Capítulo 20
Siiiiiiii! no puedo creerlo!cap 20!logré terminar el fic!al fin! ToT estoy muy contenta...les agradezco mucho chicas...a todas las que leyeron mi fic, las que dejaron mensajes y las que no...las quiero!les dejo mi msn si alguna quiere hablar conmigo... por todo amiga!gracias por todos tus mensajes y por haberme acompañado hasta ahora...al final no sé si cumplí con lo que se merecía kanon pero bue..espero que te guste el final y cualquier cosa sino me pegás...XDDD
Zen...así que querés hacer sufrir a tu milín?tal vez en otro fic incluya algo así pero...creo que por ahora kanon se va a quedar con las ganas..gomen!...y bueno.. ya se terminó el fic lo que pasa es que me pareció que ya no daba para mucho más porque si enredaba algo más no iba a terminar nunca O.o...prometo hacer otro fic en el que milo tenga un poco más de acción en adelante...gracias por todo amiga!y aver cuando nos encontramos por msn!
Katsuya...espero que te guste...U.U perdón por haber dejado a camus y milín un poco olvidados...espero que te guste igual amiga sino me mandás un mensaje repudiándome y te descargás un poco...por lo menos vas a saber con quién se queda shaka...gracias por tu mesaje!
Mary...el final ha llegado por fin amiga!perdón el retraso...espero que te guste!gracias por tu mensaje!
gracias a todas de verdad!espero no defraudarlas!(che, esto se volvió demasiado emotivo...parece re despedida...)
Un recuerdo remoto apartó el sueño, se sentó en la cama con brusquedad y después de un leve mareo se recostó nuevamente. No reconoció sus vestimentas al instante ni el cuarto en el que estaba hasta que divisó a lo lejos un bello ramo de flores, acomodado a un lado de la mesa contigua, cerca de donde seguramente había dormido Mu. ´´Las flores de Mu´´, pensó melancólicamente apartando la mirada al instante que un agudo dolor en su estómago lo obligó a contraerse. Estaba solo en la habitación de su compañero, sin indicio alguno de saber las razones de su presencia en la recámara, sólo trastos de recuerdos de la noche anterior...voces que reclamaban ser calladas con soluciones a su nuevo problema...
Ikki...y ahora qué le voy a decir...
Observó con desprecio su cuerpo salpicado de manchas multicolores...rojas...moradas... La invisibilidad podría ser su único aliado en ese momento pero desafortunadamente no estaba incluida entre sus tantas habilidades. Aunque retrasara las cosas no podría evitar que fueran descubiertas, así que no había diferencia en que se levantara ahora o más tarde aparte de que el dolor fuera más intenso en ese momento y por lo tanto lentificara su camino de regreso a la sexta casa. Al apoyar sus pies en las fría roca, descubrió unas sandalias al lado de la cama. Supuso la intención del anfitrión al colocarlas allí y ya no vio más impedimentos para posponer su partida, por lo que las colocó en sus pies dispuesto a encontrar explicaciones a las preguntas aún no recibidas de ikki en el camino.
Antes de que pudiera pararse definitivamente se vio obligado a tomarse de la pared para no caer de rodillas al piso. Probablemente tardara más de lo que se hubiera imaginado pero eso no cambiaría en absoluto su decisión de marcharse cuanto antes no sólo por bien propio sino por el de Mu...su siempre cercana presencia no había hecho siempre más que lastimarlo...incluso cuando nada de todo lo que ahora sabía pudiera tener sentido en sus pensamientos.
Por qué te pones de pie cuando no podés hacerlo...?
Si la montaña no puede ir a Mahoma...los problemas irán a Shaka...
Ikki...
...-
Ikki...puedo explicarlo...yo...
Cubrió como pudo la marca de unos dientes en su cuello cuando los ojos azules que lo observaban con detenimiento se posaron en él. Cómo enfrentarse a esos ojos que lo acusaban de sólo dirigirle mirada?no podía verlo de frente sin desear golpearse a sí mismo...pero no podía ni siquiera ser capaz de eso...no sin tener que llegar arrastrándose hasta la pared para chocar su rostro una y otra vez contra el mármol que los encerraba. Una posesiva mano en su barbilla lo obligó a mirar aquello que no quería...
está bien...no hay nada que explicar...
