Hola a todos...

Este es el segundo capítulo de esta historia... ya les aviso que el próximo capítulo ya está en progreso, pero no lo voy a poder publicar hasta el fin de semana que viene... Ya saben, el liceo...

Aprovecho esto para agradecer a los reviews que me dejaron, y que espero recibir más...

DISCLAIMER: Supongo que lo que hay que decir es que ninguno de estos personajes me pertenece, y que el único propósito que persigo es divertirme un poco –y relajarme de toda la matemática que elegí tener en el liceo :)

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Capítulo II: Pasadizos

            -Se... profesor... –tengo que hablar con usted.

            Snape levantó la mirada, y se encontró con Petra, aún de pie contra la puerta.

            -Siéntate, Petra, por favor. Dime que te sucede. –el profesor había perdido por completo el tono amenazador de su clase, y ahora le hablaba a Petra de la misma manera que siempre lo había hecho.

            Petra se sentó apresuradamente en una silla que le profesor acababa de hacer aparecer. Estaba un poco nerviosa. Miraba hacia el piso, y tenía las manos apoyadas sobre las rodillas.

            -Tengo una pregunta.

            -Dime Petra. Trataré de responderla.

            -Bueno... es lo siguiente... ayer, durante la selección, el sombrero me dijo que podría estar en Slytherin, pero usted me dijo que no podría estar en Slytherin, y Nina me dijo porque, porque soy hija de muggles.

            -La señorita Diwan le dijo eso...

            -Sí, ella. Pero, hay algo más... mi padres, sus vecinos, no son mis padres. Es que yo soy adoptada y pensé...

            -Que podrían ser magos. –Snape completó la frase por ella.

            -Sí... algo así.

            -Dime, Petra, ¿por qué viniste a mí?

            -Bueno por varios motivos. Primero, usted es el jefe de la casa de Slytherin, por lo que debe saber bien los criterios de elección.

-No, no en realidad. No sé más de lo que dicen las historias, y la acumulación de canciones del sombrero a través de los años.

-Por otro lado, -siguió ella- usted es el único brujo que me conoce, y que yo conozco...

-No creas que me conoces, Petra... –él la interrumpió.

-Además, sabe mucho más del mundo mágico que yo. –continuó ella sin darle mucha atención la interrupción.

-No creo que te sirva de ayuda. Será mejor que vaya a hablar con el director. Dumbledore sabe más de lo que dice saber, y eso ya es mucho. Ahora ve a tu próxima clase, que si no, legarás tarde.

Petra se puso de pie, y salió de salón, aparentando calma, pero, por dentro, no estaba nada contenta. El señor Snape no la podía ayudar... más bien parecía que se estaba sacado de encima. Ya lo había hecho antes. Pero no tuvo mucho tiempo para pensar en ello, ya que pronto llegó al gran salón, donde, Nina la esperaba de brazos cruzados y actitud impaciente.

-Pensé que nunca llegarías. –dijo ella en cuanto la vio- ya estaba por ir a buscarte.

-No te preocupes, ya estoy aquí. ¿Qué tenemos ahora?

-Encantamientos. Pero yo ya pude encontrar donde queda el salón. Sólo sígueme.

-¿Y Agnes? –preguntó ella mientras Nina la guiaba por un laberinto de pasadizos y puertas trampa.

-Tiene DCAO.

-¿Qué?

-Defensa Contra las Artes Oscuras. Dice que nos pasa a buscar cuando salga.

Finalmente llegaron a la puerta de un salón, donde sus demás compañeros esperaban la llegada del profesor.

-Bien venidos a Ravenclaw –dijo el profesor Flitwick cuando sus alumnos estaban dentro del salón. Esta vez, Nina y Petra se sentaron en el fondo del salón. –me enorgullece tener una clase con alumnos tan entusiastas como ustedes. Se puede ver su anhelo por aprender en el brillo de sus ojos. Hoy, lo que haremos será probar su potencial. Me gustaría saber que tan buenos hechiceros podrían llegar a ser. Pero luego de pasar la lista.

Cuando el profesor Flitwick nombró al último Ravenclaw de la lista, Luke Riach, ordenó que de a uno, fueran haciendo salir chispas de sus varitas. En un instante, todo el salón estaba echo un campo de batalla, donde volaban chispas para todos lados. Sin duda, esa fue una clase muy divertida.

