Cuando el amor duele: La venganza…

Hola. En el capítulo anterior fuimos testigos de la triste despedida entre nuestros protagonistas. Kaoru no tuvo otra opción más que destrozarle a Kenshin el corazón y de paso acabar con el suyo, si no lo hacía, su hermano correría gran peligro ya que Enishi lo está utilizando para controlarla. Por ahora nuestra pobre pareja está totalmente desolada y hundida en la tristeza. Aún así: ¿Serán capaces de resistir esta dura prueba sin que su amor disminuya?

Capítulo 6: El pasado de un hombre…

++++++Enishi+++++++

Nunca creí que ejecutar mi venganza contra el ser que más odio en el mundo me resultara tan difícil. De haber sabido que esto sucedería, jamás me habría ido del dojo Kamiya.

Hace mucho tiempo conocí a Kaoru, más o menos el tiempo que mi hermana lleva de muerta. Recuerdo que cuando mi hermana murió, me quedé toda la noche en ese lugar, bajo ese árbol en medio de la nieve. Lloré, lloré mucho. Mi hermana, más que haber sido mi hermana, fue mi madre, incluso me trataba como a su hijo y yo la adoraba, más de lo que puede amar un hijo a su madre. Nuestra vida era tan perfecta, crecíamos juntos y yo tenía su amor solo para mí. Aún no entiendo por qué todo tuvo que cambiar, éramos tan felices…

Todo empezó a ir mal desde que se decidió su matrimonio con Kiyosato, a partir de entonces nuestra estrecha relación se vio afectada. Por eso odié a Kiyosato, por que aunque al principio mi hermana no parecía a gusto con la idea de casarse, fue cambiando poco a poco conforme las visitas de Kiyosato, quien fuera uno de sus amigos de la infancia, se hacían más y más constantes.

Pronto todas las atenciones que recibía de mi hermana, fueron disminuyendo y en cambio parecía estar complacida cada vez más con la compañía de Kiyosato.

Aunque Tomoe difícilmente demostraba emoción alguna, yo me daba cuenta de que la idea de casarse con Kiyosato comenzaba a agradarle.

Fue por esa época cuando comenzó a perfumarse con esa esencia de cerezo blanco que tanto la caracterizaba, lo sé, por que yo mismo  la acompañé a comprar la botella de esencia.

Tomoe no tenía secretos para mí ni yo para ella, hasta antes de que conociera a Kiyosato. Mientras ella me platicaba que Kiyosato era un hombre noble, generoso, justo, bondadoso y valiente, yo la escuchaba sin decir nada a cerca del odio que sentía por ese sujeto. Sí, si lo odiaba, por que me había arrebatado a mi hermana, lo único que yo tenía.

Tomoe sonreía muy pocas veces y jamás lo hizo ante Kiyosato, al menos, sus sonrisas eran algo que yo poseía. Ella no gustaba mostrar lo que sentía, era algo que guardaba para sí misma y para mí, en eso yo era superior a Kiyosato. Aún así, la idea de que Tomoe se apartara de mi lado, me aterraba.

Un día, nos avisaron que Akira Kiyosato había sido asesinado en una pelea en Kyoto. No pude evitar ponerme muy feliz, el compromiso de mi hermana se rompería y volveríamos a llevar la vida perfecta de antes, pero qué equivocado estaba…

Tomoe recibió la noticia sin inmutarse un solo instante. Pero luego se encerró en su habitación y ni siquiera quiso dejarme entrar con ella. Sin embargo, yo me quedé allí, con el oído pegado al shoji y por primera vez escuché su llanto, me rompió el alma, era un llanto muy amargo. Ahora odiaba más a Kiyosato, por que a pesar de que yo tenía las sonrisas de mi hermana, él tenía sus lágrimas. No lo soporté, corrí a mi habitación y me quedé allí, en un rincón, tapándome los oídos. Luego, supongo que me quedé dormido.

Cuando desperté, corría al cuarto de mi hermana. Todo era un completo desorden, su ropa no estaba, tampoco el frasco de esencia. La busqué desesperadamente por toda la casa y no encontré señales de ella, nadie me supo decir nada. Días después, escuché rumores de que había partido a Kyoto. Sin dudarlo, me fui inmediatamente a esa ciudad. Fue difícil, ya que en ese tiempo era un chiquillo y estaba solo, pero no me importó.

Como pude, llegué a Kyoto. Busqué por todos lados hasta que di con un grupo de ninjas donde supieron darme razón de mi hermana, me dijeron que ella se había ofrecido a encontrar el punto débil de Battousai, el asesino de Akira. Caí en la cuenta de que Tomoe planeaba vengarse de ese sujeto. Sinceramente yo no sabía que pensar de él al principio, ya que Kiyosato dejó de existir gracias a su mortal espada. Pero luego, cuando  me di cuenta de que Tomoe estaba conviviendo con él, comencé a odiar a Battousai mucho más de lo que odiaba a Kiyosato, ya que era como si Tomoe se hubiera olvidado completamente de mí.

Tomoe estuvo mucho tiempo a lado de Battousai, mi odio hacia él crecía más y más… Ya solo esperaba que Tomoe cumpliera su misión para que ambos regresáramos a nuestra casa, pero de nuevo me equivoqué…

Un día fui a visitarla a la cabaña donde había estado viviendo con Battousai algunos meses, traté de brindarle todo mi apoyo para acabar con ese maldito, pero para mi sorpresa, Tomoe se negó y no solo eso, si no que también me pidió que me fuera. A partir de entonces el deseo de acabar con ese sujeto me consumía, había cambiado a mi hermana, le había lavado el cerebro y la controlaba a su entero gusto.

