CAPITULO 4: HOSPITAL
-Gracias, caballeros- dijo Saori, observando sorprendida el inusual brillo del enorme diamante y más aún, el enorme poder que sentía emanar de él- tal y como lo sospeché, este diamante es muy poderoso-
Saori puso su índice sobre el diamante, y la joya cambió de a un color verde jade y luego a uno rojo sangre.
-Estará seguro aquí- añadió Saori- pueden retirarse a descansar-
Mu, Aioros y Saga salieron del Templo de Atena, y se encontraron a Camus, Milo y Aioria en la casa de Acuario.
-¿Un día muy movido- preguntó Milo.
-Mucho- dijo Aioros, dando un bostezo. Mu no respondió nada y volvió a su casa, cabizbajo y en silencio.
-¿Y a ese que le picó- preguntó Milo.
-Ni idea- dijo Aioros, encogiéndose de hombros. También él había notado a Mu muy callado desde que volvieron.
-No te ves muy bien, Saga- observó Aioria, notando la palidez del caballero.
-Estoy cansado por el trabajo de hoy- gruñó el caballero de Géminis. No quería admitirlo, pero sentía que se le nublaba la vista.
-No, Saga- dijo Camus- Aioria tiene razón, estás muy pálido-
-Perdiste mucha sangre en el combate- dijo Aioros.
-Deberías ver a un médico- agregó Milo.
-¡Estoy bien- dijo Saga, a punto de perder la paciencia- además, son casi las dos de la madrugada, no voy a...-
Pero se detuvo. La palabra médico comenzó a sonar una campana dentro de su cabeza. Tal vez no sería tan mala idea después de todo.
-¿Y bien- dijo Milo.
-Está bien- dijo Saga, derrotado al fin- iré a ver a un médico...-
-Espera, te acompaño- dijo Aioros- no deberías ir solo-
-Gracias, Aioros- dijo Saga.
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-¡Esto es un caos- exclamó Aioros al ver el estado de la unidad de urgencias.
-¿Qué demonios sucede aquí- dijo Saga.
-Un autobús se volcó- dijo uno de los hombres- hace media hora esto estaba peor...-
-Bueno, podemos volver mañana, porque...- comenzó Saga. Estaba a punto de decir "ya es muy tarde" cuando alguien lo interrumpió.
-¡Saga- exclamó una voz. Era Clara- ¿estás bien? Te ves muy pálido...-
-¿Tan mal así me veo- resopló Saga. Aioros le lanzó una mirada de "¿que es lo que todos te hemos estado diciendo?", y el caballero de Géminis se volvió a la chica- no es nada, hace rato me hice una pequeña herida...- y le mostró el corte provocado por la espada de la reina Deyana.
-¿Una pequeña herida- dijo Clara, alzando las cejas- si casi te atravesó el brazo...- se volvió a Aioros- ¿cómo pasó-
-Eeeh... pues...- comenzó Aioros, sin saber que decir.
-Shura y yo estábamos cocinando, ¿verdad, Aioros- dijo Saga nerviosamente, dándole un codazo a su compañero con su brazo sano- y por accidente me cayó uno de los cuchillos grandes de Shura sobre el brazo...-
-¿Qué? No... auch... cierto, eso pasó- dijo Aioros, igual de nervioso.
-Es muy tarde para cocinar la cena, ¿no- dijo Clara.
-Lo que sucede es que Saga es muy testarudo, y tardamos en convencerlo de que viniera- explicó Aioros.
-Vaya- dijo Clara. Al parecer esa explicación fue suficiente- deberían tener más cuidado al cocinar...-
-Lo tendremos- dijo Saga.
-Bien- dijo Clara, sonriendo- voy a traer lo necesario para cerrar esa herida...- y salió.
-Vaya, eso estuvo cerca- dijo Saga, soltando todo el aire que había contenido en los pulmones. No era por nada, pero no le gustaba mucho andar diciendo que era un caballero de Atena.
-Y que lo digas- dijo Aioros, soltando el aire también y luego sonriendo- ¿y de donde la conoces-
-¿De que hablas-dijo Saga, fingiendo demencia. Aioros pronunció más su sonrisa.
-No te hagas...- dijo Aioros, pero no pudo continuar porque la chica volvió con una bandeja llena de cosas. Aioros salió para permitirle hacer su trabajo.
-¿Ese chico es tu amigo-preguntó Clara, cargando una jeringa con el contenido de un pequeño frasco de líquido transparente. Saga asintió- parece una buena persona-
-Lo es- dijo Saga, mientras ella rociaba el contenido de la jeringa sobre la herida de Saga.
