Como ya me pasó con otra de mis historias, FF decidió eliminar un capítulo de mi historia, pero aquí está de nuevo, gracias a Lucecita11 por avisarme! :)

Flash Back

– ¿Y si levanto mi varita y no sucede nada? –

– La tiras y le das un puñetazo en la nariz – le sugirió Ron.

– Disculpen –

Los dos miraron. Era Hermione Granger.

– ¿No se puede comer en paz en este lugar? – dijo Ron.

Hermione no le hizo caso y se dirigió a Harry.

– No pude dejar de oír lo que tú y Malfoy estaban diciendo... –

– No esperaba otra cosa – murmuró Ron.

– ... Y no debes andar por el colegio de noche. Piensa en los puntos que perderás para Gryffindor si te atrapan, y lo harán. La verdad es que es muy egoísta de tu parte –

– Y la verdad es que no es asunto tuyo – respondió Harry.

– Adiós – añadió Ron.

Fin

Flash Back

– No puedo creer que vayas a hacer esto, Harry –

Una luz brilló. Era Hermione Granger, con el rostro ceñudo y una bata rosada.

– ¡Tú! – dijo Ron furioso – ¡Vuelve a la cama! –

– Estuve apunto de decírselo a tu hermano – contestó enfadada Hermione – Percy es el prefecto y puede detenerlos –

Harry no podía creer que alguien fuera tan entrometido.

– Vamos – dijo a Ron. Empujó el retrato de la Dama Gorda y se metió por el agujero.

Hermione no iba a rendirse tan fácilmente. Siguió a Ron a través del agujero, gruñendo como una gansa enfadada.

– No les importa Gryffindor, ¿verdad? Sólo les importa lo suyo. Yo no quiero que Slytherin gane la copa de las casas y ustedes van a perder todos los puntos que yo conseguí de la profesora McGonagall por conocer los encantamientos para cambios –

– Vete –

– Muy bien, pero les he avisado. Recuerden todo lo que les he dicho cuando estén en el tren volviendo a casa mañana. Son tan... –

Pero lo que eran no lo supieron. Hermione había retrocedido hasta el retrato de la Dama Gorda, para volver, y descubrió que la tela estaba vacía. La Dama Gorda se había ido a una visita nocturna y Hermione estaba encerrada, fuera de la torre de Gryffindor.

– ¿Y ahora qué voy a hacer? – preguntó con tono agudo.

– Ése es tu problema – dijo Ron – nosotros tenemos que irnos o llegaremos tarde –

No habían llegado al final del pasillo cuando Hermione los alcanzó.

– Voy con ustedes – dijo.

– No lo harás –

– ¿No creerán que me voy a quedar aquí, esperando a que Filch me atrape? Si nos encuentra a los tres, yo le diré la verdad, que estaba tratando de detenerlos, y ustedes me apoyarán –

– Eres una caradura – dijo Ron en voz alta.

– Cállense los dos – dijo Harry con tono cortante –Hhe oído algo –

Fin

No podía hacer más que reírse al recordar cómo había iniciado su relación, ni siquiera eran amigos y ella había comenzado a meterse en problemas con ellos. Y ahora estaban ahí, descubriendo que no podrían vivir el uno sin el otro, compartiendo de ese momento de silencio, descansando en ese colchón que había transformado Harry días atrás.

– ¿De qué te ríes, eh? – le preguntó Hermione sonriendo, observándolo recargando su barbilla en su pecho.

Harry le sonrió – Recordaba como inició nuestra amistad – le dijo mientras le hacia una caricia en la espalda, haciéndola reír un poco.

– Claro, ustedes me odiaban – dijo sin dejar de sonreír – Y no lo niegues, lo sé – le dijo sonriendo aún más al ver que Harry iba a decir algo – Era muy molesta, lo sé... espera... ¿cómo me llamó Ron aquel día?... – decía entrecerrando los ojos – ¡Oh, sí! ¡Era una caradura! – dijo antes de soltar una carcajada, haciendo reír también a Harry – Dios, Ron puede decir palabras tan... ¡tan "correctas"! – dijo sonriendo.

– Eres hermosa... – le dijo Harry sorprendiéndola completamente – Lo digo enserio... – le dijo antes de darle un beso, abrazando su espalda con un brazo y comenzó a acariciar su espalda baja con su otra mano, mientras Hermione se acercaba un poco más a él acariciando su torso y su mejilla. Harry comenzó a profundizar el beso mientras se acomodaba recostando a Hermione sobre el colchón y él sobre ella acariciando su espalda y cuello con una mano y con la otra comenzaba a acariciar sus caderas, haciendo que un escalofrío recorriera la espina dorsal de Hermione, que enterró los dedos en la espalda de su novio, y no pudo evitar que se le escapara un corto gemido al sentir la mano de Harry haciéndole suaves caricias en la espalda, dentro de su blusa.

Hermione se aferró a la camisa de Harry y tiró de ella hacia arriba – No, Harry... – dijo terminando el beso, con un leve rubor coloreando sus mejillas – No vayamos más allá... – le pidió reincorporándose, mientras se acomodaba la blusa y Harry asintió apenado.

– Lo siento... – se disculpó levantándose del colchón, revolviéndose, más, el cabello.

Hermione le dirigió una corta sonrisa, pero no dijo nada, se sentía apenada por la forma en que había actuado, aunque sabía que Harry tenía tanta experiencia como ella en el sexo, no podía evitar sentirse abochornada por haberse estremecido con tan sólo sentir el tacto de su novio.

– Vamos... se nos hará tarde... – le dijo Harry sonriéndole tímidamente, le tendió una mano para ayudarla a reincorporarse y Hermione la aceptó sonriéndole tímidamente, también – Sólo... sólo nos dejamos llevar, ¿está bien?, no tienes por qué avergonzarte, yo no soy ningún experto en esto – le dijo con tono serio, entendiendo el nerviosismo de su novia, quien sonrió más abiertamente al escucharlo – Te amo, hermosa – le dijo abrazándola y le dio un beso en la sien – ¿Nos vamos? – le preguntó sonriéndole y Hermione asintió. Guardaron el vestido en la bolsa en que lo había llevado Harry y salieron juntos de la casa.

OoOoOoOoO

– ¡Contigo quería hablar! – dijo Hermione fingiendo tono molesto al entrar a la sala común, con Harry detrás de ella, y encontrarse a Ron frente a la chimenea.

– Herm, yo... ¡lo siento, en verdad! – le decía con tono nervioso y Hermione lo observó sorprendida.

– Cielos, Ron, jamás te haría daño – dijo preocupada al ver la mirada nerviosa de su amigo.

– Lo sé... ¡y no te tengo miedo! – se defendió Ron – Es sólo que, pues, no quería hacerte sentir mal. Lo acepto, actué como un idiota, no debí decir eso, ¡pero me punzaba que no fueran capaces de decirme que andaban! – dijo cerrando los puños con gesto molesto mientras se dirigía a la mesa que solía ocupar Hermione – Se supone que somos amigos y nos tenemos confianza, ¿no? – dijo observándola con gesto dolido y Hermione se acercó a él preocupada.

– Somos amigos y nos tenemos confianza, es sólo que queríamos ver cómo salía todo. Había, y aún hay, muchas cosas en qué pensar, al principio no podíamos estar juntos, sólo pensábamos en todo lo que está pasando y por un momento llegamos a creer que terminaríamos, pues no queríamos que nuestra relación interfiriera con la preparación de Harry. Bueno, no quería – se corrigió al escuchar refunfuñar a su novio.

– Bueno, no importa, creo que después de lo que hice no tengo derecho a reclamarles nada – le dijo Ron algo apenado – ¡Sólo quiero decir algo más! – agregó al ver que Harry iba a decir algo – Me da mucho gusto que estén juntos, no me gustaría que Hermione estuviera con algún otro tonto del castillo, y sé que tú la cuidarás bien, así como sé que ella cuidará de ti – les dijo sonriendo.

– ¡Oh, Ron! – dijo Hermione conmovida y abrazó a su amigo.

– No sé por qué tenía la sospecha de que harías esto – dijo Ron sonriendo, mientras correspondía al abrazo de su amiga.

– ¡Tonto! – le reclamó Hermione dándole un débil golpe en la espalda, antes de separarse de él.

– ¿Entonces aceptan que son pareja? – les preguntó Ron con gesto serio y Harry y Hermione asintieron.

– ¡Y que la amo! – dijo Harry sonriendo mientras rodeaba a Hermione, por detrás, de la cintura.

Ron los observó sorprendido – ¡¿La amas?! – le preguntó asombrado y Harry asintió sin pena, era su amigo y no le avergonzaba aceptar frente a él lo que sentía por su novia – ¡Entonces esto tiene mucho tiempo! – dijo Ron sonriendo con complicidad – ¡Par de pillos!, ¡Lo ocultaron muy bien! –

– No, Ron, apenas cumplimos dos meses – le aseguró Hermione – Sabemos que nadie se puede enamorar en dos meses – le dijo al ver que Ron iba a agregar algo.

