Hikari No Naka Eh

Capítulo 8: "Dentro de la luz"

Un ángel de blancas alas surcaba los cielos nocturnos de Asturia con desesperado semblante y miedo en sus ojos; volaba lo más cerca de tierra que le era posible, las copas de los árboles le impedían la visibilidad y el sol apenas comenzaba a salir, había poca luz y con cada segundo perdido, crecía su angustia; la mujer que amaba estaba en peligro de muerte.

Pronto aquel ángel de ojos de grana ubicó una aldea abandonada, el edificio más alto estaba incendiándose y entonces, la preocupación lo invadió de lleno…

Hitomi!

El pelinegro intentó entrar por una de las ventanas-balcón, sin embargo, las enormes llamas saliendo del lugar lo hicieron desistir, poco a poco fue descendiendo, a medida que la construcción se derrumbaba en llamas, el faneliano estaba en verdad confundido, y a pesar de todo, no esperaba ver un pequeño pendiente rosa salir por los aires de entre los escombros, sintió entonces todo su cuerpo paralizado mientras un frío de muerte lo sobrecogía, una idea, en verdad siniestra, pasó desfilando triunfal ante sus ojos; sus rodillas flaquearon y cayó sobre ellas al momento, mientras observaba el pendiente recién atrapado y lágrimas cristalinas corrían a través de su rostro sombrío.

Llegué tarde, ella está… está… ¡HITOMI!

Era una escena en verdad sobrecogedora, el rey de Fanelia tirado en el suelo, llorando desesperado, con un enorme dolor en su pecho. Aquel hombre tan fuerte se veía ahora tan frágil, tan desvalido… ruidos provenientes del bosque interrumpieron los sonidos sollozantes de las flamas y del dragón blanco, tal vez sería un animal salvaje preparándose para atacarlo, extrañamente parecía no importar, estaba en shock, la persona que más le importaba ya nunca más estaría con él, no volvería a ver su sonrisa, ni sus místicos ojos verdes, estaba confundido, no sabía que hacer hasta que oyó su propio nombre en la voz de su amada…

Van…

Pero ¡que broma más macabra le jugaba el viento, burlándose de esa manera de su dolor.

Van… Celena pesa mucho.

Celena pesa mucho… ¿es que los espíritus se sentían cómicos aquella maldita noche?... un momento… sus ojos de rubí buscaron, ansiosos, dentro del bosque hasta cruzarse con unos hermosos ojos verdes, místicos, cansados y a punto de cerrarse por el esfuerzo realizado. Van se apresuró a llegar a su lado para tomar en brazos a una chica de rubios cabellos cenizos y polvosas ropas de enfermera, Celena se había desmayado y aun debían alejarse de las llamas.

Hitomi iba al frente, guiando a aquel bello ángel a través del bosque, estaba nerviosa, confusa, tan asustada, su cabeza se había convertido en un remolino de emociones e ideas. El silencio reinó a medida que se internaban en aquel lugar, pronto la menor de los Schezard había sido depositada en el suelo junto a un árbol, el pelinegro observaba a la otra mujer recargada en el tronco de un árbol, sentada frente a la hermana de su mejor amigo, tan pensativa y a la vez preocupada…

Estás bien Hitomi?

Dijo el rey en un murmullo apenas audible mientras se sentaba al lado de aquella joven a quien por poco pierde.

Hitomi.- Si, lo estoy… es solo que… todo pasó tan rápido…

Van.¿No te lastimaste?

Hitomi.- No, creo que no.

Van.- Por cierto, esto salió volando de entre los escombros… creí que tú habías…

Hitomi.¿Muerto? Estuvimos a punto de morir.

Van.- Perdóname Hitomi, debí estar ahí, a tu lado para protegerte y…

Hitomi.- No fue tu culpa.

Ambos jóvenes se veían a los ojos, había tristeza y cansancio en ambos rostros, por un momento la muerte había acechado como hacía dos años atrás, está vez, no fue la guerra la que atrajo al macabro ente de las penumbras para saludarlos de cerca.

Qué fue lo que pasó?

Pues verás…

Poco a poco, las escenas del suceso reciente pasaban en cámara lenta dentro de la memoria de la velocista.

