Without knowing
El amor no siempre nace entre las personas indicadas. Aceptarlo en uno de los retos más difíciles. Salir adelante con esa relación... no es algo muy fácil tampoco.
Disclaimer: Los personajes que utilizo son propiedad de J.K. Rowling. La historia… es mía. Disfrútenla.
Capítulo 1: No lo vuelvas a hacer.
Era 1° de septiembre y la estación King's Cross se encontraba abarrotada de gente. Más de la que normalmente habría en otros días.
Mucha de esa gente desaparecía mágicamente en el espacio que había entre las plataformas 9 y 10. Eran los estudiantes del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, y los padres de éstos, que se disponían a partir en el Expreso a Hogwarts para reanudar sus actividades escolares.
Entre toda esa muchedumbre se encontraba Hermione Granger, una joven de 16 años cerca de cumplir los 17, cuyos ojos color miel y su cabello castaño, aunque no del todo ordenado, cayendo sobre su espalda en forma de rizos, junto con figura esbelta, la hacían bastante atractiva, sin olvidar que poseía una inteligencia que todos envidiaban y admiraban a la vez. Junto a ella estaba Harry Potter, también conocido como 'el-niño-que-vivió', el que poseía una cicatriz que era la marca que le había dejado el ya derrotado Lord Voldemort muchos años atrás, una de las tantas veces que lo había intentado matar. Sus ojos verdes se encontraban, hoy, más resplandecientes que nunca, había ansiado con toda su alma abandonar la casa de sus tíos en Privet Drive, cada verano que pasaba se le hacía más y más insoportable. Y también Ronald Weasley, un pelirrojo de ojos azules, de buena complexión física y con graciosas pecas en su rostro que lo hacían parecer más inocente de lo que era en realidad, estaba allí.
Hay que admitir que él y Harry, con su cabello color azabache, que a pesar de sus muchos intentos de arreglarlo permanecía desordenado, y sus refulgentes ojos color esmeralda, eran realmente apuestos. Con el tiempo habían cambiado muchísimo su físico. A Harry si bien el Quidditch le había hecho muy bien, puesto que realizaba un entrenamiento muy duro, y tenía ahora un cuerpo flexible y bien formado, seguía siendo delgaducho como siempre.
Ron, en cambio, seguía tan alto como siempre, pero con un cuerpo ya no de niño, sino de adolescente próximo a ser adulto.
Se puede decir, también, que el carácter de los dos había cambiado mucho. Harry había aprendido a controlar más su temperamento, Ron había madurado más y había dejado de tomarse las cosas tan a la ligera, como acostumbraba a hacerlo, aunque aun seguía siendo explosivo y reaccionaba mal en algunos casos, sobretodo cuando alguien hablaba en su presencia de Malfoy. En momentos como ese la furia afloraba de él.
Hermione… bueno de ella no se puede decir casi nada. Siempre fue una chica responsable de sus actos y esa virtud, aunque a veces un poco exagerada, no había menguado con el tiempo.
A través de los años, los tres, habían logrado gestar una gran amistad, a pesar de haber tenido muchas peleas y discusiones. Juntos formaban el conocido Trío de Oro de Hogwarts. Y éste sería el último año que ellos cursarían allí…
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— Harry, querido... ¿cómo estás? —Preguntó con dulzura la Señora Weasley, madre de Ron, mientras lo abrazaba con fuerza, casi asfixiándolo.
— Bien, muchas gracias. —Respondió Harry como pudo, luego de haberse separado de la mamá de Ron, gracias a la salvadora intervención de su amiga que había proferido un "Señora Weasley", a lo cual la aludida se dio vuelta, para mirar a la chica.
— ¿Sí, querida?
— Eh... —Dijo Hermione tratando de ganar tiempo, pues la había llamado sin razón alguna—. Ah, sí. ¿Se enteró de las últimas noticias que se publicaron en El Profeta Diario?
Molly meditó por unos segundos para luego contestarle:
— Pues no, pero no creo que hayan publicado noticias importantes... ¿Por qué?. ¿Necesitabas saber algo?
— Este... no, no, sólo preguntaba por curiosidad.
— Madre¿en dónde está Ginny? —Preguntó repentinamente Ron mientras buscaba con la mirada a su hermana al igual que lo hacían Harry y Hermione.
— Ya viene, hijo, ya viene. —Respondió distraída la Señora Weasley.
