EL DESTINO DE LOS DIOSES

-¿A dónde vamos?- preguntó Tomoyo inocentemente sin entender el secretismo que llevaban sus tres amigas.

-Será mejor que no digas nada ni hagas ningún tipo de ruido, podrían oírnos- dijo Sig, que se había puesto al mando de ese grupo de cuatro valquirias que iban escondiéndose de sombra en sombra para no ser vistas.

-Si se enteran de esto nos matan, no sé por qué os dejo hacer estas cosas- se quejó la que en apariencia parecía la más cauta del grupo.

-Oye Hild, ¿para que has venido con nosotras si no apruebas nuestra pequeña aventura?- le preguntó sarcásticamente Gud. Hild no podía decir nada en frente a eso y creyó más oportuno callarse para que sus amigas no siguieran haciendo burla de ella.

Las cuatro siguieron andando lentamente y siempre vigilantes. Ya hacía tiempo que habían dejado atrás lo que eran sus dependencias, enfrente de ellas se levantaba la majestuosa silueta de un gran palacio. Con la oscuridad de la noche no se podían observar muy bien los detalles pero se veía que era una construcción muy lujosa. Todos los accesos estaban cerrados, a primera vista parecía que era una construcción impenetrable.

-Mira Tomoyo, éste es el palacio de Odín- dijo Gud indicando con el dedo el palacio-. ¿Es hermoso verdad?.

-Sí, lo es- respondió Tomoyo maravillada ante el palacio-. Pero pensaba que nadie podía entrar a no ser que fuera invitado por Odín o residiera en el palacio.

Sig y Gud empezaron a reír bajito ante las palabras de Tomoyo, Hild no pudo hacer más que negar con la cabeza ante la estupidez que estaban a punto de hacer. Ya se habían metido en algunos líos antes pero este era el más peligroso de todos, además, creía que no era bueno iniciar a Tomoyo en esos actos.

-No estás mal informada Tomoyo- contestó Gud-. Pero un día Sig y yo estábamos observando las defensas del palacio y nos dimos cuenta que hasta los dioses cometen errores.

-Sí- se unió Sig a la conversación-. Detrás de una gran estatua en honor a los dioses hay una pequeña grieta por donde se puede pasar hacia el interior. Es muy estrecha pero seguro que pasamos.

Tomoyo se sorprendió ante la respuesta que le dieron. Era fascinante ver como sus dos nuevas amigas buscaban una respuesta para todo. Se veía que habían planeado esto desde hacía algún tiempo. Pero a la vez eso le asustó un poco, no sabía si era correcto desobedecer las órdenes de los dioses tan directamente. Sería mejor preguntarle a Hild, ella sabría si entrar en el palacio tendría consecuencias terribles para ellas. Le dirigió una mirada interrogante a la chica y ésta entendió perfectamente la duda que había en sus ojos.

-Ya has adivinado que esto está prohibido- dijo Hild intentando contestar a todas las dudas de Tomoyo-. Si nos pueden castigarnos de una manera muy severa e incluso nos pueden encarcelar. Lo único que puedo decirte es que no van a matarnos.

-Si, no van a matarnos; a no ser que sea Sakura quién nos encuentre- dijo riendo Sig-. En ese caso nos castigaría por desobediencia y vete a saber qué mas. Nadie sabe que es lo que pasa por la cabeza de la jefa.

-Cierto, nadie lo sabe- dijo Gild-. No hace mucho que ha conseguido ese cargo, pero con el poco tiempo que lleva ya ha cambiado muchas normas. Antes éramos más libres pero ahora estamos bajo una disciplina de hierro. Nadie se queja, nosotras somos las únicas.

Tomoyo sonrió, enseguida entendió por qué ellas eran las únicas que no estaban de acuerdo con una mayor disciplina. Esas chicas eran indomables, tenían un espíritu muy inquieto. Aunque Hild quería parecer que era mucho más seria que las otras dos, enseguida se veía que también tenía esa curiosidad y ganas de romper las normas. No hacía mucho que las había conocido, pero como le habían ayudado en un momento en el que pensaba que todo estaba perdido se habían convertido en inseparables. En unos segundos Tomoyo ya era parte de ese grupo. La trataban como una igual aunque no hacía mucho que había sido nombrada una valquiria.