Tiempo después, recibí la noticia de que pronto me reuniría con mi hermana y que nos podríamos ir juntos, eso me llenó de felicidad, yo mismo me encargaría de regresar a mi hermana a la normalidad, la haría olvidarse del imbécil de Kiyosato y de esos horribles días a lado de Battousai, solo era cuestión de esperar. Nuevamente, mis conjeturas fueron erróneas…

Era una mañana de invierno, la nieve caía ligeramente y hacía frío, pero eso no era mayor problema para mí, siempre he sido muy resistente, además, la dicha de que pronto vería a mi hermana me llenaba de energías. Me levanté temprano esa mañana y salí a esperarla, me dijeron que Tomoe no podía verme si no hasta después de que hubieran cumplido su objetivo, el cual por supuesto era acabar a Battousai, debo decir que a mi nunca me importó nada de lo que Battousai hacía, no me interesaban los problemas políticos por los que pasábamos en esa época, simplemente, yo odiaba a Battousai por haber hecho que mi adorada hermana se olvidara de mí, y eso no lo iba a perdonar.

Esa vez fui obediente, no quería causarle ningún tipo de problema a mí querida hermana, por lo que me oculté detrás de un gran árbol que quedaba cerca de la cabaña base, permanecí ahí algunas horas, impaciente por ver a mi hermana, con la nieve cayendo sobre mi todavía negro cabello. Al cabo de un tiempo, vi con emoción como mi hermana se acercaba con paso algo lento a la cabaña base, mi alegría fue inmensa al verla de nuevo y quise salir hacia ella, pero no lo hice, aún no estaba cumplido el verdadero objetivo de la misión.

Tomoe entró a la cabaña donde el ninja en jefe aguardaba, desafortunadamente yo no supe que fue lo que ocurrió en el tiempo que mi hermana entró ahí, aunque traté de espiar, no pude hallar ningún indicio que me diera señal de mi hermana, pero sabía que estaba allí puesto que en ningún momento la vi salir.

Seguí aguardando más y más, hasta que por fin distinguí la silueta de Battousai en medio de la nieve, su aspecto era muy lamentable, cubierto de heridas y de sangre por todos lados, al parecer, los otros ninjas había hecho un buen trabajo, no le costaría nada al ninja en jefe acabar con él. En ese momento, el ninja principal salió de la cabaña, comenzaron a pelear, el ninja llevó en todo momento la ventaja, Battousai solo se limitaba a medio defenderse, sus ataques eran demasiado torpes y lentos tal vez debido a la pérdida de sangre y al frío que probablemente había entumecido su cuerpo. Yo seguía fascinado contemplando lo que sería la inminente derrota de Battousai. Justo cuando recibiría el golpe de gracia que lo llevaría directo al infierno, vi como alguien se interpuso entre el ninja y él, después de reflexionarlo rápidamente, supe que se trataba de mi hermana. No la vi salir en ningún momento, estaba tan absorto con la pelea que no reparé en el instante en que mi hermana pudo haber salido de la cabaña. Lo peor, fue que al interponerse en la pelea, Battousai no detuvo su golpe y aunque acabó con el ninja, fue mi hermana quien recibió de lleno el impacto. La sangre salió a borbotones escandalosamente, vi con horror como el color blanco de la nieve se teñía del color rojo de la sangre de mi hermana. No pude gritar, no pude hacer nada, creo que ni siquiera pude respirar, en un segundo Battousai me había quitado lo único que yo amaba y no solo eso, en medio de ese estado de shock, seguí mirando la escena con los ojos desorbitados. Después de haberle asestado ese horrible golpe, el muy imbécil la tomó entre sus brazos, no sé que le dijo, ni me importa. Lo único que supe, fue que mi odio hacia él sería infinito, por que fue su rostro el que mi hermana vio por última vez, fue su voz la que escuchó por última vez, fueron sus brazos los que la sintieron por última vez, fue él quien vio sus sonrisa por última vez, las últimas lágrimas de mi hermana fueron por él, y sus últimos pensamientos fueron para él… Por eso lo odio y a partir de entonces me juré a mi mismo vengar la muerte de mi adorada hermana a costa de lo que fuera.

Creo que después de ver todo eso y sentir todo eso, me desmayé. Cuando desperté, me sentía terriblemente mal, todo el cuerpo me dolía y me sentía morir, busqué con dificultad el cuerpo de mi hermana, pero solo encontré rastros de su sangre. Battousai se la había llevado, la apartó de mí. Al caer de nuevo en la cuenta de que mi hermana ya no estaría conmigo comencé a llorar, lloré toda la noche. Al siguiente día, me levanté como pude, el malestar que sentía, lo tenía en mi cuerpo con mucha más fuerza. Caminé sin rumbo fijo por varios días, no sé cuantos, tal vez diez, quince, no lo sé…

Una noche, supongo, sentía tanta debilidad en mi cuerpo, que me rendí y caí inconsciente en medio de la nieve cerca de un río, o al menos, eso me dijeron después. Recuerdo que lo que me despertó fue el sonido de una vocecita algo chillona, debo decir.

-Mira papá mira, está despertando – decía la voz mientras yo trataba de abrir los ojos con gran esfuerzo, me sentía terriblemente fatigado aunque curiosamente, sabía que no moriría como había presentido días anteriores.

-Ya tranquilízate hija, apártate un poco, déjalo tomar aire – una voz muchísimo más grave se añadió, obviamente, era de un hombre.

Cuando por fin pude abrir los ojos, me sentí muy desubicado puesto que no recordaba en qué momento pude haber llegado a ese lugar, no reconocía nada de lo que me rodeaba, sobre todo por que lo primero que vi fueron unos pequeños ojos azules de un color sumamente intenso que en ese momento, debo confesar, se me hicieron demasiado extraños. Mi reacción ante todo aquello fue de sumo sobresalto, en un acto reflejo, mi cuerpo se levantó del futón como si fuera un resorte, pero un terrible mareo me hizo perder toda estabilidad. Antes de caer estrepitosamente, las manos de un hombre de mediana edad me detuvieron y me recostaron suavemente en el futón.

