Capitulo 8: Secretos

El hombre se quedó parado en el umbral de la puerta. Ginny lo observaba casi con terror, pero seguía impasiva. Draco sentía un leve dolor en las costillas, pero se levantó del suelo con aire provocador. Ginny también lo hizo, pero solo para evitar que él se cayera. Sabia perfectamente que estaba herido y que le costaba mantenerse parado. Thomas también lo sabia. Ginny se dio cuenta de que en su rostro algo había cambiado... estaba raro. Luego de un silencio sepulcral, Fudge se fue acercando a la chica que se mantenía en su lugar. Detrás de él, aparecieron sus hombres.

Así que el bello durmiente por fin despertó... tal vez por los besos que le diste... – Le dijo sin detenerse. Ginny sentía que con cada paso aumentaba su pulso cardiaco y su respiración se agitaba. Draco apretaba los puños.

Eres un maldito estúpido – Le dijo el rubio, escupiendo las palabras.

Seré lo que tu quieras, pero los que están aquí temiendo por su vida, son ustedes... –

¡Yo no le temo a nada! Y si quieres recordar, ¡ella esta aquí contra su voluntad porque tu me utilizaste para extorsionarla! –

Jajaja, si, no se me pasa por alto... la verdad que tener al Gran Draco Malfoy secuestrado es una gran hazaña... – Draco no soportó mas, y se abalanzó sobre él. Le pegó un puñetazo en la cara que lo dejó tirado en el suelo. Y seguiría golpeándolo hasta matarlo sin no fuera porque uno de los hombres lo golpeó en la espalda tumbándolo en el suelo. Thomas se levantó y Ginny sonrió al ver que tenía la mandíbula colorada y por la cara que tenía, le dolía bastante... pero su sonrisa se borró de inmediato al ver como el hombre le propinaba un fuerte golpe en el estomago a Draco, que comenzó a escupir sangre por la boca.

¡Ya basta! – Le gritó al tiempo que intentaba detenerlo poniéndose frente a él y Draco.

¿Qué vas a hacer para que me detenga? – Le preguntó él divertido.

Lo que sea – Se obligó a decir ella.

Gin, no dejes que te toque un pelo... – Logró decir el muchacho a duras penas, pero uno de los tipos que lo tenía amarrado lo volvió a golpear para intimidarla. Thomas la rodeó con los brazos y la atrajo hacia él. Ella no opuso resistencia. La observó detenidamente y la rozó con los labios. Ginny mantenía la boca cerrada y no lo dejaba besarla. Pero sabia que no tenía opción. La vida de Draco dependía de ella. Pero la repulsión que sentía en ese momento pudo mas y lo empujó fuertemente de sí, yendo a refugiarse en la pared. Al segundo se arrepintió porque el muchacho recibió otro duro golpe que ella sintió en todo su cuerpo.

Ay... Draco... estoy comenzando a sospechar que la chica no está tan enamorada de ti como dice... –

¡Basta! – Gritó ella con lagrimas en los ojos. Todo lo que había planeado para que él no la viera llorar se derrumbó y cayó de rodillas maldiciéndose por ser tan débil.

¿Basta? ¿Acaso quieres que me detenga? – Draco recibió otro golpe. Ginny se levantó y fue hacia Thomas. Sin que nadie entendiera nada, le propinó tal patada en la entrepierna que lo hizo caerse sobre sí mismo doblado de dolor. Los tipos que miraban atónitos reaccionaron y antes de que ella pudiese capturar su varita del bolsillo de Fudge, la tomaron de los brazos y la inmovilizaron. El hombre que estaba tirado en el suelo, se levantó poco a poco con una cara que aterrorizaría al propio Dumbledore. Sin decir nada, siempre observándola a los ojos, la golpeó en el estomago ferozmente. Draco soltó un grito.

¡No! ¡Animal! – Ginny hubiera caído al suelo del dolor, de no ser porque los hombres la sujetaban fuertemente. Thomas lo miró. Tenía un brillo en los ojos.

¿Por qué? ¿Acaso es tan sensible que no puede soportar un poco de dolor? ¿O hay algo mas? – La chica estaba asustada. Tenía miedo. El dolor se agudizaba. Pero algo estaba mal. Draco también lo sabia. Thomas la observó e hizo el amago de volver a golpearla, por lo que el rubio le gritó:

¡Esta embarazada! – Ginny levantó la cabeza aterrorizada. No podía creer que él se lo había dicho.

Mmm... ¿y crees que no lo sabia? – Le preguntó burlonamente.

Tu... ¿Lo sabias? – Ginny tenía los ojos hinchados y su cara estaba empapada.

