Capítulo 15


Wiii acá está lo que sigue!espero que les guste...la verdad que lo de CamusxMilo quedó en una situación bastante comprometida no?bueno, ahora sabrán qué es lo que tiene el escorpiano en mente...

Zen: gracias por tus puntajes!me alegro que te esté gustando el fic...aunque no mucho los finales de mis cap ToT...perdón, es que mis musas se retiran cuando quieren y a veces es muy difícil hacerlas regresar...de cualquier forma voy a tratar de actualizar rápido y gracias una vez más por leer mi fic!

Shadir:jajajaverdad que Milo es perverso?pobre Camus...es que no sabe cuánto ha sufrido el pobre acuariano...pero aún así lo ama...por qué lo de Kanon?ya tenés alguna sospecha puesta en ese personaje? O.o

Bueno...sin más para decir les dejo lo que sigue...bye!dejen reviews porfissss....ToT


-Pero qué es lo que le pasa...?...- el santo de acuario viró la cabeza a un costado para toparse con la el frío mármol a sus espaldas que contrastaba notablemente con el calor que emanaba de sus mejillas sonrojadas- hoy estaba enojado...pero...no se comportaba así...será qué...?

Camus se apretaba contra la nívea columna del corredor, intentando agrandar el espacio que lo separaba del santo de escorpio que lo miraba desafiante esperando una respuesta.

-Ese olor en sus labios...seguro estuvo bebiendo...

-Vamos contesta!!!! No te voy a esperar todo el día!!!

Los efectos del alcohol se empezaban a manifestar en el comportamiento de Milo...la agresividad de sus palabras...los temblores a penas notorios en sus movimientos...sus somnolientos y agudos ojos. Qué patético era verlo en ese estado, para Camus había sido como ver derrumbarse una imagen encantadora que él mismo había construido en sus sueños infantiles y dorados. Tal vez se había esforzado demasiado en forjar de él algo que no era y descansar sus fantasías en esa perfecta creación. Pero acaso lo lindo de Milo no era su humanidad?...esa proximidad hacia los sentimientos humanos que lo hacía tan defectuoso y virtuoso a la vez. Pues cuando uno es demasiado perfecto no puede ver sus errores y allí es en donde se desarrolla la ignorancia...en la incapacidad de darnos cuenta de nuestras fallas. Quizás Milo no era tan agraciado como los dioses pero eso no era lo que buscaba él, porque así era como lo quería...cuando se ama a una persona se la comprende y en ese momento sus defectos y virtudes no son más que la esencia de ella.

-Milo por favor...si me dejas hablar...yo puedo explicarlo...-sus palabras sonaban entrecortadas y confusas a su pesar, pues lo último que quería demostrar en ese momento era el miedo que le causaba la imponencia de Milo. Se sentía como la presa de una furiosa bestia de caza y todos sabemos que el miedo no hace más que excitar a estos animales en vez de espantarlos.

-Ahh...a eso venías...yo pensé que tal vez te interesaría otra cosa...

Milo lo presionó mas contra la columna, haciendo que la espalda de Camus se incrustara prácticamente en la piedra. Sus rodillas estaban colocadas justo arriba de las del francés, inmovilizándolo completamente; y sus manos ahora sostenían su rostro caliente por las mejillas. Sus cuerpos chocaban repetidas veces por el ir y devenir de sus pulmones mientras mantenían sus miradas bajo las gruesas gotas de sudor que cubrían sus sienes.

-Pensé que te gustaría que hiciéramos otra cosa...

Camus abrió la boca para tratar de decir algo pero ese fue su error, pues allí vio el escorpión las puertas abiertas para lo que su excitado cuerpo le pedía a gritos que hiciera. Había bebido un vaso de whisky tras otro esa tarde entre lágrimas tratando de entender la actitud de su amado. Quizás se había pasado un poco...o demasiado...pero eso qué importaba ahora?Allí lo tenía para él solito...sin tener que estar peleando con Saga por su posesión, sin entorpecer sus labios con palabras cariñosas que con mucho trabajo decía, sin tener que estar enfrentándose a sus posibles reproches que surgían del temor a dañar al francés con la pasión de sus instintos. Ahora por lo menos tenía claro lo que quería y estaba seguro de que Camus así lo quería también...él había visto cómo lo disfrutaba con Saga. Se había entrañado muy profundo en su mente la expresión del santo de acuario ante las furiosas embestidas del geminiano... su cuerpo meciéndose lentamente al unísono... sus manos rasgando la espalda de se amante... Milo comenzó a besarlo torpemente introduciendo su lengua en busca de la del santo de acuario. Movía sus labios en forma ruda y poco clemente, más por darse placer a sí mismo que por disfrutar junto al francés el momento. Éste último lo acompañaba por momentos, mientras se debatía entre entregarse al hombre que amaba, aún cuando este probablemente ni fuera consciente de lo que estaba haciendo, o solucionar el problema antes de que la situación se pusiera más comprometida. Porque...él...a pesar de lo mucho que amaba a Milo...no quería entregarse de esa manera. Entonces se detuvo...detuvo sus labios y esperó a que el peliazul reaccionara ante su decisión. Sin embargo, el Santo de escorpio ni se inmutó por la repentina quietud de su amante, se encontraba demasiado absorto en su excitación y el deseo que había despertado el alcohol en sus venas. Lentamente fue deslizando sus manos por el cuello de Camus...el pecho...el abdomen...sus manos rozaban su piel profanamente casi forzando sus palmas y dedos contra ella. Quería sentir que estaba allí...que estaba allí y era suyo...la temperatura de su cuerpo...el aroma que desprendía...la humedad... toda una confluencia de sensaciones que despertaban aún más apetito. Fijó sus manos en los glúteos del caballero atrayendo su miembro contra el suyo. Camus lo observó sorprendido por el empujón e intentó inútilmente tomarse de la columna.

