Este es el cuarto capitulo, como notaran no puedo dejar de recordar situaciones que ocurren tal cual en libro de Jo, pero es inevitable. Eneste capi conoceran más a Ginny, como me la imagino,lejos deHarry y seguro descubriran un poco por donde va la historia. Grasias y dejen reviews

Candida


IV. El Callejón Diagon

Al siguiente domingo, su madre los despertó temprano y después de un rápido desayuno se pusieron sus chaquetas y se alistaron para partir al callejón Diagon, su madre tomó la maceta de los polvos flu y le echó un vistazo.

Ya casi no nos queda, Arthur –dijo con un suspiro-. Tenemos que comprar hoy un poco más...¡Bueno, los huespedes primero¡Después de ti, Harry, cielo!

Y le ofeció a Harry le maceta para que sacara un puñado. Pero Harry parecía confundido.

¿Qué... qué es lo que tengo que hacer?

Él nunca ha viajado con polvos flu –dijo Ron de pronto-. Lo siento, Harry, no me acordaba.

¿Nunca? –le preguntó el padre de Ginny-. Pero ¿cómo llegaste al callejón Diagon el año pasado para comprar las cosas que necesitabas?

En subte...

¿De verdad? Inquirió muy interesado su padre que sentía una curiosidad especial por todo lo que referiera a las cosas de los muggle-. ¿Había escaleras mecánicas¿Cómo exactamente...?

Ahora no, Arthur –lo interrumpió su madre-. Los polvos flu son mucho más rapidos, pero la verdad es que si no los has usado nunca...

Lo hará bien, mamá –dijo Fred-. Harry, primero míranos a nosotros.

Tomó un poco del polvo brillante, y lo arrojó como de costumbre en la chimenea.

El ruido como rayo que producen los polvos flu al hacer contacto con las brasas, tan común para Ginny,pareció sobresaltar un poco a Harry.

Fred entró del fuego que se había vuelto esmeraldino, Y tras gritar ¡A la calleja Diagon! Desapareció acompañado de un chispazo.

El pobre Harry miraba la hoguera con una cara entre miedo, curiosidad y sorpresa.

Tienes que hablar claro, cielo –le recomendaba su madre a Harry mientras George se preparaba para salir-, y ten cuidado de llegar a la chimenea correcta...

¿Que? –preguntó Harry que se veía cada vez más nervioso mientras la chimenea volvía a tronar y chisporrotear mientras se llevaba a George.

Bueno, ya sabes, hay una cantidad tremenda de chimeneas de magos entre las que hay que elegir, pero con tal de que pronuncies claro...

Su madre seguía hablando le a Harry, lo que, en opinión de Ginny era confundirlo aún más, para ella los polvos flu eran un medio de transporte seguro y divertido, y que la gracia era aprender a ocuparlo uno solo.

Lo hará bien, Moly, no te preocupes –le dijo su padre para que dejara a Harry en paz, sacando un puñadito de polvos de la maceta.

Pero, querido, si Harry se perdiera¿cómo se lo íbamos a explicárselo a sus tíos?

A ellos les daría igual –dijo Harry, lo que lleno a Ginny de una profunda compasión por el muchacho-Si yo me perdiera aspirado por una chimenea, a Dudley le parecería una broma estupenda, asi que no se preocupe por eso.

Era una pena que Harry tuviera que vivir en una casa donde no lo apreciaran, siendo él tan bueno y gentil, Ginny pensó que quizá lo mejor fuera que él viviera en otro lugar.

Bueno, está bien… ve después de Arthur.-

Su madre y Ron se atropellaban para dar oncejo a Harry…

Y cuando entres en el fuego, di adonde vas.-

Y mantén los codos pgados a los costados-

Y los ojos cerrados. El hollín…-

Harry miraba de un lado a otro y Ginny ya se estaba desesperando

Y no te muevas- la interrumpió Ron- o podrías salir en una chimenea equivocada y…-

Pero no te asustes y vallas a salir demasiado pronto. Espera a ver a Fred y George.

