Capítulo 14: Paz

La sala se hallaba en silencio. Ginny dormía tras unos días de inmenso agobio. Los médicos la visitaban todo el tiempo, pues temían que algo pudiese pasarle a ella... o al bebé. Cuando se levantara de su largo sueño su familia la llevaría de vuelta a casa... junto a su hijo.

Draco había regresado al trabajo porque no podía seguir teniendo vacaciones. Ginny lo entendía pero le disgustaba tenerlo lejos. Le daba miedo. Había tenido a su hijo en brazos desde que se lo habían llevado a su habitación. Le encantaba. Era una criaturita hermosa, bastante fuerte según dijeron los médicos. Tenía la cabecita levemente poblada con el cabello castaño lo que indicaba que salía con el cabello del padre.

Ginny se odió por pensar en eso.

escúchame bien, Will. Tu único padre es Draco... nada de lo que diga otra persona es cierto – Le había dicho al niño en una de las veces que se había puesto a pensar en que le diría al chico cuando fuera creciendo.

Hija... no puedes negarle la verdad de la historia al pobre niño... algún día sabrá que su padre no es Draco... – Le había dicho Molly en una ocasión, consternada por tener un nieto de su hija menor antes que Bill o Charlie... o incluso los mellizos...

Pero para eso todavía falta, mamá. Cuando llegue el momento y tenga la edad justa para entender lo sabrá –

Ahora, madre e hijo descansaban uno al lado del otro. Ginny en su cama de sabanas blancas, y junto a ella la cuna azul que sus hermanos le habían regalado al pequeño.

Las cortinas se mecían suavemente y debido a que la ventana se hallaba abierta.

Lo único que se oía era el arrullo del viento que se colaba en la habitación unido al siseo de los cuerpos al moverse. De pronto, un grito.

Y de nuevo la oscuridad.


Molly iba y venía. Caminaba en círculos alrededor de la cama de su hija. Ginny lloraba por el susto que había sufrido. ¿Por qué? Se preguntaba. Abrazándola, su padre. Arthur Weasley intentaba por todos los medios calmarla. Sin resultado.

¿Cómo calmar a una madre cuyo hijo le ha sido arrebatado?

¡No podrás solo! –

¡Mejor solo que contigo! –

¡No me provoques, Weasley¡No te dejaré partir solo! –

El pelirrojo suspiró. ¿Por qué era tan terco? Fácil. Era un Malfoy.

Está bien. Vienes conmigo, pero vas a dejármelo a mí... – Draco guardó su varita. Había estado dispuesto a todo si no conseguía que el idiota del Weasley cediera.

Escúchame bien, Weasley. Este tipo no es alguien que se morirá de miedo si le dices "te acusaré con Mc Gonagall". Es muy peligroso y además es un mortífago... no voy a dejártelo a ti para que te destroce en pedazos – Ron se puso rojo. Sacó su varita y la colocó amenazadoramente en el cuello de Draco.

No estoy de humor para que un estúpido Malfoy venga a darme lecciones... ya tengo bastante contigo ¿O te olvidas que piensas quedarte con mi hermanita? –

No lo olvido, y déjame recordarte que es por ella que estamos aquí – Ambos se quedaron callados. Lentamente, Ron fue bajando su varita y mirándolo con profundo odio, exclamó.

Entonces sígueme –

Y en silencio se subieron a sus escobas y se perdieron en el firmamento.


Harry se dejó caer en la silla. Tenía muchos problemas últimamente y ninguno parecía solucionarse. Ginny había tenido a su hijo, Ron y Hermione estaban a punto de comprometerse, y él seguía gastando la fortuna de sus padres... y ahora se le sumaba la de Sirius. Luego de Hogwarts se había mudado a la mansión de su padrino a intentar disfrutar un poco de su vida. Luego de la desaparición de Voldemort lo único que le quedaba por hacer era tener un merecido descanso.

Pero ahora...

¡Ron! – Exclamó al ver la figura de su amigo en la ventana. Su repentina felicidad se disolvió al ver quien venía con su amigo. - ...Malfoy...- Susurró.

Luego de abrirles e invitarlos a pasar, les sirvió algo de licor y preguntó:

¿Y a que se debe esta visita? Porque por sus caras no creo que sea nada bueno... –

Si me tomo la enorme molestia de venir a verte, es porque pasa algo malo... – Declaró Draco que no había aceptado nada de lo que Harry le había ofrecido.

Mira Malfoy, mejor cierra la boca... no voy a permitir que vengas a mi casa a... –

Basta los dos – Dijo Ron con la voz apagada. En otras circunstancias habría apoyado a su amigo incondicionalmente, y más todavía si era contra Malfoy... pero ahora era diferente -Necesitamos tu ayuda, Harry -

¿Mi ayuda¿Qué pasa, Ron? – Ahora el muchacho de los ojos verdes esmeralda estaba preocupado.

