Capítulo 3: La llegada de los Weasley y el cumpleaños de Harry.
Harry se despertó muy temprano ese día. Pero estuvo tirado en la cama largo rato. Había un sol increíble afuera y se estaba sofocando en esa habitación. Se levantó, se metió al baño y salió completamente refrescado con ropa delgada. La puerta de la habitación de Hermione estaba cerrada, seguramente se había quedado leyendo hasta tarde. Una malévola idea le pasó por la mente a Harry, ir y despertarla él mismo.
Pero en la habitación de ella…
¡Uuuuuuy¿Dónde estar�?
Hermione llevaba largo rato buscando unos pantalones, estaba en toalla y no podía encontrar lo que buscaba.
¡Me cansé! – Se dijo y tomó asiento en su cama – Quizá mi mamá los la…¡HARRY!
Miró hacia la puerta furiosa, Harry se había quedado de piedra en el umbral. No esperaba esto.
¿CON QUE ME ESTÁS ESPIANDO? – Le gritó Hermione tirándole un cojín, lo esquivó justo a tiempo ¡SAL DE AQUÍ!
- Hermione te…te…te…
¡VETE!
El segundo cojín le dio de lleno en el rostro y salió de la habitación atontado. Vaya lío. Bajó las escaleras rápidamente por si a Hermione decidía salir y tirarle algo más sólido.
Llegó al comedor. El señor Granger estaba sentado con su periódico en la mano. Miró a Harry.
- Buenos días – Saludó el Señor Granger mirándolo de arriba abajo ¿Qué es todo ese escándalo que tienen allá arriba?
- Bue…Bueno…- Jadeó Harry intentando recuperar el aliento – Se…señor Granger yo no quise…
¿Pasa algo malo?
¡No! No…claro que no pero…
No terminó de hablar porque en ese preciso momento Hermione había llegado al comedor (ya vestida, por supuesto), y se dejó caer pesadamente en una de las sillas.
La Señora Granger entró al comedor llena de platos y servicios. Harry ya se había acostumbrado a sus extraños desayunos.
- Buenos días chicos – Dijo con su cotidiana alegría ¡Feliz cumpleaños Harry!
- Gracias – Dijo Harry como única respuesta – Hermione ¿Podemos hablar…un momento?
Ella no parecía del todo convencida, pero lo siguió hacia dónde él le indicaba. Harry se aclaró la garganta y dijo:
- Hermione mira…no era mi intención yo…creía que estabas dormida y quise jugarte una broma, tú me entiendes ¿o no?
- Osea que no me estabas espiando – Inquirió la chica con los brazos cruzados y rodando los ojos
- De verdad que no..tú sabes que yo no soy de esos
- Ya ya, te perdono…- Sonrió ella y le entregó un paquete que tenía tras la espalda – Feliz cumpleaños.
- Gracias – Dijo Harry, esta vez con una sonrisa.
Le dio un beso en la mejilla a Hermione y ella se sonrojó sin que él lo notara.
De pronto se escuchó un fuerte ruido provenir de la sala y un coro de toses. Llegaron al lugar y se encontraron con los gemelos Fred y George Weasley, Ron Weasley y la hermana menor, Ginny. Todos estaban cubiertos de hollín de pies a cabeza y parecía que habían tenido problemas para encontrar la chimenea adecuada. En realidad lo único sorprendente era que Hermione se había decidido a conectar su chimenea a la red Flu.
- Hola chicos – Corearon los 4 hermanos
- Llegaron temprano – Dijo Harry dándole la mano a su amigo Ron y a los gemelos
- O si papá tenía – Dijo George
- Trabajo – Dijo Fred
- En
- El
- Ministerio – Finalizó George
Hermione saludó a Ginny amablemente. Tenía unas ojeras terribles, como si no hubiera dormido desde hace semanas.
Los Weasley pasaron a la mesa y se pusieron a desayunar. Una conversación muy animada empezó, pero la mayoría eran cosas que sólo entendían los hombres ahí presentes. Quidditch, escobas nuevas, etc. Pero Harry nunca imaginó que terminara en…
- Padma si…está muy buena – Río George
- Concuerdo contigo – Dijo Ron – Parvati también...
- Son exactamente iguales Ron – Dijo Harry riendo
- Aguafiestas – respondió el muchacho al que ya se le estaban subiendo los colores – No has aportado nada a la conversación…Hey y no nos has dicho quién te gusta.
- A mí no me gusta nadie – Dijo Harry intentando no mirar a Hermione – Tú sabes que Cho ya no es nada…realmente…es una histérica.
