-- Without knowing --

El amor no siempre nace entre las personas indicadas. Aceptarlo en uno de los retos más difíciles. Salir adelante con esa relación... no es algo muy fácil tampoco.


Disclaimer: Los personajes que utilizo son propiedad de J.K. Rowling. La historia... es mía. Disfrútenla.

NOTA: este capítulo no tiene nadita de acción... mucho diálogo... pero es bastante "importante" lo que ocurre (algunas cosas nomás)... queda en ustedes leerlo... porque capaz les resulte "aburrido". Bueno... no más cháchara .

Capítulo 3: La noticia

- Los he citado aquí -habló por fin Dumbledore- para comunicarles el proyecto que, como premios anuales, deberán cumplir.

Draco y Hermione lo miraron con el entrecejo fruncido.

- Se ha decidido que ustedes dos, por ser los mejores alumnos de Hogwarts, nos representarán en...- el ruido de un objeto al caer interrumpió a Dumbledore. Éste se levantó con lentitud, se acercó a una de las ventanas y la cerró ya que por ella entraba una brisa no muy fuerte, pero suficiente para hacer caer pequeñas cosas. Luego buscó el objeto caído y lo acomodó en su lugar Tras haber realizado esta acción, se sentó con parquedad en la silla que momentos antes ocupaba.

Luego de esto silencio por parte de todos.

- ¿Representarlos? ¿En qué? - quiso saber Hermione, harta de que nadie hablara.

- Se hará un concurso en el colegio Beauxbatons – informó lentamente el Profesor con una sonrisa en sus labios - Los colegios que participarán serán, obviamente, Beauxbatons, Durmstrang y, por supuesto, Hogwarts...

- Disculpe, ¿qué dijo? – preguntó extrañada la Gryffindor, creyendo haber escuchado mal.

- Que participarán en un concurso en Beauxbatons, señorita Granger – repitió Dumbledore, con amabilidad.

- Oh, está bien – atinó a decir en un susurro, mientras procesaba la información recibida.

- Cómo les decía – continuó Dumbledore – participarán de este concurso. Esperamos que tengan resultados óptimos.

- ¿Y qué es lo que tengo que hacer? – preguntó Draco, sin demasiado interés, interviniendo por primera vez en la conversación.

- Deberán viajar a Francia, aún no se sabe en qué fecha. Se está discutiendo si es entre noviembre o diciembre, después se decidirá definitivamente – comunicó Dumbledore – pero eso no viene al caso, todavía. – agregó.

Hermione no lo podía creer. ¡Iría a Francia! ¡Al fin conocería la tan distinguida Beauxbatons! Eso era lo que tanto había soñado... Sintió como la felicidad invadía cada átomo de su cuerpo. La sonrisa no se le borraba de los labios. Estaba completamente contenta, esto era lo mejor que podía pasarle.

- Y... ¿Y de qué se trata? ¿Y cuánto tiempo estaré? Y, y ¿cuántos alumnos participarán? – farfulló emocionada la castaña.

- Despacio, señorita Hermione. – la calmó Dumbledore, haciendo un movimiento alusivo con las manos.

- Lo siento, es que es una muy encantadora noticia. – se excusó la chica, mirándose las manos que, apoyadas en su regazo, estrujaban con ímpetu la tela de la túnica.

Draco la miró fijamente, moviendo la cabeza con desaprobación "qué infantil que es", pensaba.

- Bueno, en qué estábamos... – se rascaba la barbilla, con aire pensativo - ah sí, sí. ¡El concurso! Se ha decidido, en un comité conformado por las escuelas participantes, que el concurso sea sobre la materia Pociones. Esto es algo positivo para nosotros -añadió.- porque, según tengo entendido, a ustedes dos les gusta mucho esta materia y no les va mal... si no me equivoco, claro.

