And
life is a road and I want to going, love is a river I want to keep flowing,
life is a road, now and forever, wonderful journey.
I'll be there when the world stops turning, I'll be there when the storm is
through, iIn the end I want to be standing at the beginning... with you
Su vista se nubló, sólo veía sombras, sombras que entraban al compartimiento, no podría decir si llevaban una varita o no, no podía verlo, pero estaba segura de ello, pues su falta de visión sólo podía ser causada por un hechizo. Estuvo apunto de gritar al sentir una mano cubriendo su boca, pero no tardó en reconocer el cuerpo de Harry arrinconándola contra la pared del compartimiento, lo escuchó susurrar unas palabras que no alcanzó a comprender y enseguida recuperó la vista.
Habían dos mortífagos husmeando dentro del compartimiento, ignorando completamente su presencia, como si pudiera camuflajearse con la pared del compartimiento, pero enseguida recordó el funcionamiento del hechizo que habían puesto ahí, pero no pudo evitar temblar al ver a uno de los mortífagos caminar a escasos centímetros de Harry, hasta que una mano golpeó su cabeza. Estaban perdidos y lo sabían.
– ¡stupefy! – gritó Hermione apuntando al mortífago que había golpeado a Harry.
Harry se dio vuelta rápidamente, sin dejar de cubrir a Hermione con su cuerpo y apuntó al otro mortífago – �¡STUPEFY! – gritó y el destello rojo dio justo en el pecho del mortífago, haciendo que este cayera al piso – ¡accio varita! – gritó de nuevo, tomando la varita del mortífago y no dudó en partirla en dos, e hizo lo mismo con la varita del otro mortífago.
Tomó de la mano a Hermione y la guió hacia la salida del compartimiento, pasando sobre los cuerpos de los mortífagos.
– ¿a dónde vamos a ir? – le preguntó Hermione preocupada – seguro están por todo el tren –
– no lo dudo, pero no podemos quedarnos aquí... ¡ven! – la apremió al asegurarse que no había nadie por los pasillos. Corrieron hacia el final del tren, sin bajar sus varitas, acababan de cambiar de vagón cuando Harry sintió un tirón en el brazo con el que tomaba la mano de Hermione, y el grito de ella lo alertó. Volteó dispuesto a lanzarle una maldición a cualquiera que quisiera lastimarla, pero sólo pudo ver los pies de su novia intentando salirse del compartimiento en el que la habían metido. No dudó en entrar dispuesto a gritar "stupefy", pero al ver a su novia se quedó inmóvil, Hermione estaba abrazando a un chico.
– ¡Ron! – dijo Harry aliviado, acercándose a su amigo y a su novia – ¿oye, está todo bien?... ¿no han venido ac�? – preguntó preocupado, revisando el pasillo fuera del compartimiento.
Ron negó – no han venido hasta acá... parece que entraron todos por la parte delantera... – decía tomando la mano de Luna, para salir junto con Harry y Hermione – ustedes... ¿ustedes ya...? – decía preocupado, caminando detrás de Luna, que estaba detrás de Hermione, siguiendo a Harry.
– dos mortífagos llegaron a nuestro compartimiento... – les explicó Harry – Ginny se quedó en el castillo¿no es así? – les preguntó intentando relajarse un poco, necesitaba pensar en lo que iba a hacer, era probable que el innombrable estuviera ahí dispuesto a asesinar a Hermione y a él.
– ¿deberíamos salir? – preguntó Hermione nerviosa. Habían llegado al final del tren, no dudaban que todavía hubiera mortífagos en el tren, así que sólo tenían dos opciones, quedarse ahí esperando a que llegaran hasta donde estaban o salir del tren y enfrentarse a lo que pudieran encontrar.
– necesitamos... necesitamos... – decía Harry pensando en qué hacer, podían salirse y perderse en el camino o seguir en el tren y esconderse en algún lugar o esperar a que los mortífagos llegaran hasta allí y pelear contra ellos – no podemos salir, correríamos más peligro... aquí están varios integrantes de la Orden... aquí no estaríamos solos... – decía nervioso haciendo que Hermione se pusiera detrás de él para poder protegerla – ¿recuerdan los hechizos protectores y de defensa? – les preguntó preocupado, sin dejar de mirar expectante la puerta del vagón. Todos asintieron.
Ron parecía bastante preocupado, no dejaba de voltear a ver a su mejor amiga, Harry le había contado de su plática con Dumbledore y sabía el peligro que corría Hermione, estaba dispuesto a luchar por ella, era su mejor amiga, la quería y sabía que se lo debía, ella se había arriesgado muchas veces por Harry y él.
Permanecían con todos sus sentidos alerta, deseando que no llegaran nunca los mortífagos hasta dónde estaban, pero preparados para atacar si lo contrario llegaba a pasar.
– Harry... – susurró Hermione – no podemos permanecer aquí... tenemos que hacer algo... – le decía preocupada, pero Harry negó.
– si vamos tú te quedarás aquí... preferiría ir solo, para que Ron y Luna se queden contigo... –
– Harry, ya no soy una niña... y aún cuando lo era sabía defenderme – lo interrumpió Hermione – creo que es mejor si permanecemos juntos – le dijo con su común tono mandón, pero sin poder ocultar la preocupación en su mirada.
– odio admitirlo, pero Hermione tiene razón... mira, ambos sabemos que es muy buena en duelo, y lo es aún mejor si no se está preocupando si aún sigues con vida – le dijo Ron un poco apenado y, al igual que sus amigos, mostraba preocupación en su rostro.
– ¿entonces quieren que vayamos a enfrentarlos? – preguntó Harry incrédulo de que sus amigos, especialmente su novia, quisieran ir a buscar los problemas, siendo que él era el que acostumbraba meterse en problemas y ellos lo ayudaban a salir de ellos.
– no podemos quedarnos aquí... a nosotros... a mi es a quien están buscando y por mi culpa quien sabe qué esté pasando allá – decía Hermione preocupada, intentando trazar, mentalmente, un plan que los ayudara a salir de eso, pero lo único que se le ocurría era ir a enfrentarlos.
– bien... vamos, pero no te separes de mi – le advirtió Harry comenzando a caminar hacia la parte delantera del tren, olvidándose por un segundo de tomar la mano de Hermione, y en un segundo una fuerte corriente de viento los hizo tropezar, y no pudo evitar preocuparse al no ver o sentir a Hermione en el suelo junto con ellos, volteó rápidamente para encontrarse a Hermione luchando por librarse de las manos de uno de los mortífagos.
– �¡déjala! – le ordenó Harry levantándose con la varita en alto.
– lo siento, no podré cumplir con los caprichos del niño que vivió, mi amo la quiere a ella – le decía el mortífago, que reconoció como a Lucius Malfoy, aprovechando para lastimar a Hermione apretando su cuello y torciendo sus brazos de manera dolorosa.
No entendía cómo había hecho para salir de Azkaban, y en ese momento no le importaba, tenía que pensar en qué haría para que dejara ir a Hermione.
– ¡llévame a mi en lugar de a ella! – le dijo Harry intentando no desesperarse, al ver cómo lastimaba a Hermione, y provocar que le hicieran algo más que lastimarla – ¡Voldemort siempre me ha buscado a mi, siempre! Ahora aquí estoy, llévame a mi y déjala a ella libre – le pidió desesperado y pudo ver cómo Hermione intentaba negarse, y podría jurar que ella hizo retroceder a Lucius.
– es tentadora tu oferta, Potter, pero en esta ocasión a mi amo sólo le interesa tener a esta... ¿cómo le dices?... ¿mujer? Creo que mujerzuela le quedaría mejor – dijo agarrando con fuerza a Hermione por la quijada – bueno, no quiero entretenerme demasiado... nos vemos, Potter... ¿la recordarás? Porque será la última vez que la veas – le dijo sonriendo altaneramente, bajo su máscara, y sin más salió llevándose a Hermione a la fuerza.
– �¡Hermione! – gritó Harry desesperado intentando ir tras de ellos, pero Ron lo detuvo – �¿qué haces! – le gritó enojado, intentando safarse de las manos de su amigo – �¿no lo ves¡Se llevaron a Hermione! –
– Harry, van con quien tu sabes, nosotros no podemos hacer nada contra él – le dijo un Ron bastante pálido y preocupado.
– ¡no pienso dejarla¡No voy a dejarla sola, sólo por el hecho de que el idiota ese es un enfermo mental que mata a quien se le ponga enfrente!... y en todo caso, soy yo el que debe matarlo al final de cuentas – le dijo Harry entre desesperado, preocupado y enojado, se libró de las manos de su amigo y salió corriendo, con Ron pisándole los talones.
Bajó del tren volteando a todos lados, pero no había rastro de ellos, le dio la vuelta al tren esperando encontrarlos reuniéndose con los demás mortífagos, pero todo estaba desierto.
– la perdí... dejé que se la llevaran... – dijo dejándose caer sobre la grava.
– Harry... yo... lo... lo siento... – le dijo Ron mientras se acercaba a él y colocó una mano en su hombro en señal de apoyo, pero para su sorpresa Harry la quitó rápidamente.
