Capítulo 2: La carta

-Cuándo te vas a dar cuenta Shaka?-pensaba Mu al tiempo que intentaba disimular su desinterés en las palabras del recién llegado Saga. En realidad no podía evitar desviar la mirada de vez en cuando para observar a la persona que amaba en secreto desde hacía mucho. Shaka estaba sentado junto a Saga pues le había dejado ese lugar en el medio de los dos pues el caballero de Géminis había insistido en que tenía que conversar algo importante con el santo de aries.El hindú parecía estar concentrado en seguir bebiendo su té matutino, a decir verdad había estado toda la mañana con esa taza…era bastante lento para tomar su desayuno, se perdía con facilidad en la conversación con un amigo o en sus propios pensamientos. Ahora se hallaba en uno de esos momentos de trance…tal vez observando cómo se reflejaban sus preciosos ojos en el líquido tranparente, tal vez perdido en una encrucijada moral…quién sabía, el hindú realmente era un hombre misterioso…pero se veía tan sereno, tranquilo, apacible…todo lo que había en él irradiaba esa calidez divina que se manifestaba en la infinidad de su cosmo. De pronto, algo interrumpió la bella imagen…¬¬la inoportuna mano de Saga. Mu lo miró sonrojado…lo había agarrado con las manos en la masa y realmente le apenaba que alguien pudiera saber lo que sentía por Shaka, aunque no sabía por qué.

-Hey!...-exclamó Saga pasando una y otra vez la mano por sobre los ojos de Mu-Por un momento pensé que te había perdido, qué mirabas?

-Eh?...de qué hablas?...respondió rápidamente el santo de aries.

El astuto caballero de Géminis siguió el punto de visión de Mu y así se topó con el objeto de la admiración de éste último.Saga comprendió lo que sucedía al girarse de inmediato y agarrar desprevenido nuevamente al santo de aries, cuyos soñadores ojos se perdían otra vez en los doradas hebras que cubrían la cabeza de Shaka. Sonrió para sí y se levantó de la silla. Mu no notó que se estaba yendo hasta sintió el contacto en su hombro.

Esa noche, Mu se sentía más solo que nunca. Suspiraba a más no poder al pensar en su querubín rubio enredándose entre el deseo de tener algo con él. A pesar de las distracciones que esto le causaba, pudo percibir claramente el sonido de unos pasos que se aproximaban a su alcoba. Recostado en la cama, giró su cabeza hacia la entrada de la misma para recibir a la persona que se acercaba.

-Buenas noches, Mu.

-Buenas noches, Saga…qué te trae por aquí?-dijo Mu incorporándose.

-Tengo buenas noticias para ti…te traje un regalito…toma-dijo Saga extendiéndole una carta-Bueno…creo que mi trabajo aquí terminó así que me retiro…buena suerte amigo…-dijo el caballero de géminis en tono que no se apreciaba exactamente alegría.

Debería abrirla? Mu decidió terminar con el enigma…ese hombre a veces lo asustaba…por supuesto que no de la forma por la cual pudiera sentir que su vida peligraba (vamos!es el caballero dorado de aries!)…pero si por la inconstancia de su personalidad…nunca estaba seguro de lo que pudiera estar tramando…siempre sentía recelo a su lado y temía por la vida de cualquiera que estuviera con él. Rompió el sobre y sacó la carta con cuidado…en seguida reconoció su letra…cómo olvidarla…podía sentir el aroma místico que desprendía el sólo roce de su piel con aquella delgada hoja blanca. Leyó una y otra vez el pequeño párrafo…no terminaba de creer lo que estaba escrito…tendrá algo que ver Saga?. No iba a quedarse allí sentado toda la noche, tenía que averiguar qué estaba pasando.

-Te esperaba, Mu-murmuró una voz seductora a sus espaldas. Vaya!había pensado que no había nadie…pero allí estaba…justo detrás de él. La respiración del dorado de virgo erizaba sus pelos. Sabía que era él…esa fragancia era inconfundible. Unos brazos lo estrecharon fuertemente, de pronto sintió la suavidad de sus cabellos deslizándose por su espalda, la cabeza de Shaka estaba apoyada en sus omóplatos.

-Shaka…yo-Mu no podía contener los leves temblores que le causaba el roce de la dermis del hindú.

-Perdona Mu…perdona por no haberme dado cuenta de tus sentimientos…perdona por haberte hecho sufrir…yo…yo…he sido un tonto…al ocultar los míos te he hecho daño…

-Shaka…-los ojos de Mu se salían de sus órbitas…a poco podía creer que Shaka lo hubiera convocado a su casa y que no se tratara de una treta de Saga…y ahora esto?era demasiado. Apretó las manos de Shaka que se cerraban en su pecho.

-Te amo Mu…-le susurró al oído-…gracias por amarme…gracias por esperarme…

El santo de Aries se giró lentamente para encontrarse con la maravillosa mirada de Shaka, quien lo observaba tiernamente, expectante de la reacción de su compañero. Vaya…eso si que era especial…esos hermosos zafiros brillaban sólo para él. No había duda…no podía haber mentira alguna en esos ojos…en ese rostro inocente que lo contemplaba con una súplica silenciosa y calma.

-Shaka…-suspiró temiendo que al sólo pronunciar su nombre desapareciera.

Mu no pudo esperar más…era lo que más deseaba…tenerlo a su lado, acariciarlo, amarlo...Acercó al fin los cálidos pétalos rozados del santo de virgo hacia los suyos fundiéndose en un ardiente beso.Qué bien sabían sus labios…evocaban de alguna manera la frescura y el perfume floral del jardín de las Saras Gemelas…ahhh….y eran suaves como la hierba que se mesía al compás del viento…verde e impasiva. Pronto sus ropas no fueron más que un estorbo para sus manos que se abalanzaban desesperadamente sobre el cuerpo del otro. La noche los vio unir sus cuerpos hasta quedarse dormidos.