Parte Siete – Fuera del Lazo

Tru volvió a despertarse en el avión.

"¿Está usted bien, señorita?" la azafata preguntó mientras pasaba con los refrescos.

"Necesito usar el teléfono," explicó Tru mientras saltaba fuera de su asiento. "Es una emergencia."

"Seguro, señorita," respondió la azafata, mientras señalaba a Tru la dirección del teléfono.

Tru no necesitaba direcciones para encontrar el camino. Sólo había necesitado ayuda en la primera repetición. La disposición del avión le era ahora tan familiar como la del depósito o la de su apartamento.

Atravesando el pasillo, llegó al teléfono rápidamente y marcó el número de Davis.

"Davis, soy Tru," dijo mientras se enfrascaba en otra explicación acerca del día y la falsa emergencia que Jack había tendido. "Necesito que eches un ojo a textos antiguos, egipcios y cosas así."

"¿Qué estoy buscando?" preguntó Davis mediante la crepitante línea.

"Traducciones de un jarrón que Harrison va a llevarte más tarde esta mañana."

"¿Necesitas que le llame y le haga saber qué está sucediendo?"

"No, lo haré yo," respondió Tru. "Te llamaré tan pronto como aterricemos.

Tru miró al teléfono después de colgarlo. No le había dicho a Davis todo acerca de la repetición anterior y se había asegurado de no mencionar quién era la última víctima, sólo que el jarrón estaba conectado con todo ello. Desde que había descubierto su secreto, raramente le había ocultado algo que fuese tan importante acerca del día. Pero no quería que Harrison lo supiese y la mejor manera de asegurarse era no contárselo a absolutamente nadie.

La llamada era su carga y el conocimiento de lo que había pasado durante los días previos era una parte de ello. No había ninguna razón para contarle a Harrison lo que había sucedido, y no había ninguna razón para que se hiciese daño de nuevo.

Se cuestionó brevemente si debería haber pedido a Davis que telefonease a Harrison y le contase lo que necesitaba, pero descartó la idea. Tenía que hacerlo ella misma. Tenía que decirle que le contase la verdad a Cassie, y ella tenía que escuchar que él estaba bien. Sabía que no recordaría nada del día anterior, pero aún así sabía que no sería capaz de relajarse hasta que oyese su habitual voz alegre. O en este caso, su gruñona y madrugadora voz, dado que estaba a punto de recibir otra llamada madrugadora despertándole por la que seguramente protestaría.

Dándose cuenta de que estaba perdiendo el tiempo y la llamada no llegaría con mayor facilidad cuanto más tardase, Tru descolgó el auricular y marcó el número de Harrison.

"Será mejor que esto sea una emergencia de vida o muerte," la adormecida voz de Harrison llegó por la línea.

"Harrison. Necesito un favor. Es un día repetido y necesito que tú y Davis me ayudéis."

"Sólo son las cuatro de la madrugada," protestó Harrison. "¿Qué tipo de favor requiere un principio tan temprano?"

"Lo siento, estoy en el aire en este momento y no puedo arriesgarme a llamar más tarde en caso de que no hacerlo ahora. Llegaremos a una zona de mal tiempo pronto."

"¿Empezaste tu día repetido en el avión?" preguntó Harrison. "¿Cómo sucedió?"

"No tengo tiempo para explicarlo," apuró Tru. La línea empezaba a empeorar mientras el tiempo de fuera hacía lo mismo. "Necesito que vayas a una subasta de antigüedades y compres un jarrón para mí. Luego llévaselo a Davis en el depósito."

"¿Tue emergencia es ir a hacerte la compra?" preguntó Harrison con una risa. "Eso no suena a ti."

"Es un jarrón antiguo," explicó Tru. "Parece que podría ser egipcio y es realmente feo. Davis va a intentar traducir las inscripciones. Llévate a Cassie contigo, dile que busque algo para el señor Winters y ella debería encontrarlo. Lo compró para él ayer."

"Supongo que el señor Winters es la víctima, ¿no?" preguntó Harrison.

"Una de ellas," respondió Tru. "Es un día repetido varias veces y el jarrón es la única conexión entre las víctimas" Era la verdad, razonó ella en silencio, sólo que no era toda la verdad. Se apuró a darle los detalles que necesitaba antes de que él pudiese preguntar nada sobre las demás víctimas.