- No se equivoca – afirmó rápidamente Hermione. Draco simplemente hizo un asentimiento de cabeza, para luego volver a fijar su vista en su regazo, mientras jugaba con un hilito del dobladillo de la túnica que se estaba deshilachando ligeramente.

- Me alegro mucho, realmente. – contestó Dumbledore, sonriendo.

- ¿Es todo lo qué tenía para decirnos, Profesor? – preguntó Draco, dirigiendo su mirada al anciano de plateada y larga barba, con anteojos en forma de medialuna tapando sus azules y cálidos ojos.

- Eso es todo, mis queridos alumnos. Si no tienen duda alguna, pueden retirarse a sus respectivas clases –dijo el Profesor Dumbledore.

- Por mi parte ninguna – dijo Hermione, acomodándose el cabello y tomando su mochila.

Draco se encogió de hombros, dando a entender que él tampoco tenía dudas.

- Bueno, entonces vayan a sus clases – apremió Albus.

- Adiós, Profesor – dijo Hermione antes de emprender la caminata hasta la escalera caracolada, seguida por un malhumorado Draco Malfoy.

Una vez la chica se hubo perdida de la vista del Profesor, comenzó a bajar las escaleras de a tres escalones a la vez.

- ¡Qué felicidad! ¡Cuándo se lo cuente a los chicos! - decía con voz cantarina Hermione, hablando sola.

- ¿Qué tan contenta te puede poner esto, sangre sucia?- preguntó Draco cuando llegó a su lado.

- ¿Y a ti que te importa? – Replicó Hermione de mal modo, poniéndose a la defensiva como solía hacer siempre que le hablaba el chico – además, deja de decirme sangre sucia, está muy gastado ese apodo – se burló.

- ¿Entonces a la castañita no le gusta que le digan Sangre Sucia? – Se burló él a su vez – un motivo más para seguirle diciendo así...

- ¿Castañita? – repitió Hermione, mirándolo fijamente con gesto de burla en todas sus facciones – por Dios, Malfoy... ¿tan poca imaginación tienes? ¡Ja! ¡No me hagas reír! ¿Castañita? Por dios... – luego de dirigirle una sonrisa socarrona al rubio, se alejó riendo por los pasillos, dejando a Malfoy enfurecido.

"¡Demonios! ¿Qué rayos me sucede? ¿Por qué siempre se queda ella con la última palabra? ¡Esto es frustrante!"- pensaba Draco, mientras se dirigía hasta su próxima clase... Runas Antiguas.

O§o§O

Se pasó todo el camino recriminándose por ser tan "blando" buscando alguna forma de hacer enojar a la chica... y, también, encontrándola.

Al llegar, se frenó en la puerta del aula y golpeó suavemente con los nudillos de la mano, tratando de llamar la atención de la profesora de Runas, Vector, obteniendo resultados negativos. Esperó impasible.

- Este texto es de complicada traducción, así que no se hará sólo aquí, si no que deberán buscar información sobre el dialecto draconis en la biblioteca –decía la profesora– y además...- al notar la presencia de un alumno en la puerta del aula se interrumpió y dejó de hablarle a la clase, que ahora miraba con atención al chico, principalmente las chicas, para hablarle a él.

- Llega tarde, señor Malfoy – dijo con sequedad Vector.

- Disculpe, profesora – dijo Draco, adelantándose un poco de la puerta – pero estaba hablando con el Profesor Dumbledore. – se excusó.

- Está bien – aceptó con resignación la Profesora – por ser el primer día de clase está perdonado. Además no fue el único en llegar tarde. La señorita Granger también lo hizo, y según me dijo ella, por el mismo motivo que usted.

- Gracias, Profesora – dijo Draco, ante el asombro de todos

- Pase usted. Siéntese allí – indicó, señalando un lugar libre, justamente al lado de Hermione.