– Entonces... ¿cómo puede estar enamorado de ti? – le preguntó Ron confundido.

– ¡Los dos estamos enamorados! – le aseguró Hermione.

– Es sólo que... desde hace más de un año que nos dimos cuenta que ya no nos veíamos de la misma forma... y... Bueno, hace unos meses nos confesamos que nos sentíamos atraídos, pero fue hasta que fuimos a tu casa que me le declaré – le explicó Harry con calma, sin dejar de abrazar a Hermione.

– ¡Pues lo tenían bien guardadito, eh! – les dijo Ron volviendo a sonreír – Bien, bien... vamos a cenar o me moriré de hambre, llevo horas esperándolos – dijo fingiendo desesperación y los hizo darse media vuelta para salir de la sala común, pero nada más salieron por el hueco del retrato y se toparon con la hermana menor de Ron.

– Oh, que bueno que... ¡que los encuentro! – decía con la respiración agitada – Vamos... ¡tengo que decirles algo! – dijo con tono urgente, indicándoles que la siguieran.

El trío se observó confundido, pero, por la preocupación en el rostro de la pelirroja, aceptaron seguirla hasta una de las aulas abandonadas del castillo.

– ¿Y bien?... ¿qué pasa? – le preguntó Ron.

Ginny los observó nerviosa – Escuché una plática que no debía... – dijo mordiéndose el labio inferior.

– Vamos, Ginny, ya te lo he dicho, no pasará nada, el infierno no existe, todo eso es cosa de... – decía Ron con gesto cansino, pero Ginny lo interrumpió.

– ¡No seas tonto! ¡No me preocupa haberla escuchado, me preocupa lo que dijeron! – dijo preocupada, rascándose la nuca con nerviosismo.

– ¿Y?... ¿qué dijeron? – le preguntó Hermione preocupada.

– Bueno... dijeron que... que los mortífagos piensan atacar... – dijo comenzando a temblar poniéndose cada vez más nerviosa.

Hermione tomó, instintivamente, la mano de Harry, quien se aferró a su mano – Harry... – dijo en susurro, acercándose a él y tomó su mano entre las de ella.

– Estoy bien... – dijo con tono distante – ¿No escuchaste cuándo? – le preguntó a Ginny.

– Quieren atacar el día que salgamos de vacaciones – dijo sin dejar su nerviosismo atrás y enseguida recibió una mirada asesina de su hermano, y Harry observó nervioso a su novia.

– ¡No puedes regresar a Londres! – le dijo Harry a Hermione – Estoy seguro que van a atacar el tren pensando que iré ahí yo también. ¡No puedes irte! – dijo intentando sonar autoritario, pero Hermione sabía que lo decía porque estaba bastante preocupado por ella.

– Tengo que regresar con mi mamá... – le dijo Hermione fingiendo calma.

– Bien... bien, ¡iré contigo!... Te cuidaré... No voy a dejar que esos idiotas te lastimen – le dijo, olvidándose por completo de la presencia de sus amigos, mientras abrazaba a Hermione haciéndole una caricia en la mejilla – Hablaré con Dumbledore, estoy seguro que él puede proteger la casa de tu mamá... creo que sería mejor si usas un trasladador para llegar a tu casa... así no correrías peligro... – le decía comenzando a agitarse, pero Hermione lo detuvo.

– Calma, Harry, lo mejor es que los cuatro nos lo tomemos con calma. Aún faltan dos meses para regresar a Londres, pueden cambiar sus planes, ¿no?... y más si se enteran que la Orden ya lo sabe – les dijo intentando tranquilizarlos – Vamos, no podemos decirle a nadie de esto o se volverán locos, y estoy segura que Dumbledore y la Orden se encargarán de tomar las precauciones necesarias para proteger a todos los alumnos tanto en el Expreso como aquí en el castillo – les dijo con su común tono mandón, sin soltar la mano de su novio.

Los tres asintieron y no mencionaron nada sobre el asunto, en silencio salieron del aula; Harry y Hermione aún iban tomados de la mano; y se dirigieron al Gran Salón.

And life is a road, and I want to keep going, love is a river I want to keep flowing, life is a road, now and forever, wonderful journey.

I'll be there when the world stops turning, I'll be there when the storm is through, at the end I want to be standing at the beginning... with you.

Había pasado más de un mes desde su segundo aniversario y desde que se enteraron del posible ataque de los mortífagos y, por petición de Hermione, no habían mencionado el tema, por lo menos no frente a ella.

– ¡¿Quieres que te golpee?! – le preguntó Ron enojado – ¡No le harás eso a Hermione!... ¡No!... ¡Cállate!... – decía enojado – ¡sht!... ¡Calla! ¡Hermione es como mi hermana! –

– ¡Y es mi novia! – le dijo Harry con tono molesto, aunque estaba un poco divertido por la reacción de su amigo – ¿Crees que le haría daño o haría algo que ella no quisiera?... ¡Ron, entiéndelo, la amo! La amo más que nadie y más que a nadie – le aseguró, con tono serio.

– Sé que la amas, nadie te está diciendo que no lo creo, pero... ¡vamos, Harry! ¡Es Hermione! mi mejor amiga, ¿lo recuerdas?... ¡además, no sé por qué me dices esto! – le dijo frunciendo el entrecejo – ¡No es necesario que me digas todo lo que haces o piensas hacer con ella! –

– ¡Hey! – lo riñó Harry – Yo no te cuento todo lo que hago con ella, ni lo que haré, sólo te dije esto para que nos cubras... cumpliremos cuatro meses y quiero hacerle una cena. Sé que Dobby me ayudará con eso, pero necesito que evites a toda costa que alguien se de cuenta que no estamos... la llevaré después de clases –

– ¡Lo sé, pero también sé lo que harán después de la cena y no es una buena imagen para mi mente! – le reclamó, pero se tranquilizó al ver la mirada desesperada de su amigo – Puedes decirle a Hagrid, y podríamos fingir que están con él, nadie creerá lo contrario –

– Se lo comentaré, pero creo que lo mejor es que ustedes vayan con él, ya sabes, Hagrid acostumbra meter la pata siempre – le dijo Harry un poco preocupado y Ron asintió.

– Le diré a Luna si me quiere acompañar, suelen pasársela bien hablando de criaturas extrañas – dijo sonriendo.

Harry se encogió de hombros y salió, junto con Ron, del dormitorio.

– ¡Hola! – saludó Harry a su novia dándole un beso en la mejilla, haciendo que se sobresaltara un poco pues no se había dado cuenta que habían llegado – ¿Qué lees? – le preguntó sonriendo.

– Es un libro de Aritmancia que me recomendó la profesora Vector – dijo Hermione sonriendo, antes de recibir un beso de Harry en los labios – ¿Van a bajar a cenar? – les preguntó cerrando su libro y Harry y Ron asintieron – ¡Pues, vamos! – dijo levantándose de su lugar y salió junto con Harry y Ron de la sala común.

– ¿Oye y dónde estuviste metida la semana pasada? Apenas y si te veía, de no ser por que compartimos Herbología – dijo Ron, dirigiéndose a su mejor amiga, mientras caminaban por los pasillos.

– Bueno, los profesores nos dejaron más deberes que de costumbre y me la pasé en la biblioteca... Harry sí me vio – dijo con calma.

– ¡Ah, claro! Harry se volvería loco si no te ve un día – dijo Ron con tono burlesco – Eh, creo que nos vemos después de la cena – dijo con tono distraído al ver a Luna y se acercó a ella.

Hermione sonrió divertida, abrazando a Harry por la cintura – Pronto cumpliremos cuatro meses... – le dijo jugando con la tela de la túnica de su novio y Harry asintió – Bueno... estaba pensando si... bueno... si festejamos en esta ocasión... – dijo ruborizándose un poco, recibiendo una sonrisa de Harry.

– ¡Me encanta tu idea! – le dijo sin dejar de sonreír – Yo también lo estaba pensando... y... ¿Te gustaría dejarlo en mis manos? – le preguntó con tono serio, aunque se veía un poco nervioso y Hermione asintió sonriendo – ¡Muy bien! Entonces tú no te preocupes de nada, yo me encargaré de todo – le dijo volviendo a sonreír y le dio un beso en los labios, deteniéndose unos metros antes de llegar a la entrada del Gran Comedor. Pero algo lo hizo abrir los ojos de golpe, aún sin haberse separado de Hermione, sintió un fuerte golpe en la espalda que lo hizo irse contra su novia, chocando con la pared que estaba detrás de ella – ¿Estás bien? – le preguntó preocupado, acariciando su cabeza y espalda, donde se había golpeado.

Hermione asintió y un poco preocupada tomó a Harry de la mano intentando hacerlo caminar, pero Harry se detuvo al ver la mirada nerviosa de su novia y volteó para ver quien los había empujado.

– ¿Qué quieres? – preguntó Harry molesto al ver a un rubio platinado detrás de él sonriendo burlescamente, con sus dos grandes amigos flanqueándolo.

– Nada, es sólo que me dan asco las escenitas cursis – le dijo con calma, con su ya conocido tono altanero.

