CAPITULO IV: EL FIN DEL VERANO
Tras una vuelta muy movida Harry salio a la luz profusa del callejón Diagon, sus amigos lo esperaban al pie de la escalera. El color verde que había adquirido el rostro de Hagrid empezaba a disiparse a medida que se adentraba en el limpio aire del exterior.
- ¿Hagrid, estas bien? - pregunto la Sra. Weasley al ver el tono de este.
- Si, si me encuentro bien - respondió Hagrid - Solo necesito un poco de aire fresco, esos condenados carros.
- Será, mejor que vayamos a hacer las compras - dijo la Sra. Weasley.
Se pusieron manos a la obra, durante toda la mañana fueron de tienda en comprando todo lo que la lista de Hogwarts les indicaba. Harry contó a sus amigos todo lo que había visto en las profundidades del banco, pero no les contó nada de la profecía que había encontrado en la cámara, que en esos momentos iba oculta en la mochila que colgaba de su hombro. Ninguno pareció decepcionado del contenido de la cámara, puesto que todos habían tenido razón, más o menos. Ya solo les faltaba comprar los libros para el curso.
- Bueno, mientras vosotros compráis los libros. Nosotros nos vamos a esa terraza, os esperamos allí - dijo la Sra. Weasley. Hagrid y ella se marcharon en dirección a la terraza.
- Vamos a comprar los libros y después podemos ir a la tienda de mis hermanos - dijo Ginny.
- Eso, Harry querrá comprobar como va su inversión - dijo Ron, con malicia.
- ¡¡Ja, ja, ja!! - rió Harry con sarcasmo.
- Venga vamos - dijo Hermione.
Se dirigieron a la tienda de libros, Flourish y Blotts. Cuando entraron la tienda estaba repleta de gente, la mayoría alumnos de Hogwarts. Ginny vio a un grupo de Gryffindors de su curso y se acerco para hablar con ellos mientras esperaban a su turno.
- ¡HOLA, HARRY! - dijo gritando por encima del ruido Neville Longbotton. Un compañero de curso de Harry y los demás. Neville se abría paso a través del gentío que existía en la tienda.
- Hola, Neville ¿Qué tal el verano? - pregunto Harry.
- Genial - respondió este - No te lo vas a creer, ¿Te acuerdas que en el enfrentamiento del Ministerio un mortífago me rompió la varita de mi padre?
- Si, claro como se me iba a olvidar. ¿Te ha echado mucha bronca tu abuela? - quiso saber Harry.
- No, eso es lo increíble. Bueno al principio estaba un poco cabreada, pero después de contarle todo lo que había sucedido, se puso a llorar - dijo Neville, visiblemente emocionado.
- ¿Y por que lloraba? - pregunto Ron.
- Me dijo que estaba muy orgullosa de mi, y que había demostrado todo el valor que tenia en el interior. Que mi padre hubiese querido que su varita sirviese para luchar contra el mal - decía Neville muy emocionado.
- Eso es estupendo, Neville - dijo Hermione.
- Además, me ha comprado una varita nueva - dijo sacando de entre sus cosas una cajita alargada, que contenía una larga varita de color blanquecino - Veintiséis centímetros y medio, madera de Haya y núcleo de nervio de corazón de dragón.
- Es muy bonita - dijo la voz de Luna a la espalda de Neville - Hola Harry, Ronald, Hermione, Neville. ¿Cómo os va todo?
- Hola Luna - respondieron los cuatro a la vez.
Estuvieron hablando un buen rato, hasta que Neville y Luna se marcharon. Un rato mas tarde volvió Ginny, el grupo de compañeros de su curso se iba. Llego su turno para pedir los libros, cada uno pidió los suyos. Antes de abandonar la tienda Harry repaso la lista de libros.
- Eh, un momento - dijo Harry.
- Si, ¿Le falta algo? - pregunto el propietario de la tienda.
- Si, me falta un libro - dijo Harry - Misterios de la Magia Antigua - le indico Harry.
- ¿Y, se puede saber para que quieres tu ese libro?, ninguno de los alumnos de Hogwarts lo ha solicitado - pregunto asombrado el librero.
- No lo se - respondió Harry asombrado por la actitud del librero - Solo se que viene en mi lista, mire - dijo Harry mostrándole la carta de Hogwarts. El librero cogió entre sus manos la carta y la miro de arriba abajo, una y otra vez.
- Esta bien te buscare el libro, pero tendrás que esperar. No existen muchos ejemplares de ese libro y tendré que ir a buscarlo al almacén - dijo el librero - Vuelve dentro de tres horas - dijo este devolviéndole la lista a Harry.
Abandonaron la tienda, Harry todavía estaba confuso por la actitud del librero. Acaso era tan extraño pedir un libro. Se dio la vuelta para comentarlo con sus amigos, y vio que la cara de estos era se asombro.