-Tranquilo chico, no hagas tales esfuerzos por ahora. Estuviste muy grave todos estos días, así que es normal que no tengas energías. Debes seguir descansando, no te preocupes, te cuidaremos hasta que te recuperes – dijo el hombre. Aunque estaba muy mareado, noté que aquel sujeto tenía también extraños ojos azules, pero el tono era un poco más claro al de la chiquilla que me había sobresaltado.

-No necesito los estúpidos cuidados de nadie – protesté. Al fin  y al cabo, siempre he sido un tipo rebelde.

-¡Eres un grosero! – me dijo la chiquilla de voz chillona.

-¡Nadie te está hablando a ti! – le respondí en un tono bastante agresivo. Iba a regresarme el comentario, estoy seguro, pero la voz de su padre la detuvo y solo se limitó a mirarme con enojo.

-Es suficiente Kaoru – dijo el hombre serenamente y luego se dirigió a mí. – Escucha chico, estás muy débil y necesitas mucho reposo, de lo contrario no vas a poder recuperarte. Pero, si insistes en no querer ayuda, entonces no tengo por que obligarte a permanecer aquí.

-No necesito la lástima ni los favores de nadie – agregué altaneramente.

-Muy bien, entonces vete si ya lo decidiste. Levántate, las ropas que traías estaban demasiado gastadas y sucias, de hecho creo que las tiramos a la basura, pero con suerte las encontrarás todavía. Bien podría hacerte el favor de darte ropa nueva que te ayude a soportar el invierno, pero como no quieres nada, tampoco puedo hacer nada más por ti – me dijo en un tono tan sereno que me sentí intimidado. Las palabras de aquel hombre realmente habían sido duras y él las pronunciaba con frialdad. En ese momento, el tono de su voz y su actitud superior me enfurecieron, así que decidí levantarme y largarme de ese lugar. Lo intenté, pero apenas separaba mi cabeza del futón, un horrible mareo se apoderaba de mí, aún así, traté de pararme, pero al hacerlo, mis piernas no tuvieron la fuerza para sostenerme ni siquiera unos segundos. Caí estrepitosamente en el futón. La chiquilla de ojos azules se me acercó como si de repente hubiera olvidado la disputa que habíamos tenido hace tan solo unos instantes y me preguntó preocupada si me encontraba bien. Pero eso solo logró exasperarme aún más, la chiquilla no me guardaba rencor en absoluto por la forma en que le hablé y ahora se mostraba interesada e incluso preocupada por mi estado. Esa fue la primera lección que recibí por parte de los Kamiya, aunque tardé mucho tiempo para siquiera intentar aprenderla y probablemente nunca pueda, no hasta haber matado a Battousai. Después de preguntarme cómo me encontraba, yo le respondí brusca y groseramente.

-¡Déjame en paz, ojos feos! – le dije molesto. Supongo que mi desagradable comentario la hizo enfadar.

-¿Ojos feos? – dijo y luego me sacó la lengua. – Al menos no tengo nieve permanente en la cabeza, mírate, pareces un niño anciano – me respondió un tanto divertida.

"Niño anciano", un término bastante peculiar pero probablemente muy apropiado. Una extraña paradoja. Su comentario solo logró incrementar mi ira.

-Solo dices estupideces niña tonta – le respondí enojado. No sabía a que se refería con eso de "nieve permanente" en la cabeza y su término de "niño anciano". Pero no tardé mucho en descubrirlo. Sin darme cuenta, miré hacia abajo y pude ver mi rostro reflejado en una bandeja con agua. Efectivamente, todo mi cabello se había vuelto blanco y parecía como si tuviera nieve en la cabeza. Por un momento no lo creí, pero volví a mirar y me cercioré de que el oscuro cabello que tanto nos caracterizaba a mi hermana y a mí, había desaparecido o mejor dicho, había sido reemplazado por cabello blanco.

-Nananananana… Tienes una bola de nieve en la cabeza – dijo la chiquilla burlándose de mí.

-¡Cállate ojos de pez! – le dije para que parara de burlarse. Pero fue su padre quien terminó con la disputa.

-Creí que ya te ibas – me dijo con su voz grave el hombre.

-¡Lo haré! – exclamé furioso.

-Estoy esperando – pronunció. Mientras tanto, yo traté de reincorporarme, pero no tuve ningún éxito esta vez. Mis energías se habían agotado y no podía mover un solo dedo. Frustrado, quedé tirado en el futón sin poder hacer nada.

-¿Ves? No puedes ni levantarte. No llegarás a ningún lado en ese estado muchacho. Si lo deseas, puedes quedarte aquí hasta que te recuperes, entonces podrás irte.

No dije nada, me sentí derrotado ante su actitud y su ofrecimiento. Después de todo, ni siquiera podía mover un músculo. Giré la cabeza a otro lado y probablemente emití un gruñido.

-No quiero que esta horrible niña se me acerque – dije entre dientes.

-¿Qué dijiste tonto? – exclamó la chiquilla bastante molesta. De nuevo fue su padre quien la calmó.

-Kaoru. ¿Cuántas veces tengo que decirte que tienes que darte a respetar? Si quieres que la gente te trate con respeto, tú debes tratarla con respeto. Pero si las ofendes, entonces también te ofenderán.

-Pero papá, él empezó – dijo para defenderse.

-Suficiente Kaoru.

Juzgué aquel acto como una victoria de mi parte y la miré burlón.  Pero el hombre comenzó a hablarme.