-Tuviste suerte, solo serán doce puntos... ¿y a que te dedicas- preguntó Clara, comenzando a suturar con una aguja y un par de pinzas. Saga sintió un escalofrío.
-Eh, bueno, yo...- comenzó, pero no alcanzó a responder, porque entró una enfermera delgada.
-Iván la está buscando, doctora- dijo la enfermera.
-Dile que voy en un momento, Aurora- dijo Clara- ya casi acabo...-
La enfermera se quedó viendo sorprendida la escena. No era normal que esa doctora se dedicara a atender a adultos, pero no dijo nada y salió.
-¿Qué sucede- preguntó Saga, sorprendido por la mirada extrañada de la enfermera.
-Se supone que yo atiendo solo niños- dijo Clara, haciendo un nudo en el último punto y cortando el hilo con las tijeras, con una sonrisa- pero no hay problema...-
-¡Clara- exclamó un doctor joven, entrando bruscamente. Estaba pálido y tenía una expresión de desesperación en su rostro- necesito tu ayuda...-
-Ya voy, Iván- dijo Clara, levantándose de golpe- ya vuelvo, Saga- y salió tras el otro chico. Saga se levantó y la siguió.
Los vio entrar a una pequeña sala de resucitación. Estaban Clara, Iván, la enfermera Aurora y otras dos enfermeras. Al parecer, estaban tratando de resucitar a una niña rubia de siete años, mientras un hombre y una mujer miraban sus esfuerzos por una ventana.
-¿Saga- comenzó Aioros, y Saga le hizo una seña para que mirara- vaya, la niña se ve muy mal, ¿no-
Saga asintió al ver que la piel de la niña se volvía cada vez más azulada, mientras Clara trataba de poner un tubo por su garganta e Iván trataba de hacer latir de nuevo su corazón oprimiéndole el pecho.
-Parece que esta vez lo logramos- dijo en voz baja el hombre que también miraba por la ventana a la mujer, al parecer sin percatarse de la presencia de Saga y Aioros- ¿crees que se den cuenta-
-No lo creo- dijo la mujer- no tendrán tiempo para pensarlo-
Saga alzó una ceja. No sabía a que se refería, pero ambos tenían una mirada que a ninguno de los dos caballeros les agradó. En ese momento Iván y Clara salieron de la sala.
-¿Ustedes son sus padres- preguntó Iván, y los dos sacudieron la cabeza.
-Somos sus tíos- dijo la mujer- Molly y Howard Stevens... sus padres murieron hace tres semanas-
-Señores Stevens- dijo Iván- apenas logramos resucitarla. No sabemos que fue lo que ocasionó el paro cardiaco que sufrió, pero lo vamos a averiguar...-
-Ay, mil gracias- dijo la mujer con excesivo drama- estábamos taaaaan preocupados por ella...-
-No se preocupe, señora Stevens- dijo Clara con una sonrisa tranquilizadora- vamos a internarla para controlar todo. ¿Vomitó antes de venir aquí-
-Sí, no paraba de vomitar- dijo la mujer. Iván siguió hablando con los tíos de la niña, mientras Clara volvió con Saga y Aioros.
-¿Qué me ven los dos- preguntó ella- ¿me cayó algo...-
-No, nada- dijo Saga- estoy impresionado...-
-Yo también- dijo Aioros- que trabajo tan difícil tienes...-
-Se hace lo que se puede- sonrió Clara, para luego bostezar.
-Bueno, ya es muy tarde y debemos irnos- dijo Saga, mirando la hora- muchas gracias por todo-
-No hay porque darlas- dijo Clara- espero volverlos a ver pronto...-
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Dos días después de lo ocurrido, Saga se veía mucho mejor. Su piel había recuperado ya su color habitual, aunque su mal humor iba en aumento. Estuvo a punto de mandar a Kiki a otra dimensión un par de veces por haberle lanzado una roca en la cabeza si Mu no hubiera estado ahí para evitarlo.
Para calmarlo un poco, Milo y Selene lo invitaron esa tarde a acompañarlos al centro comercial, junto con Aioros. Saga aceptó, pues cinco minutos más cerca de Kanon lo volverían loco.
-No puedo creer que se embobe tanto por una chica- gruñó Saga- no lo soporto más...-
-Las ventajas de vivir solo, mi estimado Saga- dijo Milo.
-¿Y que se supone que significa eso- preguntó Selene, alzando las cejas.
-Eh, nada, princesa- dijo Milo- digo que es ventajoso ser el único caballero de tu signo...-
Aioros no dijo nada, solo se limitó a sonreír.
-¿Porqué tienes esa cara, Aioros- dijo Saga sospechosamente.