- ¿Qué sucede? - pregunto Harry intrigado.
- Bueno, es solo que... - dijo Hermione.
- Bueno, ¿Qué? - insistió Harry.
- Que no entiendo por que te han incluido ese libro en la lista - decía Hermione - Ninguno de nosotros tenemos ese libro en la lista.
- Yo tampoco lo se, quizás se hayan equivocado. Además por que tanta preocupación, es solo un libro - dijo Harry sin darle importancia.
- Solo un libro, JA - dijo Hermione - Es mucho mas que un libro, Harry.
- ¿Por qué? - pregunto Harry con curiosidad.
- Según lo que he leído es uno de los libros más importantes con respecto a la magia antigua, y el de nivel mas avanzado - dijo Hermione tajantemente - También se dice que la mayoría de los magos serian incapaces de llegar a abrirlo...
- ¿Cómo que llegar a abrirlo? ¿A que te refieres, es un libro? - la interrumpió Harry.
- Se dice que tiene un conjuro que impide que un mago con mal en su corazón, no podría abrirlo - respondió Hermione.
- Bueno, en ese caso lo podrá abrir mucha gente buena, que... - decía Harry.
- No, no, no, aparte de un corazón bondadoso se debe tener un gran valor y coraje - decía Hermione negando con la cabeza. Todos se miraban sin decir nada.
- No creo que Harry tenga problemas para abrirlo - interrumpió el silencio Ginny, sonrojándose levemente.
- ¿Por que dices eso? - pregunto Harry a Ginny. Y esta se puso todavía más roja.
- Por que ya has demostrado tu valor y coraje en muchas ocasiones - le respondió Hermione - Recuerda, la piedra filosofal, el basilisco, los dementores, las pruebas del torneo y el enfrentamiento con los mortífagos en el Ministerio de Magia. Y por si fuera poco tus enfrentamientos contra Vol-Voldemort.
- Si vale ya lo pillo - reconoció Harry - ¿Pero y lo del buen corazón?
- Acaso me intentas decir que no tienes buen corazón, no seas modesto, si no hubieses tenido buen corazón Colagusano habría muerto y ya habrían expulsado a Hagrid por el dragón Norberto - esta vez fue Ron el que le respondió.
- Vale, vale ya lo veremos cuando recojamos el libro - sentencio Harry.
Se encaminaron hacia la terraza donde la Sra. Weasley y Hagrid les estaban esperando. Tomaron una refrescante cerveza de mantequilla mientras les contaban lo del libro de Harry. Hagrid y la sra. Weasley, también se mostraron sorprendidos por la noticia. Cuando terminaron con las cervezas se dirigieron al número 97 del callejón Diagon, donde se encontraba situada la tienda de los gemelos Weasley "Sortilegios Weasley". Cuando estaban llegando a la zona del callejón en que se encontraba la tienda vieron que un gran gentío se agolpaba en los alrededores de una tienda.
- ¿Qué demonios hará toda esa gente en esa tienda? - se pregunto la Sra. Weasley.
- Creo que intentan comprar - dijo Hagrid.
- ¡¡¡Mama!!! - dijo Ginny, sobresaltándose.
- ¿Qué sucede, cariño? - pregunto su madre.
- Te has fijado en que tienda es - dijo Ginny - Es la tienda de Fred y George.
- ¡¡¡Caray!!! - exclamo Harry - ¡Si que les va bien!
- Eso parece - dijo Hermione.
Fueron acercándose a la entrada de la tienda como pudieron. Vieron que en el interior de la tienda un gran numero de alumnos de Hogwarts, abarrotaban todos los rincones de la misma. Cuando ya casi habían conseguido entrar vieron a los gemelos y a Lee Jordan en el mostrador de la tienda yendo de un lado para el otro atendiendo a todos los jóvenes que allí se agolpaban. Fred desde lejos les dijo que se dirigieran al lateral de la tienda para entrar a la trastienda directamente.
- Hola a todos - dijo Fred alegremente - Pasad a dentro.
- Hola Fred - dijeron todos al unísono.
- Me alegro de veros - dijo Fred.
- Veo que os va muy bien - comento la Sra. Weasley.
- Ya lo creo mama - dijo George que acababa de llegar.
- Es genial toda esa gente que quiere comprar vuestras cosas - decía Ginny - Creo que este año en Hogwarts va a haber muchos disturbios.
- Si, vendemos muchísimo a alumnos - aseguro Fred.
- Pero, también vendemos a adultos, e incluso a algunos maestros - dijo George de forma misteriosa.
- Bueno yo os dejo voy a ayudar a Lee - dijo Fred.
- ¿Habéis contratado a Lee? - pregunto Hermione.