-Eso estuvo bien –dijo Nina a llorando de risa cuando salieron del salón- nunca pensé que esto pudiera llegar a ser tan divertido. ¿Viste la cara de Flitwick cuando tu empuñaste la varita? Parecía que se le iba a quemar el pelo.

Pero Petra no respondió. Se había quedando absorta, mirando la pared que tenía en frente.

-¿Qué te sucede?

-Creo que vi algo... –sin quitar los ojos de la pared, Petra sacó su varita de entre sus túnicas.

-Mira, allí vienen los de Slytherin.

Agnes llegó instantes después, jadeando. Había hecho el último tramo del pasillo corriendo, para llegar junto a sus nuevas amigas.

-Cuanto tiempo –dijo ella bromeando- ¿cómo les fue en encantamientos?

-Fue divertido –respondió Nina- pero parece que Petra quedó medio hipnotizada.

Petra seguía sin decir nada. Tomó a Nina de la muñeca y la llevó hasta la pared que estaba mirando.

-Tócala –le dijo medio ordenándolo.

-¡No voy a tocar nada! ¡Tú no me das órdenes!

-Déjate de tonterías y toca la pared.

-Te digo que no la voy a tocar.

Agnes se metió entre las dos, y sin decir nada. Ella fue y colocó la mano en la pared.

-¡Silencio las dos! –gritó Agnes- parecen niñas chicas. Ven, no pasa nada.

Pero fue decir eso, que su mano comenzó a atravesar la pared, como si fuera una especie de gelatina. Poco a poco, su cuerpo fue atravesando la pared, y ella cayó de bruces al otro lado. Petra la siguió, todavía con Nina tomada por la muñeca.

-¿Dónde estamos? –fue lo único que se le ocurrió preguntar a Agnes.

-Parece un pasadizo, o más bien un pasillo. –dijo Nina, sonando lógica.

-¿Qué hace algo de esto aquí?

-Bueno, Petra querida, era de esperarse, es Hogwarts. –dijo Nina en tono de burla, todavía seguí molesta, no le gustaba que le dieran órdenes.

-¡No me hables así!

-¡Se callan de una vez! –la cara de Agnes estaba como la de un profesor muy enojado, pero de pronto, su expresión cambió, a la de una niña traviesa- ¿vemos a dónde lleva?

-De acuerdo. –dijo Petra soltando a Nina- veamos a donde nos lleva.

Nina las miró asustada, pero no dijo nada, solamente sacó su varita de sus túnicas, al igual que Agnes, y las siguió por el pasadizo.

Caminaron muy lentamente, ya que no podían ver muy bien, hasta que vieron una luz al final del túnel, y comenzaron a caminar más rápido. Pero igual de rápido se detuvieron en seco, cuando oyeron voces.

-¿Qué sucede, Severus? ¿Qué te trae aquí?

'Esa voz yo la conozco' pensó Nina 'estoy segura que la conozco de algún lado.

-Es que algo se me vino a la mente... por años no se había ocurrido, pero ahora... ahora me pregunto como no se me ocurrió antes... un nombre...

'Esa es la voz del señor Snape' pensó Petra.

-¿De qué se trata?

-Es la voz del profesor Dumbledore –dijo Nina en un susurro- este debe ser su despacho.

-Es de... –Snape sonaba algo inseguro.

-¿Se trata de Lord Voldemort?

Las tres retrocedieron al oír ese nombre. A Agnes casi se le cae la mochila del susto, y Nina emitió un leve chillido, apenas audible.

-No, no se trata de señor oscuro. No tiene importancia. Olvide lo que dije.

-¿Se trata de Florence? ¿No, Severus?

Esta vez, el profesor tardó un poco más en contestar.

-Ya le dije que no tiene importancia. Ella murió, murió... no puede ser...

-¿Cuánto hace de eso? –el director no parecía estar buscando información, más bien, sonaba como si estuviera tratando de sacar recuerdos a flote.

-Doce, trece años. Ya ni lo sé. –el profesor sonaba algo triste y melancólico, pero al mismo tiempo bastante molesto- Ella se fue. Ella eligió irse.

-Tu bien sabes que ella nunca elegiría morir. Tu más que nadie sabes eso. Tu sabes que la echaste.

-Pero ella se fue. Yo no le dije que se fuera. Si se hubiera quedado... quizás... quizás...

-Nunca sabremos si seguiría viva, Severus. Pero no me has dicho que fue lo que recordaste que se te hizo tan urgente venir a mi despacho.

