Capítulo 4: El callejón Diagon y el rencor de Malfoy.
Al otro día toda la casa estaba hecha un desastre, todo el suelo de la sala estaba lleno de confetti, papeles de un juego que habían realizado los Weasley hasta altas horas de la madrugada y algunos pedazos de pastel y cubiertos de plástico.
En la sala no sólo había un desastre, si no también personas durmiendo. Fred estaba profundamente dormido en el sofá con las piernas dobladas. Ginny estaba sentada en una mecedora echada hacia atrás, con la boca abierta. George estaba apoyado en la mesa de centro con la ayuda de un cojín.
Harry, por su parte, se había quedado dormido apoyado contra una pared y sentado en la habitación de Hermione. El sueño lo había vencido mucho antes de lo que había esperado y sin quererlo se quedó dormido, ahí mismo.
Hermione, sin embargo, llevaba mucho rato despierta y dentro de la cabeza le resonaba un tic tac tan fuerte que pensaba que en cualquier momento le podía estallar.
Umm – Se quejó tomándose la cabeza e incorporándose en la cama – Que horror…
Recorrió con la vista su habitación y descubrió a Harry ahí, dormido, apoyado como si nada en la pared.
¿Duermes dónde sea, verdad? – Decía Hermione riendo, sabiendo que él no podía oírla – Si supieras...
Se tiró en la cama de nuevo. No recordaba como fue a dar a su cama, de seguro había estado sumamente borracha.
"Un segundo" pensó "Si Harry está aquí y yo no recuerdo como me puse el pijama ni cómo me acosté…será posible que…Aja, claro que no…"
Volvió a mirar al muchacho, vio que ya había abierto los ojos y miraba alrededor, notando, recién, que se había quedado dormido en la habitación de una chica.
Hola – Dijo él reprimiendo un bostezo ¿Amaneciste bien?
Más o menos – Respondió ella ¿Me podrías recordar todo lo que pasó ayer?
No me digas que no recuerdas nada – Harry abrió mucho los ojos – Bueno, mejor así. Me voy a duchar porque iremos al Callejón Diagon a comprar las cosas.
¿Fred y George nos acompañarán? – Preguntó Hermione
Sí, porque tienen que atender unos asuntos en su tienda de bromas.
Harry salió de la habitación y volvió al poco rato vestido y con cara de estar más despierto. Hermione ya se había levantado también. Bajaron a desayunar. Los gemelos Weasley habían preparado todo ya y estaban sentados charlando con Ron y Ginny.
Buenos días – Saludaron Harry y Hermione.
Buenos días – Corearon los hermanos.
Rayos Hermione, te ves terrible – Río Fred.
Hermione no contestó, sólo lo miró con cara de "Qué gracioso" y se sentó.
Bueno…¿A ustedes ya les llegó la lista con los libros? – Inquirió Ron – Lo digo porque a Ginny y a mí aun no.
A mí si me llegó – Respondió Hermione.
¡Qué bueno! Así podremos ir al callejón Diagon – Dijo George – Tenemos asuntos pendientes.
No sé si tenga muchas ganas de ir – Se quejó Hermione sirviéndose café y sacando de un frasco que había en la mesa algo que parecía una aspirina – Me siento un poco mal.
Bebiste demasiado – Dijo Ginny – Aunque me hiciste reír mucho con eso de que Cho Chang usa relleno.
A Hermione se le subieron los colores rápidamente.
Yo…¿Dije eso?
Sí y parecías muy convencida – Ron soltó una fuerte carcajada.
¿Y es cierto sí o no? – Preguntaron Fred y George.
Bueno…- Hermione rodó los ojos – Una vez la vi en un baño con un par de bolas de esponja…aunque no estoy totalmente segura si se trataba de… eso.
No me extrañaría
Harry finalmente se había unido a la conversación y todos se le quedaron mirando.