–¡sí¡Deberías de sentirlo! Si... si tu no me hubieras detenido... ¡si no hubieras actuado como un cobarde, los habría podido alcanzar! – dijo enojado, levantándose de la grava y sin hacer caso a la mirada culpable de su amigo caminó hacia la parte delantera del tren esperando encontrar algo o a alguien que le indicara dónde podía estar Hermione.
– deberíamos hablar con los de la Orden – le sugirió Ron, quien lo había seguido, junto con Luna, hasta el frente del tren.
Harry prefirió no contestar, estaba muy enojado, sabía que podrían haberlos detenido si Ron no le hubiera impedido seguirlo. Ahora sólo debía pensar en cómo iba a encontrarla, cómo le iba a hacer para encontrarla antes de que le hicieran algo.
– ¡Harry! – los sorprendió Remus, que parecía dispuesto a bajar del Tren – ¿Harry, qué pasa? – le preguntó al ver las miradas preocupadas de los tres chicos, y fue entonces que se dio cuenta de que faltaba alguien – ¿y Hermione? – preguntó preocupado.
– se la llevó Lucius... no supe protegerla, Remus... – le decía preocupado, no podía hacer más que culparse, le había prometido que la cuidaría, que daría su vida por protegerla, pero no lo había hecho, se la habían llevado y talvez nunca la volvería a ver.
– calma... la podremos encontrar... se la llevó para asegurarse de que irás a buscarla – le decía Remus intentando tranquilizarlo, pero Harry negó.
– le dije a Lucius que me llevara a mi en lugar de a ella, pero no quiso, me dijo que Voldemort la quería a ella – decía cada vez más preocupado, sin poder dejar de sentirse culpable.
Remus lo observó confundido¿para qué querría a Hermione si no era para atraer a Harry? A menos que...
– ¿tenían algún secreto más? – le preguntó Remus – algo que sólo lo supieran ustedes... es realmente importante que lo sepa, talvez esa sea la razón por la que se la llevaron – decía preocupado, pero Harry negó un poco confundido – ¿estás seguro?... te aseguro que nadie les echará nada en cara... eso no importa ahora, sólo dime¿hay algo más que nosotros no sepamos? – le volvió a preguntar, pero Harry volvió a negar.
– no... digo, no entiendo a qué te refieres – decía confundido, pero sin dejar de mostrarse preocupado y desesperado.
– bueno... ¿Hermione no te dijo si estaba embarazada o algo así?... – le preguntó mientras iban hacia donde se encontraba el resto de la Orden.
– no – le aseguró – bueno, ella no me ha dicho nada... pero apenas... digo, no podría saberlo... ni ella misma lo sabría – dijo sintiéndose aún peor, pues podría ser verdad y que ella, por temor a su reacción, no le hubiera dicho nada.
– Fawkes los siguió... en cuanto tenga su localización nos informará... – les dijo Tonks en cuanto los vio acercarse a ellos.
– tenemos que darnos prisa, Malfoy se llevó a Hermione – les dijo Remus, provocando una reacción inmediata.
Todos los de la Orden que estaban ahí permanecieron en silencio, intentando entender lo que les acababan de decir, intentando darse cuenta que habían fallado en su misión, Dumbledore les había confiado la vida de aquella chica y ellos no la habían sabido proteger.
– bien, dos de nosotros se quedarán aquí para ayudar a los estudiantes... – dijo Moody acercándose a Remus y los tres estudiantes con su particular forma de caminar – y los demás nos iremos a ayudar a esa niña en cuanto nos den la señal – dijo con tono decidido y les dio la espalda unos segundos para indicarle a dos integrantes de la Orden, que Harry aún no conocía muy bien, que se quedaran en el tren.
– yo voy a ir con ustedes – le informó Harry a Lupin, que se negó inmediatamente – no les estoy pidiendo permiso – dijo con tono serio – voy a ir y no regresaré a menos que sea con ella – dijo con tono decidido.
– yo también los acompañaré – les informó Ron y no pudo evitar sentirse culpable al ver la mirada molesta que le dirigió Harry.
– prefiero que tú te quedes aquí – le dijo Lupin – si permito que vaya Harry es por que sé que de cualquier forma ir�, encontrará la manera y se aparecerá a medio duelo... pero prefiero que tú te quedes aquí con Luna y mantengan la calma –
– lo siento, pero yo voy a ir con ustedes, fue mi culpa que... que se llevaran a Hermione y no puedo dejarla sola... – le dijo Ron bastante apenado y preocupado.
– con ustedes no se puede¿verdad? – preguntó Lupin molesto, e iba a seguir con su reprimenda, pero se detuvo al ver el alboroto que se había formado entre los integrantes de la Orden y se acercó a ver qué sucedía, con Harry y Ron detrás de él – es la señal, tenemos que irnos... ustedes usen a Fawkes él los llevará hasta dónde está – les dijo indicándoles que se acercaran al Fénix y en segundos y con un "crack" desapareció Lupin de su lado.
Harry y Ron terminaron la distancia que los separaba del fénix y lo tomaron por las plumas de su cola, pero no pudieron evitar sorprenderse al ver otra mano tomar una de las plumas del ave.
– ¿Luna? – dijo Ron sorprendido y comenzó a negar – no puedes ve... – decía, pero no pudo terminar pues Fawkes los hizo desaparecer en un segundo y al siguiente cayeron sobre un frío piso de piedra.
Harry volteó a todos lados, Fawkes los había llevado exactamente a dónde estaba Hermione, no podía estar más contento y preocupado que en ese momento. Corrió hasta dónde estaba, no tenía ni media hora que la había dejado de ver y los mortífagos se habían encargado de dejarla inconsciente.
– Hermio... Hermione, hermosa... – le hablaba en susurro, levantándola un poco, pues en la posición en la que estaba, su cuerpo colgaba de sus brazos de manera dolorosa – Hermione, despierta por favor... – le pedía intentando mantenerla en pie – Esteim Apeiro – dijo, sin dejar de susurrar, abriendo los cerrojos de las cadenas que apresaban a Hermione y la tomó en brazos – Ennervate – dijo apuntando a Hermione, que enseguida comenzó a removerse entre sus brazos – Hermione... te necesito despierta... necesito un poco de tu ayuda¿está bien? – le decía Harry en susurro a una muy débil Hermione, que intentó asentir, pero no pudo más que emitir un débil quejido e, indicándole que haría lo necesario, intentó levantarse, pero apenas si podía permanecer despierta – espera... por favor, no te duermas... ¡Fawkes! – dijo esperanzado buscando al Fénix por toda la celda, pero el ave ya había desaparecido – ¡demonios! – se quejó desesperado, necesitaban salir de ahí, no tenía idea de dónde estaban y menos de qué podrían encontrarse cuando salieran de la celda.
– yo la llevo – se ofreció Luna, pareciendo que acababa de llegar a ese lugar.
Harry la observó detenidamente, debatiéndose mentalmente que tan conveniente era dejar a Hermione en sus manos, pero, aunque no le llegara a gustar esa opción, no tenía otra salida, debía confiar en Luna y protegerlas a las dos mientras buscaban cómo salir de ahí.
– ¡vaya! Encontraste la manera¿no?... – los sorprendió una voz que les dejó helada la sangre – ¿qué es lo que te hace esta sangre sucia, eh? Te tiene donde quiere y eso está mal, no es más que una sangre sucia – le decía mientras se acercaba a ellos, Harry y Ron no tardaron en pararse delante de Luna y Hermione para protegerlas – bueno, pronto dejará de serlo... no te preocupes, no tarda en morir – le dijo fingiendo tono confidente, haciendo que Harry se enojara y preocupara aún más.
– �¿qué le hiciste! – le preguntó sin poder evitar dirigirle una corta mirada a su prometida – ¿por qué a ella? A mí es a quien quieres¿no! – decía desesperado y se estremeció al escuchar la risa del Innombrable.
– ¿por qué ella?... bueno¿cómo te lo podría explicar? – decía mientras caminaba delante de ellos con las manos detrás de la espalda – digamos que ella es tu fuerza – le dijo como quien le enseña a un niño que el rojo es rojo y el negro, negro – lo sé, lo sé... nadie podría imaginarse que una sangre sucia fuera su fuerza – decía con gesto de asco mientras blandía su varita frente a ellos – ahora dime¿prefieres que termine de una vez con todo?... podría evitarle que sufriera – le dijo señalando a Hermione, pero se quedó en silencio unos segundos – no, creo que dejaré que siga sufriendo... es mucho más divertido – dijo sonriendo.
– �¿qué fue lo que le hiciste! – le preguntó Harry enojado, intentando no demostrar su preocupación.
– bueno, primero fueron sólo un par de cruciatus... bueno fueron varios, no te puedo mentir – le decía como si fuera algo placentero de escuchar – pensé en matarla en ese momento, pero después me di cuenta que sería más divertido usar una interesante maldición que descubrí hace unos meses... pensaba estrenarla contigo, pero al pensarlo mejor me di cuenta de que te comenzaría a matar antes de usarla en ti... y debo aceptarlo, verla sufrir es realmente placentero –
Harry no podía creer que de verdad estuviera muriendo, no quería creerlo.
