Muchas gracias por todos los reviews, es muy importante para mi que opinen sobre mi fic que estoy haciendo con tanto cariño y esfuerzo.
Veré que hago con lo del concurso, se me hace muy interesante.
Capitulo 4: Lluvia de pétalos.Con el corazón acongojado, una postura erguida y las dos manos sobre el regazo, Sora Naegino miraba, sin observar realmente, como May le demostraba un nuevo paso de danza. Su mente divagaba entre los recuerdos, el presente, y el futuro.
El rostro de Yuri Killian volvía con la velocidad de un rayo cada vez que lo quería apartar de sus pensamientos.
Sora- san- May la observaba con ambas manos en la cintura, su entrecejo fruncido atestiguaba su enfado.
¿Qué sucede May- Preguntó con inocencia Sora, las comisuras de su boca temblaban intentando crear una sonrisa.
Oh, nada!...- Respondió May fingiendo tranquilidad y relajando su rostro para después contraerlo en una mueca de disgusto- Simplemente me siento una inútil aquí, danzándole a la nada.
¿Qué dices May? Sí yo te eh estado observando desde que tomaste el abanico- Mintió Sora mientras le dedicaba una dulce mirada, esta expresión era la mas falsa que se había posado en el joven rostro de la aprendiza.
Nunca eh tomado el abanico- Ahora el fruncido de su ceño se profundizó, para probar que no mentía le mostró sus delicadas manos, nada había en ellas mas que el sudor de quien a estado practicando un largo rato.
Lo siento tanto, es que ando tan distraída...- se excusó mientras toda la sangre de su cuerpo se juntaba en las antes pálidas mejillas.
Si, todos nos hemos dado cuenta, inclusive los mas importantes clientes...- La hermana mayor de Sora, Layla, una reconocida geisha, hizo presencia entre las dos aprendizas. Layla realmente no era la hermana de Sora, no de sangre. Este nombre se utilizaba a las que les enseñaban a las aprendizas, y mediante una ceremonia era como se lo ganaban.
Layla san- Se sorprendió Sora mientras hacia una profunda reverencia, quizás algo exagerada.
¿Cómo has podido dejar así a Yuri Killian- El rostro de la experimentada Geisha estaba aún mas furibundo de lo que había estado el de su amiga May. Se llevó una mano a su rubio cabello mientras se acomodaba sus arreglos. – Te mataría, de no ser porque el joven ruso a quedado encantado contigo.
Sora se quedó atónita, ahora el rojo de sus mejillas era realmente intenso, sentía como sus orejas se calentaban y sus manos sudaban.
Es en serio Layla san- La muchacha de cabellos rosados no cabía en su sorpresa. Una grande y verdadera sonrisa apareció en su rostro.
Sí, lo es, y no puede esperar mas para ver tu rostro. – Layla sacó de su peculiar Obi, que consistía en extraños trazos uniformes y una gran variedad de colores, un diminuto paquete envuelto en fino terciopelo, se lo tendió a Sora mientras sus ojos azulados lanzaban destellos de alegría, algo raro en ellos.
La joven aprendiza comprendió que el regalo era de su extranjero y lo tomó, estrechándole entres sus brazos, May, quien había permanecido en silencio y fuera de escena en todo ese tiempo, se abalanzó hacia ella, rogándole que lo abriera.
Mientras Sora desataba el fuerte nudo que envolvía el terciopelo, el rostro del ruso apareció en sus pensamientos, esta vez no lo expulsó. Deseaba verlo. No por el regalo, ella no era alguien materialista, sino porque recordó su amabilidad y jovialidad. Sintió como sus recuerdos comenzaban a convertirse en lo que eran y siempre debieron haber sido, recuerdos.
Es hermoso- soltó May mientras lo contemplaba con sus ojos azul oscuro.
Sora lo observó con la misma admiración que la joven de cabello azules, lo tomó entre sus manos para verlo de cerca. Era un collar hermoso: La cadena estaba forjada en plata, igual que el dije, esta tenía la forma de muchos pétalos de cerezo en hilera, con diminutos brillantes en cada uno de ellos, mientras que el dije era una hermosa flor de cerezo, la cual en el centro tenía un rubí.
Creo que en todos mis años de geisha nunca eh visto algo semejante...- comentó Layla mientras lo examinaba de cerca.- Vamos, póntelo.
No, preferiría que él lo hiciera...- respondió simplemente la aprendiza mientras lo depositaba en la pequeña cajita forrada en terciopelo, la tocó sintiendo el suave género acariciar sus delgados dedos.
Me parece bien, Yuri te espera ahora mismo en la plaza frente al lago...- Layla la despidió con una pequeña reverencia, al igual que May.
Sora corrió tanto como su estrecho kimono le permitía, lo levantó, dejando ver su enagua plateada, su kimono era azul y estaba bordado en hilos de plata, los cuales dibujaba hojas cayendo en un lago, donde se dibujaba la onda que dejaba la hoja al caer. Sacó la cajita de su obi plateado, bastante simple. Antes de llegar al punto de encuentro se palpó el largo moño para cerciorarse de que estuviera en su lugar.
Sora, pensé que no vendrías por un momento...- La saludó Yuri mientras se levantaba del pequeño banco situado bajo un árbol de cerezos, todo el lugar estaba bañado en pétalos de dicho árbol.
Konnichiwa Yuri san- Sora hizo una profunda aunque tímida reverencia. Su cuerpo se cubrió de una increíble calidez cuando Yuri tomó una de sus manos para besarla.
Puedo ver que has traído mi regalo…- comentó Yuri al soltar la mano que antes había besado y observar la otra, que sostenía con fuerza una caja de terciopelo. - ¿Fue de tu agrado?
Nunca nadie me ha dado algo tan hermoso. Es más, nunca nadie me ha regalado nada, yo soy una aprendiza algo torpe y tímida no suelo gustarle a los hombres, así que…- Yuri la calló posando una de sus pálidas manos sobre los rojos labios de Sora, no lo importó llenarse del carmín que reposaba sobre ellos. Con la mano libre tomó la cajita de las manos de Sora.
Yo creo que eres la mejor geisha que eh conocido, es más, nunca eh tratado a una tan de cerca como tú, y tampoco lo necesito. – Le explicó mientras le colocaba el collar en el fino cuello de cisne de la joven de cabellos rosados. Yuri observó como un pétalo se posaba en la nariz de Sora, rió divertido al ver como esta luchaba por quitárselo sin correrse el maquillaje. – Eres increíble…
El extranjero la miró con tanta intensidad que Sora sintió como cada molécula de su cuerpo era abrazada por una calidez similar a la que sintió cuando le besó la mano.
Gracias Yuri san…- La aprendiza no podía creer como aquel hombre podía ser tan amable y perfecto, expulsó el rostro de Leon que había aparecido súbitamente y le dedicó una de sus mas dulces y sinceras sonrisas.
Sora, debo irme ahora, pero pronto nos encontraremos- se excusó Yuri Killian mientras besaba ahora ambas manos y le dedicaba una seductora sonrisa.
La joven enamorada observó como él partí y casi sin notarlo, lo pronunció.
Mata yo…
Continuara )
Espero que haya sido del largo suficiente y de su total agrado nn
