Sin Rastro.

Por: Meiko Akiyama.

Capítulo 19: "La Invitación".

Dejó escapar un hondo suspiro mientras colocaba otra vez sus dedos sobre las teclas del ordenador. Arqueó un poquito el cuello y, entre la poca luz de la habitación, alcanzó a leer la hora en el reloj que estaba en la pared frente a ella. Las manecillas marcaban las once menos quince.

Llevaba unas tres horas sentadas, la espalda empieza a resentirlo.

.-Rayos...- murmuró, intentando acomodarse en el asiento.

"Este tipo es más escurridizo de lo que pensaba" Ayame se mordió con cansancio el labio inferior. Era un gesto propio de ella cuando se encontraba desesperada. Lleva una semana exacta trabajando sin descansar, y no ha podido encontrar ninguna información precisa del tal Musou. Se entrevistó con Kikyô hace cuatro días e hizo que un colega confeccionara un retrato hablado del sujeto, gracias a la descripción que dio Kikyô.

.-Eres muy escurridizo, Musou- observó de reojo el boceto de su sospechoso. Era un hombre joven y relativamente apuesto, con facilidad pasaría como un hombre promedio. Pero sus años de profesión le han enseñado que los de ese tipo son los más peligrosos.

Miró con decepción todas las carpetitas que se asomaban en la pantalla, las había revisado todas y cada una sin ningún resultado positivo. La única que le faltaba por ver era la relacionada con la muerte del padre de Kouga... y la esposa del comandante Higurashi.

No esperaba encontrar nada allí, eso era seguro, pero la curiosidad la invadió poderosamente y sin pensárselo mucho hizo se dispuso a revisarla.

Fotos, fotos, fotos... y un par de informes. Ella ha visto montones de imágenes como aquellas: cuerpos inertes en el suelo y sangre por todos lados. Pero su corazón se encogió al ver el cuerpo sin vida de aquel hombre tan parecido a Kouga. Él nunca hablaba de su padre, pero según averiguó el comandante, su muerte lo dejó perturbado y pasó varios meses sin poder dormir, acosado por pesadillas.

.-Kouga...- quizás era ese aire melancólico lo que tanto le gustaba del joven policía. Cuando ella trabajaba en la comandancia, solían hablar a menudo. Recuerda que en una ocasión, él le preguntó por qué había decidido hacerse detective.

"Me encanta el misterio. Desde pequeña sentía una fascinación por resolver acertijos y buscar pistas. Supongo que era algo innato... ¿y tú, por qué decidiste hacerte policía? Supongo que para seguir los pasos de tu padre."

"En parte..."

"¿En parte...?"

"Siempre estuve orgulloso de él y desde que tuve uso de razón quise seguir sus pasos. Sin embargo, también me hice policía porque deseo capturar a su asesino..."

Una enorme mancha negra en forma de araña llamó la atención de Ayame. La fotografía era de baja calidad, por lo que no pudo distinguir si se trataba de pintura o quemaduras en la madera vieja.

¿Una marca en forma de araña? Ahora que lo recuerda, en la escena de un asesinato reciente, quien fuera el asesino dejó un papel con una silueta de una araña. ¿Acaso eso quería decir que ese viejo asesino ha vuelto¿Quién arrebató la vida del padre de Kouga?

Ayame mordió su labio inferior, bastante pensativa, mientras volvía a mirar de reojo el dibujo de Musou. Una idea descabellada y sin sentido pasó por su mente.

.-Oh, siempre te han dicho que tienes una gran imaginación- suspiró, auto reprochándose.

.-�¡Correo!- exclamó Kagome mientras colocaba el seguro a la puerta principal. Miró por la ventana: la mañana estaba bastante soleada, Buyo sin duda la pasaría de lo lindo en el patio trasero.

Como siempre que recogía la correspondencia, echaba un vistazo a ella. Repasó uno a uno los sobres que tenía entre las manos: la mayoría eran cuentas por pagar y anuncios publicitarios.

.-¡Sota¡Te llegó la suscripción a la revista que querías!- anunció Kagome, dejando la revista de videojuegos sobre la mesita de la sala- ¡Y el desayuno está servido sobre la mesa¡No vayas a llegar tarde!... .¿Uh...? .¿Y esto?-

Revisó con mucha atención al sobre que tenía entre sus manos. Es un sobre común y corriente, pero lo que llama verdaderamente su atención es a quién está dirigido: su padre. Es curioso, ya que es no es muy común que su padre reciba correspondencia.

"Y no tiene remitente. .¡Qué raro!." Pensó mirando el reverso de la carta.

.-Papá- Kagome deslizó la puerta del despacho con suavidad- llegó esto para ti-

Su padre casi pasaba desapercibido entre tantos papeles, por lo que Kagome debió alzar su voz un poco más, hasta que él se volteó hacia ella. La joven alzó la carta en el aire, agitándola varias veces.

.-Llegó esto para ti-

.-Déjalo por allí hija, luego lo veo-

Kagome intentó agregar algo más, pero su padre volvió a hundir su mirada entre el montón de archivos que tenía a su alrededor. Era realmente muy poco común que su padre no estuviera ya en la estación un día de semana, sólo lo hacía cuando necesitaba privacidad extrema para revisar sus archivos. Cuando ni siquiera permitía que Kouga le ayudara.

"Oh, pap�, trabajas demasiado" pensó mientras cerraba con suavidad la perilla. Una vez en el pasillo, suspiró hondamente, intentando en vano disminuir la tensión que causaba la imagen de su padre ahogado en papeles. Además, si no quería su hermano llegara tarde a la escuela, ella debía poner el ejemplo.

Enfrascado en sus archivos, Myôga Higurashi no notó aquella carta sino hasta varias horas después, cuando se paró a buscar la taza de café que su hija le preparó aquella mañana bien temprano. Él también se sorprendió al ver el sobre y su desconfianza se disparó al comprobar que no traía remitente. ¿De quién podría tratarse?

Sin pensarlo demasiado, se colocó sus guantes para abrir aquel misterioso sobre. Su contenido, lejos de resolver sus dudas existentes, terminó por sembrar muchas más.

El honorable Sr. Kojima Yukio tiene el honor de invitarle a Ud. a una cena de gala a celebrarse en su residencia el próximo viernes a las 20.00

Agradecemos su puntual asistencia. Hemos reservado un asiento para Ud. y un acompañante.

Traje de etiqueta.

Atentamente,

Familia Kojima y allegados.

PD: adjunto hemos incluido un mapa con la dirección.

.¿Kojima?. Aquel apellido no le sonaba para nada. Una invitación imprevista de un total desconocido, demasiado sospechoso. Razón de sobra para tomar el teléfono al instante.

.-¿Kouga?. Toma lápiz y papel, necesito que investigues todo lo que puedas sobre un tal Kojima Yukio, Kojima. Apenas tengas la información ven a mi casa enseguida-

.-... recuerden por favor que el examen será para la semana siguiente y no quiero excusas si faltan ese día...-

Kagome hacía vagas anotaciones en su cuaderno, la verdad es que tenía su mente dividida en dos: una parte ponía todo de sí por prestarle atención a las indicaciones de la profesora y la otra estaba muy concentrada pensando en su novio.

"Su novio..." las mejillas se le tiñeron de rosa cuando repitió aquella frase para sus adentros. Si tuviera que escoger un adjetivo para definir su relación con él, curiosidad sería la opción. Porque desde las circunstancias en que se conocieran hasta su relación en sí es bastante curiosa y peculiar.

Sonriente, miró su mano, recordando que la primera "caricia" que le dio fue una sonora bofetada por "atrevido". .¡Oh, si alguien le hubiera dicho aquella noche en qué iba a terminar todo aquello...!. ¡Jamás lo hubiera creído!