Una sonrisa enigmática y el joven sentado a su lado sacó una carta del bolsillo de su pantalón...doblada en pequeños cuadrados. La abrió frente a sus ojos, señalando el final que evitaba rememorar algo que recientemente había sido cometido y de lo que desgraciadamente había sido vicitma...sólo era necesario comprobar quién la había escrito para saberse salvado por las letras desparramadas en la hoja blanca.
''Saga''
Leyó suspirando aliviado para sí...no hacía falta detenerse en los demás detalles que líneas antes recordaban. Aún no podía creer de lo que había sido capaz aquel hombre...salvándolo...ya era la segunda vez que lo hacía. Se abrazó al peliazul con fuerza, recibiendo uno de la misma intensidad...y aunque largarse a llorar tal vez sirviera para poder desembarazarse de todo no lo hizo...por respeto a Ikki...por respeto a Saga y sobre todo...por respeto a Mu.
Kanon había sido enviado a buscar hacía a penas unos minutos...lo que de seguro no le permitiría más tiempo de lo que pudiera llevarle terminar de arreglar su bolso de viaje, atar correctamente sus sandalias y finalmente alejarse por lo menos para no ser visto en lo que iba de su primer día de fuga mientras seguramente los alborotados guardias recorrían cielo y tierra tratando de dar con su paradero. Si aunque sea un instante los dioses le permitían contemplar por última vez a Mu antes de alejarse completamente del santuario...se arriesgaría a permanecer cerca en la oscuridad de algún aliado de la naturaleza que camuflase con su follaje el semblante que lo encadenaba a su condena. Ató con fuerza el nudo de la mochila, asegurándose de que ninguna de sus pertenencias pudieran correr peligro que caerse en el camino...se agachó con sus manos dispuestas a terminar con los hilos de sus sandalias y sin siquiera despedirse con un vistazo a lo que fuera su ahora antigua morada se aproximó al marco de la ventana y saltó por ella evitando hacer demasiado ruido en su caída.
Las voces que habían ocupado la recámara de su hermano se aproximaban a su templo, agitadas por el rápido paso que sus propietarios llevaban. Dirigió su atención un momento al origen del ruido, tan sólo una última mirada al paisaje que había adornado sus mañanas por el hueco rectangular que hacía reverencia a la magnificencia de grecia y se marchó saltando grandes piedras...una...dos...una mano jaló de sus vestimentas...perdió el equilibrio y calló de costado tras una gran roca...demonios!lo habían descubierto...
Saga...Saga!
Sacudieron sus hombros enérgicamente tratando de alejar el aturdimiento que le había dejado el golpe sobre su cabeza...él aún tomándosela algo mareado sin decir nada.
Saga!Estás bien?perdóname...
No...está bien...
Respondió sin saber verdaderamente lo que decía...lo que debía sonar aún más disparatado sin saber a quién estaba dirigiendo sus palabras...un abrazo apretado retiró su mano de su cabeza...cabellos lila agolpándose contra sus hombros...tan majestuosos y brillantes como siempre...
Mu!
No pudo gritarlo por no poder con un mero grito demostrar su asombro...aquello peor que una exclamación es no poder hacer uso de ella.
Saga...por favor no te vayas...yo...leí tu carta...perdóname...no quiero que te vayas por favor...
Mu...
Sus labios estaban tan cerca que a penas bastaría que una brisa medianamente fuerte atravesara el santuario de repente, acabando con lo que ellos que no se dignaban a terminar.
''Saga! Sal de donde quiera que estés!por órdenes del patriarca hemos venido a buscarte!no te resistas!''
Ambos contemplaron con pesar la ventana que revelaba una vez más le infortunio de su destino. Saga agachó la cabeza resignado...aquella determinación en la voz de los hombres pregonaba la escasa piedad del patriarca y aún cuando todavía no hubieran llegado a su recámara, bastaba una vez adentro revisaran las cercanías de su templo para descubrirlo.
Vamos!levántate!
De nuevo esas suaves manos sobre sus hombros sacudiéndolo. Una de ellas tomó la suya y lo levantó del suelo, la otra agarró su bolso y ambas ocupadas lo condujeron entre las rocas mientras él no hacía más que dejarse llevar por el hombre al que amaba.
