LA SÉPTIMA LUNA(La noticia)
Ya hacia 3 años atrás, el faraón Ikram, había muerto, y el primogénito del faraón había ascendido al trono. El reino duro solo algunos meses para poder sobreponerse a la perdida de uno de los mejores faraones de su época, el nuevo faraón había logrado que su pueblo avanzara y logro ser aceptado por los gobernantes de otros reinos, los cuales creían que no lo lograría, e incluso el y su tan odiado enemigo, el faraón de Fez, lograron convertirse en grandes amigos; pero no todo era gloria para el nuevo gobernante de Rabat, en el palacio se vivían lo peores momentos entre el y su hermana, la cual no salía de su habitación ni hablaba con nadie, amenos que fuera forzosamente necesario, desde hace ya dos años. Los albinos le había prohibido a todos lo que habitaran el palacio, que hablaran sobre la situación que se vivía en el lugar, ya que no querían que los enemigos de los albinos se enteraran, pero, los únicos que lo sabían aparte de los que vivían ahí eran Yami, Seth, Leyli y Malik, estos últimos dos habían sido los mas cercanos a la albina hasta la muerte de su padre, ambos habían intentado entrar a la fuerza a la habitación de la albina desde que ella se encerró, pero, ella siempre estaba preparada con pociones para evitar que la vieran y así no hablar con nadie. Yami y Seth, no se quedaron de brazos cruzados, comenzaron a turnarse para espiarla por las noches, tal vez así podrían averiguar algo que los ayudara a que ella se lograra salir de ese repentino encierro. Y el faraón Bakura, por el momento no podía hacer nada, ya había sido atacado por una extraña enfermedad, la cual lo mantenía todo el día en cama, y la tristeza de Neelam por no poder salir y saber que era lo que sucedía con su amado pueblo, y más que nada, con su hermano y amigos, la estaba volviendo loca, pero aun así sabia que debía permanecer en ese encierro hasta nuevo aviso, el cual sería dado ese mismo día después que el sol se ocultara. Era el momento, el sol se había ocultado rebelando a un extraño hombre con cabeza de ibis, el cual era muy bien conocido por la albina, ya que desde hace 2 años la visitaba:
¿?: Buenas noches, princesa.
Neelam: ¿Hoy es el día, ya puedo salir y ver a mi hermano?
¿?: Aun no.
Neelam: Y ahora que mas quieres, que dure otro año escondiéndome, estoy harta, quiero ver a mi hermano y a mis amigos. Quiero disfrutar mi vida.
¿?: Un poco de de respeto, quien te crees.
Neelam: Perdón, no quise ofenderte, Thot, pero dime, ¿cuando podré salir y terminar con este horrible encierro?
Thot: En 2 días…
Neelam: Al fin, y explícame ¿por que me querían tener encerrada?
Thot: Sabes bien que te estábamos preparando para tu última misión.
Neelam: Si lo se, pero un momento ¿Por qué última?, yo no sabia eso.
Thot: Sí…como escuchaste, tu eres la elegida para sellar a 3 amenazas que vendrán cuando la luna llena visite las tierras de Egipto.
Neelam: Pero eso es en 7 días…
Thot: Pero no cuentes los días, cuenta las lunas…
Neelam: ¿Qué?
Thot: A partir de hoy comienza el periodo creciente de la luna, hoy es la séptima luna, mañana la sexta luna y así sucesivamente. Es mejor contar las noches, ya que las amenazas llegaran por la noche
Neelam: Entendido…
Thot: Muy bien…pero se me a encomendado entregarte estos 4 pergaminos, que fueron escritos por Ra, padre de los dioses, sigue las indicaciones, y cuídalos bien, por que Sekhmet esta en Egipto y quiere apoderarse de ellos para destruir este mundo.
Neelam: No te preocupes, yo los cuidare con mi vida.
Thot: Se que lo aras…y otra cosa, lamento ser yo quien te diga esto, pero, tu hermano, desde hace ya 9 meses, esta gravemente enfermo, ve con el, te necesita, pero no hables con nadie más hasta la cuarta luna, entendido.