Fudge se llevó al bebe de Ginny – Escupió Draco. Los tres se miraron en silencio.

¿Al bebé¿Es que ese tipo no tiene consideración por nadie¿Ni siquiera por su hijo? –

¡Es mi hijo! – Le respondió tranquilamente el rubio – O lo será cuando le ponga mi apellido –

?Vas a permitir que tu sobrino lleve el apellido Malfoy? – Le gritó Harry a Ron incrédulo.

?Y que problema tienes tú, cara rajada? – Le interceptó Draco furioso.

?Ambos bajen sus varitas de inmediato! – Exclamó Ron muy enojado –No podemos seguir perdiendo el tiempo, vamos Harry busca tu escoba y toma la capa de invisibilidad. La necesitaremos.

Nuevamente en silencio, los tres jóvenes partieron.


Ginny, tienes que calmarte... todo estará bien... – Le decía Hermione a su amiga que no quería comer.

¿Cómo puedes decir eso? – Le respondió la chica con la voz entrecortada.

Ya lo verás. Ron y Draco le harán sufrir mucho y luego te traerán a tu hijo... – Le decía Fred.

Pasemos mejor a la parte en que le traen a su hijo... – Dijo molesta Hermione. Entre los dos intentaban hacer que Ginny comiera, pero la chica no podía hacerlo. Tenía el estomago revuelto y sabía que si probaba algo lo vomitaría.

Se metió en la cama y les dio la espalda. Quería estar sola. Odiaba ser la víctima, y sentir que todos le tenían lástima.

Váyanse –

Pero Gin... –

?Que se vayan! –

Ambos se miraron. Asintieron y le dejaron la bandeja con comida en la mesilla de luz. Salieron cerrando la puerta con suavidad.

Ginny suspiró y dejó que su mente divagara por sus recuerdos. Se vió sosteniendo a su hijo. Sintiendo el calor que su pequeño cuerpecito le irradiaba. Se vió feliz.

Y de pronto, la oscuridad que se cernía sobre ella. Unos ojos fríos como el hielo. El grito aterrador que se oyó pronunciar. Un hombre en la ventana que la miraba con una despreciable sonrisa en el rostro.

FLASHBACK

-Hola, Preciosa... Te ves igual de bien a pesar de haber parido... – Musitó el hombre que le presionaba con fuerza la boca impidiéndole el habla. ¿Ese es nuestro hijo? Muy hermoso... salió igual al papi – Soltó una larga carcajada.

Sacó su varita y lanzó un hechizo a la cuna que comenzó a levitar. Ella estaba aterrada. ¿Qué pretendía hacer?

-Tranquila, mí amor... no pongas esa cara... ¿crees que le haría algo a nuestro baby? No... vamos a criarlo juntitos, lejos de todo el mundo. Ahora que me buscan por ser lo que soy, tengo que esconderme y simular ser una persona buena y normal... que tiene una familia hermosa que mantener. Así que... – No pudo seguir hablando porque escuchó pasos que se acercaban a toda velocidad.

"Maldición" exclamó. Saltó de la cama de Ginny que aunque intentaba hablar, no podía hacerlo debido al miedo y se dirigió a la ventana.

-Dile a tus amiguitos que si quieren volver a ver al pequeño, tienen que ir mañana a la vieja Mansión y entregarte... estaré allí esperándote... - Y dicho esto, desapareció con el niño a cuestas.

Y Ginny se desmayó.

FIN FLASHBACK

Ginny no lloraba. Se había dado cuenta que era una cobarde. Que no podía seguir sentada allí, esperando que alguien la rescatara. Debía hacer algo por sí sola. Con el corazón oprimido y el alma rota en mil pedazos se levantó de la cama con un poco de dificultad al principio, y se vistió rápidamente.

Sabía que Ron y Draco iban a encontrar a Thomas... pero tenía miedo de lo que pudiera ocurrir después. Se colocó una capa negra y tapándose la cabeza salió del Hospital. Tomó un taxi hasta su casa y una vez allí tomó su escoba.

Las manos le temblaron al sentir su vieja escoba. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había volado. Sin embargo ya no tenía miedo. Se subió con destreza y ascendió rápidamente.


... no me pises... – Susurraba Harry a Draco.

No es mi culpa que esta capa sea tan pequeña... – Exclamó molesto el rubio. Y en efecto, la capa ya no les servía como antes. Los tres iban terriblemente apretados, lo que no le hacía gracia a ninguno, para no ser descubiertos.

Ya estaban dentro de la mansión y a cada paso que daban iban atando y desmayando a los muchos hombres de Fudge. Pero aún no lo encontraban a él...

