CAPITULO 2: CARTAS
-Bienvenidos- dijo Saori, recibiendo a Sorreto y Tetis.
-Gracias, Atena- dijo Sorreto, inclinándose- es un honor que nos reciba-
-No es para tanto- dijo Saori- tenemos una misión importante que llevar a cabo...-
Los dos servidores de Poseidón asintieron. Tetis sacó un pequeño sobre de su bolsillo y se lo entregó a Saori. Ésta sacó un pequeño billete hecho de un papel azul claro del blanco sobre y leyó:
"Querida Saori,
Espero que estés bien. Iré directo al grano. Nuestros más oscuros temores son ciertos: las habitantes de la villa de Salem tienen el poderoso diamante que por tanto tiempo hemos estado buscando y que, en manos equivocadas, es capaz de destruir al mundo (como de seguro recuerdas de nuestra última conversación).
Kaysa se ha introducido al castillo, disfrazado de una de ellas. Lo único que pudo averiguar es que el diamante lo posee la princesa Lily, la nieta de la reina Deyana.
Manda a dos o tres caballeros a quitarles el diamante y a llevarlo a tu Santuario, donde estará mejor protegido por tus caballeros y mis dos generales.
Es importante que esto se lleve a cabo pronto, pues el destino del mundo depende de ello.
Con mis mejores deseos.
Julian Solo"
Saori dobló el papel y volvió a guardarlo en el sobre.
-Bien, tengo que meditar sobre eso- dijo Saori- ustedes se quedarán con nosotros mientras planeo todo y tomo una decisión acerca de este tema...-
-De acuerdo- dijeron Sorreto y Tetis.
-Los caballeros y las amazonas les indicarán donde dormir- añadió Saori, volviendo a entrar a su Templo.
-Por aquí- dijo Shaina a Tetis un tanto fríamente, frunciendo el entrecejo bajo su máscara. Ninguna de las dos había olvidado lo que había sucedido entre ellas durante la batalla de Poseidón. La rubia no se inmutó, y siguió a la amazona peliverde.
-Por aquí- dijo Touma un tanto tímidamente. Sorreto sonrió, tomó su flauta y rápidamente hizo sonar una nota aguda, provocando una jaqueca en el ángel.
-¡Sorreto- dijo Melody un tanto molesta, cruzando los brazos.
-Hola, hermanita, no te había visto- dijo Sorreto, cambiando su sonrisa astuta por una un poco más convincente- te extrañé muchísimo-
-Yo también te he extrañado, Sorreto- sonrió Melody, olvidando su anterior enojo.
El general marino rodeó la espalda de su hermana y siguió a Touma con una sonrisa muy extraña.
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-Esta es tu habitación- dijo Selene, mostrándole a Tetis una de las habitaciones individuales en el Recinto de las Amazonas.
-Gracias- dijo Tetis, mirándola extrañada.
-¿Qué- dijo Selene- ¿me veo rara o...-
-No, no es eso- dijo Tetis, un tanto apenada por mirarla así- es que...no pude evitar pensarlo... ¿porqué no usas una máscara, como todas las demás Amazonas del Santuario-
-Yo no soy una amazona- dijo Selene, mientras sacaba unas mantas del armario y las colocaba en la que sería la cama de Tetis- yo era gitana, pero Milo y los otros me liberaron y ahora vivo aquí...-
-Vaya- dijo Tetis un poco sorprendida- un rumor llegó que Milo había dejado su antiguo estilo de vida por una chica, pero jamás me imaginé que eso fuera cierto...-
Selene sonrió un poco nerviosa, pues conocía muy bien el que había sido el antiguo estilo de vida de su novio, pero estaba tranquila: sabía que Milo en realidad había renunciado a todo eso por ella.
-Bueno, ya está listo- dijo Selene, tras acomodar bien las mantas- si necesitas algo, yo estoy en la habitación de al lado, solo tienes que llamarme...-
-Gracias de nuevo- dijo Tetis- me llamo Tetis-
-Yo soy Selene- dijo la otra con una sonrisa.
-¿Y aquí que...- comenzó Tetis, pero se escuchó un ruido afuera. Ambas salieron a ver quien lo había ocasionado. Había sido un hombre de largos cabellos color azul.
-¿Saga- dijo Selene, alzando una ceja.
-No, no es Saga, es Kanon- dijo Tetis.
-¿Cómo lo sabes-
Tetis no respondió y se volvió hacia el recién llegado.
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Mientras tanto, en el templo de Atena, Saori sacó papel y tinta, y comenzó a redactar una carta para Julián Solo. El Patriarca entró al templo en silencio.
-¿Atena- dijo Shion, inclinándose ligeramente.