Harry tenía cara de confundido cuando tomó los polvos y se acercó a la chimenea, no se veía muy confiado que digamos. Respiró demasiado hondo antes de hablar, lo que fue, en opinión de Ginny la causa de lo que posteriormente sucedió…

Harry desapareció entre las verdes llamas. Ron y su madre se miraban desconcertados.

Espero que no se desvíe mucho –dijo este.

¿Qué? –dijo Ginny exaltada. -…Cierra los ojos… pero no vayas a salir hasta que VEAS a Fred y George… junta los codos… no te muevas… �¡PERO NO TE ASUSTES! – decía imitándolos mientras subía más y más la voz. Sentía la cara completamente roja y Ron la miraba pasmado. -¡Podrían haberle dicho algo útil como que tenía que decir exactamente A la calleja Diagon o por lo menos que respirara FUERA de la chimenea, eso por lo menos habría asegurado que fuera al lugar indicado…-

¡Quieres calmarte! –le gritó Ron tomándola por los hombros y sacudiéndola un poco.

Discúlpame, señor pega los codos y no te muevas. ¡En esa cosa no se pueden mover ni las cejas! –

¡Ya basta Ginebra! –Le gritó su madre al tiempo que se dirigía hacia la percha que estaba en la entrada pricipal.

Podrías haber dicho algo tú, así por lo menos Harry conocería tu voz. –le dijo Ron en un susurro.

Ginny le sacó la lengua, pero justo en ese momento su madre regresaba con una boina rosada.

Eso no esta bien jovencita –le dijo todavía enfadada y le puso la boina. Ginny odiaba esa boina, la tenia desde su cumpleaños numero 5. –Te vas ahora.-

Ginny miro a Percy sentado en el sofá leyendo, parecía que no se había enterado de nada.

Bien – dijo Ginny, y librándose de su madre se sacó la boina y la dejo sobre la chimenea. –Muchas gracias –agregó mientras tomaba a maceta de los polvos flu –pero prefiero lleva una coleta. –Se ató el pelo con la ayuda de un palillo y, antes de que su madre pudiera decir nada, tiro una pizca de polvo a las llamas y entro rápidamente. -¡A la calleja Diagon! –

Fue succionada por la chimenea en medio de una calida lluvia de colores que giraban a su rededor, A ginny le gustaban los flu, a pesar de ser un medio de transporte sucio e incomodo, y si no estabas acostumbrad, bastante doloroso y violento, era divertido dar vueltas y vueltas, aunque salías algo mareado y desorientado. El pelo se le soltaba poco a poco y pequeñas mechas golpeaban su cara haciendo le cosquillas.

Después de un rato entreabrió los ojos, justo a tiempo para ver unas cabezas rojas. Con esfuerzo adelanto un pie dando un salto y salió de la chimenea disparada. Aterrizó justo sobre George que la abrazó y le dio un beso.

Ya, ya esta bueno –dijo Ginny echando a George para atrás –hay que buscar a Harry que se fue quizá donde. –

Con un estruendo la chimenea escupió a Ron que cayó de bruces en el suelo de piedra.

Hay que ver –dijo Fred ayudando a Ron a levantarse –si hasta la pioja se maneja mejor que tú en la chimenea.

Ginny miraba a todos lados. La Calleja Diagon era una callejuela oscura con el suelo y los muros hechos de piedra y una al lado de la otra, montones de chimeneas por las que salían disparados toda clase de magos y brujas. Era algo así como el holl de entrada al Callejón Diagon.

¿Qué fue lo que dijo exactamente? – le preguntó a Ron su padre.

Ca… ca… Callejón Diagon – dijo Ron como tosiendo.

Los gemelos se rieron y Ginny los miro con severidad.

La chimenea volvió a tronar mientras su madre salía tranquilamente de ella.

No creo que halla salido por aquí, hay que buscarlo por el callejón –dijo sacándose el hollín con su cepillo de ropa favorito.

Deberíamos dividirnos. –propuso su padre mientras Percy saltaba fuera de la chimenea.