- Si, pero creo que tendremos que contratar a alguien mas, no damos abasto - comento George.
- ¿Tenéis productos nuevos? - pregunto Harry.
- Claro compañero - le respondió George - Por que no dais una vuelta por la trastienda y miráis la mercancía, pero cuidado - les advirtió.
- Vale, eso haremos - dijo Ron empezando a mirar en el interior de una caja que tenia a su lado.
- ¿Harry, puedo hablar contigo un momento? - dijo George misteriosamente.
- Claro, ¿De que se trata? - pregunto Harry.
- Veras Harry, quería hablarte de tu parte de la tienda - dijo George llevándose a Harry a un rincón.
- Yo no quiero ninguna parte, es vuestra - dijo Harry - Yo no lo necesito.
- Eso ya lo sabíamos, pero Fred y yo estuvimos hablando. Y dado que tu nos diste el dinero para hacer esto posible, creemos que deberías tener una parte - dijo George más serio de lo que Harry le había visto nunca.
- Gracias por vuestro ofrecimiento, pero ya os he dicho que no lo necesito - zanjo Harry - Si queréis que me sienta orgulloso de haber participado en Sortilegios Weasley, seguid investigando y creando cosas estupendas.
- Pero... - dijo George.
- Pero nada - sentencio Harry.
- Eres el más grande Harry - dijo George haciendo que Harry se abochornarse - Bueno por lo menos aceptaras un "Surtido de Lujo para el Estudiante Tranquilo", ¿NO?
- Eso si que lo aceptare - acepto Harry.
Tras pasar un buen rato y surtirse de material para el presente curso, todo sin que se enterara la Sra. Weasley, y Hagrid que no se quiso enterar. Regresaron a la tienda de libros Flourish y Blotts. Al llegar a la tienda, Harry entro para recoger el libro. Cuando el librero se lo entrego le izo una advertencia, debería tener cuidado con el y con lo que aprendiese de él, puesto que esa magia es muy poderosa. Harry salio de la tienda todavía inmerso en las palabras del librero.
- ¡Venga Harry, trata de abrirlo! - lo animo Ron.
- Vale, ya voy - respondió Harry. Cogió el libro por las tapas y comenzó a tirar de ellas para intentar abrirlo. El libro no cedió ni un milímetro.
- ¿Qué sucede Harry? - pregunto Hermione, acercándose a Harry para contemplar el libro más de cerca.
- No lo se, no se mueve nada de nada - respondió Harry - Toma, inténtalo tú - dijo pasándoselo a Hermione.
- Vale - dijo Hermione cogiendo el libro. En el mismo instante en que Harry soltó el libro, este salio disparado de manos de Hermione y volvió a las manos de Harry.
- Ahh - grito Ginny.
- ¿Pero como has hecho eso Harry? - pregunto Ron.
- Yo no he sido, creo que ha sido el libro - contesto confuso Harry.
- Eso no puede ser - dijo Ron.
- Claro, que puede ser, acaso no lo has visto con tus propios ojos - contradijo Hermione - El libro solo quiere estar con Harry.
- ¿Qué quieres decir con eso, de que solo quiere estar conmigo? - pregunto Harry.
- Ya te he contado que es un libro muy especial y poderoso - contesto Hermione - Solo tienen derecho a leerlo y poseerlo los dignos.
- ¿Pero y el librero? - pregunto Ron.
- Seguro que antes ser vendidos los libros llevan una especie de conjuro - dijo Ginny - He oído decir que los editores utilizan una clase de conjuros para que solo los libreros y personas autorizadas puedan manipular determinados libros y materiales.
- Si tú lo dices - dijo Ron, como sin darle importancia.
- Ya nos enteraremos de para que sirve - sentencio Hermione - No merece la pena preocuparse ahora por eso, guárdalo y vamos, nos están esperando.
Tras regresar con la Sra. Weasley y Hagrid, se dirigieron a las chimeneas para regresar al nº 12 de Grimmauld Place. Se despidieron de Hagrid, que no iría con ellos y fueron entrando uno a uno por la chimenea, hasta desaparecer del callejón Diagon.
Los días pasaban tranquilamente en la mansión Black. Ahora se enteraban de más asuntos de la Orden que el año anterior, Harry se había enterado que en Francia comenzaba a formarse una facción de la Orden y fue corriendo a contárselo a sus amigos. Relato todo lo que había escuchado decir al Sr. Weasley a la Sra. Weasley.
- ¡¡¡Eso ya lo sabíamos!!! - dijo Ron.
- ¿Cómo que ya lo sabíais? - grito Hermione - ¿Y por que no nos lo habíais contado, eh?
- Se nos olvido - dijo Ginny.
- Pues ya que lo sabéis contarnos - sentencio Harry.
- Bueno, vale - dijo Ron - Os acordáis de Fleur Delacour...
