Hikari No Naka Eh

Capítulo 6: "Apariciones"

Se anunciaba un nuevo día en Freid, hacía solo unos instantes que el Cruzade, la última de las naves reales, había llegado a las tierras de Chid Zar Freid, soberano del reino de Freid; la algarabía ya se hacía notar en sus calles y mercados, pétalos de hermosas flores volaban por el lugar mientras los reyes de toda Gaea cabalgaban hacia la plaza de la ciudad en busca de diversión, jóvenes danzantes y músicos expertos esperaban ansiosos para mostrar el mejor de sus espectáculos a tan magnífico público; a lo largo del camino, la gente aplaudía y aclamaba a sus distinguidos visitantes, algunos niños se aventuraban con ramos de flores y elegantes velos multicolor para ofrecer a los extranjeros como un gesto de amabilidad, cordialidad y unión entre uno y otro reino, gesto que era bien recibido por todos los monarcas.

Van Slanzar de Fanel, Rey ángel de Fanelia, cabalgaba un hermoso corsel blanco, a ambos lados de él cabalgaban un par de bellas damas, los seres que él más apreciaba en todo el universo, su casi hermana y su pareja, ambas se veían curiosas con las mejillas teñidas de rosa cuando algún pequeño les entregaba algún presente, él joven ryuujin solo podía sonreír ante los ojos un tanto atónitos de Hitomi y la sonrisa de niña pequeña que Merle mostraba, eran todo un espectáculo digno de verse. Por otra parte, detrás de los reyes Asturianos cabalgaba el primero entre los caballeros caellis y su hermana menor, una vestal de suaves ojos azules como el cielo y tersa piel de blanca porcelana con ensortijados rayos de sol en lugar de cabellos, más de uno fueron los caballeros freudianos que sucumbieron a sus pies durante el desfile, más de un corazón fue derretido por aquella sonrisa inocente y pura que mostraba, y muy pocas personas notaron el nerviosismo y horror lejanos, vagando en el medio de sus ojos, fueron dos o tres solamente, las sacerdotisas que notaron un grave pesar en su alma, la enorme carga que representaba el cargar con pecados ajenos, adjudicados con el paso del tiempo.

Finalmente todos llegaron a la enorme plaza de la ciudad, esta estaba acondicionada con enormes alfombras para los danzantes y cómodos cojines gigantes para los nobles invitados de un lado, del otro lado había solo paños y cojines más pequeños para el pueblo que pensaba observar el espectáculo. Chid fue el último en llegar como pedía el protocolo, él cerraba la larga procesión de reyes y regentes que habían llegado poco antes, dio la bienvenida a sus invitados y permitió que otros reyes se sentaran en el lugar de honor ubicado al centro de las hileras de cojines reales como un gesto de paz y buena voluntad, así iniciaron los bailes, entre música, incienso y copas del mejor vino de Freid, frutas exóticas desfilaban no solo entre la realeza sino también entre el pueblo mismo. Pronto terminaron los bailes y algunos cantantes de Freid hicieron su aparición, cantaba bellas poesías de amor y amistad, algunas épicas que hablaban de la tiranía del disuelto Zibach y de cómo la unión de los pueblos logró acabar con tan sangrienta guerra, odas a la naturaleza y al fruto de la vida eran entonadas con maestría a la par que se servían exóticos platillos tanto para los invitados del pueblo como para el pueblo mismo, todo parecía alegría, todo se veía tranquilo, pero la fiesta debía proseguir en otro reino, eso lo sabían todos muy bien, fue así que Millerna y algunas otras reinas y princesas de Gaea se adelantaron para conseguir algunos artículos en el inmenso bazar de artesanías, brazaletes y pulseras de marfil con decoraciones de oro, plata y diversas piedras preciosas, vestidos de finas telas casi traslúcidas similares a los que usaran las bailarinas momentos atrás, finos inciensos y perfumes extraídos de flores y maderas preciosas solo conocidas en Freid, exquisitas cajas de madera tallada con incrustaciones de diversos materiales y mecanismos para hacer música al abrir las tapas, había tanto por ver y tan poco tiempo, que la mayoría de los visitantes lamentó el no poder quedarse por más tiempo, pero el tiempo en si mismo apremiaba y pronto llegó la hora de partir, rodeados de una agradable atmósfera festiva que mezclaba mil aromas y cientos de alabanzas a la paz y la armonía. Merle, Van y Hitomi miraban el reino de Freid desde la ventana, maravillados por el esplendor que había adquirido, Chid se notaba tranquilo y feliz, en cierto modo, orgulloso por haber logrado levantar a su pueblo, y aquel recibimiento no podía haber salido mejor, definitivamente, todo indicaba que aquel pequeño sería un buen rey.