-Ya no hablemos más y vamos hacia adentro- dijo Sig impaciente.

Las otras asintieron y se acercaron a la grieta que les permitiría entrar en el gran palacio. Ésta era muy estrecha pero podían pasar. Había un momento en que se tenían que agachar para poder atravesar el espacio que tenían. Parecía que nunca nadie había entrado por ahí, las paredes estaban nuevas y no había ni una roca ni nada que se hubiera podido caer por la pared. Ciertamente, al ver esa grieta, se podía estar de acuerdo que eso fue un fallo por parte de los dioses. Estaba muy bien disimulada pero si se buscaba porque ya se conocía el sitio donde se encontraba era mucho más visible.

Una vez adentro siguieron andando sigilosamente unos metros más hasta llegar a un pasillo oscuro. Era muy ancho y parecía uno de los pasillos principales. Gild se paró un rato y parecía que estaba pensando en algo que había visto antes. Cerró los ojos durante un rato y al abrirlos una sonrisa se asomó por su rostro.

-Es por ahí- dijo indicando una de las múltiples ramificaciones que salían del pasillo.

-Tengo una pregunta- dijo Tomoyo inocentemente parando a las chicas que estaban a punto de emprender de nuevo la marcha. ¿Se puede saber a dónde vamos?, yo no estaba cuando hicisteis el plan y no sé exactamente que estamos haciendo.

-¡Es cierto!- dijo Gud mientras se daba un golpe con la palma de la mano en la cabeza-. Aún no te lo hemos dicho- dijo riendo.

-Es que parece que hace años que estamos juntas- contestó Sig también riéndose-. Vamos a ver el árbol sagrado del palacio de Odín.

Esas simples palabras escandalizaron a Tomoyo. Ahora sí estaba segura de que esa aventura era mucho más peligrosa de lo que parecía hacia un segundo. Ése era el árbol que daba la vida a todo Asgard y nadie podía acercarse a él a no ser que tuviera un permiso de Odín. Más o menos igual que con la entrada a su palacio. Pero se habían escuchado diferentes historias donde se habían condenado a muerte a diferentes personas que habían intentado llegar hasta el fresno sagrado.

-Tranquila, nos necesitan- intentó calmarla Hild-. Las valquirias somos demasiado importantes para Odín para que piense en matar a una sola de ellas.

-Espero que sea cierto- murmuró Tomoyo mientras seguía a las chicas que ya se habían encaminado hacia su meta.

Siguieron el largo pasillo en silencio, tenían suerte de que no había nadie que rondara por allí. Al final del pasillo se encontraron con una puerta de plata con motivos muy hermosos de decoración. No había palabras suficientes para expresar la enorme belleza que mostraba esa puerta. Al llegar allí se dieron cuenta de que algo había fallado, la puerta estaba entreabierta.

-Había oído decir que nunca se cerraba esta puerta- dijo Tomoyo recordando cosas que había leído en algún sitio-. Se ve que lo hacen porque si se cerrara la puerta este mundo caería en las tinieblas y nunca más volvería a reconstruirse.

-Vaya, nunca había oído algo así- dijo Hild pensativa-. Pero supongo que tienes razón.

Ahora, más tranquilas entraron por la puerta. Apareció un enorme jardín de diferentes colores, pero lo que más destacaba era un enorme y precioso árbol que estaba justo en el centro. Era de colores plateados, no se parecía nada a ningún otro árbol conocido. A sus pies brillaba una pequeña fuente de agua cristalina. La vegetación a su alrededor era muy abundante. Realmente, se podía decir que el peligro que corrían valía la pena para poder admirar esa enorme belleza.

Pero tuvieron poco tiempo para poder admirar el jardín. Unos pasos sordos resonaron en el pasillo. Alguien estaba yendo hacia allí, era mejor esconderse. Tuvieron mucha suerte al ser un jardín tan frondoso, ya que así podían esconderse sin ser vistas, el peligro se encontraba en poder llegar hasta allí, pero una vez dentro no se podrían dar cuenta de que estaban si no hacían mucho ruido.

