Hikari No Naka Eh

Capítulo 7: "El Rapto"

"Casi no puedo creer que estés aquí, mi querida Hitomi, casi no puedo creer cuan bella te has vuelto de repente, pensar que estuvimos tan lejos como lo está Gaea de la Luna Fantasma, y ahora estás aquí, en la misma nave… y pronto entre mis brazos, no había dormido tan tranquilo desde hacía mucho tiempo, tampoco me había sentido tan feliz desde la última vez que estuviste aquí… ¿qué pasa?... no oigo tus pasos, espero que estés bien… ahora estoy paranoico, el miedo de que te pase lo mismo que a Celena no me ha dejado solo desde que nos dijeron que no sabían porque entró en shock… no quiero que eso te vuelta a pasar… Hitomi"

Van esperaba junto a la venta de su cuarto, tal vez por eso fue el único en notar como algo caía por la borda, estaba oscuro, muy oscuro, las tinieblas y la bruma que se formaba alrededor de las montañas evitaban encontrar al menos forma a aquel bulto que se había caído de la nave, quizá solo fuera un equipaje o algo… pero el equipaje se encontraba asegurado al pie de las camas de la nave y esta había navegado tranquila por el aire, entonces…

-HITOMI!

El tiempo se volvió muy lento y el trayecto de una habitación a otra se había alargado demasiado, la puerta de la habitación fue abierta de golpe… para encontrarse vacía frente a los ojos carmesí del monarca pelinegro.

Hacía mucho frío, el corazón le latía a tal velocidad, que no tardaría en salírsele del pecho si aquella caída no se detenía pronto, es que no podía creer lo que estaba pasando, de pronto, una extraña visión se apoderó de su mente, dejándola inconsciente por un rato. Cuando volvió en si se encontraban en tierra, ilesas, con apenas unos rasguños pues, al parecer, los árboles habían amortiguado su caída; se sentía extraña, la cabeza le daba vueltas y el hecho de ser cargada por otra le daba miedo, es que el cuerpo de Celena se veía tan frágil como el suyo propio¿de donde sacaba tanta fuerza si seguía teniendo el cuerpo de una mujer? Y eso no era lo peor, poco a poco, el recuerdo de aquellas aterradoras imágenes daban vueltas en su cabeza, podía ver claramente a Celena con el rostro y la mirada de Dilandú mientras enloquecía en lo que parecía ser un ataque de rabia y demencia, podía ver el rostro cambiar de uno a otro con una rapidez alucinante, podía ver el terror en la mirada del rostro de Celena mientras corría histérica por el largo pasillo de una casa abandonada, una muy alta, el cuarto parecía ser una especie de ático con varias ventanas-balcón dando a la calle, un escalofrío de muerte la recorrió cuando recordó haber visto a Celena/Dilandú rompiendo una de aquellas ventanas y cayendo al vacío, y finalmente, lo más horrendo de aquella ilusión del futuro… el cuerpo inerte de Celena con el rostro transfigurado, algunas costillas y huesos rotos, todos fuera de lugar por la caída, enmarcados por una enorme mancha de sangre tan oscura, que casi parecía ser negra, era un espectáculo horrendo.

Dilandu.¿Quieres dejar de temblar así hechicera, espantarás al caballo.

Hitomi.¿Caballo?

Dilandu.- Si, he dicho caballo, la dulce Celena, como siempre tan débil y descuidada me permitió encontrar la ubicación de las caballerizas de uno de los refugios militares que tienen aquí en la frontera… esa idiota me ha dado un modo de transporte bastante oportuno.

Hitomi.¿Transporte?

Dilandu.- Si, así es, iremos a Seciola, está cerca de Palas y las casas fueron abandonadas en la guerra… por suerte dejé algunas en pie.

Hitomi.¿QUɂ¡NO, PORFAVOR!

Dilandu.¿Miedo? Eso me gusta mujer, ahora solo quédate quieta y te mataré pronto cuando hayamos llegado.

Hitomi.- Por favor, si vamos a Seciola también matarás a la hermana de Allen… y a ti mismo.

Dinaldu.- Ni creas que me asustas con tus cuentos, y ahoraéste caballo nos ayudará a desplazarnos pronto.

Hitomi se encontraba atada de pies y manos, para aquel ser extraño no fue difícil subirla a la montura y luego acomodarse, la corredora no sabía que hacer ahora, el terror la estaba invadiendo, si ella también iría a Seciola¿Porqué no había impedido que Celena muriera durante su visión¿Es que acaso ella…

A algunos kilómetros de distancia, toda la tripulación de una nave se encontraba frenética buscando a una joven que debía estar a bordo, no había rastro alguno de la chica con ojos de jade y castaños cabellos cortos, un extraño frenesí flotaba en el ambiente al igual que la desesperación de un joven al cual parecían sobrarle energías, a pesar de todo, los gritos de una mujer comenzaron a escucharse por toda la nave, la incertidumbre no tardó en sembrarse en el Cruzade, nadie sabía que era lo que pasaba sino hasta que todos se hubieron concentrado en el área más amplia de aquel pájaro de madera y metal.