- No por eso no volverás a estar con una chica Harry – Le dijo Fred – Tienes que buscarte otra, disfrutar la vida, tú sabes…
- Si Harry te dice que no le gusta nadie es porque no le gusta nadie, Fred.
Un silencio se apoderó de la habitación. Hermione se tapó la boca con las manos como si acabara de decir que no sabía nada de un libro llamado "Historia de Hogwarts".
- Olvidé algo en la habitación, creo que volveré…más tarde.
Hermione se levantó rápidamente y corrió escaleras arriba. Harry la siguió.
Llegó casi detrás y logró sujetar la puerta antes de que la cerrara de un fuerte portazo. Entró, Hermione parecía a punto de llorar.
- Hey hey hey…- Harry le sujetó los hombros con ambas manos y la miró ¿Qué pasa?
- Nada – Dijo automáticamente ella – Lo siento, no sé qué me pasó.
- Ya, olvídalo y baja ¿Quieres? No es motivo para encerrarse aquí – Dijo Harry mirándola.
Se veía muy bonita. Tantas emociones en el día no habían permitido que él lo notara. Su amiga había cambiado mucho, sólo físicamente. Las gruesas y negras túnicas de Hogwarts no permitían ver ese evidente cambio y el año pasado estaba tan cegado por Cho que ni siquiera pudo notarlo las pocas veces que la veía con ropa de salida. La abrazó. Hermione le correspondió perfectamente. Harry liberó una de sus manos y le levantó el mentón para que lo mirara. Se acercó lentamente y le plantó un beso en los labios. Hizo un pequeño deslizamiento para ver si ella lo seguía y así fue. Se convirtió en un beso de verdad. En en realidad, parecía que Harry era quien hacía todo el trabajo, excepto por el beso, le acariciaba el rostro y los brazos esperando una respuesta, pero no la hubo. Hermione se soltó sorpresivamente.
- Oh por Dios Harry – Se tomó la frente echándose el cabello hacía atrás – Esto nunca pasó ¿De acuerdo?
- No, no…es que tú no entiendes – Harry estaba realmente apenado, las cosas no habían resultado como él lo esperaba – Puedo explicártelo...
- Olvídalo, no quiero que se confundan las cosas – Concluyó Hermione cortante – Hemos sido amigos por mucho tiempo…no quiero que todo termine mal por culpa de este tipo de impulsos. Por favor, no lo vuelvas a hacer, Harry.
Abrió la puerta de la habitación y bajó junto a los demás. Harry le lanzó un puñetazo al muro más cercano y lastimándose sin importarle y salió de la habitación también dando un portazo.
El resto de la tarde continuó totalmente normal, los Weasley le entregaron sus regalos a Harry luego de soplar las velitas. Los gemelos Fred y George le regalaron una caja llena de las últimas novedades de su tienda de bromas "Sortilegios Weasley". Ron, por otro lado, le había comprado un libro con la autobiografía del buscador de su equipo favorito de quidditch, los Chudley Cannons y Ginny, finalmente, un juego completo de modelos en miniatura de las últimas escobas que salieron al mercado, Harry tuvo que taparlas con la caja ya que una de ellas ya tenía intención de escapar y dar una vuelta turística a la casa. El regalo de Hermione, que ya se había puesto, se trataba de un colgante con un mini compartimiento para fotos, al abrirlo podía apreciarse a su padre y a su madre sonriendo en cada pequeña puerta, al cerrarlo el secreto seguía oculto.
Llegó la noche, los Señores Granger habían salido a atender un caso urgente de una severa infección de molares del juicio. Hermione sacó de un mueble un aparato de radio y sintonizó una estación de música electrónica (Un homenaje a los grandes! Magmamix! xDD).
¡Hermione apaga eso¡Se me revientan los oídos! – Se quejó Ron muy molesto tapándose las rojas orejas.
- Ay Ron, no seas aguafiestas – Dijo ella haciéndole ademanes para que se destapara los oídos y escuchara – Está muy de moda, a menos que quieras bailar al compás de los viejos cassettes de mi papá.
- Olvídalo, me quedo con esto – Bufó.
- Vamos Ron, Ven a bailar con nosotros – Le decían Fred y George que ya se habían acostumbrado y bailaban riendo y jugando.
Hasta Ginny había perdido su timidez, danzaba lo mejor que podía al ritmo de la música. Harry bailaba con ella y observaba por todos lados, hacía mucho rato que Hermione se había perdido de vista y se preguntaba qué podría estar haciendo o tramando.
- Ya volví – Anunció Hermione apareciendo finalmente – Y traje esto.
Ginny le bajó a la música para escuchar mejor.
- No te oímos – Le dijo ¿Nos decías?