Desde su escondite podían ver perfectamente la puerta. Sig y Gud estaban contentas ya que así harían su travesura aún mayor. Se podía decir que estaban espiando a la persona que entrara por allí. Al poco tiempo una silueta entró y observó el árbol y la fuente, se sentó en el suelo y parecía que estaba meditando. Era una mujer vestida con unas telas semitransparentes de color aguamarina. Llevaba el pelo suelto. Las chicas que estaban escondidas se sorprendieron ante la vista de su jefa, nunca antes habían visto a Sakura en otro atuendo que no fuera su armadura o su ropa de entrenamiento. Entonces, comprobaron que lo que se decía de ella era cierto: vivía con los dioses e iba vestida como ellos. Su figura reflejaba una gran nobleza y parecía pertenecer a la raza de los dioses, aunque ella no tenía nada que ver con ésta. Su rostro seguía tan impenetrable como siempre.

Las cuatro chicas permanecieron muy silenciosas en su escondite temiendo ser descubiertas. Si su jefa se daba cuenta de su presencia iban a ser castigadas muy duramente, y ninguna de ellas quería trabajar forzosamente durante mucho tiempo. Lo mejor sería quedarse quietas y esperar a que ella se fuera de allí.

Descubrieron que no tenían la suerte de su lado cuando se escucharon más pasos que iban hacia el jardín. Eso iba a entretener a Sakura durante más tiempo. Esos pasos pertenecían a un hombre de proporciones muy precisas y que tenía una enorme belleza. Sin duda era uno de los dioses por el tipo de vestimenta y el porte que llevaba.

-No esperaba encontrarte aquí, joven Sakura- dijo el hombre con una hermosa sonrisa en su rostro-. ¿A qué se debe tu visita a este sitio sagrado?.

-Vengo todas las noches aquí para meditar- contestó Sakura mientras se levantaba y saludaba de manera cortés-. Hoy también tengo que reunirme con la señora Freya.

-¿Con Freya?- preguntó el hombre-. Como hace pocos días que estoy por aquí no he tenido mucho tiempo para venir a ver el árbol, ciertamente es un lugar muy hermoso. Espero poder disfrutar los pocos días que voy a pasar por aquí.

Sakura no hizo ningún gesto y se sentó otra vez para meditar en el mismo lugar donde estaba antes. No prestó más atención al hombre que le acompañaba. Iba pasando el tiempo y ese hombre intentó dar un poco más de conversación a la chica.

-Estoy algo aburrido, ¿podemos charlar mientras que Freya no llega hasta aquí?- preguntó haciendo que Sakura perdiera la concentración. Ella hizo un gesto de indiferencia pero asintió-. Vamos, explícame algunas cosas de ti, antes ya vimos que eres muy eficaz, sin duda Freya hizo una gran tarea entrenándote. ¿Cómo fue que ella te puso bajo su tutela? No es muy normal que los dioses cojamos a los habitantes del Ásgard y los entrenemos.

-Si quiere una respuesta concreta será mejor que se lo pida a Freya, nunca me ha comentado mucho acerca de ese asunto- contestó Sakura cortante. La verdad era que ella tampoco se había interesado mucho en conocer sus orígenes, sabía que la diosa la había encontrado cuando era muy pequeña y la había empezado a entrenar hasta que consiguió convertirse en la jefa de las valquirias. No le importaba nada más que hacer correctamente su trabajo, aquello por lo que había sido entrenada durante toda su vida.

-No quise ofenderte, veo que la pregunta no es de tu gusto. Mejor intentemos cambiar de tema- dijo el hombre intentando ser reconciliador-. Te vi luchar esta mañana, realmente eres muy fuerte.

-Gracias- dijo Sakura delante del cumplido-. He sido entrenada desde pequeña y controlo todas las armas con las que se puede luchar. Nunca he sido vencida en ningún combate, entrenamiento o pelea.

-Sí, veo que estás muy segura de tus posibilidades- dijo pensativo el dios observando a la chica hasta el más mínimo detalle-. Si no te molesta te daré un consejo, aunque hasta ahora no hayas conocido a ningún rival que esté en tu nivel ve con cuidado, nunca te confíes.

-Gracias por el consejo pero no lo necesito- dijo Sakura sin intentar esconder su orgullo-. Sé lo que hago.