– Harry... – le susurró Luna desde el suelo, donde estaba sentada con Hermione en brazos.
– no dejes que se duerma... – escuchó que le susurró Ron, que parecía no tardaba en volverse transparente pues estaba más pálido de lo que alguna vez lo había visto.
– bien¿y qué es lo que ganas tú haciéndole daño a ella? – le preguntó Harry preparando su varita, tenía que hacer algo, cualquier cosa.
– parece que no estás escuchando... si ella muere, tú mueres con ella... ¿no te has dado cuenta, Potter? ella es tu fuerza... dependes de ella... fue muy interesante descubrir esa magia que me había atormentado tanto todos estos años... y fue aún más interesante sólo esperar a que te dieras cuenta de que... ¿cómo le llaman?... oh sí, de que estabas enamorado de ella... debo decirte, Potter, que cometiste un error, dependes de ella... dependes tanto de ella , hasta el punto de que si ella muere, tú estás perdido... – le decía mientras observaba detenidamente cómo la respiración de Hermione era cada vez más pausada – bueno, no falta mucho para que muera, sólo es cuestión de minutos –
Voldemort lo conocía demasiado bien, tenía razón al decir que sin Hermione estaba perdido, pero aunque dijera que en cualquier momento moriría, él no se iba a rendir tan fácilmente, lucharía por salvarla.
– �¡DISSAPARATE! – gritó Harry y desapareció en menos de un segundo del lugar en el que estaba, dejando a todos bastante confundidos. Sabía que era una estupidez lanzarse a un duelo con Voldemort, él era más rápido y conocía de muchas maldiciones con las que él soñó jamás, pero sabía que lo podía confundir un poco, antes de comenzar el verdadero duelo – no eres tan bueno cuando juegan sucio contigo¿no es así? – lo sorprendió apareciendo detrás del Innombrable, haciendo que este volteara sorprendido y sin esperarse un golpe de Harry. Si Voldemort no sabía algo, era pelear con las manos.
– �¿qué haces! – le preguntó furioso – �¡peleas como un asqueroso muggle! – decía indignado mientras se reincorporaba.
– ¿por qué odias tanto a los muggles? Tú papá era uno – le dijo Harry sonriendo antes de volver a desaparecer.
– ¿a qué juega tu amiguito¿Quiere que los mate de una vez por todas? – le preguntó Voldemort a Ron.
– �¡dissaparate! – dijo el pelirrojo, comprendiendo la intención de Harry.
– �¡con un demonio¡Son unos cobardes! – dijo Voldemort furioso, volteando a todos lados, preparado para que al primero que viera aparecer lo matara en ese momento – tu fin pelirrojo... – dijo al ver a Ron frente a él y elevó su varita dispuesto a usar la misma maldición, que había usado en Hermione, en él.
– ¡confundus! – dijo la voz de Harry a su espalda, haciendo que todo se volviera neblinas para el Señor Tenebroso – ¡multicorpus! – dijo señalándose a sí mismo, y en cuestión de segundos una decena de 'Harrys' rodearon al Señor Tenebroso.
– ¿no te das cuenta de que de nada te servirá todo esto?... la sangre sucia se va a morir, a menos de que encuentres una forma de salir de aquí y consigas la poción antídoto... su querido profesor de pociones tiene montones de ella – decía sonriendo, Harry suponía que actuaba así por el hechizo de confusión, aunque esperaba que tuviera algo de cierto lo que decía, por que si Snape tenía esa poción y podía ayudar a Hermione, tenían que salir cuanto antes de ahí.
– bueno, ella está muriendo y yo no me estoy debilitando – le decían los once 'Harrys' que caminaban a su alrededor – ¿quieres que te diga algo?... sí, me siento mucho más fuerte... me siento dispuesto a matarte – le dijo deteniéndose frente a él, y pudo ver, que Luna se estaba quitando uno de sus zapatos y la intentó ignorar, por más extraño que le pareciera.
– ¡oh, eso me gustaría verlo! – dijo el Señor Tenebroso intentando retarlo, sin dejar de ver a cada uno de los 'Harrys', esperando que alguno tuviera alguna seña que le indicara que era el real.
– ¡Incarserous! – gritó Ron detrás de uno de los 'Harrys' y de su varita salieron gruesas cuerdas que se enroscaron en el cuerpo de el Señor Tenebroso.
– �¡son unos idiotas¡Aunque me maten, su asquerosa sangre sucia se va a morir! – gritó el Señor Tenebroso antes de caer al suelo.
Harry iba a contestarle, pero la voz de Luna lo interrumpió.
– ¡Portus! – dijo apuntando el zapato que se había quitado minutos antes, abrazó con fuerza a Hermione y, sin soltar el zapato, desaparecieron tras un resplandor azulado.
– ¿qué hacemos, Harry? – le preguntó Ron con una débil sonrisa, por un lado se sentía tranquilo de que Luna y Hermione ya estaban a salvo y por el otro, ellos seguían ahí, frente al Innombrable y custodiados por un montón de mortífagos.
Harry deseaba decirle: "lo matamos y nos vamos", pero no podía, él no era un asesino y no podía simplemente lanzarle un Avada Kedavra y vivir tranquilo. Por más que lo odiara no podía hacer eso, él no era así.
– ¡Stupefy! – dijo Harry apuntando al Innombrable, haciendo que una línea roja le diera en el pecho y lo dejara inconsciente, justo después de haber vuelto a ser uno solo.
– ¡vamos!... ¡Harry! – lo apremió Ron, acercándose a la puerta, pero esta estaba cerrada – �¡demonios! – dijo enojado zarandeando la puerta – ¿ahora qué hacemos? – pregunto preocupado, volteando a ver a Harry, que se encogió de hombros.
– recuerdo que Hermione me había dicho un hechizo para romper este tipo de puertas... si tan sólo... si... – decía Harry desesperado, intentando recordar el hechizo.
– es bombarda, pero no te preocupes, no lo necesitas ahora – le dijo una voz fría a su espalda, y enseguida vio a Ron chocar contra la reja de hierro y caer inconsciente.
– �¡Ron! – dijo preocupado, acercándose a él para asegurarse de que sólo estaba inconsciente.
– no te preocupes, Potter, no me interesa matarlo a él también, aunque no te niego que sería divertido, aparte de que me lo debe, por meterse en un duelo que a él no le incumbe – decía comenzando a enojarse, talvez por el hecho de haber estado apunto de perder frente a dos adolescentes o simplemente porque ya quería deshacerse de Harry.
– bien, ya estamos solos... ¿por qué no me matas de una vez? – le preguntó Harry reincorporándose para enfrentar al Señor Tenebroso.
Voldemort negó – sería demasiado simple y aburrido – le dijo comenzando a jugar con su varita – ¡Avada Kedavra! – gritó, sin esperar ninguna reacción de Harry.
– ¡Stupefy! – gritó Harry casi al mismo tiempo, sabía qué iba a suceder cuando los hechizos chocaran y sabía que no le sería de gran ayuda, pero sólo quería saber algo, necesitaba saber si Hermione seguía con vida.
– �¿qué haces, eh¿Crees que será lo mismo de hace tres años! – le preguntó Voldemort furioso – ¡no soy tonto, Potter! – le dijo rompiendo con la unión de los hechizos, sin esperarse que el hechizo y la maldición le dieran a él.
Harry cayó al suelo debido a la fuerza que se formó al romperse la unión, chocando con el duro suelo. Estaba confundido y bastante adolorido, no había sido gran cosa, pero se sentía débil. Se reincorporó con dificultad y se sorprendió bastante al ver derrotado a Voldemort, no podía creer que hubiera sido tan simple, su única intención al realizar esa unión había sido saber si Hermione seguía con bien, pero Voldemort había provocado su propia muerte sin proponérselo.
¿Qué iba a hacer ahora? Tenía que salir de ahí, pero no dudaba que aún hubiera un montón de mortífagos afuera y seguía sin saber en dónde estaban, además de que tenía que hacer reaccionar a su amigo.
– Ron... amigo, vamos despierta... – lo llamaba mientras lo sentaba recargándolo en la pared de piedra – vamos, no es hora de quedar inconsciente, necesitamos regresar – le decía un poco desesperado, aún no podía estar tranquilo, no le preocupaban tanto los mortífagos, le preocupaba Hermione, no sabía cómo estaba, no sabía hasta qué punto lo odiaba Snape, así que no sabía si era capaz de no darle la poción a Hermione con tal de hacerlo sufrir a él, aunque tenía una pequeña esperanza de que Snape fuera un poco más racional que eso.
– ¡Ennervate! – dijo apuntando a su amigo, con la esperanza de que con ese sólo hechizo despertara y por suerte así fue – vaya, Ron... es la primera vez que me ha dado tanto gusto verte despertar – le dijo sonriendo – sobretodo porque no gritaste desesperado porque te haya despertado –
– no seas tonto... – le dijo Ron sonriendo débilmente – ¿qué pasó? – dijo borrando completamente su sonrisa e intentando observar detrás de su amigo.