En la cubierta del Cruzade, un orgulloso Allen no hacía más que hablar de la belleza de la ciudad, de cuanta alegría se notaba en los habitantes de aquel reino que tanto había resentido los embates de la guerra, y muy en especial, de todo lo que había hecho Chid… con ayuda de los consejeros que había elegido tiempo atrás… Millerna lo contemplaba con una melancólica sonrisa, cuan orgulloso se veía aquel padre anónimo de su primogénito, esperaba que Dryden se sintiera igual cuando le tocara la hora de ser padre, Celena en cambio no lo escuchaba, había perdido la noción del tiempo y el espacio, de pronto estaba sola, inmersa en un mar de pensamientos e inseguridades, tenía memorias de lo que había sucedido mientras ella era Dilandu, eran como sueños horrendos, recuerdos borrosos que vagaban como fantasmas en lo profundo de su mente, finalmente, la proposición de Dilandu de matar a Hitomi y seducir a Van hizo eco en su cabeza, sus rodillas comenzaron a temblar, sentía como si el piso se moviera y ella no estuviera a punto de caer, la vista se le nublo y un acre sabor amargo invadió su boca, sintió como si la sangre le hubiera dejado de circular repentinamente y su rostro se puso más pálido de lo que estaba, la indefensa joven colocó una mano en su rostro, fue entonces que no pudo soportar más y cayó desplomada en el suelo.

Allen.- ¡¡¡HERMANA!!!

Millerna.- Allen, ¿qué le sucedió a Celena?

Allen.- No lo se, pero no se ve nada bien.

Millerna.- ¡Rápido, hay que llevarla dentro!

Allen.- ¡Si!

En seguida, el caballero caelli tomó en brazos al único miembro de su familia que aun vivía, él y la reina asturiana atravesaron la nave a gran velocidad, captando la atención de todo el mundo, finalmente ingresaron en la habitación destinada a Celena cerrando la puerta tras de si.

Merle.- Amo Van, ¿qué sucede?

Van.- No lo se, todo estaba muy tranquilo.

Hitomi.- Vayamos a investigar.

Van.- Si, vamos.

Minutos más tarde, los invitados y parte de la tripulación del Cruzade se encontraban arremolinados frente al cuarto de Celena, los más cercanos a la puerta eran Dryden, Van, Merle y Hitomi, todos estaban impacientes por saber que había provocado la movilización tan rápida del caballero y su reina. Finalmente Millerna salió de aquel cuarto, se veía un poco agotada, y un poco de sudor corría por su frente.

Hitomi.- ¿ Millerna, qué fue lo que pasó?

Millerna.- Celena se desmayó hace un rato, cuando la trajimos había entrado en shock

Merle.- ¿Estará bien?

Millerna.- Espero que si, hice todo lo que pude por ella, tendremos que esperar hasta mañana.

Van.- ¿Y Allen?

Millerna.- Insistió en quedarse a acompañarla, aunque no hay mucho que podamos hacer sin un equipo de atención adecuado.

Hitomi.- Espero que se recupere.

Dryden.- ¿Y no sabes porque cayó en shock querida?

Millerna.- Lo ignoro, no entiendo que fue lo que pasó, no ha tenido ningún tipo de emoción o impresión fuerte.

Van.- Tal vez recordó algo que la impactara.

Millerna.- Es posible, pero no podemos saberlo sino hasta que despierte.

Chid.- Tía, ¿suspenderemos el viaje?

Millerna.- Me gustaría hacerlo pero, temo que es imposible, la siguiente ciudad a visitar será Palas en Asturia, llegaremos en una hora o dos, tendremos que dejar a Celena para que descanse y sea atendida.

Allen.- En ese caso, yo también me quedaré en Asturia.

Millerna.- ¡¡¡Allen!!!

Allen.- Lo lamento mucho majestad, pero mi hermana podría no volver a despertar, debo permanecer a su lado hasta saber que ella está bien.

Millerna.- Pero tú estás a cargo de…

Dryden.- Cuídala mucho Allen.

Millerna.- ¡¡¡Dryden!!!

Dryden.- Es su hermana menor querida, dime, ¿no te quedarías al lado de Eriss si ella cayera en shock?, trata de comprender, es la única familia que le queda.

Millerna.- Pero…

Allen.- Gracias Dryden, te debo una.

Dryden.- No me debes nada, en todo caso, cuídala bien, no la pierdas de vista ni un instante.

Chid.- Estaremos rezando para que despierte pronto.

Merle.- No pierdas las esperanzas Allen.

Hitomi.- Estamos contigo Allen.

Van.- Si, ya verás que todo saldrá bien.

Allen.- Gracias, a todos; ahora debo volver con mi hermana.