En ese momento, una tercera voz entró en la conversación. Sonaba agitada, como si acabara de correr varios kilómetros. Era la voz de una mujer.

-Siento interrumpirlos caballeros –dijo ella, con una voz algo pomposa, pero agitada- pero esto es urgente.

-¿Qué sucede, Trink? –la voz de Dumbledore demostraba que ya sabía que esperar.

-Los Mortífagos... los que estaban en Azkaban... han escapado.

-Eso era de esperarse –la voz de Dumbledore sonaba extrañamente calma- reúnan a todos los alumnos en sus salas comunes y... no mejor que no se enteren de nada. Pero reúnan a los profesores en la sala de profesores en diez minutos, yo tengo cosas que hacer. Entenderás, Severus, que nuestra conversación tendrás que quedar para otro día.

-Ciertamente profesor.

Las tres no se quedaron a oír más. Volvieron todo el camino corriendo, y llegaron jadeando al pasillo.

-¿Qué fue eso? –dijo Petra cuando logró recuperar el aliento.

-Bueno... sabemos que llegamos al despacho de Dumbledore.

-Y que escuchamos conversaciones ajenas.

-Y nos enteramos porque Snape es tan amargado. No la culpo a esa tal Florence por dejarlo, yo no lo hubiera aguantado nunca.

-Mira que él es muy amable cuando lo tratas...

-No lo culpo –dijo de pronto Agnes. Su voz temblaba un poco, como si estuviera a punto de largarse a llorar- no lo culpo por ser como es. No si es así porque ella lo dejó.

-¿Qué sucede? ¿Agnes?

Agnes se sentó en el piso, y apoyó su espalda contra la pared. Lloraba de una manera un tanto irregular, y le costaba un poco respirar.

-¿Agnes? ¿Qué sucede? –insistió Petra.

-No lo culpo... no lo culpo... Ella, esa maldita, despreciable, esa... esa asquerosa de mi madre... –decía Agnes entre sollozos.

-¿Qué? –preguntó Nina, con cierta nota de acusación en su voz- ¿Eres hija de Snape?

-¿Cómo voy a ser hija de Snape? ¡No seas idiota! Mi madre... ella... nos dejó... a mi padre y a mí... yo tenía sólo cuatro años... pero todavía me acuerdo... esas cosas nunca se olvidad.

Petra se tiró a su lado y la abrazó, mientras Nina seguía sin entender lo que sucedía a su alrededor.

-Ya pasó... ya pasó... –le decía Petra mientras la abrazaba.

-No... no pasó... esa mujer... ya ni mi madre es... me acuerdo, mi padre lloraba, nunca antes lo había visto llorar, ni lo vi llorar después. '¿Dónde va mamá?' le pregunté yo, con esa estúpida inocencia. 'Mamá no va a volver... mamá no va volver.' No. Eso no pasó...

-Toma –le dijo Nina sacando un chocolate de su mochila- esto te va hacer sentir mejor... cómelo.

Agnes no dijo nada más. Tomó la barra de chocolate, se secó las lágrimas con la manga de su túnica, y salió hacia el Gran Salón, dejando a Nina y a Petra atrás.

-¿Qué le sucede? –preguntó Nina cuando la vio doblar la esquina.

-Sólo Dios sabe. Ven, que tenemos que comer.

-Tendremos que hacer algo que animarla. Podemos ir a la biblioteca con ella. Después de todo tenemos tarea de pociones que hacer.

-¡Qué divertido! ¡Tarea! –dijo Petra con cierto sarcasmo en su voz- Eso sí la va a animar mucho.

-Pues, dime, que otra cosa podemos hacer.

-Bueno... supongo que algo de razón tienes... –dijo Petra cuando llegaron a la puerta del Gran Salón- pero ve tu a hablarle. Yo no tengo ganas de acercarme a la mesa de Slytherin.

-¡Petra! No eres tu la que dice que los Slytherin son tan adorables.

-¡Yo no digo eso! Sólo digo que el profesor Snape es amable. Y Agnes, se sabe.

-No pensabas lo mismo hoy, antes de entrar a Pociones.

-¿Qué sabes tú lo que pienso?

-Nada más digo... como quieras... yo voy a hablar con Agnes, pero tarde o temprano vas a tener que ir.

Nina fue hasta la mesa de Slytherin, donde vio que Agnes comía su almuerzo con un rostro totalmente inexpresivo.