Merle.¿Qué pasa ahora¿Porqué tantos gritos?

Dryden.- Disculpen, por favor, pero Hitomi no es la única desaparecida esta noche.

Van.¿Cómo dices?

Gadeth.- Así es, la mascota del jefe acaba de traernos un mensaje y no es agradable muchachos.

Millerna.- Tendrían que ser buenas noticias pero no lo son, son peor que malas.

Merle.- Millerna San, por favor, déjese de rodeos¿qué es lo que sucede?

Millerna.- Celena salió del shock… o al menos eso parecía, Allen encontró a una enfermera muerta en la habitación de su hermana, parece ser que Celena escapó y no solo eso…

Van.- No fue Celena quien despertó ¿verdad?

Millerna.- No, no es ella, al parecer Dilandu ha regresado, su cuerpo sigue siendo el de Celena porque robó las ropas de la enfermera.

Dryden.- Esto es increíble¿cómo pudo suceder una cosa así en estos momentos?

Gadeth.¿No les parece extraño que ambas hayan desaparecido?

Dryden.- Ahora que lo dices Gadeth, puede que no sea una casualidad.

Van.- Entonces eso que vi caer, seguramente eran Hitomi y Dilandu, ese maldito bastardo.

Dryden.- Van, cálmate, no estamos seguros de que Dilandu la haya secuestrado, no pudo haber llegado tan pronto al Cruzade, y bueno, ahora que sabemos que Dilandu es en realidad Celena, no lo llames bastardo, por favor.

Van.¡Dryden!

Merle.- Amo Van, sea razonable, espere un poco más, ya verá que la encontraremos.

Van.- No Merle, si espero un poco más, será demasiado tarde para Hitomi.

La noche era sumamente oscura en aquel paraje rocoso, no había estrellas ni luna, o al menos, no podían divisarse a causa de la espesa niebla que envolvía aquella cadena de montes y montañas, un caballo negro como el mismo ambiente galopaba a toda velocidad, su jinete lo espoleaba sin compasión alguna, era extraño, se trataba de una mujer, parecía una enfermera, solo que sin el delantal y el gorro blanco que las caracterizaba, su cabello plateado se movía al compás del viento y sus ojos veían insistentemente al bulto que llevaba consigo, era una mirada extraña, maniática, psicópata, y en cierto modo, incluso lujuriosa, unos instantes más y comenzaron a cruzar un bosque tan lúgubre, que cualquiera podría jurar que los demonios y otros espíritus rondaban aquel lugar casi maldito… al poco rato llegaron a lo que parecía ser una aldea desierta, casi toda convertida en cenizas junto con algunas partes considerables de bosque, solo quedaban algunas casas en pie. Aquel caballo negro detuvo su loca carrera a una orden de la jinete, estaban justo frente a la casa más alta del lugar, seguramente era ahí donde la familia más rica había pasado sus mejores años, ahora, aquella casa inmensa solo albergaba ratas, arañas y algunos murciélagos que habían optado por salir, aprovechando lo oscuro y cerrado de aquella noche sin luna.

Dilandu Albatou, antiguo general de la élite de los cazadores de dragones en Zaibach, ese era el rostro que ahora contemplaban unos aterrorizados ojos verdes, era extraño ver aquel fino rostro masculino en el cuerpo de una joven de apenas 17 años, los mismos que la chica de la Luna Fantasma tenía en ese momento. Aquel sádico experimento genético solo sonrió complacido al observar el miedo en su víctima, volvió entonces a cargarla sobre su hombro y la llevó dentro, pronto llegaron a la habitación más alta del lugar, entonces la adivina quedó completamente paralizada, envuelta en sudor, aquella habitación oscura y fría, aquella que guardaba algunos muebles viejos, los más caros de su época seguramente, aquella con las ventanas-balcón que daban a la avenida principal del pueblo, ahí era donde Dilandu Albatou vería su fin… ¿y entonces que le esperaba a ella?