Creo que el piojo lo hace mejor que él también – le dijo George a Fred en un susurro.

¡Hay mam�! –Gritó Ron cuando su madre empezó a sacudirle el hollín de la espalda.

Creo que no Arthur, perderíamos tiempo. – dijo sin hacer el menor caso de las quejas de Ron.

¡Hey ya no soy un niño… hola…! –

Vamos directo al banco, seguro que Harry ira también por allá. –

Mientras todos discutían donde buscar a Harry o donde iría él primero, Ginny miraba, sin alejarse mucho, a todas las chimeneas que podía, todavía con al esperanza incierta de verle por ahí.

¡Hey, Ginny! –la llamó Ron luego de un momento –Vamos , ya no esta acá. -

Caminaron directo al banco, no muy rápido, por si veían a Harry.

George, hazte cardo de Ginny quieres –ordeno su madre –Fred, ocupate de Ron, que no salga corriendo. –

George la tomó del brazo.

Buen aterrizaje Ginny – le susurro al oido Fred cuando se alejaba a buscar a Ron que se perdía entre la gente.

Ginny lo miró de reojo. Y donde quedo lo de pioja. Pensó.

El Banco de los magos, Gringotts, que era, según decían, la construcción más segura del mundo mágico, se alzaba entre las tiendas y podía verce desde bastante lejos.

Todos iban bien atentos, por si aparecía Harry. A Ginny le costaba un poco ver sobre la gente, debido a su corta estatura. De pronto George le dio un golpecito en el hombro, para que comenzara a correr.

¡Ahí esta! –gritó cuando pasaron junto a Fred y Ron, que corrieron también. Pero cuando ya casi llegaban hasta donde iban su padre y Percy…

¡George! Te dije que no la soltaras…-

…Sintió como algo la jalaba del brazo e impedía que siguiera corriendo

…no corras así jovencita- su madre le impedía seguir avanzando. -Vamos cielo, no vayas a perderte- y corrieron juntas.

Fue muy vergonzoso para Ginny llegar al encuentro con Harry de la mano de su madre. Pero ahí estaba él, con sus anteojos rotos, junto a una chica de cabellos completamente alborotados que debía ser Hermione y a un hombre enorme de barba negra y cubierto con un abrigo de piel de topo. Ginny quiso preguntarle si no sentía calor, pero la presencia de Harry todavía la cohibía un poco.

Su padre y sus hermanos ya hablaban con ellos cuando ellas llegaron.

¡Harry…Harry! –Gritaba su madre por entre la multitud –hay Harry… hay cielo… podrías haber salido en cualquier parte. –dijo abalanzándose sobre él para después sacar su cepillo y comenzar a sacudirle el hollín.

Esto le dio a Ginny tanta vergüenza que dejo rauda a su madre y fue a ocultarse tras su padre justo en el momento en que este sacaba su varita y decía Reparo sobre los anteojos de Harry que volvieron a quedar como nuevos.

El hombre gigante, Hagrid, que era guardián de Hogwarts, se fue y ellos caminaron directo a las escaleras del banco.

Harry contó que había salido en el callejón Knockturn, un lugar horrible que su madre le había prohibido visitar, y que ahí se había encontrado con Malfoy, un tipo que al padre de Ginny no le agradaba en absoluto. Al parecer su hijo era compañero de Ron y Harry en Hogwarts.

Sus padres riñeron por los Malfoy, ya que su madre prefería no meterse con ellos pero cuando su padre estaba por discutirle, vieron a los padres de Hermione que son muggles y su padre se quedo encantado con ellos y la discusión acabo ahí.

Luego guiados por un duende, todos bajaron en carros por los túneles del banco para buscar dinero de sus bóvedas de seguridad. La de Harry tenía mucho más dinero que la de ellos, que estaba casi vacía.

Al salir del banco todos se separaron. Su madre le dio algo de dinero a Ron y quedaron de juntarse dentro de una hora en Flourish y Blotts para comprar sus libros. Tomo a Ginny del brazo y caminaron juntas a la tienda de la señora Costuin que quedaba calle abajo.