– ¡Si quieres te saco los ojos! – le dijo Harry dando un paso hacia él, frunciendo el entrecejo, e inmediatamente sintió las manos de Hermione tomarlo por los hombros, intentando evitar una pelea – ¡Vamos, sigue tu camino! – le dijo con tono serio, pero Malfoy no se movió de su lugar.

– Vamos, nosotros también queremos jugar con Granger, se ve que besa muy bien y seguro en la cama es... – decía sonriendo altaneramente e intentó acercarse a Hermione, pero Harry apenas lo dejó moverse, se fue sobre él atiborrándole un golpe en el rostro, que lo hizo caer al suelo.

– ¡Harry, por favor, no! – le pidió Hermione al ver que intentó irse contra Malfoy, pero no pudo evitar dar un gritito al ver a los guardaespaldas de Malfoy irse contra Harry – ¡No! – gritó asustada.

Harry intentó safarse de las manos del par de paquidermos, sin darse cuenta de que Malfoy se estaba reincorporando.

– ¡Son unos imbéciles, no pueden pensar por ustedes mismos! – decía Harry enojado, sin poderse librar y sonrió con gesto burlesco al ver a Malfoy frente a él – No puedes solo, ¿verdad? –

– Me gustan las cosas fáciles – le dijo sonriendo con altanería, e intentó irse contra Harry, pero algo lo detuvo.

– ¡No, Hermione! – dijo Harry preocupado al ver a su novia sosteniendo a Malfoy de los hombros.

– ¡No me toques de nuevo, asquerosa sangre sucia! – le advirtió Malfoy observándola con odio – ¿Me debes una, lo recuerdas? – le preguntó con gesto molesto y la alejó de él – Deberías educarla, no se puede andar con esta clase de gente por la calle – dijo volviéndose hacia Harry, e intentó golpearlo de nuevo, pero Hermione se lo volvió a impedir tirando con fuerza de su túnica – Que no te metieras, ¡¿no escuchaste?! – le preguntó Malfoy enojado y volteó hacia ella sólo para llevar su mano con fuerza al rostro de Hermione, que cayó por la potencia del impacto.

– ¡Imbécil! – le grito Harry furioso, pero no fue el único que gritó.

– ¡Eres un idiota! – le decía furioso un alto pelirrojo, acercándose a él con el rostro tan rojo como su cabello y, sin detenerse a pensar en nada más, tumbó a Malfoy con un fuerte puñetazo.

Y, asustados, Crabbe y Goyle se alejaron de Harry al sentir cómo comenzaba a temblar su cuerpo, recibiendo una mirada preocupada de su amigo y, sin esperar demasiado tiempo, Malfoy y sus guaruras se alejaron corriendo.

– Vamos, Harry... – lo intentó tranquilizar Ron, pero Harry lo ignoró y, olvidándose un poco de su enojo, se acercó preocupado a Hermione.

– Herm... ¿hermosa, estás bien? – le preguntó preocupado, haciendo que lo volteara a ver, sólo para descubrir un corto hilo de sangre en su labio y una mejilla bastante inflamada – ¡Es un imbécil! – dijo furioso, comenzando a agitarse e intentó levantarse, pero unas manos lo detuvieron.

– Déjalo... por favor... – le pidió Hermione haciéndole una caricia en sus manos y se reincorporó sólo para abrazarlo – Que Malfoy se vaya al infierno – le dijo al oído, sonriendo débilmente, pues su mejilla y labio le ardían.

Harry le sonrió y asintió – Vamos, creo que aún me queda un poco de la pomada que uso cuando juego Quidditch – le dijo ayudándola a levantarse.

– Gracias, Ronnie – le dijo Hermione a su amigo, que asintió un poco preocupado – Nos vemos en la sala común – le dijo con calma, antes de comenzar a caminar junto con Harry hacia la sala común.

– ¿Te encuentras mejor? – le preguntó Harry, aún preocupado, mientras caminaban por los pasillos y Hermione asintió sonriéndole – Creo que... creo que deberíamos hablar con Dumbledore, él podrá hacerlo pagar de alguna forma – le dijo observándola detenidamente, pero Hermione negó.

– Olvídalo, me hubiera dolido más que te hiciera algo a ti – le dijo Hermione sonriendo débilmente mientras acariciaba su mejilla – No te preocupes, además, yo soy la que va a traer la cara hinchada, no tú – le dijo sin dejar de sonreír y lo besó acariciando su cuello mientras lo abrazaba pasándole el brazo sobre el hombro, mientras Harry posaba sus manos en su cintura, pero se separó de ella al escuchar un débil quejido de dolor de su parte.

– ¿Te encuentras bien? – le preguntó preocupado, observándola detenidamente y Hermione asintió.

– Sólo me dolió un poco – dijo tocándose, un poco temerosa, la mejilla y Harry la abrazó preocupado.

– Te amo – le dijo al oído elevándola un poco del suelo y, haciendo un ágil movimiento, la tomó en brazos.

– ¡Harry!, ¡Yo también te amo, no es necesario que hagas esto! – le dijo Hermione sin poder contener la sonrisa e intentando hacer que Harry la soltara.

– No lo hago por que sea necesario, lo hago porque quiero – le dijo antes de besarla, haciendo que Hermione dejara de forcejear y lo abrazó por el cuello con un brazo mientras acariciaba su mejilla con su mano libre.

– ¡Oh, parecen una pareja de recién casados! – los sorprendió una voz femenina, haciendo que Harry casi dejara caer a su novia – Oh, vamos, no se fijen en mi... – les dijo sonriendo, incitándolos a seguir con sus mimos.

Hermione, bastante sonrojada, le pidió a Harry, con un movimiento de mano, que la bajara y éste la obedeció igual de sonrojado que ella – Ranas de Chocolate – dijo abrazando a Hermione por la cintura, sin voltear a ver a la Dama Gorda y esta, un poco molesta, los dejó entrar.

– Creo que no debimos hacer eso – dijo Hermione con tono distante, aún bastante sonrojada y Harry le sonrió abrazándola.

– No importa... – le dijo antes de darle un beso corto – Yo sólo quiero estar contigo, ¡qué importa si los demás nos ven! – dijo sin dejar de sonreír – Aunque ahora, lo importante es ver qué podemos hacer por tu mejilla – dijo haciéndole una suave caricia y Hermione sonrió asintiendo – Bueno, pues vamos... – le dijo Harry con calma, haciéndola caminar hacia su dormitorio.

OoOoOoOoO

– ¡Auch! – se quejó Hermione cuando Harry comenzó a aplicarle una pomada en la mejilla.

– Lo siento... – se disculpó Harry sonriéndole tímidamente – ¿Prefieres hacerlo tú? – le preguntó preocupado, pero Hermione negó sonriéndole.

– Hazlo tú, prometo que ya no me quejaré – le dijo fingiendo tono valiente, haciendo reír a Harry.

– Ven... – le dijo guiándola hacia su cama, la hizo sentarse en ella y él se sentó a su lado, quedando de frente a ella – Mira lo que te hizo ese idiota tendremos que buscarte una máscara para que puedas andar por los pasillo – le dijo con tono preocupado, como si estuviera hablando en serio, pero al ver la mirada preocupada que le dirigió su novia, no pudo evitar reírse – Estoy bromeando, te ves igual de hermosa que siempre – le dijo intentando darle un beso, pero Hermione se separó de él, aún preocupada, y corrió al servicio en busca de un espejo, dejando bastante sorprendido a su novio por su reacción.

– Merlín, no creí que se fuera a inflamar tanto –

Harry alcanzó a escuchar la voz preocupada de su novia mientras se acercaba al servicio – No creí que fueras vanidosa – le dijo sonriendo al verla observarse detenidamente en el espejo.

Hermione dejó de observarse y volteó a ver a Harry – ¡No soy vanidosa! – se quejó sonrojándose – Sólo... sólo me sorprendió, no creí que se fuera a inflamar tanto – le dijo saliendo del servicio, no sin antes dirigirle una rápida mirada a su reflejo.

Harry sonrió siguiéndola – ¡Te ves hermosa! – le dijo rodeándola por la cintura – Me gusta cada parte de ti, inflamada o no – le dijo sin dejar de sonreír, antes de besar sus labios, acariciando su abdomen y cintura, mientras Hermione acariciaba uno de sus brazos y su nuca – Te amo – le dijo en susurro, hablándole al oído sin dejar de abrazarla, recibiendo una sonrisa de Hermione.

– Y yo a ti – le dijo sin dejar de sonreír, girándose para quedar de frente a él y se refugió en su pecho, recibiendo un beso de su novio en la frente.

– Ven... – le dijo separándose de ella y la volvió a guiar a su cama tomándola de su mano – Tengo que terminar de ponerte esto, para después ir a cenar – le decía sonriendo mientras la hacía sentarse en la cama y él se hincó frente a ella, tomando el tubo de pomada – Prometo no lastimarte – le dijo sonriendo un poco nervioso mientras tomaba un poco de pomada con sus dedos.

