-- Without knowing --
By § W € € T Å £ £ ¥
El amor no siempre nace entre las personas indicadas. Aceptarlo en uno de los retos más difíciles. Salir adelante con esa relación... no es algo muy fácil tampoco.
Disclaimer: Los personajes que utilizo son propiedad de J.K. Rowling. La historia... es mía. Disfrútenla.
Capitulo 2: Lo necesitaba.
Al llegar los terrenos de Hogwarts, se dirigieron sin prisa hacia el castillo. Hagrid golpeó las puertas y las abrió, como ya era costumbre, McGonagall, quien se hizo cargo de los alumnos más pequeños. Los más grandes se dirigieron al Gran Hall y allí esperaron a que diera comienzo la Ceremonia.
Pronto la puerta del Gran Hall volvió a abrirse, dejando paso a los nuevos alumnos... La selección pasó lentamente. Hubo más elegidos para Gryffindor que para ninguna otra casa y las Serpientes estaban irritados por eso. Cada tanto se escuchaban las vivas de las Casas que recibían nuevos alumnos, en ese momento los estudiantes más antiguos aprovechaban para hablar entre ellos y criticar, sobre todo los de Slytherin:
- Seguro que son todos unos sangre sucias - comentaban por lo bajo algunos - por eso no vinieron tantos a nuestra Casa... que inmundicia... estamos plagados de impuros... si tan solo ya -sabes-quien estuviese vivo... ¡Maldito Potter!
Otros, de mentes menos retorcidas, rememoraban su primer año en Hogwarts y sollozaban silenciosamente pensando que esa sería la última vez que presenciarían una selección...
Aún no habían tenido la primer clase y ya estaban llorando porque sabían que extrañarían muchísimo a su colegio cuando terminasen.
-Queridos alumnos míos - comenzó a hablar Dumbledore después de concluida la selección- Hemos vividos tiempos difíciles - lanzó una mirada significativa a Harry, Ron y Hermione- pero nos hemos recuperado. Lord Voldemort ha sido destruido para siempre. Ya no hay nada que temer. Algunos deben dejar los viejos prejuicios y aceptar que somos todos iguales, que no hay diferencias de sangre, nombre, ni posición social...- mirada significativa a los Slytherins que tan solo giraron las caras y bufaron por lo bajo - Espero que éste año sea el mejor para todos los chicos que terminan, y que sea el mejor comienzo para los que recién ingresan. No sé si debo recordar que el Bosque Prohibido, sigue estando prohibido... – una de sus típicas sonrisas iluminó su rostro - aunque en el tema de horarios nos hemos puestos más flexibles. Pero solo pueden salir en caso necesario. Aquellos que salgan para gastar una broma o algo que no sea "correcto", tendrán su merecido castigo...Bien, no quiero hacer demasiado extensa la Ceremonia así que mejor me callo - se sentó en su silla - ¡A comer se ha dicho! - concluyó el Director, acto seguido chasqueó los dedos y las mesas se llenaron de exquisitas y variadas comidas.
Estaban todos comiendo ya, cuando fueron interrumpidos nuevamente por Albus, el cual, al ver la figura de un hombre sentarse en la mesa de los Profesores tratando de no llamar la atención, informó:
-Lo olvidaba... me complace anunciar que tendremos nuevamente entre nosotros al Profesor Remus Lupin, dando la materia Defensa contra las Artes Oscuras- terminó con una amplia sonrisa en su rostro a diferencia de algún que otro Profesor que miraba con odio a Licántropo.
Sonoros y cálidos aplausos se escucharon en el Hall.
La mesa de Gryffindor levantó la mirada y casi saltó de alegría al ver a su querido Profesor Lupin. No había ningún otro Profesor tan competente, ni tan querido, como Remus, que hubiese pasado alguna vez por el cargo de Profesor de Defensa contra las Artes Oscuras.
Pasado el momento de euforia todos volvieron a sus respectivos platos. Ron engullía la comida con muchas ganas, como todo el tiempo solía hacer, al igual que Harry, mientras que Hermione jugaba como ausente con el tenedor, sin probar bocado aún. Ni la noticia de que Remus volvía había logrado cambiarle la cara.
-¿Qué te pasa Hermione? - preguntó Harry mientras se levantaba para servirse una copa de zumo de calabaza- ¿otra vez lo mismo?
- Ajá - contestó sin ganas la prefecta, sin levantar siquiera la mirada.
-Olvídalo... no le des más vueltas al asunto - aconsejó Harry.
- Lo haré Harry, o al menos lo intentaré - concluyó.
Más tarde, todos se retiraron algo cansados, pero felices, contándoles a sus amigos las cosas que habían hecho en sus vacaciones, enterándose de las últimas chismerías, etc., etc. Aunque no todos estaban deseosos de afrontar nuevamente las clases.
El trío, compuesto por Hermione, Ron y Harry, (los dos primeros Prefectos) se dirigió a la Torre de Gryffindor, guiando a los más pequeños. Una vez que llegaron al destino deseado se despidieron: "Hasta luego, chicos"- había dicho Hermione y sus amigos le contestaron: "Adiós, nos veremos mañana en clase", para luego desaparecer por el hueco del retrato de la Dama Gorda, tras haber dicho la debida contraseña.
