Los ojos negros.

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Alejamoto Diethel: Hay cuantas pregunas hasta me maree. Bueno ya aqui esta el final.
Xanae: GRACIAS XAN :D por todo.
Sakura-lyserg: Gracias por tu rr. Y viva la amsitad: )
Alba-chan: Arigato por tu post y tambien me encanta el HaoXLyserg, aunqe esto se complica.
Karenu-Kiyoto: Gracias por tu rr. Ah y tambien vi esa pelicula, aunque el nombre se me vino de repente.
MaoSeth: Que bueno que me has dejado rr, y espero mas. eh?.
Lady-Amaltea: Gracias por tu rr. Pues fue rescatada Pilika, pero ahora viene lo peor wuajajaja.

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Había pasado una semana, desde que Usui le había pedido dinero a Lyserg. Esa noche el peliverde le llevaría el dinero juntado en esos días, estaba feliz, había juntado 100 monedas, una cantidad exuberante para la perspectiva de un niño. Había ido a comer a su casa, y antes de pasar a trabajar, iría a la granja de sus amigos.

Al llegar, vio al Padre en el cobertizo y al hijo labrando la tierra, se acerco vacilante al mayor; le tenía miedo, era algo que no podía evitar. Tomando valor se le acercó.

–señor Usui– llamó vacilante, su valor se había ido cuando vio la botella de cerveza

–hn– dirigió su mirada al chico

–aquí... aquí le traigo el dinero– le entrego un costalito

El adulto se la arrebató, y abrió la bolsa viendo su contenido, mostró un gesto indescifrable –¿esto es todo?– lo miró con furia –¿es todo?

–s–si, son 100 monedas–

–no alcanza, es apenas una miseria–

–lo siento–

Horohoro que veía todo se acercó – ¿qué pasa?–

–vete de aquí, nadie te llamó–

–pero...– un fuerte golpe lo tiró al piso

–LARGATE– Horohoro se levantó, sus pies no se movían por el miedo –que te largues– otro golpe, y Horo se apresuró a entrar.

–no le pegue–

–necesito 1000 monedas, sino me las entregas jamás los volverás a ver. ¿Quieres eso¿eh?; no saber que les pasaràsi llevarán una vida horrible¿quieres que sufran, dime–

–n–no–

–entonces consigue el dinero–

–pero... no es posible–

–claro que lo es– suavizó su tono de voz –vamos, sabes como te ven algunas personas, eres una tentación, muchos estarían dispuestos a pagar cualquier cosa por tenerte una noche, puedes ofrecerte bien–

Lyserg agitaba la cabeza rápidamente, ante esas palabras, jamás haría algo así, de por si le era molesto cuando alguien se le acercaba con malas intenciones, no seria capaz de eso, nunca.

– ¿quieres perderlos, son las únicas personas que te quieren. La gente del pueblo te aprecia porque tu linda apariencia atrae clientela–

–no–

–oh claro que si, vamos Lyserg, en tus manos esta salvarlos; o quieres cargar con la culpa de lo que les pase. No tienes que repetirlo sino quieres, sálo una noche bastará–

–no– su cabeza no había dejado de sacudirse, negándose a escuchar eso

–o es que no los quieres como dices, como para hacer es pequeño sacrificio. Vamos nadie tiene que saberlo–

–no–

Lo sujeto del brazo con fuerzas –sino lo haces ellos sufrirán– la suavidad desapareció –y será tu culpa. Se acaba el tiempo, y pronto se marcharan, dejándote solo porque no fuiste capaz de ayudarlos–

–NO– se soltó y salió corriendo de ahí, incapaz de seguir escuchando; no podía hacer lo que le decía, y no podía permitir que sus amigos sufrieran. ¿Que decidir? Que era lo correcto. Demasiado confundido, le dolía la cabeza, "¿por qué?" Se repetía, cuantas veces escucho esa pregunta escucharla de sus amigos, "¿por qué?"

"¿por qué?"

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Dos días habían pasado, todos habían notado que el chico se encontraba deprimido, habían intentado hacerlo hablar, descubrir que era lo que lo tenia en esa estado, sobre todo cuando días antes había estado tan animado; pero Lyserg se negaba a hablar.