– no te preocupes... por más sorprendente que se escuche, podría decir que Voldemort se suicidó – le informó Harry, hasta cierto punto divertido, no podía creer que Voldemort se hubiera encargado de acabar consigo mismo.
Ron lo observó bastante sorprendido – ¿qué quieres decir con eso?... ¿cómo se va a suicidar?... ¿acaso se enteró de que Hermione era su hermana perdida? – bromeó y por unos segundos ambos se rieron, pero no tardaron en borrar sus sonrisas bastante preocupados – lo... Harry, yo... de verdad lo siento, no quería... – decía intentando disculparse, pero Harry lo detuvo negando.
– vamos, lo mejor es que salgamos de aquí... sólo espero que Luna haya podido llegar a tiempo – decía Harry bastante preocupado, ayudando a su amigo a reincorporarse.
– bien... necesitamos desaparecer... no tenemos otra opción porque no sé qué tan lejos estemos del castillo... ¿tienes la suficiente fuerza? – le preguntó Harry un poco preocupado y se sintió aliviado al ver a su amigo asentir – bien... entonces... ¡vámonos¿Qué esperamos? – le dijo sonriendo y luego de ver desaparecer a su amigo, lo hizo él.
No se habían puesto de acuerdo en aparecer en algún lugar exacto, pero esperaba que su amigo estuviera en el castillo.
Caminó por los pasillos con cansancio, no había sido una batalla difícil, pero por alguna razón se sentía demasiado cansado... "ella es tu fuerza... dependes de ella..."... las palabras de Voldemort rodaron por su cabeza, no podía ser eso¡no debía ser eso! Ella no podía haber muerto.
– no... Hermione, yo sé que estás bien... Luna y tú llegaron a salvo y a tiempo... sé que te estás recuperando... – repetía una y otra vez mientras corría hacia la enfermería, estaba seguro que ahí estaría y que cuando entrara ella le sonreiría aunque después lo regañaría por haber sido tan terco al ir a buscarla, y no le importaba que lo regañara, no, quería que lo regañara y que después le sonriera aliviada antes de abrazarlo y besarlo agradeciendo que ambos estuvieran a salvo. Ella sonreiría feliz al saber que ya no había más Señor Tenebroso que les hiciera la vida imposible, ella...
– ¿Luna?... – preguntó preocupado al ver a la rubia fuera de la enfermería llorando preocupada.
Luna volteó preocupada, al escuchar que la llamaban – Harry... yo... intenté... – decía sin dejar de llorar, pero Harry no la quería escuchar, Luna estaba equivocada, él sabía que nada le había pasado a Hermione, sabía que ella se estaba recuperando como debía ser.
Entró a la enfermería con el alma en un hilo, no quería que las palabras de Luna llegaran a sus oídos, él sabía que Hermione estaba bien – lo está... sí... ella está bien... – se repetía intentando ignorar las lágrimas de Luna.
– Potter, le hemos dado ya tres veces los antídotos, pero no responde... no... no creo que se pueda hacer algo más –
Escuchó la voz de Snape, pero no entendía lo que le decía o, más bien, no quería entenderlo, él estaba más que seguro que Hermione estaba bien.
– señor Potter, no creo que sea conveniente que entre... ella no va a despertar –
– �¡ELLA ESTÁ BIEN! – gritó enojado, separándose de la mano de la enfermera Pomfrey, que intentaba impedir que se acercara a la cama de Hermione. Por qué todos se empeñaban en decir tantas tonterías, Hermione estaba bien.
– Potter, debes entender que la maldición que empleó el Señor Tenebroso es muy poderosa... sí hay antídoto, pero la trajeron demasiado tarde... – le dijo Snape intentando impedir que siguiera con su camino.
– ¡ese infeliz ya no existe¡Y Hermione está bien¡Ella está bien! – repitió sin permitir que nadie le impidiera acercarse a su prometida.
De un momento a otro todo le pareció que sucedía en cámara lenta, Snape se alejó de él sorprendido, alcanzó a verlo salir murmurando cosas que le diría a Dumbledore, vio a su mejor amigo entrar a la enfermería con ayuda de Luna y a la enfermera atenderlo, pero lo que lo dejó pasmado, lo que le impidió respirar por más tiempo de lo que él recordaba que lo hubiera dejado de hacer, fue la imagen de Hermione, estaba pálida, su rostro se veía sin vida y apenas se alcanzaba a apreciar su respiración.
– Hermione... – dijo con un débil susurro cuando por fin estuvo a su lado.
– ¿cuánto tiempo lleva así? – alcanzó a escuchar una voz lejana.
No sabía cuánto tiempo llevaba observando cómo subía y bajaba el pecho de Hermione en intervalos bastante largos, pero no le importaba, él estaba seguro de que en cualquier momento el color regresaría a sus mejillas y su respiración se regularía, estaba seguro de eso.
– a penas unas horas... no quiere alejarse de ella – reconoció la voz de la enfermera – ¿cree que haya algo más que podamos hacer? – la escuchó preocupada.
– lo único que podíamos hacer ya lo hicimos, no nos queda más que esperar – era su Director, no quería repudiarle nada, pero no podía evitarlo, él le había prometido que haría todo por cuidarla y le había fallado.
– ¿y él?... debería descansar – volvió a hablar la enfermera con el mismo tono preocupado.
– no lo hará hasta estar seguro de que ella está bien... no sirve de nada que lo intentemos separar de ella – dijo su Director.
– podríamos darle una poción tranquilizante... – sugirió la enfermera, pero el director se negó.
– lo mejor será que lo dejemos estar con ella... no sabemos qué pueda pasar –
– vamos, Herm... demuéstrales que están equivocados... despierta... – le susurró Harry acariciando su mano sin moverse ni un milímetro de dónde estaba – por favor, hermosa... no me hagas quedar mal, ya un montón de gente sabía que nos casaríamos... ¿qué quieres que les diga a todos, eh? – decía intentando sonreír mientras acariciaba su mejilla con su mano libre – por favor, vuelve a sonreír... vuelve a abrir tus ojos... no me importa que me regañes, sé que prometí cuidarte y lo intenté, créeme, lo intenté... hice lo mejor que pude... por favor, no me dejes... – dijo dejando caer su cabeza sobre la cama de Hermione y no pudo evitar que comenzaran a fluir lágrimas de sus ojos – tienes que despertar, hermosa... me prometiste que te casarías conmigo... que me amabas y que nada... ni siquiera Voldemort podría evitarlo... �¿por favor, no me dejes! – le decía entre lágrimas, llevándose la mano de Hermione a su rostro – te dije que daría mi vida por ti... ¿por qué no me dejaste hacerlo?... ¿por qué?... – decía intentando controlar sus lágrimas.
– Harry... deberías... –
– ¡déjame! – dijo enojado, enjugándose las mejillas con fuerza.
– Dumbledore cree que deberías descansar un poco – le dijo Ron con tono preocupado.
– �¿no puede entender que no me voy a separar de ella! – le dijo levantando la voz, sin voltearlo a ver.
– Harry, el ministro quiere hablar contigo –
¿Qué demonios hacía Luna ahí? Ella no comprendía nada de lo que pasaba, ella no podía entender que Hermione no había muerto, pero insistía en decir esas estupideces y ahora venía con eso.
– ¡no quiero hablar con nadie! – dijo con el mismo tono enojado, aún sin voltearlos a ver.
– quiere darte tu recompensa por haber acabado con Voldemort – le dijo Luna, a pesar de los visibles intentos de Ron por evitar que lo dijera.
– �¡que se lleve su maldita recompensa¡Yo no quiero nada! – dijo intentando volver a concentrarse sólo en Hermione, en tratar de ignorar las voces a su espalda.
– es que él cree que... – decía Luna, pero Harry la interrumpió.
– �¿qué no entiende el cretino ese que no quiero hablar con él¡Que se lleve su dinero y su inservible presencia¡No quiero que me hagan ninguna fiesta ni celebración por haber ayudado al infeliz ese a suicidarse! – gritó enojado, volteándolos a ver por fin, pero Ron y Luna no tardaron en alejarse.
¿Porqué no podían entender que no iba a separarse de Hermione, que no quería ningún reconocimiento? Sólo quería que lo dejaran tranquilo, que cada uno se preocupara de sus asuntos y a él lo dejaran estar junto a Hermione.
Volteó rápido a ver a su novia, podría jurar que había apretado su mano, juraría que lo había sentido, y estuvo apunto de levantarse de su silla, pero no quería armar ningún alboroto, esperaría un poco más, esperaría a ver un cambio en ella, que sus mejillas volvieran a sonrosarse o que su respiración se regulara.
– vamos, Hermione... por favor, despierta... sonríeme de nuevo... – le pedía acariciando su cabeza – recuerda que tenemos que ir a una cena con tu mamá... no podemos quedarle mal... – le decía sin dejar de tomar su mano – te amo, Hermione... por favor, no me dejes... Voldemort tenía razón, sin ti estoy perdido... por favor, no me dejes... – le susurró al oído antes de besarla en el cabello.
