"¿Estás seguro?", preguntó Ginny tratando de contener la risa.
"Me lo contó Seamus, quien lo oyó de Lavender, quien oyó a Ron preguntarle", contestó Harry, también muy divertido.
"No puedo creer que por fin Ron haya invitado a Hermione a Hogsmeade", y tuvo que llevarse la mano a la boca para no reírse, porque los aludidos acababan de entrar en el Salón Común.
"¿Qué les pasa a todos que nos miran?", preguntó Hermione molesta al sentarse junto a ellos.
Ginny miró a Harry, y los dos tuvieron que esconderse detrás de sus libros para ocultar sus sonrisas. A Ginny se le estaba empezando a acalambrar la mandíbula del esfuerzo por no reírse, y pateó a Harry por debajo de la mesa para liberar un poco la tensión.
"Ouch", se quejó Harry, golpeándose la rodilla con la mesa en el acto reflejo de levantar la pierna para masajearse.
Tanto Ginny como Harry explotaron en carcajadas.
"¿Y a éstos qué les picó?", le preguntó Ron a Hermione, señalando a Harry y Ginny, ignorando que su hermana y su mejor amigo parecían al borde de desmayarse de la risa por la noticia de su incipiente vida amorosa."Ya dejen de reírse, y prepárense para la práctica que es la última antes del partido contra Slytherin".
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El corazón de Ginny empezó a latir más rápido cuando el muchacho moreno y alto se sentó junto a ella.
"Estuviste genial en el partido contra Slytherin", le dijo Dean Thomas mostrando sus perfectos dientes blancos en una amplia sonrisa.
"Ron nos ha hecho entrenar miles de horas", replicó Ginny, esforzándose mentalmente para no sonrojarse.
"Éste sábado hay una visita a Hogsmeade...", empezó Dean, y Ginny supo que había perdido la batalla al sentir que sus mejillas ardían.
"...y me preguntaba si querrías venir conmigo...", continuó Dean, perdiendo su seguridad con las últimas palabras.
Ginny casi gritó "¡Sí!", pero tenía un nudo en la garganta y tuvo que toser para poder hablar.
"Pues sí, gracias..."
Dean sonrió y se puso de pie, y la diferencia de altura se hizo más evidente. Ginny pensó que definitivamente necesitaría un banquito plegable para la visita a Hogsmeade.
El viernes antes de la salida a Hogsmeade Ginny estaba tomando el té con Hagrid, Harry, Ron y Hermione, cuando Hagrid los hizo atragantar a todos.
"Escuché que mañana será un día especial", dijo Hagrid clavando la vista en Ron y Hermione, su barba retorciéndose cómicamente.
Ron estuvo a punto de escupir el té que estaba tomando, y Hermione empezó a toser. Ginny y Harry se miraron, intercambiando sendas sonrisas.
"Oh, ya son las cinco...", dijo Hermione mirando su reloj. " Vamos, Ron, tenemos una reunión¿recuerdas?".
La sorpresa en el rostro de Ron duró sólo unos segundos, suficientes para que Harry y Ginny supieran que no había ninguna reunión.
Harry y Ginny se quedaron media hora más con Hagrid, y luego caminaron hasta el castillo.
"Mañana es la última visita a Hogsmeade antes de Navidad, me gustaría comprar algunas cosas, generalmente me asesoraba Hermione, pero ahora...ehh...estará ocupada...así que... que te agradecería por siempre si tú me ayudaras...", dijo Harry, mirando muy concentrado las piedras del camino.
"Sí, claro", dijo Ginny de inmediato, y tardó un minuto entero en recordar que iría a Hogsmeade con Dean Thomas.
"Umm, pero tendría que ser a la mañana...", agregó cuando estaban entrando al castillo.
"Como quieras", respondió Harry.
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Si bien Ginny se decía a sí misma que estaba actuando correctamente, que no había nada de malo en ir de compras a la mañana con un amigo y tener una cita con el chico que le gustaba a la tarde, no podía dejar de sentirse un poco culpable. Por algún motivo había sido incapaz de decirle a Harry qué iba a hacer a la tarde, o de decirle a Dean por qué tenía ocupada la mañana.