Por otro lado, la Prefecta de Gryffindor caminaba con paso apurado hacia la Sala Común de los Premios Anuales. Cuanto más antes llegara, menos posibilidades de cruzarse con el hurón tenía. Aunque se había retrasado considerablemente al ayudar a Ron con los de Primero.
Llegó al Cuadro de los Caballeros Errantes y dijo la contraseña: " Ilunpea Argitzen " y el cuadro se abrió dejándole libre el paso.
Al entrar observó estupefacta la Sala. Era bastante amplia, adornada con antiquísimos muebles de buen estilo. Las paredes dejaban ver que estaban hechas de piedra, dándole un estilo rústico. En el centro de la habitación había una mediana mesa rectangular rodeada de almohadones para sentarse y debajo de ella una alfombra roja con motas amarillas.
En una de las esquinas había una chimenea y alrededor de ella estaban ubicados tres sillones; dos de una plaza y uno de dos plazas y otra mullida y cálida alfombra, en este caso, verde con plateado.
Luego en la pared de la puerta de entrada estaban los escritorios, eran dos, y cerca de ahí había una biblioteca provista de muchísimos libros, de todas formas e índoles.
Después había otra puerta más. Al entrar por ahí lo primero que se veía era la entrada al baño. También allí te encontrabas con dos caminos a seguir; uno era el de la habitación de Hermione, el otro del cuarto de Draco. Las habitaciones eran continuas, sin embargo para ir a cada de una de ellas había que tomar un camino diferente ya que adelante estaba el baño que separaba las puertas. (Estaba el pasillo, el baño y otro pasillo, todos ellos paralelos) La puerta del baño era una sola y no se podía ingresar desde las habitaciones. (N/A: no es muy entendible... pero bueno T.T)
La Sala se encontraba en la semi penumbra y solo se escuchaba el incesante crepitar de las maderas al quemarse. Aún no habían sido prendidos los candelabros.
Hermione inspeccionó todo con minuciosidad desde la mesa rectangular hasta la Biblioteca, que fue lo que más le interesó y a lo que más atención le prestó. Cuando terminó de ver todo lo que quería se sentó delante de la chimenea durante un rato y al cabo de cinco minutos se dio cuenta de que el Prefecto de Slytherin aún no había llegado y todavía tenía oportunidad de irse a dormir sin tener que verle la cara de cínico prepotente y vanidoso. Así que agarró su capa, la cual se había sacado ni bien había entrado, y se dirigió a la puerta que llevaba a las habitaciones, la abrió y se encontró con que una espesa nube de vapor golpeaba su cara. Todas sus esperanzas se cayeron al piso, adelante de ella tenía a la persona que menos deseaba ver y era una situación bastante embarazosa. El chico se había envuelto en una toalla, dejando al descubierto su pálido pecho y aun permanecían algunas gotas de agua en su cuerpo, las cuales de vez en cuando caían al piso, mojándolo. En su cara se dibujó una sonrisa mordaz. Por más que adelante de él tuviera a una sangre sucia, le encantaba sentirse observado y admirado.
-¿Qué miras, sangre sucia? ¿Te gusto?- rió con ironía Draco.
-Púdrete, Malfoy - le espetó groseramente la chica, tratando de no desviar su mirada de los ojos del chico hacia otras partes - Ni muerta gustaría de ti, imbécil.
-Tsk, tsk - chasqueó la lengua Draco - ¿Qué es esa agresividad por parte tuya, Granger?
-¡Me das asco, Malfoy! -gritó Hermione antes de girar sobre sus talones y dirigirse a su supuesta habitación.
Al llegar a la puerta del cuarto pudo divisar un cartel de plata que, tallado con verde, decía: Draco Malfoy. "Demonios -pensó- ahora tengo que desandar el camino... mejor suerte no puedo tener".
Así que con actitud resignada retomó el camino de vuelta. Esa noche parecía que nadie se ocupaba de la luz, aún no estaban prendidas ni las velas, ni los candelabros, y había momentos en el que el pasillo se oscurecía bastante.
En un momento de esos cerró los ojos durante unos segundos... Y en esos escasos segundos pueden suceder muchas cosas.
De pronto se vio cayendo hacia el duro suelo, golpeándose un poco la cabeza y al mismo tiempo sintió un ligero peso sobre su cuerpo. Una persona... sintió que la humedad del otro empezaba a traspasarse a su camisa. Cuando por fin pudo reaccionar y darse cuenta de quien era lo empujó bruscamente de encima suyo.
- ¡Estúpido! ¿Qué haces aquí? - gritó furiosa.
Draco alzó las cejas y le contestó, reprimiendo una carcajada:
- Voy a mi habitación, sangre sucia- Hermione abrió grande los ojos acordándose de que había tomado el camino equivocado, y se llevó una mano a la frente, bajando la mirada - ¿qué creías que estaba haciendo? ¿Siguiéndote a ti? - lanzó una genuina risa.
