Capítulo 2: "Corriendo en otoño"

Por: Selkie-chan

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Anna corrió rápidamente, no deseaba volver a encontrarce con esas personas, con aquellas personas que en un momento logró verlas como su familia. No quería enfrentar a Yoh y volver a escuchar esas terribles palabras, esas palabras que aún retumbaban en su mente. "Acéptalo Anna, serías bien mala madre" meneó la cabeza, no deseaba escucharlas, no deseaba sentirlas, no quería... no quería que fuesen ciertas.

Le costaba respirar, ya había corrido bastante y lo más probable era que se había alejado lo suficiente del lugar en donde se encontraba su prometido. Se dejo caer lentamente bajo un árbol, sobre un montón de hojas secas y comenzó a sollozar, a llorar como nunca antes lo había hecho. Ni si quiera cuando sus padres la habían abandonado había sentido tal frustración, desilusión y tristeza. Tenía una mezcla de sentimientos y lo peor de todo era que ninguno de estos eran buenos o quizás... casi ninguno.

Por un lado estaba la desagradable sorpresa, siempre las había odiado y esta no sería la excepción,... jamás hubiese esperado de Yoh esas palabras, jamás se hubiese imaginado que el castaño sintiese todas esas atrocidades hacia su persona y el hecho de que las hubiese expresado de esa manera, lo hacía aún más impresionante. La sorpresa traía consigo la desilusión, desilusión ante encontrarse con una horrible careta que no conocía de su prometido... una careta oculta y atroz, que podía herir hasta a la persona mas fuerte, mas seria... mas fría. Como olvidar el engaño... había sido engañada por su prometido por todos esos años... este le había hecho creer que la quería, que la amaba como a nadie mas y la itako se había entregado a él... le había dado lo más valioso para una mujer... su virginidad. Sí, aún lo recordaba claramente, sólo había sido hace unos días... aunque como de todas sus acciones, de esta no se arrepentía.

Esta unión había sido el inicio de la única alegría y buen sentimiento que en estos momentos tenía en su corazón. Esta unión había creado una vida... sí, había creado un ser que tendría un alma y una vida propia... un hijo que sería del amor de dos personas... o quizás del amor de sólo una. Sería el hijo de Yoh y Anna. Sí, la rubia no había alcanzado a comunicárselo a su prometido... pero estaba felizmente embarazada... felizmente hasta hace sólo unos minutos... hasta esos minutos que habían derrumbado todo lo que eran sus sueños, sus sueños como madre y como mujer. Por eso era que a la rubia le habían dolido tanto las palabras pronunciadas por el shaman. Quizás en otro momento le hubiesen sido indiferentes, pero el castaño había elegido el peor momento para decir lo que sentía. El hombre al que amaba, el padre de su hijo había sido el encargado de herirla y crearle una herida que quizás nunca sanaría.

La rubia cerró los ojos con fuerza... no podía llorar, no podía mostrarse débil, tenía que salir adelante y sobrepasar este inconveniente... por un momento pensó en volver a su hogar, volver con Yoh, humillarse y sin importarle que tendría que vivir el resto de su vida con alguien que no la amaba contarle su estado, contarle que estaba esperando un hijo suyo y que de alguna u otra forma él y su familia tenían que ayudarla. Meneó la cabeza fuertemente. No, no podía aceptar eso, lo más probable era que si Yoh no la amaba a ella, tampoco amaría a su hijo y no estaba dispuesta a que su criatura viviese con la continuo compasión de una familia que no sentía nada por él.

Meditó un momento... finalmente llegó a una conclusión, no le importaba sacrificarse y trabajar, trabajar para que su hijo o... hija estuviese en buenas condiciones y viviese feliz. Ya había decidido... jamás... jamás volvería a posar un pie sobre los territorios Asakura. No se humillaría, no se humillaría ella ni tampoco su hijo.

Nuevamnete pensó en Yoh... en las atrocidades que este había sido capas de pronunciar. Y aunque intentase odiarlo y sentir repugnancia hacia él... le era imposible. Sentía un gran amor hacia el castaño... lo adoraba como jamás lo había hecho con alguien y estaba segura de que le costaría mucho olvidarlo. Pero estaba dispuesta a hacerlo, estaba dispuesta a dejar atrás su camino como itako y comportarce como una madre, como una madre que lo único que le preocupa son los sentimientos de su hijo.

Se detuvo decididamente...lo mas probable es que ya se encontraba bastante lejos de el lugar en donde estaban los Asakura. Miro al otro lado de la calle, había un gran local en el que decía "Rey de los pollos. Restaurante" No estaría mal entrar ahí para comer un poco y luego con el estomago llenó preparar que sería lo siguiente que haría.