Poco a poco todos fueron volviendo a sus ocupaciones, aunque no dejaban de asomarse para enterarse de cualquier cambio en el estado de la bella joven.

La frontera de Freid con Asturia fue cruzada luego de algún tiempo, pronto llegarían a Palas para dejar a Celena en algún hospital y proseguir con la conmemoración del fin de la guerra, a pesar de todo, nadie se notaba animado, ni siquiera Millerna, quien había dedicado gran parte de su tiempo a lo largo de los últimos meses para preparar una gran fiesta para sus amigos y la realeza de toda Gaea.

Cientos de palomas volaban desde los pueblos del reino para dar la bienvenida a sus huéspedes temporales, así como miles de reflejos se veían a lo largo de las calles de los pueblos más cercanos a la ciudad de Palas, era un recibimiento que Millerna había planeado hacía algún tiempo, utilizar las aves de la paz y espejos para reflejar la luz del sol y así dar la bienvenida con cientos de estrellas en pleno día, sin duda era el recibimiento más original de todos, pero la reina de aquel refinado pueblo ya no sentía ni una pizca del orgullo que la había embargado por su genial idea hacia semanas, su semblante mostraba preocupación, inseguridad y tristeza, no había podido hacer absolutamente nada por una de sus amigas más queridas, la hermana del hombre que alguna vez creyó amar, sin duda alguna, Celena formaba parte de su familia también, ahora debía abandonarla por los próximos dos días y proseguir con el primer año de las fiestas de la paz, estaba segura de que ahora no las podría disfrutar con la amplitud que tenía planeado.

El traslado desde el Cruzade hasta el hospital de Palas fue rápido, ya que Dryden se había adelantado a pedir un coche o una carreta para transportar a la menor de los Chezard, el rostro de Allen se mostraba sumamente preocupado mientras veía cada vez más cerca el edificio blanco donde se atendía a los enfermos.

Mientras tanto, la realeza de Fanelia, Freid y Asturia recorrían los canales de Palas al final de la comitiva, como se había establecido; compartían la misma góndola y sonreían mientras saludaban a la multitud, que los recibía con estrellas y flores blancas, era una lástima que la preocupación no les permitiera gozar de aquel grato recibimiento.

Fue así que mientras la celebración continuaba, el día se consumía de a poco, la noche no tardó en hacer muestras de querer cubrirlo todo con su oscuro manto salpicado en diamantes, Allen salió por un momento para recibir el informe que Gadeth le tenía preparado, era hora de que la comitiva real regresara a las naves y Allen debía dejar algunas indicaciones a sus hombres. De pronto, entre las sombras del cuarto azul celeste que el caballero caelli había dejado, una persona se incorporó por completo, a pesar de tener el cuerpo de una mujer no se veía nada frágil, y sus ojos, tan similares de pronto al color de la sangre, el cabello blanco en lugar de rubio y una mirada asesina acompañando una larga cicatriz que iba del pómulo derecho hasta la barbilla habían hecho acto de presencia en cosa de segundos, poco a poco caminó hasta la ventana de la habitación, observó sus ropas de reojo y una mueca de desagrado se formó en su rostro enfermo, una bata tan azul como el cuarto mismo era todo lo que llevaba puesto, luego de vigilar que la comitiva no llegara aun, decidió echar un vistazo a la habitación, solo había una silla, una cama y algunos objetos que momentos antes estuvieran conectados a su cuerpo, sonrió pensando el uso que podría darles cuando escuchó pasos que iban a su habitación, seguramente el idiota de Allen había regresado, corrió entonces hasta la puerta del cuarto y esperó con paciencia a que la puerta fuera abierta, cuando esto pasó, sintió su respiración ligeramente agitada, su corazón latiendo más rápido de lo normal y una sensación casi olvidada de adrenalina recorriéndole la sangre…

-Señor Allen… no está, igual que la paciente… ¡¡¡SERÁ MEJOR AVISAR A LOS DOCTORES!!!

La puerta se cerró tras la enfermera repentinamente, la pobre mujer de castaños ojos y cabellos pudo sentir una corriente recorrerle la espalda completa, un escalofrío de terror se apoderó de su cuerpo evitando que reaccionara ante la amenaza que presentía a sus espaldas…

-No creo que sea buena idea informarle al doctor… señorita.

La enfermera cayó de pronto con los ojos desorbitados por el temor y el cuello completamente roto, su cabeza estaba ahora en una posición bastante extraña, y aun había más, aquella persona de voz dulce comenzó a desvestir a la enfermera, minutos después salía del cuarto con las ropas blancas de la fallecida mujer, tenía que darse prisa o lo echarían todo a perder una vez más, está vez no pasaría lo mismo.

Allen.- Espero que todo vaya bien por el resto del viaje.