- Olvídalo, déjame pasar - dijo al ver que el rubio no se quitaba de su camino.
- ¿y si no quiero? - murmuró maliciosamente.
- Vas a querer - le dijo, y acto seguido salió caminando, esquivando con agilidad a Draco, dejándolo solo con sus pensamientos.
Y así, con paso rápido, se alejó de la habitación del hurón, para dirigirse a la de ella.
Apenas llegó a la puerta, la abrió y se metió con prisa a su cuarto.
Estaba todo pintado de blanco, supuso que se lo dejarían adornar a su placer. La amplia cama adoselada estaba en el medio de la pared paralela a la puerta de entrada. Las sábanas eran de seda roja. Al lado de ella había una mesita de luz, de mediano tamaño, con un candelabro dorado y una vela roja, consumiéndose lentamente... oscilando insegura en un vaivén continúo la sombra de la llama en la pared.
Más allá había un ropero de roble encastrado a la pared, de tres puertas. Al abrirlo puedo notar que en una de ellas había un espejo de forma ovalada, el cual que tenía grabado en relieve una rosa, y también vio su figura reflejada. Sus mejillas estaban encendidas, el cabello más desordenado de lo habitual y la ropa algo desaliñada. Se reprochó mentalmente ser tan despistada, culpa de eso había vuelto a encontrarse con la presencia no deseada de Draco Malfoy...
Cerró de golpe la puerta y observó que a un lado estaba su baúl. Conjuró un hechizo y la ropa se guardó de forma ordenada en el ropero. Los libros que traía se acomodaron en una repisita pequeña y el cepillo de diente, peine y demás utensilios de higiene desaparecieron para luego aparecer en el baño, en un sector que era para ella solamente.
Todas las cosas estaban en su lugar. Ya se había relajado... ahora podía irse a dormir tranquilamente. No, mejor aún, tomaría un baño. Tomó unas prendas limpias y volvió a salir de su habitación para irse a asear al baño.
Todo el camino despejado, ni rastros de Malfoy por ninguna parte. Al llegar suspiró suavemente y abrió la puerta del baño. Era hermoso, muy similar al baño de Prefectos. En el aire aún perduraba el aroma que había dejado Malfoy. Era embriagante, un intenso olor a colonia de hombre. El ambiente estaba inundado, también, por una tenue nueve de vapor, que poco a poco iba disipándose. En una banquetita plateada que estaba al costado de la bañera, había una toalla, húmeda, de color verde botella, la tomó y aspiró el olor. Lo odio una vez más por ser tan irresistible.
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Primer día de clase, algo movido por cierto. Empezar a acostumbrarse nuevamente a la vieja y olvidada rutina... levantarse temprano, vestirse para bajar al Hall, hacer alguna que otra tarea que no habían hecho antes, desayunar y, algunos, partir apurados a las clases...
En la Sala Común de Gryffindor dos chicos de séptimo curso, los cuales eran de esos que tenían que partir siempre apurados, se habían dormido y estaban por llegar tarde a clase...
-¡Ron! pásame la corbata - gruñó Harry mientras se ponía el pantalón saltando en un pie y se calzaba las zapatillas.
- Oh Harry, tómala tú, yo también llego tarde - contestó de mal talante su amigo, Harry le lanzó una mirada furibunda y no tuvo más remedio que alcanzarle la prenda.
-¡Demonios! Si hubiese estado aquí Hermione no estaríamos llegando tarde - dijo Harry con pena.
-Sí, lo sé - aceptó Ron - ¡pero date prisa!
- Lo haré - dijo Harry ya vestido mientras se iba corriendo hacia el cuadro de la Dama Gorda - pero te recomiendo que lo hagas tú - terminó de decir con una sonrisa socarrona en sus labios.
- Humm - masculló Ron viendo alejarse a su amigo; luego terminó de vestirse y salió corriendo hacia el Aula de Transformaciones, que sería la primera materia que le impartirían ese día.
Corrió lo más rápido que pudo y unos pasillos antes de llegar al Aula, Ron encontró a Harry, a unos 25 metros de él.
- ¡Harry! - gritó entre jadeos, levantando una de sus manos en un vano intento de que su amigo lo viera, mientras que la otra la apoyaba en una de sus rodillas, pero Harry se encontraba de espaldas- ¡Espérame para que vayamos juntos! - gritó aún más fuerte.
El aludido se dio vuelta al escuchar la voz del pelirrojo y esperó a que éste llegara.
- Vamos, no quiero que McGonagall me regañe el primer día. - dijo al tiempo que su amigo lo alcanzaba.
Y juntos se dirigieron a la clase aunque, por primera vez en casi 7 años, lo hicieron solos... ya no eran tres, eran dos.
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- Muy bonito lo suyo, Weasley y Potter, tarde el primer día - les dijo Minerva con el ceño fruncido y cara de pocos amigos, pero en su voz se notaba que sentía aprecio por aquellos dos muchachos que siempre andaban metidos en problemas. - Bueno, vamos ¿a qué esperan?- apremió - Siéntense allí - y les indicó dos puestos, al lado de Hermione.