-¿Sí-
-Son ciertas las sospechas, ¿verdad- dijo el Patriarca, y Saori asintió- ¿y es cierto que...-
-No lo sé, Shion- dijo Saori- no estoy segura si es correcto ir a quitarles... robarles, mejor dicho, ese diamante...-
-Es un diamante peligroso- comentó Shion, mirando pensativo el dibujo sobre la mesita de Saori.
-¿Tú que sabes de él-
Shion dejó escapar un hondo suspiro, para después tomar asiento frente a Saori.
-Recuerdo que antes de la antigua guerra contra Hades nos dio demasiados problemas a los antiguos caballeros dorados. La reina Deyana apenas tenía diez años entonces...-
-¿Qué dices- dijo Saori- ¿entonces ella tiene más de 200 años como tú y Dokho-
Shion asintió.
-Su estirpe, la contraparte de la de Lemuria, también ha sido bendecida con una vida prolongada. Comparten muchas características con nosotros...- explicó Shion, llevándose distraídamente su dedo índice a la frente. Luego sacudió la cabeza- como decía, la reina Deyana era apenas una niña cuando sucedió, y era la princesa que debía tener el diamante en ese momento...-
-Como ahora la princesa Lily, o como se llame- dijo Saori.
-Así es- dijo Shion- la anterior Atena le pidió el diamante a la reina Nereyda, la abuela de Deyana. La reina Nereyda negó la existencia del diamante y, como los caballeros insistimos, se llevó a cabo una gran batalla entre los caballeros de Atena y...ellas-
-¿Y el resultado fue...-
-Entramos al castillo, pero la entonces princesa Deyana y el diamante habían desaparecido del castillo- dijo Shion- y nunca más volvimos a saber de ella... hasta ahora. Lo que nunca he logrado entender, es que si ellas tuvieron ese diamante todo el tiempo, ¿porqué nunca nos atacaron con su poder-
-¿Y tu crees que si yo les pido el diamante...- comenzó Saori.
-Van a negar su existencia de nuevo, o se van a rehusar a entregarlo- dijo Shion- tienen un gran aprecio por él-
-Bien, entonces lo haremos- dijo Saori- Shion, necesito que me digas todo lo que sepas sobre ellas...-
-Sí, Atena- dijo Shion, inclinándose ligeramente.
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-¿Tu que dices, Mu- dijo Aioria- ¿crees que algo nuevo esté a punto de ocurrir-
-Yo no lo dudaría- dijo Mu- hay cosas muy extrañas, comenzando por la visita de Sorreto y de Tetis...-
-Así es- dijo Camus con su usual tono frío- Saori debe de tener algún plan que aún no nos ha revelado...-
-Si es así, espero tener algo que hacer pronto- dijo Milo- vigilar a los guardias todo el día se vuelve cada vez más monótono y aburrido...-
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Después de haber escuchado todo lo que Shion sabía sobre sus nuevas enemigas, Saori tomó la pluma y comenzó a escribir.
"Querido Julián,
Espero que estés bien.
Hablé con Shion para pedirle información sobre las habitantes de Salem, y llegué a la conclusión de que tienes razón. En una semana enviaré a dos de mis caballeros a recoger el diamante. Mientras tanto, Sorreto y Tetis serán mis huéspedes.
Por favor, manda toda la información que Kaysa pueda obtener, y muchas gracias por tu ayuda.
Saori Kiddo."
Saori dobló el billete y lo puso en un pequeño sobre blanco.
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Ya había pasado casi una semana desde que Sorreto y Tetis llegaron al Santuario por un asunto de Julián Solo, y ya habían logrado volver locos a dos personas: a Touma y a Saga.
Sorreto no perdía oportunidad de molestar a su 'cuñado', ya sea verbalmente o con alguno de sus poderes. Y, para colmo, lo hacía siempre en ausencia de su hermana Melody, por lo que ella no podía percatarse que Touma estaba a punto de estallar.
Saga, por su parte, estaba ya desesperado porque el número de tonterías, errores, olvidos y accidentes cometidos por Kanon se multiplicaron de manera dramática durante esos días, y el caballero de Géminis estaba seguro que la presencia de Tetis en el Santuario tenía algo que ver con la conducta de su hermano, por más que Kanon lo negara.
Esa tarde, Saga abrió la alacena y la encontró vacía. Se asomó a la habitación de su hermano, y éste estaba totalmente embobado, mirando hacia la lejanía.
-¿Kanon- dijo Saga en voz baja. Su gemelo dio un respingo de sorpresa- ¿qué sucede-
-Nada, nada- dijo Kanon nerviosamente.
Saga alzó una ceja, incrédulo.
-Sí, claro, y Máscara Mortal va a conseguir novia pronto- dijo Saga con sarcasmo- ¿qué demonios te sucede-
-Nada, Saga, en serio- dijo Kanon.