-Mira chico. Estarás recuperándote aquí, así que te pido respeto a cambio. No toleraré que vuelvas a ofender a mi hija ya sea delante de mí o no. Deberías estar agradecido con ella, ya que a pesar de que la veas pequeña, es muy fuerte. Mientras fue a jugar a escondidas al río congelado, te encontró tirado en medio de la nieve. Sin pensarlo, te recogió y te trajo a cuestas hasta aquí. De no haber sido por ella, nadie te habría encontrado puesto que estabas en un lugar muy oculto y no solo eso, de no haber sido por mi hija, habrías muerto esa misma noche a causa del terrible frío. Así que lo menos que debes mostrar, es respeto para mi hija -. Esas palabras me dejaron totalmente desarmado, aunque me era difícil creer que aquella chiquilla tuviera la suficiente fuerza como para haberme traído ella sola.

Pasé los siguientes días bajo el cuidado de los Kamiya, a veces recuperaba un poco las fuerzas y otras veces, se me escapaban. El recuerdo de mi hermana me consumía poco a poco, aún así, gracias al cuidado de Kaoru y sus padres, mi cuerpo fue recuperándose.

Las pelas entre Kaoru y yo en esos tiempos eran sumamente constantes, pero lo que más me sorprendía era que después de un rato, Kaoru actuaba como si nada hubiera pasado e incluso ayudaba en lo que podía con mi lenta recuperación.

Aquellos días en los que me quedé tirado en el futón sin poder hacer nada, aproveché para reflexionar sobre lo que el futuro me deparaba y sobre cómo debía actuar. Pero yo era un chiquillo rebelde furioso con todo lo que me rodeaba, que odiaba absolutamente todo lo existente y, no lo negaré, por mi mente pasó el pensamiento de dar muerte a los Kamiya. Ahora que lo pienso de nuevo, me doy cuenta que en aquellos días estaba completamente demente, el golpe de la pérdida de mi hermana había sido tan fuerte que perdí por completo la razón. Sí, tramé un plan para dar muerte a los Kamiya y probablemente lo habría realizado sin titubear. La razón era que a pesar de que sabía que ellos me habían salvado la vida, yo no podía soportar la idea de verlos felices, como una familia. No lo soportaba, por que inmediatamente en mi mente se formaba la imagen de mi hermana… No soportaba que otros fueran felices mientras yo me sumía en la tristeza y el rencor. Por eso ardía en deseos de matarlos.

Para cuando la primavera llegó, mi plan estaba hecho. Daría muerte a los Kamiya en cuanto se me presentara la oportunidad. Mi cuerpo se había recuperado casi por completo, por lo que ya tenía fuerzas de sobra para caminar y correr. Pero por alguna extraña razón que yo mismo desconozco, inconscientemente fui prolongando la ejecución de mi plan, era extraño pero mientras más días pasaban, los deseos de aniquilar a los Kamiya se desvanecían. Y es que realmente yo no tenía ninguna causa para hacer tal atrocidad. Ellos me integraron poco a poco a su familia y me trataron casi como a un hijo, recibí de ellos casi las mismas atenciones que recibí de mi hermana y la calidez que de ellos emanaba reconfortaba mi agitado corazón. Además, la convivencia con Kaoru me hizo aprender y reflexionar en cosas que jamás hubiera imaginado. Aunque era pequeña, su virtud de ayudar y preocuparse por los demás ya era característica en ella, eso me hizo observarla a profundidad, y creo que llegué a conocerla mucho. Era tan extraño para mí ese concepto de ayuda a los demás, que me resultaba a veces imposible comprender la forma de actuar de Kaoru o de sus padres, pero por extraño que parezca, era una virtud que me gustaba, aunque debo decir que yo no la tengo. Convivir en un núcleo familiar tan extraordinariamente integrado me dio cierta paz, y por momentos dejaba de pensar en mi hermana y en mi desventura. Kaoru, aunque era una niña de corta edad, era muy inteligente y sensible, se daba cuenta de las penurias que podían sucederle a la gente que la rodeaba y sufría por ello, yo al principio le decía que era una tonta por preocuparse o entristecerse de la desdicha de los demás, pero ella siempre me respondía que al fin de cuentas éramos personas, y que por ese solo hecho deberíamos apoyarnos y preocuparnos entre nosotros por nuestro propio bienestar. Debo admitir que tardé mucho para comprender aquella filosofía tan simple pero a la vez tan compleja, y eso era lo que me impresionaba tanto de Kaoru, el que pudiera hacer suyas las palabras de su padre, el modo de pensar de su padre y también el de su madre. Aunque yo no entendía a veces lo que querían decirme con ayudar a los demás, debo admitir que eran palabras que muy internamente me agradaban. Tan buenos eran los Kamiya, que llegó el día en que me sentí realmente avergonzado ante ellos por haber considerado la idea de matarlos, aún ahora siento mucha vergüenza por mi comportamiento en aquellos años.

En fin, un día me enteré de que el señor Kamiya era todo un profesional en el kendo y que había fundado un estilo de lucha. Su dojo era muy respetable y todos los días asistían niños y jóvenes de todas las edades para presenciar las enseñanzas del señor Kamiya. Para mi sorpresa, Kaoru me dijo que ella deseaba aprender aquel estilo de lucha pero que no sabría cual podría ser la reacción de su padre cuando lo supiera. Aunque no se lo mencioné, yo también quería aprender kendo, claro que mis intenciones eran diferentes a las que ella podría tener. Yo quería que el señor Kamiya me enseñara, pero no encontraba la forma de pedírselo, a fin de cuentas, siempre he sido un tipo orgulloso.