Ahora que ya había comido, todas la cosas se veían un poco mejor. Siguió un rato meditando la situación dentro del restaurante. ¿qué sería su siguiente paso? ¿Hacia donde se dirigiría? ¿y como haría para pagar el pasaje? Ya que era obvio que ya no seguiría caminando. Eran muchas cosas... primero tenía que comenzar con lo más simple, aunque le doliese hacerlo era su deber... tenía que despedirse de alguna u otra forma de quienes por un momento habían sido su familia, los Asakura... despedirse de ellos y sobre todo... de su prometido. Aunque el joven castaño la hizo sentir mal... ella aún lo amaba y no deseaba que el shaman se quedara con una profunda carga de conciencia al no saber que era lo que le había sucedido a ella por su culpa.

Se consiguió lápiz y papel y comenzó con su escritura... pensó que lo mejor sería escribir lo que dictase su corazón por lo que no pensó en el orden ni en como sonaba lo que estaba escribiendo. Cuando terminó y lo leyó en voz alta no pudo detener el sonrojarse profunda y notoriamente. Jamás de lo jamases se hubiese imaginado que sería capas de escribir tal cantidad de "cursilerías"... la pequeña nota decía cosas como:

"Te amo y por siempre te amaré... no te culpo por lo que sientes ya que yo fui la que no supe demostrarte mi cariño y mi deseo de amor hacia a ti... espero que me disculpes y que si algún día te acuerdas de mi, me recuerdes no como una.... etc, etc, etc"

Claramente no podía entregarle eso a Yoh, estaría demostrando su debilidad y eso no era parte de la actitud de Anna Kyouyama. Por lo que rompió el papel en miles de trositos y luego los arrugo fuertemente contra su pecho... jamás declararía todos esos sentimientos a nadie... ni menos a Yoh.

Tomó nuevamente otro papel y se decidió a escribir, pero esta vez con su cabeza, su corazón no tomaría parte en esta nota. Luego de varias horas sentada en uno de los puestos de "Rey de pollos" terminó su carta... claramente no expresaba en nada cuales eran los sentimientos que tenía en esos momentos, pero demostraba perfectamente su careta fría e irrompible. La dobló decididamente y la guardo en un pequeño bolso que había alcanzado a traer luego de su huida de la residencia Asakura.

Salió rápidamente del local y se sorprendió al notar cual cantidad de tiempo había permanecido ahí, ya que afuera reinaba una gran oscuridad, típica de otoño. Nuevamente se puso nerviosa, estaba completamente sola y abandonada, en unos rumbos desconocidos con solo la luz de unas pocas estrellas. Se tomó la cabeza con las manos...se había dedicado todo el tiempo a escribir la carta y no había decidido absolutamente nada de lo que haría a continuación. Una amable voz la sacó de su concentración:

- Buenas noches, señorita.. - Anna miró rápidamente y se encontró con un chico rubio, de unos 19 años que la miraba profundamente.

- ¿que quieres? – Le preguntó la itako fríamente. El muchacho solo sonrió y le respondió alegremente:

- Te estuve observando mientras escribías en el restaurante, es más... escuché una de las cartas que escribiste, la primera... creo. Y me pareció que eres una chica bastante romántica.

Anna se sonrojó súbitamente y lo miró con una expresión de sorpresa en el rostro. - ¿Quién... quien eres tu para estar escuchando las cosas privadas del resto de las personas y además... esa carta... sólo era...

- No te preocupes, lo puedo guardar como un secreto... pero a cambio, me gustaría ver como quedó la carta finalmente. – El muchacho la miró con expresión desafiante.

- Por su puesto que no te la mostraré... ¿qué crees... que estoy en condiciones para hablar con un estúpido como tu? – La rubia se estaba comenzando a molestar... nunca había tenido demasiada paciencia y este extraño chico le estaba carcomiendo los nervios. Se sorprendió enormemente cuando quiso tomar su bolos e irse rápidamente de ese lugar, y se percató de que la pequeña cartera ya no estaba. Miró a todos lados en busca de ella y su sorpresa fue mayor cuando vio que el extraño chico tenía el bolso en una mano y en la otra un papel en el que se veía profundamente concentrado. Una venita comenzó a palpitar en la frente de la itako. - ¡¡te dije que no la leyeras!! - Y de un golpe lanzó al chico al otro lado de la calle, pero este certero ataque no le sirvió de mucho a la itako, ya que el extraño muchacho aún así no soltó la carta.

Luego de unos segundos volvió al lado de Anna, con una pequeña inflamación en el ojo y le dijo:

- Vaya que golpeas bien – Tenía una risa en el rostro que lo hacía parecer tonto – y otra cosa! Tu si que sabes esconder tus sentimientos, esta carta no es siquiera parecida a lo que decías en la primera... deberías comenzar a pensar en ser un poco mas sinceramente contigo misma y de paso, con los demás y con las personas que quieres.