– No te preocupes – le dijo Hermione sonriendo – Ya te prometí que no me quejaría de nuevo – le recordó mientras Harry llevaba su mano a su mejilla. Hizo un corto gesto de dolor, pero enseguida sonrió intentando tranquilizar a Harry, que la observaba preocupado.

– Lo siento – dijo alejando su mano de la mejilla de su novia con gesto preocupado, pero Hermione negó aún sonriendo.

– No es nada, ¿ya estamos listos? – le preguntó con calma y Harry asintió reincorporándose, tomando las manos de Hermione y la ayudó a levantarse.

– Vamos a cenar – le dijo Harry sonriendo mientras se dirigían a la puerta, pero justo cuando la abrieron se encontraron con un pelirrojo bastante preocupado.

– ¡Cielos, Hermione, te desfiguró! – dijo Ron con tono sorprendido, observando a su amiga, que borró todo rastro de sonrisa de su rostro.

– ¡No seas tonto! – lo regañó Harry, dándose cuenta que era una broma de su amigo – Es mentira, Hermione, tu sigues siendo hermosa – le aseguró antes de darle un beso en la sien, mientras Ron se partía de risa.

– Lo siento... estaba bromeando... – se disculpó intentando dejar de reír – ¡En serio, Hermy, ni se nota! – decía tratando de contener una carcajada, al recordar la mirada preocupada que le había dirigido su amiga al escucharlo.

– ¡Pues no me importa! – dijo Hermione fingiendo tono serio y bajó las escaleras con gesto molesto.

– No le hagas caso – le dijo Harry bajando detrás de ella – Ron sólo bromeaba, en verdad te ves hermosa – le aseguró alcanzándola en la sala común, justo antes de que subiera a su dormitorio – Vamos, hay que cenar. Yo me encargaré de darle su merecido a Ron – le dijo sonriendo, haciendo que se desviara de su camino y salieron juntos de la sala común.

OoOoOoOoO

– Sí, sé que acepté que lo iba a dejar en tus manos, pero jamás imaginé que se te fuera a ocurrir ir hasta Hogsmeade – le susurró Hermione un poco nerviosa mientras caminaban por los pasillos del castillo ocultos bajo la capa invisible, esquivando a los pocos alumnos que andaban fuera de sus salas comunes.

– Vamos, no te preocupes, lo tengo todo planeado, nadie se dará cuenta – le dijo Harry sonriendo, la abrazó por la cintura con una mano mientras con la otra llevaba una cesta con la comida y bebidas que Dobby se había encargado de conseguir, y se detuvieron frente a la estatua de la bruja tuerta. Harry revisó el mapa del merodeador para asegurarse de que no había nadie cerca – Dissendium – dijo apuntando con su varita a la joroba de la bruja y en esta se abrió un hueco dejando el espacio suficiente para que entrara una persona – Pasa, llévate la capa – le dijo separándose de ella para que pudiera entrar – Con cuidado – le dijo ayudándola a entrar y entró en cuanto ella lo hizo, pero al caer perdió el equilibrio y fue a parar al suelo.

– ¿Harry, estás bien? – le preguntó preocupada y Harry asintió sonriendo, mientras se levantaba con la ayuda de su novia. Hermione le sonrió y siguieron con su camino.

Caminaron en silencio, realmente no necesitaban de palabras, les había sucedido así desde que eran amigos y ahora que eran pareja se entendían mucho mejor esos silencios, sabían lo que querían decir con sólo mirarse y bastaba una sonrisa para saber que todo estaba perfecto.

– Espera... – le dijo Harry deteniéndose en la trampilla – Parece que está libre, pero mejor ponte la capa... toma – le dijo entregándole la canasta antes de mover la trampilla – ¡Más te vale que no veas qué hay dentro, eh! – le advirtió mientras subía, recibiendo como respuesta la risa de su novia y enseguida le ayudó a subir a la chica invisible, que lo cubrió con la capa en cuando estuvo en suelo firme – Dámela ¡no te separes de mi, eh! – le advirtió tomándola de la mano y ella colocó su otra mano en la cintura de Harry.

Atravesaron con sumo cuidado el mostrador, pues la dueña del local estaba a unos cuantos pasos de ellos, y salieron lo más apresuradamente posible del local, dejando un poco sorprendidos a los dueños, pues la puerta se había abierto sin razón alguna.

– ¡Corre, antes de que se den cuenta de que estamos dejando nuestras huellas en la nieve! – apuró Harry a su novia sin soltarla de la mano, haciéndola reír por su comentario.

– ¡Seguro si no se dieron cuenta con las huellas se darán cuenta por tu hermosa voz! – se burló de él mientras corría a su lado, y no dejaron de correr hasta llegar a la cerca que los separaba de la casa de los gritos.

– Vamos – le dijo Harry pasando junto con ella por la cerca, y en poco tiempo estuvieron dentro de la casa.

– ¿No nos congelaremos aquí? – le preguntó Hermione preocupada mientras se dirigían a la habitación que había arreglado Harry, que negó sonriendo orgulloso.

– Arreglé la chimenea, aunque el único problema será que los del pueblo podrían pensar que se está incendiando la casa – dijo cambiando su mirada orgullosa por una apenada.

Hermione le sonrió – No te preocupes, leí, en un libro que me prestó la Profesora McGonagall, un hechizo para hacer el humo invisible – le dijo con calma mientras entraban a la habitación.

– ¡Oye, para qué estudio si te tengo a ti! – dijo Harry sonriendo mientras la abrazaba antes de darle un beso en la mejilla, haciéndola sonreír.

– No esperes que yo haga todo por ti siendo que tú eres bastante inteligente – le advirtió, siendo guiada por él a una mesa que no había estado ahí la vez anterior que habían llegado.

Harry le sonrió indicándole que se sentara – Claro que no, yo seré tu esclavo – le dijo haciendo una profunda reverencia, provocando la risa de Hermione – Aunque hoy no podrás elegir la cena – le dijo sin dejar de sonreír mientras sacaba de la cesta un par de botellas de cerveza de mantequilla y los platillos que les había preparado Dobby – Espero que te guste – dijo volviendo a hacer otra reverencia, con la que Hermione rió.

– Bueno, ¿por favor, podrías sentarte a cenar conmigo? – le preguntó indicándole el asiento que estaba al lado de el de ella.

Harry asintió sin dejar de sonreír y la besó antes de sentarse, acercando un poco más la silla a la mesa y a su novia – Bien, creo que antes de cenar estaría bien darnos nuestros regalos, ¿no? – le dijo, aún sonriendo, y estiró su mano para buscar algo en la cesta, mientras Hermione buscaba algo en su mochila.

– ¡Felices 4 meses! – le dijo Hermione sonriendo mientras le mostraba una caja rectangular, muy bien envuelta.

– Cielos, yo no lo envolví – dijo Harry preocupado – Creo que mejor te lo doy después – dijo un poco apenado y Hermione intentó negarse, pero Harry no le dio tiempo de decir nada, pues inmediatamente había guardado el regalo en su túnica.

– No importaba que no estuviera envuelto – le dijo Hermione mientras se disponían a comer, pero Harry le sonrió sin comentar nada sobre el asunto – Bueno, puedes abrir tu regalo, así ninguno de los dos tendrá envoltura – le dijo sonriendo y Harry asintió, desenvolvió la cajita con gesto emocionado, descubriendo un elegante reloj de bolsillo.

– ¡Oh, gracias, hermosa! – dijo sonriendo ampliamente, lanzándose hacia ella para abrazarla y besarla, haciéndola reír – ¡Muchas gracias! – le dijo al oído sin dejarla de abrazar.

Cenaron casi en completo silencio, que era sólo interrumpido por comentarios tiernos o halagos que se dirigían fingiendo ser en broma, pero que iban muy enserio y muy del corazón.

– Eh... quieres... yo... – decía Harry nervioso, una vez que terminaron de cenar, haciéndola levantarse – No soy bueno, pero... ¿Quieres bailar?... Supongo que me servirá para la cena de navidad, ¿no? Seguro acostumbran bailar y todo eso – le dijo sonriendo mientras tomaba a Hermione de la cintura y ella se encargó de invocar un poco de música, antes de pasarle los brazos por el cuello.

– No eres tan malo para bailar, no sé de qué se quejaba Parvati – le dijo Hermione sonriendo luego de varios minutos de estar bailando en silencio.

Harry le sonrió – Sólo tú me haces bailar así... – le dijo con tono serio y la besó comenzando a acariciar su espalda con una mano y, con la otra, acariciaba su mejilla.

Hermione profundizó el beso, jugando con el cabello de su novio y se dejaron llevar por el ritmo de la música y la intensidad del momento hasta llegar al colchón, donde Harry acostó a Hermione, junto con él, sin dejar de besarla.

I knew there was somebody somewhere, like me alone in the dark, now I know my dream will live on. I've been waiting so long, nothing's going to tear us apart.