Hitomi se había despertado de repente, pronto observó como su premonición se volvía real, no supo como fue que llegó en pocos segundos hasta donde se encontraba aquella mujer de rostro cambiante, tuvo que obligarse a hacer un recorrido curvo para tirar a Celena con su peso y evitar así que cayera a lo que sería su perdición, observó aterrorizada el rostro de Dilandú maldiciendo a Celena mientras la llamaba zorra inmunda y patética, también pudo notar el rostro de la misma Celena desesperada pidiendo por acabar con aquel ser infernal que habitaba su cuerpo sin ella desearlo, el pendiente en el cuello de Hitomi reaccionó en ese momento, al notarlo, la vidente sencillamente lo tomó en sus manos y lo acercó al rostro de Celena/Dilandú, colocándolo a la altura de su frente, aquel cristal brilló con toda su intensidad, no para transportarla a casa, si no para absorber toda la oscuridad que rodeaba a Celena desde que los científicos de Zaibach experimentaran con su cuerpo, una vez que aquellas sombras oscuras desaparecieran, atrapadas en el mágico pendiente atlante, Hitomi notó aun el rostro de Dilandú por instantes, ella solo cerró los ojos, concentrándose en aquel pendiente y en cumplir con lo que Celena había pedido, el pendiente comenzó entonces a formar círculos mientras se arrastraba por la piel de la mujer de cabellos cenizos, poco a poco, el rostro de Dilandú fue cediendo terreno al rostro de Celena, quien mostraba una extraña aureola carmesí en su profundos ojos azules, fue entonces que la chica de la Luna Fantasma comprendió que Dilandú era una parte de la personalidad de Celena, una parte a la cual habían dado un cuerpo varonil en el pasado y un arduo entrenamiento, intercalado con drogas extrañas para volverlo una bestia de combate, mientras aquel asesino se reincorporaba al alma de Celena, Hitomi entró en trance, miles de imágenes pasaron ante sus ojos, imágenes del pasado, del infierno en que habían hecho crecer a Dilandú, haciéndolo desbordar instintos primitivos que Celena poseía, enseñando a la "nueva creación" a divertirse con las matanzas y el sadismo, controlando su mente y su alma con mandatos que incorporaba poco a poco como ideas propias, desviándolo hasta enloquecerlo y convertirlo en un psicópata perfecto. Las visiones terminaron y Hitomi cayó al suelo rendida, cuando recordó donde estaba y con quien, hizo un esfuerzo por levantarse y observar, Celena estaba viva, su rostro denotaba tranquilidad, Hitomi tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para levantarse y apoyar a la chica en sus hombros, tenían que salir para que las encontraran y socorrieran a aquella tímida joven que se había desvanecido pocos minutos antes, Hitomi estaba tan cansada por el esfuerzo, que volcó la vela con que hubiera sido iluminada hacía un rato, fue solo un accidente que pagaría caro si no se apresuraba a salir, la madera del piso y los muros estaba tan seca y vieja que no tardó en arder. Hitomi hizo lo que pudo por salir de ahí, internándose en el bosque para huir de las llamas, no había avanzado mucho cuando escuchó su nombre pronunciado por aquel que tantas veces la había salvado en el pasado.

Van.- Entonces¿fue por eso que el pendiente estaba en aquella casa?

Hitomi.- Si.

Van.- Hitomi, prometo no volver a dejarte sola.

Un abrazo sobre protector, un beso entre aquellos cabellos castaños, un suspiro, fue lo único que intercambiaron antes de ser encontrados por el Sherezade de Allen.

Las fiestas de la paz habían llegado a su fin, Celena se había reestablecido por completo y la paz reinaba de nuevo en Gaea. Era de noche, solo las estrellas y las lunas asomaban sus rostros a una habitación iluminada solo por velas, ahí se encontraban dos jóvenes amantes, besándose a media luz, quitando lentamente aquella tela que se interponía entre la piel de ambos. Finalmente ambos habían quedado completamente desnudos, abrazados, sintiendo sus cuerpos y el latir de sus corazones, acariciándose solo con el aliento, recorriéndose con la mirada, un beso más y el ángel de cabellos negros tomó a su adivina en brazos para llevarla a la cama que hacía un rato los esperaba ansiosa; las manos del ryuujin encontraron pronto el camino entre brazos y vientre, regresando poco a poco para aprisionar los senos de su acompañante, mientras las manos de esta recorrían poco a poco la espalda y los brazos de su captor, delineando cada músculo bajo la piel morena, acariciando suavemente cada resquicio de aquel cuerpo que ahora tenía en frente.