Tunicas de la Señora Costuin

Ventas y reparaciones.

Hogwarts 15 de descuento.

Rezaba el letrero de la entrada.

Compraremos las túnicas con Sewly –dijo su madre –Deja las túnicas como nuevas.-

La señora Sewly Costuin era muy alta y estilizada, con su pelo blanco tomado en un moño alto. Estaba vestida de tul negro y sobre él un delantal rosa cubierto de alfileres. La señora Sewly era una de las mejores modistas del callejón, y, a pesar de que atendía a personas de mucho dinero, sus precios eran convenientes. Y era una gran amiga de la madre de Ginny.

Buenos días Molly –dijo cuando se acercaron al mostrador –Ginny Weasley, tu primer año en Hogwarts, has de estar emocionada. –

Si claro –dijo ella algo avergonzada ya que algunos clientes se habían volteado a verla y murmuraban por lo bajo.

¿En que puedo servirlas? –

Quiero arreglar estas túnicas para Ron y buscar algo para Ginny, tú sabes, que no me deje en la ruina-

La señora Sewly sonrió.

No te preocupes Moly, sabes bien que para ti tengo todo tipo de flexibilidades de pago. Déjame ver esas túnicas arruinadas -dijo finalmente dando la vuelta al mostrador y reuniéndose con Ginny y su madre.

La verdad es que no supe que hacer con ellas –dijo la madre de Ginny sacando de su bolso tres túnicas completamente destrozadas.

Todo tiene arreglo querida –dijo la señora Sewly agitando las manos, como para quitarle importancia. –Alex, lleva esto atrás, quieres –le dijo a su hijo, un muchacho de unos 20 años que parecía muy ocupado rebajando el dobladillo de la túnica de una mujer muy elegante que las miró con desdén.

Ya vuelvo Narcisa querida –dijo besándole la mano a la señora, que se limpió el beso en la túnica cuando éste se dio la vuelta.

Alex siempre le había parecido raro a Ginny, tenía un caminar extraño y un gusto exquisito, pero era muy divertido, cuando paso cerca deella hizo una mueca de asco y luego le sonrió.

Tomó las túnicas y fue hacia la parte de atrás a ponerlas en lo que parecía un pequeño elevador. Ginny había visto uno en una biblioteca muggle a la que su padre la llevó el año anterior, por él subían y bajaban los libros desde el subterráneo a la sala de entregas. Pero la caja en la que Alex puso las túnicas no subió ni bajó, ni nada parecido, al cerrar la puerta, solo se escucho un extraño tronar y una pequeña nube salió de la caja elevándose hasta desaparecer.

Querido –le dijo la señora Sewly a su hijo cuando este volvía con su clienta –terminas con la señora Malfoy y luego vas a buscar ESO atrás antes de que Moly se vaya ¿sí?-

Claro –dijo volviendo con la mujer que había dejado antes.

Veamos entonces Ginny –dijo la señora Sewly mientras hurgueteaba en unas cajas –...unas túnicas de segunda que sirvan para tu primer año...Bien, creo que esto estará bien.

Acercó una caja de madera con inscripciones doradas y sacó de ella tres túnicas de diferentes tamaños.

Sube aquí querida –le dijo a Ginny señalando una pequeña tarima.

Le probó a Ginny las túnicas y con alfileres sujetó el dobladillo. Cuando ya estaba terminando los últimos arreglos de la tercera, la mujer rubia se acerco a la madre de Ginny, que leía en la revista "Corazón de bruja" un articulo acerca de Gilderoy Lockhart, sentada en un banquillo cerca de la puerta. Le dijo algo al oído, haciendo que adoptara una expresión extraña, se quedo atónita por un momento y luego dijo con tono de furia:

Despreocúpate Narcisa, Arthur no se molestará en revisar tu casa, ya nos hemos enterado que Lucius ha vendido sus artículos ilegales esta mañana.-

La señora Malfoy se fue dando un portazo y murmurando algo que sonó a "deshonra".

