EN EL CAPÍTULO ANTERIOR....

Harry decidió voltearse hacia ella y poner una de las manos de la chica sobre su pecho

- ¿Sabes que es esto?

-No –Cho negó débilmente

-Es un corazón roto –susurró Harry mientras la soltaba y caminaba hacia la puerta- Y AHORA NO PUEDO NI VERTE (VETE), me voy.

Con esta última frase salió del cuarto de los requerimientos.

Oooooooooooooooooooooooooooooo

CAPÍTULO IX:

AMOR DEL BUENO

COMO UN CUCHILLO

EN LA MANTEQUILLA

ENTRASTE A MI VIDA

CUANDO ME MORIA.

-No debí haber venido, no debí haber venido...

Esas eran las palabras que Harry iba pronunciando en voz baja mientras apretaba los puños fuertemente y caminaba por los pasillos del castillo, de camino a las cocinas, pues tenía la boca seca, necesitaba algo de tomar.

Cuando se encontró frente a la pintura del bodegón, le hizo cosquillas a la pera y esta dio paso, a través de una pared móvil, a las cocinas, donde se encontraban los elfos. En seguida salió a su encuentro Dobby...

-Harry Potter, señor –haciendo sus ya conocidas reverencias.

-Erm, hola Dobby, ¿cómo estás?

-Muy bien de saber que el señor se acuerda de Dobby.... ¿Quiere sentarse?-dijo esto último, mientras jalaba el pantalón de Harry para llevarlo cerca del fuego y ofrecerle un pequeño banco.

-Gracias, aunque yo sólo venía por algo para beber...

-Aquí tiene –apareció otro elfo que le daba una cerveza de mantequilla.

-Gracias.... (suspiro)

-¿Qué le pasa a Harry Potter? Dobby lo puede ayudar, Señor

-No, no creo que puedas, además, no es nada demasiado serio, pronto se me pasará... ya verás...

-Creo que Harry Potter se siente solo...

-No, para nada, tengo a mis amigos... ¿qué más puedo pedir?

-No se le oye muy convencido... creo que la muerte del Señor Sirius, su padrino le afectó mucho...

-¿Y tu como sabes sobre lo de...?

-Privilegios de elfo señor, no de envalde tenemos orejas grandes... además, somos más sensibles que muchos de los seres del mundo mágico, también podemos ver un poco de las emociones de los demás...

-Mmm...

Y tras esto se hizo un silencio, un silencio un tanto incómodo para Harry, pues en verdad no le gustaba admitir sus emociones, y que otros las descubrieran, menos... se sentía como "leido", creía que al menos se merecía un poco de privacidad, aunque fuera sólo dentro de su cabeza, pues bien sabía que durante las vacaciones siempre hubo alguien de la Orden siguiéndole, idea que no le agradaba pero con la que tuvo que aprender a manejarse; por otro lado, en Hogwarts estaba siempre ante la vista de algún maestro o de sus amigos, que últimamente fungían más como sus protectores, que como los amigos que eran.

Todo esto pasaba por su cabeza, hasta que sintió que alguien le tomó del hombro... al sentirlo, dio un ligero brinquito en la banca en la que se encontraba sentado, para después voltear y ver de quien se trataba, dudaba mucho que fuera algún elfo.

Y su suposición se cumplió, se trataba de una de las personas por las que hubiera dado cualquier cosa que le pidieran, para no verla en años. Se trataba del director Albus Dumbledore, que saludó a Harry con sonrisa y una ligera inclinación de cabeza.

-Harry, Buenas noches, no esperaba encontrarte por acá.

-"Ni yo a usted o sino no hubiera venido" – estuvo tentado a decir Harry, sin embargo, sólo dijo al viejo director – Pues ya ve...

-Bueno, voy con los elfos...

