quidditch! –decía Malfoy con petulancia.
-¡nadie va a salir del castillo! ¿Esta claro? –les dijo Hagrid en voz alta.
-¿Por qué? –pregunto Malfoy al igual que muchos.
-¡por que los amigos de tu padre están haciendo de las suyas en el pueblo! –le grito Harry poniéndosele en frente a Malfoy, sin poderse contener.
-¡Harry! –le dijo como advertencia Hermione.
-¿Qué? –dijo Malfoy atónito. –pe...pero... -parecía que no podía articular palabra alguna.
-¿mortifa gos? –dijo Cho que parecía que acababa de salir del gran comedor. -¿en el pueblo? –su voz sonaba asustada.
-¡no... no les diré nada! ¡Yo no se nada! ¿De acuerdo? –dijo Hagrid que al parecer no encontraba como salir de esa. –ahora, todos van a ir a su respectiva sala común y no saldrán de ahí. –nadie se movió. -¿y bien? ¿Qué esperan? –los alumnos que habían llegado con Hagrid, los que iban camino a entrenamiento y unos cuantos que habían salido del gran comedor atraídos por el ruido se fueron dispersando camino a sus respectivas casas comentando entre ellos.
-no dejen salir a nadie de su casa ¿bien? –les dijo Hagrid a ron y Hermione. Los cuales asintieron, Hermione tiro de nuevo del brazo de Harry y lo obligo a subir con ellos.
Ya en la sala común, Harry se sentó con sus amigos y se quedo callado, mientras todos hacían gran barullo a su alrededor.
Sentía odio, odio contra Voldemort... contra Bellatrix, aquella mortifaga que le había arrebatado a Sirius de su lado. La sangre corría con furia a través de sus venas, apretó con más fuerza su varita que aun llevaba en su mano. Y sin previo aviso oyó un sobresalto de Ron, supuso que algunas chispas habrían salido de su varita sin proponérselo.
Alzo la vista, y se encontró con el sillón de enfrente ardiendo en llamas y la vista atónita de sus amigos y demás compañeros de casa sobre el.
¿Qué...? –dijo sin creer que hubiese sido el quien ocasiono el incendio. El hacer un hechizo de ese tipo normalmente le ocupaba toda su concentración. Vio salir un chorro de agua de la varita de Hermione, y cuando estuvo seco, reparo el sillón con un nuevo movimiento de varita.
-será mejor que guardes la varita. –le dijo Hermione tratando sonar tranquila aunque no lo consiguió del todo.
Harry observo los rostros preocupados de sus amigos y sin hacerle caso a la sugerencia de Hermione sostuvo su varita a la altura de sus ojos girándola. A veces se le hacia difícil creer que un palito como ese pudiera contener tanto poder...
-¡Hey! ¿A dónde crees que vas? –oyó Harry que gritaba su amigo a alguien.
-quiero saber que paso en el pueblo, mi tía trabaja allá. –le contesto un chico. Harry alzo la vista de nuevo, el chico que hablaba parecía de primero. Estaba apunto de abrir el retrato de la señora gorda.
-¡fermaportus! –dijo Harry antes de que el chico pudiera salir o que Ron pudiera decir nada, y la puerta quedo sellada. –si no fuera por que se que yendo empeoraría las cosas, estoy seguro que seria el primero en acudir al pueblo, así que mejor siéntate y espera a que nos den noticias en vez de ir a dar problemas. –le dijo Harry al chico que se ruborizo y bajo la mirada, parecía intimidado así que se sentó sin decir nada.
Los minutos pasaban, Harry se estaba desesperando. Se puso de pie y camino hacia la ventana, contempló el cielo, aun flotaba sobre el pueblo la marca tenebrosa, un nuevo estruendo, aunque no tan sonoro como el anterior inundo los alrededores. Y Harry que deseaba más que ninguna otra cosa que Voldemort desapareciera de la faz de la tierra, pudo ver como un rayo de luz verde ascendía al cielo que se tornaba de un tono morado mientras la noche empezaba a caer.
El rayo se dividió formando unas perfectamente visibles letras alargadas parecidas a las que había visto en el diario de Voldemort en su segundo año, y formaron la frase:
"te matare, como lo hice con tus padres y Black, Potter"
La ira se apoderaba de el, sin saber por que, apunto su varita al mensaje y dijo al cielo, con odio llenando cada una de las palabras.
-La profecía lo dice, quizás te mate yo primero. –y sin realmente esperárselo, un rayo rojo salio de su varita y en su letra se escribió la frase que acababa de pronunciar.
Oyó un grito a sus espaldas y cuando se volvió para saber que había pasado, se dio cuenta que era Hermione la que había gritado, al parecer había estado observando el cielo, retrocedía con una mano en la boca y con la respiración agitada mientras de sus ojos empezaban a emanar las primeras lagrimas.
Harry cada vez entendía menos la reacción de Hermione, podría ser cierto que el hubiera escrito ese mensaje, pero para Hermione no debería de significar mas que la ira de Harry plasmada en letras.
-¿Qué...? –empezó a decir Harry, pero se detuvo por que Hermione se había arrojado a sus brazos y lo abrazaba tan fuerte, que Harry se estaba empezando a preocupar. Hermione lloraba desconsoladamente mientras Harry observaba entre el, de nuevo enmarañado cabello de su amiga, los rostros atónitos de todos los integrantes de la casa Gryffindor que en ese momento se encontraban en la sala.
Intento separarse de Hermione lentamente pero esta se aferro más a su cuerpo.
-¡¿Por qué no nos lo dijiste?! –le decía con su cabeza apoyada en el cuello de el.
-¿Qué...? –decía Harry que no entendía de que hablaba Hermione.
-¡OH, Harry! ¡Es horrible! –sollozo Hermione.
-¿de que hablas? –se animo a preguntar Ron un poco nervioso.
Hermione se separo un poco de Harry, sin dejar de tener sus brazos sobre sus hombros, y con el rostro húmedo y los ojos rojos, lo miro con tristeza.
-tenemos... que hablar, será mejor... que subamos. –le dijo con voz entrecortada y hablando con dificultad.
-de acuerdo, subamos. –le dijo Harry, y entonces se vio llevado de la mano por Hermione, que iba ignorando a todas las miradas que estaban posadas en ella y en Harry. Este le hizo una señal a Ron y este los siguió.
-....no.... no es necesario que lo sepan. –les dijo Harry pasándose una mano por el cabello.
