Disclaimer: El lindo seudo-ángel no me pertenece (que más quisiera yo). Tampoco me pertenece la Divina Comedia de Dante, ni Fausto de Goethe, ni el Mustang que está estacionado allá afuera (QUE MÁS QUISIERA YO!!!!), de hecho, hasta la blusa que traigo es prestada. Aclarado todo lo anterior, procedo.
SEGUNDA PARTE: El Infierno
Capítulo I: La Antesala del Infierno
-- Bien, hemos llegado
-- ¿Se... segura que no pasará nada? -- pregunta tembloroso el seudo-ángel finido.
-- No, no pasará nada. Pasará mucho.
-- TT-TT no quiero entrar ahí...
-- n-nU no será taaan malo
-- TT-TT
-- n.nU ya estás muerto, ¿qué más puedes perder?
-- TT-TT me odias
-- claro que no! "Te quiero, te amo, te adoro... y te idolatro" (n/a: ... no sé ni como se llama ni quien la canta ni quien la compuso.)... pero la lista de espera siempre ha sido demasiado larga y tú nunca hiciste nada en vida para acortarla.
-- TT-TT no quiero entrar ahí
-- ¬¬# pues te aguantas, recorcho!
-- TT-TT pero es que yo no tengo nada que hacer ahí...
-- ni tenías nada que hacer en el libro, ni tenías nada que hacer en las cantinas, ni tenías nada que hacer en una discoteca, ni tenías nada que hacer en tu propio funeral.
-- TT-TT pero... pero...
-- sin peros! Sé hombre, maldita sea!
-- ¬¬#...
¿Ven cómo sí me odia? Me maltrata demasiado, y yo, inocente como soy yo, nada le he hecho nunca, y ella se ensaña conmigo por Clow sabe qué razón, y lo hace frente a ustedes, y ustedes no hacen nada para evitarlo, y...
... disculpen esa interrupción. ALGUIEN me arrebató el libro y se puso a escribir incoherencias.
-- Yue... no seas chilletas, que no ganas nada! Desde que moriste, y desde que inocentemente aceptaste que te guiara, estás a mi merced, y si quiero que te quedes a asustar en una casa de citas, lo harás, so-esto y so-aquello!! Faltaba más!!
... parece resignado, pero muy molesto. Si antes hablaba poco, ahora no habla nada. Pero tendrá que hablar. Hemos llegado a la Antesala del Infierno, y si todo sale como he planeado, podré encasquetárselo a algún demonio cualquiera que le dé un tour, y luego lo recogeré. Sí, tal vez.
Ahí está la recepcionista. Como siempre, leyendo revistas de chismes. Como siempre, habrá que despertarla de su ensimismamiento.
-- Ejem...
-- ¿sí? -- levanta la mirada con desgana
--Este individuo -- señalo a Yue -- vino a su recorrido reglamentario.
-- El elevador está por allá -- responde con un además incierto. No entiendo. Ya sé dónde queda el elevador. Pero... oh, no... ¿acaso pretende que yo le dé el recorrido? Me mira con burla. Sí, eso es lo que pretende. Saca el libro de visitantes, y nos entrega una pluma. El inocente de Yue firma. Pero si esta sujeta cree que va a quedar constancia de que me hizo hacer algo que no me correspondía, se le sebó, pues conozco el seudónimo perfecto para estas ocasiones: Ianni Tzingas. Así pues, Yue e Ianni Tzingas fueron al elevador, y el seudo-ángel finido no pudo evitar percatarse de que por todas partes había personas siendo devoradas por insectos. Puedo ver en su cara el asco.
--¿Qué... qué hicieron? -- pregunta por fin, una vez entramos al elevador.
-- Nada -- le responde un demonio que estaba adentro.
-- ¿Entonces por qué...? -- vuelve a inquirir el finado
-- Porque su vida fue tan mediocre que no merecen ni el limbo, ni el infierno, ni el cielo ni la reencarnación. -- le contesta. Sé que he visto a este sujeto en algún otro momento, en algún otro lugar... pero claro!
-- ¿Mefistófeles? -- acierto a preguntar
-- el mismo -- responde
-- OoO vaya... mi ídolo... ø-ø ¿me das tu autógrafo?
-- claro -- contesta, y firma al reverso del gafete de visitantes. -- y bien... ¿qué hace este inocente muchachillo aquí?
El inocente muchachillo se niega a hablar. Creo saber por qué: si admiro a Mefistófeles es por algo, y seguramente es porque es peor que yo. Así pues, la obligación de responder ha sido relegada a mí.
-- viene a su recorrido reglamentario
-- Excelente! Siempre he querido dar uno de ésos! Empecemos -- presiona el botón del Primer Círculo, que en la conmoción todos habíamos olvidado. Se queda viendo a Yue y reflexiona en voz alta -- aunque este pobre inocente quizá no tenga estómago para aguantarlo. Pero no te preocupes, invariablemente, dudo que tengas que quedar en alguno de los Círculos, caso de que quieras quedarte aquí. Lo más probable es que se te asigne un lugarcillo en la zona residencial... -- el elevador se detiene y se abre la puerta. Mefistófeles empieza a recitar, divertido, como si fuera un elevadorista de tienda departamental gringa. -- Primer Círculo, El Limbo, que ya conoces. Aquí está la crème de la crème del mundo en nuestra amplia y espaciosa zona habitacional. -- la puerta se cierra y seguimos descendiendo. Mefistófeles suelta una risilla pícara y prosigue con su soliloquio -- aunque tal vez si haya un huequito para ti en el siguiente círculo, porque no hay nadie que no haya sentido lujuria alguna vez en su vida.
Yue apretó los labios y frunció ligeramente el ceño. ¡otro depravado como Clow! No pude evitar reírme.
-- discúlpalo, Oh Gran Mefisto, por ser más inocente que una paloma recién nacida. Fue criado a la viejísima usanza. Ahora que... si no fuera tan puritano-
A partir de aquí, es Mefistófeles quien les narra, porque ha ocurrido un pequeño... accidente. Sucede que, habiendo llegado al Segundo Círculo, la puerta se abrió y un huracán jaló a su anterior narradora hacia el interior del Círculo, dejando dentro del elevador la Necrografía.
Dado que considero lo más apropiado dedicar un capítulo a cada círculo, este capítulo debe terminar aquí.