— Bueno, pero que se apure que ya son las 10, 50 y el tren está por partir. —Informó Hermione, mientras consultaba el reloj de pulsera.
Minutos más tarde se encontraban reunidos todos, Hermione, Ron, Harry y Ginny, listos para partir...
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Una vez que subieron al Expreso, pudieron, al fin, entablar una conversación más amena. Mientras permanecieron en Andén había mucho ruido y distracciones que no permitieron que hablaran mucho.
— ¡Vamos Hermione!. ¡No digas que no estás orgullosa de ser Premio Anual! —Exclamó sorprendido Harry.
— Claro que lo estoy. —Respondió molesta Hermione—. Me lo gané en buena ley. Estudié hasta más no poder y me saqué muy buenas notas. Puedo decir que estoy sumamente orgullosa de haber sido nombrada Premio Anual. Es una forma de demostrar que los 'impuros' podemos ser mejores que los hijos de magos de renombre y los sangre limpia.
— ¿Entonces?. ¿Por qué tienes esa cara? —Inquirió Ron, llevándose a la boca una rana de chocolate.
— Imagínate, de ahora en más viviré en la Sala Común de los Premios Anuales.
Ambos chicos se la quedaron mirando, sin entender qué era lo que había de malo en ello.
—Si no me equivoco —Prosiguió la chica, haciendo caso omiso a la cara de sus amigos—... ¡el otro Premio Anual es Draco Malfoy!
Ahora la cara de Harry y Ron expresaban asombro y algo de enojo.
— Ahora sí te comprendo. ¿Quién no estaría de mal humor si se enterara que su compañero de Sala es ese estúpido de Malfoy? —Dijo Ron con cara de asco, escupiendo, literalmente, las palabras.
— Sí que tienes suerte Hermione. —Bromeó Harry e iba a seguir hablando pero la cara de enojo de la chica lo hizo callarse. Definitivamente su amiga estaba de muy mal humor.
— No sé qué pudieron ver en él —Siguió hablando enfadada la castaña—. No creo que cumpla los requisitos para ser Premio Anual. Éste premio se lo dan al mejor alumno, y pienso que Malfoy está lejos de serlo. Además para nombrarlo se tiene en cuenta el rendimiento escolar y la responsabilidad —Se detuvo un momento para una respirar profundamente y reflexionar sobre lo que había dicho. Estaba segura que algunas cosas no eran ciertas y que sin darse cuenta, en su momento de enojo, estaba presumiendo que ella era todo eso que supuestamente Draco no era—. Está bien, lo admito, Malfoy es buen alumno... Pero aún así es detestable tenerlo como compañero de Torre.
— ¿Estás segura de que él es el otro Premio Anual? —Preguntó Harry con tacto, sabiendo que en ese momento cualquier tipo de pregunta la haría enfadar—. Quizás estás confundida y te alteras sin razón.
— Sí, es él. —Confirmó Hermione de mala gana—. Lo peor de todo es que estoy segura de que ahora será mucho más difícil para mí. No solo podrá molestarme cuando nos encontremos en algún pasillo, una clase o lo que sea, sino que también lo hará en la sala común, cuando me encuentre sola y seguro se va a aprovechar muy, pero muy bien de eso.
— No te preocupes Hermione… Si esa basura te hace algo, dímelo a mí o a Harry, que nosotros ajustaremos cuentas. —Dijo Ron con los puños apretados.
— Muchas gracias, Ron. —Respondió, aunque enseguida añadió—: pero prefiero decírselo al Director.
— Has como quieras. —Le contestó molesto, pues él quería a toda costa encontrar una excusa para golpear a Malfoy.
— Bueno chicos. —Intervino Harry, advirtiendo una pelea—. Creo que se tienen que ir, como Prefectos deben cumplir con sus responsabilidades. Les aconsejo que se vayan a reunir con los demás.
— Sí... ¡es cierto! —Respondió con cierta preocupación Hermione, mientras miraba su reloj—. Me había olvidado por completo. ¡Anda Ron, vamos al vagón de los Prefectos!
Sorpresivamente el chico se vio arrastrado de la manga y solo atinó a decir "nos vemos Harry", para luego desaparecer por la puerta.
Hermione y Ron corrieron todo el camino, y cuando llegaron a su destino estaban exhaustos y respiraban con dificultad.
Tuvieron una bienvenida no muy agradable.