-queremos saberlo. –le dijo Hermione secándose el rostro. Pero Harry no dijo nada, estaba intentando que lo que iba a decir no sonara tan horrible como era.
-¿y bien? –dijo Ron sentándose en su cama que era la mas cercana.
-es... es solo una tonta profecía de Trelawney. –les dijo Harry intentando restarle importancia.
-aaaahhhh, ¡eso! ¿Por eso armas tanto revuelo, Hermione? –dijo Ron, y Harry se alegro de la reacción de su amigo. Hermione le puso cara de querer matarlo entonces Ron guardo silencio.
-si fuera tan solo "una tonta profecía" no habrías cambiado tanto.
-¿se te olvida lo que le paso a Sirius? –le dijo Harry en tono amargo. Hermione se sonrojo pero sin dejar su tono seguro le dijo:
-tu cambio no fue solo por Sirius, te conozco muy bien, y se que eso no es todo. –bajo la mirada. –lastima que ya no confíes en nosotros.
Harry dejo de mirar al infinito y poso sus ojos en Hermione, nuevas lagrimas querían salir de sus ojos. No le gustaba ver a Hermione así, y mucho menos por su culpa, se incorporo y con sus dedos, seco las lágrimas de su amiga.
-no es que no confié en ustedes... es que no quiero preocuparlos.
-ya nos tienes preocupados. –le dijo Hermione alzando la vista y viéndolo a los ojos.
Harry se quedo viéndola en silencio, de alguna forma quería contarles, quería aligerar ese peso que lo acompañaba siempre, pero sabía la preocupación que generaría en sus amigos.
-dímelo. –le insistió Hermione.
Harry bajo la mirada, sentía que no podía retenerlo por más tiempo, debía decirlo.
-según... según la profecía, debo ser asesino o victima. –hizo una pausa. –ni Voldemort ni yo podemos vivir mientras el otro lo haga.
-¡pero eso es estupido! ¡Trelawney lo invento todo! –grito Ron poniéndose de pie, alarmado, parecía no querer creer lo que Harry decía.
Harry alzo la vista y observo a Hermione, esta se tapaba la boca con una mano temblorosa, mientras las lágrimas fluían por su rostro. Parecía incapaz de pronunciar palabra alguna. Ron se paseaba por la habitación, diciendo cosas como "ridículo" "imposible" "vieja estupida". Pero la atención de Harry estaba fija en Hermione que se balanceaba llorando y con la mirada perdida.
Cuando poso sus ojos en algo fijo, lo hizo en aquellos verdes ojos que la miraban con tristeza. Se abalanzo a los brazos de su amigo que la abrazo como intentando hacerla sentir segura, como intentando decirle que todo estaba bien, aunque no fuera así...
-¡no es cierto! ¡No puede ser cierto! ¡Por Merlín! ¡Esa profecía la hizo Trelawney! ¡Ese viejo fraude no puede predecir ni el clima! –decía Ron que hablaba con dificultad.
Hermione permanecía aferrada a Harry y lloraba en su hombro, para Harry todo pasaba como a cámara lenta, su sentido auditivo se volvió menos sensible, observaba impotente como su mejor amiga lloraba, como su mejor amigo se negaba a aceptar la horrible realidad de su destino, oyó a lo lejos como alguien llamaba a la puerta, y después de unos minutos sin realmente asimilar que había alguien que intentaba entrar a la habitación, "despertó", se separo de Hermione y con pies de plomo camino hacia la puerta.... Estiro la mano para abrir, giro la perilla, halo la puerta hacia si, y se encontró de cara con el profesor Dumbledore y la profesora McGonagall, tenían el semblante serio, se notaba preocupación en sus rostros.
Los profesores se le quedaron viendo, Harry noto las miradas curiosas de varios estudiantes atrás de ellos. Dumbledore subió la mirada y observo primero Hermione que seguía llorando, y luego a Ron que tenía los codos apoyados en el alfeizar de la ventana y se agarraba la cabeza con las manos, parecía que tampoco se había percatado que tenían compañía.
Miro de nuevo a Harry a los ojos. – ¿se lo has contado? –le pregunto pero su tono fue mas de afirmación. Harry asintió. Dumbledore también asintió.
-¿es cierto? –pregunto Ron desde la ventana interrumpiendo al director. -¿es cierta la profecía?
-me temo que si. –le dijo Dumbledore lentamente
Hermione sollozo aun más fuerte, Ron se sentó con suavidad, casi como si sus músculos se lo impidieran de lo tensos.
-Minerva hazme el favor de darle un calmante a la señorita Granger, y si es necesario al señor Weasley también. -le dijo bondadosamente Dumbledore a McGonagall. -Harry, haz el favor de acompañarme a mi despacho.
Después de pasar entre los curiosos que no les quitaban la vista de encima, y la larga caminata hasta el despacho del director. Harry se sentó en aquel puesto que varias veces atrás había ocupado.
-fuiste tu quien escribió el mensajes ¿cierto? -le dijo tras mirarlo un par de segundos.
-así es.
-veo. ¿Y me podrías decir como?
Harry lo medito un segundo. -pues... simplemente lo dije con mi varita apuntando al lugar donde estaba el otro. ¿Por que?
-bueno, te lo pregunto por que parece que los acontecimientos del curso pasado han... despertado en ti ciertos... poderes. -le dijo Dumbledore.
-¿poderes? -le dijo Harry un poco aturdido. -pero... ¿cuales? es decir... yo no he sentido nada. -decid Harry sin saber como explicarse.
-bueno digamos que no es tan simple como que te levantases un día y te sintieras diferente, son mas bien tus actitudes... un gradual aumento en tu poder.
-no lo entiendo.
-te pregunte sobre el mensaje, por que resulta que es un poco mas complicado de realizar este tipo de hechizos que tan solo decir unas palabras y apuntar al cielo. -Harry oía atentamente, espero paciente que mas diría Dumbledore pero solo tras una larga pausa este volvió a hablar.
-he de reconocer que, si queremos que Voldemort no te haga daño... debo empezar por decirte realmente el alcance que pueden tener tus poderes, Harry. -recordaras que la profecía hablaba sobre un poder que el señor tenebroso no conoce pues bien, ese poder se basa en una fuerza proporcionada por tus sentimientos, poder que con el tiempo y la practica podrás manejar de acuerdo tus deseos.