-Acaso no te gusta esto Camus?No me mires con esa cara que conozco muy bien tus artimañas...

-Milo por favor...esto..está yendo demasiado lejos, no crees?...has bebido demasiado...suéltame por favor...-el santo de Acuario intentó liberarse de la atadura impulsando sus manos con el pecho de Milo, pero el fuerte agarre de éste no se lo permitió.

-No te hagas rogar Camus...hoy estoy dispuesto a darte lo que quieras...

-Mi...Milo...en este estado...nada de lo que puedas darme...es lo que quiero...dejame...

Haciendo caso omiso de las palabras del francés, el escorpión comenzó a frotar salvajemente su miembro contra el suyo, al tiempo que masajeaba sus glúteos presionándolos rudamente y besaba su cuello.

-Todo es bello en ti Camus...-le susurraba al santo de acuario acercándose a su oído-...deseo cada y una de las partes de tu cuerpo...te deseo completo...

-Nhh.....no...Milo...por favor...suéltame...

-No me interrumpas...

Milo deslizó sus manos bajo la camisa semitransparente del francés, recorriendo su espalda trazando líneas verticales desde el origen hasta el fin de su columna. Su boca se entretenía fervientemente mordisqueando el lóbulo de Camus y bajo sus pantalones ya podía notar su excitación que gritaba por salir...al igual, aunque en menor medida, que la de su amante.

-Te estas comenzando a animar Camus?-atinó a decir cuando al rozar una vez más sus partes bajas pudo apreciar aún mas que el miembro del francés se estaba endureciendo.

-Nh...dejame...por favor...-murmuró evitando así que se le escapara un gemido involuntario.

-Acabemos con esto...

Dicho esto, el escorpiano desabrochó los pantalones del santo de acuario, cayendo éstos hasta las sus rodillas.

-Qué...qué estás haciendo Milo...

Una sonrisa libidinosa y un resplandor en sus ojos fueron sus únicas respuestas, pero antes de que pudiera evitar lo que se imaginaba que estaba planeando el peliazul, un leve escozor entre sus glúteos lo desconcentró totalmente.

-Nhhh....

-Te gusta que te toquen ahí verdad Camus?...-susurró Milo introduciendo otro dedo en el interior del cuerpo del santo de acuario.

-Por favor...suéltame Milo...nhhhhh....-gimió el francés ejerciendo toda la fuerza que podía para poder librarse de su agarre.

-No te me vas a escapar esta vez...

Camus sentía el vaivén de los dedos de Milo en su interior mientras escuchaba el sonido de un cierre.

-No...no...por favor!-el francés agitaba los brazos fervientemente tirando por momentos de los cabellos del peliazul y por otros dando golpes en sus hombros.

-Vamos...será rápido y placentero...

Milo se quitó la camisa en un abrir y cerrar de ojos y ató con ésta las inquietas manos de Camus colocándolas por sobre su cabeza, apoyadas en la columna. Sus pantalones ya estaban abajo, al igual que sus boxers y los del otro caballero. A continuación tomó las piernas de éste, elevándolas hasta su cadera.

-Esto va a dolerte un poco...

-No...por favor Milo...-logró soltar Camus en un sollozo desesperado, había decidido no mostrarse débil ante él, pero ahora estaba llorando-por favor...yo...te amo Milo...no quiero que esto...termine así...

-Me amas?qué sabés del amor!-el escorpión(jajaja al final para mí terminó siendo un insecto a falta de sinónimos...)presionó sus dedos en las piel de Camus, haciendo notar su furia por el comentario al dejar marcas rojas en ésta.

-Milo...te amo...por favor créeme...no quiero que esto sólo sea sexo...yo quiero hacer el amor con vos...por favor...no lo hagas...-alcanzó a decir entre congojas.

El caballero de escorpio lo miró confundido y exasperado. Intentaba decidirse entre confiar en las palabras del ser que había jugado con su corazón o acabar con lo que había empezado. Su situación era difícil, quería odiarlo a pero no podía...no podía evitar seguir amándolo...veía sus ojos húmedos, brillantes por las lágrimas acumuladas y bellos a pesar del matiz rojizo que habían dejado éstas...no podía hacerle daño...

-yo...yo...-su respiración estaba agitada, las palabras de Camus habían logrado shockearlo emocionalmente...le creía...en serio le creía...y él...él había estado a punto de arruinarlo todo-yo...lo siento- dejó caer las piernas del francés para aferrarse fuertemente contra su pecho. El alcohol hacía efecto nuevamente en su comportamiento y ahora lloraba desconsoladamente hundiendo su cabeza en el hombro del francés. Camus suspiró aliviado mientras su respiración regresaba a la normalidad. Sonrió suavemente al observar la fragilidad de su amado y lo rodeó con sus brazos acariciando sus cabellos. Juntos se dejaron caer al suelo lentamente, embriagados por el calor del cuerpo del otro y descansaron por un rato. Una hora más tarde, Milo se había sumido en un profundo sueño bajo las hebras azules de un caballero que observaba embobado el perfecto perfil de su rostro. Éste se acomodó la vestimenta como pudo y lo cubrió también a él. Lo cargó en brazos hasta su cama y lo depositó suavemente haciéndose un espacio entre sus brazos. Lo miró de frente por última vez, y antes de dormir lo besó tiernamente.

-Te amo Milo...