Van la miró a los ojos para luego besarla en los labios y comenzar una nueva travesía por aquel cuerpo femenino, incursionando con su boca entera en los secretos de la piel blanca de aquella joven japonesa, conduciéndose por cuello y hombros, atravesando el pecho de lado a lado y de extremo a extremo, saboreando aquella piel salada que lo guiaba cada vez más abajo, escuchando el resultado de los estremecimientos que sus caricias provocaban a su amada, había llegado ahora al lugar más íntimo que podía guardar cualquier fémina en su santuario, la duda cruzó un momento por su mente sin saber exactamente como continuar o si era prudente el hacerlo, observó entonces el rostro de Hitomi, que lo observaba con los ojos entrecerrados, una sonrisa y un asentimiento de cabeza fueron suficientes para despejar sus dudas, ella abrió sus piernas poco a poco, separándolas tímidamente para permitirle el paso a aquel ser quien, con algo de calma, se internó poco a poco sobre aquella a quien hacía su mujer, besando aquel lugar prohibido para cualquier otro, acariciándolo mientras degustaba poco a poco su sabor, siguiendo sus instintos de complacer a aquella mujer que había robado su corazón tiempo atrás, así siguió por un rato hasta que decidió robar un beso de los sonrosados labios que se le ofrecían entreabiertos, sintiendo los brazos de la vidente atrayéndolo cada vez más, ella comenzó entonces a besar su rostro con ternura, dándole a entender que estaba complacida, "ahora quiero ser yo quien esté arriba" murmuró cerca del oído de Slanzar, quien de inmediato se tendió de espaldas, sujetándola aun para que quedaran en posición inversa.

Hitomi se sentó entonces a horcajadas, con las rodillas dobladas para ver a aquel hombre desde las alturas, una sonrisa de satisfacción asomó entonces a su rostro mientras ella descendía para imitar a su acompañante, besando y mordiendo cada centímetro de piel en su camino, saboreando la sal del otro, provocando sensaciones que el ryuujin desconocía hasta entonces, un poco más e hizo un alto ante lo que seguía, regresó por pocos instantes al rostro de su amante para besar sus ojos y ordenarle con las manos que los mantuviera cerrados; sus mejillas se habían teñido de suave carmín mientras tomaba entre sus manos el miembro masculino, lo observaba con cierta curiosidad, probándolo de forma tímida, provocando un escalofrío en el cuerpo de aquel ángel que tenía a su merced, poco a poco fue probándolo entero, comprobando con cuanta exactitud se amoldaba a su boca, escuchando ahora pequeños gemidos que intentaban ser contenidos por el otro.

Algunos instantes después, la chica de verdes ojos era de nuevo recostada sobre las sábanas de fina tela, observando atenta aquellos ojos de fuego que la observaban mientras, poco a poco, se fundían sus cuerpos en uno solo, era una penetración suave y lenta, por momentos Hitomi se abrazaba con fuerza a la espalda de Van, este procuraba detenerse, esperando a que el abrazo se aflojara ligeramente, hasta que ingresó por completo a aquel cuerpo que ahora le pertenecía, la adivina solo atinó entonces a besar a aquel rey con suavidad, para luego pedirle con la mirada que prosiguiera. Lentamente se fue produciendo fricción entre ambos cuerpos, arrancando gemidos leves de placer, el dolor había desaparecido en su totalidad, no era que hubiera sido demasiado, pero molestaba un poco a la joven de la Luna Fantasma, quien en aquel momento se sentía sumamente excitada, con el corazón latiendo a gran velocidad, como si estuviera corriendo una carrera, así iba subiendo poco a poco el ritmo que llevaban, deteniéndose apenas para besarse mutuamente, de pronto, una explosión de plumas blancas y etéreas lleno el ambiente, parecía nevar mientras ambos seres se entregaban en cuerpo y alma, acelerando cada vez más el ritmo de sus caricias, ambos cuerpos estaban completamente tensos, aún así, fue la chica castaña la primera en alcanzar su desahogo de la realidad, sintiendo como todo su ser se relajaba de golpe mientras su acompañante seguía entrando y saliendo de su cuerpo, al notarlo, Slanzar se detuvo unos segundos para abrazar y besar a su amada y retomar entonces el ritmo que había dejado por un momento, finalmente, él también acabó por sucumbir a una oleada de placer y de tranquilidad que lo embargaba por completo, el mundo había dejado de importar, solo eran ellos dos, abrazados, unidos todavía en un solo ser, cansados, extasiados por cuanto habían sentido, felices de poder estar juntos.