Habían pasado dos años desde que la familia Kamiya me "adoptó", tenía doce años en ese entonces y Kaoru debía tener unos ocho o nueve. A Kaoru le encantaba ir a jugar al río, era su lugar favorito para todo y casi siempre yo la acompañaba. Un día regresábamos de habernos empapado completamente, (por curioso que parezca, me encantaba ir a jugar con ella, Kaoru tenía un aura extraña que me dejaba actuar como un niño común y corriente) ya era algo tarde, caminábamos a toda prisa puesto que seguramente el señor Kamiya nos regañaría, pero para nuestra mala suerte, dos alumnos del dojo se cruzaron en nuestro camino. Eran chicos más grandes que yo, como había imaginado, comenzaron a molestarnos puesto que en una ocasión, el señor Kamiya los había castigado por tratar de agredirme. Ahora que me encontraban indefenso, querían cobrar venganza. A mi no me importó mucho lo que hicieran conmigo, por lo que los ofendí para provocarlos, cual fue mi sorpresa al ver que comenzaron a jalonear a Kaoru, en ese momento surgió en mí el impulso de defenderla y así lo hice, claro que los otros dos me dieron una paliza, pero no me quedé de brazos cruzados y, sorprendentemente, Kaoru tampoco. Ambos comenzamos a defendernos mutuamente. Aquella vez me di cuenta de mi inclinación por defender a alguien. Antes, yo deseaba proteger a mi hermana de todo, pero ahora que ella no estaba, protegería a Kaoru y esta vez no fallaría, claro que antes de todo, la muerte de mi hermana no debía quedar impune. Por fortuna, el señor Kamiya llegó en ese momento, al parecer había salido a buscarnos, y se indignó muchísimo al ver que aquellos alumnos suyos habían osado molestar a su hija, inmediatamente los expulsó permanentemente de su escuela  como castigo. Aunque nos regañó por haber tardado tanto en el río, el señor Kamiya creyó conveniente enseñarle a Kaoru el estilo Kamiya Kashin para que pudiera defenderse sin problema y sobre todo para ayudar a los demás, también decidió comenzar a enseñarme a mí, ya que dijo que me había comportado a la altura de la situación y era lo menos que podía hacer para agradecerme el proteger a su hija.

El señor Kamiya nos dio clases especiales que no le dio a ningún otro alumno del dojo, su entrenamiento fue bastante duro y no tenía ningún tipo de contemplación para su hija, mucho menos para mí. Poco a poco, nuestro aprendizaje fue incrementándose y también nuestra habilidad, ambos entrenamos juntos por los años siguientes. Aunque aparentemente el estilo Kamiya Kashin es de fácil dominio, la realidad es que para su completo aprendizaje se necesitan años de entrenamiento, puesto que aunque son pocos los movimientos principales, las variantes de cada uno son muchísimas y cada una exige cierto nivel de fuerza, habilidad y condición. Supongo que Kaoru culminó perfectamente su aprendizaje y ahora domina a la perfección el estilo Kamiya. Algo que yo probablemente no podré alcanzar.

Para cuando yo tenía 18 años y Kaoru unos 14 o 15, se suponía que nuestro aprendizaje en el estilo comenzaría otro nivel. Un nivel muy complicado en el cual se empieza con el dominio de los arcanos. Para Kaoru era una edad increíble no solo por que era aún pequeña, si no también por su condición de mujer. Muchos estudiantes del dojo le tenían envidia, puesto que era mucho mejor que cualquiera y lo demostraba perfectamente. De todos los estudiantes, yo era el único que podía sostener un duelo con Kaoru. Pero desafortunadamente, para mí había llegado el final en el Kamiya Kashin.

Un día, el señor Kamiya habló conmigo. Me dijo que aunque técnicamente estaba listo para pasar al siguiente nivel, espiritualmente no lo estaba y así, me sería imposible comprender los arcanos y la esencia del estilo. Con esto, me dejo en claro que solo tenía dos opciones: O bien me deshacía de los malos sentimientos y rencores que habían en mí y así estaría preparado espiritualmente, o bien, abandonaba el aprendizaje del estilo en forma definitiva. Fue duro para mí tomar una decisión, pero yo sabía perfectamente que aquel momento llegaría. Naturalmente, la única forma de quitarme todos los rencores que tengo es matando a Battousai, pero al hacerlo, violo los principios fundamentales del Kamiya Kashin y solo sería una vergüenza para el estilo. Es así que decidí abandonar el aprendizaje del estilo y cumplir lo que desde niño me propuse: acabar con el asesino de mi hermana. Le di las gracias al señor Kamiya por los años en que me dio un hogar y enseñanza y me fui de ahí. Después de juntar mis pocas pertenencias, me despedí de Kaoru y partí en busca del asesino de mi hermana.

En el primer año de mi viaje recorrí todo Japón buscando desesperadamente a Battousai, pero jamás lo encontré, siempre seguía pistas falsas o tenía que guiarme por rumores inciertos, me fue imposible dar con él. Pero al menos no todo estuvo perdido, el viajar por mis propios medios físicos me fortaleció bastante, y llegué a la conclusión de que necesitaba prepararme aún más si quería vengarme de Battousai y matarlo y por supuesto, vivir para poder disfrutarlo.

Aprovechando los conocimientos que el señor Kamiya tuvo la amabilidad de enseñarme durante mi estancia en Tokio, comencé a recorrer una gran cantidad de dojos a lo largo de todo el país y al enfrentarme con gente cada vez más fuerte, fui creando un estilo de lucha propio. Claro que yo jamás podría tener la integridad de ninguno de los Kamiya, por lo que accedí a realizar trabajos sucios a cambio de grandes cantidades de dinero. Ayudaba a gente adinerada con problemas que solo tuvieran arreglo mediante la fuerza, también llegué a participar muchas veces en combates clandestinos o ilegales que eran sumamente mortales, pero en los que se apostaban grandes cantidades de dinero de las cuales, si ganaba, recibiría ciertos porcentajes.