Harry y Ginny recorrieron los negocios de Hogsmeade desde temprano, consiguieron un libro sobre la historia de los elfos domésticos para Hermione, un juego de estrategia en el quidditch para Ron, diez pares de medias para Dobby y otros regalos más, y cuando Ginny creía que ya habían terminado, Harry se quedó como petrificado frente a la vidriera de una joyería.
Ginny se paró junto a él a admirar la vidriera, e iba a decirle que mejor seguir caminando porque sino se quedarían congelados en su lugar, cuando Harry habló.
"Me gustaría comprar algo aquí".
Entraron al local, y un mago vestido de verde, muy anciano, los recibió.
"¿En qué puedo ayudarlos?"
"Estaba buscando un regalo...para una chica", dijo Harry, y Ginny se volvió a mirarlo tan rápido que su cuello hizo un ruido raro.
¿Así que para esto quería su ayuda Harry¿Para comprarle un regalo a una chica?
"¿Algo en especial?"
Harry miró a Ginny como pidiendo algún consejo, y ella se encogió de hombros. No podía opinar sin saber de quién se trataba.
"Tal vez un par de aritos...", aventuró Harry.
El mago hizo un movimiento con su varita, y la repisa frente a ellos quedó cubierta de un lienzo negro, sobre el cual brillaban decenas de aritos.
"¿Me ayudarías a elegir un par?", le preguntó Harry a Ginny en voz baja.
Ginny estaba tan maravillada con lo que estaba viendo que se olvidó de que estaba eligiendo el regalo para el potencial interés amoroso de Harry. Nunca había entrado a una joyería, los aritos que ella usaba eran hechos por ella misma, y la belleza del trabajo que tenía frente a los ojos la había dejado sin aliento.
No se dio cuenta de cuánto tiempo estuvo ahí, pero Harry le informó después que habían sido 45 minutos. Finalmente, eligió un par con forma de luna, hechizados para tomar forma según el ciclo lunar. Cuando era luna nueva se volvían un círculo negro.
Apenas salieron del negocio, Ginny atacó a Harry a preguntas.
"Vamos, dime para quién son".
"Ummm"
"¿Quién?"
"Te burlarías de mí".
Ginny puso cara ofendida.
"De todas formas me enteraré después Navidad", le dijo desafiante.
Entraron en Las Tres Escobas, donde Ginny había acordado reunirse con Dean, y se sorprendió al verlo acompañado por Seamus, Lavender y Parvatti. Los cuatro les hicieron señas, y Ginny y Harry se sentaron con ellos.
"No hay ningún lugar libre", le explicó Dean cuando Ginny se sentó junto a él.
Tal vez si la disposición de sillas hubiera sido otra, Harry nunca se hubiera enterado que Ginny tenía una cita con Dean. Pero Dean, que había estado sentado entre Lavender y Parvatti, se cambió de silla para quedar junto a Ginny, y Harry ocupó su lugar entre las dos chicas.
Harry le dirigió a Ginny una pregunta silenciosa con su mirada, y Ginny frunció levemente las cejas para advertirle que no hiciera ninguna pregunta indiscreta.
Enseguida Ginny y Dean se enfrascaron en una conversación sobre quidditch que luego derivó en el deporte muggle favorito de Dean, el fútbol. Mientras Dean le describía las reglas del juego en un gráfico prolijísimo en su servilleta, Ginny escuchaba de fondo a Parvatti contándole a Harry lo sorprendida que había estado por los resultados de sus TIMOs. Cada tanto Harry intercalaba un "Mmm" o un "Ahh".
"No me esperaba tan buenas notas, excepto quizás en Divinación, que es mi materia favorita, y eso que durante el examen práctico me puse tan nerviosa que tiré la bola de cristal al piso y se hizo añicos. Fue terrible."
"No puedo imaginarme nada más terrible", replicó Harry, y todos en la mesa se lo quedaron mirando.
Ginny, que ya se había acostumbrado al sentido de humor ácido y a veces muy negro de Harry, supo al instante que en realidad él no había querido llamar la atención de nadie con esa declaración. Pero los otros cuatro lo miraban entre horrorizados y compadecidos, probablemente imaginando cuál habría sido la cosa más terrible que había enfrentado Harry.