-Pues... no quería decírtelo, pero Selene invitó a... alguien más a venir con nosotros-
-¿A quien- dijo Saga, frunciendo el entrecejo, pues se imaginaba que la respuesta no le iba a gustar para nada.
-A Tetis- sonrió Selene- y Kanon dijo que nos acompañaría también...-
-Oh, vaya, el premio mayor- dijo Saga de mal humor, y Aioros solo se echó a reír.
-No te preocupes, Saga- dijo Aioros- no dejaremos que mueras ahogado en saliva de tu hermano...-
Aioros notó que Saga estuvo a punto de sonreír.
-Vamos de una vez, antes de que me arrepienta- dijo Saga.
Varios pasos atrás, venía Kanon acompañando a Tetis. Ella iba casi tan molesta como Saga, pues Selene no le había mencionado el pequeño, pequeñísimo detalle de que Kanon también los acompañaría, y eso no le hacía ninguna gracia.
Entraron al centro comercial. Selene y Tetis estaban muy entretenidas mirando los escaparates muy entusiasmadas, mientras Milo y Kanon las seguían de cerca.
No queriendo molestarlos, Aioros y Saga se separaron un poco de ellos, mirando los escaparates del lado opuesto.
-Tenemos que dejar solos a las dos parejas de tórtolos- dijo Aioros, sonriendo.
-Si tan solo lo fueran- dijo Saga- pero creo que Tetis aún odia a mi hermano por el asunto de Poseidón-
-Odiar es una palabra muy fuerte, Saga- dijo Aioros- ¿no exageras-
Pero Saga sabía que no exageraba, sobre todo por la mirada de total y completo desinterés que la chica le dedicaba a Kanon. Después de caminar un rato, Aioros se quedó atrás comprando un café y se separó de Saga también.
-¡Saga! ¡Saga- comenzó a gritar una niña. El aludido levantó la vista y vio a Zalika correr hacia él. Antes de darse cuenta, la niña ya lo había abrazado por la cintura.
-Hola, pequeña- dijo Saga, agachándose para verla de frente- ¿dónde está Clara-
-Daktari...allá- dijo Zalika con una enorme sonrisa, señalando hacia otro pasillo en el centro comercial. Saga alzó a Zalika y la llevó en esa dirección. La chica de cabellos rojizos estaba mirando un vestido a través del vidrio de la tienda, con dos o tres bolsas llenas de sus compras en la mano derecha.
-Hola, Clara- sonrió Saga- mira lo que me encontré-
-Hola, Saga- sonrió ella al verlo- Zalika me dijo que te había visto antes de salir corriendo...- cambió su sonrisa por una expresión un poco molesta- aunque estoy segura de haberte visto hace rato con una chica rubia...-
-Ah, él- dijo Saga, un poco apenado- ese era mi hermano Kanon-
-¿Hermano? Oh, lo siento, pero se parecen muchísimo- dijo Clara, alzando una ceja- ¿son gemelos-
-Idénticos, por desgracia- dijo Saga- y no tienes que disculparte; el resto del mundo nos confunde también...-
-Lo más extraño- dijo Clara- es que Zalika estaba segura de que no eras tú-
-Saga...- dijo Zalika, aún con una gran sonrisa- ¿quieres cenar hoy en casa de daktari-
Saga no respondió, pero la niña no le quitaba los ojos de encima.
-¿Es en serio- dijo Saga, un poco apenado- ¿daktari no se molestaría-
-Para nada- sonrió Clara- pero Zalika olvidó que hoy va a quedarse a cenar y a dormir en casa de dakta-
-Es cierto, y lo siento- dijo Zalika, un poco apenada- hoy iré con dakta, mañana con Saga-
Saga sonrió y asintió, y puso a Zalika en el suelo. No sabía porqué, pero esa niña, con esos enormes ojos verdes y su hermosa mirada de inocencia... no podía decirle que no.
-Vamos, Zalika- dijo Clara, cambiando las bolsas de su mano derecha a la izquierda- ¿no me dijiste que querías ir al parque-
-¡Sí- exclamó la pequeña, e inmediatamente tomó la mano de Saga- vamos al parque, Saga...-
-Zalika...- dijo Clara en tono de reproche, cruzando los brazos.
-No hay problema, en serio- dijo Saga, mirando de reojo a Kanon siguiendo a Tetis y suspirando- las acompañaré un rato, porque la verdad no tengo nada mejor que hacer...-
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Un rato después, Selene y Milo volvieron al Santuario. Tetis y Kanon volvieron también, aunque no juntos. Una vez que Tetis desapareció dentro del recinto de las amazonas, Kanon se percató de la ausencia de su gemelo.
-¿No han visto a Saga- preguntó Kanon.