La mañana sorprendió a los amantes abrazados, Hitomi reposaba su rostro sobre el pecho de Van, arrullándose aun con el sonido de aquel corazón que había cautivado, mientras los dedos de él se enredaban en sus cabellos castaños y sus brazos la apresaban delicadamente. Poco a poco despertaron, sonriendo, contentos de estar juntos en aquella situación.

Unas horas más tarde, ambos habían salido a caminar junto con Merle a las praderas cercanas al bosque, eran felices, andando entre la hierba tomados de las manos, observando a la niña gato brincando de aquí para allàel atardecer estaba próximo en el cielo multicolor, ambos se sentaron para observar la dirección del viento y de las aves, de pronto, el pendiente mágico se soltó del cuello de Hitomi, viajando en el viento, ella se levantó a perseguirlo, cuando lo atrapó, aquella luz brillante la envolvió, transportándola lejos ante los incrédulos ojos de ambos, el dragón blanco se apresuró a levantarse para detenerla… era tarde, la columna luminosa se la había llevado de su lado… otra vez.

¿Qué tan rápido pueden pasar dos años? A veces más rápido de lo que se escapa el agua de entre nuestras manos, a veces tan lento como el crecimiento de un árbol… dos años, largos en verdad, habían corrido en Gaea, el Rey de Fanelia era todo un hombre, alto y de serio semblante, sus músculos completamente tonificados y ejercitados podían notársele incluso debajo de las ropas que llevaba siempre y su mirada, había tanta añoranza en aquella triste mirada… Merle también había crecido bastante, era una joven completamente desarrollada, seguía sin acoplarse por completo a las reglas de etiqueta y su cabello era ahora un poco más largo, hacía cualquier cosa con tal de divertir a su casi hermano… sin obtener muchos resultados por cierto.

Dos años exactos desde su partida, hacía algunas semanas que habían terminado las fiestas de la paz, sin incidentes, en completa tranquilidad y armonía… sin ella a su lado, esto pensaba el rey de las alas blancas mientras observaba el viento mecerse entre los árboles del bosque aledaño a aquellas praderas, observaba sin realmente observar, a las aves que por ahí paseaban, recordando un día similar… un día lleno de alegría y júbilo. Había pasado ya un par de horas desde que estuviera ahí sentado recordando el pasado cuando lo vio… era la misma columna de luz que se apareciera dos años atrás, igual de cegadora, igual de brillante e inesperada. Slanzar se puso en ese momento en pie mientras, con un brazo, se cubría los ojos para protegerlos de aquel brillo frente a él, poco a poco pudo ir recobrando visibilidad, notando dentro de la columna una figura humana con formas de mujer, poco a poco pudo ir detallando todo sobre aquella aparición, el color azul de aquel kimono floreado, el obi rosa que envolvía gracilmente la cintura de la delgada criatura aparecida; pudo notar también las sandalias de madera bajo un par de fuertes pies envueltos en tines blancos, así como un pendiente rosa que había salido de entre las ropas de aquella mujer, los cabellos castaños casi llegando a los hombros, el abanico de madera sostenido por finas manos blancas, el rostro casi incrédulo de la joven enmarcando un par de místicas esmeraldas, conocedoras del presente, el pasado, el futuro e incluso, las criaturas de otros mundos; ninguno de los dos pronunció palabra alguna, solo se observaban, en silencio, fue cosa de segundos antes que algunas lágrimas comenzaran a salir de los ojos de la joven quien solo corrió a la figura frente a si, ambos se abrazaron fuertemente, con ternura, palpándose poco a poco, primero la espalda, luego los brazos y rostros.