-¿Agnes? –dijo Nina por detrás, haciendo que la Slytherin pegara un salto- ¿estás mejor?

-Ah, Nina... me asustaste... bueno, ya sabes, no estoy muy bien...

-Sí... entiendo... bueno, te vengo a invitar para ir a la biblioteca después de clase, ya sabes para hacer la tarea...

-Como quieran. ¿Y Petra?

-No se quiere acercar a la mesa de Slytherin, ya sabes, por lo de sangre sucia.

-Dile que por hoy la perdono. Pero que no sea boba.

-Se lo digo. –Nina dio media vuelta sobre sus talones, y fue hacia su propia mesa.

Esa tardecita, tres alumnas de primero eran de los pocos alumnos que ya estaban en la biblioteca en el primer día de clase.

-¡Esto es aburrido! –dijo Petra tirando la pluma sobre el pergamino- ¿cómo me convenciste de venir a la biblioteca?

-Porque tenemos tarea que hacer.

-Eso no le quita lo aburrido –dijo Agnes en tono de protesta- si no recuerdas, es culpa tuya que tengamos que hacer esta tarea.

-Sólo respondí a las preguntas.

-Le hubieras dicho que no lo sabías.

-¿Y dejar que me saque puntos? ¿Dejar que manche el nombre de mi familia? Ni pensarlo...

-Para ti es fácil, digo, no tienes mucho que pensar. Ya te sabes todas las pociones de memoria.

-No todas. Algunas todavía me faltan, pero en las vacaciones, te aseguro que convenzo a Matt para que me las enseñe.

-Matt trabaja para su madre –explicó Petra, a una muy confundida Agnes- Eso no importa. Tú ya terminaste el ensayo, y nosotras no vamos ni por la mitad.

-¡Por favor! Déjense de cosas. Yo se los hago, y después lo copian. No tengo ganas de oírlas chillar.

-¡Te adoro! –chilló Agnes y la abrazó.

-Te dije que no chillaras. –dijo Nina medio ahogada, tratando de sacarse a Agnes de encima.

-Pero, si ahora podremos hablar como personas normales. –dijo Petra medio a las risas- aún no entiendo todo lo que dijo Dumbledore, de los Mortífagos...

-Sabes quienes son, ¿no? –le dijo Agnes volviendo a su silla, mientras Nina hacía la tarea de las dos.

-Sí, el se... profesor Snape me lo dijo.

-Bien. Entonces sabrás que hace algunos meses, varios Mortífagos fueron metidos presos en Azkaban, la prisión mágica. Salió en el profeta por semanas, luego, empezaron los ataques, dentro de poco tendremos noticia de alguno... se sabía que no tardarían en escapar. Los dementores están del lado del Innombrable, era sólo cuestión de tiempo... ellos estuvieron custodiados por Aurores, cazadores de magos tenebrosos todo este tiempo, pero, contra Quien-tu-sabes, no hay auror que se le resista. Dumbledore está del lado de los buenos, siempre lo ha estado... se dice que él comanda la oposición contra Ya-sabes-quien.

-Sabes, es gracioso –dijo Nina entregándole el pergamino a Agnes- una Slytherin hablando así del Innombrable.

-El hecho que sea de Slytherin no quiere decir que sea una maga oscura.

-Ya sé. Sólo te tomaba el pelo...

-No es gracioso. –dijo Agnes enojada.

-Hablemos de otra cosa –dijo Petra al ver que dentro de poco Agnes se podía poner a llorar otra vez- ¿cómo te fue en Defensa Contra las Artes Oscuras?

-La profesora Escott es muy entretenida, ya sabes... estuvimos un buen rato con esa babosa carnívora hasta que a Daniels se le ocurrió meterla en el florero de la profesora. Un consejo, no lo imiten. La babosa se comenzó a hinchar, y a hinchar, hasta que explotó. Yo por suerte, estaba debajo de un pupitre, sino hubiera quedado llena de esa cosa desagradable. Y todavía que era un bebé. Me imagino si hubiera sido una adulta. Eso si que hubiera sido muy asqueroso. El único que logró algo útil fue un chico moreno, no me acuerdo de su apellido, pero la convirtió en una mariposa vegetariana, no me acuerdo como lo hizo. La mía se transformó en una mariposa carnívora, y me persiguió por todo el salón.