— Llegan tarde —Informó Severus Snape, el profesor de Pociones, cuyo pelo negro continuaba siendo tan grasoso como antes y su carácter aún más desagradable. "Viejo amargado" pensó Ron.
— Lo siento. —Respondió avergonzada Hermione.
— Son 10 puntos menos para Gryffindor. —Declaró lentamente Snape, saboreando cada palabra.
— ¡Pero…! —Ron iba a quejarse, pero se contuvo al ver la mirada fulminante de Hermione.
— ¿Iba a decir algo, señor Weasley? —Inquirió el Profesor, con una mueca de satisfacción en su rostro.
— Nada.
— Claro¿qué iba a decir usted, si su cerebro no puedo procesar más de dos palabras? —Dijo el Profesor con maldad. Ron le dirigió una mirada de desprecio, pero se abstuvo a decir nada—. ¿Ve? Tengo razón, no es capaz de reaccionar. Es un bueno para nada.
— Déjalo Ron —Susurró Hermione al oído del amigo—. No tiene caso que le discutas, siempre buscará la forma de hacernos pasar un mal trago.
"Ese maldito, juro que me las pagará. Infeliz." Pensaba Ron mientras que su cara reflejaba odio y furia contenida.
Snape parecía disfrutar enormemente de la escena. En su rostro se dibujaba una gran sonrisa sarcástica. Evidentemente le gustaba humillar a los Gryffindors. Luego miró pensativamente a todos los prefectos que se encontraban allí y, sin prestar atención a las miradas asesinas de los Prefectos, a excepción de los de Slytherin los cuales se sentían felices de estar con Snape en ese momento, dijo:
— Harán las rondas en el siguiente orden: Ernie MacMillan y Pansy Parkinson; luego Ronald Weasley —al pronunciar este último nombre su cara se contorsionó en lo que parecía ser una mueca de desprecio—, y Hannah Abbott; Después Draco Malfoy y Hermione Granger…
Cuando Hermione escuchó esto, dejó de prestar atención a lo que continuó diciendo el Profesor de Pociones. Un sentimiento de amargura y rabia la embargaban.
Odiaba con toda su alma a Malfoy, y lo que menos quería era tener que hacer rondas con él, por más que el tren estuviese concurridísimo de gente y que al Slytherin no se le ocurriría hacerle nada en presencia de otros, corriendo el riesgo de ser sancionado.
— Bien, eso es todo. —Finalizó Severus—. A su trabajo.
Dicho esto se retiró lentamente dejando a los prefectos solos.
Todos empezaron a retirarse hacia diferentes lados, con distintas excusas para hacerlo, hasta quedar solamente Hermione, Ron y Draco, quien, extrañamente, se encontraba silencioso y no había pronunciado ningún comentario despectivo hacia los Gryffindors hasta el momento.
Hermione se había acomodado en un asiento y revisaba unos de sus libros, mientras Ron la esperaba, vigilando de vez en cuando los movimientos de Draco.
— ¿Qué es lo que buscas con tanta insistencia? —Interrogó Ron.
— Nada importante. —Levantó la mirada y observó a su compañero, pudiendo notar la impaciencia que éste tenía por irse—. Ya nos vamos Ron, ya nos vamos.
— Está bien, sólo trata de no demorar mucho. —Apremió Ron.
Al cabo de un rato...
— Ron. —Llamó Luna Lovegood, una alumna de Ravenclaw que había ingresado al colegio hacía ya dos años.
— ¿Sí?
— Ven un momento que tu hermana quiere hablar contigo
— Dile que luego iré, después de haber acompañado a Hermione hasta el compartimiento de Harry —Respondió.
Luna esperaba impaciente en el marco de la puerta. Rodó los ojos y se dio la vuelta haciendo el amague de irse pero se detuvo cuando Hermione habló:
— Ve Ron, revisaré unas cosas en mis libros y me voy, no te preocupes —Le dijo.
— ¿Estás segura? —Le preguntó dudoso Ron—. No hay necesidad de que lo revises aquí. Mira que Malfoy está… —Se calló para señalar al aludido con un movimiento de cabeza que le indicaba a la chica para que mirase al rincón del compartimiento.
— Ni siquiera te molestes buscar excusas para quedarte con tu noviecita, no le haré nada. —Siseó una voz fría desde el rincón que estaban mirando.
— Cállate, a ti nadie te habló. —Le contestó con rabia Ron.
— Déjalo Ron, y ve con tu hermana, que te necesita.