Se encaminaron con rapidez a los asientos y una vez instalados allí...
- ¡Hermione! - exclamó feliz Harry, para acto seguido tirarse sobre ella y abrazarla con efusividad.
-¡Ay Harry! Como si hubiese pasado mucho tiempo desde que nos separamos - bromeó Hermione, algo aturdida por el comportamiento de su amigo, pero divertida.
- No importa - declaró el pelirrojo con solemnidad poniéndose la mano sobre el pecho - querida Hermione, estar sin ti nos acarreará problemas tales como no hacer deberes, llegar tarde a clase etc., etc.
- ¡Ron! ¿Para eso me quieren allí? - preguntó dolida Hermione.
- Claro ¿para qué más? - dijo en tono bromista, pero al ver la tristeza reflejada en los hermosos ojos miel de su amiga añadió - sabes que no es cierto, sabes que te queremos mucho.
- Lo sabía - respondió mientras les sacaba, burlona, la lengua a su amigo - pero, de vez en cuando, es lindo saberlo.
- Humm... oportunista - bufó Ron al sentirse engañado de forma tan "vil".
Desde el escritorio eran observados por la Profesora, que había interrumpido su explicación al sentir algunos murmullos molestos.
- ¿Podrían dejar los saludos para otro momento? - preguntó McGonagall levantado ligeramente una de las cejas por encima del marco del lente - Están interrumpiendo la clase.
- Lo sentimos, Profesora - dijo Hermione actuando como vocero del grupito causante de la molestia de Minerva. Las mejillas de la chica estaban teñidas de un ligero tinte rosado y sus amigos habían desviado la vista del frente y miraban al suelo... Repentinamente habían encontrado algo interesante en él.
- Espero no tener que volver a llamarlos al orden - informó con voz severa McGonagall - Bien, continuemos, estábamos hablando sobre como transformar una tortuga en alfiler, como les decía, es una transformación difícil de lograr, y requerirá mucho empeño por parte suya...
Harry, Ron y Hermione ligeramente cohibidos por el reto, prestaron atención a la clase el tiempo que quedaba de ella.
Al finalizar la clase, el trío tomó sus cosas y se dirigió a la salida, no sin antes despedirse correctamente de la Profesora.
- Bueno, no estuvo tan mal, después de todo fue la primera clase - comentó alegre Harry al salir del Aula de Transformaciones.
Hermione asintió distraídamente y Ron por su parte decidió llevar la conversación por otro rumbo más interesante para ellos. Era más que obvio que hablaban de Quidditch o de Ajedrez, tema nada llamativo para la Gryffindor, además ella estaba tan ensimismada que cuando le preguntaban algo tan solo asentía con la cabeza, sin prestar atención a lo que le decían.
De esa forma, los chicos, seguidos por una ausente Hermione, caminaban alegremente por los pasillos de Hogwarts hasta que su tranquilidad fue interrumpida:
- Vaya, me dieron unas tremendas ganas de vomitar... ¿por qué será? - dijo Harry en voz alta y clara mientras le lanzaba una mirada despectiva a un grupito de Slytherin que se acercaba a ellos con aire de superioridad, algo que le resultaba repugnante al Buscador.
- Tal vez porque viste tu reflejo en un espejo, Potter - respondió con voz fría uno de los jóvenes del grupo de los Slytherins, que se encontraba rodeado por sus amiguitos, quienes parecían actuar de "guardaespaldas".
- Oh... veo que ahora se dedican a escuchar las conversaciones ajenas. - contestó con rabia Ron - Claro que eso no es nada raro, viniendo de asquerosas serpientes como ustedes
-Ay Weasley, te aconsejo que cierres tu boquita si quieres conservar todos tus dientes intactos... no creo que tu papá pueda pagarte un arreglo, así que escucha mi consejo por tu bien - amenazó con tranquilidad el joven dueño de los ojos grises más gélidos y profundos de todo Hogwarts.
En un arranque de furia Ron intentó arrojarse sobre Malfoy, pero la mano pequeña y delicada de Hermione le detuvo, interviniendo por primera vez en la disputa.
- Déjalo Ron, no merece la pena que gastes energía con él... Supongo que como Voldemort ya no está vivo gracias a Harry, el chico se siente algo preocupado y tiene que reaccionar de ese modo tan infantil.- dibujó una sonrisa maligna es su exquisito rostro - Por cierto, ¿qué tal van las cosas en casa, Malfoy?
- Maldita sangre sucia...- murmuró Draco temblando de ira- Ya son muchas las que me debes, te juro que te las haré pagar una por una. Y no seré benevolente contigo, te juro que te dolerá haberme humillado...
No sin antes dirigirle una mirada de odio a todos ellos, se giró, dándole la espalda a los Gryffindors... y con un gesto de su mano hizo que sus amigotes lo siguieran, aunque más de uno aún miraba con cara de idiota y asombro a la Gryffindor que se había atrevido tantas veces a desafiar a su líder y eso provocó que el Slytherin se enfureciera aún más.