-entonces por que cuando quise dañar a Bellatrix Lestreng con un crucio, no le hice nada. -le planteo Harry un poco harto de que pensaran que el tenia algo, que en su opinión no poseía.
-sencillamente, por que la rabia no te dejaba pensar con claridad, y por que aun no controlas como tuyo ese poder. -le dijo Dumbledore con su vos tranquila de siempre.
-y... sobre ese poder... ¿de que trata? –le pregunto con curiosidad.
-trata de que con la practica, podrás manipular todo cuanto desees. –le dijo Dumbledore. –solo que esta ligado a tus verdaderos sentimientos, a los que te dicta el corazón y la conciencia.
-pero si yo nunca eh podido hacer nada sin mi varita. –le dijo con voz cansada.
-¿estas seguro? ¿No recuerdas el incidente con tu tía en tu tercer curso?
Harry pensó en ello, esa vez no había usado su varita.
-¿esta eso relacionado con...?
-así es, pero si quieres estar seguro le puedes preguntar a tus amigos cuantas veces han hecho magia sin varita.
-pero, Neville... cuando lo conocí comento que había rebotado cuando su tío lo tiro por la ventana antes de recibir su carta.
-has dado en el clavo, Harry, por que una vez tu varita te escoge, esa magia desordenada, queda predispuesta solo para salir por medio de la varita, y no por otro medio, cuando Neville dio muestras de ser mago, no tenia varita, de modo que la magia dentro de el se encontraba sin orden alguno, presentándose esporádicamente y de diversas formas.
-pero... que tiene que ver eso con el mensaje... eso lo hice con mi varita...
-es posible que no lo hayas echo solo con la ayuda de tu varita.
-¿no hay forma de saberlo, acaso? –le dijo después de unos segundos de indecisión.
-me parece que si la hay, préstame tu varita. –le dijo mientras tendía su mano en espera de la varita de Harry. Harry introdujo su mano en el bolsillo derecho de su túnica, extrajo su varita y se la dio a Dumbledore. Este la tomo, y con la suya propia le apunto. – ¡prior imcantatem!
De la varita de Harry salio hacia el techo, un rayo de luz rojo que se desvaneció al poco tiempo.
-esto, fue solo un rayo de luz, Harry, con esto no podrías haber escrito el mensaje. –le dijo devolviéndole su varita a un confundido Harry. Iba caminando sin realmente saber hacia donde, su cabeza estaba plagada de dudas, preguntas, desacuerdos, aciertos, ahora era cuando entendía perfectamente el uso del pensadero. Según lo que entendía, tenia un poder... uno que no conocía, por cierto, pero el echo era de que lo tenia... y de que con el podría derrotar a Vol...
-¡Harry! –grito una voz interrumpiendo sus pensamientos. Venia desde su espalda. Aun distraído se volivio y se percato de que era Ginny que venia corriendo hacia el.
-dime, gin. –le dijo en cuanto la chica llego hasta el.
-¿me puedes decir que fue lo que paso hace un rato? –le dijo mas como una orden, que un favor.
-¿de que? –le dijo sin prestarle realmente atención.
-¿Cómo que de que? –le dijo en un tono bastante parecido al que usaría su madre. –cuando salieron de la habitación Ron parecía un zombi... y Hermione no dejaba de llorar, y tu te fuiste con el director.
-Ahora no, gin. –le dijo antes de regresar unos metros sobre sus pasos y cruzar a la izquierda.
Mientras sus pensamientos divagaban, esa tan extraña pero tan familiar sensación de que estas atrapado en un cuerpo que no puedes abandonar, lo sobrecogió a la vez que se acercaba cada vez más a la enfermería.
Para cuando llego se sorprendió de encontrarse con Luna que esperaba con su típica mirada de ensoñación.
-Madame Pomfrey no quiere dejarme pasar. –le dijo Luna en cuanto Harry llego hasta ella. –quería saber como estaba Hermione y....Ron.
Sin decir una sola palabra a Luna, Harry abrió la puerta de la enfermería. Enseguida y sin mirar hacia la puerta, la enfermera que se encontraba tomándole la temperatura a Hermione, soltó un resoplido de frustración.
-¡Señorita Lovegood! Ya le he dicho que se encuentran bien, pero necesitan des....-sus palabras quedaron ahogadas cuando su vista se poso en el intruso que no era otro que Harry y no Luna.
-Disculpe que entre así, pero quiero saber como están mis amigos.
-Bien, pero están dormidos. La señorita Granger tuvo una crisis de nervios, debió recibir una noticia muy fuerte, por que nunca había visto a un estudiante llegar a ese estado. –le dijo mientras le dirigía una mirada de compasión a Hermione. –por otro lado el señor Weasley... parecía que le habían aplicado un encantamiento aturdidor especialmente fuerte, presenta todos los síntomas... solo que no encontré rastro de influencia mágica sobre el... -le dijo pensativa.
-¿Me podría quedar con ellos un rato? –le dijo poniendo cara de niño bueno. -No se despertaran hasta en unas horas mas, pero supongo que seguirá insistiendo, así que le doy diez minutos. –le dijo antes de darse la vuelta para atender a un muchacho de Hufflepuff que al parecer había tenido problemas con una tentacula.
Con paso lento se acerco a la cama de Hermione. Tenía el rostro pálido, y las pestañas húmedas de llorar. Nadie podría saber lo mucho que le dolía ver a sus amigos así... y todo por su culpa, una vez más... Realmente nunca pensó que iban a reaccionar de esa forma... o quizás fue que nunca pensó en decirles la verdad tan pronto.
Después de observar un rato a sus amigos la enfermera regreso pidiéndole que se marchara. Se acerco a su mejor amigo y le puso una mano sobre el hombro, lo miro un rato y se dirigió hacia Hermione, le acaricio el cabello y le dio un beso en la frente, antes de marcharse como le indicaba la enfermera. Durante mucho tiempo nunca llego a pensar que tendría aquel par de amigos tan inseparables, tan indispensables para el...
-vamos, Ron, llegaremos tarde. –le decía Hermione a Ron.
-e era. –alcanzo a decir Ron con la boca llena de pastel de carne.
-pero si faltan quince minutos. –dijo Harry mirando su reloj.
-¿no te has estado guiando por ese reloj hoy verdad? –le pregunto Hermione a Harry.
-eh...no, hoy no. –le dijo Harry pensándolo. -¿Por qué?
