Que la carretera se levante a encontrar tus pies.
Al otro lado del salón ella reía. Podría haber reconocido su risa entre mil. No porque fuera estridente, chillona o fuera de lo normal, sino porque era de ella. Una más de las tantas cosas que había memorizado de ella, como su silueta a cincuenta metros de distancia, el ritmo de sus pasos al caminar o cada una de sus rutinas diarias. No, el no disfrutaba acechándola, todas fueron cosas que se fueron fijando en él después de mas de siete años de amistad, sin siquiera proponérselo.
Siete años, en los que tuvieron cientos de oportunidades para haber comenzado a ser algo más que amigos. Siete años en los que todo y todos habían cambiado tanto y tan rápido, que hablar de comienzos hubiese sido una mentira. Algo parecido a una sonrisa se dibujó en su cara, recordando a la niña mandona que entró abruptamente en el compartimiento del tren buscando una rana, pero rápidamente fue borrada de su cara cuando recordó el motivo de esta reunión. Una fiesta de despedida, porque para mañana a esta misma hora, Hermione estaría en Bulgaria con su prometido.
Al parecer ella sintió el peso de su mirada, porque giró de repente y con la sonrisa más dulce cruzó el salón para recibirlo.
Creí que no ibas a venir.- Dijo ella, deteniéndose justo dentro de los límites de su espacio personal.
Sólo vine a decirte adiós.- Ella se frunció al escuchar sus palabras. No fueron dichas con frialdad, solo con resolución y sin la intención de herirla. Fueron dichas por el bien de los dos, porque allí terminaba cualquier loca fantasía de que algún día serían una pareja. Ron tomó la iniciativa esta vez y decidió abrazarla gentilmente, con un beso en la frente se separó de ella y puso un pedazo de papel en sus manos antes de dar media vuelta y marcharse. No, no volverían a verse nunca más.
Hermione, desdobló el pedazo de papel, decía: "Que la carretera se levante a encontrar tus pies, que el viento esté siempre a tu espalda, y que Dios te sujete en la palma de su mano", era parte de una antigua bendición Irlandesa. No, no volverían a verse nunca más.