-Lo necesitaba - susurró por lo bajo Hermione, viendo con satisfacción como el rubio se marchaba. Había descargado toda la bronca que tenía por lo sucedido la noche anterior.
- ¿Decías Hermione...? - preguntó Ron, creyendo, sin estar equivocado, que ella había dicho algo.
- No, nada - contestó mientras lanzaba un suspiro - Venga, apuremos el paso que tenemos clases de Defensa contra las Artes Oscuras, y estoy ansiosa de hablar con el Profesor Lupin, que ayer por la noche no pudimos hacerlo.
-Claro, vamos...
Ya en el aula de DCAO...
-Bienvenidos a un nuevo ciclo lectivo - dijo Lupin - espero que este año les resulte agradable... al menos mis clases... - recalcó - todos ustedes ya me conocen y yo los conozco a ustedes, así que las presentaciones están de más.- hizo una pausa y dijo - ¿alguna duda? ¿Algo...? - miró a todos, uno por uno, manteniendo su mirada por más tiempo en un joven con gafas redondas delante de sus ojos verdes, y todos le contestaron con una negación - bueno, entonces comencemos...
La clase transcurrió muy animada, empezaron a repasar los temas vistos el año pasado, y Remus no se sorprendió al ver el alto nivel que tenían ciertos Gryffindors...
Al final de la hora dijo:
-Espero que la hayan pasado bien. De tarea, para la próxima clase, tendrán que leer la página 189 del libro, ya que trabajaremos sobre ese hechizo, no me fallen. Adiós.
-Adiós, Profesor - respondieron al unísono los alumnos.
Entre todos los alumnos Harry, Ron y Hermione conversaban en voz baja, como discutiendo algo:
-¿Qué dices Harry? - preguntaba Hermione - ¿vamos ahora o después?
-No lo sé - respondió el niño que vivió.
- Vayamos ahora - resolvió finalmente Harry.
Se acercaron al Profesor Lupin, que en ese momento se encontraba de espaldas a ellos, arreglando unos papeles que tenía sobre su escritorio.
- Profesor...
-¿hum? ¡Ah! Chicos - dijo con una sonrisa alegre en su rostro, el cual, como habían notado con sorpresa de los chicos al principio de la clase, estaba menos envejecido que antes. Tenía un aspecto más vigoroso y fresco, y eso los alegró mucho.
- Hola - dijeron los tres al unísono.
Harry continuó hablando:
- Nos alegra tenerte de nuevo con nosotros Profesor.... – pausa deliberada - desde, bueno tú sabes... desde el día que derrotamos a Voldemort no hemos tenido noticias de ti, hasta hoy.
- Lo siento - dijo algo apesadumbrado el licántropo - pero muchas cosas fuertes han sucedido... y tenía que recuperarme... - al ver la cara de preocupación de los jóvenes agregó rápidamente, con una sonrisa amigable en el rostro: - pero ya estoy bien, no se preocupen.
- Eso esperó - dijo por lo bajo Harry. Un silencio tenso se erigió.
-Lo sentimos Profesor Remus - interrumpió Hermione - pero debemos ir a la clase de Pociones antes de que Snape llegue, sino nos bajará puntos.
-Severus nunca cambiará - comentó entre risas. Los chicos también rieron.
-Bueno, adiós - se despidieron con un ligero movimiento de mano.
Remus lo observó partir. Que orgullosos estarían James y Lily de ver a su hijo, y a sus mejores amigos, tan fuertes, valientes, leales e íntegros.
Las palabras no alcanzaban, se quedaba corto para describir a ese par de chicos que a lo largo de sus cortas vidas habían tenido experiencias más duras que muchos otros, y que ahora, después de todo eso, estaban a punto de convertirse en magos hechos y derechos.
Nada lo ponía más orgulloso.
Los chicos se dirigieron con paso rápido a las mazmorras, deseando, todos, mentalmente, que el grasiento Profesor Snape no hubiese llegado... deseo que, por desgracia, no se les cumplió.
- Que bonito - dijo con malicia Severus - según tengo entendido es la segunda vez que llegan tarde a clases hoy, Potter y Weasley. Aunque la señorita Granger llegó tarde por su culpa, seguro - Hermione quedó sorprendida de que Snape la hubieses "defendido". Severus miró con desprecio a los Leones y continuó hablando - Serán... ¿cuántos puntos...? - mientras pensaba se rascaba la barbilla con gesto burlón- sí, serán 5 puntos menos para Gryffindor. - los chicos lo miraron enojados, pero no replicaron nada. Ya se habían acostumbrado, con Snape más vale quedarse callado. - Y agradezcan que fui benévolo. - se rió entre dientes y les dijo - a trabajar, vamos, que no tengo todo el día.
A regañadientes los tres se sentaron en unos pupitres contiguos que estaban libres.
Hermione se acercó a ellos con disimulo y les preguntó:
-¿Escucharon lo que Snape dijo?
- Sí, nos quitó puntos injustamente mientras que a los que son de Slytherin y llegan tarde no - contestó Ron, disimulando mal su enojo.