Draco paseó la vista de forma inquisidora, buscando algún otro asiento libre, pero su frustración fue tal al darse cuenta de que sólo había uno, y éste era al lado de la "sangre sucia Granger", que no hubo una sola persona que no se hubiese dado cuenta de la cara de asco que había esbozado. Soltó un bufido, para luego dirigirse hasta su asiento.

Hermione, por su parte, corrió su pesada mochila del asiento, y lo acomodó a un lado, dejándole el asiento libre para que se sentara el Slytherin.

Cuando él se sentó le dirigió una fugaz mirada, para luego enfrascarse en la lectura del texto a traducir.

- Esto es insoportable – susurró al cabo de un rato Draco, rodando los ojos, a la vez que se quitaba el flequillo de los ojos con un rápido movimiento de la mano.

- Nadie te mandó a llegar tarde, y tampoco a sentarte aquí – contestó a la defensiva Hermione, sin despegar su vista del libro, sabiendo que se refería a ella con lo de "insoportable"

- Mira tú... la sabelotodo se equivoca... - cuestionó Draco – en primer lugar, llegué tarde porque estábamos, ambos, hablando con el viejo chiflado –Hermione frunció el ceño al oír hablar así del Director-; en segundo lugar, la profesora me mandó a sentar aquí – finalizó, siempre hablando en un susurro, para no ser escuchado por la profesora. Tenía un aire de superioridad altamente irritante. El muy creído...

- Podrías haber cambiado el lugar con otro, así que mejor cállate, o búscate alguien con quien cambiar – dijo ella con tono venenoso.

- No te sulfures, castañita - se burló Draco, escribiendo en su pergamino, con letra impecable, un párrafo traducido – tan solo hice un comentario.

Hermione, quien no había despegado la vista del libro durante toda la conversación, alzó la cabeza para fijar su vista en la de él y luego le dirigió una sonrisa bien sarcástica, bien a lo Slytherin. Luego volvió su vista al libro, olvidando, no del todo, al rubio.

Pasaron algunos minutos, que se hicieron eternos para ella, en completo silencio. No era presagio de nada bueno...

"A ver, a ver... ésta es una excelente oportunidad... alejados de los demás bancos, lejos de la profesora...-pensaba Draco- ella distraída... sí, esta es otra oportunidad para humillarla... sé que le va a molestar mucho, muchísimo... aunque a mi me produzca el triple de asco –esbozó una mueca-, sé que no habrá nada más humillante para ella que..."

Sonrió al pensarlo.

- ¿Qué es lo que más... odio te produciría? – preguntó malicioso Draco, a la vez que deslizaba su mano por debajo del banco, de forma lenta, casi imperceptible, hasta posarla en el muslo de la Gryffindor, por debajo de la túnica pero por encima de la falda. Ella pegó un saltito, soltando la pluma, y ahogó un grito, llevándose su mano al rostro, cubriendo de esa manera su boca.

- Quita tu mano – dijo ella casi siseando. El odio emanaba por cada poro de su piel. Estaba furiosa, completamente rabiosa.

- ¿Por qué? ¿Te molesta? – preguntó Draco, con voz melosa. Estaba disfrutando como nunca de ese momento. Le encantaba ver fuera de sus cabales a la Gryffindor. Ella estaba roja, y emanaba un tenue calor, producto de la situación, y sus ojos destilaban odio en cantidades industriales.

- Quita tu mano, no te lo vuelvo a repetir – dijo entre dientes, lo más calmada que pudo.

- Claro, lo que digas – contestó simplemente Draco, sonriéndole maliciosamente.

- Profesora – llamó Hermione al cabo de unos instantes, cuando ya estaba más tranquila. El rubio por un momento se asustó, pensando que la chica lo iba a delatar, pero se tranquilizó cuando escuchó lo que la Gryffindor dijo:

- ¿Podría ir a la enfermería? – preguntó ella con tono fingidamente adolorido. – Es que de repente siento náuseas – dijo, haciendo alusión, disimuladamente, a la situación recientemente vivida.