"No quiero ponerte en riesgo" sin embargo, aquella frase no puede dejarla tranquila. Él la ha pronunciado por lo menos en dos ocasiones y eso ya es preocupante. Haciendo uso de su sangre policíaca, ha empezado a sacar sus propias conclusiones en las noches que ha pasado en vela, pensando en Yasha. Lo primero, y de lo que está casi segura, es que la situación está relacionada con su familia. Con su hermano, mejor dicho, porque es la única familia que le conoce.

Sesshômaru. La primera impresión que tuvo de él fue la de un tipo frío y bastante inaccesible, muy diferente a Yasha, por fortuna. Sin embargo, aparte de ser bastante huraño no parece ser alguien peligroso. ¿O tal vez sí?

.-.¡Kagome!.-

.-.¿Eh?- a la hora del almuerzo, Kagome seguía sumida en sus pensamientos. Y era demasiado obvio, al menos para su grupo de amigas.

.-.¿Se puede saber qué sucede contigo?-

.-Nada en especial- negó lentamente, intentando restarle importancia a todo el asunto-

.-.¿Tienes hambre?- le ofrecieron un plato de galletas y un vaso de gaseosa- anda, te hará bien...-

.-No es...- Kagome intentó decir algo, pero las miradas preocupadas a su alrededor le hicieron emitir una sonrisa y aceptar la oferta.

.-Kagome...- la voz de su hermana Kikyô seguía siendo inconfundible. Estaba a sus espaldas, pero no necesitaba darse la vuelta para leer la frialdad que ha de tener su mirada-... sólo quiero avisarte que no me esperes a la salida de clases, tengo que quedarme por un asunto del equipo. Pero llegaré mucho antes de la cena-

Sin darle tiempo para responder, Kikyô le dio la espalda, dispuesta a seguir su camino. Como muchas otras veces, Kagome sólo la observó alejarse con movimientos lentos, como si tuviera todo el tiempo de su lado.

.-Kikyô- intentó llamar su atención, mas fue en vano. Mencionó su nombre varias veces, cada vez más alto, esperando que ella respondiese finalmente- .¡Hermana, espera!.-

Y fue sólo cuando ella pronunció "hermana" que Kikyô detuvo su paso y la miró por encima del hombro.

Kagome tragó en seco cuando sintió la frialdad de su hermana escupirle en el rostro silenciosamente.

.-.¿Te atreves a llamarme así?- preguntó casi con incredulidad. Aquella extraña pregunta dejó a Kagome totalmente perpleja.

.-.¿Y por qué te extraña...?-

Pensaba que la mirada de Kikyô no podía reflejar más frialdad, pero se equivocó. No articuló palabra, simplemente entrecerró los ojos, mirando a Kagome como si fuera una basurilla sin importancia. Luego de esos segundos de alta tensión, volvió a darse la vuelta, dispuesta a irse de allí.

.-Porque una hermana no hace lo que tú...-

Kagome hubiera preferido quedarse únicamente con aquella fría y cruel mirada de desprecio. Aquellas palabras asfixiaron su acongojada alma con fiereza, dejándola sin respiro por varios segundos, quizá minutos.

.-.¿Kagome?. ¿Kagome te encuentras bien?- escuchó que la llamaban varias veces, pero ella se encontraba imposibilitada para responder, ni siquiera para moverse de posición. Estaba simplemente estática, respirando apenas.

Fue cuando una de sus amigas colocó una mano sobre su hombro, que Kagome exhaló un suspiro de realidad.

.-Kagome- le sonrieron ellas, tratando de infundirle falsos ánimos- no le hagas caso, ya sabes cómo es tu hermana-

.-Sí, seguramente ha tenido un mal día y pues...-

"No, no ha tenido un mal día. Sólo está diciendo la verdad" pensó Kagome con tristeza, mientras emitía una tenue sonrisa para bajar el nivel de preocupación entre sus amigas. Ellas empezaron entonces a hablar de la última película que se estrenó, de cuándo tendrían que ir a verla. Kagome, fingiendo que las escuchaba, miró con cautela al sitio donde había estado su hermana minutos antes, cuando le dirigió aquella rencorosa mirada que le paralizó hasta el alma.

Le había pasado muchas veces por la mente, pero nunca lo tuvo tan claro como hoy.

Su felicidad con Yasha ha pagado un precio muy alto. Demasiado alto.

.-.Naraku me pidió que viniera a ver si ya habías llegado de tu encomienda. Pensé que tardarías menos- un poco tarde, Kagura se dio cuenta que no había utilizado un tono adecuado para dirigirse al pequeño Kohaku. Intentó balbucear alguna frase a modo de disculpa, pero se dio cuenta que el chico estaba demasiado absorto mirando por la ventana. Quizás ni siquiera ha notado su presencia.

Kohaku, a pesar del niño que es, nunca ha sido una persona de muchas palabras. Pero hoy en particular, tiene una mirada triste que le desgarraría el alma a cualquiera. Y Kagura aunque no lo aparente, tiene sentimientos guardados dentro de su corazón.

.-.¿En qué tanto piensas, Kohaku?.- preguntó sin moverse de su sitio. Casi todos, en especial Naraku, parecen olvidar siempre que Kohaku es apenas un adolescente.

Él dejó escapar un suspiro que Kagura conocía muy bien. Uno cargado de melancolía, de inconformidad con lo que se tiene y de huecas esperanzas por obtener una mejor realidad. Nunca se sintió tan identificada con alguien como en este momento.

.-El señor Naraku me pidió que repartiera unas cartas por toda la ciudad, fueron entregadas a todos sus destinatarios sin ningún error- dijo Kohaku, sin quitar la vista de la ventana. Los jardines que rodeaban aquella mansión eran verdaderamente hermosos, cualquiera con un mínimo de amor por la estética se dignaría de admirarlos.

Kagura bufó al escuchar aquello. Naraku llevaba varios días sumido en una actitud de misterio total, según él estaba preparando su plan "maestro". Había ordenado a Kanna y ella que compraran vestidos de noche, pero no les dio razones. Ella se negó a salir, alegando que el kimono recibido días atrás era suficientemente elegante para cualquier evento. Naraku no dijo palabra y le sonrió con simpleza, con esa sonrisa que le helaba la sangre.

.-.Supongo que todo forma parte de su "plan maestro"- suspiró, mientras se acercaba a Kohaku con lentitud.

.-.A mi hermana le encanta la naturaleza- comentó Kohaku sin voltearse hacia Kagura- a ella le encantaría vivir en un sitio como éste...-

Las tristes palabras del muchacho resonaron con fuerza en los oídos de Kagura. Nunca antes había escuchado a Kohaku mencionar algo de su familia, ni mucho menos de su hermana. Siempre pensó que para unirse a alguien como Naraku no debía importarle en lo absoluto su hermana, pero la melancolía en su mirada le indicó lo contrario.

Por segunda ocasión, Kagura se dio cuenta que Kohaku y ella se parecían más de lo que nunca imaginó.

.-.¿La extrañas...?-

Kohaku no despegó sus labios para nada, ni las facciones de su rostro se movieron siquiera. Pero a Kagura le bastó ver cómo su pequeño cuerpo se estremecía con suavidad para conocer la respuesta.

.-.Es normal, eres sólo un niño...- suspiró, colocándose al lado de Kohaku junto a la ventana. Sí, en verdad el paisaje era precioso.

.-.No le has comentado a Naraku nada de esto¿verdad?- preguntó ella con suavidad. Kohaku negó lentamente con la cabeza.

Kagura miró de reojo la puerta que se encontraba a espaldas de ambos, la perilla continuaba en su lugar y no hay ningún ruido del otro lado del pasillo. Naraku debe seguir en su recámara, colocando en su lugar las piezas de su plan.

Están completamente solos.

.-.Dime Kohaku¿nunca te ha pasado por la cabeza abandonar todo esto de una buena vez?-

Los ojos de Kohaku se abrieron de par en par, es evidente que no se esperaba una pregunta como aquella. Miró a Kagura durante varios minutos con cierta desconfianza, como pensando que quizás ella recibió órdenes directas de Naraku para que probara su lealtad.