Esa noche, como la mayoría en la taberna un borracho había intentado sobrepasarse, y fue mandado a la oficina a descansar, sólo que esa vez, Lyserg no fue ahí. Decidió salir pero al bajar se detuvo, ahí estaba alguien que no deseaba volver a ver, aunque... si ahora él estaba ahí, era por algo.

No se movía, ni cuando lo vio acercarse. –Buenas noches chico, es muy peligroso que andes solo tan noche– lo tomo rápidamente y jaló acorralándolo contra la puerta –¿ya te había dicho que eres hermoso?–

– ¿cuánto?–

– ¿eh?– le confundió la pregunta

– ¿cuánto me daría si... lo complazco?–

–vaya, vaya no creí que realmente te fueras a ofrecer. Mm te daría lo que me pidieras, seguro que nadie te ha probado–

–quiero 1000 monedas–

– ¿1000? Tan bueno eres– Lyserg bajó el rostro avergonzado, aun no creía lo que estaba haciendo –mm, veo que te urge el dinero–, sintió el pequeño cuerpo temblar –bien, te daré el dinero, sólo no me vayas a defraudar. Ve a mi hotel el último día del festival, todos estarán ocupados con la clausura–

–si– apenas se escucho. El rubio se alejo de ahí, esperando con ansiedad el día. Lyserg se dejó caer, abrazó sus piernas, y dejó que varias lágrimas recorrieran su rostro. Lo había hecho, el paso había sido dado, no podía regresar, mucho menos sabiendo las consecuencias. No se acobardaría por más angustia que le causara.

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El día llegó, Usui le había advertido que necesitaba el dinero el siguiente día. En sol estaba en lo alto, Walter y Winster le habían dado el día libre para que disfrutara del festival, aunque el día anterior les había visto actuar de manera sospechosa, se preguntaba si ellos sabían lo que iba ha hacer.

Veía a los músicos, sin escuchar, estaba demasiado nervioso como para hacer cualquier cosa, sólo caminaba para matar el tiempo.

–Hola– alguien lo llamó, volteó a verlo confundido, su mente estaba lenta para reaccionar –te acuerdas de nosotros– señaló el chico a otro que se acercaba, por fin un recuerdo llegó.

–ah si, los gemelos–

–así es–

–veo que se quedaron durante todo el festival–

–si, lo hacíamos cada año–

–no recuerdo haberlos visto antes–

–mm, hace cuatro años que no venimos, tal vez cambiamos mucho, nosotros tampoco recordamos haberte visto–

–bueno, yo he vivido aquí toda mi vida–

–ah eres un pueblerino–

–Yoh, no seas indiscreto–

– ¡ay! Hao–

–no importa, si soy un pueblerino–

–no pareces de pueblo,... bueno a parte de tu ropa–

– ¿mm? Bueno si está algo gastada. Pero díganme ¿cómo se la han pasado?–

–muy bien–

–la comida es sabrosa–

–que bien que les guste–

–ah por cierto, mi nombre es Yoh Asakura y él es mi hermano Hao–

–mucho gusto, mi nombre es Lyserg–

–mm, sólo Lyserg–

–si, sólo Lyserg–

–¿eres huérfano?–

–cállate Yoh, perdona a mi entrometido hermano, no te vayas a enojar–

–no, aquí todos saben quien soy– suspiró –si soy huérfano, no conocí a mis padres, vivo solo con mi tío–

–oye, te ves diferente– comento Hao, que empezaba a sentir simpatía por el chico.

– ¿si?–

–si, ese día te veías muy animado, ahora te vez triste. ¿te pasó algo?–

–no, es... sólo que... estoy aburrido, si sólo eso– se forzó a reír

–ah entonces acompáñanos, vamos a divertirnos– el chico de nombre Yoh lo sujetó y se lo llevó a pasear por todo el lugar.

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Se había divertido mucho con los gemelos, casi había olvidado lo que sucedería después, sólo... casi. Estaba en la plaza, esperando los fuegos artificiales, desde su lugar, pudo distinguir a Travis y a Quentin abrazados, a Catherin junto con las chicas y Price, a Winster con su amigo Walter, ambos riendo. En otra parte vio a Pilika disfrazada junto a Chocolove, cerca de ellos Celie. Vio a Horohoro llegar a ellos. La conmoción de que pronto empezaría el espectáculo, lo sacó de sus pensamientos, se escabulló.