Luego de haber dudado unos momentos el Gryffindor aceptó irse no sin antes aconsejarle:
— Recuerda lo que te dije, no dudes en contármelo si te hace algo.
— Sí, Ron, lo haré…
— Ten cuidado sucia rata. —Amenazó al Slytherin, y luego se desapareció rápidamente por la puerta, acompañado de Luna.
Hermione lo miró irse, y luego se enfrascó nuevamente en su lectura. Pero no pudo hacerlo por mucho tiempo.
— Te odio.
— ¿Uhm?. ¿Qué dices? —Preguntó sorprendida, el comentario la había tomado desprevenida.
— Que te odio —Repitió el chico.
— Ah. —Respondió sin darle importancia—. Eso, no es nada nuevo para mí, puesto que yo siento lo mismo por ti…ODIO —Luego agregó concienzudamente—: Y creo que ni siquiera te mereces que sienta eso.
— Eres extremadamente repulsiva. —Siseó con desprecio Draco—. No puedo creer que exista gente parecida a ti. Cómo han de ser tus padres para tener un engendro como tu. Es increíble. Eres una vergüenza para la comunidad mágica y debes serlo para tus padres también. Los compadezco por lo que son, y por lo que eres.
La situación ya estaba exasperando a Hermione.
— Ay, Malfoy... Te comprendo... Debes sentirte tan mal que buscas una forma de desahogo... Tengo una pregunta ¿Es desagradable tener a tus padres en la Prisión de Azkaban, por ser mortífagos? —Al terminar de decir la frase, se cubrió la boca con la mano. No había querido que esas palabras humillantes salieran de su boca, por más que lo odiara. Ella no era como Malfoy, ella no utilizaba los puntos débiles de la gente para hacerla sufrir. ¿O sí?
— Cállate, no sabes de lo que hablas —Le respondió él con voz ronca.
Y una vez más, cegada por el odio le dijo de modo hiriente:
— Claro que no lo sé. Jamás viví una situación tan vergonzosa…De todos modos, no quiero perder más tiempo contigo. Me voy. —E hizo el amague de darse vuelta, pero no pudo. Una mano había tomado con fuerza su brazo.
— ¡Quieres soltarme! —Gritó indignada.
Pero el rubio no le hizo caso, sino que le apretó más el brazo, haciéndole doler y la empujó contra la pared, quedando arrinconada.
— Nunca, pero nunca vuelvas a hablar de eso —Advirtió peligrosamente—. Ya me tienes cansado, sabelotodo.
— Deja…deja de molestarme —Dijo demostrando nerviosismo, pues toda la valentía que antes tenía, se había esfumado. Luego intentó inútilmente zafarse de la mano que la aprisionaba.
— No vale la pena perder el tiempo contigo. —Espetó Draco, y la soltó.
Malfoy se alejó lentamente de ella y le dijo:
— No te olvides de la ronda. —Y se fue.
Hermione estaba en un principio estática, no había reaccionado, pero luego puso totalmente furiosa. ¿Quién se creía él para tratarla así, y luego decirle como si nada 'no te olvides de la ronda'?
Repentinamente salió en pos de Draco. Cuando por fin lo alcanzó, lo tomó de un hombro y lo dio vuelta bruscamente. El rubio sorprendido exclamó:
— ¿Qué demo-…? —Comenzó a decir, pero no pudo terminar la frase. Una mano se había estampado sobre su mejilla izquierda dejándole una marca rojiza. La misma mano que cuatro años antes le había dado una cachetada, exactamente en el mismo lugar del rostro, en los terrenos de Hogwarts.
Malfoy se tocó el pómulo con la mano, la miró fijamente con los ojos entrecerrados y le gritó enojado:
— ¿Cómo te atreves?
— No vuelvas amenazarme, desagradable hurón. —Dijo Hermione sin rodeos. Luego se dio vuelta lentamente para irse al vagón de los Prefectos no sin antes recordarle burlonamente:
— No te olvides de la ronda.
Draco Malfoy aún no podía salir de su asombro. Ya era la segunda vez en su vida que la mugrosa sangre sucia lo golpeaba y se iba sin que él pudiera hacer nada al respecto. La primera vez porque estaba acompañada y ahora porque no había reaccionado a tiempo.
Decidió que hasta llegar a Hogwarts, le perdonaría su falta de respeto. Pero luego, en el colegio, le haría pagar caro su insolencia. Mientras tanto… actuaría como si nada hubiese pasado.