Descubrieron una puerta abierta y entraron en una gran habitación poco iluminada.

Al fin llegan... – Los asustó una voz, al mismo tiempo que miles de luces se prendían y tres hombres aparecieron rodeando a Thomas Fudge. Los tres se miraron desconcertados. ¿Cómo los había descubierto? Dudando un poco se quitaron la capa y sacaron sus varitas.

El trío maravilla... hace tiempo que no nos vemos... ¿Cómo va la familia¿Y su hermanita? – Dijo irónicamente y con una sonrisa de oreja a oreja.

Ni se te ocurra mencionar a mi hermana... – Exclamó pausadamente Ron. Harry lo miró extrañado. Jamás había visto a su amigo con esa expresión de maldad en los ojos. Estaba... diferente...

Te borraré esa sonrisita del rostro, maldito hijo de perra... – Musitó Draco.

¡Oh, vaya! Si el pequeño Malfoy ha sacado toda su colección de insultos... –

El aire tenso y el odio en las miradas hacían de la sala un perfecto escenario de combate.

¿Dónde está el bebe? – Ante el comentario de Harry, Thomas se echó a reír.

MI hijo, se encuentra sano y salvo a cargo de mis sirvientas... yo le aclaré a mi mujercita que solo lo volverían a ver si ella venía aquí conmigo... y no la veo por ningún lado... –

Deberías buscar mejor, Fudge –

Todos se voltearon. Draco abrió mucho los ojos y estuvo a punto de ir a sacar a Ginny de allí. Ron ladeó la cabeza y Harry parecía divertido.

¡Pero si ahí estas! – Exclamó Thomas avanzando hacia ella. Pero la chica sacó su varita y la colocó justo entre ellos dos.

Ni se te ocurra acercarte a mí. Trame a mi hijo, y te dejaré vivir... de lo contrario, no sé lo que soy capaz de hacer... – Él la miró entre divertido y asustado. De pronto y ante la mirada de todos, comenzó a aplaudir.

¡Bravo¡Bravo! – Gritaba como un loco. Harry bajó la varita pensando que Fudge se había terminado de volver loco, pero Ron le indicó que la subiera de nuevo.

Tráeme a mi hijo – Repitió ella.

¿Terminaste con tu discursito? Como si me dieras miedo... mi amor... tu no matas una mosca... – Nunca debió decir eso. Un rayo de luz verde se alzó sobre él y pasando de largo fue directo al pecho de uno de sus hombres que cayó muerto al instante.

Una pequeña demostración... – Fudge palideció. Draco y Harry abrían mucho los ojos y abrieron fuego con los otros dos hombres que intentaban huir. Fudge intentó sacar su varita, pero algo detrás de él lo detuvo.

Ni se te ocurra... – Ron tenía su varita pegada a la espalda del tipo que ahora temblaba. Ginny se acerco sin bajar la cabeza y cuando lo tuvo enfrente le pegó tal puñetazo que dejo perplejo al mismísimo Ron.

Por si no te enteraste¡Quiero a mi hijo! – Fudge la miraba con odio. Le sangraba la nariz.

Si no me dejas ir, jamás lo veras –

Y si te mato ¿Qué? Lo encontraré de todos modos – Ginny parecía una verdadera leona luchando por sus cachorros. Desapareció del cuarto tras pegarle una fuerte patada en los testículos y llevándose a Ron con Fudge a la rastra. Fue pateando puertas por toda la mansión, lanzando hechizos a diestra y siniestra. Cuando hubieron buscado por todo el piso superior, tiraron al infeliz por las escaleras y bajaron hasta reunirse con él.

Última oportunidad... ¿Dónde esta? – Le ordenó ella tomándolo por los pelos. Pero él no le contestó. Un nuevo golpe. Pero no tuvo necesidad de seguir buscando, porque una muchacha apareció de la nada. Ginny la detuvo cuando ésta intentó escapar y sin perder mucho tiempo, logró que la llevara donde estaba su hijo.

Lo tomó entre sus brazos, y lo besó incontables veces. Miró con repulsión a la cosa que estaba a sus pies mirándola y exclamó.

Que te quede clara una cosa. William es MI hijo. No tuyo. Te mataría aquí mismo, pero no voy a ser como tú. Ron... llévatelo y has con él lo que quieras... – casi escupía las palabras. Se fue caminando hacia donde se hallaban Harry y Draco a decirles que ya todo estaba bien.

Mientras, Thomas temblaba. Y Ron reía.

Esta vez las cosas te han salido mal, amigo... – Le dijo antes de desaparecer con él.

Nunca nadie volvió a saber de Thomas Fudge. Y lo peor fue que nunca nadie pudo saber que fue lo que Ron hizo con él...

O lo que todavía hace...