Caminaba despacio, esperando que el tiempo no pasara. Llegó hasta el hotel más caro, sabía que ahí se hospedaba. En la entrada lo esperaba, caminó hasta su lado, el rubio, no mostró mucho interés y entró al edificio, nadie los vio pasar, distraídos por el espectáculo.

Entraron a un elegante cuarto, Lyserg temblaba en medio de la habitación. Lo veía con lujuria, se acercó al chico, y se agachó para quedar a su altura. El movimiento de la gente se escuchaba claramente en el cuarto.

–no temas, no seré rudo contigo– no espero más, juntá sus labios a los del pequeño, para saborearlos, sintiendo la tierna boca. –vamos, ve a la cama– Lyserg tardó en obedecer.

Se acostó en la cama, con el cuerpo rígido, temiendo lo que sucedería.

–relajante– el rubio le desabrochaba la camisa lentamente, Lyserg tenia la vista fija en lo que hacia el mayor. –te voy a quitar esta estorbosa ropa, así te sentirás mas cómodo– su ropa fue retirada.

Pero ahí descubrió la vergüenza, estaba tendido completamente desnudo a merced de un hombre, que sabía, que deseaba poseerlo.

–relajate– le repetía mientras que una mano cada parte del pequeño y tembloroso cuerpecito. –recuerda que con esto tendrás el dinero que necesitas– una mano se poso en el miembro del chico, haciendo que éste se estremeciera y cerrara sus ojos. –eres muy lindo pequeño–

Lyserg, quería ignorar lo que le pasaba, pero no podía, eran demasiadas cosas para no sentirlas. Lo vio colocarse sobre él, abrió sus ojos con sorpresa y temor.

–cálmate– lo vio agacharse, y sentir como era besado en su pechito. Extrañas sensaciones le recorrían el cuerpo, le daban miedo, sus ojitos comenzaron a humedecerse, su rostro había tomado un tono pálido, su corazón latía con fuerzas.

El pánico cuando sintió dolor en su entrada, le tapó la boca antes de que gritara. Un dedo había entrado moviéndose en su interior.

–te dolerá un poco, pero necesito que te relajes– ¿relajarse¿cómo podría? Era un niño entregando su inocencia, sintiendo cosas que no debía, a las que su cuerpo no estaba preparado para sentir.

Su cuerpo se estremecía, por el dolor y el medio, la invasión continuaba, las lágrimas ya habían comenzado a mojar su rostro.

–pequeño, viene lo mejor, te doleràpero evita gritar o todos te escucharán– no recibió respuesta, incapaz de pronunciar palabras ante lo escuchado.

Marco se acomodó entre las piernitas y las doblo hacia su pecho, entro sólo la punta, provocando que Lyserg se sobre saltara.

–calma pequeño, lo haré despacio– se metió abriéndose paso, pero era muy estrecho, demasiado. Lyserg se mantuvo inmóvil, el dolor no le permitía moverse, se mordía el labio intentando no gritar. Su boca fue tapada cuando ya no pudo contenerse al sentirse lleno. Sólo el dolor estaba presente, demasiado dolor en su corta vida.

Las lágrimas salían con mayor rapidez, la angustia se había convertido en desolación, su cabeza flotaba en el desconcierto, su cuerpo no había sido lo único que se rasgara, lo único que sangraba. Gritaba, gritaba; pero no era escuchado; el contraste con la emoción de los fuegos artificiales era enorme.

Marco salió del cuerpo de Lyserg satisfecho, le encantaban más jóvenes, sus pequeños cuerpos le daban la presión necesaria para su desquiciada satisfacción. Se acostó a lado del niño, quien derramaba semen y sangre de su entrada, no se movía, su cuerpo no reaccionaba, entumecido. Lo acurrucó a su cuerpo y lo dejó dormir.

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No quería despertar, pero la luz del sol en sus ojos no le permitía seguir haciéndolo, se mantuvo boca arriba con los ojos abiertos, evitando recordar, pero el dolor en su cuerpo era un cruel recordatorio.