- Bueno... - meditó la Profesora Vector – ve si es que te sientes mal. Ya casi es la hora, así que llévate los útiles - resolvió finalmente. Normalmente los chicos decían estar enfermos para retirarse de la clase. Pero Hermione era un caso aparte. Se sabía de sobra que ella nunca se fingiría enferma. Por eso razón aceptó dejarla ir.

- Muchas gracias, profesora – dijo Hermione, mientras recogía sus cosas.

- Que te acompañe el señor Malfoy – añadió al cabo de un rato Vector. El aludido levantó el rostro.

- Pero... - intentó replicar Draco, sin éxito alguno.

- Ningún "pero", Malfoy – cortó tajante la profesora.

Draco bufó por lo bajo, estrujando un pergamino entre sus dedos.

- No es necesario, Profesora, yo puedo sola – dijo Hermione en un intento de convencerla.

- Te acompañara Malfoy – volvió a repetir, terca. – y no hay pero que valga.

- Está bien – aceptaron los dos, resignados. Draco comenzó a guardar su tintero, sus pergaminos y demás útiles. Hermione lo esperó impaciente.

"¿Qué diablos sucede con los profesores? ¿Por qué demonios se esforzaban en juntarnos, cuando nuestro odio es tan evidente? – se cuestionaba Hermione – que asco..."

"Esto es el colmo – pensaba a su vez Draco - ¿por qué siempre yo? ¿Por qué? La odio, la odio tanto que no alcanza mi cuerpo para albergar todo el desprecio que le tengo"

- Adiós – se despidieron secamente antes de desaparecer por los pasillos, camino al ala de enfermería.

Draco caminaba con la túnica semidesabrochada, la mochila cargada de un solo hombro. El cabello, el cual se había dejado crecer un poco más largo de lo que generalmente lo usaba, le caía rebelde, dándole un toque sensual. Estaba silbando una canción que a oídos de la Gryffindor sonaba totalmente insulsa.

Hermione por su parte, caminaba algo encorvada hacia delante por el peso de su mochila, cargada hasta más no poder de libros, tinteros, pergaminos, plumas, etc., agarrando con ambas manos las tiras. Además estaba más despeinada que de costumbre, las mejillas le ardían, y la ropa estaba algo desarreglada. Murmuraba cosas ininteligibles para el Slytherin. Repentinamente, se frenó en seco, obligando con su acción a que el chico hiciera lo mismo.

- ¿Ahora qué? – preguntó irritado, llevando una mano a su cintura.

- No es necesario que me sigas acompañando – respondió entre dientes Hermione. Aún estaba latente la rabia producida por la acción del chico.

- No, claro que no – contestó él– pero es una excelente excusa para llegar tarde a la próxima clase... no la voy a desperdiciar.

- Claro – dijo la chica, dándole la razón como a los locos.

- Además, aunque a mi me moleste, y me produzca asco estar contigo, sé que lo peor que te puedo hacer es no dejarte en paz... estar siempre, constantemente, detrás de ti... acechándote - agregó, sonriendo ladino.

- Ya cállate – gruñó Hermione, antes de empezar a caminar con paso enérgico hasta la enfermería, que le quedaba a pocos metros ya.

- Claro, claro – respondió él esta vez, imitando la forma de contestar de la Gryffindor.

"Punto para mí, castañita... - pensaba con satisfacción el rubio – te prometo que cumpliré mi promesa... te dije que te las cobraría una por una... y eso es lo que estoy haciendo"

Hermione tiró la mochila con brusquedad a un costado de la puerta de entrada a la enfermería, antes de ingresar a la sala. Allí se encontraba Madam Pomfrey, siempre atenta a las necesidades de los alumnos.

- Buenas tardes, Madam Pomfrey – saludó con cansancio Hermione, sentándose pesadamente en una camilla.

- Buenas tardes – contestó a su vez la aludida- ¿qué es lo que tienes? – preguntó.