Pero luego lo pensó con más detenimiento: a pesar que Kagura trabaja para Naraku, parece hacerlo más por obligación que por otra cosa. Quizás la pregunta de ella fuera genuina...

.¿Abandonar a Naraku? .¿Por qué no?. La imagen de su hermana Sango se formó en su cabeza: sonriente y dulce, daría lo que fuera por probar su abrazo otra vez.

.-.A veces...- admitió Kohaku con voz dudosa.

Una sonrisa de triunfo se formó en labios de Kagura. Todo este tiempo ha tenido un aliado con ella y no había reparado en él.

Ella no era muy dada a los gestos físicos y mucho menos a las muestras de cariño, por eso se sorprendió a sí misma cuando colocó su mano sobre el pequeño hombro de Kohaku, y lo apretó con fuerza.

Pudo leer con claridad la expresión de sorpresa en el rostro del adolescente, pero ella le hizo un guiño de complicidad.

.-.No te preocupes Kohaku, tú y yo vamos a irnos de aquí más pronto de lo que imaginas...- dijo en un susurro tan ligero, que lo levantó el viento, perdiéndolo en la inmensidad del jardín que les rodeaba.

.-.¿Irnos?-

Antes que Kohaku pudiera hacer más preguntas, le tapó la boca impidiéndole articular palabra.

.-.Si queremos que esto salga bien- susurró, acercándose un poco al oído de Kohaku- hay que actuar con sigilo y discreción¿comprendes?-

Con movimientos lentos y algo nerviosos, Kohaku asintió. Kagura volvió a sonreírle, contenta que su cómplice supiera escuchar y atender indicaciones.

.-Voy a ver a Naraku...- anunció Kagura, caminando hacia la puerta- esta noche después de la cena vendré a buscarte. Nos vemos, Kohaku...-

Dejó escapar un suspiro al sentirse solo una vez más. Miró a su alrededor, su habitación era amplia y bastante sobria para un chico de su edad. Fue inevitable pensar cómo ha cambiado su vida con el transcurso del tiempo.

Aún recuerda aquella noche en que las constantes discusiones con su padre llegaron a un punto crítico y él tomó la impulsiva decisión, propia de la edad, de irse de casa. A muy poco tiempo de vagar por las calles (porque su pequeño orgullo le impedía regresar a casa y aceptar su equivocación) conoció a Naraku.

A estas alturas, no sabe a ciencia cierta si tropezó con él por casualidad, o Naraku lo tuvo siempre todo calculado. Pero Naraku le abrió las puertas a un mundo nuevo, en donde no debía rendirle cuentas a nadie.

O al menos eso llegó a pensar durante miles de noches, cuando colocaba la cabeza sobre la almohada y conciliaba el sueño felizmente; sin sentir culpa o remordimiento.

Pero todo aquello cambió aquel día en que Naraku le encargó cuidar de aquella muchacha, Rin. No sabe si fue algo en la mirada desesperada de ella, o los fríos ojos de quien vino en su rescate; pero por primera vez aceptó lo que Naraku hacía: atormentar a la gente por simple diversión. Lo aterrador no era que les matara, sino que jugara con ellos antes de asestarles el golpe final.

"Kohaku..." la dulce voz de su hermana llegó hasta él desde la lejanía de sus recuerdos. No le gustaba admitirlo, pero la extrañaba. Más que extrañarla, la necesitaba. Había aprendido a ignorar aquel sentimiento de necesidad, a vivir con ese hueco en él.

Pero las palabras de Kagura encendieron en él una llamita que desde hacía mucho tiempo estaba apagada: la esperanza.

Ahora no le resultaba tan descabellada la idea de volver a abrazar a Sango otra vez.

"Haber venido de compras no fue tan buena idea" pensó Kanna por enésima vez, mirando con desgano un precioso vestido de color azul intenso.

.-Se te verá precioso...- casi al instante pudo sentir la respiración de Musou golpeando en su nuca, como un fuerte oleaje.

.-No pensaba comprarlo- comentó con suavidad, dejando el vestido colgado en su posición original.

.-Mi hermano dijo que podían escoger lo que quisiesen- se encogió de hombros- y Kagura no perdió demasiado el tiempo-

Es cierto, Naraku las mandó al centro comercial más cercano con la orden de comprarse un hermoso vestido cada una. Kagura intentó, por todos los medios, de saber para qué la urgencia del vestido. La única respuesta que obtuvo de Naraku fue "te enterarás antes del próximo viernes". Pero para eso ya faltaban dos días, y aún Naraku no los ha reunido para comentarles absolutamente nada.

.-Yo digo que escojas uno algo sobrio. Nada de escote- Musou le hizo un guiño- eso lo debes tener guardado y reservado sólo para mí-

Como siempre, Kanna enmudeció y continuó caminando sin mirar nada con verdadero interés en el departamento de vestidos. En algún momento le dio la espalda a Musou, fingiendo emoción por un vestido turquesa, cuando en realidad era para evitar su mirada. Aquel par de oscuros ojos la extasiaban demasiado y temía pederse en ellos.

El nivel de intensidad en la mirada de Musou era tan alto, que podía sentirlo a través de la distancia. Aun cuando estuvieran separados por metros, podía saber cuando él posaba sus ojos sobre ella. Sólo sobre ella.

.-Lo siento...- balbuceó Kanna al tropezar con una joven pelirroja.

.-Descuida- la accidentada tomó un vestido rojo y lo estrechó contra su cuerpo, como probándoselo. Al parecer no le convenció demasiado, porque negó en silencio y lo alejó un poco de ella. Luego miró otra vez a Kanna y le ofreció el vestido con una sonrisa.

.-Toma, te irá mejor a ti. Ese color hace un bonito contraste con tu piel-

.-Gracias...-

.-No agradezcas. Sólo luce bonita- la joven le hizo un guiño y volvió a su tarea de recorrer los estantes, en busca de algún vestido que le quedase.

.-.¿Y bien? .¿Ya escogiste?- Kanna dio un saltito de sorpresa, ya que no sintió a Musou aproximarse otra vez hacia ella. Al darse cuenta de aquello, Musou emitió una risita burlona- .¡Vaya!. ¡Y yo pensaba que tú no te asustabas!-

.-Oh...- Kanna se frotó la mejilla izquierda, en un intento desesperado por quitarse el tono rosa acumulado en sus mejillas. Fue en vano, la sonrisa triunfal de Musou le indica que lo ha notado.

.-Pruébatelo, se te verá precioso- con su dedo índice, Musou le señaló la dirección de los vestidores que quedaban muy cerca de allí- avísame cuando estés lista-

Kanna estuvo muy tentada a arrojarle el vestido en la cara a Musou, pero al último segundo se contuvo. Ese tipo de cosas eran más común en su hermana Kagura, pero en ella definitivamente no. Optó por suspirar y dirigirse a los probadores.

Mientras todo esto ocurría, Ayame continuaba buscando un bonito vestido. ¿Razón? Invitaría a Kouga a cenar el próximo sábado, y como es una chica positiva, empieza comprándose el vestido para saber que sus planes no se arruinarán. Quizás le cueste un poco convencer a Kouga, ya que él siempre parece estar inmerso en el trabajo. Pero ya encontrará algún truquito.

Chasqueó la lengua con cierta impaciencia. No encontraba ningún vestido que le gustara realmente o que le llamara a probárselo.

.-Demonios...- suspiró mientras movía el cuello hacia la izquierda, continuando su búsqueda.

Y entonces, se quedó completamente estática, porque tuvo una visión.

De "él".

"No puede ser..." pensó una y otra vez, aún sin poder mover músculo alguno de su cuerpo.

Jamás pensó que se parecería tanto al perfil que dibujara su especialista. No hay duda que Kikyô memorizó a la perfección las facciones de su rostro con detalle. Él parece absorto en sus propios pensamientos, y en el fondo lo agradece. Necesita tiempo para organizar sus ideas... y recuperar su movilidad.