En una ocasión, mis servicios fueron requeridos para el dueño de una empresa encargada de elaborar kimonos. El dueño me contrató como su guardaespaldas personal y yo acepté puesto que la cantidad de dinero que me ofrecía a cambio era realmente extravagante. Comencé mi trabajo e inexplicablemente establecí una especie de relación amistosa con mi jefe. Algo muy interesante de todo esto fue que me enseñó como funcionaba el negocio de la venta de kimonos, lo que se necesitaba invertir y por supuesto lo que se ganaba, también me enseñó su proceso de fabricación y distribución. Me convertí en su mano derecha y en poco tiempo conocía su negocio perfectamente, me tenía en tan alta estima que me convirtió en su heredero, ya que no tenía ningún descendiente. Un día, mi jefe fue invitado a un banquete donde se reunirían los principales y más renombrados diseñadores y asistió como era su costumbre, yo también asistí, puesto que aún seguía siendo su guardaespaldas. Debo decir que aunque mi jefe era un hombre hábil con los negocios, no era un hombre saludable y sus vicios eran realmente sorprendentes. Mi jefe murió la noche del banquete, le encantaba la comida y por supuesto había comido demasiado, además de eso, la cantidad de sake que ingirió aquella noche aunado con todo el opio que fumó, propició su muerte inmediata. No me entristeció su muerte, aunque sentí pena por él. Después de aquel acontecimiento, mi vida comenzó a cambiar puesto que yo era el heredero y recibiría todo su dinero y el control de todos sus negocios de los que yo estaba ya al tanto. No me fue difícil en absoluto hacerlo, e incluso lo hice prosperar aún más con algunas ideas innovadoras que decidí poner en práctica para el mejor funcionamiento de la compañía. Actualmente, por muy famoso que sea un diseñador de kimonos, está perdido si a mi no me gusta lo que hace, puesto que soy yo quien proporciona el material y los medios para realizarlo, pero eso es otro asunto, incluso ahora, la compañía también se dedica a la manufactura de ropa del tipo occidental de mucho mejor calidad que la que se nos es traída de otros países. En fin, comencé a ganar dinero en cantidades bastante atractivas y eso me ayudó mucho. Cuando la compañía estuvo lo bastante bien encaminada, decidí salir del Japón y vivir en China, ya había tenido oportunidad de viajar al continente, puesto que de aquí se traen algunas telas que utilizamos en la compañía. Pero lo que más me interesó de China, fue que hay quienes practican un estilo de lucha muy singular parecido al kendo, pero con una espada mucho más larga. Esa fue la razón por la que viví en China un tiempo, lo suficiente para entrenarme arduamente en ese estilo de combate que no solo requiere habilidad con la espada si no también grandes conocimientos de Kung-fu. Aprendí ese estilo por mí mismo y una que otra vez me ponía bajo la supervisión de alguien más. Poco a poco me fui haciendo bastante fuerte, después de cuatro años de haber dejado el dojo Kamiya, me sentí lo suficientemente poderoso para hacer lo que fuera. Contraté a verdaderos expertos en investigación y después de algunos meses, me dijeron que lo único que averiguaron sobre Battousai era que residía en Tokio, pero que era tan hábil, que no podrían darme una ubicación exacta. Aquel dato fue suficiente para mí y en ese momento decidí que era tiempo de regresar.

Lo primero que hice cuando llegué a Tokio, fue comprar una hermosa casa, luego, fui al dojo Kamiya a encontrarme con Kaoru. Habían pasado cuatro años y realmente deseaba verla. Mi plan era que cuando encontrara a Batousai y acabara con él, iría con Kaoru y le contaría todo, luego, la pediría a su padre en matrimonio. Pero claro, yo no sabía nada sobre lo que me esperaba…

Ciertamente me llevé una gran sorpresa desde que vi la fachada del dojo Kamiya, estaba algo descuidada y mal trecha, no era así en los tiempos en que el señor Kamiya impartía las clases. Aún así no presté mayor importancia. Pero lo que realmente me sorprendió fue ver a Kaoru nuevamente. En estos cuatro años que dejamos de vernos, su imagen ahora dista mucho de la chica de la que me despedí. En cuatro años Kaoru creció hermosamente; ahora es más alta, su cabello es más largo y negro con esos tonos azulados, su cuerpo que antes aún era de una niña, ahora es el de una muy hermosa dama, muy firme y esbelto pero con un toque muy sutil de delicadeza, su rostro también cambió, ahora tiene más definición, las rasgos de su cara se hicieron más finos y delicados, sus pómulos que antes eran algo regordetes, ahora son más delgados pero le dan a su rostro un aspecto sumamente encantador y juvenil, el color azul oscuro de sus ojos ahora se ha intensificado mucho más y su voz cambió de ser un poco chillona a ser una voz ligeramente más grave pero fina. Mi impresión fue realmente absoluta cuando la vi por primera vez después de cuatro años, y en ese momento me convencí de que realmente quería que Kaoru fuera mi esposa.

Me recibió cálidamente y eso me fascinó puesto que ansiaba ese trato amable que solo ella sabe dar, las cosas que me contó fueron sorprendentes. En primera, me entristeció saber que el señor y la señora Kamiya ya estuvieran muertos,  a ellos les quedé debiendo muchas cosas. Pero algo que me desubicó realmente fue el hecho de que Kaoru descubriera que tenía un hermano mayor perdido y que ya lo hubiera encontrado. Ciertamente me alegré por eso, pero lo que me disgustó enormemente fue que Battousai tenía conexión con todo aquello. Kaoru me contó con lujo de detalle todo lo que le había sucedido en los últimos cuatro años hasta ahora, y lo que me hizo enfurecer fue que Battousai se había instalado en el dojo y que vivía con ella, pero no solo eso, si no que la había puesto en riesgo incontables veces, sentía el más puro odio hacia ese maldito, pero también hacia mí por haber dejado a Kaoru sin protección. Lo que me encolerizó, fue que Kaoru me confesó abiertamente que estaba locamente enamorada de él. Eso me sacó totalmente de mis casillas, Battousai de nuevo cruzándose en mi camino y ahora tratando de quitarme otra vez a la única persona que amo. Por eso, en mi mente comenzó a formarse este plan, por que no quiero que Kaoru se quede a lado de ese hombre, por que no soporto la idea de que lo ame y por supuesto, por que el crimen de la muerte de mi hermana debe pagarse como se merece. Y la mejor manera es esta, haciéndolo sufrir dañándolo en donde más le duele y acabarlo poco a poco hasta que ni siquiera pueda ver en la muerte ninguna especie de consuelo.

