Siento muchísimo haber tardado tanto en actualizar pero es que mi adorada madre consideró que tenía que castigarme sin ordenador... TT siento haberos dejado tirados tanto tiempo, no volverá a pasar; he encontrado un método para poder escribir cuando a mi madre le den esas locuras, lo siento o

amsp14: Hola!! Lo siento, en este fic no vuelve a ser George hasta el final, pero ya el siguiente capitulo será él. Besos.

safrie: hola!! Es la primera vez que te veo por aki, ¿no? Me alegro que te guste y siento la tardanza. Besos.

ultimate spider: bueno espero que ya hayas acabado de leerlo y que te haya gustado -.- nos vemos ;)

Joanne Distte: Hola de nuevo!! A ver q te parece este cap. Teng poko tiempo asi q ya me despido. Gracias por todo lo de la página y por aconsejar a gente mi fic! .

strega-in-progress: hola! Siento haber tardado tanto.... tranquila, el secretismo ya se está acabando... besotes!!

SaraMeliss: hola! Me alegra mucho que te gustara! Haber si hablamos mas por el msn, pero al estar castigada las pocas veces que entraba en un ciber no estabas -.- venga besos!

algida: si?? Te gusta?? Yuuuppiiii!!! Ala, ya toy mas feliz que un niño con una piruleta :P gracias por el rr. Besos.

IrePotter: holaaaaa!!!! Q tal tia!! Ya esta colgada la historia? No he tenido tiempo a ir a verla, pero te prometo q en seguida ire a dejarte rr. Oye, no puedo contestarte porq esta mi madre x aki q no me deja ... ya te escribire mas en el rr ;) besos wapisima!!!

8.Cap. Adiós, Georgina

Ya no me conformo con escribirte cosas bonitas, tengo que verte y hablar con tigo cara a cara. Eres maravillosa y quiero conocerte... ¿Te viene bien a las 7:00 en el campo de quidditch? Un beso de

Tu Admirador Secreto

-Al fin podremos saber quien es el cazurro que nos da la tabarra cada mañana con sus poemas estúpidos. –comentó Alicia en voz alta en el desayuno.

-¿Vas a ir, Gina? –le preguntó Clara cogiendo una fuente de patatas tras amenazar a uno de tercero que quería la mitad.

-No. –contestó con simpleza guardándose la carta en el bolsillo. –Que se joda.

-Que poco romántica y sensible. –comentó Rachel indignada. –Pobre chico, ¡Puede estar escuchándote en este momento decir todas esas barbaridades.

-Mejor: así no perderá el tiempo esperándome en el campo porque no voy a ir.

-Pobrecito: sólo te queda media semana para que estés en el colegio... ¡Dale una oportunidad! ¡Mira que más de uno ha venido a camelarte y no has aceptado a ninguno! –dijo Michelle con malicia.

-No me molan los tíos... –al ver que la miraban raro añadió –... de Hogwarts. A de más, ya sabéis que me gusta uno de mi colegio. Estaría traicionando. –inventó sobre la marcha recordando las "pijadas" de ese estilo que solían decir las tías.

-Así se habla. –añadió Rachel mientras Alicia y Clara intercambiaban miradas suspicaces.

-Media semana y vendrá George. –festejó Lee con una sonrisa. –Después de pegarle una paliza por no avisar podríamos hacer una fiestecita.

-Sí. ¿Tenemos munición para festejarlo por todo lo alto? –preguntó Fred con interés.

Lee se quedó un momento pensando y contando con los dedos unos instantes antes de contestar con tono inseguro:

-Pues... necesitamos golosinas y cerveza de mantequilla, pero artículos de broma si que tenemos.

-Vale. Iremos mañana por el viernes a las 6:00 a Hogsmeade. ¿Te viene bien?-preguntó el pelirrojo.

-No; estaré ocupadísimo haciendo deberes. –declaró en tono burlón y con ironía. –No se tú, pero mirarme el ombligo no lo llamo "estar ocupado"

Fred le dio una colleja mientras Lee se metía una cucharada de cereales en la boca, la que casi mete hasta la campanilla.

-¡¡Ggaaaa gabullo!!

-Yo también te quiero, Lee.

Lee lo miró con cara de "ya te daré yo a ti bromita" e intentó distraerlo con otro tema de conversación.

