Ginny se levantó más temprano de lo habitual, porque aún le faltaba empacar algunas cosas. Después de desayunar tomarían el tren a Londres, y pasaría las vacaciones de Navidad en la Madriguera, con su familia, con Harry, y lejos de cualquier comentario malicioso por todo el tiempo libre que pasaba con él. Hermione iba a España con sus padres, y Ginny sintió cierto alivio al enterarse, porque si bien su amiga no había vuelto a mencionar el tema, solía lanzarle miradas de "¿No te lo dije?" cada vez que Harry reía por una de sus bromas.
Pero cuando entró al Gran Comedor se dio cuenta de algo no estaba bien. Los chicos estaban parados, yendo de un lugar al otro, cuchicheando entre sí, y los profesores aún no se encontraban en la mesa.
"¿Qué pasa?", preguntó Ginny al sentarse junto a sus compañeros de año.
"Anoche cerró la estación de Londres...parece que el expreso de Hogwarts ha sido cancelado", le contó Colin Creevey con angustia.
Más tarde, Dumbledore explicó que por razones de seguridad el expreso de Hogwarts había sido sacado de funcionamiento, y que los alumnos tendrían que quedarse en la escuela durante las vacaciones de Navidad, excepto que sus padres fueran personalmente a buscarlos. Ginny comprendió que la única persona cuya seguridad estaba realmente en juego no había ido a desayunar esa mañana.
"¿Dónde está Harry?", le preguntó a Ron cuando salían del Gran Comedor.
"McGonaggall lo llamó a su oficina apenas nos levantamos, no lo he visto desde entonces", le contestó sombrío.
Encontraron a Harry en cuanto entraron en el Salón Común de Gryffindor, sentado en su lugar favorito junto al fuego. Ginny iba a acompañar a Ron y Hermione, pero Dean se acercó a hablarle.
"Esta una mañana hermosa...¿te gustaría armar unos muñecos de nieve?", le propuso, ya enfundado en su saco de invierno.
Ginny miró a Ron y Hermione, quienes estaban sentados a cada lado de Harry, conversando con él.
"Bajo en diez minutos, tengo que desempacar mi abrigo", dijo Ginny, conciente de que había mentido a medias, porque su abrigo estaba afuera de su baúl.
Se acercó a su hermano y a sus amigos, y se sentó en el piso frente a Harry.
"Los mortífagos planeaban atacar el tren", explicó Hermione.
"Para secuestrar a Harry", agregó Ron.
Ginny apoyó una mano debajo de la rodilla de Harry, y recién ahí él pareció hacer foco y verla.
"He arruinado las vacaciones de todos", dijo Harry sin expresión alguna en el rostro.
"Eso no es verdad , a la mayoría los vendrán a buscar sus padres...creo que sólo has arruinado las vacaciones de Malfoy, pues seguro que su madre estará muy ocupada como para acordarse de él", bromeó Ginny.
"Ron, Hermione", llamó la voz de Melinda Rovers. "Hay una reunión de prefectos en cinco minutos, en la Sala de Profesores".
Ron y Hermione siguieron a Melinda a través del retrato de la Dama Gorda.
"¿Quieres bajar a armar muñecos de nieve?", propuso Ginny restregándose las manos porque tenía heladas las puntas de los dedos.
"No...mejor juguemos al ajedrez", dijo Harry, levantándose para ir a buscar el tablero y las fichas. "O ve tú a jugar con la nieve, como quieras", agregó al ver el rostro desconcertado de Ginny.
Ginny pensó en Dean Thomas esperándola en el patio de Hogwarts, muy apuesto con su gorro de lana y su abrigo a las rodillas, y después miró a Harry, parado frente a ella, con esa mirada que parecía decir que se sentía más solo que nunca.
"No, mejor juguemos al ajedrez...Tengo tanto frío en las manos que si toco la nieve la sentiría caliente..."