– Harry... sé que no lo quieres, pero el ministro insistió... – le dijo Ron tímidamente, depositando dos sacos llenos de monedas en la mesilla de noche que estaba a su lado y una insignia sobre uno de los sacos – yo... de... de verdad creo que va a despertar... sabes, ella nunca nos dejó solos... y menos a ti... sé que va a despertar... – le dijo con semblante triste, se veía igual de pálido que cuando estaban en la celda.
Harry asintió a modo de agradecimiento y Ron se alejó en silencio, respetando los deseos de su amigo de estar solo y Harry agradeció eso, no quería ver a nadie compadeciéndolo ni demostrándole cuánto le dolía el estado de Hermione. Lo que menos necesitaba en ese momento era lástima, no necesitaba que un montón de gente lo observara apenado por su miserable vida. Y es que no se había dado cuenta que siempre estaría solo, que no podría ser feliz, que nunca sería feliz porque él no lo merecía, él sólo había llegado hasta ahí para poder deshacerse de Voldemort y nada más. Pues lo había conseguido, de alguna u otra forma había logrado que ese mal nacido muriera¿y ahora¿Tampoco podría ser feliz?
Volteó furioso y agarró la insignia sólo para aventarla y lo mismo hizo con los dos sacos de galeones, haciendo que todas las monedas se salieran de las bolsas – �¡estás feliz¡Lograste quitarme todo¡Todo! – gritaba enojado – no tengo ni a mis papás ni mi padrino... �¡ni a la chica que amo¡Me quitaste todo lo que me mantenía en pie! – gritó antes de tirar de la cortina que cubría la otra cama, hasta arrancarla de las argollas que la sostenían y comenzó a tirar todo lo que tuviera a su paso hasta que unas manos lo retuvieron con fuerza, intentando detenerlo.
– vamos, Harry... necesitas despejarte un poco – le dijo Ron alejándolo un poco de la cama de su novia, pero Harry negó.
– ¡lo que yo necesito es a Hermione¡la necesito a ella¡Eso es todo! – le decía mientras las lágrimas volvían a inundar su rostro.
Ron lo abrazó, sabía que contaba con él, el único problema era que él no quería contar con nadie, él sólo quería verla despertar y eso le bastaba, sólo quería volver a ver a Hermione sonreír y él dejaría de llorar y de preocuparse por nada más.
– sé que todo esto es mi culpa... yo... si pudiera regresar el tiempo... de verdad lamento haber actuado como un imbécil – le dijo Ron mientras se sentaban en una cama que estaba frente a la de Hermione.
Harry intentó decirle que no, que él no tenía la culpa, a pesar de lo que había dicho horas atrás, pero no se sentía capaz de animar a nadie, de consolar a nadie, ya no podía ni hacerse creer a él mismo que Hermione despertaría.
– no te preocupes por eso... – fue lo único que pudo decirle y sabía que no se había escuchado muy convincente¿pero qué podía hacer? Mentirle y decirle que él estaba seguro de que Hermione despertaría en cualquier momento, eso ya no podía jurarlo, ni siquiera creía poder sugerirlo.
¿Y ahora qué iba a hacer?
– Dumbledore le informó a la mamá de Hermione... – dijo Ron en voz baja, haciendo que Harry se sintiera peor, por su culpa habían asesinado a su esposo y ahora su hija estaba agonizando y sólo por culpa de él – él también cree que Hermione despertará... lo escuché hablando con madame Pomfrey... y... Ginny quiere verla, le dije que te dejara solo, pero no me quiere escuchar, tiene más de tres horas discutiendo con madame Pomfrey... – le decía mientras dirigía cortas miradas a su amiga.
Harry sabía que hacía eso para distraerlo, para intentar relajarlo y lo agradecía, realmente necesitaba eso, debía dejar de pensar en todas las cosas que podía haber hecho para impedir que Hermione pasara por eso, pues ya de nada servía estarse lamentando.
– dile que venga... ella también tiene derecho a verla – le dijo con tono bajo y se levantó de la cama sólo para volver a acercarse a la cama de su prometida. Aún pensaba en ella como su prometida, pues, una parte de él le decía que iba a despertar y que podrían casarse y volver a ser felices.
– Herm... – escuchó la voz de Ginny a su lado, se veía bastante preocupada – yo... tenía la esperanza de que... que llegaran a salvo a Londres... esperaba que Hermione me mandara cientos de lechuzas diciéndome que se la estaba pasando genial... ya hasta podía ver una de esas fotos muggles, en la que salieran tú y ella en esa cena de navidad, que seguro me mandaría Hermione... realmente esperaba verlos regresar a salvo... – le decía mientras lágrimas atravesaban su rostro constantemente – y Hermione es tan terca... – dijo sonriendo un poco – estoy segura que despertará en cualquier momento regañando a todos por no haber hecho que despertara y se levantará desesperada dispuesta a ir a Londres para ir contigo y su mamá a la cena de navidad... – dijo haciendo sonreír a Harry.
Ginny tenía razón, esa era Hermione, jamás dejaba las cosas a medias.
– su mamá no tarda en llegar... Dumbledore le pidió a Ron que fuera a recibirla... – le informó Ginny sin dejar de ver a Hermione.
– ¿ya sabe lo que pasó? – le preguntó Harry preocupado.
– Dumbledore le informó de su estado... le dijo que los habían atacado en el tren... – le dijo Ginny preocupada – ¿Ha... Harry?... ¿que no...¿Hermione no estaba un poco más pálida? – le preguntó confundida, acercándose un poco más a su amiga.
Harry negó nervioso, sabía que el color de Hermione estaba volviendo y eso sólo podían ser buenas noticias. Respiraba agitado, esperando ver algún otro cambio en su prometida, pero nada pasaba, su piel había recuperado un poco de color, pero nada más, aún no despertaba ni se movía un poco y su respiración... su respiración se estaba regulando.
– �¡su respiración se está regulando! – dijo Harry emocionado observándola detenidamente, tomó su mano mientras se inclinaba un poco hacia ella – por favor, Hermione... por favor... despierta, quiero volver a ver tu ojos, tu sonrisa... quiero volver a besarte... te quiero volver a abrazar – le decía en susurro, acariciando su cabello con una mano, mientras que con la otra aún tomaba su mano – quiero volver a tenerte entre mis brazos... – le dijo cerrando los ojos, besando la parte de su hombro que quedaba al descubierto.
– ¿por qué no me abrazas? – le preguntó una débil voz cerca de su oído, justo cuando comenzó a sentir el movimiento de su novia.
– Her-Hermione... – dijo Harry separándose un poco de ella, sólo para poder verla abrir los ojos lentamente y esbozar una débil sonrisa al reconocerlo frente a ella – no sabes cuantos deseos tenía de volver a ver tus ojos... de volver a verte sonreír... – le dijo sonriendo, mientras se acercaba a ella sólo para besarla, sintiendo como si llevara años sin probar sus labios – no sé qué haría sin ti, eres quien le pone sentido a mi vida... – le dijo en susurro, acariciando su mejilla.
– ¿no te dije que nada de lo que hiciera Voldemort podría separarme de ti? – le preguntó sonriendo débilmente, intentando mantener los ojos abiertos.
– ¿Gin, podrías hablarle a madame Pomfrey? – le pidió sin apartar su mirada de Hermione, quien acariciaba su mano – Voldemort no nos molestará más... – le dijo en susurro, mientras Ginny salía de la enfermería – ocurrió algo extraño y una maldición que iba hacia a mi se le regresó y... murió – le dijo sin saber si sonreír o no y se tranquilizó al ver a su novia sonreír.
– ¿por fin nos dejará en paz? – le preguntó acariciando su mejilla, sin poder evitar que una mueca de dolor se formara en su rostro.
– mejor descansa, hablaremos cuando te sientas mejor¿está bien? – le dijo Harry acomodando su mano, que continuaba acariciando su mejilla, sobre su vientre – aún tenemos un baile al cual asistir – le dijo sonriendo, antes de darle un beso en la frente.
– ¡yo no pensaba salir! – se quejaba Harry mientras bajaban a la sala común.
– tenías que salir... estabas apestando toda la enfermería – le dijo Ron sonriendo – a demás, recuerda que Hermione quería que descansaras –
– lo sé... sólo por eso me salí... aunque si no lo hubiera hecho, seguro ella me saca a maldiciones – le dijo Harry sonriendo, haciendo reír a su amigo.
– ni que lo digas... y ahora, como yo no pienso recibir ninguna maldición, vamos a ir a comer... Hermione me pidió que te hiciera comer tanto como yo – le dijo Ron sonriendo divertido.
– ¿quieres que me indigeste? – le preguntó Harry fingiendo tono preocupado y no pudo contener una risa al ver la mirada molesta de Ron – sólo bromeaba... – le dijo con calma.
– ¿y se quedarán aquí?... Luna y yo decidimos pasar aquí el resto de las vacaciones – le dijo Ron mientras caminaban por los pasillos, con dirección al Gran Comedor.
Harry negó – Hermione quiere pasar la noche buena en su casa... – le dijo mientras dirigía una corta mirada al pasillo que conducía a la enfermería.
– ¿entonces se van hoy o mañana temprano? – le preguntó Ron haciendo que se alejara del pasillo.