Enfermera.- Señor, parece cansado, ¿porqué no va a casa?

Allen.- Gracias pero, debo ir a ver a mi hermana, descansaré más tarde.

Enfermera.- ¿Está usted seguro señor? Su majestad Dryden nos encargó mucho que cuidásemos de usted y su hermana.

Allen.- Estoy seguro, no se preocupe.

Pronto, aquel caballero de largos y rubios cabellos llegó a la tan deseada puerta, giró la manija con cuidado de no hacer mucho ruido y comenzó a menearla, más ¿Cuál sería su sorpresa al encontrar la cama vacía, la ventana completamente abierta y a una de las enfermeras desnudas y muerta en el piso de la habitación?

Allen.- Maldición, Celena, ¿qué has hecho?

El Cruzade había despegado hacía solo unos momentos, Palas había quedado atrás en pocos minutos, y el día había sido de tal agitación, que cada cual se fue a su habitación para descansar, solo la vidente de la Luna Fantasma y el ángel faneliano quedaban en los pasillos, murmurando acerca de los acontecimientos del día…

Van.- ¿Crees que se recuperará?, es una muy buena chica.

Hitomi.- Estoy segura que si, se ve tan dulce y amable como la princesa Eriss, solo que parece muy tímida.

Van.- Así es Celena, dulce, amable y tímida, es casi imposible sacarle más de dos palabras la primera vez que estás con ella.

Hitomi.- Es increíble que ella fuera Dilandú la primera vez que llegué aquí.

Van.- Lo se, aun no podemos concebir que ese maniático… bueno, tú sabes.

Hitomi.- Si, te entiendo, supongo que el que ella volviera son señales de que es fuerte.

Van.- ¿Y entonces?

Hitomi.- Creo que se recuperará muy pronto.

Van.- Ojala tengas razón, en fin, ¿gusta mi bella dama acompañarme a descansar?

Hitomi.- Tú no tienes pensado ir a descansar.

Van.- Jajajajaja, me atrapaste.

Hitomi.- Recuerda que soy adivina… y a ti te conozco cada vez más.

Van.- En eso tienes razón, y entonces, ¿quieres continuar donde nos quedamos anoche?

Hitomi.- Lo pensaré camino a mi cuarto.

Van.- ¿Camino a tu cuarto?

Hitomi.- Si así es, ahora no dejé mi ropa de dormir en el tuyo.

Van.- Muy bien, tú ganas, ya sea que quieras descansar o continuar con lo de anoche, te estaré esperando.

Un beso fue suficiente para asegurar que ahí estaría ella, cada cual tomó entonces su camino, pero ninguno notó que había una sombra extraña esperando en una de las habitaciones. Hitomi Kanzaki apenas había entrado a su habitación, sonriendo ante las ocurrencias de su pareja cuando una voz de dulce sonido y amenazante tono la sorprendió en un murmullo tibio.

-Así que nos volvemos a encontrar, hechicera.

-Dilandú

Notas de la autora:

Ok, ok, lo confieso, falté a mi palabra, estaba segura que podría con un capítulo por semana y bueno… la inspiración se me fue de paseo, sin embargo y a pesar de todas las adversidades he logrado terminar este sexto capítulo, ¿qué les parece? Susto que se ha de haber llevado Hitomi al darse cuenta de quien estaba justo atrás de ella, ¿no creen? Y bueno, como ya saben, espero cualquier tipo de comentario, recomendación, corrección y etc, etc y claro, muchísimas gracias a Sabrina, Alex, Hitomi Kanzaki y Nessy, muchísimas gracias por su apoyo y bueno, respondiendo a una pequeña duda que me dispararon por ahí y no resolví, verás Alex, Hitomi no sabe cuando volverá a su casa, la columna luminosa puede aparecer en cualquier momento, y bueno, Van es de esas personas que cumplen su palabra, si Hitomi lo deja continuar con su proposición, ¿qué le habría contestado? Ella no estaba segura de poder cumplir una promesa como esa porque no tiene idea de en que momento se irá, por eso no lo dejó continuar con su proposición, ahora bien que los demás pueden sacar otro tipo de conclusión, para eso son los fanfics, ¿no?

Ya por último, (¿qué dijeron, este no lo dedica?) pues siiiiiiii, este capítulo va dedicado a mi hermano y cyberprimo AOI SAN ATARDECER (Sip, no nos llevamos muy bien, tú no lees mis historias, yo apenas volteo a ver las tuyas, pero bueno, este va para ti, justo donde empieza la acción… más desarrollada) y pues, prometo apurarme más con el siguiente, de hecho, lo voy a empezar en este preciso momento.

SARABA

PD.- Saraba significa "Hasta luego" aunque no se en que idioma n.n