Cuando Dean, acompañado por Seamus y Neville, volvió al Salón común, Ginny estaba apunto de ganarle el segundo partido de ajedrez a Harry. No por nada había aprendido a jugar con Bill y Ron.
Casi la mitad de los alumnos se quedaron el escuela durante las vacaciones, por lo que resultó bastante animado. Organizaron torneos de ajedrez (Ron fue el campeón invicto), guerras de bolas de nieve, y otros juegos, y el día Navidad llegó rápido. Dean pareció no molestarse por el desencuentro del primer día de vacaciones, y siguió hablando con Ginny tan amablemente como siempre.
La mañana de Navidad Ginny se sentó en su cama a abrir los regalos, un suéter de su madre (azul, como siempre), una caja con dulces caseros, un libro sobre grandes personajes que fueron séptimos hijos (de Hermione), una bufanda a lunares (de Lucila), y un paquete pequeño envuelto primorosamente. Ginny recordó aquel par de aritos que Harry había comprado en Hogsmeade, y no se dio cuenta que dejó de respirar hasta que rompió el envoltorio y abrió la cajita.
Era una pulsera plateada, con una Quaffle pequeña que giraba sobre sí misma emitiendo destellos multicolores.
En la tarjeta decía:
Para nuestra hermana favorita, la mejor cazadora de Gryffindor,
Fred y George
PD: Vale como regalo de Navidad y regalo de cumpleaños atrasado!
"Sabía que esos aritos no eran para mí", se dijo a sí misma, interpretando la opresión en su pecho como sorpresa frente al gesto de sus hermanos.
Durante el desayuno Ginny se distrajo buscando algún par de aros que tuvieran forma de cuarto menguante, pero no encontró ninguna chica que tuviera aritos con esa forma. Tal vez era alguien que se había ido de la escuela para las vacaciones.
"¿Y cómo te fue con el gran regalo?", le preguntó a Harry cuando él se acercó a desearle feliz Navidad.
Dos puntos rojos aparecieron en las mejillas de Harry, quien desvió la mirada.
"El paquete sigue en mi baúl", confesó en voz baja.
"Oh...¿ella se ha ido?"
"Mmm...decidí no dárselos..."
"¿Por qué?"
"No sería una buena idea..."
Ginny estudió el rostro de Harry cuidadosamente.
"Sé que eres más valiente que eso...¿no crees que valga la pena?"
"Qué pulsera más...mm...apropiada", comentó Harry mirando la muñeca izquierda de Ginny.
"¿No es preciosa? Es de Fred y George..."
"¿En serio?", dijo Harry muy sorprendido (y si Ginny no hubiera estado mirando la pulsera en cuestión, hubiera notado que también se veía un tanto aliviado).
"Oh, sí, yo tampoco podía creerlo cuando abrí el paquete...", se rió Ginny.
Harry se quedó mirándola sin decir nada, e instintivamente Ginny se restregó la mejilla.
"¿Otra vez tengo tinta en la cara?".
Por algún motivo, Hary era la única persona que advertía esas situaciones. Probablemente el resto confundiera las manchas de tinta con una más de sus tantas pecas.
Harry negó con la cabeza y se fue tras Ron y Hermione.
Ginny estaba agitadísima tras dos horas de jugar a la mancha congelada (lo cual toma sentido literal si los participantes son magos y brujas), y se apoyó contra una piedra para recuperar algo de aire. Apuntó con su varita a Parvatti cuando ésta se acercó a ella, pero luego recordó que Parvatti no participaba del juego.
"¿Sí?", le preguntó, un tanto a la defensiva, pues su última conversación con Parvatti la había dejado bastante enojada.
"Ginny, no tienes por qué enojarte conmigo...", dijo Parvatti, quien se veía entre asustada y nerviosa. "Quería pedirte algo...".
Ginny se quedó sin palabras por lo imprevisto de esa declaración, cosa que no pasaba casi nunca.
"Creo que me gusta Harry..."