"¿Algo más?" preguntó Harrison después de que haberle asegurado que tenía los detalles de la subasta anotados.

"Necesito que le cuentes a Cassie la verdad," dijo Tru, cruzando los dedos mientras hablaba. "Si no, la perderás."

"¿Te refieres a contarle lo tuyo?" preguntó Harrison dubitativamente.

"Sí," respondió Tru, mordiéndose el labio nerviosamente. Deseaba que ella hiciese lo correcto, advirtiéndole de que le contase su secreto. De nuevo sintió no haber llegado a conocer mejor a Cassie antes en los últimos pocos meses. Deseó que no estuviese conectada con la prensa o con nadie más que pudiese hacer difícil su vida. Confiaba a Harrison respecto a su propia vida, pero cuando llegaba a las mujeres, no contaba con el mejor de los historiales. Deseaba que esa vez hubiese realmente conseguido que las cosas estuviesen en su sitio.

"¿Te das cuenta de que pensará que estoy loco?" señaló Harrison. "Las cosas nos están yendo bien de momento. ¿Crees que quiero cagarla contándole que mi hermana revive días?"

"Si no se lo cuentas, va a romper contigo. No puedes seguir ayudándome en secreto y tener una relación sincera. Lo sé mejor que nadie."

"¿Le confiarías tu secreto?" preguntó Harrison.

"En realidad no la conozco," admitió Tru. "Pero confiaré en ti."

"De acuerdo," respondió Harrison cuando la línea empezó a perderse por completo. "La atraeré a que yude y me pensaré si contarle lo tuyo."

"Está bien," contestó Tru cuando la línea finalmente se cortó.

Volviéndose, miro hacia su asiento. La película del avión ya estaba encendida. Se había perdido el principio por estar dormida todas y cada una de las veces. La mujer en el asiento de al lado al suyo parecía estar bien, pero Tru empezaba a situarse y se coló en la zona de azafatas para coger pañuelos de papel. La película era romántica, de las de llorar, y la mujer que estaba a su lado estaría llorando a mares, miró a su reloj, en unos quince minutos.

Recostándose otra vez en su asiento, reflexionó sobre los hechos de los días pasados. Generalmente cuando revivía un día, había que cumplir una interminable investigación, así como correr de un lado a otro de principio a fin. Era desconcertante encontrarse continuamente atrapada en un avión, incapaz de ayudar y dejando el rescate en manos de Harrison y de Davis.

Esperaba que esta vez Harrison se las arreglase para arreglar las cosas con Cassie. No había pasado tanto tiempo de que había estado saliendo con su amiga Lindsay y Tru sabía, aunque Lindsay no, que su relación habría acabado mucho antes de lo que finalmente resultó, de no haber sido por la asistencia de Tru para que Harrison hiciese lo correcto. Cuando liaba las cosas un día que posteriormente ella revivía, Tru se había mostrado tan activa en ayudarle a arreglar sus problemas sentimentales como en salvar a la víctima del día.

El problema esta vez era que Tru no conocía a Cassie como a Lindsay. Si Harrison llevaba a Cassie el regalo equivocado, no era probable que Tru lo supiese y no tendría ni idea de qué recomendarle que comprase en su lugar cuando tuviese su segunda oportunidad.

Tru se preguntó perezosamente si una de las razones por las que ahora quería conocer mejor a Cassie podría ser que así podría volver a ayudar a Harrison cuando él metía la pata y la relación empezaba a desmoronarse. Si hubiese conocido mejor a Cassie, entonces sabría si ella creería a Harrison cuando él le contase su secreto, y más importante, si podría confiar en ella.

Se tomó un momento para preguntarse por qué no se había preocupado por que Cassie conociese su secreto antes. Hasta ayer había pensado que lo sabía. Había sido rápida en decirle a Harrison que le contase la verdad tanto ayer como hoy. Parecía sencillo hasta que tenía tiempo para sentarse y preocuparse por las consecuencias de que otra gente conociese su habilidad.

Tru nunca le había hablado a Lindsay de su llamada y ella preguntaba por qué nunca había confiado en su más próxima amiga durante el último año. Recordó otra vez que nunca había confiado en ella acerca de Mark, tampoco.