El día de hoy, la ejecución de mi plan dio inicio. Todo fue acomodándose perfectamente a mis intenciones, al menos en ese aspecto no puedo quejarme. Ahora tengo bajo mi custodia a Shinomori Aoshi, el hermano de Kaoru, y gracias a eso pude lograr que ella me obedeciera. Ciertamente el señor Shinomori es sumamente fuerte, de no ser por la fiebre tan alta que tenía cuando lo encontré, probablemente no habría podido traerlo hasta aquí de ninguna forma. Solo espero que cuando comience a recuperarse no me cause muchos problemas, o de lo contrario tendré que darle un trato muy severo para mantenerlo tranquilo. Pero mi mayor inquietud es Kaoru, se ha vuelto una chica extraordinariamente fuerte y si quisiera podría irse de aquí en cuanto lo deseara, claro que si no lo ha hecho, es por que teme lo que pueda hacerle a su hermano. Aunque Kaoru mejor que nadie, debería de saber que yo no sería capaz de quitarle la vida a su hermano, no lo haría porque… bueno, es su hermano y yo respeto eso por que sé perfectamente lo mucho que vale un hermano mayor.

Sé perfectamente que las artimañas que utilicé para retener a Kaoru fueron de lo más bajas, pero… ¿qué otra cosa podía hacer para separarla cuanto antes de Battousai? Aunque ella está aquí conmigo, sé perfectamente que su mente está en otro lado y eso me enfurece, pero también hay algo que me hace entristecer; a estas alturas estoy seguro de que Kaoru cree que soy un completo demente capaz de cometer cualquier crimen con tal de satisfacer mis propios caprichos y en parte esa es una de las razones que aparentemente la hacen quedarse aquí. Kaoru, si me conocieras realmente, sabrías que esto me duele tanto o más que a ti. Sí, es verdad que cuando le dijiste todas esas cosas a Battousai me sentí superior y extremadamente satisfecho al verlo sufrir de esa forma, al ver en sus odiosos ojos la tristeza y al ver como se le derrumbaba el mundo poco a poco. Sí, lo disfruté tanto que por poco y no resisto las ganas de salir yo mismo para seguir humillándolo y para recordarle todo el mal que ha causado. Pero por el momento, me conformé con ver la agonía en su mirada al darse cuenta de que la persona que ama es capaz de herirlo en lo más profundo de su corrompida alma. Incluso me quedé un rato más para seguir mirándolo, y mi satisfacción creció al verlo llorar como un mocoso patético e indefenso, claro que mi satisfacción será completa cuando acabe con él, y entonces el alma de mi hermana quedará libre.

Pero el ver la mirada enfurecida de Kaoru contra mí, me hizo estremecer el cuerpo. Me sentí como el más repugnante de los insectos cuando caí en la cuenta de que yo era el causante de su amarga tristeza, yo que tanto la amo, la he hecho sufrir con tal de ver cumplido mi anhelo de terminar a Battousai. Kaoru… Kaoru, no sé que hacer ahora. Una parte de mi quiere ejecutar la venganza que llevo planeada desde hace tantos años, y otra parte de mi quiere verte sonreír. Las opciones son limitadas para mí; definitivamente tengo que matar a Battousai, de lo contrario el alma de mi hermana no encontrará descanso, pero si lo hago, Kaoru sufrirá mucho con su pérdida… ¡MALDICIÓN! ¿Por qué dudo? Si es esto lo que he esperado desde hace años, no puedo declinar ahora que estoy tan cerca de cumplir ese objetivo. No… No… Debo matarlo, sí, matarlo. Solo así, liberaré a Kaoru y a mi querida hermana de ese hombre.

Kaoru está confundida, sí, está confundida. Battousai la ha confundido de la misma manera que confundió a mi hermana, pero no dejaré que eso vuelva a repetirse… ¡No lo permitiré!

Sé que al principio sufrirás Kaoru, pero, verás que cuando quedes libre de ese hombre tu mente se despejará, y entonces yo estaré ahí a tu lado para amarte y darte la felicidad que Battousai jamás podría darte. Estaré contigo y comenzarás a amarme, amarás verdaderamente y yo por fin podré darte todo el amor que he guardado en lo más profundo de mi corazón desde la muerte de mi adorada hermana.

Sí, mi prioridad debe ser acabar con Battousai.

Solo espero que hasta que llegue ese día, yo conserve la fuerza para resistir el sufrimiento de Kaoru, por que si no lo logro, entonces no habrá salida para nadie. Hermana, mi adorada hermana, por favor, dame la fuerza necesaria para soportar el verla sufrir, ayúdame a resistirlo y no me permitas flaquear, por favor hermana, te lo pido como el más íntimo favor que puedas darme.

""""""""""""""""""""""""""""""""""

""""""""""""""""""""""""""""""""""

'-'-'-'-'- Misao '-'-'-'-'-

¡Demonios!

Han pasado cinco días desde que esos tres desaparecieron y yo estoy completamente desesperada. Sanosuke, Yahiko, Megumi, Tae, el doctor Genzai y yo hemos buscado por todos lados y no encontramos señal alguna de ellos. ¿Dónde demonios pueden estar? ¿Qué les pudo haber pasado?

Se suponía que Kaoru había salido a buscar a Aoshi, pero después de que saliera del dojo, ni Aoshi ni ella regresaron. Y por si fuera poco, Himura también está desaparecido, no lo vi desde esa misma mañana. Todo está muy raro, hay algo que me dice que la desaparición de los tres tiene conexión, pero no solo eso. Según me contó Kaoru, esa noche habría una gran cena en Akabeko que un amigo muy íntimo de ella había reservado, en esa cena, Kaoru y Aoshi darían a conocer su secreto a todos los demás, secreto que hasta ahora yo solamente sé: Aoshi y Kaoru son hermanos. Pero, nada coincide. Después de esperarlos tantas horas en el dojo, me sentía tan mal por el resfriado que no pude hacer otra cosa, pero luego comencé a impacientarme muchísimo. Era ya bastante tarde cuando Sano, Megumi y Tae vinieron al dojo muy preocupados.