-Como quieras- dijo Saga- ¿se puede saber porqué no hiciste las compras? Te tocaban esta semana...-
-¿En serio- dijo Kanon- lo siento, Saga, pero yo...-
-...lo olvidaste- el caballero de Géminis terminó la frase. Suspiró- no importa, yo mismo iré, no tengo nada mejor que hacer. Te veré luego, Kanon-
-Hasta luego- dijo Kanon.
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Mientras tanto, en uno de los hospitales de Atenas, una chica de cabellos rojizos entró a la sala de emergencias con una niña de raza negra de su mano.
-Buenas tardes, Clara- dijo un chico de su edad, de cabellos y ojos castaños, que llevaba unas gafas cuadradas de borde delgado- ¿extrañando Africa-
-Claro que sí, José- dijo Clara- se me hace extraño volver a este estilo de vida...supongo que tú también la extrañas-
-¿Y quien no- dijo José- además, tú y yo hacíamos un gran equipo. Por desgracia, tu vuelves con tus niños a pediatría y yo a cirugía- puso su mano en su hombro- voy a casa, estoy muerto...-
-Descansa- sonrió Clara- yo apenas voy a entrar...-
-¿Con Zalika- preguntó José, mirando de reojo a la pequeña que seguía aferrada a la mano de Clara.
-Sí, siempre la dejo en el dormitorio de noche- dijo Clara.
-Genial- dijo José- te veré luego. Pórtate bien, Zalika, no le des lata a daktari-
-Adiós, dakta- dijo Zalika, sonriendo tímidamente detrás de Clara.
-Nakupenda, pequeña- dijo José, saliendo del hospital. Clara siguió caminando con Zalika a su lado.
-Buenas tardes, doctora- dijo una de las enfermeras, que era delgada, tenía sus cabellos rubios rizados y una sonrisa bondadosa.
-Buenas tardes, Aurora- sonrió Clara.
-Hola, Zalika- dijo la enfermera, sonriendo a la pequeña-¿qué vas a cenar hoy-
-Por Dios, lo olvidé- dijo Clara en voz baja- no he comprado nada. Aurora, ¿podrías cuidarla mientras...-
-Claro que sí- sonrió la enfermera. Clara se arrodilló junto a la niña.
-Zalika, debo ir a la tienda, quédate con Aurora- dijo Clara. La pequeña asintió con una sonrisa. Clara se incorporó y sonrió- no tardo...-
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Saga entró a la tienda con un bostezo. Era la enésima vez en la semana que pagaba las consecuencias por la repentina y repetitiva mala memoria de su hermano gemelo.
Tomó una canastilla de metal y comenzó a llenarla de los víveres que necesitaba para esa semana. Cuando llegó a la sección de los congeladores, no pudo creer lo que veía. Era esa chica que había conocido en el aeropuerto.
Pero ahora estaba diferente. Llevaba un pantalón color verde menta, parecido a los que usan los cirujanos, una playera polo de color negro, cuyo cuello tenía bordes blancos. Tenía unos tenis color blanco también, y un estetoscopio negro colgando de su cuello. Parecía tener mucha prisa, y puso atención en Saga hasta que casi chocó contra él.
-¡Saga- exclamó la chica sorprendida- ¡hola! No creí encontrarte aquí...-
-Hola, Clara- dijo Saga.
-¿Qué haces-
-Vengo a comprar comida, porque mi hermano lo olvidó...otra vez- dijo Saga, recordando a Kanon- ¿y cómo está Zalika-
-Bien, gracias- sonrió Clara- ya comenzó a aprender español...-
-¿Qué idioma habla, de cualquier forma- preguntó Saga.
-Swahili- dijo Clara.
-Swa... ¿qué-
-Swahili- repitió Clara- y no es un idioma, es un dialecto africano...-
-¿Y dónde está-
-La dejé en el hospital- dijo Clara- al que de hecho tengo que regresar pronto...-
-¿Mucho trabajo-preguntó Saga, alzando las cejas.
-No mucho- dijo Clara, colocando sus cosas en la caja y sacando unas monedas para pagarlas- pero aún no me acostumbro a este hospital...-
-¿Cuál...- comenzó a preguntar Saga, pero el fuerte sonido de la sirena de una ambulancia pasando por ahí impidió que el caballero terminara la pregunta.
-Debo irme, Saga- dijo Clara, tomando la bolsa con su compra- te veré luego- y salió casi corriendo de la tienda. Saga pagó sus cosas asombrado y salió también. Alcanzó a verla a lo lejos, entrando al hospital que estaba frente a la tienda de abarrotes.
-Bueno, al menos ya sé donde...- sacudió la cabeza- ¿qué estoy haciendo? Me estoy convirtiendo en Milo... bueno, en Milo como era antes-
Y, echándose la bolsa a la espalda, se dirigió al Santuario.
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CONTINUARÁ...