Llegaron a un momento en el que se dieron cuenta de que la ropa les sobraba y Harry no tardó en comenzar a quitarle la túnica a su novia, besando su cuello, y continuó con su corbata, mientras Hermione acariciaba su cabello con una mano y con la otra intentaba quitarle la túnica, e hizo que Harry volviera a besar sus labios mientras se despojaban de sus camisas. Hermione se separó un poco de él besando su mejilla hasta bajar por su cuello y continuó besándole los hombros mientras Harry los despojaba de la poca ropa que les quedaba.

– Te amo... – le susurró Harry al oído antes de volver a besar sus labios y continuaron conociendo sus cuerpos con las suaves caricias que se hacían con las manos y los labios, dejándose llevar por la pasión y el amor que sentían el uno por el otro.

Guiándose por la música que aún resonaba en la habitación, se olvidaron de sus problemas, de las presiones del mundo mágico y conocieron, juntos, la felicidad de compartir el momento más especial con la persona que realmente amaban.

Harry acariciaba su costado con una mano, besaba su cuello, abrazándola por la espalda con su brazo libre, cuando tomó la virginidad de su novia y sintió cómo Hermione se aferraba a su espalda.

– Lo siento... – se disculpó Harry preocupado al ver una mueca de dolor en su rostro y Hermione lo besó sonriéndole débilmente.

– Está bien, no te preocupes... – le dijo en susurro, acariciando su mejilla y con un beso le indicó a Harry que siguiera.

OoOoOoOoO

– Te amo – le dijo Hermione al oído mientras se acomodaba en su hombro, acariciando su cuello y Harry le sonrió.

– Y yo te amo a ti – le dijo volviéndola a besar, acariciando su mejilla – Te amo – le dijo sonriendo y le dio un beso en la punta de la nariz – Creo que es hora de darte mi regalo – le dijo sin dejar de sonreír, separándose un poco de Hermione para buscar en su túnica el regalo – Espero que te guste – dijo un poco nervioso, mostrándole un lindo collar con diamantes formando una especie de red.

Hermione lo observó boquiabierta – Ha-H-Ha... – tartamudeaba sin poder decir nada más.

– ¿No te gusta? – le preguntó Harry preocupado, pero Hermione negó inmediatamente con gesto preocupado.

– ¡Claro que me gusta! – le aseguró aún un poco sorprendida – pero... ¡Harry, es demasiado! ¡Te ha de haber costado millones! – dijo asustada, pero se confundió un poco al ver a Harry negar, dos ideas daban vueltas en su cabeza: o Harry lo había robado o no eran diamantes, y esperaba que fuera la segunda.

– Era de mi mamá – le dijo mientras se lo acomodaba sobre su pecho aún desnudo, recibiendo una mirada aún más sorprendida.

– Entonces, debería ser para... para alguien bastante especial... alguien... bueno, alguien con quien desees pasar el resto de tu vida – le dijo sonrojándose ante la idea de que Harry realmente quisiera pasar el resto de su vida con ella.

Harry le sonrió – Tú eres esa persona. Te amo, Hermione, no deseo estar con nadie más que no seas tú, ¿Sería muy descortés de mi parte pedirte que te cases conmigo aunque no te dé ahora un anillo de compromiso? – le preguntó un poco apenado y se preocupó al ver a su novia llorar – ¡No, Hermy! no llores, hermosa. Si no quieres casarte conmigo lo comprendo, pero no tienes porqué sentirte mal – le dijo enjugando sus mejillas y Hermione le sonrió.

– No lloro por no saber cómo decirte que no, lloro por que no sé cómo hacerme creer que esto es cierto – le dijo sin dejar de sonreír, enjugándose las mejillas con su mano pues no podía dejar de llorar.

– No intentes creerlo, sólo dime que sí y quédate conmigo, te aseguro que te darás cuenta que es real tarde o temprano – le dijo Harry sonriendo antes de besarla y volver a compartir el mejor momento de sus vidas.

Regresaron al Castillo después de la media noche, no dejaban de sonreír e irían riendo, de no ser que cualquier ruidito se amplificaba demasiado por la quietud que reinaba por los pasillos.

– Te amo – le dijo Harry al oído, antes de despedirse y dirigirse cada uno a su dormitorio.

– Yo también te amo – correspondió Hermione abrazándolo por el torso, antes de darle un beso en los labios – Desearía que pudiéramos permanecer juntos el resto de la noche – le susurró en el oído y recibió un beso de su novio detrás de la oreja, mientras correspondía a su abrazo.

– Soñaré contigo toda la noche – le dijo separándose un poco de ella, mirándola a los ojos – Mañana no me separaré de ti; ni mañana, ni nunca – le dijo antes de darle un beso, acariciando su mejilla y espalda – Anda, ve a dormir – le decía entre besos, sin dejar de abrazarla.

– Sí, si me dejas, sí... ¡Harry! – decía Hermione sonriendo pues Harry no la dejaba de besar, y se separó de ella sonriendo – Buenas noches – le dijo Hermione, sin dejar de sonreír, abrazándolo.

– Mmm... ¿qué te parece si nos quedamos aquí? – le preguntó Harry, sonriendo, al ver que ninguno tenía intenciones de separarse, Hermione le sonrió y asintió, y juntos se dirigieron al sillón que estaba frente a la chimenea, casi extinta, sentándose en él sin dejar de abrazarse, y ni aún dormidos se separaron.

OoOoOoOoO

– ¡Vaya, vaya, qué carita! – fue lo primero que escuchó Harry al entrar a su dormitorio. Y entendía que se burlaran de él, pues no dejaba de sonreír.

– ¡Tu sorpresivo noviazgo con Granger y tu ausencia de esta noche nos hace sacar conclusiones! – le dijo Dean sonriendo mientras sus cuatro compañeros lo observaban esperando ver algún gesto o movimiento que les indicara que sus conclusiones eran las correctas, y uno de ellos estaba dispuesto a saltarle encima y golpearlo por no haberle hecho caso a sus advertencias, pero Harry los ignoró completamente, sin dejar de sonreír se dirigió al servicio, se tomó una ducha de poco menos de media hora y salió con una toalla bien sujeta a la cintura.

Para su sorpresa, al salir, sus compañeros seguían ahí, en el mismo lugar y, si no se equivocaba, de la misma forma que cuando había entrado al servicio, pero volvió a ignorarlos, aunque al sentir su mirada constante no pudo evitar desesperarse.

– Son demasiado extraños... – dijo desconfiado y, tomando su ropa, regresó al servicio, dirigiéndoles miradas preocupadas a sus compañeros.

Después de unos minutos salió del servicio, ya con el uniforme puesto, y agradeció no tener cuatro pares de ojos observándolo como si lo estuvieran examinando. Se dispuso a salir del dormitorio, pero una voz lo detuvo justo cuando colocó su mano en la perilla.

– Hiciste lo que te advertí que no hicieras, ¿verdad? – le preguntó su pelirrojo amigo notoriamente molesto.

– Hicimos lo que ambos queríamos hacer – le dijo Harry con calma, acercándose a él, que estaba sentado sobre el alfeizar de la ventana, observándolo con semblante serio.

– Hermione te ama, Harry... ¡no quiero que la lastimes, por que si lo haces me olvidaré de nuestra amistad y te mataré a golpes! – le advirtió con el mismo tono molesto que había empleado segundos antes.

– ¡Sé que me ama tanto como yo a ella! – le aseguró Harry un poco molesto por la amenaza de su amigo – No entiendo como, siendo mejores amigos, no te has dado cuenta de que la amo sinceramente. ¡Me voy a casar con ella! – dijo desesperado al ver la mirada incrédula que le dirigía su amigo – ¡Y pretendía pedirte que fueras mi padrino, pero se supone que para ese cargo se necesita tener confianza en esa persona y que esa persona te tenga confianza! – decía comenzando a enojarse, así que, antes de que comenzara a gritarle a su amigo por sus amenazas, dio media vuelta y salió del dormitorio, dejando a un perplejo pelirrojo.

Bajó a pasos apresurados la escalera, echando maldiciones al por mayor, pero al verla cerca del hueco del retrato, platicando sin dejar de sonreír y esperándolo sólo a él, su gesto se relajó y se formó una amplia sonrisa en su rostro mientras se dirigía a ella, sorprendiéndola con un abrazo y un beso en los labios.

– ¡Buenos días! – dijo sin dejar de sonreír ni abrazarla – ...de nuevo – le dijo en susurro, recordando lo maravilloso que había sido despertar y encontrarla entre sus brazos.

– Buenos días – le respondió Hermione sin dejar de sonreír.

– Vámonos antes de que baje Ron – le susurró, aún sonriendo y, sin esperar respuesta suya, la guió hacia el hueco del retrato mientras ella se despedía con gesto apenado de la chica de sexto que intentaba obtener información sobre su relación, pues últimamente, parecía, era de lo único que se hablaba en el Castillo.

– ¿Por qué no quisiste esperar a Ron? – le preguntó Hermione un poco confundida, recibiendo una sonrisa tranquilizadora de Harry como respuesta, pero Hermione volvió a insistir observándolo con severidad.

