Capítulo 13: Luz u Oscuridad

FLASHBACK

El frío se le colaba por entre los huesos. El viento soplaba muy fuerte en su rostro. La sangre manchaba las ropas rasgadas y los recuerdos del horror vivido le empañaban los ojos cansados de tanto llorar.

Ginny corría tanto como sus piernas se lo permitían. Huía desesperadamente y no se permitía un descanso Los pies le dolían pero algo dentro de ella le decía que no podía parar. El cabello sucio y desordenado se le pegaba a la cara. En su huida descubrió una casa. Se metió dentro y contuvo la respiración. Escuchó pasos y voces que le sonaban terriblemente familiares Voces que jamás olvidaría.

-No está aquí – Dijo una de ellas. Un silencio abrumador se hizo presente.

-Vámonos – Y Ginny suspiró.

Se sentó en el suelo y no pudo evitar que un torrente de lágrimas bañaran su rostro. ¿Por qué ella¿Qué había hecho? Era una niña convertida en mujer por la fuerza. La vida se le había dado vuelta bruscamente y ahora se hallaba sola.

Posó su mano en el vientre. Aún le temblaba la zona ultrajada. Aún le dolía el cuerpo. Y el alma. Sin quererlo, su mente le trajo recuerdos. Malos recuerdos.

Una mano. Sus gritos. Un golpe. Dolor. Oscuridad. Cerró los ojos intentando en vano que las imágenes se borraran.

Pero seguían allí.

Aquel hombre sobre ella provocándole un dolor insoportable. Ella llorando e implorándole que la dejara. Que le hacía daño. Pero él no la dejaba. Arrmetía contra su cuerpo tan frágil haciendole sentir que la desgarraba por dentro. Y Ginny no podía impedírselo.

Golpeó la mano con furia contra el suelo. Se sentía usada. Humillada. Sentía como si ese hombre la hubiera roto en pedazos. Y por sobre todas las cosas, sentía que jamás volvería a ser la misma.

Porque ya no era la misma...

FIN DE FLASHBACK

Draco iba y venía. Parecía realmente un padre reciente. Estaba nervioso y ni él mismo sabía porque. No se reconocía. Le parecía estar viviendo la vida de otra persona. A veces creía que despertaría en su cuarto de Slytherin y comenzaría a burlarse de Harry Potter y sus amigos de nuevo.

Pero luego se reía de sí mismo. Cada vez que recordaba los viejos tiempos pensaba que había sido un estúpido. Un completo idiota. Había querido impresionar a su padre convirtiéndose en la persona mas odiada de la escuela.

En vano.

Y cada vez que se miraba en el espejo descubría a un hombre y no al nió que había sido. Ahora era un hombre con responsabilidades. Un empleo... una vida... y... ¿Un hijo?

-Señor Malfoy... – la enfermera intentaba captar la atención del rubio que seguía ensimismado en sus pensamientos.

¿Qué? – Respondió de mala gana.

¿Piensa conocer al niño o no? – Él se la quedó mirando y sin saber bien porque, asintió con la cabeza. De pronto tuvo miedo. El Gran Draco Malfoy, estaba asustado. Caminaron por un pasillo muy largo hasta llegar a una sala con el vidrio transparente. Un montón de niños llorones se encontraban en sus respectivas cunitas. Draco miraba para todos lados. ¿Cómo sabría él cual era el hijo de Ginny? Como si la mujer le leyera sus pensamientos le dijo.

-Es el número 453 –

¿Qué? – Draco quiso pegarle. ¿Cómo iba a decirle que el niño era un simple número?

-Que el niño es el 453. Y con su permiso, tengo otras cosas que hacer... – Y lo dejó allí parado. Resolvió buscar al bebé con la mirada y lo encontró. Dormido con un dedo en la boca, un niño todo peladito reposaba en la cuna con el número 453 en la cabecera.

Lo observó un largo rato. No sabía bien que sentía al verlo... y tampoco se preocupó mucho en averiguarlo. Luego de quedarse un tiempo allí parado decidió ir a visitar a Ginny. Seguramente ella necesitaría algo de apoyo emocional. Y con una sonrisa en los labios desapareció por el largo corredor...