- Bueno... siento dolor de cabeza... -respondió tímida la chica, diciendo la verdad. Tenía una jaqueca terrible.

- Muy bien –contestó la enfermera, antes de dirigirse a un armario encastrado a la pared, de varios estantes, abarrotado de gran cantidad de pócimas. De entre todas tomó una de color bermellón, y sirvió una pequeña cantidad en una copa, y luego se la entregó a Hermione.

- Tómalo, te hará sentir mejor – aseguró Pomfrey.

- Gracias – dijo ella, para luego ingerir con algo de recelo la poción. Frecuentemente saben mal, y al tomar cualquier tipo de poción siempre existe esa desconfianza al sabor que tendrá.

- Te están esperando allí afuera – comentó la enfermera, guiñándole el ojo. ¿Es qué acaso no se daba cuenta de que ella odiaba al chico que estaba afuera? Hermione movió la cabeza en un suave vaivén negativo dispersando así sus pensamientos, se bajó de la camilla, saludó a Pomfrey y salió con rapidez de la enfermería. En la entrada esperaba impasible el Slytherin, cruzado de brazos, apoyado a la pared.

Ella no se dignó siquiera a dirigirle una mirada, tan solo pasó de largo olímpicamente. Él no pudo menos que sonreír. Qué carácter tenía esa Gryffindor... no sería fácil subyugarla. Nada fácil.

En menos de cinco zancadas estuvo a la par de ella. Le encantaba hacerla rabiar. Era uno de sus pasatiempos favoritos... como ya no le causaba tan gracia molestar a Harry Potter, se divertía con ella...

O§o§O

Hermione caminaba con destino al Gran Hall, puesto que ya eran la una del mediodía, horario perfecto para almorzar. Lo primero que hizo al ingresar al Hall fue dirigirse hacia la mesa de Gryffindor, y sentarse entre Harry y Ron, como habitualmente hacía.

-¡Qué día más pesado tuve! – se quejó ni bien se sentó.

- ¿Ahora qué? – quiso saber Harry, aunque suponía de que se trataba. Desde hacía un año, o un poco más, Malfoy se había dedicado a hacerle la vida imposible a Hermione, en realidad a todo el trío, pero se concentraba más en molestarla a ella, ya que eso le afectaba más a Harry o a Ron, que si los molestaba directamente a ellos.

- Lo mismo que siempre – contestó desganada. Sin embargo, de repente, abrió la boca y la movió, diciendo palabras en silencio. Un brillo extraño apareció en sus ojos miel - ¡A qué no saben! –gritó de pronto, llamando la atención de medio Hall. – ups, lo siento...

- ¿Qué cosa, Hermione? – preguntó Ron.

- Es... es algo, es... – balbuceaba – es que...¡estoy muy feliz! ¡Hoy me enteré de algo que me puso tan feliz, que la alegría me va a durar años!

- ¡Pero dinos qué es! – la interrumpió Harry, picado por el bichito de la curiosidad.

- Bueno... acérquense –pidió en un susurro apenas audible. Sus amigos le hicieron caso y se acercaron a ella – lo que quiero decirles es un secreto. No se lo pueden contar a nadie – aclaró – no hasta que lo diga Dumbledore.

- Sí, Hermione, eso lo sabemos... quiero saber lo otro – apremió Ron.

- Bueno. ¡El asunto es que viajo a Francia! – les contó con la alegría a flor de piel.

- ¿A Francia? – Repitió Ron, atónito- ¿qué? ¿Irás a Francia?

- ¡Sí! – confirmó Hermione, casi chillando.

- Eh, bueno... eso, está bien – dijo Harry, aún desconcertado.

- ¿"Eh, bueno... eso, está bien"? – Repitió la chica -¿eso es todo lo que tienes para decirme?

- Quizás si nos cuentas todo, ahí te diremos algo más – comentó Ron, haciéndose el desentendido.