.-.¡Sabía que se te vería hermoso! .¡No te apenes¡Déjame ver con más detalle!- Musou se acercó al vestidor de damas, no hay duda que está acompañado por alguna mujer. .¿Su esposa?. .¿Algún familiar?. .¿Su amante?. Demasiadas posibilidades, lo único cierto es que tiene a su sospechoso frente a ella y no puede perderlo de vista.

.-Insisto en que...- minutos después, pudo ver con claridad quién acompañaba a Musou. Esa aquella joven con quien tropezó momentos antes. Curiosamente decidió probarse el vestido que la misma Ayame le recomendó. La chica parecía bastante indecisa y Musou intentaba convencerla de llevar el vestido. Luego de varias frases e intercambios de miradas, la pareja se dirigió a la caja para pagar la mercancía.

.-Bien, esta oportunidad no la puedo dejar pasar- murmuró mientras tomaba el primer vestido que encontraba y con rapidez disimulada se aventuró a formar fila para pagar también.

Se encontraba a muy poca distancia de ambos, pudo contemplar a la perfección cómo la pareja pagó el vestido en efectivo, cualquier esperanza de rastrear a Musou con el número de alguna tarjeta de crédito se desparramó en ese instante.

"Supongo que no me queda otra opción" pensó, mordiéndose el labio inferior al tiempo que le pasaba a la cajera un cheque con el costo del vestido.

Caminaba con calma, a una distancia prudente de los dos. Si Musou o la mujer llegaban a darse cuenta ahora que ella les estaba siguiendo, sería fatal.

Por fortuna, ambos se subieron a un vehículo deportivo negro y salieron de los estacionamientos del centro comercial. Musou manejaba, eso quizás significaba que dejaría a su acompañante en su casa y él manejaría hasta la suya. "Sería mi golpe de suerte" pensaba Ayame, con las manos sobre el volante. Como antes, Ayame les seguía desde lejos, desde una distancia suficiente para no perderles la pista.

Por unos momentos pensó que quizás estaba actuando de manera muy impulsiva. Si lo miraba bien, no sabía absolutamente nada de Musou, aparte de la información que escuchara de labios de Kikyô.

No sabe que tan peligroso es ese sujeto en realidad.

.-Como siempre, estoy poniendo mi vida en riesgo- sonrió, mientras doblaba hacia la izquierda para no perder de vista aquel convertible negro.

Justo como lo predijo, la acompañante de Musou no tardó en descender del auto. El establecimiento al que entró era un salón de belleza. Al parecer ella asistirá a un evento importante dentro de poco.

.-Bien, ahora todo queda entre tú y yo, Musou...-

Como no era una ciudad muy grande y a estas horas no había gran congestionamiento, Ayame pensó que Musou no tardaría en llegar a su hogar. Unos veinte minutos, cuando mucho. Pero transcurrió media hora exacta y aquel convertible aún daba vueltas por las calles.

".¿Por qué no vas a casa, Musou?." Pensaba Ayame una y otra vez.

Ayame miró su reloj de mano, ya llevaba casi una hora dando vueltas por la ciudad tras Musou y éste aún no daba señales de querer estacionarse. .¿Por qué?.

Ella empezó a sospechar que algo andaba mal al darse cuenta que Musou se adentraba en calles muy poco transitadas. La situación le daba muy mala espina. .¿Será posible que Musou...?

Repentinamente, el vehículo se detuvo. Casi como acto reflejo, Ayame se detuvo también. Observó el sitio donde estaba y se dio cuenta que era una calle sin salida, las construcciones a su alrededor parecen fábricas, no hay ninguna ventana en ellas, salvo enormes puertas de aluminio.

"No hay nadie que pueda escucharme gritar" un sudor frío le recorrió la espalda al tiempo que ese macabro pensamiento pasaba por su mente.

Musou descendió del vehículo con tranquilidad, y se volteó hacia ella. Los dos utos estaban separados por varios metros de distancia considerable, pero Ayame supo que él la estaba mirando directamente a los ojos.

Se le heló la sangre.

Estaba cada vez más cerca, a cada paso que él daba se le iba dificultando la respiración. Los segundos que transcurrieron a continuación se le hicieron eternos, en su mente no había otra cosa que la silueta de Musou acercándose. Como un depredador a punto de saltar sobre su presa.

Musou dio tres toquecitos al vidrio del carro. Ayame lo observó con detenimiento, no parece estar armado, pero debajo de aquella gabardina negra bien puede esconderse un revólver. Y ella no portaba su pistola porque se encontraba fuera de servicio. Estaba de compras, .¿Quién iba a imaginarse que se encontraría con Musou en un centro comercial?.

"La vida está llena de sorpresas" pensó, deseando con todo su ser que la vida no dejara de sonreírle en este momento.

Sin hacer ningún tipo de movimiento brusco o que revelara el estado de nerviosismo en el cual estaba envuelta, bajó el vidrio de la portezuela a la mitad.

Al instante Musou se inclinó hacia ella con suavidad y le sonrió ampliamente.

.-Y bien- comentó, observando fijamente a la joven detective- .¿Me crees lo bastante tonto para no percatarme tarde o temprano que me estabas siguiendo?-

Ayame guardó silencio y tragó en seco. Aquella sonrisa no le infundía confianza en lo absoluto. Es una sonrisa burlona, como si él tuviera por completo el control de la situación.

Intentó decir algo, pero sintió las palabras y frases atoradas al borde de su garganta. La blanca dentadura de Musou le tenía en una especie de hipnosis que le impedía articular ningún tipo de sonido.

.-Como eres tú quien me sigue, no tengo que presentarme- se encogió de hombros- pero yo no tengo el honor...-

Contuvo la respiración cuando Musou apoyó una de sus manos en el borde del vidrio. Continuaba sonriendo de forma despreocupada.

Transcurrieron minutos sin que Ayame se atreviera a hablar. Después de todo, .¿Qué podía decir? No puede decir nada que comprometa a Kikyô o de lo contrario la joven estará en peligro.

.-.¿El Comandante Higurashi no tiene las suficientes agallas para venir por él mismo?. .¿O acaso está muy ocupado?.-

Apretó los dientes con fuerza como si quisiese tomar de ellos algo de valor.

.-Soy una persona haciendo su trabajo, Musou...-

Las cejas de Musou se alzaron, denotando sorpresa. Apoyó entonces la otra mano en el vidrio y se inclinó más hacia Ayame, quien podía sentir la pesada respiración golpeándole el rostro.

.-Y al parecer lo haces muy bien- volvió a sonreír- el comandante entrena muy bien a sus agentes-

Ayame movió con suavidad su mano hacia las llaves del auto. No era una calle tan estrecha y podría salir de allí con facilidad si pisaba el acelerador. Dejaría a Musou detrás en cuestión de minutos y allí terminaría este calvario.

.-Veo que ya quieres irte- se le heló la sangre al darse cuenta que Musou descubrió sus intenciones.

Volvió la mirada hacia Musou, sus ojos eran penetrantes y calculadores. Era una persona de cuidado, no hay duda de ello.

.-Bueno, puedo dejarte ir- dijo con naturalidad, haciéndole un guiño- pero te advierto que no me gusta que me sigan la pista. Hazlo otra vez y no me encontrarás de tan buen humor-

.-.¿Qué?-

Él volvió a sonreír, pero ésta vez sus labios se arquearon de manera distinta, dibujando una sonrisa macabra y cruel.

.-Tienes un rostro muy hermoso, si quieres conservarlo así, mantente fuera de mi camino-

Su voz no sonaba amenazadora, pero si sonaba a una persona que cumple su palabra.

Le vio alejarse lentamente, como si tuviera el tiempo a su favor. Antes de abrir la puerta de su auto, le dirigió una última mirada y le guiñó el ojo, como si se tratara de un conocido suyo de toda la vida que le dirige un afable gesto de despedida.