Al desaparecer Thot de la habitación, ante esta noticia, por unos segundos la albina quedó en shock, después tomó los pergaminos, los abrió, leyó, puso todo lo que necesitaría en cajas, ordeno a algunos soldados que llevaran las cajas a la habitación de su hermano y por ultimo se dirigió con su hermano. Al llegar con el, el se encontraba recostado en su cama con el rostro pálido, sus ojos estaban cerrados y su respiración era muy lenta y cortada, ella no soportaba ver a su hermano así, era algo que no entendía, su hermano, el que le proporcionaba la fuerza necesaria para vivir, el que siempre le decía que todo estaría bien, el que ahora se encontraba recostado luchando por su vida, que podía hacer ella:
Neelam: Hermano, ya estoy aquí, perdóname por no haber estado contigo todo este tiempo, pero…
Bakura abrió sus ojos con dificultad, vio a su hermana, en sus ojos mostraba una gran tristeza, la cual lo destrozaba:
Bakura: No…por favor…sonríe, tu eres la…que me trae la felicidad…Nee…lam.
La albina al escuchar las entre cortadas palabras de su hermano, le dedico una sonrisa, aunque algo forzada por la tristeza, era dada con el corazón. Después de ver la sonrisa de la albina, Bakura volvió a dormir, ya que había utilizado todas sus fuerzas para poder hablar. Neelam decidió quedarse al lado de su hermano hasta que mejorara, pero ella sabía que tenía otras cosas que hacer, así que abrió uno de los pergaminos y a pesar que ya lo había abierto antes, no había notado que ese pergamino era una carta en la que Ra le estaba dando un regalo, el cual salvaría a su hermano:
Neelam:
Se por todo lo que has pasado por culpa de todos nosotros, pero sabes bien que eres especial, eres la mejor en pociones, y el amor a tu pueblo y a tu hermano, te convierte en la mujer mas respetada de Egipto. Pero, por lo sacrificios que tuviste que hacer durante un año, a decisión de todos los dioses egipcios, que al enterarnos de la enfermedad de tu hermano, te daremos la cura, pero no sabemos cuanto tiempo tarde en hacer efecto la poción, pero tu hermano se recuperara.
Era la mejor noticia que recibía, desde que supo de la enfermedad de su hermano, pero, era algo extraño, ya que los dioses no daban ese tipo de regalos si pedir nada a cambio, pero por el momento no podía cuestionar a nadie, tenia cosas más importantes que hacer, la cura para su hermano y prepararse para lo que vendría dentro de 7 días, cuando la luna nueva visitara las tierras de Egipto.
LA SEXTA LUNA (Reclutamiento)
En una de las habitaciones del castillo, el faraón Yami, quien, desde la recaída de el faraón de Rabat, había tomado temporalmente el poder del reino, se encontraba solo, dentro de sus pensamientos, recordando uno de los momentos más felices de su vida, pero también uno de los más extraños…
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Neelam entro con furia a la habitación del faraón de Fez:
Neelam: YAMI!!!
Yami: ¿Qué tienes?
Neelam: Quiero que dejes libre a Bakura.
Yami: Estas loca, no lo voy a hacer, a menos que me digas por que proteges tanto a ese ladró.
Neelam: Nunca!!!
Después de estas palabras, Yami solo le regalo una mirada de amor y comprensión, el sabia que ella no resistiría ver esos ojos, los cuales hacían que el rostro la princesa tomara un suave tono rojizo, pero aunque ella adoraba esos ojos que le recordaban tanto a su querido hermano, no diría nada, sin importar cuanto Yami lo intentara, ella no diría nada:
Neelam: Yami, no me veas así, te diría por que defiendo a Bakura, pero no puedo.
Yami: Lo entiendo.
El con esa mirada hacia que todo fuera tan simple aunque no lo fuera. Yami se acerco a Neelam haciéndola retroceder hasta que quedo entre Yami y la pared, pero el seguía avanzando, hasta que la distancia de sus labios era casi nula, el corazón de Neelam palpitaba cada ves mas rápido, pero Yami se detuvo solo un instante para decir "No sabes cuanto he deseado que este momento pasara", después las manos de Yami se encontraban en acariciando la larga cabellera de la princesa, mientras sus labios formulaban un apasionado beso el cual era correspondido por la albina. Después de ese apasionado beso, ambos se miraron a los ojos sin decir nada, se dedicaron uno al otro una sonrisa. Neelam sentía lo mismo que Yami desde hace algún tiempo, ella había perdido toda esperanza de poder tener a Yami a su lado, pero algo o mas bien alguien evitaba que ella correspondiera el amor que tanto había estado esperando, Seth, ella no sabia si lo que sentía era admiración. . . o amor. . . y hasta que sus dudas no fueran resueltas, no pudo hacer nada mas que salir de la habitación dejando a Yami con las palabras que deseaba decirle a su amada princesa.
