Capítulo 4:Dos personas diferentes, un mismo sentimiento

Mu bostezó y se fregó los ojos al notar la nitidez de la mañana. Al ser uno de los más madrugadores era fácil para él despertar a penas entrara un pequeño rayo de luz por su ventana…su ventana?qué rayos hacía en su habitación?...cuándo fue qué…?Se incorporó asustado palpando todo su cuerpo, inspeccionando cada centímetro de su piel desnuda tratando de encontrar algún golpe o herida. Las únicas marcas que tenía eran unas rojas manchas en su cuello y otras más leves y rosadas en sus caderas y espalda…entonces…había pasado algo esa noche?...La imagen de Saga volvió a su mente sin explicación alguna…todo esto había comenzado con una carta que ÉL personalmente le había traído…él?el caballero dorado de géminis trayéndole una carta a su templo?y lo que era más raro aún…haciendo el papel de celestina entre él y Shaka?...La historia no terminaba de encajar…era verdad que a veces el delirio de pensar en Shaka lo hacía soñar despierto, pero jamás había soñado nada que se pareciera a lo que había experimentado anoche con el supuesto santo de virgo…ni en sus más lujuriosos pensamientos podía haber vivido tal maravillosa experiencia de amor y placer y lo que era más importante nunca se le hubiera cruzado por la mente que éste pudiera corresponderle declarándosele en su propio templo. Y ahora estaba de nuevo en su cama, solo, las sábanas prácticamente no se habían removido como si de un día a otro pudiera deshacerse de las noches tortuosas en las que éstas quedaban desparramadas por el suelo. Mu golpeó con fuerza el colchón, pensaba que en ese arranque de cólera sería capaz de destruirlo todo pero no fue así…todo terminó en un sollozo desgarrador e hiriente. Cómo había pasado esto?...cómo…?Mu estaba desesperado…repasaba las consecuencias del incidente y acababa de percatarse la magnitud de la situación…él se había entregado completamente…había manifestado todos sus sentimientos y emociones más profundas…todas las había reservado para aquella persona especial, pero al final había terminado haciendo el amor con alguien que no era Shaka…ni siquiera sabía quién era…quién demonios era…había entregado su virginidad a una persona que no amaba…El santo de aries se apretó contra la almohada, no creía que fuera capaz de levantarse esa mañana, por lo menos no por ahora…estaba exhausto por lo que había vivido esa noche, pero por sobre todo estaba destruido emocionalmente, tenía que reponerse…tenía que mitigar ese dolor…

Unas casas más arriba, otro caballero intentaba enfrentar la llegada de un nuevo día. Si bien no era habitual en él despertarse a esas horas, esta vez le había resultado fácil hacerlo pues había dormido casi toda la tarde del día anterior. En ese momento no se le había ocurrido otra cosa mejor que hacer para calmarse, había derramado lágrimas hasta el hartazgo y ya no podía ni aguantar su propia agitación, por poco no se atraganta hasta matarse. Si bien no había dormido como en sus mejores épocas, ciertamente había aliviado en parte la tensión que lo abrumaba y ahora se podía decir que veía las cosas con más claridad. Tal vez era tiempo de tomar la iniciativa y dejarse de jueguitos idiotas y de ilusiones a base de sueños. Los sueños no se construyen por sí solos, uno los tienen que ayudar a crecer…todavía tenía en los labios el sabor agridulce de los besos de Milo…o lo que quería creer que había sido Milo. Se relamió de deseo intentando darse ánimos para salir a conquistarlo. Quizás no había sido tan malo después de todo…tal vez Milo lo había probado pero…eso no le quitaba la oportunidad de intentar enamorarlo…Pero en el fondo no era eso lo que le preocupaba, no le inquietaba en absoluto ser parte de un juego sexual de Milo…pero esos ojos azules aún destellaban en su memoria…sabía que no pertenecían al caballero de escorpio…de quién eran entonces y por qué estaban en su mente? Decidido a no darle más importancia al asunto se dispuso a tomarse una reconfortante ducha. Se bañaría, se cambiaría y una vez arreglado iría a desayunar con sus compañeros y olvidaría por un rato su problema en una buena charla matutina. Se sorprendió al descubrir qué positivo estaba hoy, cosa que desde que desde hace unos buenos años intentara conquistar a Milo sin efecto, no había vuelto a aparecer.