-¡por que son las dos y cinco! –le dijo Hermione. Harry se detuvo a ver su reloj detenidamente y noto que estaba parado.
-demonios, apuráte Ron. –le dijo esta vez Harry poniéndose de pie.
-u ohujo. –les dijo tomando un sorbo de jugo de calabaza. Hermione rodó los ojos y se dirigió a la salida. Ron se puso de pie, no sin antes tomar un banano y se encamino con Harry hacia la clase de Hagrid.
-hola, Hagrid. –le saludaron los tres chicos al llegar.
-hola, muchachos. ¿Qué tal tu día Harry? –le pregunto con una sonrisa asomándose entre sus enmarañadas barbas.
-bien. –le dijo Harry distraídamente.
-eh... ¿Hagrid? ¿Qué criatura....? –decía Ron observando algo detrás de Hagrid.
Harry miro en la misma dirección y vio a lo lejos como algo que parecía un tigre blanco venia corriendo desde los linderos del bosque prohibido hacia ellos.
Cada vez estaba mas cerca, cinco metros, tres metros, Harry retrocedió, la criatura se dirigía a el...
-aaahhhh. –grito Harry mientras era tumbado por el enorme animal, que al caer junto con el, le puso sus patas delanteras al lado de su cabeza y las traseras a los lados de sus piernas, apresándolo y se quedo mirándolo con sus ojos azules de pupila vertical. A lo lejos oyó los gritos desesperados de sus amigos, y una risa divertida de Hagrid. Pero el tigre lejos de sacar sus garras o atacar con sus enormes colmillos, le hizo cosquillas al pasar la parte superior de su cabeza por el cuello de Harry. Este aun no entendía que era lo que pasaba. El tigre lo libero al apartarse de él de un salto y espero paseándose a su alrededor y ronroneando cual si fuera un pequeño gato mimado. Harry se incorporo y se sacudió los pelos blancos que habían quedado sobre su túnica, pero fue en vano ya que el tigre se froto de nuevo en el a la altura de sus caderas y su larga cola blanca le alcanzo la barbilla.
-¿me puedes decir que es esto Hagrid? –le dijo Harry intentando no ser derribado por el enorme felino.
-pero pensé que estaban extintos. –atajo Hermione antes de que Hagrid pudiera decir media palabra.
-eso, es lo que piensan todos, pero en el bosque prohibido hay unos quinientos salvajes y otros cien que eh podido domesticar. –les dijo con una sonrisa, a lo que Hermione puso los ojos como platos.
-¿pero que es? –dijo Ron que veía con curiosidad al animal.
-es un Othompy. –les dijo Hermione.
-eso no me dice mucho ¿sabes? –le dijo Harry que casi es tumbado de nuevo.
Hermione le hizo mala cara pero luego dijo con la autosuficiencia que la caracteriza. –los Othompy se distinguen por que son excelentes cazadores, también por que son ellos quienes eligen a su dueño, no puedes simplemente escoger uno por que si intentas retener a uno, te atacaría, lo que dicen es que estas criaturas solo escogen a las personas de buen corazón y defienden a sus amos hasta la muerte, creo que leí algo mas sobre unos poderes mágicos que tienen... pero no me acuerdo. –les dijo frunciendo el ceño tratando de recordar.
-tienen muchos. –les dijo Hagrid con orgullo, mientras sostenía a Harry que estuvo a punto de caer, el Othompy se estaba frotando cariñosamente en el, pero con mucha fuerza. –pueden segregar una sustancia en su saliva que duerme al que lamen, por días, también tienen propiedades curativas, como los fénix, son muy fuertes, pero hace alrededor de dos siglos se declararon extintos, eran cazados por magos oscuros para utilizar sus ojos en algunas de sus pociones, con las que lograban revivir a aquellos que habían muerto, claro esta, que no volvían siendo ellos mismos, volvían de forma oscura, lo que no importaba para aquellos que desde antes de morir pertenecían a ese grupo. –les dijo con aspecto un poco sombrío. -Pero veo que este ya consiguió amo. –le dijo a Harry. –nunca lo había visto así de cariñoso.
-¿te refieres a mi? –le pregunto Harry con asombro. –pero no podría tenerlo. –se imagino la cara de los Dursley si regresaba a casa con lo que para el seguía siendo un tigre.
-puede que en tu casa no, pero aquí si. –le dijo Hagrid.
-Hagrid... -dijo Ron. –dijiste que los Othompy elegían a su dueño ¿no?
-si.
-pero por que después de seis años es que viene a elegir a Harry, ¿Por qué no lo hizo antes? –Harry miro a Hagrid con interrogación, y Hagrid lo medito unos segundos.
-quizás por que no era el momento. –dijo Hermione. –creo que leí algo sobre eso, los Othompy eligen a su amo, solo cuando es el momento. –Hagrid asintió.
Era increíble, siempre le habían parecido los animales más bellos y más interesantes, y ahora, sin previo aviso era dueño de uno. Paso su mano derecha por la cabeza del Othompy a lo que este cerró los ojos con agrado.
-ahora, ¿puedo saber por que llegan tarde a mi clase? –les dijo con fingido reproche a los tres.
-fue Ron. –dijo de inmediato Hermione. –siempre tarda en el almuerzo. –le dijo a Hagrid, y luego miro a Ron con una mirada severa.
-no tengo la culpa de que te hayas tardado un siglo en bajar. –le argumento este.
-¡que no me tarde!
-basta chicos. –les dijo Hagrid mientras Harry rodaba los ojos, no había día que no discutieran. –ahora, si me pudieran acompañar para empezar la clase...
Ron y Hermione siguieron a Hagrid sin dirigirse la palabra, mientras Harry iba intentando evitar ser derivado por el Othompy que parecía empecinado en seguirlo.
Dejaron amarrado a la nueva mascota de Harry a un costado de la casa de Hagrid con una correa que este les presto. Y cuando finalmente llegaron junto con el resto de la clase, que constaba de apenas una tercera parte de los que habían dado el curso pasado, se unieron a la clase.
-bien, este curso empezaremos viendo a los quimeras. –les dijo con entusiasmo, pero este no apareció en los rostros de sus estudiantes. Hermione había ahogado un grito, Lavender y Parvati se miraron horrorizadas, y unos cuantos de Slytherin alegaron que no cuidarían de esas "cosas" incluso Ron frunció el ceño y dijo muy bajo "esto va a ser horrible". Parecía que Hagrid entendió que no les había gustado la idea por que su sonrisa se apago, aun así les dijo intentando animarlos.