La itako respiró profundamente... quien se creía ese tipo para venir e involucrarse en sus cosas privadas y luego darle consejos... jamás nadie se había atrevido a hablarle de esa forma a la "gran sacerdotisa Anna"

- Escucha... ya he aguantado bastante de ti... – Dijo Anna lenta y calmadamente - ya te dije que no estoy en mis mejores momentos, por lo que será mejor que no me molestes si quieres salir vivo de esta conversación. Voy a intentar ser amable... haber... ¿quién eres?

El muchacho continuó observando con esa risa que lo hacía parecer enfermo y murmuro: No soy nadie importante, no te conozco, ni tu me conoces a mi, sólo que escuché cuando leíste la primera carta y me pareciste una persona interesante, con una personalidad increíble y enseguida me percaté de que necesitabas ayuda y quizás yo pueda ser esa persona que te la proporcione.

- Y... ¿Cómo se supone que podrás ayudarme? - Pregunto la rubia, con un tono escéptico en su voz.

- De bastantes formas, pero todo depende de cual es tu problema. – El muchacho parecía ansioso.

- Haber... vamos al grano, ¿qué quieres hacer con migo? ¿Por qué tantos deseos en ayudarme? No creo que una persona normal se ubique fuera de los restaurantes y espere que gente aproblemada se acerque para así poder ayudarlos. Hay dos posibilidades, una, que deseas que yo sea la que te haga un favor a ti y la otra, es que estes completamente loco.

- Eres bastante inteligente, eso hace que me interese aun más en ti. Si me acompañas podré explicarte que es lo que realmente deseo. – Dijo el muchacho con un hermoso brillo en los ojos.

La itako nunca aceptaba ese tipo de invitaciones, pero quizás era por que no sabía que hacer ni adonde ir o por que la extraña personalidad de ese sujeto le había abierto la curiosidad y por un momento se había olvidado de sus problemas, pero sin pensarlo dos veces la rubia acepto la proposición.

Luego de seguir a ese extraño joven, que la había llevado por diferentes y extraños caminos, habían llegado a una deshabitada estación de trenes, habían abordado uno y luego de viajar unos cuantos minutos que para Anna se hicieron horas, ya que iba tan molesta que no quiso cambiar siquiera una palabra con el chico, llegaron a una extraña casona, de dos pisos. Una de esas casas en donde viven bastantes universitarios y en donde una simpática anciana se dedica a cuidarlos por la poca recompensa de unas pocas monedas a final de mes, o por lo menos eso era lo que había visto en las películas.

Apenas entraron el chico la invitó a tomar una taza de té para que así comenzara con sus explicaciones. Cuando ya estaban sentados junto a una mesa, bastante larga para sólo dos personas, Cain, que ese era el nombre del muchacho, comenzó a contar:

- Yo estoy estudiando en una universidad de por aquí cerca, estoy estudiando literatura. Desde pequeño que siento una extraña afición hacía... quizás lo encuentres estúpido... pero estoy completamente aficionado a los espíritus y esas cosas... Hace ya bastante tiempo he estado desarrollando una idea, deseo escribir un libro, un libro en honor a aquellas almas... pero me faltaba algo... me faltaba algo me impulsara y me diera la seguridad para comenzar ese libro. Y hoy... al verte en el restaurante... me di cuenta de que lo que había estado buscando, por fin lo había encontrado. Sentí una extraña, pero atrayente aura sobre ti, una esencia que no todos poseen... y cuando me acerque y escuche tus palabras, cuando hablaste con migo y me demostraste tu personalidad esa extraña e inédita personalidad, me di cuenta que tu eras la indicada para ayudarme.

- ¿Ayudarte?... pero... ¿cómo puedo ayudarte yo? – La itako ya se estaba arrepintiendo el haber aceptado esa invitación, Cain parecía una persona extraña, una persona extraña que no sentía igual que los demás.

- Yo sé que tu sabes algo de espíritus, me di cuenta al instante, sé que mantienes una u otra forma de contacto con ellos y tu personalidad me lo ha confirmado, eres perfecta, me puedes ayudar para que tenga mas conocimientos sobre esos seres y al mismo tiempo puedo escribir sobre ti. Puedo, si tu me lo permitieses, por su puesto, transformar en palabras todo lo que tu sientes, puedo personificar tu misma personalidad, pero en otro personaje, en un personaje que esta vez será ficticio.

Anna se encontraba anonadada, acababa de escaparse del que era su hogar, se acababa de alejar del lado del hombre que amaba y dentro de ella llevaba un hijo, en su vientre llevaba el hijo que era de ella y de ese hombre... y ahora este muchacho le salía con una proposición tan absurda, una proposición que no era menos que para un niño. – ¿Sabes que? – Dijo la rubia poniéndose de pie rápidamente – yo no me encuentro en condición para estar escuchando tal cantidad de tonteras, así que si no te molesta, me retiro.