Abrió los ojos. Volvió a cerrarlos. Estaba débil. Se sentía cansada... pero felíz. Su mente estaba en blanco. Suspiró. De pronto un torrente de recuerdos se abalanzó sobre ella y una lágrima se le escapó. Sólo una.

Pero a diferencia de sus últimas lágrimas ésta era de felicidad.

Un golpe seco a la puerta la asustó. Intentó levantarse pero no tenía fuerzas para ello. Soltó un resoplido de frustración y pausadamente dijo:

-Adelante – La puerta se abrió lentamente. Detrás de ella, la figura de un muchacho le provocó una sonrisa en el rostro. El muchacho se le acercó y colocó un ramo de rosas que había hecho aparecer en la mesilla de luz junto a la cama.

¿Cómo estas? –

-Algo cansada... ¿Y tú? – Draco dudó. Hacía mucho tiempo que nadie le preguntaba como estaba... la última persona en hacerlo había sido su madre el día que lo habían iniciado como mortífago. Un escalofrío lo estremeció. Dirigió su mirada hacia los ojos de la chica que aguardaba ansiosa la respuesta.

-Creo que bien... – Vaciló. Aunque fuera por ella, no iba a decirle lo asustado que estaba. Por sobre todas las cosas aún conservaba su orgullo machista de Malfoy.

Ginny sonrió. Y él creyó ver un destello de luz en aquellos ojos miel que lo cautivaban.

¿Lo has visto? Digo... al bebé... – Le preguntó ella como midiendo las palabras. Draco se sentó a su lado y la contempló. Ya no parecía la niña que había conocido tiempo atrás. La muchachita asustadiza y solitaria que lloraba en cuanto le hablaban.

-Si, lo ví hace un rato... es el número 453... – Ella se incorporó de un salto.

¿Qué? – Gritó. Si, definitivamente es ella... sigue siendo una Weasley... pensó algo desilusionado. Por un momento había olvidado que ella tenía aquel fuerte temperamento que caracterizaba a los pelirrojos.

-Te digo que tu... – No sabía bien como terminar la frase –...hijo se halla en la cuna número 453... – Ella soltó una carcajada y él creyó que nada podía ser tan hermoso como verla sonreír... de nuevo...

Draco la envolvió en un abrazo. No quería soltarla nunca más. Quería protegerla. Tenerla cerca de sí para que nadie volviera a causarle daño. Y de pronto, la imagen de Fudge hijo se le apareció. Cerró los puños y ella se dio cuenta.

¿Qué pasa? –

-Nada – Ginny frunció el ceño.

-No me mientas... –

-Gin, no quiero que pienses nada malo. Lo único que debes pensar ahora es en tu bebé... ¿Cómo le llamaras? – Por un segundo ella no respondió. Estaba en aprietos. Durante todo el embarazo había soñado con una niña... pero ahora debía ponerle un nombre a su hijo. ¿Cómo le llamaría?

-Bueno... en realidad... no tengo idea... – Dijo tirándose nuevamente en la cama.

-En ese caso...deberíamos ponenernos a pensar... -

¿Ponernos? ¿Los dos? – Ella lo miraba divertida.

-Pues claro... ¿Pensabas que te iba a dejar que decidieras todo tú sola? No, señorita. Y ya que estamos, voy a decirte cual es el mejor nombre para el bebé: William –

¿William¿William Weasley¿No crees que suena algo... raro? – Le dijo ella intentando no herirlo. Pero él se abalanzó sobre la chica suavemente y susurrándole al oído le dijo:

-Pues claro que suena raro... porque el nombre de nuestro baby va a ser: William Malfoy...-

Y la besó tiernamente, otorgandole asíla última gota de felicidad que ella necesitaba...


Sin embargo, en otro lugar no muy lejos, alguien practicaba hechizos con un pobre diablo.

-Los hallamos – Dijo una voz masculina.

-Perfecto. ¿Dónde? –

-En el San Mungo. Acaba de dar a luz. – En ese momento, Thomas Fudge dejó de torturar al hombre que callo inerte en el piso. Miró con una sonrisa malévola al hombre que tenía frente a sí.

Tomó su escoba y rápidamente se perdió entre las nubes grises que amenazaban una tormenta.

Muy pronto la vida de Ginny llegaría a su destino final.

Y en ese momento, se decidiría:

La Luz... o la Oscuridad...