–por fin despiertas, creí que dormirías todo el día– escuchó la voz pero no quiso atenderla –te daré tu dinero, en cuanto te puedas levantar–

Ladeo la cabeza hacia la ventana pudo ver que el sol estaba en lo alto – ¿qué hora es?–

–mm, cerca del medio día–

Lyserg se obligó a levantarse –tengo que irme–

– ¿por que¿tienes que entregar ya ese dinero?–

–si–

–está bien– colocó en su regazo un costal con monedas –1000 monedas como quedamos–

–gracias– le dolió decirlo e intentó nuevamente levantarse

–deberías esperar, apenas esta cicatrizando, además deberías bañarte primero–

–tengo que llegar–

–como quieras–, con mucha dificultad se vistió –sal por atrás, para que nadie te vea. El chico asintió.

Estaba en el segundo piso, las escaleras de servicio estaban desoladas, pero no era ese el problema, pues cada vez que baja un escalón, se sentía desgarrarse. Sabía que debía descansar, pero no quería llegar tarde y que sus amigos se fueran, no ahora que... había conseguido el dinero.

Ya abajo, comenzó a correr soportando el dolor, tomó el camino largo, que rodeaba el pueblo, para evitar encontrarse a alguien. Llegó a la granja, escuchaba ya los gritos de su amigo.

Entro rápidamente azotando la puerta, jadeando por el esfuerzo.

–señor Usui... aquí... esta el... dinero–

–mm, creí que no vendrías– le arrebato el costalito.

Lyserg noto que el pelizaul vestía elegantemente, de la misma forma en como estaba Pilika cuando se la llevaba.

–vez como si se puede conseguir dinero– sonrío satisfecho al ver la cantidad de dinero –1000 monedas, eres todo un negociante– y sin decir más salió de la casa, dejando a ambos chicos.

–Lyserg,… ¿cómo conseguiste tanto dinero?–

–yo... no importa... ahora... no podrá... venderlos– Horo notó que le costaba hablar y su piel se había puesto muy pálida, a excepción de sus mejillas que estaban sonrojadas.

– ¿estas bien? –

–... no, me duele... todo el... cuerpo– y sus ojos se nublaban, perdía el equilibrio, sólo oscuridad.

–Lyserg– logró evitar que la cabeza de su amigo chocara contra el piso –Lyserg– lo llamó preocupado, su cuerpo estaba caliente, tenia fiebre, y además despedía un olor extraño para él.

Con trabajo lo subió a su cuarto y lo recostó en la cama, su trabajo en el campo le hacia ser más fuerte que cualquier niño normal, además de que Lyserg era muy ligero tanto como su hermana, a quien solía molestarla cargándola.

Tomo un pañuelo y lo humedeció poniéndola en la frente de su amigo –Lyserg,… ¿estas bien?– le pregunto al verlo abrir los ojos

–Horohoro– había recobrado la conciencia un momento.

–voy a llamar a un medico–

–no– dijo con temor –no llames a nadie–

–pero Lyserg, estas enfermo–

–no le digas a nadie, por favor Horohoro– sabía que si un doctor lo veía, descubrirían lo que había pasado.

–pero, Lyserg–

–por favor, Horohoro– suplico

–esta bien, pero...–

–sólo necesito descansar y tomar un baño– era lo que le había dicho Marco y sabía que era lo que tenia que hacer. Sus ojos se volvieron a cerrar, dejando que el sueño lo abrigara.

Ya era tarde y Lyserg no había vuelto a despertar, se había pasado todo el día manteniendo fresca la frente de su amigo. Pero le preocupaba que no bajara la fiebre, deseaba que Pilika estuviera, ella sabía más de eso que él.

–Lyserg, hasta que despiertas, me estabas preocupando–

–Horohoro,… ¿me has estado cuidando?–

–pues claro– dijo con alegría para intentar anímalo –eres afortunado al tener para ti sólo mis cuidados–

–gracias–

–vamos, vamos–

–quiero bañarme–

–sospechaba que me lo pedirías, así que prepare el baño para ti, hueles muy extraño

Lyserg sonrío con tristeza –ya lo creo–

–bueno, deja te ayudo a levantarte– ambos llegaron hasta el baño.

–Horohoro, me puedes dejar sólo–

– ¿eh, vamos Lyserg ya te he visto desnudo– menciono al recordar como se escapaban al lago a jugar.

