Capítulo 6: no se me ocurre el nombre para este capítulo...�

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Camus se apresuró a salir de su casa. Por Dios! Ya eran las 15:25hs y él recién estaba bajando las extensas escaleras del santuario…ojalá llegara a tiempo, tenía curiosidad por saber de qué se trataba todo esto y al fin y al cabo estaba muy emocionado por saber que Milo estaría allí esperándolo, sólo a él. Rápidamente, haciéndole honor a su pertenencia a la estirpe de caballeros dorados, pasó por todas las casas del zodiaco hasta llegar a la salida del santuario. Miró el reloj…ufff!15:30hs en punto. Le había tomado casi todo el día prepararse, él no era un tipo estilo Afrodita que se pasaba horas mirándose al espejo o sumergido en baños embellecedores, pero estaba nervioso y lo único que lo podía tranquilizar era saber que había hecho todo lo posible para estar presentable. Se apoyó contra el mármol del marco de la gran puerta, desde allí se podía ver toda la ciudad, un hermoso paisaje sin duda.

-Vaya que eres puntual Camus…me alegra que no me hicieras esperar porque tenía muchas ganas de verte…-dijo una voz sensual y gatuna a sus espaldas.

-Milo…me alegra por ti-contestó Camus comenzando a notar que su corazón se estaba acelerando con saber que el santo de escorpio se acercaba.

-Tengo algo que mostrarte, es por eso que te he convocado aquí…sé que suena un poco cobarde el haber enviado a Saga…pero…él se ofreció a hacerme el favor, así que lo importante es que ahora estamos aquí solos…tú y yo-dijo Milo acercándose al oído de Camus y acentuando estas últimas palabras con un tono aún más provocativo que el que ya tenía.

Camus sintió un escalofrío. Ya se imaginaba qué pensamientos pervertidos podría estar imaginando el santo de escorpio en su cabeza…mas algo le preocupaba…esos ojos que había visto habían vuelto a su memoria y notaba algo raro en la voz de Milo. No eran las palabras dulces y tímidas de un caballero enamorado, sino de un santo lujurioso y lascivo sediento de sexo y placer. Por qué había cambiado tan repentinamente de actitud?Por qué ahora parecía tan desinhibido y amenazante?No pudo encontrar respuesta a sus preguntas pues el susodicho lo sacó de un tirón de las divagaciones de su mente. Milo lo tomó de la mano y lo llevó consigo a un lugar apartado del santuario…un lugar en donde pudieran estar completamente solos.

-Bien, hemos llegado…qué te parece?-dijo Milo lanzándole una mirada libidinosa con la cual podía desnudarlo con sólo parpadear.

-Bueno…es muy hermoso…no sé qué decir…a qué hemos venido?-dijo Camus temiendo la respuesta de su compañero. Era evidente qué era lo que buscaba el caballero allí pero no estaba seguro de querer darle el gusto. Prefería evitar el tema por ahora y retenerlo el mayor tiempo posible…pero no sabía con quién estaba jugando.

-Veo que quieres hacerte el difícil Camus…creo que no es demasiado necesario que te lo diga…es algo que queremos los dos…no es así?-inquirió Milo sonriéndole socarronamente- dejémonos de trivialidades y convencionalidades…qué tal si vamos directo a la acción?-dijo Milo desgarrándose de un tirón toda la ropa.

Camus lo observó atónito O.O. Sus ojos estaban como platos, no sólo por el espectáculo maravilloso que el caballero le ofrecía, sino porque realmente no estaba preparado para tal reacción del mismo. Milo lo tomó por la fuerza y comenzó a besarlo furiosamente, Camus trataba de resistirse, no quería que las cosas acabaran así…él no era un juguete sexual o algo parecido…si Milo no lo veía así, no valía la pena seguir intentando enamorarlo, pero además no se iba a dejar denigrar de tal forma.

-Basta Milo…déjame…no quiero hacer esto…suéltame-dijo Camus tratando de alejar su rostro del de su compañero que lo perseguía salvajemente.

-Vamos Camus, no me la pongas difícil, quieres?…o acaso me vas a decir que no te gusto como te hice alcanzar el placer la otra noche…o es que ya lo olvidaste?...te acuerdas cómo gritabas? Yo todavía tengo grabado tu rostro en mi mente…esa hermosa cara de placer…-dijo Milo al tiempo que tomaba el mentón de Camus y presionaba su cintura contra la de él, haciéndole notar la excitación que le causaba su cercanía.

-Hey!qué hacen allí!?-exclamó una voz a lo lejos.

-Apártate Milo…nos van a ver…-Camus estiraba aún más el cuello tratando de zafar de los besos de Milo y empujando su caliente cuerpo del suyo. El santo de escorpio sonrió satisfactoriamente y lo tomó por los hombros.

-Adiós Camus…esto no quedará así…-susurró Milo a su oído, le lamió la mejilla y desapareció rápidamente.

El santo de acuario se limpió su humedecida piel con una expresión de asco. Maldito…se dijo, intentando contener unas rebeldes lágrimas que empujaban por salir. Estaba shockeado, no podía creer que esa fuera la persona que tanto amara…pero así no era Milo…por más de los rumores que circulaban en todo el santuario él había visto su alma…él no era así.

-Camus…!!!Qué haces aquí?-dijo el dueño de la voz que había espantado al libidinoso Milo.