Nina se empezó a reír con ganas, mientras le pasaba el pergamino a Petra.

-Sí, Diwan, ríete, porque ya les va a tocar. Lo peor de todo es limpiar el salón después, con todo ese intestino de babosa por el salón.

-No sabía que las babosas tenían intestinos –dijo Petra mientras copiaba textualmente la tarea.

-Esas sí los tienen, te lo aseguro.

-Bueno, por lo menos fue más entretenida que la clase de Historia de la Magia. –dijo Nina, todavía riéndose- Riach se quedó dormido, y Petra y yo nos pusimos a jugar al ta-te-ti, mientras Binns no miraba. Creo que el único que estaba prestando atención fue ese tal Pitcher.

-Sí, -recordó Petra- es increíble lo rápido que sacaba apuntes. Yo, por mi parte, nunca pensé que alguna clase pudiera llegar a ser tan aburrida.

-Y yo que pensé que Matt me estaba tomando el pelo...

-Terminé –dijo Petra guardando el tintero en su mochila, y con una cara de satisfacción como si lo hubiera hecho ella misma. –ahora podemos bajar a cenar, que después tenemos astronomía.

-¡Se me olvidó! –dijo Agnes pegándose con la mano en la frente- tengo que ir a buscar el telescopio.

-¿Tienes con nosotras? –preguntó Petra intrigada.

-Claro –le respondió Nina, antes de que Agnes pudiera hablar- sino no podrían dar clases a todo el colegio. Ve tranquila, que nosotras te guardamos el lugar.

Agnes salió a toda prisa de la biblioteca, con su mochila al hombro. Nina y Petra fueron más despacio, al Gran Salón.

-Hola. –les dijo Riach, uno de sus compañeros de Ravenclaw, cuando se sentaron a comer- pensé que se habían perdido. Yo ya me he perdido cinco veces hoy.

-No... casi no nos hemos perdido... estábamos en la biblioteca.

-¿En la biblioteca? –él sonaba realmente sorprendido.

-Sí, haciendo lo de pociones –explicó Petra, mientras se servía un pedazo de pastel de verduras.

-Lo de pociones... –el tono de la voz del muchacho cambió un poco, y miró de reojo a Nina. –Bueno, nos vemos en Astronomía.

Riach puso su mochila al hombro, y salió del comedor.

-¿Qué bicho le picó? –dijo Petra sorprendida cuando él estaba a una distancia considerable.- Un momento te trata bien, y al otro, sale disparado para las clases.

-Supongo que soy yo... supongo que no le caigo del todo bien... –dijo Nina, algo cabizbaja

-No le hagas caso. –le dijo Petra a su amiga- y come.

-Pero me di cuenta de algo interesante... no nos hemos perdido.

-Es que, mi querida Nina, tenemos un excelente sentido de la orientación... –dijo Petra dándose aires de grandeza- y ahora come. –le ordenó.

Más tarde, esa misma noche, la profesora de Astronomía le explicaba a sus alumnos el funcionamiento básico de los telescopios y los mapas estelares. Nina, Petra y Agnes, muy entusiasmadas, anotaban todo lo que creían necesario. La profesora les indicó que intentaran ellos mismos con sus telescopios. Las tres se concentraron en los suyo, pero, de pronto, la profesora se apareció entre las sombras.

-Lindo telescopio. –dijo ella al oído de Agnes, y esta última pegó un salto- hace mucho tiempo que no veo uno de esos, creo que ya no se construyen...

-Era... era... de mi padre. –dijo ella todavía medio agitada- de cuando él venía al colegio.

-Sí... lo supuse... cuídelo bien, señorita Whitelaw, cuídelo bien...

Nada más interesante sucedió ese día en clase, al menos, hasta que no salieron de ella.

Mientras salían de la torre, Agnes se tuvo que agachar para atarse los zapatos, y al ponerse de pie, fue cuando se tropezó con unos escalones, y se dio contra un cuadro, el cual se hizo literalmente a un lado la ver que la niña venía rodando escaleras abajo.

-¿Qué fue eso? –dijo Petra- Oí un grito.

-Sonaba como Agnes. –dijo Nina dándose vuelta. –mejor será que vayamos a ver que es lo que sucede.

Las dos amigas, subieron otra vez la escalera, y se encontraron con un agujero en la pared, donde debería estar un cuadro.

-¿Por allí? –dijo Nina señalando la pared- ¿Vamos?