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Hermione caminaba rápidamente, y no prestaba atención a lo que pasaba a su alrededor. Iba tan distraída que no se dio cuenta que alguien la había estado llamando insistentemente durante buen rato.
— ¡Hermione! Demonios… ¡Hermione, te estoy llamando! —Dijo un chico algo enojado.
— ¿El qué? —Al fin había reaccionado.
— ¿Qué te sucede?. ¿No te diste cuenta que te llamaba?
— No, lo siento. —Se disculpó—. ¿Qué necesitas?
— Nada, simplemente te estaba buscando. Ya es tu turno para hacer la ronda —Le respondió Ernie MacMillan, el prefecto de Hufflepuff.
— ¿Tan pronto? —preguntó asombrada—. ¡Pero si es el turno de Ron y Hannah!
— Sí, pero no se por qué fueron llamados por la Profesora Sprout. Los necesitaba para algo.
— Está bien. —Respondió quedamente—. Si no queda otra…
El Prefecto notó que en la voz de la chica había un dejo de amargura pero no intentó sacarle nada de lo que le pasaba porque no había intimado demasiado con ella.
— Adiós, Hermione —Le dijo Ernie—. Malfoy se encuentra esperándote en el compartimiento.
— Sí, adiós.
Y partió lentamente a encontrarse con el Slytherin. En su camino se encontró con Harry, que al verla se preocupó de sobremanera por el aspecto desaliñado y apagado que tenía su amiga.
— ¿Qué te sucede?
— Nada —Dijo con voz cansina. Se llevó ambas manos al rostro, y se masajeó las mejillas—. Solo que tuve un enfrentamiento con Malfoy… Me sacó de las casillas Harry, e hice y dije cosas que no debí hacer ni decir.
— ¿Como qué…? —Preguntó despacio Harry. Sabía que tenía que ser algo grave para que Hermione dijera eso.
— Como golpearlo delante de todos… Como amenazarlo… —Respondió, mirándose las manos.
— Esto es alarmante…
— Sí, y no sé cómo reaccionará Malfoy… No creo que se quede con los brazos cruzados. Su orgullo no se lo permitiría. Y por desgracia… —Continuó diciendo—, ahora tengo que ir a hacer ronda con él.
— ¡Uf! —Bufó Harry—. De todos modos, es demasiado cobarde para hacerte algo delante de todos…
— Sí, puede ser… No lo sé… Pero ahora me voy Harry. —Sonrió—. Nos vemos luego.
Y volvió a retomar el camino, para encontrarse con el Prefecto y Premio Anual de Slytherin…
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Draco esperaba impacientemente a que la Gryffindor llegara. Ya se estaba demorando mucho y eso le molestaba.
"Esa infeliz…me las va a pagar…" Pensaba Draco—. "Veamos… ¿Qué puedo hacerle? Tiene que ser algo que la humille mucho, muchísimo, para que ya no le queden ganas de burlarse de mí. Mmm… ¿Qué puede ser?" El Slytherin apoyó los codos sobre la rodilla, y recostó su cabeza en las manos. Tenía el semblante pensativo y en su cara se dibujaba una gran sonrisa de satisfacción. Parecía que ya estaba disfrutando de su posible venganza. Aunque luego de un tiempo...
— ¡No se me ocurre nada! —Exclamó furioso, alzando las manos en gesto de irritación, luego volvió a sumirse en sus pensamientos.
Repentinamente se vio interrumpido cuando la puerta del compartimiento se abría lentamente y por ella pasaba la grácil figura de Hermione.
La chica a pesar de que internamente se sentía nerviosa, porque no sabía qué le iba a hacer Draco, por fuera demostraba una valentía que realmente no existía.
Ninguno de los dos pronunció palabra, simplemente se miraban fijamente. Habían entablado un duelo de miradas en el cual uno de los dos tendría que ceder.
Y, para sorpresa de Hermione, quién pensaba que se sentía tan nerviosa que no podría resistirlo por mucho tiempo, fue Draco quien desvió la mirada.
Malfoy se acercó a ella, en actitud amenazadora, haciendo que Hermione caminara hacia atrás. Hasta que llegó un momento en el cual al no tener más lugar adonde ir, cayó sentada en uno de los asientos del tren.
— ¡Aléjate de mí! —Exigió ella.