Harry se sentía realmente ahogado en un mar de emociones, todos los años anteriores habían sido como un mar en calma, al menos sabía que era exactamente lo que sentía y sabía en quien confiar. Incluso cuando en segundo media escuela lo creía el heredero de Slytherin o en cuarto que se peló con Ron, sabía que alguien creía en él, y estaba junto a él apoyándolo incondicionalmente, no ofreciéndole su lástima, tal como sentía que todos lo hacían ahora.

Hasta sus amigos, habían cambiado, en ocasiones Ron y Hermione lo hacían a un lado entre sus puestos de prefectos y su loca idea de cuidar a Harry, estar pendientes de él e informar sobre cualquier indicio de dolor en la cicatriz o algo parecido; por eso, a últimas había decidido no comentarles nada, ya que siempre le hacían reproches o sólo le seguían la corriente... ahora, había encontrado una nueva mejor amiga, y realmente lo era, ella no temía enojarse con él, era honesta, no le ocultaba las cosas, le decía aquello que le molestaba de él, y sobretodo estaba dispuesta a escucharle sin interrumpirle, dejándolo sacar de a poco, todo lo que tenía atorado dentro.

Sentía que nuevamente todo su mundo se estaba poniendo patas arriba, aunque la primera vez fuese bastante agradable, pero ahora no lo era, tal vez era parte del crecer, aprender a vivir con todas esas situaciones en contra, vivir bajo presión... pero no imaginaba una presión peor que la que te da una profecía que indica que debes ser victima o victimario.

Mientras pensaba, no se había dado cuenta de que los elfos domésticos le habían ofrecido ya varias botellas de cerveza de mantequilla, cada vez que se acababa una, ellos le ponían otra sobre la mesa de al lado. Cuando lo notó, pudo contar fácilmente unas 7 botellas vacías, a partir de ese número, no recordaba bien cual era el orden de la numeración. Además cargaba otra botella a la mitad en la mano... y decidió tomársela toda de un jalón.

-¿Y bien Harry? –dijo Dumbledore mientras se acercaba un banco al de Harry- ¿a que se debe tu visita a las cocinas?

-Tenía muuucha sed –y sonrio de una manera un tanto boba.

-¿Harry sabes cuantas cervezas ya llevas?

-¡Muchas! –Dumbledore lo vio con cierta cara de reproche, entonces como niño regañado contestó- ¿Entonces cuantas?

-Bueno, no importa. Como cualquier otro estudiante debería reprenderte por tu estado, pero debo aceptar que estos elfos son un peligro con tanta amabilidad.

En ese momento Dobby se encontraba recogiendo las botellas de la mesa.

-Si eshos son muy bunos.... –de repente jaló con un brazo a Dobby para abrazarlo, y viéndolo a la cara- ¡Dobby, io te quero! Eres el mejo elfo quee conocio...

-Señor..... –comenzaron a brotarle unas lagrimitas en los ojos- ¡Dobby también lo quiere!

Y el elfo se abrazó a él. Dumbledore no sabía si reir o aplaudiar ante lo que veía, pues se trataba la unión de dos razas. Unidas por la amistad.

En cuanto a los otros elfos, se encontraban totalmente con la boca abierta, incluso habían abandonado sus quehaceres, y se dedicaban a hechar porras a Harry....

-¡Viva el niño que vivió!

-¡Harry Potter es el mejor!

Todos hacían un cuadro sumamente conmovedor. (NA: Un cuadro sumamente ridículo)

Después de un rato del abrazo y de Dobby llorando a todo lo que daba, se oyó como se limpiaba la nariz. Harry reaccionó y se lo quitó rápidamente de encima.... ¡Se había limpiado en su túnica!

-Dobby, no abuses –le dijo con el índice amenazadoramente.

-Dobby los siente señor, pero era tanta la emoción, que Dobby no se pudo aguantar.

-¡ia, ia, ia, ia, ia...! Noimporta, ¡io te quero!

Antes de que se volvieran a fundir en un abrazo, Dumbledore se interpuso.

-Dobby, creo que ya fue suficiente por hoy, el señor Potter debe ir a descansar.

-¿Lo puedo acompañar?