–lo sé, pero...– sabía que ya todo había cambiado, además aun podía sentir la sangre entre sus piernas –por favor, déjame bañarme solo–

–bueno, como quieras– le extraño, pero no quería molestarlo, había notado algo extraño en su amigo, y sabía que no era por la enfermedad.

Lyserg se desvistió con dificultad, pudo ver en sus piernas el rastro de la sangre, agradeció que sus ropas fueran oscuras y no dejaran notar lo que le pasaba. Se metió en la tina, al contacto con el agua, le ardió; pero siguió entrando.

Se sentó y doblando sus piernas, recargo su cabeza en sus rodillas, liberando nuevas lágrimas de tristeza. Horohoro que no se había alejado, escuchó el llanto de su amigo, no sabía si entrar, quería preguntarle que le ocultaba y que no quería decírselo, y estaba seguro que era con respecto a la forma en que había conseguido el dinero. Pero tampoco quería importunarlo.

Había escuchado la platica de su padre con Lyserg, pero no había entendido nada de lo que dijeron. Dejó que estuviera solo un rato.

–Lyserg, te traje ropa para que te cambies– y dejando las prendas, se sentó a un lado – ¿me vas a decir lo que pasó?– el peliverde volteó, no atreviéndose a verlo –Lyserg, dime que pasó–

Negó con la cabeza –nada–

– ¿nada, entonces ¿por que lloras¿por que no me has mirado desde que llegaste, y ¿por que hueles extraño?–

–yo...– nuevamente sus ojos dejaron salir lágrimas –no me preguntes, por favor Horohoro, no quiero recordarlo–

–está bien– suspiro en resignación –pero recuerda que soy tu amigo–

–si–

Dos días pasaron, Lyserg aun tenia algo de fiebre, y ya no le dolía tanto. Horohoro no lo había dejado salir hasta que estuviera completamente sano. No habían avisado a nadie que Lyserg estaba ahí, pues el peliazul no se atrevía a dejarlo sólo, temiendo que su padre le hiciera algo al verlo ahí. Por fortuna tenia comida en la casa, y no tenia necesidad de salir, pues ahora él tenía que hacerse cargo de sus tareas y de las que eran de su hermana.

Horohoro estaba en la cocina, preparando la comida, cuando escucho la puerta abrirse bruscamente, se apresuro a recibir a quien llegaba temiendo que fuera su padre en estado de ebriedad. Pero no espero verlos a ellos.

– ¿chico, esta tu padre?–

–n–no– contesto confundido

– ¿sabes quienes somos?–

–s–si, Lyserg trabaja para usted–

–así es, yo soy el señor Winster y me acompañan Travis Barton y Quentin Winner–

–si, conozco a Travis y a Quentin–

–¿sábes entonces que somos de confiar?–

–si–

–dime sinceramente,… ¿sabes donde esta Lyserg?–

–ah... yo...–

–por favor, dime donde esta– su voz sonó suave, Horo no sabía que hacer, había prometido no llamar a nadie, pero nunca le dijo que era un secreto donde estaba.

–Lyserg esta aquí, haya en mi cuarto– señaló la parte alta de la casa

–gracias, chico– los tres subieron seguidos por un confundido Horo.

La puerta se abrió con rapidez, Lyserg, quien estaba acostado en la cama, se recargó en sus manos, para ver bien a quienes entraban de esa manera.

–Señor Winster, Travis, Quentin,… ¿qué hacen aquí?–

– ¿todavía preguntas, chico, llevas dos días desaparecido, nos tenias muy preocupados–

–yo... creo que debí avisar–

–debiste, niño– regañó

–tu tío fue a buscarte, eso nos extraño así que nos pusimos a preguntarle a todo el mundo– explico Travis

–y Celie, nos dijo algo que no nos agradó– agregó Quentin

– ¿qué les dijo?–

–algo sobre Manndret–

– ¿qué?– exclamó espantado temiendo que descubrieran lo que pasó.

–lo fuimos a buscar y él nos dijo algo que...– fue interrumpido Henry

– ¿qué... qué les dijo?–

–nos contó todo, teníamos ganas de matarlo ahí mismo, pero nos hizo notar algo– comento Travis

– ¿por que lo hiciste, Lyserg¿para que querías tanto dinero?–

–Lyserg– llamó la atención Horo –nunca me dijiste como conseguiste el dinero–

El peliverde bajo la mirada, incapaz ya de soportar la presión.

