Declaimer: Los personajes de Card Captor Sakura no me pertenecen (aunque no me molestaría que me regalen a Shaoran y Eriol ), lamentablemente el Estudio Clamp me gano de mano y se los quedaron ellas.

Novia Fugitiva

(by Lady Verónica Black of Avalon)

Xiao Lang Li sospechaba que Sakura estaba huyendo de algo, y tenia razón. Volar al otro extremo del mundo para evitar su futuro marido era un comportamiento de lo más extraño para cualquier novia. Ella queria pensar las cosas con calma, pero Xiao Lang no le estaba facilitando la tarea. De entre todas las razones por las que ella no debería casarse con su novio, Xiao Lang se estaba convirtiéndose en la principal...

- Capítulo Cuatro -

"Desayuno especial"

Sakura abrió los ojos en la oscuridad y buscó el interruptor de la lamparilla de noche. Eran solo las cinco y media de la mañana, pero se sentía completamente despejada. En Japón debía de ser mediodía y lo que menos tenia era sueño con aquel desfase horario.

Lo que necesitaba era una infusión. Aparto las mantas y posó los pies en el suelo, alcanzando su bata de seda y se fue hacia la cocina.

La luz la deslumbro momentáneamente y cuando logro enfocar, soltó un gemido al ver el desorden de la cocina. No le extrañaba que Shaoran necesitara un ama de llaves. Parecía que hubieran tirado una bomba en aquella habitación.

-No lo haré -dijo en voz alta- Simplemente no lo haré.

-Ahora no puedes echarte atrás -dijo una voz a sus espaldas que le estaba empezando a resultar bastante familiar.

Se dio media vuelta para encontrar a Shaoran en el umbral.

Li se separo de la puerta y avanzó hacia ella.

-Esta casa esta asquerosa.

-Ya lo sé -replicó él- Pero estoy seguro que una mujer de tu calibre dejará todo inmaculado.

Sakura lo miró furiosa.

-¿Cómo ha llegado a formarse este caos?

Shaoran se encogió de hombros ante la pregunta.

-No ha sido tan difícil. Supone bastante trabajo traer a doscientos caballos desde la capital hasta aquí cada primavera y los chicos usaron esta casa las últimas semanas mientras les arreglaban su casa.

-¿Los chicos? -repitió Sakura- ¿Qué chicos? ¿Vaqueros?

Shaoran asintió.

-Si los quieres llamara así. Algunos de ellos prefieren que se los llamen camorristas, pero es lo mismo, al fin y al cabo. Yo apenas si soy otra cosa que un "vaquero" inculto.

Sakura lo miró con sorna.

-¿Porqué dices que eres inculto?

-Eres tú la que insinuaste que podía no saber ni leer -replicó él con calma.

Sakura recordó el comentario y se sonrojó.

-Bueno, lo dije en medio del acaloramiento -protestó- Sabe que no lo decía en serio.

-¿Y porque lo tendría que saber? -la desafió- Parece que estas acostumbrada a imponerte sobre todo el mundo y que nadie te paré nunca los pies.

-Eso no es verdad -negó la castaña.

-¿Y que me cuentas de Kiosuke? -preguntó con suavidad Li- ¿Se te enfrenta alguna vez?

-Kiosuke no necesita enfrentarse conmigo. Soy yo la que...

Se detuvo al darse cuenta de lo que estuvo a punto de contarle toda la verdad acerca de su novio. Se sonrojó y a Shaoran no se le escapó.

-¿Soy yo la que qué?- insistió él.

Sakura apretó los labios enfadada.

-Esto es ridículo. No tengo porqué contarte nada de mi vida privada. Haces que parezca una arpía con lengua de víbora.

Él la miro intensamente, pero no dijo nada.

-Yo no soy así -exploto ella- No se atreva a mirarme de esa manera, Señor Li. Todo esto es una exageración y tú lo sabes.

Shaoran se encogió de hombros.

-Quizá, pero tienes que admitir que llegaste aquí anoche con un montón de prejuicios acerca de lo que ibas a encontrar.

-Sí -tuvo que aceptar ella- Supongo que tienes razón. Yo creía que iba a ser un humano decente, en vez de un negrero de montañas que tenia más platos sucios en casa que un restaurante.

Shaoran alargo una mano y le acaricio la nuca antes de atraerla hacia así. Sakura no se resistió.