-Erm... bueno, creo que sería mejor que yo fuera con él, no vaya a tener problemas con algún maestro.

Dicho y hecho. Dumbledore se levantó de su asiento y jaló con él a un Harry que no se quería ir, mas que con una condición...

-Professsor, me quiero despedir de to´os mis amiguitos...

-Ya es muy tarde mañana vienes a verlos

-¡Profesoooooor! – Estaba a punto de hacer un berrinche como los de Dudley, con todo y pataleos.

-Ya váyase Señor, no se preocupe por nosotros –intervino Dobby para tratar de calmar a Harry

-Stá bien....-dijo como niño regañado y saliendo por la misma pared por la que había entrado, junto al profesor Dumbledore.

Harry de pronto iba dando traspiés, le era realmente difícil caminar en su estado y con la larga túnica puesta, por lo que el director decidió quitársela con un movimiento de su varita, para mandarla a las lavanderías..... Pero aún así Harry no avanzaba muy rápido, e iba con una sonrisa totalmente tonta dibujada en su cara...... hasta que en al llegar al primer piso, donde se encontraba la entrada y el gran comedor, Harry cambió su expresión por una de tristeza...

-Señooor, io no quero morir.... aun soy mu joven...

-Harry, escúchame, tu tienes todo para vencerlo...

-Tampoco quero eso...

-¿Entonces que es lo que quieres?

-No quero morir sin haber ama´o y sin haber si´o ama´o

-No lo harás Harry, no lo harás....

Se hizo el silencio entre los dos y siguieron avanzando a través de los corredores del castillo, hasta llegar a las escaleras que daban paso al retrato de la Sra. Gorda.

Subieron un pie, después el otro. Izquierdo, derecho, izquierdo, derecho.... Hasta llegar a la mitad de las escaleras, que justo en es momento decidieron cambiar de lugar.

-´Ora, ¿quién las stá moviendo? –Dijo un contrariado Harry.

-Harry... –fue lo único que dijo el director, al ver que el chico iba ha asomarse hacia abajo, por el pasamanos.

Pero desistió en su esfuerzo cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo.... estaba hechando para afuera la cena, aparentemente, pues por los movimientos que hacia, tal parecía que estuviera vomitando babosas.... Pero lo peor vino 5 segundos después de que Harry comenzara con su "show", se oyó un gruñido en el piso de debajo de las escaleras, sin duda, alguien estaba pasando cuando Harry se asomó, el profesor Dumbledore se asomó a ver quien había sido el desdichado con tan mala suerte.

Cual no fue su sorpresa al ver que se trataba de su profesor de pociones.

-Lo siento profesor Snape –Dijo con una sonrisita divertida Albus Dumbledore.

-Si, lo siento Sna.. ¡Wuack!

Otra plasta le cayó encima, sobre su grasienta cabeza. (NA: a ver si después de esto tiene la decencia de lavarse el cabello aunque sea una vez en la vida SNAPE: Mi cuero cabelludo era perfecto, hasta que mi bilis se derramó gracias a ese Potter y sus amiguitos y ahora con su odioso hijo... NA: Calmadito, síguele y como esta es mi historia vas a ver lo que te pasa. SNAPE: ¬¬ (ojos asesinos) NA: ¡Ay! Si así por las buenas hasta te ves bonito Snivellus...jejeje...)

-¡¡¡POTTER, 100 PUNTOS MENOS PARA GRY....!!!

-Discúlpelo profesor Snape, el pobre Harry se siente algo indispuesto, además, viene conmigo...

-"Me va a estallar la bilis de nuevo" –pensó- En ese caso, lo dejaré pasar, pero sólo porque usted me lo pide...

-Muy bien.... que tenga buenas noches profesor.

-Sí, buenas noches, señor director.

Snape decidió seguir su ronda nocturna, vigilando sólo los pasillos que estaban muy lejos de la torre de Gryfindor y de la oficina de Dumbledore.

-Harry, ¿te sientes bien?

-Sí, ya me siento mejor...