- Si claro - confirmo Hermione con tono despectivo.
- ...y os acordáis de que estaba trabajando en Gringotts con mi hermano Bill - les recordó Ron.
- Si, si eso ya lo sabíamos - dijo Harry - ¿Pero, que tiene eso que ver?
- Veréis, ellos ahora son... - dijo Ron.
- Novios - termino la frase Ginny.
- Como iba diciendo, son novios y además Bill estaba en la Orden del Fénix. Le contó a Fleur lo que estaba pasando y ella sin pensárselo dos veces decidió ingresar en la Orden - contaba Ron - Dumbledore les pidió que si podían ir de vacaciones a Francia para captar miembros para la Orden. Dumbledore insistió en que necesitamos que la comunidad Mágica Internacional este prevenida contra Quien-Tu-Sabes. Entonces mi hermano y Fleur aceptaron encantados la misión. Se fueron a visitar a la familia de Fleur y de paso para captar miembros, creo que les esta saliendo todo de maravilla - confirmo Ron.
- Además, mama esta contenta de que Bill este sentando la cabeza - dijo Ginny.
- Increíble - dijo Hermione - No pensé que Dumbledore habría extendido tanto la Orden.
- Es realmente un gran estratega - dijo Harry.
- Si, una idea digna de Dumbledore - confirmo Hermione.
Harry se encontraba tan inmerso en los nervios de los días antes de volver a Hogwarts que se le había olvidado por completo la profecía que Dumbledore le había contado el Junio anterior. Cuando estaba en Privet Drive con los Dursley, no podía dejar de pensar si debería o no contarlo a sus amigos, pero ahora que estaba con ellos no había encontrado el momento para pensar en que hacer.
El fin del verano se acercaba sin remedio, Hedwig había salido por la noche con Pig, la alborotadora lechuza de Ron. Se encontraban metiendo sus últimas pertenencias en los baúles, la Sra. Weasley les había llevado toda su ropa lavada y doblada para que la guardasen. La puerta de la habitación se abrió.
- ¿Todavía no habéis terminado? - dijo una voz criticona.
- No, todavía no - dijo Ron - No todos somos como tu Hermione.
- ¿Qué quieres decir con eso? - dijo la chica con enfado. Sentándose en la cama de Harry, seguida por Crookshanks, el feo gato de la chica.
- No, nada - se callo Ron.
- No le hagas caso Hermione, solo quiere picarte - la tranquilizo Ginny, antes de que esta respondiera a Ron.
- Siempre estáis igual, a ver cuando crecéis un poquito - les recrimino Harry.
- ¿Qué quieres decir? - pregunto Ron.
- Pues eso que siempre estáis discutiendo, parecéis un matrimonio - dijo Harry. Ginny soltó una gran carcajada y no pudo parar de reír.
- Yo, ¡¡JA!! Nunca - dijo Hermione. Ron solo se quedo inmóvil y pálido. Lo que provoco una risa incontrolada en Harry, que se unió a Ginny.
- Ya vale - dijo Ron, cuando se repuso - Tu no deberías reírte tanto, eres... - le dijo Ron a Ginny.
- Soy que - interrogo Ginny a Ron, dejando de reír.
- Muy joven para tener novio - dijo Ron a todo correr - Además no creo que lo tuyo con Dean funcione.
- Yo saldré con quien quiera y ni tú, ni... nadie me dirá con quien tengo que salir - contesto Ginny, visiblemente furiosa - ¿Y tu cuando vas a decirle que...?
- ¡¡CALLA!! - grito Ron - Eso no te incumbe - Harry y Hermione se miraban atónitos ante la conversación de los hermanos.
- Venga Ron, ya vale - dijo Harry.
- Si, dejadlo ya - ayudo Hermione.
- Empezó él - acuso Ginny, señalando a Ron.
Las chicas se marcharon de la habitación de los chicos, Ginny estaba muy enfada y Ron también. Harry no entendía la actitud de su amigo con respecto a su hermana, tampoco entendía que había querido decir esta cuando increpo a Ron. ¿Y que tenia Ron que decir? ¿Y a quien? Decir, se dijo para si mismo. Se acaba de acordar de la profecía. Pero en ese momento algo lo distrajo, la Sra. Weasley habían entrado en la habitación.
- Chicos iros pronto a la cama, mañana por la mañana vendrán unos coches del ministerio para llevarnos hasta la estación de King's Cross. Tendremos que levantarnos pronto, por que somos muchos y tendremos que hacer turnos en el baño.
- Muy bien mama - respondió Ron con voz de obediente.
Lo que resto de tarde la pasaron en la habitación jugando ha ajedrez mágico. Las chicas no se pasaron por la habitación, parecía que ambas estaban enfadadas con Ron, por las discusiones que había ocasionado.