-vamos, pero si son inofensivos, ya verán que son muy agradables, ahora pónganse en parejas y les daré uno. Le pondrán un nombre y lo cuidaran juntos hasta antes de san Valentín. –después de lo dicho se fueron armando en parejas aun con el semblante disgustado. Hermione se puso con Harry y Ron se hizo con Neville que tenia el aspecto asustado que normalmente presentaba cuando estaba en clase con Snape.
Hagrid paso dándoles una caja que se agitaba bastante. Hermione se puso los guantes de dragón y le indico a Harry que hiciera lo mismo. Se aproximo a la caja... sus manos temblaban, con la caja lo mas lejos de su rostro que le permitían sus brazos, alzo una de las tapas. Lo único que alcanzo ver Harry fue una horda de llamas que salio de la abertura, Hermione retrocedió de un brinco, tropezó con Harry y casi cae de no ser por que este alcanzo a sostenerla. La caja se hacia cenizas lentamente y entre las partes que estaban mas consumidas Harry alcanzo a ver la cara de un gatito color arena, cosa que no concordaba con la reacción de todos ante la criatura. Sin embargo cuando la caja había casi desaparecido, pudo observar que el cuerpo del "gatito" era el de un cabrito, y cuando pensó, que no podía tener nada mas horrible, distinguió una cola como la de un dragón agitándose en la parte trasera de la criatura.
-¿Qué se supone que hagamos con ellos? –pregunto Parvati horrorizada a su lado, sin abrir aun su caja.
-no lo... se. –dijo Harry.
-bien, lo que harán es domesticarlos. –les dijo Hagrid con una amplia sonrisa. –Y para eso, dormirán con uste... -una lluvia de protestas interrumpió a Hagrid.
-¡nos comerán! –decía un estudiante de Slytherin.
-¡quemaran todas nuestras cosas! –dijo Lavender.
-no, si los entrenan bien. –les dijo Hagrid elevando la voz para que lo escuchasen. Hermione movía la cabeza de un lado a otro, mirando a prudente distancia a la criatura. –pueden llegar a ser excelentes mascotas si los domestican bien. –pero al ver que ninguno estaba convencido, dijo: -miren. –acto seguido se volvió hacia el bosque prohibido y grito. -¡Ámbar!
Todos los alumnos esperaban con un poco de temor, y no paraban de mirar en la dirección que lo hacia Hagrid. -¡ámbar! –volvió a repetir Hagrid. Todos estaban impacientes... hasta que... vieron... se aproximaba a ellos, era del tamaño de una cabra adulta, su cabeza era la de una leona y su cola de dragón se agitaba mientras corría hacia Hagrid. Los alumnos retrocedieron, Hagrid sin embargo se adelanto un poco. La quimera avanzaba hacia Hagrid lanzando pequeñas bocanadas de fuego, aunque para cuando estuvo lo suficientemente cerca de Hagrid dejo de hacerlo. Se arrimo meneando la cola, y se froto en Hagrid la cabeza, dejando a un lado su aspecto, parecía una criatura adorable, dejo que Hagrid la acariciara y cuando este se lo dijo, se sentó obedientemente en sus patas traseras, mirando a la clase.
-ámbar es la madre de las crías que tienen a su cuidado. –les dijo con una sonrisa mientras le acariciaba la cabeza a la quimera. –son animales inofensivos una vez son domesticados. –y al ver la incredulidad con la que lo observaban, añadió. -saben cuidarse solos, son como... -dudo, buscando un ejemplo. –como... ¡perros! –a Harry se le entristeció la mirada. -¡Eso es! Son como perros, si educas bien a un perro, será inofensivo, solo que si lo molestan demasiado se defenderá.
-¿y que comen? –pregunto Neville, mirando con aprehensión a su quimera.
-durante estas dos primeras semanas solo deben alimentarlos con leche, y mas adelante les podrán dar pan y carne.
-¿no intentaran comernos? –dijo un chico alto de Slytherin.
-no, solo tengan cuidado cuando jueguen con ellos por que podrían ser un tanto... bruscos.
-¿y el fuego? ¿Y si no podemos acercarnos a ellos por que nos intentaran quemar? –dijo Lavender mientras la quimera de Neville soltaba una bocanada de fuego. –quemaran la sala común.
-si juegan con... -pero Hagrid no pudo terminar lo que iba a decir... por que un estruendo que resonó a lo lejos lo interrumpió. El suelo tembló ligeramente bajo sus pies. Muchos de los presentes gritaron, Harry mas por instinto que por hacerlo concientemente saco su varita. Se empezaron a oír ruidos... gritos, parecía que provenían del pueblo, Harry dirigió su mirada, a Hagrid, este lo miro también, y dijo mas para si mismo que para Harry,
-ha empezado.
Tras estar unos segundos de indecisión, vio que Dumbledore, McGonagall y Snape, se dirigían hacia ellos corriendo.
-entren al castillo y no salgan de ahí. –les dijo Dumbledore cuando llego a ellos. –encargate del castillo Hagrid. –le pidió Dumbledore y tras un asentimiento de este, Dumbledore miro a Harry de una extraña manera, le pareció que lo miraba como normalmente Sirius o su propio padre lo hacia... como a un hijo.
Los tres profesores se apresuraron a llegar hasta los carruajes que eran tirados por los thestrals mientras Hagrid los apresuraba a que subieran al castillo dejando atrás a los quimera, diciendo algo como que ámbar los cuidaría de momento. Harry quería saber que era lo que había sucedido, seguramente había sido un ataque de Voldemort... eso debía ser, por eso dijo que ha empezado, seguramente se refería a la guerra decía una vocecilla en la cabeza de Harry. Se había quedado parado mientras los demás ascendían casi corriendo hacia el castillo, y momentos después se dio cuanta de que Hermione estaba aferrada a su brazo por que esta lo jalo de un brazo para sacarlo de su ensimismamiento.
-vamos, Harry. –le dijo tirando de el para hacerlo avanzar.
-voy... -pero se oyeron mas gritos y al mirar en dirección al pueblo, vio como ascendía... -la marca de Voldemort. –dijo Harry observando el cielo en donde se podía ver una gigantesca calavera con una serpiente. Hermione soltó un grito y tiro más de Harry.