Una vela fue suficiente para alumbrar la mugrienta habitación donde se encontraban, las llamas danzantes de el objeto de cera se reflejaban trémulas en los ojos enrojecidos de aquel ser extraño, este solo acercó la vela a donde yacía su víctima, se veía tan asustada… como había extrañado ver el sufrimiento reflejado en los ojos de otra persona, era algo que gozaba plenamente… no, era algo más que un gozo, mucho más… lo excitaba, lo complacía como ninguna otra cosa. Una mano femenina, proveniente del cuerpo que ahora usaba, acariciaba su barbilla con suavidad mientras aquella mente perversa maquinaba un plan para hacer de esa noche, algo inolvidable por completo¿qué haría primero¿torturarla¿o tal vez sería mejor prenderle fuego y soltarla para verla correr y oírla gritar de dolor? Aquella no era mala idea, pero no, tenía que hacer algo especial con aquella mujer, ella, esa bruja de la Luna Fantasma era la responsable indirecta de que su rostro fuera mutilado de aquella manera, ella era la culpable de que Van Slanzar de Fanel siguiera con vida por aquel mundo… pero también era por su presencia que él había obtenido nuevamente el control de aquel cuerpo, se observó unos momentos, notando la diferencia entre el cuerpo al que estaba acostumbrado y ese que ahora tenía, si, era más débil que el cuerpo masculino de que le habían dotado aquellos científicos estúpidos, pero le había respondido bien, tenía buenos reflejos y mayor elasticidad, comenzó a recorrer algunas partes con su mano, sintiendo cada pequeño detalle que hiciera diferente a ese cuerpo, fue entonces cuando otra idea más interesante que la de incendiar a Hitomi apareció¿porqué no? Quizá se sintiera diferente tocar otro cuerpo femenino para hacer algunas comparaciones¿porqué no? Tal vez aquella chica gimiera igual o más fuerte si le hacía lo mismo que Celena había visto hacía Slanzar con ella¿porqué no? Era probable que la adivina sufriera aun más si jugaba con ella antes de matarla, después habría tiempo para prenderle fuego, nadie podría reconocerla y él podría seguir con el plan, se internaría en el bosque, lo más cerca posible de Palas, se tiraría al suelo y dejaría que aquella debilucha de Celena tomara el control por unos instantes, los suficientes para que los encontraran, los suficientes para que Van se sintiera el héroe una vez más, los suficientes para obligar a esa pequeña perra virgen a seducir a la persona que él más odiaba en el mundo… después lo descuartizaría mientras estuviera dormido, si, lo mutilaría y lo llevaría al valle del dragón, entonces lo obligaría a ver como aquellas bestias de tierra se comían cada una de sus extremidades… y luego, lo haría sentir los afilados dientes de esas fieras en carne viva… si, era un excelente plan, y estaba ansioso por comenzarlo.

Todo estaba oscuro, sumamente oscuro, hacía frío, ella estaba desnuda, completamente desnuda, abrazando sus piernas, volteando a todos lados, temerosa de las sombras que la vigilaban, lágrimas, miles de ellas rodaban por sus mejillas, era como cuando la secuestraron, se sentía tan sola, tan desprotegida, solo que ahora también se sentía culpable, esto era su culpa, suya y de nadie más, la culpa, casi no podía con ella, sabía perfectamente bien lo que ocurría cuando ella era encerrada en aquel sitio lúgubre y oscuro, necesitaba salir, tenía que salir, tenía que intentarlo…

De pronto, notó un cambio radical en la mirada de su agresor, la estaba viendo fijamente y no le gustaba la forma en que lo hacía, podía sentir como le abría aquel kimono rosa lentamente, como con la sola mirada, la despojaba del hermoso listón púrpura en su cintura, aquella mirada la estaba desnudando con una lujuria que nunca había observado en nadie, era una lujuria malsana, que la estaba matando por dentro, robándole partes de su alma a medida que avanzaba, Hitomi pudo notar como Dilandu se acercaba cada vez más y más a ella, sus ojos subiendo y bajando, haciendo un camino del escote de su vestido a sus ojos, sintió entonces una mano empujarla sobre su espalda con brusquedad, vio aquellos ojos perversos hundirse en los propios mientras se acercaba a sus oídos "no se si Slanzar ya te poseyó por completo, pero yo no desaprovecharé esta oportunidad", Hitomi sintió un grito desgarrador saliendo de su boca mientras aquel maniático con cuerpo de frágil mujer degustaba la piel de sus mejillas y comenzaba a desatar sus ropas, la lectora de cartas no pudo más y se desmayó al momento.

Celena estaba todavía aterrorizada cuando escuchó un grito ensordecedor, un grito tan pavoroso, que la hizo reaccionar.

-DEVUÉLVEME MI CUERPO‚¡ES MÍO‚¡DEVUÉLVEMELO Y DEJA DE LASTIMARLA‚¡BASTA!

La joven de azules ojos pudo por fin levantarse y golpear aquellas paredes oscuras que la mantenían cautiva, aun sentía frío, si, también tenía miedo, mucho, conocía mejor que nadie al psicópata que usurpaba lo único que siempre le había pertenecido, pero era hora de afrontarlo, no podía permitir que otra persona saliera lastimada, no una culpa más.