– Bueno... – comenzó Harry, dándose por vencido ante la mirada amenazadora de su novia – Llevaba días advirtiéndome que no hiciera nada contigo, que me golpearía si lo hacía porque sabía que terminaría lastimándote – le decía un poco molesto.

– ¿Y lo harás? – le preguntó Hermione interrumpiéndolo, pero Harry negó inmediatamente – ¿Entonces, de qué te preocupas? – le preguntó volviéndole a sonreír, pero Harry la detuvo observándola de nuevo con seriedad.

– Él sabe que pasamos la noche juntos, y que hicimos el amor – le dijo en susurro – Y me advirtió que si te lastimaba me mataba a golpes y yo le aseguré que jamás te lastimaría, que te amo tanto como tú a mi y que pensaba casarme contigo – dijo con tono serio, volviendo a retomar su camino, junto con ella – Oh sí, también le dije que no sería mi padrino – dijo fingiendo tono distraído, pero Hermione lo hizo detenerse.

– ¡Espera! – dijo sorprendida – Yo pensé que... que, bueno, querías que Ron fuera tu padrino – le dijo bastante confundida, y se confundió aún más al verlo asentir – ¿Entonces? –

– Bueno, estaba molesto, lo dije por decirlo – dijo Harry un poco apenado – No te preocupes, después se lo aclararé y le haré saber que aún quiero que sea mi padrino – le dijo volviendo a sonreír y, antes de reemprender su camino, le dio un corto beso en los labios.

OoOoOoOoO

– ¡Contigo quería hablar! – los sorprendió un pelirrojo bastante preocupado.

– Ron, estamos desayunando, ¿no podrías hablar con Harry después? – le preguntó Hermione con calma, sirviéndose un poco más de avena y unas cuantas tostadas para compartir con Harry.

Ron se iba a negar, pero al ver lo que acababa de hacer su amiga, no pudo evitar observarla preocupado – ¡Estás comiendo más de lo normal!. ¡No estarás emb...! – decía pero Hermione lo calló aventándole a la cara lo que tenía en la mano, que por suerte era una tostada y no una cuchara.

– ¡No seas tonto! – lo reprendió completamente roja – ¡Hablarás con él después! – le dijo con tono serio.

– Está bien... ehm... no te molesta que me siente aquí, ¿verdad? – dijo un poco temeroso, señalando el lugar que estaba frente a ellos y Hermione negó sin levantar su mirada de su tazón de avena, Ron asintió y se sentó en silencio frente a Harry, sin dejar de observar temeroso a su amiga.

Estuvieron comiendo en silencio por bastante tiempo, en el que Ron sólo se atrevía a dirigirle cortas miradas a su amiga, pues temía que aún estuviera enojada.

– ¡Hola! – una alegre voz interrumpió el incómodo silencio.

– ¡Hola, Gin! – dijo Hermione sonriendo alegre, observando a su amiga sentarse frente a ella y Harry.

Ginny sonrió sirviéndose un poco de avena – ¿Qué tal se la pasaron ayer? – les preguntó con naturalidad, recibiendo una sonrisa de una Hermione un poco sonrojada.

– Harry me preparó una linda cena – le dijo sin dejar de sonreír, mientras Harry le dirigía una corta sonrisa – Y... – decía observando a su novio como esperando su aprobación y el chico le sonrió demostrando estar de acuerdo – Queremos decirles algo... – dijo observándolos a ambos mientras se ponía aún más roja – ¡No seas tonto, Ron, no estoy embarazada! – le dijo entre dientes al ver la mirada preocupada de su amigo, quien bajó la mirada apenado.

– ¿Y bien? – preguntó Ginny confundida, observando a sus amigos, esperando que uno de los dos le dijera qué era lo que querían contarles.

– Bueno, ayer le pedí a Hermione que se casara conmigo – dijo Harry sonriendo, tomando la mano de su novia, que tenía apoyada sobre la mesa, recibiendo una mirada bastante sorprendida de la pelirroja que estaba sentada frente a Hermione y una apenada del pelirrojo que estaba frente a él.

Hermione observó a sus amigos, esperando una respuesta, pero ninguno de los dos hablaba, Ginny estaba intentando comprender qué era lo que pasaba y Ron, parecía, pensaba en cómo disculparse con sus amigos por su sobreprotectora forma de ser.

– ¿Cielos, tan mala idea les parece a los dos? – preguntó Harry preocupado, pues sus amigos seguían sin hablar.

– ¡No, nada de eso! – se apresuró a agregar Ginny – Es que... ¡cielos! Los dos... ¡no sé qué decir! – decía emocionada – Entiéndanme, son mis mejores amigos y... los veo tan felices juntos, ¡que no me imagino nada mejor para ustedes! – decía al punto de las lágrimas.

Harry y Hermione sonrieron alegres – ¡Gracias, Gin! No sabes lo importante que es para nosotros saber que contamos con ustedes, nuestros mejores amigos – dijo Hermione dirigiéndole una corta mirada a su amigo, que desvió la mirada apenado.

– Yo sí los apoyo... – murmuró Ron, sin atreverse a voltear a ver a sus amigos, quienes apenas y lo escucharon.

– ¿Qué dijiste? – le preguntó Ginny observándolo confundida.

Ron bufó fingiendo estar molesto – Que yo sí los apoyo – repitió levantando un poco más el tono de voz – Y lamento haber actuado de la forma en que lo hice – dijo volviendo a observarlos, encontrándose con los rostros sonrientes de sus amigos.

– Ah, no tiene importancia – le dijo Harry con calma, sonriendo despreocupado, y recibió una mirada sorprendida de su amigo – ¿Qué pasa, Ron? – le preguntó fingiendo confusión.

– ¿Bueno, si no tiene importancia por qué se enojaron conmigo? – les preguntó frunciendo el entrecejo.

– Bueno, tenía importancia antes, pero ya no la tiene ahora – le dijo Hermione sin dejar de sonreír.

Ron los volvió a observar sorprendido – ¿Pero por qué ya no la tiene? – preguntó un poco molesto.

– Por que te disculpaste – le dijo Hermione con calma, levantándose de su lugar, despeinando el cabello de su amigo – Nos vemos en una hora, tengo clase de Aritmancia – informó al ver las miradas confundidas de los pelirrojos.

– ¿Y tú a dónde vas? – le preguntó Ron a Harry, al verlo levantarse de su lugar.

– ¡No seas metiche! – lo calló su hermana dándole un golpe en la cabeza, y Harry y Hermione se alejaron de la mesa escuchando la discusión de los hermanos Weasley.

OoOoOoOoO

– Llegarás tarde a tu clase – le recordó Hermione a su novio, pues aún seguía con ella en el pasillo que daba al aula de Aritmancia.

Harry negó con calma, la tomó por la cintura con una mano y acariciaba su barbilla con su otra mano, visiblemente dispuesto a besarla.

– ¡Herm, me enteré que irás a la cena de navidad! – los interrumpió una voz a espaldas de Harry, haciendo que este detuviera su camino hacia los labios de su novia.

Hermione observó sorprendida, sobre el hombro de su novio, al chico que le había hablado – ¡Ernie! – dijo sonando más sorprendida de lo que se veía, pues no tenía idea de que los papás de ambos se relacionaran en alguna forma – No sabía que ustedes también irían – dijo confundida, moviéndose un poco, pues Harry se había puesto frente a ella con gesto protector.

El chico asintió sonriendo – Mis papás conocen al dueño del edificio donde trabaja tu mamá, e invitó a mi familia – dijo entusiasmado – Me alegra saber que estarás ahí – decía ignorando a Harry, ocasionando que éste se molestara.

– Ehm... Harry irá conmigo, es mi novio – le dijo Hermione un poco nerviosa, pues temía a la reacción que pudiera tener Harry ante el entusiasmo del Hufflepuff.

– ¡Así es, y estamos comprometidos! – le dijo Harry con tono serio, abrazando a Hermione por la cintura, quien lo observó sorprendida pues no esperaba que dieran a conocer su compromiso a las demás personas hasta después de algunos meses o por lo menos días.

– ¡Vaya!, No lo sabía... pues, felicidades, supongo... – le dijo con tono desganado antes de darles la espalda y alejarse de ahí, dejando a Hermione y a Harry bastante sorprendidos.

– ¡Le gustas! – dijo Harry con tono serio, observando con recelo al chico Hufflepuff.

Hermione sonrió nerviosa – Claro que no – dijo intentando sonar segura, pero no pudo evitar el tono dudoso en su voz.

Harry le sonrió – Claro que si – le dijo abrazándola – le gustas y lo entiendo, eres hermosa – le dijo antes de darle un beso, acariciando su mejilla con una mano – Pero no me importa si le gustas a todo el castillo, sólo me importa que nos amamos – le dijo volviéndola a besar, rodeándola por la cintura – Te amo... ¡demonios! – dijo cambiando, completamente su expresión y su tono de voz – Olvidé que tenía que hablar con Dumbledore, nos vamos en dos días y tenía que hablar con él sobre lo que sabe del ataque de los mortífagos – le dijo en susurro – Nos vemos en Transformaciones – le dijo dándole un beso rápido y salió corriendo.