- Viajaré a Francia para participar en un concurso relacionado con la materia pociones, tendrá lugar dentro de dos meses, y participarán de dicho concurso, Beauxbatons, Durmstrang y Hogwarts – resumió Hermione.

- Ah, bueno... eso tiene más color – bromeó Ron.

- Supongo que estás contenta de haber sido tu sola la elegida para ir – sugirió Harry, sin poder estar más equivocado.

- Pues ni tanto – confesó ella – quizás es obra del destino, que está en mi contra... pero también irá...

- No digas – la interrumpió Harry, llevándose una mano a la frente, antes de que ella pudiese terminar la frase.

- ¿Qué no diga qué? – preguntó Ron, sin entender nada, paseando su mirada desde la cara de Harry hasta la cara de Hermione, varias veces seguidas.

- Draco Malfoy también irá... ¿no es así? –adivinó Harry. Hermione asintió desganada.

- Vaya, en todos lados escucho mi nombre, incluso en la boca del niño que vivió – interrumpió una fría voz, seguida de tontas carcajadas proferidas por Crabbe, Goyle, Parkinson y Zabini – es todo un halago – se burló con sorna.

- Cállate Malfoy, si no quieres que se me revuelva la comida que ingerí y te la vomite en la cara – le dijo Ron agresivamente.

- Cállate tú, pobretón... - replicó Draco con el mismo tono – y aprovecha que aquí puedes comer, porque lo que es en tu casa... comerás una vez por día, como mucho – se burló. El grupo de Slytherins que estaba con él volvió a reír estúpidamente.

- El único que tiene que cerrar la boquita acá es un Slytherin rubio con cara de serpiente – acotó Hermione, jugando distraída con el tenedor.

- No te metas, sangre sucia, esto es con tus amigos – murmuró el aludido– pero no me olvido de ti – agregó - tsk, tsk. (N/A, de ahora en más eso es un "Chasqueó la lengua") No, no, sangre sucia.

- Huroncito... - habló en un susurro, entornando los ojos - ¿es que alguna vez serás lo suficientemente hombre como para enfrentarte a Ron o a Harry tu solito? – preguntó mordaz. El chico se mordió los labios, pensando que decir para salir del apuro. – Me parece que no... de ningún modo serías capaz...

Todos los Gryffindors presentes estaban escuchando atentamente la pelea, y cuando Hermione terminó de hablar, estaban todos tapándose la boca con la mano, aguantándose la risa.

- ¿Y tú? ¿Cuándo dejarás de meterte en dónde no te llaman? – replicó algo colorado Draco, sintiéndose centro de burla. Algo que no le gustaba para nada.

- Mira, estamos en el Hall y no tengo ganas de que hagas una escenita, así que mejor vete, ¿sí? – contestó hastiada.

Hubo un pequeño duelo de miradas y luego Draco desistió y se alejó, no sin antes proferir un "ya nos veremos en la sala común, castañita".

A raíz de ese nuevo "apodo", Harry y Ron la acosaron de preguntas del tipo:

- ¿Por qué te llamó castañita? ¿Desde cuándo te llamas así? ¿Qué le pasa a Malfoy?

Ella tan solo les contestó, alzándose de hombros:

- No lo sé, debe de estar loco.

- Ya lo creo – dijo Harry, haciendo movimientos circulares con el dedo índice en la sien.

Al cabo de unos 5 minutos se levantaron de sus respectivos asientos y Harry y Ron se dirigieron al lago, mientras que Hermione se excusó de ir, diciendo que tenía que buscar algo en la Sala Común.

O§o§O

En la mesa de Slytherin...

- ¿Por qué tienes esa cara? – Preguntó una joven de ojos intensamente azules y cabellos dorados.- ¿Por lo que pasó con la sangre sucia?

- Nada que te importe, Pansy – respondió secamente Draco Malfoy, aún bufado por el encuentro con Hermione.