– ehm... ¿qué?... oh sí, hoy... Dumbledore se encargará del trasladador – le informó Harry entrando al Gran Comedor.
– ¿entonces Hermione está mucho mejor? – le preguntó Ron, ya se veía mucho mejor, ya no estaba pálido, aunque debía tomar unas cuantas pociones para recuperarse completamente.
Harry asintió sonriendo – madame Pomfrey dijo que jamás se imaginó que pudiera recuperarse tan rápido y que, mientras siguiera tomando sus pociones, no había ningún problema en que saliera hoy de la enfermería – le dijo bastante contento.
Ron sonrió – me alegra escuchar eso... por cierto... – dijo poniéndose serio – perdón por haber actuado como un tonto en el tren... talvez, si no te hubiera detenido, Hermione no... – decía, pero Harry lo interrumpió.
– no te preocupes... no sé qué estupideces te dije, no estaba pensado, estaba desesperado y sólo quería encontrarla... pero mira, ahora no importa¿está bien?... Hermione está bien y es lo que realmente importa... – le dijo Harry con calma mientras se sentaban en sus lugares para comer un poco, antes de que Harry saliera corriendo de ahí para ir a ver a Hermione.
– �¡oye¿Apenas si me dejaste comer! – se quejaba Ron mientras corría detrás de Harry – oh, no... ¡vomitaré por tu culpa! – dijo llevándose una mano a la boca sin dejar de correr junto con Harry.
– ¡no es mi culpa que te hayas atascado de pastel! – le dijo Harry sonriendo y se detuvo frente a la puerta de la enfermería llevándose una enorme sorpresa – ¿Hermione? – dijo confundido al ver a su prometida frente a él.
Hermione le sonrió antes de darle un beso corto en los labios – estamos listas para irnos – le dijo sin dejar de sonreír, mientras Harry la abrazaba por la cintura.
– muy bien... ¿traes todas tus pociones? – le preguntó Harry con tono serio, observándola detenidamente.
Hermione asintió – las tiene mi mamá – le informó volteando hacia atrás, dónde estaba la señora Granger, observándolos con una sonrisa.
– hola, señora Granger – la saludó Harry sonriendo bastante apenado, separándose de Hermione, que sonrió divertida por la reacción de su novio.
La mamá de Hermione le sonrió – bueno, creo que lo mejor es que vayamos a la oficina de el profesor Dumbledore, debe estar esperándonos – les dijo con calma, pasando al lado de la pareja, quienes asintieron y comenzaron a caminar detrás de la señora Granger.
– la ayudo... – se ofreció Harry tomando la bolsa en la que llevaba, la señora Granger, las pociones de su prometida. La mamá de Hermione sonrió agradecida, aceptando la oferta de su futuro yerno y Hermione le dirigió una sonrisa burlona sin dejar de tomar el brazo que Harry le ofrecía para que se apoyara al caminar.
– ¿de cuando acá eres tan servicial? – le preguntó Hermione, con una sonrisa burlesca, sólo para molestarlo.
Harry prefirió no contestar, observándola con un guiño, fingió estar molesto, pero no pudo evitar sonreír al recibir un beso se su prometida en la mejilla, mientras abrazaba su brazo, y Harry se separó un poco de ella sólo para pasar su brazo por la cintura de Hermione – te amo... – le dijo en susurro antes de besar su sien, mientras Hermione lo abrazaba por la cintura.
– Hermione me dijo que querías hablar conmigo – le dijo la señora Granger mientras se dirigían a la oficina del Director.
Harry la observó sorprendido y se alejó un poco de su novia, como temiendo que en cualquier momento fuera a voltear o tuviera ojos en la nuca la mamá de Hermione, haciendo reír a su novia.
– ehm... yo... sí... – dijo un poco nervioso, sintiendo cómo Hermione tomaba su mano de nuevo.
– mam�, no lo molestes ahora... tendrás todas las vacaciones para hacerlo – le dijo Hermione sin dejar de sonreír divertida, provocando la risa de su mamá.
– está bien, intentaré contenerme – dijo su mamá divertida.
– no le hagas caso – dijo Hermione en susurro al ver la mirada preocupada de Harry, como si deseara salir corriendo en cualquier momento – aún quieres ir con nosotras¿no es así? – le preguntó sin dejar de sonreír, aún hablando en susurro.
Y Harry asintió inmediatamente – ¡claro que sí! – le aseguró – de ahora en adelante seré como tu sombra... estaré a tu lado hasta que te canses de mi – le dijo sonriendo y recibió un beso de su novia.
– para que me canse de tu compañía va a estar muy difícil – le dijo Hermione, también sonriendo, a modo de advertencia y recibió una sonrisa y un beso como respuesta.
– tarta de piña – dijo Jane, la mamá de Hermione, cuando se detuvieron frente a la Gárgola que custodiaba la oficina del Director.
Hermione sonrió al escuchar a su mamá y cuando ésta puso un pie en el primer escalón, ella la siguió con Harry custodiándolas.
– buenas tardes Profesor Dumbledore – lo saludó Jane asomándose por la puerta de la oficina.
– buenas tardes señora Granger... Harry, Hermione... – los saludó el profesor Dumbledore mientras les indicaba que entraran.
– buenas tardes... – contestaron Harry y Hermione en tono bajo mientras entraban detrás de la señora Granger.
Dumbledore los observó sonriendo – me da gusto verla mucho mejor señorita Granger – le dijo sin dejar de sonreír y recibiendo una sonrisa sonrojada de Hermione – bueno, supongo que ya se quieren ir así que no les quito mucho su tiempo – dijo mientras se acercaba a su escritorio y tomaba una especie de cenicero con el escudo de Hogwarts – sé que le gusta fumar, así que tómelo como un obsequio – dijo sonriendo, dirigiéndose a la mamá de Hermione, que sonrió agradecida – ¡portus! – dijo apuntando con su varita al cenicero, que ahora tomaban Harry, Hermione y su mam�, y segundos después desaparecieron de la oficina.
Momentos después cayeron sobre un firme piso de madera y Harry pudo sentir un tirón en el brazo, pues Hermione se había sostenido para no caer.
– ¿estás bien? – le preguntó Harry preocupado, ayudándola a recuperar el equilibrio y Hermione asintió sonriendo.
– no me gusta mucho viajar por este medio, pero... es lo más fácil – dijo mientras se dirigía junto con su mamá a la sala, guiando a Harry de la mano, pues nunca había estado ahí.
– fue completamente extraño – les comentó su mam�, aunque Harry prefería que se dirigiera sólo a su hija, para que así no volviera a abordar el tema de la plática que tenía pendiente con ella.
Hermione asintió – lo sé... la primera vez que lo usé me mareé... – le comentó a su mamá mientras ésta se dirigía a la cocina y ellos se sentaban en la sala.
– pero si la primera vez que lo usaste fue en cuarto, junto con nosotros – le dijo Harry confundido y Hermione asintió sonriendo – pe... pero... cielos, no lo noté... – dijo un poco apenado, se daba cuenta de cuántas veces se había despreocupado por Hermione, de cuántas veces se había dado la libertad de no pararse a preguntarle si ella necesitaba algo, mientras ella era la que siempre estaba a su lado cuando él más la necesitaba o aunque fuera una tontería, ahí estaba ella.
– ¡ni lo pienses! – le advirtió Hermione sonriendo – sé que estás preocupado por todo lo que pasó antes y no te voy a permitir que te reproches nada, tú tenías muchas cosas qué pensar y yo sólo tenía que preocuparme por mi mejor amigo – le dijo sin dejar de sonreír y le dio un beso al recibir una sonrisa apenada como respuesta.
– ¿y qué querías decirme, Harry? – los interrumpió la señora Granger acercándose a ellos con una sonrisa en el rostro y una charola, con una jarra de limonada y vasos, en las manos.
Harry palideció al escucharla y la volteó a ver preocupado, pasando saliva notoriamente – yo... eh... bueno... yo... – decía nervioso mientras se le olvidaba por momentos respirar, hasta que sintió un leve golpe de Hermione en el costado y sonrió aún nervioso – bueno, quería decirle... ¡pedirle! – se corrigió rápidamente al sentir otro golpe de Hermione – quería pedirle su consentimiento para poder casarme con su hija... – le dijo poniéndose completamente pálido, observando a todas direcciones con discreción, buscando un lugar en el que pudiera esconderse si la señora Granger decidía matarlo en ese mismo momento.
– me gustaría saber qué tanto quieres a mi hija... por que no pienso dejar que se vaya contigo sólo por un capricho de adolescentes – le dijo la señora Granger dejándolo completamente sorprendido con su respuesta, no estaba empleando el tono más dulce de voz, al contrario, era enérgica, pero no se veía enojada y eso lo tranquilizó bastante.
Harry carraspeó un par de veces – yo amo a su hija... – dijo con tono serio y volteó a ver a su novia – amo a Hermione más que a nada – dijo sin dejar de observar a la castaña, que le sonrió sonrojada.