Por supuesto, mí amor... vamos a agrandar a la familia, ¡jajaja! – Dicho esto, le hizo una seña a sus hombres, que levantaron a Malfoy y lo ataron a una silla que había en la habitación. Luego, tomaron a Ginny y la ataron con las manos detrás de la espalda. La depositaron en la cama.

Ahora te vas a quedar aquí, que tengo unas cosas que arreglar. Volveré por la noche para verte y encontrándola desprevenida, la beso en los labios justo enfrente de Draco que sintió como se le helaba la sangre.

¡Ah, Malfoy! Trata de ir pensando como vas a explicarle el porque nos conocíamos... – Y con una sonrisa en la cara desapareció del cuarto.

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Hermione, ¿has visto a Ginny? – Quiso saber Ron antes de salir del Gran Salón luego de presenciar el discurso de Dumbledore.

Mmm... no... la verdad es que no la veo desde la mañana... – Ambos se miraron preocupados.

Ahí está la amiga... nunca recuerdo su nombre... tal vez ella sepa algo... – Haciéndole señas, le indicaron a Kate que se dirigiera hacia ellos.

¡Hola! – Los saludó alegremente.

Hola... em... ¿Katie? – Dijo Ron rezando para haber dado en el blanco.

¡Kate! Si quieres puedes anotártelo en la mano para no olvidarlo... – Le respondió molesta.

Como sea. ¿Has visto a Ginny? – La chica empalideció. Seguramente estaba con Draco, y obviamente no podía decirles eso.

Este... digamos que... no... –

Sé que nos estas mintiendo, así que vamos... dinos donde esta porque su hermano y yo estamos muy preocupados... – Le dijo severamente Hermione. No por nada era la chica mas lista del colegio. La chica los observó un rato y luego les dijo:

La verdad es que salió temprano y no me dijo a donde iba... seguramente se sintió mal y esta en su cuarto... no deben preocuparse... – Y dicho esto se fue dejándolos mas confundidos que antes... Sin embargo no se preocuparon sino hasta después, cuando no la encontraron por ninguna parte...

Ginny había desaparecido... y Draco Malfoy también...

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¿Qué quiso decir con eso? – Preguntó Ginny incomoda por las esposas mágicas que le ataban las manos.

No lo sé... –

Mira, te conozco bastante y sé perfectamente cuando me estas mintiendo y cuando no... –

No es nada. Quiere separarnos eso es todo. Lo conozco porque mi padre siempre invitaba a comer al suyo... tu sabes, para sobornarlo porque es el ministro de la magia... – Aunque sonaba convincente, ella sabia que había algo más. Y pronto sabría que era...

Las horas pasaron y ellos continuaban allí. Ginny había optado por dormir un rato, ya que no sabia que más hacer. Draco estaba molesto. Muy molesto... y asustado. Ahora las cosas estaban complicadas y no sabia que pasaría. El muy idiota de Fudge... cuando estuviera completamente suelto lo mataría... lenta y dolorosamente...

De pronto, la puerta se abrió despertando cruelmente a la muchacha. Dos mujeres entraron en la habitación. Una de ellas portaba una pequeña maleta blanca. Se sentó junto a Draco y abriéndola, comenzó a sacar vendas y pociones. Lo estaba curando. La otra, se acercó a Ginny que estaba desconcertada y le dijo que se levantara. No tenía fuerzas de desobedecer por lo que hizo lo que pedía. La mujer dió un par de vueltas en torno a ella y luego le dijo:

El señor Fudge quiere que usted este perfecta para la cena de hoy. Así que sígame que la prepararé –

¿Prepararme? –

Por favor no haga preguntas... solo sígame... – La chica obedeció temiendo las consecuencias.

La mujer la condujo hacia otra habitación. Allí, la desató y le dijo que se sentara en uno de los sillones que había en el lugar. Luego abrió un armario. Sacó de él numerosos vestidos que fue apilando en un perchero muy largo que estaba en el centro del cuarto. Ginny la observaba. De pronto la mujer cerró el armario.

Ahora, elige alguno de los vestidos y pruébatelo – La chica hizo lo que le pedía y buscó algún vestido que no fuera para nada provocativo. Pero no encontró. La mayoría eran cortos y/o escotados. Pensó que aquel era el armario de una prostituta... y le dio asco el solo imaginarse con eso puesto.

¿Y bien? – Le preguntó la mujer.

No me gusta ninguno... –

Entonces tendré que escoger yo... – Le dijo y agarrando un vestido verde esmeralda. Era corto y poseía un escote en el pecho además de uno en la espalda que llegaba hasta el punto en que ésta terminaba...

