Hola!!! Bueno, supongo q tengo q decir q estos personajes salvo tres o cuatro por ahí son de J.K.Rowling (la muy ladrona me kitó la idea, puedo jurarlo)

amsp14 : la pobre estaba borracha... jajaja. Ya tengo decidido con quién dejarlo, se pelearán un poco por ella (no se llevarán mal, sólo intentarán gustarle más que su hermanito gemelo) y al otro... ¡No sé con quién puedo dejar al otro gemelo Weasley! Pero lo encontraré ¡A Dios pongo por testigo que lo haré! ( Ya Arwen, ya, cálmate) Bueno, besos, disfruta del fic, es bastante divertido... pero espera a ver el siguiente.

Joanne Distte : Listo!! Ya puedo recibir rr anonimos... pero aun tengo una duda rondando x aki... ¿Cómo supiste q no los recibia? Oo???? Te encantará este fic, corto, pero divertido.

Y ESTO VA PARA TODOS!!!!!: Dejen revierw, porfavooooor!!

4. Cap. La poción.

Pero algo, en ese momento, falló. Cuando Michelle gimió su nombre, Fred. Entonces fue cuando el pelirrojo la miró herido, muy desconcertado, y se separó de ella notablemente enfadado. La miró con asco antes de subirse los pantalones (que en ese momento estaban por los tobillos) y marcharse dejando a Michelle confusa.

Michelle se dio cuenta al día siguiente (sumergida en un profundo baño en el cuarto de prefectos para quitarse un poco el dolor de cabeza) de que había hecho algo mal con Fred. ¡¿Pero el qué?! Confusa y aún metida en sus pensamientos, se dirigió a la sala común para interrogarlo.

¿Quién se creía que era para dejarla... así?

Vale, estaba borracha, y si no lo hubiera estado no se le habría pasado ni por la cabeza intentarlo, pero le molestaba la idea de ser rechazada así como él lo hizo, y con esa mirada que le revolvió el estómago.

Ve un par de cabezas pelirrojas en la sala común sentadas en la misma mesa y se sienta al lado de uno de ellos.

Uno de los dos la mira con profundo odio, mientras que el otro la mira con interés. El segundo mira a su hermano, la coge del brazo y se la lleva aparte, al mismo rincón que la llevó Penélope cuando le contó lo del gigantón del bar "ZEUS".

-George...

-Soy Fred, y creo que tendrás que empezar a distinguirnos. –dijo mirando nerviosamente por encima de su hombro a George.

-¡Todos se equivocan! Y por cierto... –dijo Michelle poniendo los brazos en jarras. -¿Se puede saber que te pasó anoche? ¿Un retortijón de última hora?

Fred puso cara de estar muy sorprendido, y me miró incrédulo.

-¿Aún no lo has entendido? –me pregunta con un tono que me hace pensar que soy estúpida por a saber el qué. -¡El de ayer no era yo, era George!

-¿¿¿Qué??? –chilló atrayendo varias miradas molestas de los Gryffindor. -¡No puede ser! –dijo bajando notablemente la voz. -¡Im-posible!

-No nos molesta que nos confundan... pero... justo en un momento como ése... pues que quieres que te diga. –dijo sin saber muy bien como explicarlo.

Michelle lo miró algo avergonzada. ¡Bueno, apenas conocía a George de hace poco! Vale, había estado cinco años con ellos en el colegio, cierto, pero no me hablaba con ellos y nunca fue mi gran preocupación distinguirlos.

¿Es que no podían llevar ropa con una "F" y "G" para distinguir? ¡Si no la llevaban, que no culparan a pobres inexpertos como ella!

-Será mejor que hable con él. ¡Estaba borracha, y en ningún momento nadie dijo su nombre ni nada! –se puso repentinamente roja al recordar los saltos que dio su barriga cada vez que lo veía. ¿Es que tenía que distinguirlo por eso?

¿Y qué significaban esos retortijones?

-George, debemos hablar. –le dijo con la boca seca y la voz ronca.

George levantó la cabeza, sin mirarla, sólo le veía el perfil. Y dijo con una voz que hizo sentir a Michelle como una muñeca de trapo indeseable.