Un bosque...las hojas crujiendo...imitando el sonido de la lluvia entre las ramas...su visión estaba algo nublada pero no impedía que se regocijara con aquel paisaje hermoso que mostraba un cielo celeste de mañana cubierto de un hermoso verde que eran las plantas.
Saga?estás bien?...ya despertaste...qué alivio...
Lo había hecho?...o acaso era un sueño lo que estaba presenciando?Esperaba que esos hermosos jade que lo observaban con interés lo negaran.
Te caíste mientras escapábamos pero te traje aquí...es un lugar que conozco algo alejado del santuario...no creo que puedan descubrirnos por ahora...
Descansaba sobre algo sumamente confortable...el resto de su cuerpo relajado sobre la grama verde que se extendía a unos cuantos metros alrededor ambos...su cabeza, sobre las piernas vestidas en la hermosa túnica tibetana que cubría el cuerpo del lemuriano que no quitaba un ojo de encima a su recién despierto compañero. Acercó una mano a la mejilla porcelana que completaba en una armoniosa y delicada figura el perfecto rostro del pelimorado...quizás si lo hacía con la rapidez suficiente consiguiera rozarla con sus yemas antes de que desapareciera.
Mu...
Si?
Te amo...
Las palabras sonaron tan sencillas y sinceras como jamás hubiera pensado que podías decirlas...tal vez todo era parte del sueño...uno en el que él se declaraba sin rodeos haciendo el uso correcto del tiempo y el lugar...aprovechando la soledad que compartía con la persona que más amaba.
Gracias...
El peliazul se incorporó, tomando la iniciativa por primera vez desde que se encontrara repentinamente con Mu...acercó tímidamente sus labios a los suyos, repitiendo la cercanía que habían perdido cerca de su templo...rezando por que ésta vez no fuera interrumpida por las estúpidas órdenes del patriarca. Si todo en aquella criatura celestial no fuera tan embriagante sería más fácil continuar los pasos sin tropezarse...pero al verse frente a él...sus bellos ojos con expectante rendición...se sentía torpe...
Saga...quiero amarte como tú lo haces conmigo...
Eso era lo que Saga quiso que Mu siempre le dijera...no era una declaración como la suya pero era la oportunidad que necesitaba para tenerlo a su lado y sabía que si no la desperdiciaba jamás lo dejaría ir...
Apresuró su boca contra la del tibetano, rozando sus labios con dulzura, palpando el terreno desconocido en el que se introducía con una experiencia que de nada servía. Un novato frente a el amor eso era...por eso temía ser rechazado...por eso temía no darlo en las proporciones necesarias que su amante necesitaba...pero Mu lo incitaba a seguir...sus tersas manos enroscadas en su cuello y lo que a penas un instante había sido un sencillo toque de dos bocas que recién comenzaban a tomar temperatura, se transformó paulatinamente y según los designios de un tibetano necesitado de afecto, en un furioso contacto de carnosos labios carmín. Acercó sus manos a la esbelta cintura que dibujaba curvas en el cuerpo del pelimorado, torciéndose levemente para dejar atrás la incómoda posición en la que estaba. Presionó un poco más la boca del otro, mordisqueando un poco su labio inferior pretendiendo degustar un poco más allá de lo que le era ofrecido...su lengua quería abrirse paso en esa dulce cavidad. Mu respondió con un gemido algo agitado, sus dedos resbalando lentamente por la espalda del geminiano, liberando de su posesivo agarre el cuello y dejando así escapar su rosada lengua para encontrarse en el aire con la de Saga.
Se dejaron caer pesadamente sobre el césped, el geminiano procurando que Mu no diera contra ninguna piedra o raíz del árbol cercano, cuidando su espalda con una mano. Aún sus lenguas sincronizándose...inmersas en un juego en el que no buscaban victorias sino ambos eran vencedores...Saga no quería apresurar las cosas, si sus deseos desbordantes hacían que el tibetano se asustara no se lo perdonaría jamás...pero es que ambos estaban tan entregados como si hubieran estado acumulando todos esos sentimientos para que fueran entregados a la persona correcta...y sus labios sabían a ambrosía y miel...su cálida saliva mezclándose con la suya era un bálsamo para las heridas que podían ser sanadas sólo por aquel ser celestial... Probablemente hubieran continuado si el preciado aire no se esfumara con tal facilidad pero cuando se compartía un beso tan ardiente era imposible que incluso un gas como era este se esfumara.