¿Qué? Vamos…¿Por qué esas caras? – Animó Harry sonriendo – Ella ya no me gusta ¿Saben? A decir verdad dudo que la haya querido en algún momento. Pero en fin…borrón y cuenta nueva.
Después de desayunar todos se pusieron en plan de viajar al callejón Diagon. Fred y George traían un poco de polvos Flú y le empezaron a pasar a cada uno un puñado. Cuando por fin llegaron al Callejón se pusieron en plan de buscar todos los libros en Flourish & Blotts. El anciano, que se encontraba reemplazando al Sr. Blotts por su repentino catarro, estaba corto de oído y cada vez que le pedían algo sacaba otro libro que no tenía absolutamente nada que ver con el tema. Los chicos se preocuparon por la inmensa fila que se estaba formando tras ellos pero luego de un largo rato decidieron pasarle la lista (gracias a Dios, no era corto de vista) y finalmente lograron salir de la tienda.
Debido a la enorme clientela del Callejón Fred y George se despidieron del grupo de estudiantes y se fueron a abrir su tienda de bromas.
Chicos – Dijo Hermione repentinamente – Tengo que comprar algo, una tinta especial que necesito, vuelvo enseguida¿Me esperan en la tienda de helados?
De acuerdo – Dijo Harry – Allá te esperamos, no te tardes por favor.
Hermione se encaminó hacia una tienda que quedaba un poco alejada. Harry miró hacia un lado y notó que un personaje, en actitud bastante sospechosa, retomaba el mismo camino que Hermione había recorrido hace unos momentos. Harry lo reconoció al instante, ese pelo rubio era inconfundible.
"Qué pretendes, Malfoy" pensó
Ron, Ginny esperenme en la heladería.
Sin hacer caso a las preguntas de los dos hermanos se echó a correr hacia la tienda.
Maldición – Murmuró Hermione para sí – Está cerrado.
Vaya vaya…pero si es mi amiga Granger – Suspiró una voz que, hasta cuando empleaba ese tono meloso, arrastraba las palabras. ¿Qué haces por aquí eh?
Malfoy estaba apoyado de brazos cruzados en la pared junto a la puerta cerrada de la tienda. Tenía una sonrisa de satisfacción.
Creo que eso no te incumbe – Contestó Hermione molesta- Ahora si me permites, me voy porque me están esperando.
Hermione caminó unos pasos y Malfoy le bloqueó el pasó.
¿Qué quieres? – Gritó ella – Déjame en paz.
Claro que no, pequeña sangre sucia insolente – Dijo Malfoy sin borrar su sonrisa – Tú me acompañarás a un lugar quieras o no.
Tomó a Hermione por el brazo y comenzó a arrastrarla a otro callejón más pequeño y sin salida. Por más que intentaba zafarse de Malfoy era imposible. Draco la aprisionó entre la pared y él.
No te atrevas a tocarme – La voz de la chica temblaba- Déjame...
No Granger, para tu información ahora las reglas las pongo yo, y más vale que obedezcas y seas una buena niña.
¿De qué se trata?
Mira, mi estimada Granger – Malfoy comenzó a acariciarle el rostro con una de sus manos, pero ella lo apartó – Te ordeno que ahora me dejes hacer todo lo que no he podido hacer porque ese Potter y ese Weasley nunca te dejan sola, ahora te tengo entera para mí. No sé cómo pudiste optar por ese idiota de Potter, te gusta y no trates de negarlo. Aquí, tu servidor es mucho más guapo y tiene mejores cosas para ti. He odiado a Potter desde le principio porque siempre puede llamar tu atención y también lo odio por haber tenido esos heroicos padres que se enfrentaron al señor oscuro en cambio los míos, ya ves…prefieren seguir en su pellejo en vez de luchar. Pero en fin, no estamos aquí para hablar de él.
Malfoy siguió tratando de acercarse a Hermione, intentando poner una de su manos en su pierna derecha, ella inmediatamente le lanzó una patada en…ya saben donde.