— ¿Por qué habría de hacerlo? —Preguntó alzando levemente una de sus cejas—. Me debes una, y prometo cobrártela muy cara —Hizo una pequeña pausa, en la cual meditó unos instantes y luego añadió—: Pero no ahora, no me conviene... Tan solo espera, que mi venganza pronto llegará…Y no digas que no te advertí.
— Ten cuidado con lo que dices…Podría avisarle a McGonagall… y si algo me pasa, el principal sospechoso serías tú.
— No creo que alguien como tú le vaya con cuentos a los profesores… Me extraña de ti, sangre sucia, creí que eras más valiente y afrontarías las cosas. —Le dijo Draco con un ligero matiz de burla en su musical voz.
— ¡Vete al demonio…! —Chilló—. Solo quiero comenzar la ronda, cuanto más pronto mejor, y no verte más durante un buen tiempo. —Y con esto dio por finalizada la conversación.
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Hermione y Draco realizaron la ronda sin ningún tipo de problemas. El Slytherin había elegido esperar, y ella decidió no prestarle más atención al chico rubio de penetrantes y fríos ojos grises. Cualquier cosa que tuvieran que solucionar, lo harían sin nadie como testigo. Draco porque no quería arriesgarse a una sanción y Hermione decidió que en algún momento haría que él le pagara por todas de juntas, porque poseía la valentía y decisión que caracterizaba a todo buen Gryffindor. Pero no, ahora no lo haría pues tampoco pretendía arruinar su reputación de chica modelo que nunca daba problemas.
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El viaje en tren finalizó. La noche había caído envolviendo todo en una espesa oscuridad. Sólo se oían los murmullos apagados de los alumnos.
Los chicos de primer grado eran guiados por Rubeus Hagrid, el Guardián de las Llaves y Terrenos de Hogwarts y actual profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas, un semi-gigante que sentía gran afecto por Harry, Ron y Hermione, hacia las carrozas que los llevarían al colegio.
De más está decir que los restantes alumnos ya se conocían de memoria los procedimientos, así que no era preciso que fuesen guiados, simplemente se dirigieron a las carrozas y las abordaron sin necesidad de ayuda. A excepción de tres individuos que se retrasaron adrede.
— ¡Los de Primero! —Llamó con voz potente el Guardián—. ¡Acérquense todos! Tenemos que subirnos a estos botes. Síganme a mí.
— ¿Hagrid? —Preguntó una voz que al semi-gigante ya le era sumamente familiar.
— ¿Harry? —Se volteó y esperaba encontrarse con él, pero le costó trabajo reconocerlo. A su lado divisó a dos personas más que se la hacían muy familiares, pero que la oscuridad no permitía reconocer, y solo atinó a preguntar con el semblante confuso—¿Hermione¿Ron?
— ¡Claro!. ¿Quienes más? —Contestó alegre Ron, mientras le daba una fuerte palmada a Hagrid, que a éste último le resultó como una caricia.
— ¡Muchachos! —Exclamó feliz y los abrazó efusivamente—. Cómo han cambiado...- se detuvo un momento, se rascó la barbilla pensativo y dijo—: Bueno, chicos, el deber me llama, tengo que guiar a estos despistados —A los cuales señaló ladeando apenas la cabeza—. Pero luego hablamos.
— Adiós, Hagrid. —Se despidieron los tres.
Luego Harry, Ron y Hermione se dirigieron, mientras charlaban animadamente con una gran sonrisa dibujada en cada uno de ellos, a la carroza que los guiaría al comienzo de un nuevo año en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería...
Fin del Primer Capítulo
Notas de la humilde y feliz autora:
¡Hola! Espero que les haya gustado, de ustedes depende que lo siga.
Es que se necesita inspiración para escribir y si me dejan review la inspiración se va hasta las nubes y las cosas salen más fácil (¡Espero que hayan entendido!)
Otro punto que quería aclarar... No estoy muy segura de dónde termina de hacer el viaje el tren. Así que me decidí por lo mas fácil y lo dejé que pare en Hogsmeade... espero no haberlos confundido con eso ni nada... Sólo que no sabía bien...
Y otra cosa más, perdón por la falta de tildes, me olvido... Además no tengo el Word para corregirlas y me da fiaca. Así que mil disculpas...
Bueno, ahora sí, me despido... ¡Dejen Reviews!
—(•·÷§weët-Ållÿ÷·•)—