-¿Sucedió algo grave? – preguntó Megumi preocupada cuando les abrí la puerta en compañía de Yahiko y Tsubame.

-Pues no sé que responder… Ni Kaoru, ni Himura ni Aoshi han regresado. Estoy muy preocupada, no tengo idea de donde puedan estar – le dije.

-¿Cómo? Pero si esta mañana Kaoru pasó al consultorio y preguntó por Aoshi.

-Entonces Kaoru sí llegó a la clínica. ¿Aoshi también estaba ahí? – le pregunté a Megumi con cierta esperanza.

-No. Y en cuanto se lo informé a Kaoru, ella salió rápidamente de la clínica. Pero me dijo que nos veríamos en la noche para la cena, pero estuvimos esperando en Akabeko y jamás llegó.

-No lo entiendo Megumi. Se supone que lo de la cena ya estaba planeado desde hace algunos días. ¿Por qué Kaoru se desaparecería tan de repente?

-Disculpa Misao – intervino Tae, quien también estaba presente. – Megumi me dijo que según lo que Kaoru le contó, un muchacho ya había ido a mi restaurante para encomendarme que se realizara una cena especial.

-Sí, así es, como una especie de reservación – afirmé.

-El detalle es que esa reservación, como tú la llamas, jamás fue hecha. En todos estos días nadie vino a pedirme el Akabeko para organizar una cena especial. Yo no tenía ni idea de que nos reuniríamos esta noche.

-Pero eso no es posible Tae… - respondí totalmente confundida.

-Y a todo esto. ¿Dónde se supone que puede estar Kenshin? Que los tres desaparezcan en un solo día es demasiado extraño. ¿No les parece? – pronunció Sanosuke, que hasta el momento no había dicho nada y, no sé si fue mi imaginación, pero estaba tomando de la mano a Megumi y ella no parecía molesta por ello. Pero como estaba tan nerviosa, no presté mayor atención a aquel detalle.

-Pues en eso tienes razón cabeza de gallo – le dije.

Esa noche, sin importarme el resfriado, todos salimos a buscarlos. Caminamos durante horas, pero no había nada que nos pudiera dar un indicio o pista de su paradero. La ciudad cada vez es más grande y con cada día descubrimos que nos falta mucho por seguir buscando, solo espero que los tres estén bien y ojalá que pronto sepamos algo de ellos. Por ahora, Sanosuke a movilizado a sus amigos para que nos ayuden en la búsqueda, incluso dimos parte a la policía, pero no nos hicieron el menor caso, además, ¿ellos de qué servirían?. Mandé unas cartas a algunos de los ninjas que tenemos aquí en Tokio y también nos están ayudando, confío en que pronto sabremos algo de ellos. Después de todo, no pudieron desaparecer así nada más por que sí.

ªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªª

ªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªªª

Continuará…

Notas de la autora:

Muy bien, este capítulo especie de explicación sobre los sentimientos de Enishi. Como ya han podido notar, este fic es mi versión del Jinchuu Arc y pues me ha costado mucho trabajo reflexionar en los personajes para crear una historia más o menos aceptable. Sobre Enishi, pues quiero decir que es uno de mis personajes favoritos de Rurouni Kenshin, no solo por que es extremadamente atractivo, si no por que desde pequeño su mente fue demasiado compleja y la verdad es que considero todo un reto profundizar en el Enishi vengativo del Jinchuu Arc para ver su lado humano, por que al fin y al cabo es una persona y tiene sentimientos como cualquier otro. Ahora, con este capítulo mi intención no es darle una justificación a Enishi para que haga lo que está haciendo, pero si quiero que conozcan los argumentos que este joven podría tener para actuar de esa manera. Créanme que para mí ha sido muy difícil, ya que amo a Kenshin  y no me gusta que lo quieran torturar, pero, creo que de todos su enemigos, es Enishi quien podría tener razones más fundadas para odiarlo, y no es por que la tipa Yukishirou valga la pena, si no por que a veces el lazo que establecemos con las personas puede ser inexplicablemente fuerte e incluso irracional. Además, pónganse en el lugar de Enishi. ¿Cómo reaccionarían si estuvieran en una situación similar?

Pues ojalá les guste capítulo, realmente lo deseo de corazón.

Ahora, antes de seguir, les informo que el siguiente capítulo está listo ya, pero realmente necesito saber sus opiniones. Yo sé que es un vil chantaje y me avergüenzo sobremanera por ello, pero ESTOY DESESPERADA, así que, me he fijado una cantidad de reviews que no les diré, pero, en cuanto la sobrepase, publicaré el siguiente capítulo sin demora. Por favor, necesito de sus valiosos comentarios, opinen sobre los capítulos que deseen pero por favor, se los suplico, díganmelo. Disculpen mi técnica, pero no se me ocurrió nada mejor, espero que no les moleste mucho.

Y si quieren saber sobre las actualizaciones de este fic, déjenme su dirección electrónica en un review o bien mándenme un e-mail.

Por último quisiera agradecer a:

Misao Mayfair.

Jocky-Misao.

Rurouni Andrea.

Carolina.

Niky.

Mi gran amiga Rae-chan.

Mi gran amiga Tanuki-chan.

Meg.

Kaory Kamiya.

Minako-chan.

Muchas gracias por sus reviews… Bueno, ya saben, si quieren pronto el siguiente cap, a mandar opiniones.

Cuídense mucho y hasta pronto.

Hitokiri lady.

Hitokiri_rlady@hotmail.com