OoOoOoOoO

– ¡Harry!, ¡Merlín, me tenías con el alma en un hilo! No te apareciste en toda la clase, ¿qué pasó? – le preguntó acercándose a él con gesto preocupado.

Harry dejó que Hermione terminara con la distancia que los separaba y se aferró a ella como un niño, preocupándola más, involuntariamente.

– ¿Harry, qué pasa?, ¿qué fue lo que te dijo Dumbledore? – le preguntaba Hermione preocupada – Ven... – le dijo haciéndolo caminar hacia el jardín del castillo.

Caminaron en silencio por varios minutos, pues al parecer Harry no quería hablar por el momento y Hermione no sabía cómo abordar el tema sin parecer que lo estaba presionando.

– No vas a poder usar el vestido que te regalé – dijo Harry de repente, rompiendo con el tenso silencio.

Hermione lo volteó a ver confundida y sonrió un poco nerviosa, esperando que esa fuera la causa de su preocupación, aunque lo dudaba demasiado – ¿Temes que algún chico se fije en mi en la fiesta? – le preguntó tímidamente, intentando aflojar la tensión, pero no pudo evitar preocuparse de nuevo al ver a Harry detener su camino y observarla con gesto serio, demasiado serio para su gusto – ¿Qué pasa? – le preguntó preocupada, tratando de darle una caricia con la intención de relajar su semblante, pero Harry lo evitó.

– ¡No iré a tu cena de navidad! – le dijo Harry con un tono de voz que preocupó aún más a Hermione.

– ¿Dumbledore te lo prohibió? – le preguntó intentando escucharse tranquila, pero Harry negó.

– No quiero ir – dijo usando el mismo tono de voz, haciendo que Hermione sintiera una punzada en el pecho.

– Bueno... lo... lo entiendo, ni yo misma tengo ganas de ir, pero aprovecha que tú te puedes librar de esto, supongo que ya podremos pasar más tiempo juntos cuando regrese de Londres – le dijo dedicándole una sonrisa tranquilizadora e intentó volver a acercarse, pero Harry se lo volvió a impedir.

– ¡No me escuchaste, no quiero ir!... ¡no quiero ir contigo! ¡No quiero estar contigo! – le dijo con tono cruel, provocando que a Hermione le temblara, irremediablemente, el labio inferior.

– ¿Por qué lo dices?, si es por lo de Ernie, tú sabes que a mi no me interesa, ¡sabes que te amo a ti!... yo... yo ni siquiera sabía que él iría al baile, no me interesa estar con él – decía preocupada, observando dolida a Harry, esperando, con todas sus fuerzas, que le dijera que era una broma, aunque después se enojara con él, en ese momento no le importaba, sólo esperaba ver una sonrisa traviesa y algo apenada en su rostro, para después abrazarla y rogarle que lo disculpara. Pero el rostro de Harry no cambiaba su expresión, no parecía relajarse, ni tener intenciones de confesarle que era una cruel broma.

– Puedes ser muy inteligente para los asuntos escolares, pero no puedes ver las cosas como son – le espetó Harry con insensibilidad y Hermione no pudo contenerse más dejando que una lágrima corriera libre y dolorosamente por su mejilla – ¿Esperabas que yo sintiera algo, después de todo lo que he vivido?, ¿creíste que sentiría algo por ti? – le preguntó con la misma crueldad con la que había hablado todo el tiempo que llevaban fuera del castillo.

Hermione cerró los ojos con fuerza, quería despertar de aquella pesadilla, no podía ser que después de haber vivido el momento más feliz de su vida junto a él, ahora le saliera con esas cosas, le hablara de esa forma – Estás mintiendo – le dijo con tono lastimero, enjugándose el rostro.

– ¿Por qué mentiría? – le preguntó Harry dibujando una cruel sonrisa en su rostro, que borró casi al instante – ¡Claro! lo olvidaba, ya te he mentido antes – le dijo haciéndole una caricia en el rostro, que por más suave que fuera, Hermione lo sintió como si le estuviera pasando una navaja por ella.

– No, te conozco demasiado ¡sé que estás mintiendo! – le decía sin poder evitar que siguieran emanando lágrimas por sus mejillas.

– ¿Entonces por qué lloras? – le preguntó haciéndole otra cruel caricia – Acéptalo, soy demasiado para ti – le dijo forzando otra cruel sonrisa.

Hermione negó desesperada, llevándose las manos al rostro – ¡No eres Harry, no sé qué te pasa, pero no eres él! – decía intentando mantenerse, había logrado que no emanaran más lágrimas de sus ojos, ahora sólo tenía que contener el temblor en su voz y la mirada lastimera que no podía cambiar – No espero que me ames, si no es lo que sientes, pero sé que no eres el Harry del que estoy enamorada – le dijo con tono serio, haciendo reír a Harry.

– ¡El Harry del que te enamoraste no existe! Sabes, fue divertido por un momento, pero llega a ser molesto estar de cursi todo el tiempo – le dijo haciendo un gesto de repulsión, pero volvió a sonreír – Aunque no te lo niego, lo de ayer en la noche compensó todo lo que tuve que esperar, ¡eres realmente una gatita en la cama! – le dijo sonriendo y sin que se lo esperara, o talvez ya lo veía venir, recibió una fuerte bofetada de Hermione.

– ¿Estás contento? ¡Conseguiste lo que querías!. ¡Te odio! ¡Te odio! Eso era lo que querías, ¿no es así?, ¿que te odiara?... ¡Pues así lo hago, creo que eres el ser más repulsivo que he conocido! – le dijo con rencor en la voz y se dio media vuelta dispuesta a irse de ahí, a alejarse lo antes posible de él, pero a los pocos segundos de que comenzó a caminar sintió unas manos detenerla por los hombros.

– Hermione... ¡perdón!... ¡perdón!, ¡Soy un idiota!... quería alejarte, quiero alejarte de mi... Dumbledore me dijo que eras su blanco... ¡Hermione, no quiero que te lastime! – le dijo aferrándose a su cintura mientras hundía su rostro en la espalda de Hermione – Él... él quiere lastimarte por que sabe que te amo... que te amo como un condenado... perdón... no debería hacerlo... no debería amarte... – le dijo aflojando sus brazos, pero las manos de Hermione le impidieron separarse de ella.

– No era necesario que dijeras todo eso y nos dejaras ver como unos idiotas. Nos lastimaste, no sólo me lastimaste a mi, también te lastimaste – le dijo con tono serio, acariciando sus brazos.

– Quería que me odiaras, que dejaras de amarme. No soportaría que te hiciera daño – le decía con tono preocupado, haciéndola voltear hacia él y acarició su mejilla, haciendo que Hermione cerrara los ojos para poder sentir con plenitud su caricia, que ahora era completamente diferente, ahora era delicada, tierna... con amor, sin la intención de lastimar a nadie.

– No puedo odiarte, Harry, por más cosas que me digas, no puedo odiarte. Mi amor por ti es más fuerte que nada de lo que puedas decir para que te odie, o de lo que pueda hacer Voldemort para intimidarme. Te amo... te amo y ni tu ni Voldemort lo podrán cambiar. No, por saber que ese maniático desquiciado quiere arremeter contra mi, voy a salir huyendo. No podrás librarte tan fácilmente de mi amor – le dijo sonriendo antes de rodearlo por el cuello y sentir los brazos de Harry rodear su cintura.

– Por favor perdóname, no debí haberte dicho todas esas estupideces, te amo... te amo y no tenía ningún derecho a lastimarte de esa forma, sólo quiero protegerte, hermosa – le dijo sin separarse de ella y besó su sien con ternura.

– Tienes una forma bastante particular de demostrarlo – le dijo Hermione a modo de reproche, pero no pudo evitar sonreírle.

– Lo siento, en verdad. Dumbledore me pidió que pensara muy bien la decisión que fuera a tomar, pero creo que no lo pensé tan bien, prefiero no separarme de ti, estar contigo día y noche y no permitir que te pase nada – le dijo sin dejarla de abrazar de manera protectora.

– Me agrada más esta decisión – le dijo Hermione sonriendo, bajando sus brazos de su cuello a su tórax y aferrándose a él, recostó su cabeza en su hombro – Te amo... – dijo en susurro, haciendo que Harry sonriera, aferrándose aún más a ella; como temiendo perderla por sus imprudencias; y besó su cabello.

OoOoOoOoO

– Calma, intenta tranquilizarte un poco – le pedía Hermione mientras abordaban el tren que los llevaría de regreso a Londres, para iniciar sus vacaciones – Mira, ahí están Moody y Tonks – dijo saludando con la mano a los mencionados, pues no podían acercarse a saludarlos, por lo abarrotados que estaban los pasillos del tren.

– ¡Hola! – los saludó un hombre de buena estatura, cabello castaño y ojos miel, que vestía una túnica desgastada.

– ¡Mira, también está el profesor Lupin! – dijo Hermione sonriendo, al reconocer al hombre que los acababa de saludar.