-Yo no tengo nada que hablar con tigo.

Se levantó, dejándola de nuevo paralizada en su sitio.

-No te preocupes, ve a tu habitación, hablaré con él y lo tendrás ahí en cinco minutos. –le dijo Fred para tranquilizarla. Se oyó un tremendo portazo que había dado George al entrar en su habitación. –No, media hora. –rectificó al oír el portazo.

-¡Fred! –dijo cogiéndolo por el brazo para detenerlo. –Dime como diferenciaros, ¡si hasta tenéis las mismas pecas en los mismos sitios!

Fred se paró para pensarlo.

-No lo se. Somos idénticos hasta el último detalle....

Se largó dejando a Michelle con la boca abierta para volver a hablar. ¡Esos malditos gemelos siempre la dejaban con la boca abierta para decir algo!

Se dirigió a su habitación y sacó su "kit de pociones avanzadas". Le encantaban pociones (podía hacer pociones que se daban en séptimo a los alumnos que se interesaban verdaderamente en esa materia) y sacó sus pociones.

Hacía las pociones y luego las guardaba para cogerlas cuando las necesitara. Más que nada, las hacía por hacer, como una colección.

Cogió el libro indio de Clara y cogió una al azar. Después de tardar tres cuartos de hora, acabó la poción y la etiquetó con su nombre y para qué servía. Antes de volver a guardarlo todo, se fue hacia el baño a peinarse, cuando se abrió puerta. Corriendo esperando ver al pelirrojo, salió del baño a medio peinar.

Ahí estaba. Parecía menos enfadado, pero la seguía mirando ceñudo.

-George... –dijo con una sonrisa. Iba a abrazarlo, pero por su mirada, prefirió quedarse donde estaba.

-Dime. Que querías hablar.

-Bueno... –dijo molesta por su frialdad y apretando nerviosamente las manos. –Lo de la fiesta.... ¡Estaba borracha! Si no lo hubiera estado, jamás habría llegado a tanto, lo sabes... y por eso no controlaba que decía... durante toda la fiesta pensé que estaba hablando con Fred... lo siento mucho, por favor, no te enfades, comprendo que te hayas puesto así, me habría pasado lo mismo, pero por favor, no te enfades... por favor. –le rogó.

George miró al suelo, parecía aún dolido, pero cuando levantó la mirada, sonrió, es el George de siempre. Le guiñó un ojo pícaramente y le suelta:

-Soy incapaz de enfadarme con tigo.

Michelle se río, y agrega:

-A de más, seguro que Fred no besa tan bien. –le dijo siguiéndole el juego y guiñándole un ojo. Él se rió.

Michelle sonrió y se dirigió al baño mientras él se sentaba en la cama cuando le dijo que la esperara.

Comienza a hacerse una trenza cuando oye su voz amortiguada por la puerta:

-Michelle, ¿tienes poción para ...?

-¿Qué? –grita. No se oye muy bien.

-¡Poción para el dolor de cabeza!

-Sí, la roja que está al lado de la rosa en la primera fila.

Se sigue peinando y luego sale... y grita. George había cogido la poción rosa que estaba al lado de la roja, es decir, había hecho lo contrario de lo que le había dicho. Era la poción que acababa de hacer... y empezaba a hacer efecto.

-¡George! ¡Te has confundido de poción! –grita Michelle observando los efectos. El pelo le empieza a crecer notablemente.

-¿Eh? –dijo despistado, parece no haberlo notado, pero su cuerpo está cambiando bastante. –No pasa nada, ¿era la roja? No te oí. Ahora me la tomo... ¿qué te pasa?

Michelle tenía los ojos como platos y se había quedado clavada y petrificada en la puerta, con una mano cerca de la boca, aterrada. La transformación había finalizado.

-¿Michelle? –le pregunta extrañado, pero su voz ya es otra.

George, (o Georgina) se dio la vuelta y se miró a un espejo. Sus ojos se abrieron enormemente.

En lugar de un joven quinceañero pelirrojo, había una joven quinceañera pelirroja.