¿Quizá tenía algo que ver con ella y su habilidad de abrirse a la gente?

Frunció el ceño, concentrada. El vuelo parecía más largo cada vez que tenía que tenía que esperar hasta que acabase y no le gustaba a dónde se dirigían sus pensamientos en esa ocasión. La mujer a su lado empezó a sollozar silenciosamente mientras miraba la película. Tru le pasó un pañuelo, que ella aceptó con una débil sonrisa.

"Me encanta esta película," susurró la mujer mientras se frotaba los ojos.

Tru le devolvió la sonrisa, feliz de recibir cualquier distracción de sus pensamientos. Pero la distracción fue corta y pronto se vio atrapada en sus pensamientos y preguntándose cómo se las estarían arreglando Davis y Harrison en sus respectivas tareas.

Estaban en medio de una tormenta cuando Tru empezó a pensarse seriamente dos veces la idea de que Harrison le contase a Cassie la verdad. Pero no había la posibilidad de otra llamada telefónica para decirle que había cambiado de idea. Era demasiado tarde para retirar las palabras y todo lo que podía hacer era esperar que las cosas funcionasen de la mejor forma posible. Y si no era así, que el día rebobinase otra vez.

Harrison miró el reloj después de colgar el teléfono. Se preguntó si intentar volver a dormir, pero ahora estaba perfectamente despierto y sabía que habría pocas posibilidades de que consiguiese un nuevo sueño ahora.

Se preguntó qué habría pasado el día anterior para que Tru le dijese que le contase a Cassie su secreto. No era habitual que su hermana quisiese que alguien lo supiese. Ni siquiera había hablado con Lindsay de su habilidad. Sabía que no tenía nada que ver con que a Tru le gustase Cassie, sabía que casi no se conocían. Se preguntó otra vez que habría pasado el día anterior y llegó a la conclusión de que de alguna forma el secreto de Tru había provocado una pelea entre él y Cassie. Era la única explicación que se podía imaginar. Si Cassie le había estado ayudando el día anterior, y él había estado ayudando a Tru, parecía lógico que Cassie podría haber descubierto que algo extraño estaba sucediendo.

¿Pero contarle la verdad?

Harrison todavía recordaba la última vez que él y Tru habían considerado contarle a Cassie la verdad. Ni siquiera habían llegado a la parte de revivir días cuando los había echado a los dos de su apartamento.

Se había mostrado abierta de mente acerca de la "premonición" de Tru más tarde aquella noche, recordó Harrison. Pero aquello no significaba que creyese el resto de la historia. No era que él la hubiese creído al principio, y él era su hermano.

No, decidió. Si Cassie descubría la verdad como Davis lo había hecho, sería una cosa. Pero no quería arriesgarse a contárselo y que ella lo mandase al diablo cuando acaban de empezar a salir. Nunca había pensado en sí mismo como un cobarde antes, y no le gustaba pensar en sí mismo como uno ahora. Pero el secreto de Tru había causado un problema entre ellos ayer, de modo que todo lo que tenía que hacer era asegurarse de que hoy ella estuviese más contenta, sin derramar el secreto de Tru.

Se preguntó si quizá podría dejarla fuera de las cosas durante todo el día de hoy. Pero era la única que conocería al señor Winters y su gusto por los jarrones feos. Era necesaria. No podía dejarla fuera, y no podía meterla en esto sin arriesgarse a perderla.

Unas pocas horas más tarde todavía no había aclarado su mente por completo. La idea de contárselo había parecido al principio condenada al fracaso absoluto. Pero a medida que la luz del nuevo día se abría paso sobre el horizonte, se había preguntado qué pasaría si se lo contase y ella le creyese. Si le contase la verdad acerca de Tru y ella lo aceptase, tendría a alguien más con quien hablar de todas las locas situaciones. Mejor todavía, supo instintivamente que encontraría hablar con ella mucho más interesante que hablar con Davis, que tenía una tendencia a hablar monótonamente y más que incesantemente acerca de trabajo, quitándole mucha de la diversión a las cosas.

Harrison todavía estaba decidiendo si contárselo o no mientras estaba de pie fuera del apartamento de Cassie y llamaba a la puerta.