-Sólo ten estas palabras presentes: uno de estos días serás vencida, entonces será el principio de tu fin- dijo el hombre adoptando una pose misteriosa al pronunciar lentamente estas palabras-. También recuerda que cuando eso pase yo estaré ahí para ti si necesitas a alguien que quiera consolarte.

Sakura lo observó entrecerrando los ojos. No sabía a qué venían esas palabras, habían sonado muy misteriosas pero decidió que no le haría ningún caso. Se conocía perfectamente y sabía que nunca nadie podría vencerla, ella era la mejor guerrera de todo el Ásgard, incluyendo a los hombres que estaban al servicio de Odín, y tenía a todos los dioses que se inclinaban delante de ella pidiendo su ayuda cada vez que había algún problema.

Aún no había tenido tiempo para contestarle cuando otra persona apareció en el recinto. Allí estaba Freya que había llegado un poco tarde a la reunión que había concertado con su antigua pupila. Al ver al hombre se sorprendió un poco, no era normal que él visitara aquél lugar, tampoco le dio buena espina el hecho de que hubiera estado hablando con Sakura.

-Vaya Loki, que sorpresa encontrarte aquí- dijo ella sonriendo.

-Yo ya me iba Freya- contestó Loki cortésmente-. Os deseo una buena noche a las dos. Recuerda lo que te he dicho- dijo mirando directamente a Sakura.

Después de esto el hombre salió lentamente de la habitación. Las dos mujeres se quedaron calladas un rato hasta que Freya se decidió a romper el hielo.

-¿Qué hacía él aquí?- le preguntó a Sakura.

-Ha venido a ver el árbol sagrado- contestó ella de manera simple, ése no era el tema para el que habían quedado-. Respecto a lo que te había dicho para citarnos aquí, quiero que me expliques porque has llevado a la chica llamada Tomoyo esta mañana para convertirse en una valquiria.

-Ah, sí, para eso habíamos quedado en hablar.

Tomoyo sintió como empezaba a temblar completamente, no estaba segura si podría escuchar como la criticaban durante mucho tiempo. Tenía la impresión, ahora más que nunca, de que su nueva jefa no había estado muy feliz con su llegada. Al notar su nerviosismo, sus amigas corrieron a intentar animarla sin hacer el menor ruido. Seguro que la charla que estaban a punto de oír no sería de su agrado.

-Cuando estaba paseando por la ciudad vi que habían traído esclavos para vender- empezó explicando Freya-. Después de fijarme en los cuatro que estaban expuestos me fijé en ella y descubrí que tenía un brillo especial en la mirada, eso me hizo recordar el día en que te encontré, tu tenías ese mismo brillo- seguía explicando mientras estaba recordando esos momentos de los que estaba hablando-. Entonces pensé que podría llegar a ser tan buena como tú.

-Creo que te has equivocado- gruñó Sakura al ver que Freya intentaba encontrar a alguien que pudiera llegar a ser su sustituta-. La he estado observando toda esta mañana en el entrenamiento y no ha logrado hacer ningún movimiento que pudiera considerarse medianamente bueno. ¿Cómo pretendes que me la lleve a Midgard? Así no podrá hacer nuestro trabajo, la van a atacar fácilmente y será vencida.

-No puedes juzgarla sólo al haberla visto un día- la recriminó Freya-. Espero que no entiendas que intente buscarte a una sustituta, tú siempre serás la mejor, fuiste mi niña, sabes que te quiero como si fueras una hija propia.

-¿Por qué me dices eso?- preguntó Sakura.

-Sólo quiero que entiendas que debes darle una oportunidad a esa chica. Hace poco que te has convertido en la jefa de las valquirias y ella será la primera que vas a entrenar personalmente desde el inicio. No todo el mundo nace aprendido, debes saber que cuando te encontré parecía que no lograrías sobrevivir más de dos días, pero al final has llegado hasta lo que eres, la guerrera más poderosa que conozco.

-Loki me ha preguntado qué fue lo que hizo que tú me acogieras y me entrenaras- dijo Sakura intentando cambiar de tema, no le gustaba que la hicieran sentir débil.

-¿A si?- dijo Freya extrañada-. Eso no es de su incumbencia, supongo que no le habrás contestado.

-¿Cómo podría hacerlo si ni siquiera yo conozco la respuesta?- respondió Sakura.

