Capítulo II: El Tercer Círculo del Infierno.

Revisando el contenido de este escrito, me convenzo de que este chico no debería estar aquí. Si no estuviera muerto, le daría un infarto. Pero reglas son reglas.

-- Hemos llegado al Tercer Círculo -- le informo, y camino hacia el interior

-- Ah

-- ¿Qué esperas? -- le pregunto desde la puerta del elevador

-- ... ¿vamos a entrar? -- ... supongo que está escandalizado.

-- pues claro

-- pero no entramos a los dos anteriores

-- porque uno ya lo conoces y del otro no podrías salir ileso.

-- ... no quiero ir ahí...

-- vienes conmigo, ¿qué te puede pasar?

... su cara es una respuesta muy elocuente. Pero quiéralo él o no, vamos a entrar.

-- en el Tercer Círculo del Infierno están los condenados por la Gula. Si miras a tu derecha, verás un trío de rechonchos. Si miras a tu izquierda, verás más rechonchos. De hecho, sin importar a donde voltees, verás rechonchos.

-- se ven cansados -- comentó Yue

-- si tienes suerte, verás por qué. -- el inocente arquea una ceja -- en realidad, no nos iremos hasta que lo veas. Ven

Nos dirigimos hacia el trío de rechonchos que se ubicaba a la derecha.

-- ¿qué hay? -- saludo. Como única respuesta, me miran fulminantemente y siguen jadeando. -- ¿arrepentidos? -- ironizo. Insisten en su actitud. -- Les ordeno contestar, o llamaré al cachorrito. ¿cuál fue el alimento que los condenó?

-- Los Pasteles -- respondió uno

-- las pastas -- respondió otro

-- los dulces -- respondió el tercero

-- qué niños tan obedientes son. Digan, ¿cómo la pasan aquí?

Silencio, pero su expresión es suficiente respuesta.

-- ...creo que eso es todo, gracias. -- me volví hacia Yue -- ¿conoces a alguien digno de estar en este círculo?

-- Kerberos, sin duda -- me respondió. Tomé nota.

Llevé a Yue a un lugar a prudente distancia de aquellos 3. Justo a tiempo, porque entonces llegó el célebre Can Cerbero a cumplir su misión

-- ¿qué dem...? -- se escandalizó Yue al ver como eran devorados los glotones.

-- en fin! ya viste todo lo que tenías que ver -- le dije, y lo llevé casi arrastrando de regreso al elevador.