Ginny seguía sin encontrar palabras.
"Y como tú dices que son sólo amigos...al menos de tu parte..."
Si bien no se animó a hablar, Ginny le dirigió una mirada helada.
"Pero él nunca se fijará en mí...o en otra chica, si tú estás siempre a su lado..."
"No estoy siempre con él", pudo decir Ginny, pero no con toda la seguridad que deseaba.
"Somos amigos, es lo mismo que pasaba dos años atrás con Hermione y Harry", agregó, muy orgullosa de la comparación.
Parvatti no pareció en absoluto impactada por la analogía que había planteado Ginny.
"Está bien, pero si lo quieres para ti no sé por qué no lo admites y listo", dijo muy indignada, y se fue corriendo.
Ginny resistió con gran esfuerzo el deseo de congelarla aunque ella no estuviese participando del juego.
La última noche de vacaciones encontró a Ginny Weasley desvelada en su cama. Ginny era muy orgullosa como para pedir ayuda a algunas de sus amigas, y su esfuerzo por resolver su más reciente problema la tenía despierta a las dos de la madrugada.
¿Cómo podía pensar Parvatti que ella estaba acaparando a Harry? No era culpa de Ginny si Parvatti no conseguía llamar la atención de Harry, tal vez fuese simplemente que él no estaba interesado.
Las palabras finales de Parvatti eran lo qué más le molestaban. Ella no tenía nada que admitir, no había estado interesada en Harry de esa forma desde fines de tercer año.
Y podía demostrarlo muy fácilmente. Se propuso minimizar sus encuentros con Harry, y así todo Hogwarts sabría que no había nada más que amistad entre ellos. En su fría lógica, Ginny ignoró que el corazón no suele seguir los caminos que dicta la razón.
"Es la segunda vez que llegas tarde al entrenamiento", le advirtió Ron a Ginny cuando ella llegó corriendo al campo de quidditch.
"Peeves se la pasa escondiendo mi escoba", replicó Ginny, y si bien eso era cierto, la verdad completa era que no quería arriesgarse a encontrarse a solas con el buscador del equipo. Ya llevaba 10 días en que no había charlado a solas con Harry ni siquiera un minuto. Su plan estaba funcionando a la maravilla, pensaba Ginny, pues continuaba pasando tiempo con Harry, de forma que no traicionaba su amistad, pero solo cuando Ron, Hermione, Neville o quien fuera también estaba con ellos. Estaba convencida que de esa forma acabaría con los rumores sobre ella y Harry.
Claro que había desventajas evidentes. Las mañanas que ella tenía Historia de la Magia, Harry solía prestarle el Mapa de los Merodeadores, de forma que Ginny consiguiera escabullirse sin ser descubierta. Pero eso requería que ella se sentara junto a Harry durante el desayuno, hecho que iba contra su plan maestro. Como consecuencia, había tenido que cumplir una detención con Flitwick, quien le había advertido que no esperaba ese comportamiento de su mejor alumna.
Ginny también tuvo que admitir que el Salón Común era más aburrido cuando no se escondía con Harry bajo su capa de invisibilidad para divertirse cambiando de lugar las piezas de algún juego de ajedrez o escondiendo plumas de sus dueños. O cuando inspeccionaban en Mapa de los Merodeadores para sorprenderse de quiénes se habían metido en el armario para escobas del segundo piso.
Sí, había desventajas, pero nada que Ginny no pudiera soportar a costa de su objetivo último, hasta que llegó el día del partido contra Ravenclaw. Esta vez Ginny había acudido media hora antes a los vestidores (a pesar del riesgo de ser vista a solas con Harry), ya que Ron había amenazado con hacer lavar a mano los uniformes de todo equipo a aquél (o aquella, enfatizó) que llegara tarde para la charla preparatoria.