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Pero, aunque el sabia, que tal ves no era el momento de pensar en el evento sucedido aquel día, no pudo evitar recordarlo. En ese momento, Seth entro a la habitación:
Seth: Señor, le tengo malas noticias.
Yami: ¿Qué sucedió ahora?
Seth: Los sacerdotes del templo de Ra, me informaron que el sacerdote del faraón, había recibido noticias sobre un desastre que ocurriría pronto en estas tierras.
Yami: Y ¿ya hablaste con el tal sacerdote?
Seth: No…
Yami: ¿Qué, por que?
Seth: Por que nos se quien es, de hecho ni siquiera sabia que el faraón de Rabat tuviese alguno.
Yami: ¿Les preguntaste a los demás sacerdotes del templo?
Seth: Sí, pero ellos tampoco saben quien es, recibieron esta noticia por medio de un mensaje enviado por este misterioso sacerdote.
Yami: Entiendo, en ese caso lo único que podemos hacer por el momento es reunir más soldados para proteger el reino. Y tú busca al tal sacerdote.
Seth: Enseguida.
Yami: Seth, antes que te vayas, quería decirte que Mahado y Mana llegan mañana por la noche.
Seth: No se para que vienen, pero estaré esperándolos.
Ambos salieron de la habitación, Seth se dirigió al templo de Ra y Yami se dirigió con el general de las tropas de Rabat, el General Otogi, un hombre de un fuerte carácter, el era de tez morena, cabellos negros y ojos verdes, el era un hombre muy estricto, principalmente cuando se trataba de preparar a sus tropas, el no soportaba la holgazanería. Mientras tanto en la zona de las pirámides, dos esclavos, se encontraban haciendo lo que mejor hacían, descansar; el primero de ellos era de tez morena, ojos castaños y cabellos rubios, su nombre era Jyoonouchi; el segundo, también de tez morena, pero con cabellos y ojos castaños, su nombre era Honda; ambos eran los mejores en todo lo que se empeñaban, pero también eran de lo más holgazanes, en ese momento se encontraban recostados bajo uno de los pocos árboles (o más bien rama) que había cerca, cuando un soldado se les acercó:
Soldado: Ustedes dos, ¿Qué creen que hacen?
Jyoonouchi: Nada, señor.
Soldado: Eso es obvió, ¿Por qué no están trabajando como los demás?
Jyoonouchi: Por que no queremos, no es obvio.
Soldado: Ya veras insolente.
El soldado, estaba a punto de golpear con su látigo a Jyoonouchi, pero en ese momento llegaron el General Otogi y el Faraón Yami:
Yami: ALTO AHÍ SOLDADO
Soldado: Pero señor, este esclavo…
Yami: TE ATREVES A DESAFIARME.
Soldado: No señor, disculpe- se va-
Yami: No pudo haber hecho algo mejor, muy bien eso no importa, ustedes dos –señalando a los dos esclavos- acompáñenos.
Los cuatro se dirigían hacia palacio, y al llegar a este:
Yami: ¿Saben por que están aquí?
Jyoonouchi y Honda: No…
Otogi: Ustedes se unirán a las tropas de Rabat.
Jyoonouchi y Honda: ¡¡¡ ¿QUE?!!! Oo
Yami: Así es, ustedes recibirán un difícil entrenamiento a partir de hoy, ustedes se convertirán en comandantes.
Jyoonouchi y Honda: ¡¡¡ ¿QUE?!!! OO
Otogi: Afuera los están esperando, ya que su entrenamiento comienza inmediatamente que crucen esas puertas.
Cuando ambos amigos salieron, se encontraron con dos soldados que lo guiarían hacia el campo de entrenamiento. Pero, Otogi, aun seguía con sus dudas, ya que como podría ser que dos esclavos sin experiencia militar, se convertirían de la noche a la mañana en comandantes:
Otogi: Señor, no es que dude de usted, pero, ¿usted cree que esos dos, podrán controlar a las nuevas tropas?