–chico¿sabes para que quería el dinero Lyserg?–

–si–

–dímelo por favor–

–no, Horohoro– pidió Lyserg

–él se lo dio a mi padre– ignoro la petición de su amigo, deseando saber que era lo que lo tenia así, rehuyendo su mirada, escondiéndose –él nos iba a vender si no conseguía el dinero, Lyserg prometió que se lo daría, para evitar que nos separaran–

– ¿Lyserg, por qué no nos lo dijiste, nosotros pudimos ayudarte–

–tenía miedo, mucho miedo, no sabía que hacer– se llevó las manos al rostro, en un vano intento de evitar que lo vieran llorar.

–pequeño– el señor Winster lo abrazó

–aun tengo miedo–

–Lyserg, hemos decidió algo y... esperemos que aceptes– el peliverde se le quedó viendo al rubio –dentro de poco Travis y yo nos casaremos y... hemos decidido adoptarte, tu tío esta de acuerdo–

– ¿adoptarme?–

–si, vendrás a vivir con nosotros– agrego Travis esperando que eso no lo llevara a rechazarlos.

– ¿Irme, yo no quiero irme...–

Horohoro había escuchado la conversación, comprendía en su corazón que el estado de su amigo se debía a su culpa, por no ser capaz de enfrentar a su padre y que éste usara a Lyserg para conseguir el dinero. Habían sido los mejores amigos, lo había ayudado a salvar a su hermana, y ahora lo veía temblar; se sentía mal, deseaba llorar, pero no debía, no quería verse débil. No sabia que le había pasado a Lyserg, pero comprendía que debió de haber sido muy malo como para que quisieran llevárselo, y entendió ahí, que lo mejor era que se fuera, había tomado una decisión, le dolía, pero no dejaría que su amigo siguiera sufriendo.

–Lyserg dime como conseguiste el dinero– su voz temblaba –dímelo– exigió saber, Lyserg lo veía extrañado, sin intenciones de responder – ¿no confías en mi¿no soy tu amigo?–

–soy tu amigo–

–pues dímelo–

–no, yo...–

– ¿ves, no quieres decirme, ya no me aprecias, o es que hiciste algo malo y crees que no soy capaz de comprenderlo–

–Horohoro...–

–calla, no te quiero volver a ver, tu y yo ya no somos amigos, lárgate, y no te atrevas a acercarte a mi hermana. No te quiero volver a ver– salió corriendo del cuarto, con el corazón doliéndole, pero sabiendo que había hecho lo correcto.

–Horohoro– la tristeza lo invadió, a pesar de todo había perdido a sus amigos.

–vámonos, Lyserg– el chico no contestó, pero fue sacado de ahí.

Lo llevaron a su casa, para que recogiera algunas cosas, su tío lo vio partir con un simple adiós. Los chicos de la taberna y el señor Walter se despidieron de él, desde la carreta que lo llevaría a su nuevo destino.

Celie no fue, ocultando a Pilika la partida del chico, respetando la decisión de Horohoro, quien lloraba su decisión. Catherin se despidió de su hermano con buenos deseos. Quentin dejó ahí a buenos amigos, que logró hacer en tan poco tiempo.

Lyserg iba con el corazón herido, sin decir nada; le dolía irse, pero sabía que no podía seguir viviendo ahí, demasiados recuerdos. Dejaba ahí una parte de su vida, preguntándose el porque las cosas deben cambiar, no lo comprendía, pero ya no tenía escape, sólo le quedaba continuar, y soportar lo que vendría por mas doloroso que fuera.

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Fin

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N/A: Ya acabo : ( que triste no tuvo final feliz. Bueno pero habra segunda parte donde usare a los personajes de Beyblade, pero solo lo hare si asi lo desean; aunque ya tengo el primer capitulo escrito.

Ustedes pueden decidir la parejas ya despues vere si las pongo (hay como soy). Ah y los que esperaban la aparicion de Anna y Len en este fic, pues tendran que esperar a la segunda parte. Pero como dije depende de ustedes.