¡ESCUCHAME BIEN! – Gritó furioso agarrándo a Hermione por los brazos y lastimándola – Aquí se hace lo que yo...AAAAg!
Un puñetazo sorprendió a Malfoy cuando unas manos lo dieron vuelta repentinamente apartándolo de la chica.
¡POTTER!
No quiero que te le vuelvas a acercar – Dijo Harry con una mirada de odio – A la otra te mato ¿Me entendiste¡TE MATO!
Malfoy salió corriendo como un gatito asustado mirando hacia atrás con odio.
Gracias – Murmuró Hermione mirando a Harry algo apenada – Te juro que no quise venir…me obligó y bueno…
No te preocupes, yo mismo lo vi cuando venía siguiéndote – Harry se le acercó y le dio un fuerte abrazo.
Tenía tanto miedo – Hermione rompió a llorar – Se puso como loco y no sé qué pretendía.
Tienes que ir a un doctor – Sugirió Harry – Mírate nada más esos brazos. Te juro cuando pesque a Malfoy lo voy a hacer pedazos.
Regresaron a la heladería evadiendo toda pregunta de los Weasley, el día se había hecho sumamente corto y ya casi oscurecía. Regresaron a la chimenea. Ginny decidió regresar a la Madriguera. Quería aprovechar al máximo el último mes de vacaciones con sus padres y sus hermanos. Ron, al contrario, decidió volver a casa de Hermione.
Cuando por fin llegaron Ron se quejó de que había sido un día muy pesado con ese viejo loco que no sabía leer y el resto de los materiales, quería despejar su mente de los libros. Hermione se fue a su habitación inmediatamente sin desearle las buenas noches a nadie.
Harry no tenía sueño, pero igualmente se fue a dormir, aunque no lo lograba. Estaba muy preocupado. Por Hermione más que nada. Este año no podría dejarla sola ni un momento y tendría que vigilar muy de cerca a ese Slytherin problemático. Se levantó y salió de la habitación. Tocó la puerta de Hermione y al instante recibió la indicación de que pasara. Ella estaba sentada en su cama junto a la lámpara. Al parecer se había estado examinando las notorias marcas rojas que había dejado Malfoy en sus antebrazos.
¿Estás bien? – Preguntó Harry.
Si…ya se me pasar�, además ya no me duele tanto.
Hermione yo…quería decirte algo es que…- Las palabras habían salido automáticamente de su boca, no quería decirlo ahora pero…parecía ser el mejor momento.
¿Qué cosa? – Preguntó ella inocentemente sonriendo abiertamente.
Es que…
"Por qué tenía que ponerse a sonreír ahora" pensó Harry "Se me va a hacer mucho más difícil…"
Vamos Harry puedes confiarme lo que sea – lo animó Hermione tomándole el hombro. Harry se estremeció.
Ella seguía sonriendo. Harry ya no podía soportarlo.
No puedo hacer esto.
Harry se levantó y corrió hacia la puerta, la abrió y salió disparado hacia el exterior. Hermione quedó perpleja. El muchacho continuó su camino y esta vez salió por la puerta de calle de la casa y comenzó a correr. No podía seguir con esto, ella era su amiga, siempre tan tierna. Esa sonrisa era distinta a las demás, claramente decía que ellos sólo eran amigos y siempre seguirían siéndolo, había tomado el peor momento para decirle todo. A su pensar era bastante absurdo confiarle a tu mejor amiga que te gusta¡A TU MEJOR AMIGA!. Sabía que Ron no lo entendería nunca y se sentiría traicionado por él. Ni siquiera había pensado en ese pequeño detalle ¿Y si Ron estaba enamorado de ella, claro, era casi obvio. Siempre defendiéndola de Malfoy, celoso de Víctor Krum y esa era otra encrucijada ¿Hermione aun sentía algo por Krum?.