Escuchó el motor del auto encenderse, éste no tardó en perderse entre las sombras de aquel lúgubre callejón.

Ayame soltó una bocanada de aire, aún sintiendo el temor oprimiéndole el pecho. Cuando su respiración por fin se hubo normalizado, dio vuelta a las llaves de su auto y enfiló lejos de allí, fuera de ese maldito callejón; pero con la imagen de los penetrantes ojos de Musou y su burlona sonrisa cercenándole todos los sentidos.

Le bastó una sola mirada para darse cuenta que algo le estaba incomodando a Sesshômaru. "Bueno, tampoco es que eso sea extraño" pensó luego de varios segundos de reflexión.

Como es usual ha permanecido callada, esperando que sea él quien dé el primer paso. Y sabe perfectamente que aquello puede llevar varias horas, se ha entretenido leyendo un buen libro en el despacho. Era una novela romántica, esas que tanto detestaba Sesshômaru y desde que ella se mudó aparecen en cada rincón de la casa, él pone los ojos en blanco cada vez que descubre uno. Desde pequeña siempre le gustaron ese tipo de historia, sobre todo porque la mayoría de ellas terminan con un implícito "y vivieron felices para siempre".

La novela era de un grueso considerable y sólo cuando ella ya llevaba prácticamente la mitad de las páginas devoradas, la puerta del estudio se abrió. Rin sonrió para sus adentros, pero no se movió de su posición en la silla.

Sesshômaru la observaba sin pronunciar palabra. Rin está cruzada de piernas, acomodada en el sillón con un libro entre sus manos. Ella parece muy concentrada en su lectura, pero sabe que de alguna forma está pendiente de él y todos sus movimientos. Agradece el silencio de Rin, ya que a pesar de haber reflexionado casi toda la mañana, aún siente que necesita ordenar sus pensamientos.

De manera casi inconsciente se llevó la mano a un costado, allí en el bolsillo del chaleco estaba guardada una carta que recibió esta mañana. Fue apenas despuntando el alba, al abrir la puerta para recoger el periódico dio con la carta. Le extrañó bastante ya que generalmente recibe correspondencia los lunes, pero al virar el sobre y ver que éste no traía remitente, supo por dónde iba el asunto.

Quizás por ello no se sorprendió en lo absoluto cuando abrió la carta y leyó su contenido. Lo que sí llegó a sorprenderle fue la llamada de su hermano menor, horas después.

.-.¿Se puede saber qué haces fastidiándome tan temprano?- preguntó él, con su particular tono malhumorado.

.-No lo habría hecho de no ser importante- espetó Yasha, con tono igual de molesto.

.-Entonces no me hagas perder más mi tiempo y ve al grano-

.-En realidad no tengo por qué informarte, pero ha sido Miroku quien prácticamente me obligó a marcar el número y...

.-InuYasha...- Sesshômaru no se encontraba muy paciente aquella mañana

.-.¡Está bien! Te llamo para saber si tú también recibiste la carta...-

.-...-

.-.¿Sesshômaru?-

.-Así que Naraku quiere hacerse el listo...-

.-.¿Qué quieres decir?-

.-Ven a verme en un par de horas. Tenemos que hablar esto personalmente, trae a Miroku. Ni una sola palabra de esto a nadie más .¿Entendido?-

.-.Sí, sí...-

Si su hermano era puntual por primera vez en su vida, no faltaba mucho para que se presentara. La decisión estaba tomaba, y estaba seguro que InuYasha le secundaría en esta ocasión sin ponerle reparos.

Sólo había un pequeño problema y estaba sentado tranquilamente leyendo un libro.

Suspiró sin desearlo, maldiciéndose a sí mismo por permitirse amar tanto a aquella mujer.

Rin es la terquedad personificada y es experta en el arte de llevarle la contraria. Si le cuenta sus planes no tardará en poner un grito en el cielo e intentar frustrar todo lo planeado o, lo que es peor, incluirse en ellos.

.-Rin...- si pronunciar su nombre ya era toda una odisea, mucho peor sería ponerla al tanto de la situación.

Ella se tomo su par de segundos para alzar la mirada, como si realmente no hubiera notado su presencia hasta que él la llamó.

.-¿Dime?- le dedicó una media sonrisa al tiempo que cerraba el libro y lo colocaba en su regazo.

Sesshômaru contuvo la respiración, esa mirada de Rin era peligrosa. Esa aquella de "puedo leer tus pensamientos a mi antojo".

.-Yasha debe estar por llegar...-

.-.¿Yasha?- los ojos de Rin se crisparon en asombro- .¿Va a venir?-

.-Sí. Y Miroku también- suspiró, inclinándose hacia ella- y vamos a necesitar privacidad. Así que decide si quieres quedarte aquí con tu amena lectura...-

.-.¿Miroku? .¿Privacidad?.- Rin cada vez entendía menos- .¿Qué rayos está ocurriendo, Sesshômaru?-

"Ya me temía que preguntaras eso, Rin" volvió a maldecir su suerte interiormente.

.-Lo único que estoy exigiendo es privacidad en mi propia casa...-

.-No trates de desviarme el tema Sesshômaru- Rin se puso de pie- .¿Qué está pasando que intentas ocultarme?-

.-Privacidad Rin, privacidad...- Sesshômaru se apoyó en el umbral de la puerta para repetir aquella frase, pero cuando intentó salir rumbo a la sala sintió la mano de Rin apretando con fuerza su brazo.

.-Es Naraku, no creas que soy tan tonta- comentó con cierta molestia, sin soltar el brazo de Sesshômaru- .¿Les ha vuelto a contactar¡Responde!-

Sesshômaru se mordió el labio inferior, odiaba admitir que Rin siempre estaba un paso delante de él. No importa lo bien que disimulara las cosas porque sus acciones y palabras siempre eran obvias para Rin.

El timbre sonó de improviso y Sesshômaru aprovechó la oportunidad de zafarse de la mano de Rin.

.-Bien, llegaron puntuales- comentó a su hermano menor y un sonriente Miroku.

.-Vamos al grano .¿no?- Yasha ni siquiera había puesto un pie dentro de la casa y ya parecía impaciente. "Chiquillo fastidioso" pensó en decirle Sesshômaru, pero como pocas veces se mordió la lengua y sin decir palabra les hizo entrar.

.-Buenas tardes Rin, dichosos los ojos que se posan en ti...- Miroku se inclinó respetuosamente ante ella, quien sonrió ante la siempre presente galantería del chico.

Sesshômaru alzó la ceja izquierda, estaba de más decir que ese comentario no le agradaba, aunque se tratase de Miroku.

.-Bien- carraspeó, concentrando en él la atención de todos los presentes- pasemos al estudio-

Intentó ignorar la penetrante mirada de Rin, mas fue en vano. Apretó su puño con fuerza, deseando que toda su frustración se concentrara allí para luego evaporarse finalmente. Lastimosamente, aquello no ocurrió.

.-Sesshômaru...- ella iba a empezar a suplicar y la conocía lo suficiente como para saber que sus intentos por disuadirla o calmarla serían en vano.

.-Estarás con nosotros y podrás escuchar todo lo que quieras, a ver si así te calmas un poco- Sesshômaru le lanzó una mirada fría e inflexible- pero no influirás en ninguna de las decisiones. Ni siquiera lo intentes-

".¡Maldición!." Pensó Rin, intentando por todos los medios que su enojo no se le colara por la mirada.

Se hizo un incómodo silencio apenas Sesshômaru cerró la puerta. Todas las miradas se posaron sobre él: Miroku se limitaba a sonreír con un poco de nerviosismo, temiendo que con cualquier movimiento se desatara una cruenta guerra de palabras; y si la impaciencia en la mirada de Rin no era suficiente, allí tenía la de su hermano, que podía leerse con claridad en sus pupilas.