Ambos sonrojados...labios hinchados...poco que decir excepto con miradas.
enséñame a quererte Saga...por favor...
Un susurro como aquel podría excitar a cualquiera si es proferido por la persona amada...
Te amo Mu...
Depositó un fugaz beso en sus labios y retrocedió lentamente hasta quedar sentado sobre sus pies, semi arrodillado, frente a las piernas abiertas del lemuriano que evitaba mirar demasiado para no ser descubierto en su vergüenza. Saga pudo notar levemente que aquel beso había comenzado a hacer efecto en el cuerpo del ariano, sobre todo en sus partes inferiores. Pretendió hacer como que no lo había visto al darse cuenta de lo avergonzado que se veía por lo que procedió directamente a acercarse hasta su excitación y propinarle un delicado beso sobre la tela de la túnica. Sus manos se movieron casi mecánicamente al levantar las vestiduras y dejar al descubierto unos boxers blancos de lycra que a penas si ocultaban el bulto del sexo de su amante. Se relamió los labios incapaz de contenerse por mucho tiempo. Introdujo sus dedos por el interior de la prenda, tirando un poco del elástico y a medida que la bajaba sus labios acompañaban el descenso, dejando a su paso besos y rastros de saliva sobre la piel de Mu. Antes de proseguir más a bajo, echó una última mirada a su compañero, con la cabeza ladeada hacia atrás y las manos a los costados haciendo del césped un contenedor de placer, sonrió satisfecho por el recibimiento ofrecido a sus intenciones y concluyó su camino hasta el miembro semi erguido del tibetano.
Su lengua lo recorrió desde la base hasta la punta, trazando una línea recta, embadurnándolo de saliva mientras sus manos se desplazaban con vigorosa energía por sus muslos. Pronto pudo notar como el tibetano movía un poco sus caderas a medida que sus caricias iban en aumento...acompañando su afilada lengua con sus labios y dientes, rozando pausadamente la delicada piel. Saga comprendió que no podía hacerlo esperar más por lo que introdujo el miembro de Mu completamente en su boca.
ahhh...Saga...ahhhh...
Inició su vaivén desde la base hasta la punta, presionando ligeramente con sus labios y su lengua mientras recorría una y otra vez el miembro con devoción...acelerando de a poco el ritmo hasta sincronizarse con el movimiento de caderas del Mu...continuaba palpando las piernas del ariano de arriba hacia abajo...enterrando sus dedos en la carne nívea...subiendo un poco más arriba hacia el abdomen...delineando cada músculo que sus dedos encontraban y no podían ser vistos por sus ojos. Los gemidos cada vez más fuertes y continuos anunciaban el clímax del lemuriano, entregado sin miramientos a los placeres del sexo, sin una pizca de miedo a ser descubierto en semejante situación...sin reparar si quiera en las curiosas hojas mecidas por el viento...cuando liberó un grito repitiendo una vez más el nombre de aquel que lo hacía estremecerse, su semilla brotó cálidamente hacia la boca entregada. Saga bebió sin titubear, incluso relamiendo el dulzor que acababa de probar. La contracciones del pelimorado descendieron un instante hasta que le tocó el turno a su boca de ser invadida, esta vez por unos largos y varoniles dedos que tocaban insistentes su comisura como si pidieran permiso. Notó que un sabor agridulce los acompañaba...un sabor que seguramente le pertenecía...los mantuvo un momento en su boca, jugando con su lengua...haciendo lo que seguramente Saga quería que hiciera hasta que el peliazul los quitó suavemente sonriendo complacido de lo que su tímido amante se animaba a hacer. Mu le devolvió el gesto un poco avergonzado, sumido en tonos rojizos que salpicaban sus mejillas a mas no poder...flexionó las piernas, anticipando lo que vendría...
ahh...ahhh...
Lubricados con su propia humedad, los intrusos ingresaron uno tras otro...uno...penetrándolo lentamente...
ahh...Saga...
Se mordió el labio inferior...sus antebrazos despegando la parte superior de su cuerpo levemente del suelo, dejando el espacio suficiente para tirar atrás su cabeza y permitir a sus cabellos lilas caer graciosamente sobre el verde.