- Que traje esto – Repitió Hermione señalando a una…¿botella?
- Hermione…¿Eso es whisky? – Inquirió Harry sorprendido, no conocía esa faceta de Hermione.
- Sabes que esas bromas no me gustan Hermione – Río Ron ¿Te dio fiebre o algo?
Hermione los miró a todos bastante ofuscada, como si no comprendieran lo fácil que era sumar 2+2.
- Oh, vamos – Bufó ¿Esto es una fiesta o no?
- De acuerdo yo si quiero – Dijo George – No nos vendrá mal un relajo ¿Qué me dicen chicos?
Todos asintieron menos Harry.
¿Y tú Harry? – Preguntó Ginny
- No…
Hermione se arrodilló junto al sillón en el que estaba sentado.
¿No quieres un jugo o algo? – Le ofreció ella con una sonrisa.
- No – Cortó Harry levantándose y saliendo por la puerta trasera hacia el jardín.
¿Dije algo malo? – Preguntó Hermione a los presentes y comenzó a servirles.
En el jardín…
La fresca brisa de la noche le dio de lleno en el rostro y le echó hacia atrás el montón de cabello que le caía en la frente.
No podía creer que Hermione introduciera alcohol en la fiesta. Parecía que se había convertido en una especie de rebelde sin causa. Cuando el Sr y Señora Granger salían y ellos quedaban solos en casa nunca había sucedido eso. Seguramente sólo quería llamar la atención.
- Esa no es Hermione – murmuró para sí y regresó hacia la casa.
Cuál fue su sorpresa al entrar. Los Weasley lanzaban carcajadas estruendosas, pero al menos se notaba que estaban sobrios…pero Hermione…
- Jajaja Sí…de verdad si yo la vi con mis propios ojos! – Decía Hermione riendo con el grupo, estaba totalmente borracha ¡Usa relleno¡Cho Chang usa relleno!
Harry se sentó junto a ella y los demás siguieron charlando animadamente.
¿Muy bonito no? – Río Harry sarcásticamente – Nunca lo esperé de ti ¿sabes Hermione?
- Jajaja ¿Estás enojado porque insulté a tu amorcito, Harry? – No paraba de reír histéricamente – Jajaja ¿La verdad duele verdad? Jajaja me salió verso que gracioso.
Harry la tomó de las muñecas y la remeció bruscamente.
¡Esta no eres tú! – Gritó furioso – ¡Mírate¡Nada más mírate¡Eres patética¿Cuántos vasos te tomaste, eh¿CUÁNTOS?
- Vaya genio jjaajajaja ¿Aun le obedeces a tus papitos muertos Harry?
Harry soltó a Hermione y se puso pálido. Había caído muy bajo.
- Vamos arriba, te darás una ducha – Dijo Harry bastante afectado – Y con agua helada.
- No, no quiero, no lo haré – Dijo Hermione comenzando a llorar como una niña de cinco años.
- Oh si si, si lo harás.
Harry la tomó en brazos mientras la chica intentaba liberarse, la llevó escaleras arriba. Los Weasley seguían riendo de nada y no se habían percatado de nada de lo ocurrido.
Llegaron arriba y Hermione seguía llorando y haciendo berrinche.
- Metete a la ducha por favor – Pidió Harry.
- Ok…como tú digas – dijo Hermione con una sonrisa pícara.
Hermione comenzó a desabrocharse la camisa haciendo ademanes de topless. Harry se puso como tomate y la detuvo justo a tiempo.
¡AQUÍ NO! – Gritó sumamente avergonzado ¡ADENTRO!
Ella lo miró con cara de reproche y se metió al baño. Harry la esperó largo rato escuchando como corría la ducha, finalmente, después de mucho rato más, Hermione salió. Para alivio de Harry, había tenido suficiente cordura para ponerse el pijama sin errores.
- Bien…así está mejor o no – Sonrío Harry
Sorpresivamente, Hermione rompió a llorar desconsoladamente.
- Harry – Dijo entre lágrimas – Perdóname…por favor perdónameeeeee!
El muchacho se quedó helado. Hermione seguía borracha, pero parece que se había arrepentido de haber dicho tanta tontería junta.
- Yo…nunca…quise…decir todas esas cosas – Su voz temblaba.
Harry se acercó y le dio un abrazo.
- Está bien, está bien…- Agachó la cabeza y la miró a los ojos – Nada más de alcohol ¿Ok?
- Pero…arruiné tu cumpleaños
- Olvídalo, en serio, ahora duérmete.
Hermione se recostó aun sollozando y se quedó dormida casi instantáneamente. De seguro amanecería con el peor dolor de cabeza de su vida.