La madre de Ginny estaba muy roja cuando se acerco al mostrador para ver las túnicas de Ron que ya estaban como nuevas.

No te aflijas Moly, tú sabes que eres mucho más que ella –dijo la señora Sewly mientras ponía en el elevador las túnicas de Ginny y nuevamente el tronar dejaba salir la pequeña nube.

Ginny necesitara un sombrero también-

La señora Sewly hizo un gesto con la mano.

No será necesario querida. Alex has el favor de traer lo que te pedí ¿quieres?-

Luego de un minuto Alex volvió de la parte de atrás de la tienda con una caja larga atada con un moño lila muy bonito.

Como no te veremos mañana, Alex y yo quisimos darte esto ahora mismo.-

¡Feliz cumpleaños!- dijeron los dos al unísono.

Alex se acerco a ella y la besó en la mejilla.

No tenían por que molestarse -.

Pero claro que si Moly –dijo algo molesta la señora Sewly –Ginny es muy querida en esta tienda, y no todos los días se cumplen 11 años -.

Que esperas –dijo Alex de pronto –ábrelo -.

Ginny sonrió abiertamente, ese era su primer regalo de cumpleaños.

Quitó el moño y abrió la caja por arriba. Dentro encontró dos sombreros, uno común, para ir a Hogwarts, el otro, el otro era espectacular. De color palo de rosa, estaba adornado con pequeñas lentejuelas negras que brillaban y alrededor del ala unas runas que Ginny no entendía bien.

Póntelo – le dijo Alex entusiasmado.

En cuanto el sombrero toco la cabeza de Ginny pequeñas hadas salieron de las lentejuelas bailando alrededor. Fue cuando un tronar dio la señal de que sus túnicas ya estaban listas, y su madre y la señora Sewly se fueron al mostrador para arreglar lo del pago.

Ginny se sacó el sombrero y miró las runas con curiosidad.

Dice: Ginebra Weasley, soberana por derecho de todos los magos – le dijo Alex con una picara sonrisa y le beso la mano, haciendo una reverencia. Lo que hizo que Ginny se pusiera muy roja.

¿Y por qué pone eso?-

Porque eres mi pequeña princesa-

Después de agradecer una y otra vez el regalo, Ginny y su madre se dirigieron a la tienda del señor Olivander a comprar una varita.

Antes de entrar su madre la tomo por los hombros y le dijo:

¿Sabes que las varitas son caras?-

Si mam�¿por qué?-

Quiero que sepas que este será tu regalo de cumpleaños-

Claro mam�, y será el mejor de todos- la tranquilizo dándole un abrazo.

Ginny sabía muy bien que a sus padres les afligía no poder comprarle nada más por su cumpleaños, pero ella solo quería estar con su familia ese día.

Cuando entraron en la tienda el señor Olivander estaba acomodando unas varitas en pequeñas cajas.

Weasley – dijo al verlas –se han tardado. Buenos días Ginebra – agregó sin que su madre pudiera decir nada. –Pensé que traerías al joven Ronald esta vez, pero no importa, seguro será el año que viene-.

Sin decir más le trajo a Ginny una varita.

He esperado tanto este momento, creo que tengo la indicada para tí, seguro es esta.- dijo alargando las manos en las que descansaba una caja forrada en terciopelo negro, cerrada con un broche de plata.

Ginny la abrió sin sacarla de las manos del vendedor. Era una varita de un marrón claro con pequeñas piedras incrustadas en la base.

En cuanto Ginny la tomó un resplandor turquesa lleno la tienda.

Como lo pense -. Dijo poniéndola devuelta en la caja. –Dieciocho centímetros, madera de avellano, incrustaciones en rubíes y cuarzo negro. Centro de hilo de escamas de dragón -. -Extraordinaria varita -. Agregó dándole la caja aterciopelada a Ginny. –Digna de una reina –dijo en un susurro guiñándole un ojo.


Como sea, eso es todo. El proximo capitulo "Un cumpleaños inolvidable".

Quisiera pedir su opinion sincera. Gracias...

Candida