No me pondré eso... –

El señor me dijo que usted respondería eso... y me dijo que si lo hacia, le recordara cierto rubio que está en sus manos... – Ginny estuvo a punto de escupirle en el rostro. La mujer tenía muchos aires de superioridad y una sonrisa de maldad plasmada en la cara. Tomó el vestido de mala gana y se metió en el baño. Se lo puso y la mujer la obligó a mirarse en el espejo. Parecía una cualquiera. Jamás le había gustado ese tipo de vestimenta. Aunque ella usaba minifaldas, esa era extremadamente corta. Pensó que al sentarse se le vería hasta el alma y estuvo a punto de vomitar. Pero no le dieron tiempo, porque la mujer volvió a atarla y la sentó bruscamente en una silla. Sacó una cartuchera vieja y sacó una pila de maquillajes. Con eso, comenzó a pintarla. Pese a que no le gustaba nada que esa mujer la "produjera" tanto para él, le gustó el resultado que vió en el espejo. Pero luego recordó de la cena y de como estaba vestida... y de Draco... y estuvo a punto de echarse a llorar.

Ni se te ocurra llorar, niñita, porque arruinaras el maquillaje... y a tu amiguito tendrás que maquillarlo mucho para que no se le noten las heridas. La chica la miró con odio. Estuvo a punto de escupirla, cuando un golpe a la puerta la sobresaltó.

¿Ya esta lista? – Preguntó una voz de hombre.

Si, ya está preparada –

Muy bien. Llévala de nuevo a la habitación para que se reúna con el jefe.La mujer asintió y la tomó por los brazos. Cuando hubieron llegado, abrió la puerta y Ginny dejó de respirar. Draco estaba tirado en el suelo y Fudge apuntándolo con la varita.

Estas... preciosa... – Se le ocurrió decir a Thomas que no le quitaba los ojos de encima. Ginny conocía perfectamente esa mirada... y no le gustaba nada... Draco la observó de arriba abajo y mantuvo la boca abierta un tiempo hasta que se dio cuenta y la cerró.

¿Qué esta pasando? – preguntó ella con miedo.

Simplemente estoy demostrándote que puede llegar a ocurrir si tu no cooperas conmigo... –

¿Cooperar? ¿Qué diablos estas pensando? –

Bueno, ahora mismo vas a presenciar una cena... de mortífagos... – Ginny se mareó. La mujer la sostuvo para que no perdiera el equilibrio. Recordó la marca tenebrosa en el hombro de su violador. Recordaba como la había asustado diciéndole que él iba a hacer lo que quisiera con ella porque era un mortífago... y le había mostrado la marca tenebrosa en su brazo.

¿Qué dices? –

Digo que tu vas a ser mi chica de ahora en mas... al igual que mi hijo, por lo que voy a presentarte... en sociedad... – Una sonrisa malévola la aterró. Draco gritó y él le puso la varita en el cuello.

Y tu, le vas a contar a MI chica, del día en que nos conocimos... – Ginny levantó la mirada.

Nos conocimos un día de tormenta... cuando mi padre invitó al tuyo a mi casa... –

¡Cállate! ¡Deja de decir idioteces! Y ya que obviamente no le vas a decir, entonces tendré que hacerlo yo... y ni se te ocurra interrumpirme... –

Tu no me das ordenes... – Draco recibió otro golpe.

Resulta que Drakito no es el chico perfecto... resulta que tu noviecito... perdón... ex noviecito... fue, es y seguirá siendo un mortífago... – Ginny empalideció. Perdió el equilibrio y cayó al suelo. Pero no se desmayó. Sentía que las piernas no le respondían y que el odio la embargaba. Debí haberme dado cuenta... ¡Soy una idiota! Se decía mientras que las lagrimas luchaban por salir. Pero ella no quería llorar. No quería.

¡Gin! ¡No es lo que parece! –

¡Cállate! – Y le propinó otro golpe a Malfoy.

¡Tu no me callas! – logró decirle con la boca ensangrentada y muy dolorido. - ¡Gin! Yo era un mortífago... pero solo porque era un niño idiota que quería enorgullecer a su padre! ¡Ya no lo soy! ¡Por favor créeme! –

Bueno, bueno... ya basta de cursilería... preciosa, nos vamos... un grupo de amigos míos nos esperan... – Y dejando a Draco mas herido que nunca la tomó de la cintura sacándola del lugar...

El muchacho continuó allí tirado... ahora sentía que de verdad estaba vencido...

Thomas Fudge había encontrado su punto débil... había descubierto que su condición de mortífago podía causarle daño a mucha gente... pero sobre todo a quien él mas quería...

A Ginny...