-No puedes darme la culpa de eso a mí. Nunca has querido que te explicara nada sobre tu pasado.

-Tampoco es necesario que lo sepa- contestó Sakura un poco enfadada-. Lo único que importa es lo que soy ahora.

-Sí, será mejor para ti que algunas cosas de tu origen queden en la sombra- explicó Freya suavizando un poco su mirada-. Te he entrenado lo mejor que he podido y creo que he hecho un buen trabajo, desde que te conozco no has dejado de sorprenderme. Aún así pienso que cometí un pequeño fallo en todo este tiempo, nunca has aprendido a tener compasión y a entender lo que son los sentimientos y cómo funcionan. Espero que eso no sea un problema para ti. ¿Le darás una oportunidad a Tomoyo?.

Sakura asintió con la cabeza como respuesta. Lo que le había dicho Freya era cierto, no podía juzgarla el primer día. Pero aún así había algo que no le terminaba de gustar mucho acerca de esa chica aunque tampoco sabia a ciencia cierta lo que era. Ya tendría tiempo para descubrirlo.

-Oye Sakura- dijo Freya antes de salir por la puerta del jardín-. Ten cuidado con Loki, es muy astuto y casi nunca se puede saber lo que trama. Prométeme que no te vas a fiar mucho de él- en su voz se notaba su preocupación.

Sakura asintió de nuevo como respuesta. No tenía que temer por ese Loki, todo lo que le había dicho eran tonterías y estaba segura de que se podría cuidar sola. No necesitaba la ayuda de nadie, nunca le había hecho falta ni la compasión ni nada de ninguna de las pocas personas que la habían rodeado y ahora todo seguiría igual. Al poco tiempo consideró que su meditación ya había terminado y se levantó de su posición. Su sombra se perdió en la oscuridad del pasillo lentamente.

Sólo entonces las cuatro mujeres que seguían escondidas lanzaron un suspiro de alivio. Habían conseguido pasar la prueba sin ser vistas. Realmente esa aventura había sido arriesgada pero ahora estaban orgullosas de ellas mismas por conseguir que les saliera bien.

-Bueno Tomoyo, puedes estar contenta por lo que ha dicho Freya de ti- dijo Hild dándole una palmada en el hombro mientras estaban a punto de llegar al agujero que había en la pared y las traería al aire libre donde estarían a salvo de nuevo-. No se le oye decir alabanzas muchas veces de nadie.

-Sí, lo estoy- dijo Tomoyo mientras notaba como sus mejillas se encendían mostrando su vergüenza.

Gud y Sig también felicitaron a Tomoyo y le dijeron que no se preocupara por Sakura, que seguro que pronto se convertiría en una guerrera muy fuerte.

-Quién sabe- dijo Sig risueña-. Puede que la persona que logre vencerla seas tú.

Las otras tres la acompañaron y empezaron a reír. Ciertamente eso no lo sabía nadie, no estaban seguras si las palabras del dios se tenían que coger al pie de la letra o se podría haber equivocado. Por ahora sólo podían hablar de lo que habían oído y hacer hipótesis de lo que podría o no podría pasar.

Notas de la autora: Aquí está el próximo capítulo de esta historia, espero que puedan disfrutarlo!.

También me gustaría disculparme por la tardanza, pero es que tengo muchas ideas en la cabeza pero me cuesta algo más escribirlas, además que intento que hacer un buen trabajo. Estoy dando lo mejor que puedo para intentar que esto quede bien. Aunque me tarde mucho, os aseguro que algún día voy a terminar la historia, no me gusta dejar las cosas a medias. Otra cosa diferente es el tiempo que me va a traer hacer eso... Espero que me comprendan.

También decir que estoy muy contenta! por fin me habéis dejado mensajes! Realmente os puedo decir que eso ayuda mucho a seguir con más entusiasmo, espero que sigáis así y todos vosotros me dejéis un pequeño comentario, jeje.

Os doy las gracias de manera especial a: Sakura-Card-C, delia, lin-lun-lan, Selenne Kiev, Laury chan, Lizbeth y Celina Sosa. Gracias por vuestros ánimos. Espero que este capítulo sea lo bastante bueno para recompensar la larga espera, jeje.