Así que dos segundos más tarde Ginny, acudiendo en rescate de quien había salvado su vida, empezó a reír como si acabase de escuchar una broma graciosísima, y los demás la imitaron.
"¿Te gustaría caminar por el pueblo antes de volver a Hogwarts?", propuso Dean al oído de Ginny, y aunque ella pensó que se estaba mejor en el ambiente cálido de Las Tres Escobas que en el gélido exterior, asintió resueltamente.
Antes de salir del local Ginny se volvió para saludar, y alcanzó a ver el gesto que Harry le dirigió, como si ella acabase de abandonarlo en una isla desierta.
Mientras caminaban por las callecitas repletas de gente, Ginny se preguntó por qué no había visto a Ron y Hermione. No le llevó mucho tiempo averiguarlo, pues los vio salir muy sonrientes del café de Madam Pudifoot. Estaban tan concentrados en ellos mismos que no la vieron pasar junto con Dean por la vereda del frente.
Ginny estaba pensando en lo que ella suponía podría haber pasado entre Ron y Hermione, y en cómo la estaría pasando Harry con Seamus, Parvatti y Lavender, cuando Dean le tocó suavemente el brazo.
"No me estás escuchando¿verdad?".
"Umm...Me he quedado tildada al ver a mi hermano con Hermione".
"Ah, eso...", replicó Dean no muy convencido.
Entonces Ginny se concentró en la conversación con Dean, debía admitir que era muy agradable charlar con él, y cuando se bajaron del carruaje que los había llevado de vuelta a Hogwarts, Dean se detuvo para decirle:
"La he pasado bien hoy..."
"Oh, yo también", dijo Ginny, pensando que él ahora iba a inclinarse y darle un beso en la mejilla, pues no había forma de que ella le diera un beso a él, salvo que diera un salto muy alto. Pero no hubo nada de eso.
"Nos vemos...", dijo Dean antes de darse vuelta e irse.
Ginny se quedó confundida sin saber si eso significaba que su salida había sido un éxito o un fracaso. Se olvidó de todo eso cuando encontró a Harry sentado en el Gran Comedor.
"Vi a Ron y Hermione saliendo del café de Madam Pudifoot" , le dijo sentándose a su lado.
"Ya lo sé, volví con ellos en el carruaje".
"¡Yo creí que no me habían visto!", se sorprendió Ginny, sirviéndose una galleta del paquete que Harry tenía en la mano.
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La tarde del domingo Ginny estaba sentada en el Salón Común, tratando de terminar su tarea de Pociones mientras miraba nevar por la ventana, cuando Parvatti Patil se sentó junto a ella.
"¿Puedo preguntarte algo?", le dijo en voz muy baja.
Ginny se sintió tentada de decirle que ya lo había hecho.
"Depende", contestó con aire misterioso.
Parvatti se inclinó aún más, y antes de hablar miró a su alrededor, como para cerciorarse que nadie podía oírla.
"¿Qué pasa con Harry?"
Ginny dio un pequeño salto en su asiento. Ése no era problema de Parvatti.
"Harry tiene muchas cosas en qué pensar...", se limitó a decir.
"Tú entre ellas", replicó Parvatti, con la misma seguridad con la que se podía decir que era domingo y estaba nevando.
A Ginny no le gustaba el giro que la conversación estaba tomando.
"¿Qué quieres decir con eso?".
Parvatti le dirigió una mirada de incredulidad.
"Es bastante obvio que tú le gustas".
"No lo es, porque eso no es cierto", replicó Ginny. Si Parvatti la hubiera conocido mejor (o en su defecto, hubiera conocido mejor a los gemelos Weasley), se hubiera dado cuenta, por el ángulo de su barbilla, de que estaba entrando en terreno peligroso.
"Sólo creo que no deberías jugar a dos puntas", declaró Parvatti, y acto seguido se levantó y se fue.
¿A dos puntas¿Qué dos puntas¿Harry y Dean? Esta Parvatti era tan delirante como Hermione aseguraba era la profesora Trewlaney, pensó Ginny.