-Mejor será que pongamos el cuadro en su lugar, antes de que la profesora baje, y vea este desastre.

Nina y Petra se metieron por el pasadizo, y con cuidado, pusieron el cuadro de nuevo en su lugar.

-Es como un tobogán. –dijo Petra tanteando el piso- por aquí podremos bajar.

Petra bajó primero, sentía como si estuviera en una montaña rusa, que subía y bajaba por todo el castillo. Instantes después llegó Nina, y aunque Petra no podía ver su cara, estaba segura que estaría tan blanca como un fantasma.

-¡Agnes! –gritó Petra- ¡AGNES! ¿Estás por ahí?

-¡Aquí! –gritó Agnes- ¡Por aquí!

Petra y Nina caminaron el tramo que quedaba, y casi se golpean con Agnes cuando la encontraron.

-Bien por ustedes. –dijo Agnes sobándose la nuca- pensé que nunca llegarían. Tengo la impresión que estamos cerca de la salida...

Ella las guió un poco más, hasta una pared.

-No me digas que vas a atravesar esa pared también. –dijo Nina.

-No seas ridícula. Esta es la parte de atrás de un cuadro, ¿ves? –Agnes lo corrió, y ellas estaban de nuevo en la luz del pasillo.

-Luz... –dijo Nina aliviada- nunca pensé que estaría tan feliz de ver la luz del día otra vez...

-No es de día, Nina.

-Lo que sea Petra, pero hay luz... –Nina se arrodilló y besó el piso- nunca más voy a entrar a algo así en mi vida.

-Tenemos que salir de aquí –dijo Agnes preocupada- no es hora de andar dando vueltas por los pasillos. Algún profesor nos podría encontrar, y no sería una situación agradable...

Las tres caminaron en silencio, pero rápidamente, por los pasillos de Hogwarts, hasta que escucharon voces.

-Parecen alumnos. –dijo Nina en voz baja- deben ser los de primero.

Las tres seguían caminando en silencio, buscando de donde salían las voces, pero, de pronto, escucharon una voz grave, de un alumno mayor. Las tres quedaron clavadas en el lugar.

-Te digo Goyle, no hay caso. Mi madre me ha dicho que ya lo sabremos. Por eso vamos a la lechucería, tengo que escribirle lo antes posible...

Ellas se metieron en un recoveco en la pared, y esperaron a que las personas pasaran.

-Será mejor que vayamos directamente a nuestras salas comunes. –dijo Petra en un susurro.- Si nos encontramos con algún profesor, les diremos que nos perdimos cuando volvíamos de astronomía.

-Lo que es cierto. –concluyó Agnes.

-Hasta mañana.

Petra y Nina siguieron su camino hasta sus dormitorios, y en cuanto tocaron sus camas, se durmieron con los uniformes todavía puestos.

-Encontré algo. –dijo Agnes al día siguiente, durante el almuerzo.

-¿Un pasadizo nuevo? –probó Nina

-Algo así. Estaba buscando el salón de transformaciones, y como no lo encontré, empecé a seguir a un alumno mayor por el castillo. Él llegó a un pasillo, acarició un cuadro, y se metió por él. Después de transformaciones, volví al lugar, y descubrí que si acaricias la pera del cuadro, puedes llegar hasta las cocinas.

-¡Estupendo! –dijo Petra mientras servía un pedazo de postre- ¿puedes llevarnos después de clase? Estoy deseando encontrar más cosas nuevas del colegio.

-Como no. Nos vemos en la biblioteca, ya saben. –y diciendo eso, dio media vuelta, y fue hasta la mesa de su casa.

-¿Estás segura de que es buena idea? Eso de andar dando vueltas por el colegio. –dijo Nina algo preocupada.

-Nina, tranquila, ¿Qué es lo peor que puede pasar?

-Que nos expulsen –respondió Nina sin mucho miramiento.

-Entonces no tienes de que preocuparte. No nos va a pasar nada. Vas a ver, tenemos que hacer que el colegio sea algo divertido, ¿no crees?

-Buenos días alumnos. –dijo una mujer de cabellos color fuego y ojos castaños. Nina y Petra reconocieron la voz de inmediato, era la profesora que había estado la tarde anterior en el despacho de Dumbledore- Mi nombre es Katrinka Escott, y seré su profesora de Defensa Contra las artes Oscuras.