– Hola, Remus, ¿cómo estás? – le preguntó Harry sonriendo ampliamente mientras le brindaba un abrazo a su amigo sin soltar la mano de su novia, que sonrió divertida por el actuar de Harry.

– Muy bien, gracias, ¿y ustedes?, ¿qué tal? – les preguntó Remus observándolos detenidamente, como intentando evaluar su estado de ánimo con una mirada.

– Estamos muy bien – le dijo Hermione sonriendo, sin soltar la mano de Harry, que estaba detrás de ella, como protegiéndola.

– Me da gusto escuchar eso – dijo indicándoles que entraran al compartimiento que estaba a unos cuantos pasos – También me llegó una noticia sobre ustedes – les dijo sonriendo, observándolos sentarse frente a él.

– ¿Noticia sobre nosotros? – le preguntó Harry confundido, sin aceptar que Hermione se separara un centímetro de él, aferrado a su mano.

Remus asintió – Así es, apenas ayer me enteré – les dijo sin dejar de sonreír.

Harry y Hermione se observaron confundidos, no tenían idea de qué podría ser. Eran novios, pero eso ya era algo obvio y no dudaba que todo el mundo mágico estuviera enterado ya, pero de ahí.

– No tengo idea de a qué te refieres – le dijo Harry sin dejar su confusión y Remus le sonrió.

– Bueno, se dice que son más que novios – dijo sonriéndoles fraternalmente, haciendo que Hermione se sonrojara un poco – ¿Es verdad que están comprometidos? – les preguntó al ver que ellos no decían nada y Harry asintió.

– Se lo pedí hace apenas unos días – dijo Harry sonriendo, acariciando la rodilla de Hermione con su mano libre.

– ¡Vaya, me da bastante gusto! – les dijo Remus sonriendo ampliamente – Realmente esperaba que fuera cierto – les dijo guiñándoles un ojo – Nos vemos en unos minutos, tengo que hacer ronda – les informó sin dejar de sonreír, antes de salir del compartimiento, dejándolos solos.

– ¿Cómo se habrá enterado? – le preguntó Hermione aún un poco confundida y Harry le sonrió.

– Bueno, supongo que Dumbledore le comentó algo, yo se lo dije cuando fui a hablar con él – dijo sonriendo un poco apenado, sin poder evitar sonrojarse al recordar la forma en que había actuado con Hermione aquel día.

– Supongo – dijo Hermione con calma, encogiéndose de hombros y se soltó de la mano de Harry sólo para rodearlo por el torso, recostándose en su hombro.

– ¿Le has comentado a tu mamá de nosotros? – le preguntó Harry un poco preocupado, luego de unos segundos de silencio, y Hermione se separó un poco de él para observar su rostro, específicamente, sus ojos.

– ¡Claro! fue la primera que supo sobre nuestra relación – le dijo sonriéndole con calma.

– ¿Y no le molestó que fuera a pasar las vacaciones en tu casa? – le preguntó Harry sorprendido y Hermione sonrió algo apenada.

– Bueno, le dije que iría también Ron, le expliqué que sería nuestra última navidad juntos y que nos dolería mucho no compartirla – le decía poniéndose cada vez más roja.

– Pero si Ron no va a ir – le recordó Harry un poco confundido.

– Lo sé, es sólo que mi mamá no lo sabe – dijo sonriendo con gesto de niña traviesa – Le diré que le surgió un compromiso a su familia y él no podía faltar – dijo con calma, como si fuera natural en ella mentirle a su mamá.

– Ah... sí, muy bien... – decía Harry algo confundido – Sólo quiero saber algo – le dijo observándola detenidamente y Hermione lo observó en silencio esperando a que le hiciera saber su duda – ¿Estás segura que tu mamá no le molestará que sólo yo vaya? – le preguntó algo preocupado y Hermione le sonrió de manera tranquilizadora.

– No le importará, te aprecia bastante, te lo aseguro, pero si prefieres, para estar más tranquilo, le pregunto a Ginny si quiere venir con nosotros – le dijo con calma, dispuesta a levantarse para ir a buscar a la pelirroja, pero Harry la detuvo.

– No, no te preocupes, seguro estaré bien – le dijo sonriendo antes de abrazarla.

Hermione sonrió dejándose consentir por su novio, quien la envolvió en un cálido abrazo protector, besando su sien.

– Ehm... ¿Herm?... – la llamó luego de unos minutos de silencio. La chica movió la cabeza en señal de atención, sin separarse ni un milímetro del cuerpo de su novio – Yo... de verdad... bueno... – decía algo nervioso.

– No te preocupes – le dijo Hermione adivinando lo que quería decirle – Sé que tu última intención era lastimarme realmente – le dijo antes de darle un beso en la mejilla – No, Harry, no te preocupes, ya no importa, ¿está bien?, queda en el pasado, intentemos hacer como si nunca hubiera sucedido – le dijo dándole un beso en los labios, pero Harry lo detuvo casi inmediatamente.

– ¿Cómo puedes decir eso, Hermione? te lastimé, lo sé y yo no puedo pedirte que lo olvides, ¡sería un injusto! – le decía preocupado, pero Hermione le sonrió débilmente.

– Tú no me lo estás pidiendo, yo lo estoy sugiriendo, quiero que lo olvidemos. Yo no tengo intenciones de recordarlo y menos de odiarte, así que, por más que lo recuerde, no podré odiarte, ¿esta bien? No quiero que te preocupes por eso, sólo necesito que tú también lo olvides – le dijo volviéndolo a besar, y en esta ocasión Harry no se separó de ella, acarició su espalda y sus brazos, y se separó lentamente de ella, volviéndola a abrazar.

– No permitiré que nada te pase, ¿está bien? Te protegeré con mi vida si es necesario – le dijo Harry al oído, sin dejarla de abrazar, pero al escucharlo Hermione se separó un poco de él, negando.

– No, yo no quiero que des tu vida por mi ¡No he intentado mantenerte vivo todos estos años para que cuando por fin estamos juntos, tu arriesgues tu vida por la mía! – le dijo con su común tono mandón, haciendo sonreír a Harry.

– No me puedes pedir que no lo haga. Te amo, te amo y haría cualquier cosa por ti, cualquier cosa – le dijo volviéndola a abrazar.

– Yo... – decía, pero se calló al instante, pues el tren se había detenido bruscamente, haciendo que casi se fueran hasta el suelo – ¿Qué pasa? – preguntó Hermione preocupada, sintiendo cómo su respiración se aceleraba a cada segundo. Harry apretó su mano mientras sacaba su varita con su mano libre y se puso de pie, haciendo que ella también se levantara, colocándose entre su novia y la puerta del compartimiento – ¿Harry?... – lo llamó Hermione preocupada.

– Sshhh... – Harry le indicó que se callara – no dejaré que te pase nada – le susurró sin soltar su mano, ni dejar que se separara ni un poco de él – Ven... – le dijo al sentir que Hermione se alejaba de él – ¿Herm? – la llamó volteándola a ver confundido.

– Mira, Lupin sabía de esto, por eso nos pidió que entráramos en éste – le dijo Hermione señalándole el maletero – ¡Merlín! – soltó asustada cuando se quedaron a obscuras, y se aferró al tórax de su novio susurrando todos los hechizos de defensa que sabía.

– ¿Qué era? – le preguntó Harry estirando su brazo para tocar la especie de gomina que abarcaba toda la orilla del maletero, pero Hermione lo detuvo.

– No lo toques, romperás el hechizo – le dijo en susurro – ¡Es magia antiquísima! – dijo sin poder evitar sonar entusiasmada – No nos encontrarán – dijo borrando todo asomo de entusiasmo.

– ¿Qué pasa? – le preguntó Harry notando la preocupación de su prometida, pero sin dejar de poner atención a cualquier otro ruido fuera del compartimiento.

– Ron está afuera... – dijo casi sin voz – Harry, le pueden hacer daño – le dijo preocupada.

– No, no le harán nada – le aseguró Harry, aunque él mismo temía que no tuviera razón.

Permanecieron en silencio por varios minutos, minutos angustiantes en los que Hermione no dejaba de temblar y preocuparse por sus amigos, al igual que Harry. El chico no podía creer que no hubieran pensado en permanecer juntos.

– Estoy segura que Lupin también se encargó de protegerlos – le dijo Hermione intentando tranquilizarlo un poco. Harry asintió, y aunque prefería no dudarlo no podía evitar pensar lo contrario, Ron era su mejor amigo y Voldemort sabía que también era muy importante para él y no desaprovecharía esa oportunidad de dañarlo.

– ¿Qué fue eso? – preguntó Hermione alterada al comenzar a escuchar ruidos al otro lado de la puerta, eran pasos apresurados y diferentes voces in entendibles, y se aferró a la espalda de Harry, pues el chico se había puesto delante de ella, con varita en mano, para protegerla.

Hermione imitó a su novio sacando su varita, no se podía bloquear en ese momento, ya habían estado muchas veces en peligro, debía mantener la mente lo más fría posible, aunque no pudo evitar sentir una presión en el pecho al ver la puerta abrirse bruscamente.