-por favor Harry... -le decía esta al borde del llanto. –por favor.
-esta bien. –dijo Harry, forzándose a si mismo a caminar hacia el castillo, no le gustaba ver a Hermione llorando... quizás por eso aun no encontraba fuerzas para contarle sobre la profecía.
-¡todos dentro! –decía la voz de Hagrid, una vez llegaron a las puertas del castillo.
-¡tenemos entrenamiento de Quidditch! –decía Malfoy con petulancia.
-¡nadie va a salir del castillo! ¿Esta claro? –les dijo Hagrid en voz alta.
-¿Por qué? –pregunto Malfoy al igual que muchos.
-¡por que los amigos de tu padre están haciendo de las suyas en el pueblo! –le grito Harry poniéndosele en frente a Malfoy, sin poderse contener.
-¡Harry! –le dijo como advertencia Hermione.
-¿Qué? –dijo Malfoy atónito. –pe...pero... -parecía que no podía articular palabra alguna.
-¿mortifa gos? –dijo Cho que parecía que acababa de salir del gran comedor. -¿en el pueblo? –su voz sonaba asustada.
-¡no... no les diré nada! ¡Yo no se nada! ¿De acuerdo? –dijo Hagrid que al parecer no encontraba como salir de esa. –ahora, todos van a ir a su respectiva sala común y no saldrán de ahí. –nadie se movió. -¿y bien? ¿Qué esperan? –los alumnos que habían llegado con Hagrid, los que iban camino a entrenamiento y unos cuantos que habían salido del gran comedor atraídos por el ruido se fueron dispersando camino a sus respectivas casas comentando entre ellos.
-no dejen salir a nadie de su casa ¿bien? –les dijo Hagrid a ron y Hermione. Los cuales asintieron, Hermione tiro de nuevo del brazo de Harry y lo obligo a subir con ellos.
Ya en la sala común, Harry se sentó con sus amigos y se quedo callado, mientras todos hacían gran barullo a su alrededor.
Sentía odio, odio contra Voldemort... contra Bellatrix, aquella mortifaga que le había arrebatado a Sirius de su lado. La sangre corría con furia a través de sus venas, apretó con más fuerza su varita que aun llevaba en su mano. Y sin previo aviso oyó un sobresalto de Ron, supuso que algunas chispas habrían salido de su varita sin proponérselo.
Alzo la vista, y se encontró con el sillón de enfrente ardiendo en llamas y la vista atónita de sus amigos y demás compañeros de casa sobre el.
¿Qué...? –dijo sin creer que hubiese sido el quien ocasiono el incendio. El hacer un hechizo de ese tipo normalmente le ocupaba toda su concentración. Vio salir un chorro de agua de la varita de Hermione, y cuando estuvo seco, reparo el sillón con un nuevo movimiento de varita.
-será mejor que guardes la varita. –le dijo Hermione tratando sonar tranquila aunque no lo consiguió del todo.
Harry observo los rostros preocupados de sus amigos y sin hacerle caso a la sugerencia de Hermione sostuvo su varita a la altura de sus ojos girándola. A veces se le hacia difícil creer que un palito como ese pudiera contener tanto poder...
-¡Hey! ¿A dónde crees que vas? –oyó Harry que gritaba su amigo a alguien.
-quiero saber que paso en el pueblo, mi tía trabaja allá. –le contesto un chico. Harry alzo la vista de nuevo, el chico que hablaba parecía de primero. Estaba apunto de abrir el retrato de la señora gorda.
-¡fermaportus! –dijo Harry antes de que el chico pudiera salir o que Ron pudiera decir nada, y la puerta quedo sellada. –si no fuera por que se que yendo empeoraría las cosas, estoy seguro que seria el primero en acudir al pueblo, así que mejor siéntate y espera a que nos den noticias en vez de ir a dar problemas. –le dijo Harry al chico que se ruborizo y bajo la mirada, parecía intimidado así que se sentó sin decir nada.
Los minutos pasaban, Harry se estaba desesperando. Se puso de pie y camino hacia la ventana, contempló el cielo, aun flotaba sobre el pueblo la marca tenebrosa, un nuevo estruendo, aunque no tan sonoro como el anterior inundo los alrededores. Y Harry que deseaba más que ninguna otra cosa que Voldemort desapareciera de la faz de la tierra, pudo ver como un rayo de luz verde ascendía al cielo que se tornaba de un tono morado mientras la noche empezaba a caer.
El rayo se dividió formando unas perfectamente visibles letras alargadas parecidas a las que había visto en el diario de Voldemort en su segundo año, y formaron la frase:
"te matare, como lo hice con tus padres y Black, Potter"
La ira se apoderaba de el, sin saber por que, apunto su varita al mensaje y dijo al cielo, con odio llenando cada una de las palabras.
-La profecía lo dice, quizás te mate yo primero. –y sin realmente esperárselo, un rayo rojo salio de su varita y en su letra se escribió la frase que acababa de pronunciar.
Oyó un grito a sus espaldas y cuando se volvió para saber que había pasado, se dio cuenta que era Hermione la que había gritado, al parecer había estado observando el cielo, retrocedía con una mano en la boca y con la respiración agitada mientras de sus ojos empezaban a emanar las primeras lagrimas.
Harry cada vez entendía menos la reacción de Hermione, podría ser cierto que el hubiera escrito ese mensaje, pero para Hermione no debería de significar mas que la ira de Harry plasmada en letras.
-¿Qué...? –empezó a decir Harry, pero se detuvo por que Hermione se había arrojado a sus brazos y lo abrazaba tan fuerte, que Harry se estaba empezando a preocupar. Hermione lloraba desconsoladamente mientras Harry observaba entre el, de nuevo enmarañado cabello de su amiga, los rostros atónitos de todos los integrantes de la casa Gryffindor que en ese momento se encontraban en la sala.
Intento separarse de Hermione lentamente pero esta se aferro más a su cuerpo.
-¡¿Por qué no nos lo dijiste?! –le decía con su cabeza apoyada en el cuello de el.
-¿Qué...? –decía Harry que no entendía de que hablaba Hermione.
-¡OH, Harry! ¡Es horrible! –sollozo Hermione.
-¿de que hablas? –se animo a preguntar Ron un poco nervioso.
Hermione se separo un poco de Harry, sin dejar de tener sus brazos sobre sus hombros, y con el rostro húmedo y los ojos rojos, lo miro con tristeza.