Y la mamá de Hermione sonrió – eso es suficiente para mi – les dijo sin dejar de sonreír mientras se levantaba de su lugar y se dirigía a la pareja – sabes que ella es lo más preciado que tengo, no me gustaría verla sufrir – dijo con tono serio, dirigiéndose a Harry, que negó.
– ¡jamás!... ¡haré todo por que Hermione sea feliz siempre! – le aseguró con tono serio – yo de verdad la amo, jamás... no volveré a permitir que le pase nada... yo... – decía apenado, pero al sentir a Hermione tomar su brazo se detuvo.
– confío en ti, Harry – le dijo la señora Granger sonriendo amablemente – bueno... odio cambiarles así de tema pero tengo que ir a trabajar, regresaré en la noche para celebrar su compromiso¿les parece? – les preguntó sin dejar de sonreír y Harry asintió al ver a Hermione hacerlo – bien... entonces nos vemos más tarde – dijo como despedida, antes de alejarse de ellos – ¡oh, y, Hermione, no olvides tomar tus pociones! – le advirtió antes de salir de su casa.
Hermione le sonrió a Harry – ¿no estás arrepentido? – le preguntó un poco nerviosa y Harry la observó confundido – ¿aún quieres casarte conmigo? – preguntó haciendo reír a Harry.
– ¡claro que quiero casarme contigo! – le aseguró mirándola a los ojos – ¡más que nada! – le dijo antes de que Hermione se lanzara sobre él aferrándose a su cuello – ¿por qué pensaste que cambiaría de parecer? – le preguntó Harry separándose un poco de ella sólo para observar su rostro.
Hermione sonrió apenada – bueno... sabes que nunca he tenido otro novio – le dijo bajando la mirada.
– no porque no se fijaran en ti... – le recordó sonriendo.
– bueno... lo que quiero decir es que... bueno, mis papás eran demasiado sobreprotectores conmigo... y temía que mi mamá te fuera a intimidar o a hacerte cambiar de opinión... – le decía Hermione sin atreverse a voltearlo a ver, pero no pudo evitar levantar la mirada sorprendida al sentir los labios de Harry sobre los suyos.
– ¿no te dejaría por nada! – le aseguró sonriendo y volvió a recibir un abrazo de su prometida.
– ¿estás lista? – le preguntó su mamá asomándose a la puerta de su habitación, mientras ella terminaba de arreglarse y asintió mientras se ponía sus aretes – bien... por que creo que es mejor que bajes o a Harry le dará un colapso nervioso – dijo divertida.
Hermione sonrió y salió junto con su mamá de su habitación, encontrándose a Harry esperándola, recargado en el barandal de las escaleras, y no pudo evitar sonreír, nunca lo había visto usando un traje muggle. Tenía que ser sincera, independientemente de que fuera su novia, se veía bastante guapo.
Harry volteó bastante nervioso hacia la habitación de su novia y no pudo evitar abrir la boca al verla acercarse a él usando el vestido que le había regalado cuando habían cumplido dos meses, se veía deslumbrante luciendo ese vestido en su esbelta figura, aún estaba un poco pálida, pero se veía hermosa en su vestido, y no tardó en hacérselo saber.
– ¡te ves hermosa! – le dijo sonriendo tontamente, recibiendo una sonrisa sonrojada de su prometida.
– gracias... – le dijo Hermione sin dejar de sentir el ardor de sus mejillas.
Harry le sonrió a ambas mujeres y les ofreció sus brazos para guiarlas hasta la puerta de la casa, y no tardó en ofrecerse para ayudarlas a acomodarse sus abrigos.
– ¿con quién quieres quedar bien, eh? – le preguntó Hermione con gesto burlesco, haciendo reír a su mamá y a Harry.
– con nadie... – dijo Harry algo apenado, guiando a las dos mujeres al coche que los llevaría a la cena de navidad. Un chofer había pasado por ellos, pues era una cena bastante elegante, asistirían varios doctores y dentistas, con sus familias, para festejar la navidad.
– ¿sabes bailar, verdad, Harry? – le preguntó la señora Granger con expresión seria – por que tendrás que bailar con las dos –
Hermione observó a su mamá con un guiño, pero al ver la mirada preocupada de su prometido, no pudo evitar sonreír.
– como el hombre de la casa, debes sacar a bailar a las dos mujeres de la familia – lo seguía molestando la señora Granger, mientras Harry la observaba petrificado.
– ¡ya, mam�, no lo molestes! – la reprendió Hermione sin dejar de sonreír, tomando la mano de Harry para que se tranquilizara un poco.
– no se preocupe, señora, bailaré con las dos – dijo Harry intentando escucharse tranquilo, aunque aún se veía nervioso.
Hermione y su mamá sonrieron sorprendidas al escuchar a Harry, no se esperaban que le contestara eso a la señora Granger, pues por lo general siempre era demasiado tímido cuando ella bromeaba con él.
– ¡me parece bien! – le dijo Hermione tomando su mano con ambas manos y recostando su cabeza en su hombro, recibiendo un beso de Harry en la frente.
No tardaron en llegar al salón en donde sería la fiesta, a Harry le pareció como una de esas entregas de premios que solía ver su tía Petunia en la televisión, pues en la entrada había una larga alfombra que llegaba hasta el salón en dónde ya se encontraba bastante gente, tanto adultos como niños y adolescentes.
– no sabía que conocieran a tanta gente – le dijo Harry al ver a la mamá de su prometida saludando a una señora bastante alta y delgada; que de algún modo le recordaba a una garrocha; y en segundos se habían acercado varios señores.
– yo no los conozco – le dijo Hermione, sintiendo pena por su mam�, pues estaba segura de que tardaría años en librarse de toda esa gente – mis papás tenían a penas 6 años trabajando en ese edificio, así que cuando se reunían o hacían alguna fiesta, yo nunca estaba aquí – le decía mientras se dirigían a la mesa que le había indicado su mam�, sería la que ocuparían – todos querían mucho a mi papá... – dijo en susurro observando a los doctores y dentistas que, recordaba, conocían a su papá.
– ¿estás bien?... – le preguntó Harry un poco preocupado, observándola detenidamente y Hermione le sonrió asintiendo.
– estoy bien, no te preocupes – le dijo sin dejar de sonreír y se acercó a él para darle un beso en los labios, acariciando su mejilla con una mano y la otra la mantuvo en el aire, rozando el saco de su prometido.
– te amo... – le dijo Harry en susurro, devolviéndole la sonrisa y Hermione le contestó haciéndole una caricia en la mejilla – ven, vamos por tu mamá o la tendrán ahí toda la noche – dijo tomándola de la mano y juntos se dirigieron a donde estaba la señora Granger.
Harry la observó mover el pie llevando el ritmo de la música mientras veía bailar a varias parejas y grupitos de niños y adolescentes – ¿vas a comerte eso? – le preguntó a Hermione, ya habían pasado casi dos horas desde que habían llegado al salón.
Hermione negó acercándole el plato a Harry – ¿lo quieres? – le preguntó sonriéndole, pero Harry negó – ¿entonces por qué preguntaste? – dijo observándolo confundida.
Harry le sonrió y tomando sus manos la hizo levantarse – vamos a bailar – le dijo sin dejar de sonreír, recibiendo una mirada sorprendida de su prometida.
– Harry, si no quieres bailar no hay problema, podemos platicar... yo sólo quiero estar contigo – le decía mientras era llevada por Harry a la pista de baile.
– yo sé que quieres bailar, así que bailaremos, por que a mi también me gusta bailar... bueno, cuando bailo contigo – se corrigió al ver la mirada acusadora que le dirigía Hermione – ¿o acaso a ti no te gusta bailar conmigo? – le preguntó fingiendo gesto ofendido.
Hermione le sonrió divertida – ¡claro que me gusta bailar contigo! – le dijo mientras se acercaba a él para darle un beso en la mejilla y Harry la abrazó.
– te amo... lo sabes¿verdad? – le susurró al oído y Hermione asintió – quiero que te cases conmigo... – le dijo separándose delicadamente de ella, recibiendo una mirada confundida. Rebuscó en los bolsillos de su pantalón y cuando encontró lo que buscaba se hincó frente a Hermione – ¿Hermione, quieres casarte conmigo? – le preguntó mientras le mostraba la cajita de terciopelo negro en la que había un anillo con un pequeño diamante incrustado, dejando a Hermione completamente sorprendida – ¿qué dices? – le preguntó sin dejar de sonreír, ignorando todas las miradas que tenían encima.
Hermione le sonrió mientras se acercaba a él y lo hizo levantarse del suelo – ¡claro que acepto! – le dijo, al tenerlo frente a ella, sin dejar de sonreír y, Harry, torpemente le puso el anillo para después rodearla por la cintura y besarla.
Hermione lo abrazó posando sus brazos alrededor de su cuello mientras correspondía al beso del chico del cual estaba enamorada, pero el encanto se rompió cuando comenzaron a escuchar los aplausos de la gente que los había observado desde que Harry le había vuelto a pedir que se casara con él.
Harry y Hermione se separaron un poco sonrojados, en un principio a Harry no le había importado pedirle que se casara frente a toda esa gente, después se le había olvidado que los estaban observando y ahora le molestaba un poco que no los hubieran dejado tener su privacidad, no era una función, sólo era algo entre él y Hermione.