-No - contestó levemente irritada Hermione - ¿escucharon que dijo algo así como "aunque la señorita Granger llegó tarde por su culpa, seguro"?
- Em... sí, ahora que lo dices sí, me acuerdo - respondió Harry quitando la vista de la pizarra, en la cual Snape había anotado una serie de instrucciones a seguir.
-Bueno - los interrumpió Severus - van a realizar esta complicada poción - indicó el número de página, donde estaban los ingrediente necesarios. Y anotó unas cosas en el pizarrón - No podrán hacerla en una sola hora, utilizarán las dos, o bueno, eso se verá... - informó con tono malicioso - así que pónganse a trabajar - se dio vuelta y se fue a sentar a su silla. Los alumnos comenzaron a copiar con rapidez las instrucciones y fueron interrumpidos nuevamente por Snape que les dijo:
- Aquel que no haga la poción correctamente tendrá su castigo correspondiente... estoy seguro que más de uno se quedará hasta después de finalizada la clase... - rió perversamente y se enfrascó en la lectura de un libro titulado "Pociones de envenenamiento". Aunque segundos después se paró y comenzó a inspeccionar los recién empezados trabajos, marcándole los errores a los de su casa y regañando a los Gryffindor en vez de ayudarlos. Hoy no estaba presente su alumno "favorito", Neville, quien estaba descompuesto y se encontraba descansando en la enfermería, siendo cuidado por Madam Pomfrey.
Para ser honestos el nivel que tenían los Slytherins y los Gryffindors era bastante parejo, no tenían demasiadas equivocaciones. Aunque todos eran superados notoriamente por los dos Premios Anuales, cuyo nivel estaba en uno de los escalones más altos.
- Sé más cuidadoso - regañaba Hermione a Ron, viendo que estaba calculando mal los gramos de polvo de cuerno de unicornio.
Snape justo pasaba por allí, posando su mirada inquisidora por el caldero de ellos.
- Y tú no seas tan quisquillosa – replicó enojado Ron, mirando de reojo al grasiento Profesor.
- Vayan por más raíces de mandrágora – pidió con tono mandón la chica a sus amigos.
- Ahí vamos - acto seguido se acercaron a la repisa que tenía todos los ingredientes, dejando a Hermione sola, controlando que el líquido viscoso de color verde oscuro que había dentro del caldero no se derramase. De repente sintió que alguien le tocaba la espalda, trazando una línea recta, desde el medio de los omóplatos hasta un poco más abajo. El contacto le provocó escalofríos. Se dio vuelta bruscamente, haciendo que su caldero se volcase, atrayendo la mirada de todos.
-Oh, no - musitó por lo bajo, avergonzada de lo que había hecho.
- La veo difícil Granger - se burló un chico con voz fría. El mismo que la había molestado.
-¿Qué sucede ahí, señores?- preguntó Snape, mientras se levantaba de su asiento y se acercaba al lugar del "accidente".
-Lo que pasó fue que... -empezó a decir Hermione.
-Lo que pasa es que la señorita Granger es muy torpe y por eso volcó su caldero - la delató Draco Malfoy, adelantándose a ella, sin dejarle posibilidades de encontrar una excusa.
Todos los alumnos de la casa de los leones le lanzaron una mirada asesina al rubio, quien se regocijaba interiormente de su maldad... poco a poco se iba a ir cobrando las humillaciones proferidas por la Sangre Sucia, como él le diría... y recién estaba empezando.
Pero para su asombro, no fue así:
- Ya veo... pero no habrá castigo -dijo, sorprendiendo a más de uno - la poción, por lo que he visto momentos antes de ser volcada, ha resultado bien, por lo tanto, no tiene errores - reconoció- así que prosigan con sus cosas y procuren no equivocarse más. Y ustedes dos - señaló al rubio y a la castaña - encárguense de limpiar eso.
- Pero, ¿por qué yo? - soltó enojado Draco, además de sorprendido por la actitud de su padrino.
- Porque tú la delataste, y ahora limpiarás eso - lo miró fijamente, sus negros ojos brillaban intensamente - ahora - agregó en tono autoritario. Aunque le dirigió una mirada cómplice que solo Draco pudo entender.
Hermione observaba con asombro a su Profesor... algo debía sucederle... estaba segura que ese Snape no era el mismo odioso y repugnante Snape del tren, el de todos los años.
- Sí, profesor – dijo mirándolo enfadado.
Snape se alejó de la escena del accidente y se volvió a sentar en su escritorio.
- ¿qué estás esperando? - le preguntó irritado el rubio a Hermione, sacándola de su asombro - ni sueñes que YO limpiaré eso... – recalcó con mucha énfasis la palabra "yo", señalándose el pecho al pronunciarla.
- No, claro, ¿qué vas a limpiar tú? si ni siquiera sabes lavarte la ropa, de eso estoy segura - espetó indignada por la actitud por demás desagradable de Draco – me gustaría verte un día sin tu mami, tu papi y tus elfos.
-¿Y tú quién te crees que er...? – iba a replicar Draco, pero fue interrumpido.