- ¿Qué es lo que te sucede, Draco? – Volvió a preguntar – sabes que no me gusta que me estés evadiendo... y eso es lo que estás haciendo desde que llegaste...

- Cállate un rato, por favor Pansy... - pidió en voz baja - me duele la cabeza – dijo a la vez que se masajeaba con intensidad la sien.

- Discúlpame, no era mi intención ser una molestia para ti – dijo irónica, a la vez que los ojos se le llenaban de lágrimas que luchaban por salir, pero que ella contenía con gran esfuerzo.

- No te pongas en sentimental, por favor, sabes que lo odio... - dijo levemente irritado.

- Lo siento... olvidé que ahora ya no quieres más a los Slytherins y que prefieres a los Gryffindors – comentó mirando hacia otro lado con perversidad.

Draco giró su cabeza, despegando la vista de la comida, y la miró con fijeza:

- Deja de decir estupideces... - habló con lentitud, modulando todas y cada una de sus palabras – sabes perfectamente que odio – recalcó con énfasis ésta última palabra - a todos los Gryffindors...

- Claro, y por eso acompañas a la sangre sucia hasta la enfermería. – comentó como a la pasada, desviando su mirada de la de Draco, a la vez que se cruzaba de brazos.

- ¿Qué? – preguntó sorprendido - No digas que... por favor, Pansy, lo único que hice fue perder tiempo de clases, nada más... - le informó – así que no inventes.

- O sea que... -especuló la chica.

- O sea que te callas –cortó Malfoy.

- Estás odioso, Draco, no sé qué es lo que te sucede, pero será mejor que dejes de actuar así – protestó Pansy antes de levantarse con brusquedad y dirigirse con aire ofendido hacia las mazmorras. Aún tenían tiempo libre, las clases no se reanudaban hasta las dos p.m., y recién era la una y media.

- Argh, eres insoportable cuando quieres, Pansy – susurró, moviendo la cabeza negativamente.

Pansy caminaba furiosa por el pasillo, sin mirar a donde iba.

- Esto es el colmo... ¿Por qué tengo que recibir este maltrato por parte de él? ¿Qué le hice? – Murmuraba a la vez que se apretaba los puños, frustrada.- ¡¿Y ahora qué?! – gritó enfurecida Pansy, al chocarse con una persona que iba recorriendo el mismo camino que ella, pero en sentido contrario.

- ¡Ouch! – Se quejó la otra persona, antes de caer despedida al suelo junto con todos los libros que llevaba en sus manos. - ¡fíjate por dónde caminas!

- Tenía que ser la sangre sucia – siseó con odio Pansy, limpiándose con asco la túnica en el lugar que había rozado Hermione.

- Tenía que ser la hueca de Parkinson – espetó Hermione, con igual odio. Se levantó con agilidad, levantó las cosas que se habían salido de su mochila y los libros, y se llevó por delante, adrede, a Pansy antes de seguir su camino.

- Lo siento – se disculpó falsamente, esbozando una sonrisa irónica, y siguió caminando.

- Lo sentirás de veras, sangre sucia – murmuró mientras la miraba alejarse.

-Oye, Pansy –escuchó que la llamaban. Al instante se dio vuelta para encarar al chico que la llamaba.

- ¿Qué quieres, Blaise? – preguntó desganada. No estaba de ánimos para hablar con nadie.

- Saber qué le sucede a Draco – contestó con simpleza. Los ojos le brillaban gatunos.

- ¿Qué? No entiendo – respondió dudosa, comenzando a exasperarse. – ya nos dijo que le dolía la cabeza.

- No, no. Estoy seguro que es otra cosa –arguyó Blaise. Pansy seguía sin entender- ¡No es muy difícil! Draco fue a la dirección ¿recuerdas? –Asentimiento por parte de la chica- Fue después de eso que se puso así.