– vamos... – le dijo Harry en susurro, tomándola por la cintura para alejarse de ahí mientras Hermione sonreía sin saber qué hacer.
– ¿aún quieres bailar? – le preguntó Hermione sonriendo mientras se sentaban en su mesa.
– sí, pero en un momento... cuando dejen de vernos... – le dijo sin dejar de ver molesto a los que aún los observaban murmurando.
– ¿a quién le molesta, ahora, que nos vean, eh? – le preguntó Hermione con gesto divertido, mientras se refugiaba en los brazos de Harry, que le sonrió.
– es que... bueno, yo... ¡no debieron haberse entrometido! – dijo frunciendo el entrecejo un poco molesto, haciendo sonreír a Hermione.
– ¿bueno y qué iban a hacer¿Fingir que no te habían visto hincarte frente a mi? – le preguntó Hermione sin dejar de sonreír – ven... vamos a la terraza – le dijo tomándolo de la mano y juntos se dirigieron a la terraza que estaba a espaldas de ellos.
– ¿te molestó que te hubiera entregado el anillo frente a todos? – le preguntó Harry mientras la abrazaba por la cintura por detrás, acercándose al barandal de piedra y Hermione negó.
– nada de eso... no me puedo quejar de nada – le dijo recostando su cabeza en el pecho de su prometido mientras acariciaba su brazo, recibiendo un beso en el cabello.
– ¿en dónde te gustaría vivir? – le preguntó sonriendo y recibió una mirada confundida de Hermione – bueno, entiendo que talvez te quieras quedar con tu mamá a vivir, y a mi no me molestaría... pero estaba pensando que... bueno, talvez nos podríamos ir algún tiempo a otro lugar... digo, para relajarnos y alejarnos de todo... – le decía un poco nervioso, pero sin dejar de abrazarla.
Hermione le sonrió y se separó un poco de él, sólo para colocarse frente a él aún con los brazos de Harry rodeando su cintura – me encanta tu idea... podríamos ir al sur de Europa... ¡o tal vez a otro continente!... me encantaría conocer Australia... ¡o la Antártida! Según sé hay hermosos cruceros por ahí – decía emocionada, jugando con la solapa del saco de Harry, mientras él la observaba sonriendo – ¡oh Dios!... ¡podríamos visitar tantos lugares! Debemos ir pensando qué lugares queremos visitar para hacer un itinerario... –
– espera... – la detuvo Harry sin dejar de sonreírle – aún tenemos como seis meses para planear todo eso, además de que debemos pensar si nos iremos antes o después de casarnos – le dijo antes de darle un beso en los labios, acercándola más a él por la cintura mientras Hermione lo rodeaba por el cuello con un brazo y con su mano libre acariciaba su mejilla, y Harry dio unos cuantos pasos hacia atrás haciendo que Hermione chocara con el barandal – te amo... – le dijo en susurro, separándose apenas unos centímetros de su rostro, pero enseguida volvió a besarla sin dejar de abrazarla por la espalda con una mano y acariciar su cintura con la otra.
– te amo... – le dijo Hermione entre cortos besos, separándose un poco de él para tomar sus manos.
– ¡Hermione!... ¡Harry! – dijo una voz conocida al otro lado de la terraza.
Harry pudo notar el diferente tono de voz que empleó al pronunciar el nombre de Hermione y su nombre – buenas noches, Ernie – lo saludó Harry con tono serio, volviendo a rodear a Hermione por la cintura.
– ¿cómo estás, Ernie? – le preguntó Hermione tomando la mano de Harry, que rodeaba su cintura, con ambas manos.
– ¿bien y tu? – le preguntó Ernie acercándose a la pareja.
– muy bien... Harry y yo estábamos planeando ir de... – decía sonriendo de nuevo, pero Ernie la interrumpió.
– me da mucho gusto... quería saber si podías venir a bailar conmigo – le dijo intentando acercarse a ella, pero Hermione dio un paso atrás, mientras Harry daba uno hacia delante.
– Ernie, ya te había dicho que Harry y yo estamos juntos... ya sabías que nos vamos a casar... no comprendo por qué no lo puedes entender – le decía Hermione un poco irritada, haciendo que Harry retrocediera.
– lo siento, pero no logro entender qué ves en él... a ti te gusta leer, trabajar... ¡eres la chica más inteligente de todo el castillo! Y él... Harry Potter no es nadie – dijo dirigiéndole una mirada despectiva al ojiverde.
– muchas gracias por tus halagos... – decía Hermione sosteniendo a Harry, para que no se fuera a ir sobre Ernie – pero yo a quien amo es a Harry... lo amo por ser quien es... por que no es como yo y por que me deja ser quien soy realmente... – le dijo con tono serio, aún tomando la mano de Harry, aunque éste ya no se esforzaba por golpear a Ernie, pero no negaba que si tenía la oportunidad de hacerlo, lo haría con gusto.
– te mereces algo mejor – le dijo Ernie con tono molesto, mirando despectivamente a Harry.
– tengo más de lo que puedo merecer... el amor de Harry es demasiado para mi, por eso estoy enormemente agradecida con la vida – decía mientras abrazaba a Harry por el tórax.
– por favor, Ernie, ahórrate la pena de volver a ser rechazado – le dijo Harry, acariciando la espalda de la chica que aún lo abrazaba por el tórax.
Ernie observó furioso a Harry y dio un paso hacia delante con la intención de irse sobre Harry, pero se detuvo al ver a Hermione entre ambos.
– ¡no!... ¡no armen ningún alboroto! – los reprendió parándose protectoramente frente a Harry, con sus manos dirigidas hacia atrás sosteniendo a Harry sólo para asegurarse de que el ojiverde seguía detrás de ella – estamos en una cena tranquila, todos están celebrando de lo más felices, no lo arruinen... y Ernie... debiste... yo nunca te di ninguna señal contraria a la de amistad y también sabías que amaba y sigo amando a Harry – le dijo manteniendo su tono serio, pero sin dejar de abrazar a Harry, quien sonreía orgulloso.
Ernie los observó detenidamente y se fue lanzando un bufido, bastante molesto.
– tendré que acostumbrarme a esto... – dijo Harry con tono serio, recibiendo una mirada confundida de Hermione – digo, tengo una novia hermosa e inteligente, es de entenderse que todos quieran estar con ella –
Hermione le sonrió y no tardó en pasarle sus brazos por el cuello antes de besarlo – te amo – le dijo sonriendo ampliamente mientras pasaba sus dedos entre el cabello negro de su prometido.
– y yo a ti – le dijo Harry antes de volverla a besar, rodeándola por la cintura con ambos brazos mientras se apoyaban de nuevo en el barandal con sus cuerpos unidos – ¿qué te parece si vamos a Bruselas?... – le preguntó separando su rostro apenas unos centímetros del de ella, que sonrió acariciando su rostro – o a Ginebra... o Venecia... – le dijo antes de volverla a besar, apoyando sus manos en el barandal mientras Hermione lo abrazaba por el torso, pero no tardó en acariciar su espalda desnuda por el escote del vestido.
– la ciudad del amor... – le dijo Hermione sonriendo cuando se separaron – podríamos recorrer Italia y Francia... – decía mientras acomodaba, innecesariamente, el cuello del saco de Harry, alisándolo varias veces con sus palmas.
– si tu quieres conocemos el mundo entero – le dijo dándole un beso en la punta de la nariz – ¡te amo! – le dijo abrazándola de manera protectora con un brazo, mientras que con su mano libre la tomó por la nuca con suavidad para acercarla un poco a él y besó su mejilla cerca del oído.
Hermione abrazó con fuerza a su prometido, hundiendo su rostro en su cuello.
– ¿nos vamos? – les preguntó una voz a su espalda y ambos chicos sonrieron al voltear y encontrarse con la señora Granger.
Hermione asintió y se acercó a su mamá para tomar su mano, sin dejar de tomar con su otra mano la de su prometido, que enseguida la rodeó por los hombros, para salir del salón junto con ellas.
Jamás habrían pensado o se habría imaginado que las cosas pudieran terminar tan bien, no después de todo lo que les había pasado, no después de ver sufrir a sus seres queridos... no después de haber sufrido la muerte de muchos de sus seres queridos. Pero ahí estaban... juntos... y nada los iba a separar, nada ni nadie.
Ya no tenían ni una razón para temer, no tenían ningún motivo que los hiciera sufrir. Sí, recordaban a sus amigos y familiares que habían perecido a lo largo de su vida, pero sabían que estaban bien y que compartían su felicidad.
De ahí en adelante nadie los separaría y nadie impediría que fueran felices y que se amaran como ahora lo hacían.
And life is a road, and I want to keep going, love is a river I want to keep
going on, starting out on a journey.
Life is a road and I want to keep going, love is a river I want to keep
flowing, in the end I want to be standing at the beginning... with you.
Espero que hayan disfrutado el fic! No es por presumir ni nada por el estilo, pero me siento realmente orgullosa del fic :D... creo que fue una buena historia corta!