- Menos charla y más hacer – ordenó Severus desde su escritorio – serán 10 puntos menos para Gryffindor – informó mirando a un grupo de las mesas de adelante que, evidentemente, estaban haciendo mal las cosas. Era como si estuviera en todos lados – y si siguen así serán 20 – amenazó.
- ¿Pero qué rayos le sucede a Snape?– cuchicheaba Harry con Ron.
- Debe de haber tenido un buen día – dijo sin darle importancia al asunto el pelirrojo. No podía estar más acertado... Snape había tenido un excelente día, mejor dicho, una excelente mañana... le habían comunicado una noticia que lo hacía muy feliz.
Mientras tanto, por la mente de un intranquilo Draco Malfoy fluían pensamientos tales como: "Debo prestarle más atención a Severus, está muy extraño" "¡Me hizo quedar en ridículo!", "aunque no por nada lo hizo, según lo que me dijo con su mirada"
Y Hermione miraba con recelo a su profesor, mientras limpiaba arduamente el desastre que se había hecho al derramarse la pegajosa poción.
Todos sus pensamientos y acciones fueron interrumpidos cuando la campana, que anunciaba que la clase finalizaba, sonó.
- Para la próxima clase quiero que hagan dos pergaminos sobre esta poción y lo tengan todo estudiado, ya que les tomaré lección a todos, sin excepción ni excusas – informó Snape, mientras los alumnos alistaban sus cosas para partir a la siguiente clase.
- Señorita Granger – llamó Severus, cuando ella se disponía a partir.
- ¿Sí, Profesor? – acudió, algo desconfiada.
- El Profesor Albus Dumbledore la quiere en su despacho a usted y al señor Draco Malfoy, haga el favor de informarle. Después de que termine la siguiente clase, los quiere allí – dijo con desdén.
- Sí, Profesor – aceptó
En la puerta de las mazmorras Hermione se reunió con sus amigos.
- ¿Qué quería ahora "Snape pelo grasiento"? – preguntó burlón Ron.
- Dijo que tengo que ir al despacho de Dumbledore, y que le avise a Malfoy – respondió con rapidez – ya tengo que irme a la clase de Runas y avisarle, también, al hurón. Nos vemos – y se alejó con ligereza de ellos, buscando con la mirada al rubio.
A escasos metros de donde se encontraba ella, la puerta de la Sala de Transformaciones, encontró a quien buscaba.
- Eh, tú – llamó con descortesía, pero el aludido no se mosqueaba, seguía hablando con sus compañeros. Ella, hastiada, lo llamó nuevamente, de forma más brusca: -¡Malfoy!- ahora sí, la había escuchado.
- ¿Qué quieres de mi, Sangre Sucia? – sus compañeros rieron tontamente, como si hubiera dicho algo gracioso. Pansy Parkinson se adelantó de entre sus compañeros y tomó el brazo de Draco, de forma posesiva. Miró con asco a Hermione, mirada que fue devuelta con una repulsión mayor.
- Yo de ti nada – contestó la Gryffindor con desprecio, casi escupiendo las palabras. – el que quiere verte es el Profesor Dumbledore, cuando termine la clase que sigue.
- ¿Ese viejo chiflado? – preguntó con antipatía.
Hermione lo miró con reproche en su mirada.
- Ese mismo. – y con eso finalizó la conversación. Giró sobre sus talones y se dirigió al Aula en la cuál le impartirían la siguiente materia...
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Al finalizar las respectivas clases, dos alumnos, uno de Slytherin, otro de Gryffindor, se dirigieron con paso lento al despacho del Director. Llegaron los dos al mismo tiempo
- ¿Qué miras? – preguntó Draco apenas la vio.
- A ti no, no te preocupes.- repuso ella con aspereza, desviando la mirada, haciendo como que no lo veía.
- Bueno, ¿qué? ¿Sabes la contraseña? – preguntó irritado. Odiaba sentir que no era importante, ignorado. Que hicieran como que no existía.
- ¿Y a ti que te parece?- inquirió ella, en tono mordaz.
- No sé, - contestó ásperamente - ¿la sabes o no?
- Que poco cerebro tienes, - dijo burlona- si supiera la clave no estaría aquí perdiendo mi tiempo en una conversación que no tiene ningún fin.
- Claro... - la miró largamente y luego quitó su mirada y la posó en la gárgola que tenía frente a él. Le incomodaba estar con ella.
Repentinamente la gárgola que custodiaba la entrada al despacho se movió, y por el hueco que se formó salió la figura de un alegre Albus Dumbledore.
Los miró con una sonrisa un sus labios.
- Supuse que no sabrían la contraseña – volvió a sonreír - pasen, pasen – los invitó, haciendo una reverencia.
-Muchas gracias –dijo Hermione al tiempo que se metía por el hueco, y subía la escalera caracolada.
- Pase, Señor Malfoy- invitó una vez más, en tono amable.
- Sí, Profesor – respondió con desdén y acto seguido hizo el mismo camino que la chica, siendo seguido por Albus.