-tenemos... que hablar, será mejor... que subamos. –le dijo con voz entrecortada y hablando con dificultad.
-de acuerdo, subamos. –le dijo Harry, y entonces se vio llevado de la mano por Hermione, que iba ignorando a todas las miradas que estaban posadas en ella y en Harry. Este le hizo una señal a Ron y este los siguió.
-....no.... no es necesario que lo sepan. –les dijo Harry pasándose una mano por el cabello.
-queremos saberlo. –le dijo Hermione secándose el rostro. Pero Harry no dijo nada, estaba intentando que lo que iba a decir no sonara tan horrible como era.
-¿y bien? –dijo Ron sentándose en su cama que era la mas cercana.
-es... es solo una tonta profecía de Trelawney. –les dijo Harry intentando restarle importancia.
-aaaahhhh, ¡eso! ¿Por eso armas tanto revuelo, Hermione? –dijo Ron, y Harry se alegro de la reacción de su amigo. Hermione le puso cara de querer matarlo entonces Ron guardo silencio.
-si fuera tan solo "una tonta profecía" no habrías cambiado tanto.
-¿se te olvida lo que le paso a Sirius? –le dijo Harry en tono amargo. Hermione se sonrojo pero sin dejar su tono seguro le dijo:
-tu cambio no fue solo por Sirius, te conozco muy bien, y se que eso no es todo. –bajo la mirada. –lastima que ya no confíes en nosotros.
Harry dejo de mirar al infinito y poso sus ojos en Hermione, nuevas lagrimas querían salir de sus ojos. No le gustaba ver a Hermione así, y mucho menos por su culpa, se incorporo y con sus dedos, seco las lágrimas de su amiga.
-no es que no confié en ustedes... es que no quiero preocuparlos.
-ya nos tienes preocupados. –le dijo Hermione alzando la vista y viéndolo a los ojos.
Harry se quedo viéndola en silencio, de alguna forma quería contarles, quería aligerar ese peso que lo acompañaba siempre, pero sabía la preocupación que generaría en sus amigos.
-dímelo. –le insistió Hermione.
Harry bajo la mirada, sentía que no podía retenerlo por más tiempo, debía decirlo.
-según... según la profecía, debo ser asesino o victima. –hizo una pausa. –ni Voldemort ni yo podemos vivir mientras el otro lo haga.
-¡pero eso es estupido! ¡Trelawney lo invento todo! –grito Ron poniéndose de pie, alarmado, parecía no querer creer lo que Harry decía.
Harry alzo la vista y observo a Hermione, esta se tapaba la boca con una mano temblorosa, mientras las lágrimas fluían por su rostro. Parecía incapaz de pronunciar palabra alguna. Ron se paseaba por la habitación, diciendo cosas como "ridículo" "imposible" "vieja estupida". Pero la atención de Harry estaba fija en Hermione que se balanceaba llorando y con la mirada perdida.
Cuando poso sus ojos en algo fijo, lo hizo en aquellos verdes ojos que la miraban con tristeza. Se abalanzo a los brazos de su amigo que la abrazo como intentando hacerla sentir segura, como intentando decirle que todo estaba bien, aunque no fuera así...
-¡no es cierto! ¡No puede ser cierto! ¡Por Merlín! ¡Esa profecía la hizo Trelawney! ¡Ese viejo fraude no puede predecir ni el clima! –decía Ron que hablaba con dificultad.
Hermione permanecía aferrada a Harry y lloraba en su hombro, para Harry todo pasaba como a cámara lenta, su sentido auditivo se volvió menos sensible, observaba impotente como su mejor amiga lloraba, como su mejor amigo se negaba a aceptar la horrible realidad de su destino, oyó a lo lejos como alguien llamaba a la puerta, y después de unos minutos sin realmente asimilar que había alguien que intentaba entrar a la habitación, "despertó", se separo de Hermione y con pies de plomo camino hacia la puerta.... Estiro la mano para abrir, giro la perilla, halo la puerta hacia si, y se encontró de cara con el profesor Dumbledore y la profesora McGonagall, tenían el semblante serio, se notaba preocupación en sus rostros.
Los profesores se le quedaron viendo, Harry noto las miradas curiosas de varios estudiantes atrás de ellos. Dumbledore subió la mirada y observo primero Hermione que seguía llorando, y luego a Ron que tenía los codos apoyados en el alfeizar de la ventana y se agarraba la cabeza con las manos, parecía que tampoco se había percatado que tenían compañía.
Miro de nuevo a Harry a los ojos. – ¿se lo has contado? –le pregunto pero su tono fue mas de afirmación. Harry asintió. Dumbledore también asintió.
-¿es cierto? –pregunto Ron desde la ventana interrumpiendo al director. -¿es cierta la profecía?
-me temo que si. –le dijo Dumbledore lentamente
Hermione sollozo aun más fuerte, Ron se sentó con suavidad, casi como si sus músculos se lo impidieran de lo tensos.
-Minerva hazme el favor de darle un calmante a la señorita Granger, y si es necesario al señor Weasley también. -le dijo bondadosamente Dumbledore a McGonagall. -Harry, haz el favor de acompañarme a mi despacho.
Después de pasar entre los curiosos que no les quitaban la vista de encima, y la larga caminata hasta el despacho del director. Harry se sentó en aquel puesto que varias veces atrás había ocupado.
-fuiste tu quien escribió el mensajes ¿cierto? -le dijo tras mirarlo un par de segundos.
-así es.
-veo. ¿Y me podrías decir como?
Harry lo medito un segundo. -pues... simplemente lo dije con mi varita apuntando al lugar donde estaba el otro. ¿Por que?
-bueno, te lo pregunto por que parece que los acontecimientos del curso pasado han... despertado en ti ciertos... poderes. -le dijo Dumbledore.
-¿poderes? -le dijo Harry un poco aturdido. -pero... ¿cuales? es decir... yo no he sentido nada. -decid Harry sin saber como explicarse.
-bueno digamos que no es tan simple como que te levantases un día y te sintieras diferente, son mas bien tus actitudes... un gradual aumento en tu poder.
-no lo entiendo.
-te pregunte sobre el mensaje, por que resulta que es un poco mas complicado de realizar este tipo de hechizos que tan solo decir unas palabras y apuntar al cielo. -Harry oía atentamente, espero paciente que mas diría Dumbledore pero solo tras una larga pausa este volvió a hablar.