- Entonces... ¿crees que haya sido una mala noticia? – preguntó temblorosa. Ella sabía perfectamente que el hecho de que los papás estuviesen en Azkaban había afectado muchísimo la vida del Slytherin. Y temía que Dumbledore le hubiese dicho algo relacionado con ese tema.

- No, no –volvió a negar el morocho- ¿Es qué tampoco recuerdas que fue con Granger? –inquirió irritado.

- Sí, Blaise, lo recuerdo – contestó ella, con aires de superioridad.- Pero todo puede ser.

- Bueno... te decía –prosiguió el chico- tuvo que ser una mala noticia... además no nos contó nada sobre lo que pasó. Eso no está bien.

-No, no lo está –aceptó Pansy.- ¿Qué sugieres?

- Esperan a que venga porque aún no sabemos en dónde está la Torre de los Premios Anuales... – concluyó burlón Blaise.

-Excelente idea –murmuró irónica, antes de dar vuelta la cara y dirigirse nuevamente al gran Hall.

Fin del tercer capítulo


¡Al fin! Terminé... ays... qué difícil se me hizo... volver a escribir todo el capítulo. Sí, lo que escucharon: todo el capítulo. Tuve la desgracia de que mi hermano del alma, a quien ahora adoro, formateó la PC, y me borró toditos mis archivos. Todo...

Pero bueno, acá estoy, otra vez.

Perdón por el asco de capitulo... lo siento.

Les quiero agradecer el apoyo... y acá les mando las contestaciones a los reviews:

Mariet Malfoy: ¡Ah, Celes! Siempre visitando mi fic... no sabes cómo me alegra que lo hagas... siempre se necesita el apoyo de las personas que uno quiere. Jeje... lamento informarte, pero Severus no va a ser bueno en fic, sin embargo, tampoco va a ser un hombre malvado... un poquitín nomás. Eh, si yo hubiese sido Hermione, también me le hubiera tirado encima, jeje... pero, lamentablemente, no soy ella. ¡Todo no se puede!

En fin, gracias por el review, y espero verte pronto. Besitos

Noctis Black Snape: bueno, bueno... no lo llamo más grasoso... el cabello lo tiene HU-MEC-TA-DO, ¿viste que aprendí? No es muy difícil, jeje. ¡Ah!, ya dejé review... perdón. No podía antes, pero ahora fui y dejé, así que ya estoy esperando el capítulo 5. ¡Más vale que no demores! Si no me enojo, eh... ojito conmigo que cuando me enojo soy brava. Jaja, no me hagas caso,.. Estoy loca...

Bueno, besitos y suerte.

Asora: ¡Hola! Ah... muchas gracias por la inspiración, de veras que me sirvió. Con respecto a que te gusta que Draco se vengue... a mi me encanta la idea. Ya vas a ver cómo se venga... Muajajaja... y bueno... con la noticia que recibió Snape... un concurso en Beauxbatons, relacionado con su materia... está muy feliz... además ya la hará sufrir a Hermione...

Mejor me callo, siempre termino diciendo todo lo que viene en el fic... Besitos, cuídate.

Yasel: No, no y no. Baggins es mío y de nadie más, que eso te quede muy claro, muy, muy claro. ¿Entendido? Mejor... así me gusta. Jaja...Te veo por el MSN. Besos a montones.

HD Maki: ¡ay por dios...! ¡Qué cosas decís! No soy buena escribiendo... Disculpa por la tardanza... pero bueno... hice lo mejor que pude. Sí, la venganza del rubio será terrible. Con muchas consecuencias... desencadenará muchas cosas... es un punto importante. Considéralo. En fin, muchos besos. Gracias por el review.

Goi Izarra: me alegra que te haya gustado, y también me alegra que estés bien de tu operación. ¿La contraseña? Jeje, a mi también me encantó, no sé, me gusta mucho el vasco... quizás te pida alguna más... Ya veremos ï