La profesora Escott era una mujer de casi treinta años, con la mirada alegre, y la voz algo chillona. Era bonita de cara, y de cuerpo, hasta el punto que nadie pudo dejar de notarlo.

Ese día trataron sobre unos seres llamados Ashwinder, una especie de serpiente de fuego. Nina y Petra, que estaban preparadas para las babosas carnívoras, se vieron muy sorprendidas. La profesora Escott se limitó a mirar o que hacían sus alumnos para controlarlos, y definitivamente se estaba divirtiendo a su costa.

Nina fue la primera en hacerles frente. Tenía empuñada firmemente su varita, y parada sobre un pupitre, echaba hechizos por todo el salón, pero lo único que logró fue que un par de pupitres de prendieran fuego.

Marc Pitcher, el que aparentemente parecía disfrutar las clases de Historia de la Magia, trató de pisar uno con su zapato, pero se le prendió fuego, y la profesora Escott tuvo que entrar en acción, para evitar que también su pie sufriera una quemadura.

Luke Riach, con algo de suerte, de acuerdo con la opinión de Nina, logró hacer que se quedaran quitas unos instantes, tirándoles agua, pero, eso no funcionó por mucho tiempo, ya que unos segundos después de que el agua tocara al animal, ésta se evaporaba, y el Ashwinder seguía con su recorrido.

Petra no logró hacer mucho más que la mayoría de sus compañeros, sólo corría de un lado a otro del salón, tratando de evitar que los animales la atraparan a ella.

-No estuvo mal –dijo Nina cuando salían del salón- tendrías que haber visto la cara de susto que ponías mientras ibas corriendo de esa culebra...

-No era una culebra –le dijo Petra enojada- y si no me equivoco, no se quien hizo más destrozo, los animales o tu.

-Estaba tratando de recordar el hechizo que usa Matt para capturarlos, pero tenía como un bloqueo mental...

-Si, claro... como no...

Nina, Petra y Agnes congeniaron en seguida. No parecía, de manera alguna, que tan no se conocían de antes, ni que estuvieran en casas distintas. Ni que Agnes estuviera en Slytherin, por la manera en que trataba a Petra.

-Este debe ser. –dijo Petra la mañana del Jueves, mientras con la otra Ravenclaw buscaban el camino al salón de transformaciones- Agnes nos dijo que hay que ir por el tapete del cuarto piso, en la parte norte, y doblar a la derecha en el primer camino que encontremos.

-Hay por los menos cinco tapetes en este pasillo. Además, yo creo que ella nos está tomando el pelo.

-No. Aquí hay algo.

Petra levantó el tapiz, pero se encontró con una puerta, no con otro pasillo como ella esperaba. Abrió la puerta, y se encontró con una especie de oficina. Todo estaba lleno de polvo, y parecía que no se le había hecho una buena limpieza en muchos años. Habían libros por todos lados, y las estanterías estaban todas rotas.

-Definitivamente, este no es. -dijo ella cerrando la puerta- hay como una oficina.

-Debe ser el despacho de algún profesor.

-No, parecía abandonado.

-Entonces, es el despacho de algún profesor, en desuso. Vamos, Petra, que Riach pasó hace poco por aquí.

Las dos siguieron su camino, y encima de la hora, llegaron a la clase de transformaciones. Dentro de todo, Agnes no estaba tan equivocada. Sí tuvieron que pasar por un tapete, pero ese estaba del otro lado del pasillo.

-Tenemos que mostrarte algo. –dijo Petra cuando llegaron al salón de pociones esa misma tarde- encontramos un lugar nuevo. No creo que nadie lo vaya a ver. Es como un despacho.

Justo en ese momento, el profesor Snape entró por la puerta del salón, dejando toda la clase en silencio.

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Ahora, es hora de contestar los reviews (por cierto, no dejen de ponerlos, porque me encanta recibirlos). Otra vez, muchas gracias a todos aquellos que me escriben...

Daneva Snape: Me alegra que te haya gustado mi historia... puede ser que publique otra dentro de poco, pero no sé... tengo mucho que estudiar, y con todo esto, ni tengo tiempo para escribir una tan rápido como quisiera.

Khye: Hola a ti también... espero que este capítulo también te haya gustado... no te puedo decir quien es el padre, será mejor que leas y te enteres, pero va a ser algo raro para todos los personajes... Y gracias por avisarme lo de los mensajes.

Bueno... esto es todo. ¡Hasta la próxima!