- ¡Por favor! No te vayas – dijo Cain como intentando rogar – Piénsalo, puedes pasar aquí la noche, ya sé que no tienes a donde ir... mañana me puedes dar una respuesta. Y no te preocupes – continuó con una sonrisa – no soy el único que vive aquí, somos un grupo de estudiantes, si quieres mañana te los presento.

La itako se encontraba tan agotada física y emocionalmente que no le quedaba otra opción que aceptar y pasar ahí la noche... si total, eso no la comprometía a transformarse en la "ninfa" del extraño muchacho.

Despertó, ya que un ave en un árbol cerca de la ventana no dejaba de gritar. No podía decir que había dormido bien, ya que se paso toda la noche recordando a su prometido y no pudo evitar llamar, muy de madrugada, a un espíritu que se encontraba por los alrededores y pedirle que llevara la carta a casa de su ex-prometido. Esa carta en la cual le explicaba cual era el motivo de su huida, de una forma bastante fría.

Se levantó rápidamente, no deseaba quedarce ni un minuto mas en esa casona, quizás parecería malagradecida al retirarse de esa manera, pero jamás se había encontrado tan mal emocionalmente. Le sorprendía el cómo ayer había podido ignorar las terribles y dolorosas emociones que tenía dentro de sí, estaba segura que no podría seguir con esa careta por mucho mas tiempo y no deseaba que las personas que vivían en esa casa, junto con Cain, la vieran llorar. Por lo que se puso sus zapatos e intento salir silenciosamente, lo mejor sería que nadie la escuchara para así no tener que dar explicaciones y para que nadie la viera con esa horrible cara de llanto, ojos enrojecidos, cabello enmarañado y sucio, realmente parecía que hubiese estado días sin bañarse ni peinarse, cuando realmente sólo habían sido un par de horas. Ya estaba por salir, se encontraba abriendo la puerta, cuando escucho la voz de una anciana que le decía:

- Señorita... ¿qué hace usted por aquí? ¿Desea algo? – y luego una voz de hombre que decía:

- Es mi invitada, quiero que me ayude un poco con... usted ya sabe, mi libro. – Esa era la voz de Cain. Genial, penso en forma sarcástica, la habían encontrado.

Anna se dio vuelta rápidamente:

- hola – murmuró secamente - yo... yo ya me estaba yendo... gracias, por... dejarme pasar la noche aquí. Ehhhh... adiós. – Intentó escapar rápidamente por la puerta, pero una fría y delgada mano la detuvo:

- Pero no se vaya tan pronto, querida... mire la apariencia que tiene, pareciera que estuvo llorando toda la noche... venga, vaya a darce una ducha, tome desayuno y ahí veo en que la puedo ayudar. Cain, muéstrale en donde se encuentra el baño – esa anciana realmente era muy amable, trataba a Anna como si esta fuera su hija y por una extraña razón la itako sintió una gran seguridad al sentir el calor de esa mano sobre la suya. .

Mientras Cain dirigía a la itako hacia el baño, esta no pronunció ninguna palabra, hasta que finalmente este dijo:

- De verdad me encantaría que te quedaras, gracias a ti podría cumplir mi sueño. Quédate... no tendrías que hacer nada, y vivirías rodeada de amor, todos te aceptarían y de paso te ayudarían a mejorar tus estado emocional. Confía en mí, confía en nosotros y podrás olvidar a ese hombre que te hizo tanto daño.

Anna lo miró profundamente, aunque recién ayer lo había conocido y sólo había entablado unas pocas palabras con la anciana, estas personas le proporcionaban una gran seguridad y la hacían sentir amada, era algo increíble... quizás, no estaría tan mal quedarse ahí por unos días.

CONTINUARA...

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Espero que les haya agradado este capítulo, me hubiese gustado haber hecho una pequeña intervención sobre lo que hacía Yoh en esos momentos, pero ya lo había explicado todo en el capítulo anterior U.U

No sé por que razón, pero no quedé muy conforme con esta parte de la historia TT si no les gusta díganme, para ahí ver si le hago algunas modificaciones. .

La idea de Cain es escribir un libro, sobre espíritus y poner como personaje principal a alguien que tenga la personalidad de Anna, ya saben, persona que demuestra ser fría y calculadora, pero que en realidad tiene el corazón más tierno de todos. xD

Lo más probable es que para el siguiente capítulo ya hayan transcurrido algunos años más y el hijo de Anna ya haya nacido y este en la mejor edad ¡en la edad de las preguntas! :3 xDDDD

¡¡GRACIAS POR LOS REVIEWS!! . (aunque sean poquitos) de verdad... se los agradezco de corazón . arigatou..... :D