Yami: Sí, estoy seguro que esos dos podrán lograrlo, de hecho creo que estarán listos en solo dos días.
Con esas palabras el faraón se marcho.
Pero a los dos esclavos les esperaba arduos trabajos y entrenamientos, pero antes, el general Otogi, les hizo algunas pruebas para saber que tan buenos eran para este trabajo. Se les pusieron estas pruebas, y todas ellas las aprobaron con facilidad, ya fuese en combates o simplemente en sus habilidades con armas, los esclavos las aprobaban como si fuesen expertos, el general Otogi estaba sorprendido de lo que sus ojos veían, como era posible que dos esclavos sin ninguna experiencia, lograran hacer polvo a sus mejores soldados. Pero después entendió que talvez era lo que los dioses querían, así que decidió dejar a un lado todos los entrenamientos, ya que también aprobaron en cuanto a tácticas de batalla, parecían tener la suficiente habilidad y conocimiento para el trabajo, pero, ¿lograrían controlar a las nuevas tropas?
LA QUINTA LUNA(Presentimiento)
Los entrenamientos de las nuevas tropas habían comenzado y los nuevos comandantes eran casi tan estrictos que el general Otogi, quien se imaginaria que ellos eran los holgazanes que nunca obedecieron a nadie mas que a ellos mismos. Hasta el mismo Otogi se encontraba sorprendido el gran esfuerzo que mostraban.
Ese mismo día por la noche, Leyli que se encontraba preocupada por el estado del faraón de Rabat, así que se dirigió a la habitación de este, al entrar a ella se encontró con su gran amiga, la albina a la cual no había visto desde hace dos años:
Leyli: ¡¡¡NEELAM!!!
Neelam: CALLATE –Corre hacia Leyli y le tapa la boca- tu no debes estar aqu
Leyli: ¿Por qué?
Neelam: Por que nadie debe saber que ya salí de mi habitación, de hecho no debería estar hablando contigo.
Leyli: ¿Por qué estabas encerrada?
Neelam: No puedo hablar, por favor vete me vas a meter en problemas.
Leyli: NO, CONTESTAME.
Neelam: Esta bien, pero después te vas. ¿Recuerdas el día que me encerré?
Leyli: S
Neelam: Ese día recibí la visita de Thot, el dios de luna, el me dijo que debía estar aislada durante dos años, por que los dioses me habían escogido para una misión, la cual no me fue revelada hasta el día de ayer, junto con la noticia de que dentro de dos días podría volverlos a ver, o sea se mañana, al único que tengo permitido ver es a Bakura.
Leyli al escuchar la explicación de su amiga, se marcho para no causarle problemas, y continuara cuidando de Bakura. Mientras tanto, a lo lejos se veían dos caballos que iban camino al palacio, uno de ellos llevaba un hombre alto también moreno, llamado Mahado, un gran hechicero y amigo del Faraón Yami, el cual entrenaba a la joven que venia con el, ella era morena de cabellos castaños, llamada Mana. Cuando ambos arribaron al palacio, fueron recibidos por Leyli, Seth y por supuesto Yami:
Yami: Mahado, Mana, me alegra que hayan decidido venir.
Mahado: Gracias por recibirnos, en el palacio, Faraón.
Seth: La verdad no se a que viniste, lo único que sabes hacer es estorbar
Mahado: Mi también me alegra verte, Seth. ¬¬
Leyli: No quiero peleas y menos aquí, mejor entremos.
Yami no pudo evitar notar el repentino cambio de actitud de su hermana, ella que solo hace unas horas se veía deprimida y sin ánimos de nada, ahora se veía feliz y con nuevas ganas de vivir todo lo que vendría.
LA CUARTA LUNA(La sacerdotisa del faraón)
El día estaba apunto de terminar, la cuarta luna estaba a punto de hacer presencia en los cielos egipcios; Yami, Seth y Mahado se encontraban discutiendo sobre lo que vendría, como podían combatir contra algo que no sabían que era en realidad:
Mahado: Faraón, ¿Qué piensa hacer?
Yami: No lo se aun, por el momento ya estoy reuniendo tropas, pero no creo que sea suficiente.
Mahado: Tenemos que encontrar al tal sacerdote.