-Por cierto, ¿has vuelto a pedirle el mapa a Harry?

-Sí, pero ha desaparecido; hemos hecho el encantamiento convocador pero no viene ni nada. Le he prometido que cuando vuelva George le ayudaremos.

-Ajá... ¡¡¡Ostia pero que buena está esa tía!!! –dijo mirando hacia las puertas del gran comedor.

Fred giró la cabeza con rapidez mientras Lee metía medio tarro de sal en el zumo del pelirrojo.

-¿De que hablas, Lee? Yo no veo a nadie. –dijo sin girar aún la cabeza.

-¡Oh...! Es que acaba de salir. –se excusó sonriendo.

-¿De qué casa era? –preguntó Fred para ver si podía adivinar de quién hablaba.

-No me fijaba en eso precisamente, amigo. –dijo con una sonrisa picara.

Fred contestó a la sonrisa y tomó el vaso de zumo y se lo llevó a los labios...

-¿Qué miras? –le preguntó molesto a Lee; tenía los dedos cruzados sobre la mesa y se mordía el labio inferior sin dejar de mirarlo fijamente, sin pestañear. –No habrás echado algo al zumo, ¿no? –preguntó suspicaz olfateando el zumo con el ceño fruncido y desconfianza.

-¿Yo? –preguntó exageradamente. -¿Cómo te atreves?

-Entonces bebe un poco. –le dijo dándole la copa.

Cuando Lee se la llevó a los labios, Fred se la quitó riendo.

-Vale, te creo. –y bebió.

Lee se arrepintió en seguida de la "inocente bromita" cuando toda su cara estuvo llena de zumo. Fred lo había intentado tragar, pero lo acabó escupiendo... a su amigo que estaba delante de él.

-Coff... coff... coff... ¡¡¡¡Lee!!!! –Fred le dio otra colleja pero más fuerte.

-¡¡Joder Fred!! –gritó Lee molesto por el golpe. -¿Pero qué coño tienes? ¿Síndrome de Chucky o qué?

En un lugar del castillo, de cuyo nombre no quiero acordarme, a las seis y media de la tarde, cuatro chicas se divertían mirando una revista femenina de dicho colegio.

Por primera vez, George, podía ver lo que era la "Hogwarts girl", y no le gusto ver el nombre de Cedric Digory tantas veces. Al final, entre consejos de maquillaje, fotos de profesores en malos momentos (Sprout bizca haciendo una mueca después de estornudar que le perseguirá por el resto de mi vida en las pesadillas) listas de "mejor culo de Hogwarts" ect ect ect. Lo que le agradó fue ver que Fred y él tenían una buena posición entre los solteros más deseados del colegio.

Al final, se vio envuelto en un tema en el que no podía hablar (por mucho que Michelle le prestara ropa y le aconsejara, nunca había podido ponerse ropa de marca ni que estuviera de moda, y no podía opinar) así que prefirió "huir"diciendo que se iba a dar una vuelta.

Recorrió los pasillos y las escaleras para salir en los jardines. Al pasar por el tercero se cruzó con Fred y estuvo a punto de ponerse a gritarle que que coño hacía y no se daba cuenta de que tenía a su hermano delante de las narices. Fred se le quedó mirando con el ceño fruncido como muchas otras veces y siguió su camino.

Paseó por los jardines y por el borde del lago y del bosque prohibido, se acercó al campo de quidditch y lo bordeó para volver al castillo.

No había seguido intentando ayudar a Fred para que se diese cuenta de que era él, pero Michelle le inquietaba. No conseguía saber porque no quería que Fred lo descubriese, y siempre que intentaba algo, ella lo chafaba.

-¡Oh! ¡Sabía que vendrías! –le dijo una voz con un deje de emoción evidente.

Se dió la vuelta sin entender y le vio. ¡¡¡AG!!! ¡Qué era esa cosa! ¡¡¡Mierda!!! ¿Dónde estaba? Cercanías del campo de quidditch. ¿Qué hora era? ¡¡¡Las 7:15!!! ¿Eso era su admirador secreto?

-¡¡¡¡AAAAGGGG!!!! –involuntariamente dio un salto hacia atrás. -¡¡Nooooo!! Perdona, es que iba yo por aquí y, nada hombre, que... me he dejado el gas encendido y tengo que irme.