Al llegar al destino, Hermione se sentó en una de las sillas que había enfrente al escritorio, como así también Draco. Ambos se miraban de vez en cuando, compartiendo un sentimiento en común: odio.
Dumbledore tomó asiento y se aclaró la garganta tratando de llamar la atención, interrumpiendo los pequeños duelos que entablaban el Slytherin y la Gryffindor, siendo consciente de lo que se profesaban mutuamente. Ambos chicos lo miraron impacientes, deseando que terminara de una vez, para desparecer de la vista del otro. Draco se sonaba los dedos con frecuencia encontrando interesante un cachivache de plata, los que Dumbledore solía tener en su escritorio, y Hermione se acomodaba distraída el pelo, observando un punto inexistente en la pared.
-Bueno – dijo al fin- los he citado aquí para...
Fin del segundo capítulo
¡Hola! Por fin terminé... jaja es el capítulo más largo de toda mi vida... no lo puedo creer... ¡TRECE PÁGINAS DE WORD! (feo número... pero seguro se alarga un poco más)
Espero que les haya gustado y quiero, también, disculparme por el atraso. Pero resulta ser que mi computadora se lleno de virus y tuve que formatearla... entonces perdí un par de archivos, entre ellos mis fics más recientes, y además ahora anda, pero más o menos... así que...
Bueno, en fin, no quiero atosigarlas con mis excusas...
Nomás les pido que me dejen un review... es muy importante para mi saber que es lo que piensan ustedes de mi fic... Y, hablando de reviews... ¡ahí les van las contestaciones!
Contestaciones a los alentadores reviews:
Aleja M: Muchas gracias por seguirme en mis dos fics, me pone muy contenta. Gracias, en serio... Ajá... buena pregunta: ¿Cómo se va a vengar Draco? Mmm no te voy a decir... Solo te voy a decir que está planeando algo muy, muy feo... y que puede tener consecuencias muy graves... Ya la verdad, puedo decirlo, es que la inspiración me está llegando a chorros... así que es posible que actualice con frecuencia... Besos, cuídate...
Dulce: gracias... ¿en serio piensas que soy buena escritora? Me haces poner colorada... jaja. Yo también te quiero... y espero que hablemos por el msn... así te ayudo con tu fic y vos con el mío. ¡Nos vemos! Besitos. Cuídate.
Xiaoyu-chan: ¡uys! Me pasé bastante... eran tres días nomás... ¡Jajaja perdón!... bueno... pero es bien larguito el capi... y espero te guste... Ays... es taaaaan cierto... es súper lindo mi Draco ( es mío, y nada más que mío ¬¬
Como le dije a Aleja... su venganza será terrible, de eso no tengas dudas...
Espero que no me mandes un par de dementores o quedo loca... ¡vos fíjate!
¿Quién no tiene ganas de compartir una sala con Draco? Uys... Todas tenemos unas ganas... Jajaja... Bueno che, ya me voy despidiendo... ¡mucha suerte!
Mariet Malfoy: Celes! Que gusto tenerte acá! Me alegra mucho que me dejes reviews... son muy importantes para mi... Ya en el msn nos veremos y hablamos ¿si? Te quiero mucho eh!
Lira Garbo: oh... la gran escritora... ELLA me dejó review... jeje me pone muy contenta que lo hayas leído... y más contenta me puse hoy cuando me pasaste eso que me pasaste top secret espero que sigas leyéndolo eh! Confío en que lo hagas :P... Nos vemos en algún review o por el msn. Adew!
Asora: Wa! Muchas gracias por toda la inspiración... yo creo que surtió efecto, creo. ¡Muchas gracias de nuevo! besos
Goi Izarra: siiiií mucha venganza quiere mi rubio... Ay no.. Pobrecito... Sin futuro mi Draco... noooo... Humm pos sí... el roce hace el cariño... pero los roces que tienen no son muy lindos que digamos... más allá de... uys casi se me va la boca!
Mejor me callo y sigo contestando reviews...
Yasel: May! ¡Alégrate! Voy a poder volver al juego de rol... me anda Internet... Craig y Eneas son míos eh
Y sí... la esencia de Malfoy va a salir a relucir con frecuencia en este fic...
En fin... Espero verte pronto en el msn... Besitos
Lakesys: don't worry Romina! Este fic prometo será terminado eh! Y el otro también... ¡doy mi palabra de que así será! Sí, pobre Draco... el cerebro no le carburó bien y no se le ocurrió ninguna venganza... hasta ahora... ya más adelante vas a ver....
PiaGranger: no sabes lo que me costó que sea largo el capítulo... ¡pero todo sea por ustedes, las que leen! :D... en fin... me alegro que te guste... ya en algún otro review nos veremos... ¿me equivoco? Jaja nos vemos... besos
Ahora sí, las dejo... ¡muchas gracias a todas y dejen review!
Ah otra cosa... sé que les debe parecer raro el comportamiento de Snape... pero todo tiene su motivo... no me maten... ya después se aclaran las cosas.
PD: ya no son 13 páginas, son 15... así que ya no es feo número