Era imposible que ella le gustara a Harry. Si apenas estaban empezando a ser amigos.
Ginny lo buscó en la habitación, y lo encontró sentado junto a Ron, escribiendo en un pedazo de pergamino. Como si hubiera sabido que ella lo estaba mirando, Harry alzó la cabeza y fijó la mirada en ella, indicándole con un vaivén de ojos la forma en que Hermione se inclinaba sobre Ron para corregir su tarea. Ginny sonrió y volvió la vista hacia la ventana. ¿De dónde habría sacado Parvatti esa idea loca?
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"¿Sólo amigos, eh?", repitió Ginny con tono burlón.
"Sí, sólo amigos", confirmó Hermione, sentada junto a su amiga en su cama del dormitorio de chicas de 5º año.
"¿Y de qué hablaron mientras estaban en lo de Pudifoot?", insistió Ginny.
"Ya te dije que fuimos ahí porque en Las Tres Escobas no había más lugar", dijo Hermione ignorando el gesto de incredulidad de Ginny. "Hablamos de la guerra, de las clases, de Harry y tú...", enumeró Hermione, como dando una lección.
Ginny la odió un poco por cambiar tan magistralmente de tema.
"¿Cómo Harry y yo?"
"Y...sé que al menos tres chicas lo invitaron a Hogsmeade...pero él prefirió ir contigo", anunció Hermione con una media sonrisa.
"Yo fui con DEAN a Hogsmeade...a Harry solo lo acompañé a hacer unas compras...tú hacías lo mismo", se defendió Ginny.
"Si te refieres a cuando Harry, Ron y yo compramos cosas juntos, no es lo mismo".
"Estás como Parvatti", farfulló Ginny, y e inconscientemente frunció la boca de la misma forma en que lo hacía Ron cuando se hablaba de algún tema que lo incomodaba.
Hermione conocía muy bien ese gesto.
"¿Qué pasa con Parvatti?"
"Se le ocurrió que le gusto a Harry..."
Hermione no pareció en absoluto sorprendida por la noticia, y esto molesto aún más a Ginny.
"Es cierto que sólo sonríe si está contigo..."
"Será porque soy la persona más divertida que conoce", replicó Ginny encogiéndose se hombros. "Además, en Hogsmeade, lo ayudé a elegir un regalo especial de Navidad para una chica¿qué me dices de eso?"
Esta vez Hermione sí se vio sorprendida.
"Eso no prueba nada, podría ser para ti...", dijo después de unos segundos.
"Pues realmente espero que no sea así", contestó Ginny.
Y lo decía de corazón. Sentía que sería horriblemente injusto que Harry se fijara ahora en ella, después de que ella pasara casi tres años de su vida adorando el suelo que él pisaba. Ahora era la voz grave de Dean la que la hacía saltar en su asiento, o eso creía ella.
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N.A: Hola a todos! Me alegra mucho que les guste esta nueva versión de un romance entre Harry y Ginny. Siempre creí que escribir sobre sus años de escuela es lo más difícil, porque se tiene menos libertad con el desarrollo de los personajes (si es que uno quiere seguir el canon, claro). El siguiente párrafo es sobre cómo armé la historia y los personajes, y se lo dedico a quienes me han preguntado por esto.
Escribí este fic pensando en cómo me parece más factible que Harry y Ginny se enamoren, según lo que sabemos hasta el quinto libro. Me imagino un Harry más bien triste y poco amigable, ya que en principio no tendría por qué volverse un alma alegre sólo por hablar con Ginny. En principio, o más bien al principio, Harry continuaría tan molesto como en los últimos capítulos de la Orden del Fénix. En el capítulo 2 ocurren los dos momentos claves en que tanto Ginny como Harry reconocen en el otro a alguien que tal vez ellos solamente sean capaces de ayudar, alguien con quien comparten una marca distintiva. Eso determina una unión única, que es lo que he querido ilustrar con la última parte del capítulo 2, donde hay más intimidad entre ellos y Harry comparte con Ginny el mapa de los Merodeadores. Esta amistad ya es más obvia en el capítulo 3, como también que la naturaleza especial de su relación resulta evidente a los otros, como a Hermione o aún a Parvatti.
Saludos!