-Bueno, lo mejor será que vayas directamente a tu cama y descanses...

-Claro que sí.

El director lo llevo hasta la pintura de la Señora Gorda, para asegurarse de que al joven no se le ocurriera ir por otra aventura.

-Ejem, ejem.... Buenas noches Señora.

-¡Oh! Buenas noches profesor... ¿A qué debo su visita?

-Bueno, sólo vengo a dejar a este estudiante.

-Mmm... ya veo... Harry Potter, adelante.

El retrato se hizo a un lado, para descubrir un hueco en la pared, por el que Harry entró.

-Buenas noches profesor.

-Hasta mañana Harry.

Y el retrato regreso a su lugar, apenas entrar en el rellano de la sala común de Gryffindor.

-Nota mental: -habló Dumbledore mientras se encaminaba a su oficina- prohibir a los elfos dar más de dos cervezas de mantequilla a Harry Potter.

La sala se encontraba vacía, algo que no resultaba muy extraño para inicio de semana, pues los Lunes y Martes, eran los días que los estudiantes se acostaban más temprano, pues como se encontraban cansados de regresar a su rutina, se retiraban rápido a sus dormitorios.

Al ver la hora se dio cuenta de que ya había pasado bastante tiempo, había bajado a las cocinas cerca de las ocho, y con lo entrado que se encontraba en sus pensamientos, no se dio cuenta de cuando dieron las diez. Pero ahora, el reloj marcaba las 10:45.

Se sentía cansado, las piernas a duras penas lo sostenían en pie y al ver los escalones que debía subir para llegar a la puerta del dormitorio, y luego caminar hasta su cama... sólo lo hacía sentirse peor...

El clima del lugar era cálido, aún se encontraba prendida la chimenea, por lo que decidió mejor acomodarse en uno de los sillones cercanos y quedarse a descansar allí un rato, ya después, podría continuar el camino a su cama.

De repente, sintió como era jalado del ombligo, y era llevado a gran velocidad, la misma sensación de cuando tomaba un traslador. No podía creer que estuviera en esa situación. ¿Hacia donde lo llevaban? Y lo peor, ¿Quién lo llevaba?

Todas sus preguntas quedaron contestadas, cuando aterrizó dolorosamente, de rodillas, sobre el frío piso de una habitación que el recordaba a la perfección. Se encontraba en el centro, en el estrado, cerca del velo. Su agitada respiración a penas comenzaba a normalizarse, cuando un sudor frío lo recorrió y el silencio se hizo insoportable... algo se movía entre las sombras, una figura delgada, casi esquelética, no se le veía el rostro, sólo los ojos, dos hendiduras de color rojo, parecidos a los ojos de las serpientes.

Y así era, cuando le hablo, lo hizo de manera siseante, como quien estuviera hablando pársel.

-Tú has sido el único capaz de desafiarme... el único de aguantar tanto... pero ya no será así, hoy verás tu fin.

Harry buscó inmediatamente su varita, pero no estaba con ella.

-¿Buscas esto Potter? –preguntó Voldemort, enseñándole la vara que el tenía junto a la suya en una mesa apartada- Creo que ni tu ni yo las podríamos usar, son hermanas ¿lo sabías?...

Harry sólo asintió.

-Por eso aquella vez, en el cementerio, –prosiguió el mago obscuro- no pude eliminarte, era un pequeño detalle que había escapado a mi. Pero ahora, las cosas son diferentes.

Con un tronar de dedos se iluminó toda la sala. Dejando ver el velo por el que había caido el verano pasado su padrino, Sirius. Además, alrededor de toda la sala, en sus paredes, se encontraban varios miembros de la orden y sus amigos, desmayados y encadenados.

-¿Por qué, por qué los has traido acá?

-¿No es obvio? Ha llegado la gran batalla, el final de esta guerra y la venganza contra todos aquellos que han luchado contra mi.

-¡¡Al único que quieres es a mí, por mí no has logrado tus planes, ellos no tienen nada que ver... déjalos ir!!

