Bueno bueno bueno... lo prometido es deuda: he intentado actualizar antes y hacer capítulos más largos, lo más largo que me ha permitido mi apretada agenda. Espero de verdad que os guste.
La luz que alumbró las tinieblas
Draco y Hermione decidieron volver ya al castillo. Todavía no sabían cómo hablarle a la gente de su amor.
Mira, Draco – dijo Hermione -. No pienses que estoy avergonzada de ti, al contrario, estoy muy orgullosa de que hayas cambiado. Pero... tal vez deberíamos guardar nuestra relación en secreto durante un tiempo.
Draco suspiró.
Lo sé – dijo -. Y me parte el alma pensar lo cobarde que soy, pero también estoy alegre, aunque yo no sea digno de alguien como tú.
Sí que lo eres – dijo Hermione, acariciándole -. Eres tan bueno como Harry y Ron.
Draco no respondió, aunque en su interior pensaba que no era verdad.
Un rato antes de llegar al castillo, cada uno fue por un camino diferente: no podían arriesgarse a que los vieran... todavía no.
Hermione entró en la sala común de Gryffindor: ni Harry ni Ron habían llegado aún.
Se fue a su habitación, y se puso frente al espejo de media luna. ¡ Cuántas veces había llorado frente a él, sintiéndose incomprendida, sintiendo que nadie la apreciaba...!
Pero Harry y Ron te aprecian. Pero con Draco es distinto... él te aprecia... como un chico aprecia a una chica pensó.
Draco no pudo dormir aquella noche. Inesperadamente, había logrado aquello que soñaba desde hacía meses. Lo único que enturbiaba su naciente felicidad era pensar en las reacciones de Potter y Weasley. No quería que Hermione los perdiera, no quería que aquella relación perjudicara su amistad.
Si había algo en lo que se parecía remotamente a su padre (se le revolvió el estómago sólo de pensarlo) era su ambición. No quería dejar escapar tan fácilmente al amor de su vida, pero lo más grande que tenía Hermione eran sus amigos, y no iba a ser él quien se los arrebatara.
Le causaría más dolor a Hermione perder a sus amigos que perder a Draco, eso estaba claro, pero le dolía ahora más que nunca haber nacido donde había nacido, odiaba más que nunca a su malvado padre, odiaba el apellido Malfoy, porque todo ello le iba a privar de la única alegría de su vida, de la luz que había alumbrado en la oscura tiniebla que era su vida, de la única flor que había crecido en su bosque quemado por el fuego del dolor: le iban a privar de Hermione Granger.
Pero una duda le carcomía: ¿ sería el amor de Hermione tan grande como para derribar todos los obstáculos, e incluso para luchar contra sus propios amigos por una amor imposible?
El viento azotaba contra las escasas ventanas de las mazmorras. Como siempre, Snape apuntó los pasos a seguir en la pizarra y dejó que los alumnos hicieran su trabajo. Hermione, como siempre, acabó su poción antes que el resto de la clase y, como siempre, se dedicó a ayudar a Neville a escondidas del profesor Snape. Pero ese día la suerte estaba echada, y el profesor Snape levantó la vista de sus pergaminos y vio a hermione echando el veneno de serpiente en el deformado caldero de Neville.
Señorita Granger- dijo sin molestarle en alzar la voz- creo que aunque el cerebro se desarrolle lentamente, tendrá suficientes neuronas para hacer bien un simple poción Extremadamente Paralizadora y Peligrosa.
Pero, señor...- intentó explicar Hermione.
Entonces escuchó una voz a sus espaldas:
La verdad es que fui yo, señor.
Toda la clase miró a Malfoy, atontada.
Señor Malfoy – dijo suavemente el profesor Snape, no tiene por qué echarse la culpa, todo el mundo sabe que fue Granger.
Pero es que fui yo, profesor – dijo Malfoy acaloradamente -. No veo por qué Granger tiene que pagar por mi ramalazo de estupidez.
Snape lo miró, profundamente sorprendido.
De ser cierto lo que dice , Malfoy – dijo , he de decirle que espero que no se vuelva a repetir un incidente como éste en mi clase.
Muy bien, señor.
Cuando diez minutos más tarde Harry, Ron y Hermione salieron de la clase, los dos chicos aún seguían sin creérselo.
Pero es que no sólo dice que ayudó a Neville – dijo Ron, atónito -. Además ha salvado a Hermione de un castigo. ¿Seguro que Malfoy es hijo único? Tal vez lo separaron de su hermano gemelo al nacer.
Será como dice él "un ramalazo de estupidez"- dijo Harry-. Alguien así no puede cambiar nunca.
¿Y por qué no? – dijo Hermione -. Yo creo que él quiere cambiar, y no veo por qué hemos de darle la espalda, si de verdad se propone ser distinto.
Y mientras adelantaba a sus compañeros una sonrisa iluminaba su rostro.