Un par de ojos encolerizados veían con desprecio aquella cinta de seda púrpura que no cedía ante nada¿cómo podría ultrajar a la mujer de Fanel si no la desvestía? Estaba por conseguirlo cuando un inmenso dolor de cabeza lo tiró al suelo, algo andaba mal, era Celena, estaba intentando retomar el control de manera tan desesperada, que si seguía gritando y golpeando, seguramente, le haría estallar la cabeza, pronto aquel incendiario comenzó a gritar amenazas y maldiciones, invocando a todos los demonios mientras se revolcaba en el piso de la habitación… quietud, calma, nada se oía ya en el cuarto, nada se movía ya en aquel sitio oscuro… un par de ojos azules se abrieron poco a poco solo para encontrarse con la pareja del rey de Fanelia, ahí estaba, con la ropa destrozada y desacomodada, inconsciente, quizás muerta…

-Llegué tarde, esto es mi culpa.

Lágrimas de cristal cortante emergieron a mares de aquel par de luceros, no solo era culpable de otra muerte, también de mucho dolor¿Es que Dilandu se había atrevido a torturarla de ese modo¿Aun teniendo el cuerpo de Celena tal cual era? Y eso no era lo peor, o no, ahora ella era peligrosa, Dilandu podría salir en cualquier momento, asesinar a su gusto… rompiendo los corazones de personas inocentes… como su majestad Van… Van, era cierto, seguramente haría lo posible por vengar la muerte de su amada, entonces Celena sería perseguida el resto de su vida y moriría a manos del primero que capturó su alma con la sola mirada… o solo ella moriría y el demente en su interior tomaría un control total y absoluto sobre ella…

-No, esto no puede estar pasando, esto, esto debe ser una pesadilla.

-No Celena, no lo es, esto es la realidad.

-No.

-Acéptalo… disfrútalo… se que te sientes feliz de ver a tu rival…

�-NO!

-Te perseguirán por esto Celena.

�-Pero yo no fui¡yo no lo hice¡FUISTE TÚ!

-Y quien te creerÿ Te acusarán de asesinato… porque tenías que quitarla de en medio… te acusarán de rara…

�-NO!

�-TÚ LA VIOLASTE CELENA, Y LA MATASTE!... y lo mejor de todo es, que te gustó.

-NOOOOOOOOOOOOO!

Sus piernas le temblaban mientras comenzaba a incorporarse, la cabeza le dolía, el alma, el corazón, no podía pensar, solo sentir ese inmenso dolor por todas partes, aquella enorme culpa incesante, no sabía a donde se dirigía, solo quería huir pronto de aquel lugar, Dilandú aun seguía molestándola, atribuyéndole a ella todas aquellas muertes y ahora también la de Hitomi, Celena observó entonces a su alrededor y comenzó a guiar su cuerpo a lo que sería la salvación de muchos, iba directo a una de las enormes ventanas-balcón, precisamente, aquella a la que le faltaba la baranda de madera, unos segundos más, solo unos segundos más…

Notas de la autora:

Soy sádica, esto es increíble, si no me freno a Hitomi la deshonran n.nUuy, bueno, pero no le paso nada, en fin, espero que este capítulo les haya gustado y pues les aviso que el capítulo 8 (sip, el que sigue) probablemente sea el último de esta historia… y bueno, la otra mala noticia es que, por causas de fuerza mayor (escolares) voy a tardarme algo más para escribirlo y subirlo (POR FAVOR NO ME MATEN, SOY MUY JÓVIEN PARA MORIR ¡0¡) así pues, agradezco su amable comprensión n.n, otra cosa que agradezco son los reviews que me han dejado, sip, muchisísimas gracias a Hitomi Kansaki Fanel, saga, Rinsita-chan y Hotarudono, en verdad, mil gracias por sus comentarios, prometo para el próximo capítulo también poner otro agradecimiento muy pero muy especial a los clientes asiduos del fic.

Ya para terminar, este capítulo está dedicado a mi amiga Sofi Chan, hasta Arentina, como no n.n, Sofi, se que te había dicho que te dedicaría el anterior, pero pues nomás no llegaba a la parte que me sugeriste (y aquí está… la mitad de la idea, pero está) pero como aquí ya está la idea, pues este capi es todo tuyo, solo tuyo y nada más que tuyo, gracias por la inspiración, en verdad.

Y bueno, ahora si, cuídense mucho, aprovechen mi ausencia (hay muchos fanfics buenísimos, les recomiendo la sección de Inu Yasha) y como siempre digo…

SARABA