.-.¿Y bien?- como era predecible, Yasha fue quien rompió el silencio- no pensarás detenerme, porque si es así...-

.-.¿Detenerte?- no habían llegado ni siquiera al meollo del asunto y Rin ya ha abierto la boca. Las mujeres no pueden quedarse calladas por más de cinco segundos, es un hecho comprobado.

.-Se refiere a esto- Sesshômaru extendió la carta para que Rin pudiera tomarla entre sus manos- es una invitación para una cena que será este viernes-

.-.¿Una invitación para una cena?- Rin releyó detenidamente la tarjeta y se volvió hacia el trío- .¿Por eso tanto alboroto?-

.-Mira bien dentro del sobre- suspiró Sesshômaru con tal calma que hasta él mismo se sorprendió.

Rin tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para evitar gritar escandalizada. Allí dentro del sobre crema, había una pequeño trozo de papel cuadrado común y corriente. Llevaba dibujado en el centro una silueta en forma de araña. Si eso no era suficiente para despertar el terror de Rin, el mensaje que había al reverso del papel terminó por hacer su trabajo.

"Para asegurarme que mis invitados de honor no falten a la cita."

.-Como siempre, Naraku cree que puede jugar con nuestro miedo- Sesshômaru quitó sin mayor dificultad el sobre de manos de Rin- pero eso no ocurrirá-

.-.¡Por supuesto que no!- exclamó Yasha con entereza- si piensa que vamos a ocultarnos está muy equivocado. .¡Voy a ir directamente hacia él y a mandarlo al infierno de una vez por todas!.-

.-Exactamente- pronunció Sesshômaru mientras se sentaba en el sillón donde estuvo Rin minutos antes.

.-.¡Y ni siquiera intentes detenerme porque...!- Yasha detuvo sus palabras cuando comprendió que, por primera vez, su hermano mayor no le estaba llevando la contraria. Miró a Sesshômaru con cautela, aún dudoso de haber escuchado bien-.¿Qué es lo que has dicho?-

.-No me gusta repetir las cosas, InuYasha- arqueó las cejas de forma impaciente, pero sin negar la veracidad de su frase anterior.

.-.¿Estás diciéndome entonces que no impedirás mis planes?- preguntó, renuente aún a creer en la palabra de su hermano.

.-No sólo no los voy a impedir, por el contrario, yo estoy incluido en esos planes- pronunció con tal convicción, que Yasha no tuvo palabras para intentar negarse.

.-¿Eso quiere decir que vamos a atacar a Naraku frente a frente?- habló Miroku, incluyéndose él también en los planes. Porque estaba seguro que Sesshômaru no le citó a él para ser sólo un oyente.

.-Por la puerta grande. Él mismo nos invita, es de mala educación rechazar una invitación tan formal como ésta- sentenció Sesshômaru.

.-La tarjeta dice claramente que podemos llevar a un acompañante. Así que tú puedes ir acompañando a Yasha sin mayores problemas- Sesshômaru volvió a mirar el sobre- tenemos dos días exactos, sin contar la noche del viernes que es obsoleta. Jakken tiene plazo para mañana a primera hora para conseguir los planos de esa casa y ponerlos a tu disposición...-

.-.¿Mi disposición?- volvió a preguntar Miroku dudoso, pero le bastó la mirada de Sesshômaru para comprender a qué se refería-.

.-Necesito como mínimo tres rutas de escape seguras y un lugar lo suficientemente apartado, donde no lleguen los ruidos, además...-

Rin no ha pronunciado palabra desde que presenció aquel pequeño papel con la silueta arácnida. Por momentos su mente se vio transportada a un lejano lugar, donde apenas y llegaban las voces de Sesshômaru, Yasha y Miroku. Lo único que resonaba constantemente en sus oídos era la diabólica risa de Naraku, aquella que atormentaba sus sueños una y otra vez.

.-Bien, entonces todo estará listo para el viernes...-

".¿Qué?" Rin sintió cómo una brisa fría se apoderaba de su corazón.

.-.¿Estás intentando decirme...- ella tomó aire, le faltaban las fuerzas-... que van a asistir?.-

.-.¡Por supuesto que sí!- los ánimos de Yasha estaba demasiado elevados.

.-.¡Por supuesto que no!- era la primera vez que se alzaba una voz distinta a la de Sesshômaru para contradecir a Yasha- .¡Es precisamente eso lo que él quiere!-

.-Nos estamos adelantando a los hechos- Sesshômaru suspiró cansadamente y le hizo un gesto a Rin para que se callara- y ya te dije... la decisión está tomada-

Sus miradas se encontraron, Sesshômaru pudo darse cuenta que ella estaba a punto de echarse a llorar allí mismo.

"Mujeres" pensó él, a medida que se exasperaba cada vez más.

Intentando darles el espacio que necesitaba la pareja, Miroku se apartó de Sesshômaru. Se acercó a su compañero, dispuesto a hablarle de un tema que le ha estado dando vueltas por la cabeza desde que entraron al despacho.

.-InuYasha...-

.-.¿Qué?- Yasha se volteó hacia Miroku y se sorprendió de ver seriedad en su rostro.

.-Ni una palabra de esto a Sango-

Yasha se detuvo por unos instantes. Si Sango se entera que los tres van a irse contra Naraku dentro de unos días, lo más probable es que encuentre la manera de acompañarlos, aunque ellos se nieguen a llevarla. Kohaku seguía bajo el mando de Naraku, y ninguno de los tres pensaba detenerse a reflexionar sobre disparar un arma en un momento de tensión.

.-Kohaku corre peligro de muerte, así que Sango debe estar enterada- sugirió Yasha. Pero se dio cuenta por el temple de Miroku que éste no iba a dar su brazo a torcer. Miroku se quedó pensativo por unos segundos y negó lentamente en silencio.

.-No podemos ponerla en ese riesgo...-

.-No quieres ponerla en riesgo, querrás decir- le corrigió Yasha de mala gana. Esos dos estaban enamorados, no es un detalle tan difícil de notar- es natural que quieras protegerla, pero...-

Detuvo su pequeño discurso cuando vio asomarse una sonrisa triste en los labios de su amigo. Ese gesto fue como si un puño invisible le golpeara con fuerza en el estómago, dejándole sin aire.

.-Sé muy bien lo que quieres decirme. Pero deja que yo maneje este asunto ¿si?- el tono de súplica fue lo que terminó de desarmar a Yasha, quien asintió desviando la mirada. La preocupación de Miroku por Sango le recordó de alguna manera un punto que ha estado tratando de evitar los últimos días: Kagome.

Aunque quisiera mantener oculta su "profesión" de Kagome para siempre, sabe que esto no es más que una utopía. Debe hablarle con la verdad y terminar la angustia que carcome su pecho desde hace meses. Él no puede ser como Miroku, no puede vivir negando verdades sin sentir remordimiento.

Curioso, él se la pasa la vida mintiendo sobre quién es a todos quienes le rodean: cuando se fue de su pueblo natal todos pensaban que iría a encontrarse con unos parientes, ahora sus vecinos y conocidos piensan que trabaja para la empresa de su familia. Mentiras, todo es una red de mentiras que se van entretejiendo y atrapando a la gente que se cruza en su camino. Aquella red atrapó a Kagome también. Jamás pensó que llegaría amarla hasta tan punto de necesitar contarle la verdad, su verdad. Aunque eso significara perderla...

.-.¿Te ocurre algo?- la pregunta de Miroku detuvo sus reflexiones.

.-No, nada- estancó su mirada sobre Sesshômaru y Rin- sólo pensaba cómo la relación de esos dos es más simple, Sesshômaru no tiene que ocultar lo que es...-

Miroku pasó su brazo sobre el hombro de Yasha, con aire nostálgico mientras los dos miraban a la pareja.

.-Quizás... pero yo no creo que ellos estén muy bien ahora...- comentó Miroku examinando los gestos de Rin y Sesshômaru. Parecían todo menos "simples".