El roce de sus labios sobre los de ella fue una caricia suave como una pluma, pero la agito tanto como si le hubieran dado una descarga eléctrica.

Entonces su mano se detuvo y le sonrió.

-Me encantaría enseñarte un poco más de mi encanto montañero, Sakura, pero tengo trabajo que hacer -echo un vistazo a su alrededor antes de añadir- Lo mismo que tú.

Sakura lo miró con furia, enfadada con él por haberla besado y enfadada consigo misma por haberlo permitido y haberle correspondido.

-Sí crees que yo voy a limpiar esta pocilga, has perdido el juicio por completo -alzó la barbilla con desafió-. Todavía estamos a mitad de la noche y pienso volver a meterme a la cama.

Sakura se dio la vuelta en dirección a su habitación. Pudo sentir su mirada clavada en sus espaldas mientras recorría el pasillo. Y cuando cerró la puerta de su habitación, se metió corriendo a la cama y se tapó hasta la cabeza.

Dos segundos más tarde, la puerta se abrió de golpe como si entrara un tornado.

Sakura asomo con cautela la cabeza. Shaoran estaba sentado al borde de la cama y la miró como si fuera un caballo y estuviera tratando de decidirse o no en comprarlo.

-Vamos -dijo él- Arriba.

Se acerco a las ventanas y corrió las cortinas dejando que los primeros rayos del día se filtraran al interior.

Sakura apretó las sabanas contra la cara con manos temblorosas.

-No.

-¿Qué has dicho? -preguntó él.

Sakura se bajó las sabanas hasta la barbilla.

-He dicho que no -repitió- No voy a levantarme. No quiero hacerlo y no vas a obligarme.

Cuando él se acerco hasta la cama, ella trago saliva.

-¿Crees que no puedo? -dijo él con suavidad.

-Soy una mujer libre. No te atrevas a amenazarme.

Él mantuvo la vista clavada en ella.

-Dije que seria tu ama de llaves -respondió ella enfurecida- No he dicho que limpiaría una pocilga. No es justo y no lo haré.

A sus palabras siguió un silencio que se hizo tan incomodo que comprendió lo infantil que debió haber sonado. Pero no se atrevió a alzar la cabeza para mirarlo.

Li salió de la habitación y Sakura soltó un suspiro de alivio, pero dos minutos más tarde, él regreso con una mano detrás de la espalda.

-¿Vas a levantarte?- preguntó.

Sakura espero sonar más valiente de lo que se sentía.

-No. ¿Qué piensas hacer al respecto? ¿Dispararme con una pistola o algo así?

-No tanto -suspiro él- Pero no digas que no te lo advertí.

Sacó la mano de detrás de su espalda y ella pudo ver que llevaba una jarra.

-¡¿Qué?!

Antes de poder decir nada más, soltó un grito al sentir el agua fría en la cara.

-¡¡¡Bestia!!! -grito saltando de la cama con el camisón pegado al cuerpo- ¡Eres un animal! ¡¡Un maldito animal!!

Shaoran sonrió bamboleando la jarra en la mano.

-Bien, ahora soy una bestia, así como muchas otras cosas. Supongo que he aprendido muchas cosas de mí mismo en las últimas horas.

Entonces dejo la jarra en la cómoda.

-Si yo fuera tú, me vestiría. Pillaras un resfriado a muerte si no lo haces.

Sakura lo miró con fiereza.

-¿Y a ti que te importa lo que me pase a mí?

Shaoran tiró de la colcha de la cama y la envolvió en ella mientras la sacaba de la cama.

-Eres mi nueva ama de llaves, ¿recuerdas? No puedo dejar que te derrumbes antes de que hallas siquiera lavado un solo plato.

-Echarme esa agua en la cara a sido una bajeza -dijo la ojiverde mientras él se sentaba a su lado en la cama.

-Sí -acordó Shaoran- Supongo que sí. Pero creo que te lo merecías.

-¿Merecerlo?- repitió temblando de forma incontrolada. Sentía el calor del cuerpo de él e hizo un esfuerzo sobrehumano para no pegarse a él- ¿Yo? Eres tú el que merecías que te hubieran echado un jarro de agua helada encima.

Sakura tuvo que admitir que la cocina, después de haberse pasado casi tres horas limpiándola, estaba bonita de verdad. Al contrario que ella, pensó sombría. ¿Cómo se habría manchado tanto cuando lo único que había hecho era limpiar las cosas? Tenia el esmalte de las uñas saltado y los dedos negros. No le extrañaba que el ama de llaves de su casa estuviera comprando cada poco guantes de goma.