Seth: ¿Qué crees que he estado haciendo, descansando?
Mahado: Claro, no sabes hacer nada mejor, o sí.
Seth: Cállate, yo no tengo la culpa que esos odiosos sacerdotes no me digan nada, además…
¿?: Señores, guarden silencio, los niños de 5 años se comportan mejor que ustedes.
Yami, Seth y Mahado, voltearon a la puerta, vieron a una joven con ropas egipcias (Como las que usa Ishisu ):
Mahado: -se acerca a la joven- Disculpa, pero no puedes estar aquí.
Yami: Mahado, déjala, ella puede estar aquí.
Mahado: ¿Qué?
Seth: Es la primera vez que vienes a este lugar, ¿estoy en lo correcto?
Mahado: Sí, ¿Por qué?
Seth: Ella es la princesa de Rabat, Neelam.
Mahado: ¿Qué?
Neelam: Déjame presentarme, soy Neelam, princesa de Rabat y sacerdotisa del reino.
Yami, Seth y Mahado: ¡¡¡ ¿QUÉ?!!!
Neelam: Sí, lo que escucharon, soy sacerdotisa.
Mahado: Al fin la encontramos, bueno, yo soy Mahado, hechicero del reino de Fez.
Neelam: Igual que Seth, y ¿Por qué tienen dos hechiceros?
Mahado: Seth no es hechicero, el es solo un sacerdote. ¿De donde saco esa idea?
Neelam: El me lo dijo, pero eso no importa ¬¬
Esa misma noche, cuando todos se encontraban en sus habitaciones, en la habitación de Bakura, en el balcón, Neelam se encontraba observando la luna, cuando un hombre entro a la habitación, Seth, el se acerco al balcón para hablar con la albina:
Seth: Hola Nee…
Neelam: ¿Qué quieres?
Seth: Solo quiero hablar contigo, aun te quiero Neelam, quiero estar contigo siempre…
Neelam: Ja ja ja, No te creo nada, y aparte ya te había explicado que yo no quiero nada contigo, ¿Qué no lo recuerdas?
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Una calida mañana en Rabat, en una de las habitaciones del castillo, Neelam y Leyli se encontraban conversando, cuando Seth y Yami entran a la habitación interrumpiéndolas, Yami le pidió que se fuera, ya que era urgente que ellos hablaran con la albina:
Neelam: ¿Qué sucede?
Yami: Ya lo sabemos todo…
Neelam: ¿Todo sobre qué?
Seth: Has estado saliendo con los dos al mismo tiempo…
El rostro de Neelam solo mostraba una pequeña sonrisa, la cual no era vista por ninguno de los dos presentes, ya que ella estaba de espaldas, pero no tardaron en darse cuenta, ya que cuando ella se dio la vuelta para ver los furiosos rostros de ambos chicos, la pequeña sonrisa se convirtió en carcajadas por parte de la albina:
Neelam: Ja ja ja, Realmente creyeron todo, se nota que no me conocen, que tontos son al creer en el amor, ese tipo de amor NO EXISTE es solo una gran farsa, a la única persona que realmente voy a querer es a mi hermano y mis padres, por que el amor de familia es el único que existe, así que si querían una respuesta, esa es mi respuesta, no quiero a NINGUNO, por que yo nunca me enamorare de nadie…
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Neelam: Y dime como quieres que te crea después de que me entero que no eres quien decías ser, ves por que no creo en el amor, solo son farsas…Ahora vete no quiero hablar contigo…
Seth: Pero…
Neelam: Quiero que te vallas…
Seth no dijo nada más, solamente se marcho, pero antes de irse, noto cuatro calderos con sustancias extrañas, pero, no les tomo ninguna importancia y continúo con su camino.
Continuara…
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Hannah: Después de mucho batallar, lo termine.
Neelam: Que corto.
Hannah: Mentirosa, ahora no estuvo tan corto. A propósito, el Dios Thot, es el dios de la Luna y medidor del tiempo, escriba de los dioses, señor de la magia y la sabiduría. Y La Diosa Sekhmet, es la diosa de la guerra y de las luchas.
Neelam: Esta niñita insistió en explicar.
Hannah: Oye no quiero dejar a nadie con dudas. Bueno basta de charlas, comencemos con los reviews.