Efectivamente, Sesshômaru se sentía atado de manos. Y el hecho que a lo lejos sintiera las inquisitivas miradas de su hermano y Miroku no ayudaba tampoco. El puño de Rin continuaba cerrado y temía que en cualquier momento ella fuera a caerle a golpes allí mismo, sin importarle nada ni nadie.

Como toda mujer, Rin no quería que nadie se arriesgara. De ser por ella se quedarían todos sentados esperando que Naraku les tocara el timbre y llegara con revólver en mano y dijera "aquí estoy, pueden matarme cuando gusten". Han pasado demasiados años y él ya no puede simplemente sentarse a esperar. Rin también lo sabe... pero es bien sabido que la mente de una mujer está a veces desconectada de su corazón.

.-Rin...-

.-No digas más nada- ella le cortó con un gesto y alzó el rostro: estaba plagado de lágrimas- tus explicaciones han sido suficientes. Gracias por haberme tomado en cuenta, por cierto...- sin agregar nada más, ella pasó de largo y salió del despacho. No azotó la puerta al salir, pero aquello estaba lejos de ser una buena señal ya que la ira contenida en una mujer puede ser peor que el mismo infierno.

Una pequeña parte de Sesshômaru deseó tomarla por el brazo y sacudirla hasta hacerla entrar en razón. Pero en lo más profundo de su ser, sabía que lo más inteligente era dejarla irse; que se encerrara en su cuarto y meditara a solas durante un par de horas.

Quizás luego podrían conversar mejor y contentarse con ella. Es increíble que cuando Rin no se encuentra bien, él tampoco puede estarlo. Detesta que eso ocurra.

.-Maldito Naraku- espetó, haciendo que toda la culpa cayera sobre su enemigo.

.-No te desesperes Sota- sonrió Midoriko mientras destapaba la olla frente a ella- la cena estará lista dentro de pocos minutos-

.-.¡Es que tengo muchísima hambre!- exclamó el niño llevándose ambas manos al estómago.

.-Si usaras toda tu energía en algo más que jugar al fútbol- comentaba Kagome mientras colocaba los cubiertos sobre la mesa- como ayudar en casa, por ejemplo-

.-Pero para eso ya tenemos a Midoriko- comentó Sota sonriente.

.-¡Serás malagradecido¡Midoriko saca parte de su tiempo para venir a ayudarnos, pero no tiene ninguna obligación...!

.-No te preocupes, Kagome- Midoriko le hizo un guiño a Sota- como mi familia vive en otra ciudad, ustedes se han convertido en mi familia postiza-

.-.¿Es que acaso yo no cuento?- Tsubaki entró con naturalidad a la cocina y tomó un pan de la cestita que Kagome acaba de poner sobre la mesa. La recién llegada dio un mordisco y le sonrió a Midoriko.

.-.¿Cómo iba a olvidarme de mi prima favorita?-

.-Pensaba que era tu única prima- comentó ella, mirando al techo.

.-De cualquier manera, es imposible olvidarse de alguien tan fastidioso- con ese comentario, Kikyô entró a la cocina y se sentó en la silla que siempre ocupaba.

.-.¿Vas a quedarte a comer, Tsubaki?- preguntó Kagome, dispuesta a sacar plato y cubiertos para la invitada.

.-En realidad vine porque pensé que podríamos irnos juntas a casa- comentó Tsubaki. No era ningún secreto que Midoriko vivía a una cuadra de sus tíos, los padres de Tsubaki- hace mucho tiempo que no platicamos a gusto. Pero si Kagome me invita a cenar, me agradaría. Mis padres casi no están en casa, así que estoy acostumbrada a la comida congelada, pero la comida casera es la mejor. .¡Y preparada por Midoriko, mejor!-

.-Nadie estaba interesado en tus tradiciones alimenticias- susurró Kikyô sin siquiera mirarle- y no vas a quedarte a cenar, yo no te he invitado-

.-Pues disculpa pero ésta- con su dedo índice Tsubaki señaló el suelo- también es la casa de Kagome y es ella quien me ha invitado, no tú-

La servilleta que estaba en manos de Kikyô terminó arrugada en cuestión de segundos. Al notar aquello, Tsubaki no disimuló una amplia sonrisa.

.-Ha sido suficiente con aguantarte toda la tarde, no deseo que te quedes a cenar-

.-Calma...- Midoriko apagó el fuego de la estufa y se dirigió a la mesa, intentando calmar los ánimos. Miró a su prima y le dirigió una sonrisa- .¿Qué te parece si mejor nos vamos a mi casa y allá cenamos las dos? Platicaremos a gusto-

Tsubaki se detuvo por unos minutos. La idea de pasar una noche junto a su prima, a quien consideraba casi como su hermana mayor, era agradable. Sin embargo el quedarse en casa Higurashi para arruinarle la cena a Kikyô también resultaba muy tentador.

"Yo también he tenido que soportar tu amargura todo el rato" pensó Tsubaki. Como la escuela está organizando un día deportivo, los diversos equipos están organizando las diversas actividades que van a realizarse. Es significa aguantarse el malhumor de Kikyô durante una buena temporada.

Ya tendría oportunidades para fastidiar a Kikyô.

.-Está bien Midoriko- se volteó hacia Kagome- pero espero que la invitación pueda usarse para otra ocasión porque ahora mismo Kikyô y yo estamos trabajando en un pequeño torneo de arquería, así que quizás me vean con más regularidad por aquí-

Las palabras cortaron el aire como filosas dagas, rasgando con brusquedad el rostro de Kikyô provocando que se contorsionara. "Maldita Tsubaki" repitió una y otra vez, esperando que aquella frase le estallara en el rostro a la aludida.

.-Ya está listo- anunció Midoriko destapando la cena. Sota dio un saltito y enseguida tomó asiento, Kagome puso los ojos en blanco.

.-Desesperado...-

.-Por lo visto no piensan esperar a su padre- Midoriko echó un vistazo al rostro hambriento del niño- oh... .¿Y Kouga piensa quedarse a cenar también?-

El brillo en los ojos de Tsubaki fue casi instantáneo.

.-.¿Kouga está aquí?-

Myôga dio otro respingo mientras miraba fijamente a su joven subordinado. Kouga había llegado muy puntual a su casa y ambos se dirigieron al despacho casi enseguida. De eso hace casi tres horas, si el reloj en la pared no le engaña.

Y a pesar del tiempo considerable, sus sospechas acerca de esa invitación no se han disipado.

.-Kojima es un exitoso hombre de negocios, aparte de la enorme herencia familiar posee acciones en comercios importantes en Japón e incluso algunas en el extranjero. Según pude averiguar, se mudó a una parte alejada de esta ciudad por la salud de su esposa, ya que el médico le recomendó que se alejara lo más posible de la contaminación citadina. Como es nuevo por los alrededores, quiere organizar una reunión para ir codeándose con al gente relevante de la ciudad. Imagino que por eso usted recibió la invitación, comandante. Conseguí una lista de algunos de los invitados y se encuentra mucha gente poderosa y adinerada. Recuerdo que su amiga la señora Kaede estaba entre los nombres que leí...-

La explicación tan simple de Kouga le dejó desconcertado, precisamente por eso.

Porque era simple, demasiado simple.

Kojima Yukio no poseía alguna mancha turbia, ni tampoco arrastraba ninguna "cola". Ni él ni ninguno de sus negocios estuvieron envueltos jamás en el escándalo. Un historial impecable. Era solamente un hombre de negocios recién llegado a la ciudad.

Su experiencia le decía que no había nada de qué temer o sospechar.

Sin embargo, su agudo instinto policial le decía que había algo oculto. Algún detalle estaba pasando desapercibido a los ojos de Kouga y también a los suyos.

El problema era cuál.

.-¿Continúa sospechando, comandante?-

Myôga asintió en silencio. ¿Qué estaba pasando por alto? .¿Qué?