-¿Cómo? –dijo sin entender. Nunca había oído emplear la palabra "gas" con esa expresión, y no se le ocurrió que pudiera ser algo muggle. –No te vayas, por favor, he esperado tanto este momento...

-¡Si pero es que tenga prisa! –dijo dándose cuenta de que lo del gas no servía para nada. –Mira tú que mala suerte que tengo que ir a darle esta cestita con ranas de chocolate a mi abuelita que está muy enferma y vive en el bosque, no quiero hacerla esperar... –dijo rápidamente.

-¡Te acompaño!

-Joder que nooooo. ¡Que he dejado a mis hijos solos en casa y fíjate tú a ver si va un psicópata de esos y los encuentra! –estaba tan desesperado por huir de ahí que no se dio cuenta de que lo que decía no tenía sentido.

-¡Te acompaño!

-¡Que no coño que me dejes! –dijo apresurando el paso hacia el castillo. Para su horror pronto lo vio caminando a su lado y hablándole cual Romeo a su Julieta. –¡Joder que pesado eres, cómprate un tamagochi y dile esas mariconadas a él!

Después de unas cuantas frases bordes, un par de tortas, unas cuantas escapadas por los pasadizos y varios hechizos, Georgina se vio jadeando y cerrando la puerta de la habitación con las mejillas sonrosadas y los ojos muy abiertos.

-¿No ibas a dar una vuelta? –preguntó Michelle mirándola de reojo.

-Eso quería hacer. –resopló. -¿Estás sola?

-Alicia y Rachel están en la biblioteca y Clara en la ducha. ¿por?

-Quiero hablar con tigo. –dijo sentándose en frente suyo.

-Dime.

-Mándame un oblibiate. –dijo desesperado.

-¿Qué?

George respiró hondo y cerró los ojos. La imagen del admirador le vino a la mente y puso una mueca de asco. Los abrió y vio a Michelle mirándolo preocupado.

Con un movimiento de varita, Michelle convocó un cubo y se lo puso al chico bajo la barbilla.

-Échalo todo.

-¿Qué?

-Es que pusiste una cara que parecía que ibas a potar, y como el baño está ocupado...

George bufó y apartó el cubo de debajo de la barbilla.

-Pff, y dime, ¿Cómo te pondrías tú si Flint apareciera engominado con raya al medio, los dientes más largos y sacaos que nunca, más virolo que de costumbre, y mirándote de una forma a lo beso-el-suelo-que-pisas?

-¡¡AAAAGGGG!! –gritó saltando involuntariamente hacia atrás.

-Exacto, y eso que tú no lo has visto. Me ha perseguido por todo el castillo.

Michelle puso cara de asco, que empezó a relajarse de repente y echó una sonora carcajada. Acabó a cuatro patas con una mano en el estómago y otra golpeando el suelo con fuerza.

-No, si ahora se ríe. –el tono de George era tan desesperado que parecía estar a punto de saltar por la ventana.

George se vio rodeado de pronto de brazos y pelos que no le deseaban ver nada mientras le besuqueaban y gritaban.

-¡Te vamos a echar de menos!

-¡Ay Gina te escribiremos!

-No si se le coge cariño a la capuya y todo.

George les sonrió antes de coger el baúl y hacerle un hechizo levitador. La acompañaron hasta la entrada del despacho de Dumbledore, y después de medio ahogarla con los abrazos, subió las escaleras.

Picó a la puerta y el sonriente director le abrió.

-Pasa, Georgina, Fred está esperando a su gemelo, nos acompañará hasta que vuelva. –le guiñó un ojo.

-El señor Weasley volverá dentro de unos minutos. –dijo cuando nos sentamos todos.

George no recordaba exactamente la hora en la que se convirtió en chica, pero parecía ser que Dumbledore sí. Estuvo hablando con él y con Fred unos diez minutos y luego se hizo un incómodo silencio mientras el director se paseaba por el despacho toqueteando los objetos esos raros y hablando con los cuadros.

Fred y él intercambiaron unas miradas antes de mirar a otro sitio. Se fijó en Fawkes con una sonrisa recordando el primer día que lo había visto cuando la voz del director lo sacó de sus pensamientos.

-Bienvenido a Hogwarts, señor Weasley.

-¿Eh? –preguntó distraídamente.

Al volver la cara vio al sonriente director y la cara de horror de Fred.