-Yo…-murmuró santo de acuario con la cabeza baja.

La figura se acercó lentamente, tal vez por haber quedado involucrado en un acto tan embarazoso o por poner en esa situación a el caballero de acuario. Camus observaba como se aproximaba pausadamente como si lo hiciera más por deber que por querer hacerlo...sus pasos eran inseguros y exageradamente marcados, era evidente que esto requería de un gran esfuerzo por parte de aquella persona.

-Camus...estás bien?-inquirió una voz preocupada que de inmediato y con algo de temor por la posible respuesta de su interlocutor, agregó- qué pasó?...aunque...no te preocupes...no es necesario que respondas...sé que esto puede ser algo vergonzoso para ti...yo...no quise interrumpir...

El santo de acuario no decía nada, permanecía con la cabeza hacia el suelo. Era cierto, estaba muy apenado por lo que había ocurrido y no podía ni siquiera mirar a los ojos de aquel que lo había descubierto...pero de todas formas él no había hecho nada...todo era culpa de ese maldito Milo...ese degenerado y pretencioso caballero de escorpio...ahora estaba envuelto en un problema y ni siquiera se quedado para hacerse responsable de la autoría del hecho. Aunque la verdad la persona que estaba a su lado ahora no parecía querer inculparlo, más bien irradiaba un sentimiento de abatimiento y pena...él era el causante de aquella tristeza?...por qué permanecía allí sin decir nada, como si esperara que éste reaccionara al desasosiego que sin querer le enviaba...?

-Vaya...nunca pensé que tú y Saga...pero bueno, eso no es asunto mío...es que...yo...-la voz se perdió en un susurro imperceptible, había preparado un discurso para la ocasión pero ya no tenía sentido continuar con la frase-...yo pensé que me habías comprendido aquella noche...porque no estaba mintiendo...sé que todos en el santuario piensan cualquier cosa de mí...pero no es lo mismo estando contigo...no lo es...

Saga?pero de qué estaba hablando?Nunca se le hubiera cruzado por la mente tener algo con el santo de géminis...Camus abrió los ojos sorprendido, comenzaba a comprender la trama de la situación. Por supuesto!todo encajaba...aquellos ojos azules...el misterioso Saga en una faceta de cupido que a nadie en su más remoto delirio se le hubiera ocurrido...el extraño cambio de Milo...entonces la persona que estaba parada frente a él, acercando su rostro para contemplar con ternura la vergüenza en su rostro con algo de comprensión y algo de pena...era...

-Milo!pero si tú...!-exclamó Camus tan súbitamente que sobresaltó al santo de escorpio-tú estabas conmigo...hace un rato...yo estaba seguro que eras tú!...cómo puede ser que...no!...Saga no puede haber hecho esto!-Camus se tomó la cabeza deseando que lo acababa de descubrir no fuera verdad aunque las pruebas eran más que contundentes.

Milo lo miró desconcertado. Qué era lo que le pasaba? No podía creer que el momento de intimidad que tanto trabajo le había costado crear se rompiera tan fácilmente. No estaba dispuesto a seguir tratando de limpiar las manchas con sus lágrimas, las únicas que había derramado por alguien. Ya dos veces lo había descubierto entre los brazos del robusto caballero de géminis y aunque Camus había dejado que su orgullo se fuera al demonio no estaba dispuesto a convertirse de un día a otro de un casanova reconocido a un segundón de cuarta. Optó entonces por marcharse, dejando que Camus se amargara en soledad por algo que no comprendía.

-Espera! A dónde vas?-atinó a decir Camus tratando de salir de la nebulosa que atormentaba su mente-Déjame explicarte Milo...todo es culpa de Saga...por favor Milo!

-Basta Camus!Suéltame y deja de comportarte como un histérico! No hay nada que explicar...y no te lamentes por esto...no creas que voy a sufrir toda la vida por este simple infortunio...pero tampoco pienso entregarle mi fidelidad a un hombre que no es capaz de mantenerla. Nunca pensé que por una persona pudiera dejar mis hábitos...esos que me hicieron del sexo un adicto...esa persona eras tú Camus y pensé que lo habías comprendido esa vez...

-Esa vez...esa vez...cuándo?De qué estás hablando Milo?yo no recuerdo que tú...

-Vaya...tan bueno es hacer el amor con Saga que pierdes la memoria?...realmente me decepcionas Camus, nunca pensé que pudieras decirme eso...-el santo de escorpio apretó los puños y le dirigió una mirada de furia-después de todo lo que me costó acercarme a ti, no puedo creer que te hayas olvidado de lo que te dije...ya me voy...ahora si que ya no queda nada más por decir...

-Espera Milo!por favor....explícame qué es lo que pasó!Perdóname por favor...yo...yo no entiendo...no entiendo qué es lo que está pasando...-Camus calló de rodillas ante un Milo colérico y sin compasión, su actitud era totalmente distinta a la de hace un momento.

-Ya deja de hacerte la víctima!!!!!!!!!!-gritó Milo frenético propinándole un golpe en la cara que lo hizo caer.

El santo de acuario se tomó el rostro respirando agitadamente. Nunca lo había visto tan enojado a Milo. Sin saber que hacer permaneció allí tirado sobre el verde césped esperando a que el dolor se disipara, mientras observaba como la figura de Milo desaparecía en la lejanía.