.-No creo que tengamos que preocuparnos- Kouga se encogió de hombros- un rico comerciante no hace daño a nadie-

Una esperanzada sonrisa se apoderó del comandante Higurashi. Ojalá él conservara esa pizca de confianza en la humanidad que aún tiene Kouga.

.-Puede que tengas razón, Kouga- colocó la mano sobre el hombro del joven. Myôga le condujo hasta la sala para que ambos tomaran una taza de café caliente. Tal vez aquello despejara su vieja y cansada mente un poco.

.-Pero aunque Kojima no tenga nada malo en absoluto, no creo poder asistir a dicho evento- comentó sentándose en el sillón con pesadez.

.-¿Y por qué no?- inquirió Kouga.

.-Eso de las reuniones sociales nunca ha sido para mí. A menos que me contraten para vigilar la fiesta- rió admitiendo sus maneras antisociales.

.-Pues yo...- Kouga sacó del bolsillo interno de su abrigo un pequeño sobre de papel, idéntico al que Myôga recibiera esta mañana. A él también le llegó una de esas invitaciones-... en realidad no me desagradaría asistir. Aunque no sé muy bien por qué fui invitado, no creo ser nadie relevante en esta ciudad...-

"Oh, Kouga, si supieras todo lo que en verdad vales para la jefatura y la ciudad en general" pensó Myoga sin quitar la vista de su subordinado.

.-Eres el segundo al mando en la comandancia- comentó sin demasiada emoción en su voz- es muy lógico que también desee congraciarse contigo-

.-Tal vez...- Kouga volvió a echar un vistazo al papel- invitación para dos personas. Como si tuviera con quién ir...-

.-No intentes hacerte el modesto conmigo- guiñó Myôga- seguramente tienes un montón de chicas detrás de ti-

"Kagome" fue la primera persona que vino a su mente. Sin embargo sería demasiado descarado pedirle a su jefe que deseaba que hija le acompañase. Además, el comandante seguía sospechando de Kojima Yukio y si él no iba a la reunión, muchísimo menos iba a darle permiso a una de sus hijas. Aunque Kouga fuera su hombre de mayor confianza.

Odiaba admitirlo, pero siempre se sentía mal si llegaba sin acompañante a algún sitio. Esa mentalidad adolescente no desaparecía con los años.

.-... a más de una chica de la comandancia he visto suspirar por ti...-

Las palabras de su jefe atrajeron a otra chica a sus pensamientos: Ayame. Atrayente, decidida y sobre todo impredecible; se reapareció en su vida hace pocos días. Por asuntos de trabajo obviamente, pero cuando se despidieron pudo notar claramente cómo los ojos de ella brillaban con intensidad.

.-Quizás...- Kouga se sorprendió al notar cuán difícil le era apartar la imagen de Ayame de su mente.

.-¿Lo ves?- rió Myôga de buena gana, el concentrarse en la vida amorosa de Kouga era una divertida manera de disminuir su estrés- entonces no me digas que no tienes con quién ir. Puedes invitar a cualquiera-

Kouga se sonrojó apenas escuchó la risa de su superior. Volvió a mirar el sobre que estaba en sus manos.

.-Pero no es tan simple- intentó defenderse de los ataques de risa del comandante- no como si fuese a decir- bajó la mirada, imitando una actitud tímida y extendió el sobre hacia delante- ¿te gustaría acompañarme este viernes a una cena?-

Cuando Kouga alzó la mirada al terminar su pose bromista, palideció.

Allí justo frente a él se encontraba Tsubaki, la prima menor de Midoriko. Deseaba con todas sus fuerzas que no hubiera presenciado la escena siquiera. Pero era tarde. Los ojos destellantes de felicidad de Tsubaki le indicaron que la chica había escuchado todo. Más que eso.

Tsubaki se tomó literalmente las palabras, sin prestarle atención a su muy mal fingida timidez y su tono bromista.

Ella, por toda respuesta, dio un salto y quedó prendada de él. Pocos segundos después, Kouga estaba siendo asfixiado cruelmente por el abrazo de Tsubaki.

.-.¡Por supuesto que sí Kouga! .¡Qué feliz me haces!.-

.-Pero qué escena más patética- suspiró Kikyô, quien decidió que ya había visto suficientes estupideces en un día y siguió de largo por el pasillo, rumbo a su cuarto. El sonido de la puerta cerrándose bruscamente no demoró en escucharse.

Por el contrario, Myôga estaba divertido mirando la escena. El pobre de Kouga intentaba por todos los medios de librarse, al menos, del expresivo abrazo de Tsubaki.

"Juventud" susurró con algo de nostalgia. La tenue pero feliz sonrisa de Tsubaki le recordaba a la de su difunta esposa en sus años de juventud. Aquellos sí que fueron años felices.

Suena un tanto cursi decirlo, pero el de ambos había sido amor a primera vista. Apenas sus pupilas la divisaron, supo aquella mujer era diferente a todas las que había conocido antes. No sólo era su belleza exótica y atrayente, la cual heredaron en menor escala sus dos hijas, sino sus maneras dulces pero a la vez firmes.

.¡Cuánto se habían amado! Aún recuerda el montón de planes que ambos tenían para cuando él se retirara en el futuro. Pensaban irse a vivir al extranjero, ya que uno de los mayores pasatiempos de su esposa era viajar. Él le prometió que ambos conocerían el mundo juntos.

Es por esos recuerdos y promesas, que jamás perdonará a quien se atrevió a apartarla de su lado. No descansará hasta encontrarlo.

El ruido del teléfono le apartó de los pensamientos por un instante. Antes de tomar el auricular sonrió de nuevo al ver a Kouga aún "ocupado" con Tsubaki, quien ya estaba decidiendo qué ponerse para el viernes por la noche.

.-Buenas noches-

.-Buenas noches Comandante Higurashi- la voz del teléfono le era desconocida, por ello se asombró que le llamaran por su nombre. Él no daba el número de su residencia a cualquiera- me alegra que fuera usted mismo quien contestara-

.-.¿Puedo saber quién me habla?- podía sentir pequeñas punzadas en el corazón.

Un mal presentimiento.

.-Eso es lo de menos- contestó el desconocido con total calma- lo realmente importante es el mensaje que tengo para usted-

.-.¿Mensaje para mí?- preguntó Myôga, cada vez más incómodo.

.-Sí es un mensaje para usted y estoy seguro que le interesa. Así que escuche con atención por favor...-

.-.¿Quién es usted y qué es lo que quiere?- exclamó Myôga, llamando la atención de Kouga y Tsubaki.

.-Sólo le diré esto: si quiere saber quién es el asesino de su esposa, no deje de asistir el viernes por la noche a la mansión de Kojima Yukio...-

.-.¿Pero qué...?- antes que Myôga pudiera preguntar algo más, la comunicación se cortó.

Myôga se derrumbó en el sillón una vez más, con el corazón saltándole con fiereza y la cabeza revuelta en dudas.

.-Bien- suspiró Musou volviendo a colocar el teléfono en su sitio- ¿ahora qué?-

Naraku le dirigió una sonrisa de autosuficiencia.

.-Esperar...-

.-¿Esperar?- Musou alzó las cejas sin comprender- ¿a qué, exactamente?-

Naraku volvió la vista hacia la ventana. La luna llena resplandecía en todo su esplendor. Dos noches más...

.-Comenzó la cuenta regresiva...-

CONTINUARÁ...

Notas: Como dice Naraku, la comenzó la cuenta regresiva. El fanfic está en su etapa final. Supongo que le quedarán unos cinco capítulos y algún epílogo, pero aún no lo tengo programado bien así que no adelanto nada.

Estoy ocupada con la universidad y otros asuntos personales, pero haré lo posible por tener el próximo capítulo pronto.

Como siempre, paciencia.

Capítulo dedicado a Mónica. Sólo porque sí.

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