Harry se sentó en el pavimento, agotado. No sabía hasta dónde había corrido, pero aun no había salido de la enorme avenida. Sintió pasos resonar en el silencio de la noche. Sabía de quién se trataba y trepó al árbol más cercano para no ser visto.
Al llegar al lugar Hermione se paró y miró hacia arriba.
¿Harry? – No hubo respuesta – Harry, sé perfectamente que estás ahí, es un pésimo escondite ¿Sabes, Harry por favor deja de hacerte el tonto puedo ver tu pie.
Harry se encogió enseguida.
Muy bien, me quedaré aquí y te esperaré, no creo que quieras pasar la noche ahí. ¡HARRY!...maldición Harry…Escucha esto, y escúchalo bien por que sólo diré una vez. Harry yo te quiero.
El muchacho quedó de piedra. ¿Era esto una declaración?
Eres mi mejor amigo...¡basta, tonto¡BAJA!
Las ramas comenzaron a expandirse y de entre ellas salió el muchacho que, de un salto, volvió a tierra firme. Los cristales de sus anteojos estaban completamente empañados, ya no podía contener las lágrimas.
Ven aquí… - Le dijo ella sonriéndole como si fuera un niño pequeño.
Harry avanzo unos pasos, Hermione se adelantó y le dio un abrazo. Ya había comenzado a sollozar.
Volvamos ¿Sí?
Después de caminar el largo trecho de calle, volvieron a la casa. Harry tenía intenciones de volver a dormir, pero Hermione lo detuvo y lo hizo pasar a su cuarto.
¿Me vas a decir lo que te pasa? – Preguntó ella esta vez seria y sentándose en la cama.
No lo sé…- Respondió Harry mirando hacia otro lado – Supongo que se me han juntado muchas cosas…es todo.
A mí no puedes engañarme, Harry…por favor…
Eres una gran amiga, Hermione – Dijo él – Gracias por preocuparte, pero de verdad, no me pasa nada. Sólo lo que ya te dije.
Harry se sentó a su lado y le puso una mano en la mejilla.
Gracias – murmuró.
Hermione mantenía las manos en el regazo, pero estas temblaron al notar el contacto de los labios del muchacho contra los suyos, por segunda vez en esa semana. No pensó en nada en ese momento, sólo en como amaba a ese chico, desde siempre, desde que, afortunadamente y aunque no le importaba, había ayudado a Neville a buscar su rana en el compartimiento equivocado, pero correcto para ella. Era ridículo pensar que había encontrado el amor a los 11 años y decidió callar, hasta que fueran más maduros y él pudiera entenderlo, pudiera quererla o al menos comprenderla. Llegó tercero y pensó que era la oportunidad perfecta, pero había estado tan hasta la coronilla de pensamientos y dudas a principio de año que decidió que el destino decidiera y cuando por fin se había solucionado todo había aparecido esa Cho Chang. Perdió la esperanza, ella estaba totalmente segura de que una chica como esa, preocupada de sus amigas, su look y sus esmaltes para uñas nunca le haría caso a un chico 1 año menor y menos después de enamorarse del campeón de Hogwarts en el torneo de los tres magos, Cedric Diggory, pero se había equivocado, después de su muerte a finales de ese curso decidió recurrir a la última persona que le quedaba del otro sexo, Harry Potter. Las intenciones de Hermione no eran ver a Harry sufrir por el desprecio de Cho y a decir verdad cuando estuvo con ella, en parte, se sentía feliz por él.
Todos estos recuerdos la embargaron y al despertar de ellos acababa de notar que estaba tirada en la cama con Harry, besándose como si fueran dos recién casados. Se estaba engañando, él nunca la querría, él sólo necesitaba consuelo y estaba sumamente confundido.
Harry – intentó modular – Paremos, paremos, ya basta.
El chico se apartó y respiró con las manos en la cara, luego movió una de ellas a la parte posterior de su cabeza, rascándose como solía hacerlo últimamente. Salió de la habitación, dejando la mitad de sus sentimientos ahí.