-¿No ha vuelto- preguntó Milo, y Kanon sacudió la cabeza- estaba con Aioros... tal vez se entretuvo comprando cosas...-
-Tal vez- dijo Kanon, pensativo.
Se despidió de los dos y se fue al Recinto de las amazonas, donde se encontró a Tetis.
-Hola, Kanon- dijo ella.
-Hola, Tetis- dijo Kanon- ¿qué...-
-¿Qué hacía- dijo Tetis, sonando un tanto fría- nada, la verdad, Sorreto y yo nos iremos en tres días-
-Entonces es cierto...-
-Así es- dijo Tetis en el mismo tono- vinimos solo a ayudar a Atena en el asunto del diamante, y tu hermano y los otros dos caballeros ya lo resolvieron...-
-Bueno...- dijo Kanon en tono algo derrotado.
-Será lo mejor- dijo Tetis al notar la tristeza en su voz, y poniendo su mano derecha en el hombro de él- además, si nos quedamos una semana más, Sorreto y Touma se matarán mutuamente-
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Saga y Clara estaban sentados en una banca mientras observaban a Zalika, quien se divertía haciendo formas de arena en el arenero del parque.
-Nunca te lo había preguntado- dijo Saga- ¿dónde encontraste a esa niña? Porque tiene un cos... un espíritu muy extraño, que alegra el alma de las personas-
-En Kenya- dijo Clara con una sonrisa- y eso que dijiste es lo que significa su nombre: 'la que alegra a quien conoce'-
-¿Y cómo la conociste- preguntó Saga.
-José y yo estuvimos trabajando un año en Kenya- explicó Clara- su padre, Gyasi, era un guardia de seguridad, y su madre, Sue, era enfermera del hospital. Su madre era blanca- aclaró Clara al ver la expresión de Saga- por eso Zalika es mulata...-
-Y sus padres murieron, ¿verdad- dijo Saga.
-Así es- dijo Clara con un poco de tristeza- un grupo militar atacó al hospital. Estaban buscando extranjeros. José y yo alcanzamos a escondernos a tiempo, pero a la madre de Zalika la confundieron con uno de nosotros y... bueno, y su padre trató de detenerlos, pero lo mataron también...-
-Lo siento- dijo Saga- ¿y te quedaste con ella-
-Era lo menos que podía hacer- dijo ella- y no tengo idea como voy a continuar cuidándola. La dejo en el hospital de noche, y de día la llevo al jardín de niños-
-¿Y tú que haces- preguntó ella. Saga suspiró. No podía volver a evadir la pregunta.
-Soy caballero de Atena- dijo Saga- me dedico a pelear defendiendo el Santuario de Atena-
-¿Y entonces así fue como...- comenzó a preguntar Clara, señalando su antebrazo.
-Así es- dijo él- una misión. Lamento haberte mentido con respecto a eso-dijo Saga rápidamente- pero no puedo decir muchas cosas sobre mi vida-
-No hay problema- sonrió Clara.
Saga levantó la vista, y vio que Zalika se escondió detrás de un árbol de un hombre obeso que pasó por ahí.
-¿Porqué le teme a los hombres gordos-
-El líder del grupo militar que te conté era un hombre obeso- dijo Clara- la atrapó para usarla de rehén. Y aunque lo separamos de ella a tiempo y el idiota no le hizo daño, ella nunca lo olvidó-
-Vaya...-
En ese momento sonó un teléfono, y Clara contestó.
-¿Hola? ¿En serio? Sí, ya voy para allá...-
-¿Problemas-
-La niña de hace dos días- dijo ella- tengo una corazonada de lo que le sucede, pero tengo que hablar con Iván para comprobarlo... ¡Zalika, vamos al hospital-
-¡Es temprano- reclamó Zalika, dando una patada al suelo.
-Lo sé, halili - dijo Clara- pero hay una niña muy enferma que me necesita ahora-
-¿Niña- dijo Zalika.
-Kigoli- dijo Clara, y Zalika asintió.
-Te acompaño- dijo Saga- necesitarás a alguien que cuide a Zalika-
Clara lo dudó unos segundos, pero luego aceptó. En ese momento llegó Aioros detrás de él.
-¡Saga- dijo Aioros- ¿dónde estabas?¿no vas a regresar-
Saga sacudió la cabeza.
-Aún no- dijo Saga- ¿quieres acompañarnos-
Aioros miró alternadamente a Saga y Clara, y asintió.
-Clara, él es mi amigo Aioros- dijo Saga- Aioros, ella es Clara-
-Démonos prisa- dijo Clara.
Los dos caballeros la siguieron al hospital.
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CONTINUARÁ...