Tuvo suerte, ya que Ron y Harry no eran los únicos allí, sino que también estaban los otros dos cazadores. Ron le explicaba algo a Dennis, y Harry estaba ayudando a Violeta a arreglar la cola de su escoba. Violeta, quien a pesar de ser un año menor a Ginny era bastante más alta que ella, miraba a Harry completamente embelesada.
Enseguida llegaron los golpeadores, y Ron explicó (por décima vez en las últimas cuarenta y ocho horas), la estrategia de juego que había preparado.
Ginny ya estaba saliendo cuando con el rabillo del ojo alcanzó a ver a Violeta acercarse a Harry.
"¡Suerte con la Snitch!", dijo, y a continuación le dio un beso en la mejilla.
Tanto Violeta como Ginny salieron muy coloradas al campo de quidditch, aunque por motivos completamente diferentes. Ginny bullía de indignación con la osadía de su compañera de equipo. ¡Ella era amiga de Harry y nunca jamás le había besado en la mejilla! ¿Quién se creía esta Violeta? Deseó que la alcanzara una Bludger especialmente violenta.
Durante el partido Ginny no tuvo tiempo de reflexionar sobre su reacción al beso, porque las Bludgers especialmente violentas parecían seguirla a ella. De todas formas fue la jugadora que más anotó durante el partido, el cual terminó con una victoria para Gryffindor.
Más tarde, mientras se secaba el pelo después de un relajante baño de agua muy caliente, se preguntó por qué no le había molestado que Parvatti admitiera sus preferencias por Harry, pero la había irritado al máximo ver a Violeta besándolo. Tal vez porque no es lo mismo escucharlo que verlo, dijo una voz en su mente.
Ginny bajó al Salón Común donde se celebraba la fiesta por la victoria de Gryffindor, y no había sacado el pie del último escalón cuando Harry se le acercó sosteniendo un vaso en cada mano.
"Hoy jugaste tu mejor partido...¡quince anotaciones!...deber ser algún tipo de récord".
"Me sentía con mucha energía", dijo Ginny, y era verdad, aunque no estaba segura de dónde había provenido toda esa energía.
Harry la miró inclinando un poco la cabeza, aún sosteniendo un vaso en cada mano, pero parecía haberse olvidado de eso.
"Escuché que tuviste una detención con Flitwick...¿por qué no me pediste el mapa?"
"Mmm...", empezó Ginny, mirando hacia otro lado, pero se salvó de tener que inventar una excusa.
"¡Aquí estás con mi vaso, Harry!...No sabía a dónde te habías metido", dijo Parvatti tomando el vaso de la mano derecha de Harry.
Ginny miró a Parvatti alzando las cejas. ¡Así que ella también había decidido entrar en acción! Pobre Harry, tenía suerte de que los seguidores de Voldemort no tuviesen tanta motivación como sus admiradoras.
Harry pareció asustado ante la aparición de su compañera de año.
"¿Quieres jarabe de cereza?", le preguntó a Ginny, ofreciéndole el vaso que tenía en la mano izquierda.
Ginny miró a Parvatti, quien se estaba mordiendo el labio inferior, lista para comprobar lo que ella había vaticinado. Pero Ginny se sentía muy bien consigo misma después de jugar tan buen partido, había tenido que escribir un ensayo ultra-largo para Flitwick en su esfuerzo de convencer a Parvatti (¿o a ella misma?) de su amistad platónica con Harry, había soportado toda una semana un dato jugosísimo sobre Ron y Hermione por no tener con quien compartirlo (Ginny no era chismosa, sólo se lo contaría a Harry, pues él sabía guardar secretos), y realmente tenía ganas de tomar jarabe de cereza.
"Gracias, Harry", dijo mostrando sus dientecitos parejos en su sonrisa más amplia.
Harry la siguió hacia la mesa con bocaditos, dejando atrás a una completamente olvidada Parvatti.
N.A: Gracias a todos por sus comentarios tan positivos!
Y sí, Dean es moreno, y más alto que Ron.