Hitomi, volviste.

Esta vez es para siempre…

La chica de la Luna Fantasma se sacó entonces, el pendiente rosa que había colgado tanto tiempo de su cuello, extendió su brazo hacia la nada y abrió por completo la mano, mostrando el pendiente en su palma, poco a poco, este comenzó a elevarse hasta desaparecer, perdido en el tiempo y el espacio.

Te prometo que nunca más me iré… dentro de la luz.

F I N

Nigiri shimeta te wo hodoita nara

Tabun kore de subete ga ima owatte shimau

Shiritakatta koto kizutsuku koto

Sae mo nanihitotsu yarinokoshita mama de

Anata ga deau shiawase wo

Negaitai hazu na no ni

Dekinai mijuku na jibun ni

Ffuite mo namida ga deru

Sayonara

Aishite-iru

Anata wo dare yori

Sora yori mo fukaku

Nakanaide

Mata aou ne

Demo aenai koto

Watashi dake shitte-iru no

Konna unmei wo eranda koto

Itsuka anata ni mo hontou no imi ga wakaru wa

Futari tsukutta kioku no takara

Zutto kokoro no kakure ya de ikite'ku yo

Kireigoto da to omotte'ta

Kibou to iu kotoba wo

Kurushii kurai dakishimete

Anata wo miagete-iru

Arigatou

Aaishite-iru

Anata wo dare yori

Yume yori mo tsuyoku

Dakishimete

Hanasanaide

Ddakedo hitokoto mo

Tsutaerarenaide...

Nakanaide (No llores)

Aishite-iru (Te Amo)

Tooku hanarete'te mo (Incluso estando separados,)

Aanata to ikite yukeru (Yo vivo contigo.)

Notas de la autora:

;-; BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA, NO LO PUEDO CREER, LO TERMINÉ, AL FIN, AL FIN LO TERMINÉ¡0¡ pero que cosa, de veras en serio¡que cosa, si, se que mi novio me dijo que torturé a Hitomi por estar celosa de ella, pero aquí está la prueba de que eso… ‚¡NO ES CIERTO, clarinete que no lo es, de lo contrario, la dejo aquí en la Tierra con todos nosotros n.n y ya ven, la regresé a Gaea y no volverá a irse (a ver si al rato no le remuerde la conciencia dejar a todo el mundo), la verdad, espero que este fic halla sido del agrado de todos ustedes, bueno, para quienes si manifestaron su agrado, pues mis agradecimientos, en verdad, molte gratcie a Nessy, Hitomi Kansaki Fanel, Sandy y Hanna Blue, muchísimas gracias por sus comentarios, la verdad no creo ser merecedora de tantas flores, soy solo una humilde mortal intentando aprender el complicado arte de las letras, pero continuaré esforzándome para merecer todos y cada uno de los comentarios que me han llegado (desde mi primer hasta este último fic) y bueno, como siempre, este capítulo tiene dedicatoria solo que, en esta ocasión, la dedicatoria va dirigida a los clientes asiduos del botón de review, claro que si, a manera de agradecimiento especial, dedico este último y largo capítulo a Sabrina y Eva Vidal (quienes me apoyaron en buen número de capítulos) así como a Hitomi Kansaki Fanel y a Nessy (también a ustedes, muchas gracias por su apoyo), porque sin los lectores no se puede mejorar, mil pero mil gracias.

lo de los tines blancos es porque no se como se le digan a esas calcetitas cortas que usan con los kimonos y las yukatas P. La letra colocada es el lyric original de la canción "Hikari no naka eh" Dentro de la luz la cual nos habla del final de la serie.

Termino este fanfic el 27 de Febrero del 2005, mi verdadero nombre es Tanya Lissete Waring Suárez, estoy en el 3° año de la Licenciatura en Educación Preescolar, tengo 20 años (es un par de semanas serán 21) y soy fan de la serie Tenkuu No Escaflowne, también soy una pseudoescritora que espera verlos en otra historia muy pronto.

SARABA