-he de reconocer que, si queremos que Voldemort no te haga daño... debo empezar por decirte realmente el alcance que pueden tener tus poderes, Harry. -recordaras que la profecía hablaba sobre un poder que el señor tenebroso no conoce pues bien, ese poder se basa en una fuerza proporcionada por tus sentimientos, poder que con el tiempo y la practica podrás manejar de acuerdo tus deseos.
-entonces por que cuando quise dañar a Bellatrix Lestreng con un crucio, no le hice nada. -le planteo Harry un poco harto de que pensaran que el tenia algo, que en su opinión no poseía.
-sencillamente, por que la rabia no te dejaba pensar con claridad, y por que aun no controlas como tuyo ese poder. -le dijo Dumbledore con su vos tranquila de siempre.
-y... sobre ese poder... ¿de que trata? –le pregunto con curiosidad.
-trata de que con la practica, podrás manipular todo cuanto desees. –le dijo Dumbledore. –solo que esta ligado a tus verdaderos sentimientos, a los que te dicta el corazón y la conciencia.
-pero si yo nunca eh podido hacer nada sin mi varita. –le dijo con voz cansada.
-¿estas seguro? ¿No recuerdas el incidente con tu tía en tu tercer curso?
Harry pensó en ello, esa vez no había usado su varita.
-¿esta eso relacionado con...?
-así es, pero si quieres estar seguro le puedes preguntar a tus amigos cuantas veces han hecho magia sin varita.
-pero, Neville... cuando lo conocí comento que había rebotado cuando su tío lo tiro por la ventana antes de recibir su carta.
-has dado en el clavo, Harry, por que una vez tu varita te escoge, esa magia desordenada, queda predispuesta solo para salir por medio de la varita, y no por otro medio, cuando Neville dio muestras de ser mago, no tenia varita, de modo que la magia dentro de el se encontraba sin orden alguno, presentándose esporádicamente y de diversas formas.
-pero... que tiene que ver eso con el mensaje... eso lo hice con mi varita...
-es posible que no lo hayas echo solo con la ayuda de tu varita.
-¿no hay forma de saberlo, acaso? –le dijo después de unos segundos de indecisión.
-me parece que si la hay, préstame tu varita. –le dijo mientras tendía su mano en espera de la varita de Harry. Harry introdujo su mano en el bolsillo derecho de su túnica, extrajo su varita y se la dio a Dumbledore. Este la tomo, y con la suya propia le apunto. – ¡prior imcantatem!
De la varita de Harry salio hacia el techo, un rayo de luz rojo que se desvaneció al poco tiempo.
-esto, fue solo un rayo de luz, Harry, con esto no podrías haber escrito el mensaje. –le dijo devolviéndole su varita a un confundido Harry. Iba caminando sin realmente saber hacia donde, su cabeza estaba plagada de dudas, preguntas, desacuerdos, aciertos, ahora era cuando entendía perfectamente el uso del pensadero. Según lo que entendía, tenia un poder... uno que no conocía, por cierto, pero el echo era de que lo tenia... y de que con el podría derrotar a Vol...
-¡Harry! –grito una voz interrumpiendo sus pensamientos. Venia desde su espalda. Aun distraído se volivio y se percato de que era Ginny que venia corriendo hacia el.
-dime, gin. –le dijo en cuanto la chica llego hasta el.
-¿me puedes decir que fue lo que paso hace un rato? –le dijo mas como una orden, que un favor.
-¿de que? –le dijo sin prestarle realmente atención.
-¿Cómo que de que? –le dijo en un tono bastante parecido al que usaría su madre. –cuando salieron de la habitación Ron parecía un zombi... y Hermione no dejaba de llorar, y tu te fuiste con el director.
-Ahora no, gin. –le dijo antes de regresar unos metros sobre sus pasos y cruzar a la izquierda.
Mientras sus pensamientos divagaban, esa tan extraña pero tan familiar sensación de que estas atrapado en un cuerpo que no puedes abandonar, lo sobrecogió a la vez que se acercaba cada vez más a la enfermería.
Para cuando llego se sorprendió de encontrarse con Luna que esperaba con su típica mirada de ensoñación.
-Madame Pomfrey no quiere dejarme pasar. –le dijo Luna en cuanto Harry llego hasta ella. –quería saber como estaba Hermione y....Ron.
Sin decir una sola palabra a Luna, Harry abrió la puerta de la enfermería. Enseguida y sin mirar hacia la puerta, la enfermera que se encontraba tomándole la temperatura a Hermione, soltó un resoplido de frustración.
-¡Señorita Lovegood! Ya le he dicho que se encuentran bien, pero necesitan des....-sus palabras quedaron ahogadas cuando su vista se poso en el intruso que no era otro que Harry y no Luna.
-Disculpe que entre así, pero quiero saber como están mis amigos.
-Bien, pero están dormidos. La señorita Granger tuvo una crisis de nervios, debió recibir una noticia muy fuerte, por que nunca había visto a un estudiante llegar a ese estado. –le dijo mientras le dirigía una mirada de compasión a Hermione. –por otro lado el señor Weasley... parecía que le habían aplicado un encantamiento aturdidor especialmente fuerte, presenta todos los síntomas... solo que no encontré rastro de influencia mágica sobre el... -le dijo pensativa.
-¿Me podría quedar con ellos un rato? –le dijo poniendo cara de niño bueno. -No se despertaran hasta en unas horas mas, pero supongo que seguirá insistiendo, así que le doy diez minutos. –le dijo antes de darse la vuelta para atender a un muchacho de Hufflepuff que al parecer había tenido problemas con una tentacula.
Con paso lento se acerco a la cama de Hermione. Tenía el rostro pálido, y las pestañas húmedas de llorar. Nadie podría saber lo mucho que le dolía ver a sus amigos así... y todo por su culpa, una vez más... Realmente nunca pensó que iban a reaccionar de esa forma... o quizás fue que nunca pensó en decirles la verdad tan pronto.
Después de observar un rato a sus amigos la enfermera regreso pidiéndole que se marchara. Se acerco a su mejor amigo y le puso una mano sobre el hombro, lo miro un rato y se dirigió hacia Hermione, le acaricio el cabello y le dio un beso en la frente, antes de marcharse como le indicaba la enfermera. Durante mucho tiempo nunca llego a pensar que tendría aquel par de amigos tan inseparables, tan indispensables para el...