Luego de una deliciosa media hora bajo la regadera, tomó su bata celeste y se sentó en la cama a secarse el pelo. Un sonido llegó a sus oídos, lejano pero claro…unas pisadas que se acercaban a su templo. El sonido retumbaba por el gran templo de acuario y un deja vu le vino a la mente. No sería…Milo? Asomó la cabeza por la entrada de la puerta…aún no había llegado la persona pero se podía apreciar que estaba más cerca. Su corazón empezó a latir rápido, otra vez estaba desprevenido…se sentía indefenso con sólo una bata encima…además no quería volver a pasar nuevamente por esa experiencia, no ahora que se estaba recomponiendo, no quería ser parte otra vez de los jueguitos de Milo. No sabía qué hacer, era estúpido escapar pues seguramente el caballero ya había detectado su presencia…pero tenía una intensas ganas de salir corriendo. Pero qué cobarde soy!Lo enfrentaré…no debo huir!, pensó Camus dándose ánimos nuevamente. Así se levantó de la cama y dejó la toalla sobre ella. Se aproximó a la entrada y miró en derredor.

-Hola?...eres tú Milo?...-inquirió Camus tratando de sonar lo más severo posible pero nadie respondió.

-Quién anda ahí?...por favor…si puedo hacer algo para ayudarte acercate…caballero…

-De géminis…Saga para ser menos formal-respondió una voz a su lado.

-Pero cuándo es que…?Saga!buenos días!-dijo Camus tratando de sonar lo menos nervioso posible, realmente lo había asustado apareciendo tan repentinamente pero por alguna razón agradecía que no fuera Milo el que estuviera allí…no se sentía tan preparado como el había creído para confersar sus sentimientos.

-Qué te trae por aquí compañero?-su voz sonaba más natural ahora, había recuperado la calma y sentía que la presencia del santo de géminis tal vez sirviera para despejar un poco su mente de sus problemas.

-Bueno…por dónde empezar?...-contestó Saga llevándose la mano a la barbilla-bien…bien sabes que soy un muy buen amigo de Milo no?

-Pues…si-dijo Camus un poco decepcionado de que todo nuevamente condujera hacia esa persona…al fin todo parecía un círculo vicioso sin fin.

-Bueno…pues últimamente ha estado algo extraño…yo tenía mis sospechas y justo ayer pude confirmar lo que creía…

Camus lo contemplaba atento a cada palabra de decía Saga. Este último se percató de esto y puso aún más entusiasmo en el relato de su historia.

-No sé si es correcto decírtelo Camus, pero quiero mucho a Milo y sólo quiero que sea feliz...lo que pasa es que es un tonto muy orgulloso…el otro día me comentó que estuvo con vos…

El santo de Acuario abrió los ojos como platos y se sonrojó. Aunque no sabía por qué se sorprendía tanto, era de esperarse que ese insecto maldito andase divulgando todas sus conquistas� …

-En fin, vamos al grano…Milo se siente mal por haberte tratado mal el otro día…es decir, por haberte ignorado…y bueno…me pidió te citara…

Una cita?con Milo?...Saga mensajero del amor?Milo reducido a un cobarde enamorado?Su cerebro no terminaba de procesar lo que estaba sucediendo. Habían muchas cosas que no cerraban, todo parecía demasiado perfecto y lindo, pero el destino siempre terminaba jugándole una pesada broma. Camus mientras intentaba asimilar lo que su compañero le estaba diciendo, permanecía con su cara de atención calma, ocultando su ansiedad por saber la conclusión del asunto. Realmente Saga se tomaba todo el tiempo del mundo para terminar con el comunicado de Milo y Camus se estaba exasperando por la impaciencia.

-…te estará esperando en el linde de las puertas del Santuario a las 15:30hs-Saga calló un instante como si esperara alguna reacción de Camus-…bien…si deseas ir es cosa tuya…yo me largo, adiós Camus.

-Ahh…si…adiós…Saga…gracias…supongo.