Un segundo dedo se hizo presente al poco tiempo...otro gemido...un tercero acompaño al resto hasta que finalmente estaba preparado...
Saga se acercó lo más que podía mientras mantenía sus dedos ocupados en el interior del lemuriano...no sólo quería contemplarlo en su delirio y robarle un poco de aquel sino que quería asegurarse de que hacía lo correcto...
Mu...de verdad quieres hacer esto?
Perdido en un mar de sensaciones, el tibetano no pudo más que sonreír nuevamente(bueno...digamos que si alguien tiene sus dedos en una zona tan sensible como esa y viene y te pregunta eso...es medio difícil negarse no?)y asentir. El geminiano hizo un esfuerzo más por acercarse y besó tiernamente a su amado en los labios para luego desanudar el cordón que sostenía sus pantalones de entrenamiento con destreza hasta dejar al descubierto su endurecido miembro. Mu ya no ponía objeciones desde hacía un largo tiempo...todo indicio de sus expresiones y movimientos daban cuenta de lo único que ahora importaba: disfrutar...
Sus caderas fueron elevadas y conducidas con delicadeza hasta el palpitante sexo del peliazul...sus piernas apoyadas en los hombros del susodicho mientras él se desplomaba en un ágil movimiento al suelo, encajando perfectamente con el otro cuerpo. Saga lo penetró lentamente, propiciando que se acostumbrara a la invasión paulatinamente...continuó hasta introducir su miembro del todo mientras su amante le ofrecía la visión más erótica y bella que jamás hubiera podido contemplar: su cabeza acostada a un lado...las hebras púrpuras dibujando formas curvas en el suelo...el carmín de su piel...la humedad de sus labios... apretó las caderas del tibetano entre sus dedos, iniciando el vaivén...su interior se sentía deliciosamente estrecho...haciendo de su delirio una locura superior...sus ropas insoportables al calor ardiente que quemaba su cuerpo...sus jadeos roncos y los de Mu algo más suaves se combinaban en la sincronía de sus cuerpos...el casi imperceptible crujir de la grama bajo su dermis...las manos del lemuriano atoradas en su espalda grabando con marcas su encuentro...su presencia...su amor...el ritmo que se incrementaba aceleradamente haciendo de la colisión un solo cuerpo...una figura perfecta...con el último gramo de conciencia que todavía le quedaba, encerró en sus dedos el miembro semi flácido del lemuriano, estimulándolo con la misma velocidad de sus estocadas haciéndolo recuperar de un momento a otro su rígida postura...un beso fue compartido con pasión antes de que el clímax dejara sus trastos en el interior del pelimorado y los del susodicho sobre sus manos y su barriga...ambos se recostaron sobre la hierba en un cálido abrazo que los protegía del viento...
Un aroma familiar lo sacó de sus sueños...uno que le recordaba a Mu...a Mu y sus cabellos...se apoyó sobre sus antebrazos dirigiendo una confusa mirada hacia una dirección a penas conducida por su nariz...a su lado, resguardado en su vestimenta de entrenamiento azul yacía un adormecido caballero tibetano...párpados protegiendo el sueño de su apoderado...
-flores...
Las recordaba tal cual habían sido entregadas por el ariano hacía mucho tiempo...un pequeño ramo de tres delicadas flores púrpuras de desconocido paradero, exótica belleza y encantadora fragancia...justo como Mu lo era...una maravillosa creación de Dios para ser admirada...Se aproximó cauteloso hasta las majestuosas joyas, procurando no despertar a su amante, estiro un brazo y las tomó cariñosamente entre sus manos...aquel sería el más preciado tesoro...una prueba del inicio de su futuro junto a la persona que más amaba y que reunía en su simpleza todo lo que significaba para él el amor que pregonaba...aspiró profundamente el aroma que despedían...deteniendo el tiempo para siempre...no sabía con certeza qué le deparaba el devenir junto al tibetano...si el destino pretendería separarlos o permitirles una oportunidad pero si de ahora en delante de aquella prueba de amor sobre el césped verde no quedaran más que los recuerdos, él conservaría esas flores como pruebas vivientes de que había conocido el amor y había podido amar a la persona dueña de ese amor...
Fin...