-Te equivocas niño, gracias a ellos tu eres fuerte, sólo no eres nadie.

-Eso es lo que crees.

-Y aunque no fuera así, me agradará ver tu cara de sufrimiento mientras los elimino uno a uno.

-¡NO!

Le comenzaba a doler el cuello por la posición tan incomoda en la que se había quedado para dormir, pero lo que la despertó no fue esa molestia, sino escuchar como alguien, agitado, suplicaba que otro parara, que se detuviera...

Se pudo de pie y pudo reconocer que quien la había despertado se encontraba cerca de la ahora apagada chimenea... debía tener una horrible pesadilla... ¿Quién era?... Se encontraba parada por la parte de atrás del sillón, lo rodeó rápidamente, para toparse con un Harry extendido en el sofá, durmiendo, teniendo una pesadilla.

No estaba segura de que era lo que debía hacer, él se encontraba bañado en frío sudor, se movía de un lado a otro y lo que le dolió en el alma fue ver como comenzaba a llorar...

-Harry, Harry –comenzó a decirle, mientras lo abrazaba- Harry, despierta, estás soñando.. –comenzó a mecerlo en sus brazos- por favor, Harry...Harry

Mientras él sentía impotencia por ver caer a sus amigos a manos de ese desgraciado de Voldemort, mientras gritaba desesperado y no hallaba como ayudarlos, escuchó una voz, una voz dulce y preocupada que mencionaba su nombre...

-Harry, ya despierta, por favor, Harry...

La pelirroja sintió como ese abrazo en que había envuelto al chico era correspondido, sus brazos flácidos, por el estado de sueño habían adquirido fuerza, y ahora la presionaban contra él.

-Gin...

Ella se soltó un poco, quería ver su cara, como se encontraba.

No podía ver sus ojos verdes, el los había cerrado, en intento de detener esas lágrimas que salían por sí solas... esto le destrozó el corazón a la chica, quería hacer algo más por él... regresó a ese abrazó y Harry se hundió en él, apoyando su cabeza sobre su hombro.

-Harry, fue sólo un sueño, un horrible sueño....

Él seguía llorando en silencio.

-Sácalo todo, no tienes que contarme nada, aquí me tienes, quiero ser tu apoyo... tranquilo, sácalo todo...

Y el abrazó se hizo mucho más fuerte, casi se fusionaron, Ginny sentía que podía percibir la profundidad de los sentimientos de Harry, y él, por su parte, logró calmarse de a poco, sintiendo el consuelo que la pequeña Ginny le ofrecía.

No supo cuanto tiempo estuvieron así exactamente, sólo sabía que el se había desgastado enormemente, tanto, que sin darse cuenta, en medio de su llanto, se quedó dormido. Ahora ella lo veía dormir, admiraba su rostro y le acariciaba el rostro.

Oooooooooooooo

Hola!!!!!

Ya llegó el nuevo capítulo, es aceptablemente largo a comparación de otros.... y sobre todo, más, como decirlo... diferente, creo... supongo que este sí pasa por diferentes estados de ánimo.... Creo que esta song sí ocupará varios capítulos más o por lo menos, caps. Más largos.... GRACIAS POR LEER!!!!

asenth potter weasley: Me alegra saber que la historia te agrada… espero que no haya fallado a tus espectativas con esta entrega… y bueno, creo que ya la Harry no sentirá nada más por la Chocha, pero no puedo asegurar que desaparezca del mapa....jejejeje... En cuanto a la canción, o mejor dicho, al párrafo de la canción que utilicé, espero que se entienda porqué, que es lo que quise decir... GRACIAS por tu review!

Hanna-Weasley: Hola!!! Bueno, nada más por ese comentario, utilicé bastante la narración (creo), espero que sea agradable y nada tedioso... Esta canción me parece bastante linda, para un amor que nace de a poco y sobre todo que es real... espero que también sea de tu agrado... y que vaya muy bien el fic, como hasta ahora (creo)...jijijiji... (besos)