Suspiro al pensar en la señora Peabody. Ella hubiera puesto la casa reluciente prácticamente en el tiempo en que Sakura tardaba en darse un baño.

Pero lo único que ella había logrado terminar era limpiar la cocina y tenia la sensación de que Li volvería en cualquier momento. Alzo la barbilla. Bien, ella había hecho lo que había podido y él tendría que conformarse con eso.

Se preparo una taza de café y se apoyo contra la encimera para admirar su trabajo. Era impresionante de verdad, si no se examinaba todo con demasiada atención.

Clavo entonces la vista en dos grandes bolsas de plástico negro llenas de basura y suspiró. Habría que sacarlas afuera y suponía que le tocaría a ella hacerlo.

Dejo su taza en la mesa, recogió las bolsas y empujó la puerta con el codo.

Había dejado todas las persianas bajadas mientras había estado limpiando con la sensación de que el paisaje de afuera seria salvaje, amedrentador y oscuro, que era lo que podia recordar de la noche anterior.

Pero cuando tuvo enfrente la majestuosidad de los alrededores bajo el brillante sol de la mañana, las bolsas se deslizaron de sus manos y se dirigió a la barandilla de la terraza. Nunca había tenido delante una vista tan impresionante.

La puerta trasera estaba en el lateral de la casa y daba a un arroyo bañado por el sol en un valle rodeado de montañas nevadas. El aire era fresco y tenia un leve aroma a pinos.

Aturdida, se sentó en las escaleras del porche y se quedo admirando el paisaje. Había un granero grande más abajo y algunos pequeños edificios. Las vallas eran blancas y dentro, los caballos pasaban de forma pacífica.

Divisó la carretera que discurría entre los establos y había coches y algunas personas, que desde luego no parecían vaqueros. Entonces se fijo en un hombre montado a caballo, un macho grande y negro, que llevaba a otro de las riendas. Trotaba en dirección a ella.

Sakura se levantó de repente. El hombre llevaba sombrero de vaquero y tenia la cara tapada, pero ella sabia que era Xiao Lang. Lo supo por la forma relajada en que montaba al caballo y controlaba al otro como si fuera la cosa más fácil del mundo.

Sintió casi un impulso desesperado de salir corriendo en dirección a la casa para esconderse en cualquier sitio fuera de la vista de aquel hombre fascinante y enfurecedor. Pero se obligo a aparentar calma mientras él desmontaba del caballo y ataba las riendas en la barandilla con tranquilidad. ¿Qué era lo que la había puesto tan nerviosa?

Se cruzo de brazos y le habló con tono retador.

-¿Una vuelta de inspección?

Shaoran se sacudió el sombrero contra sus jeans y subió los escalones del porche.

-No -replicó.

Sakura apretó los labios.

-Llevo toda la mañana de esclava en su asquerosa casa. Al menos podría mirarlo, Señor Li.

Él reprimió una sonrisa.

-Dime Shaoran -dijo Li- ¿y que quieres que te dé una medalla por hacer tu trabajo?

Sakura se sonrojó.

-Desde luego que no. Solo he mantenido mi parte del trato, eso es todo.

Él asintió muy despacio, la miró a los ojos cansados y después a la cara.

-Pensé que tal vez te gustaría montar un poco a caballo.

A Sakura le dio un vuelco el corazón al escuchar la idea.

-¡Ay, sí! -dijo con un entusiasmo tan infantil que lo hizo sonreír. Entonces a ella se le ensombreció la cara- ¿Puedes tomarte tiempo libre?- pregunto con inseguridad.

-Sí, puedo tomarme todo el tiempo libre que quiera. Él dueño me entiende perfectamente.

Sakura frunció el seño.

Shaoran la miro durante un momento con la sonrisa todavía en la cara. Entonces poso el sombrero en el suelo, se acerco a ella y la tomo en brazos.

-¿Qué estas haciendo?– pregunto ella muy nerviosa.

-Voy a besarte- contesto simplemente él.

Antes de que Sakura pudiera protestar, sus labios se encontraban sobre los de ella y ella alzó los dedos para acariciarle el pelo de la nuca. Su cuerpo le respondió con una pasión que nunca había sentido o experimentado en su vida.

Sakura abrió los ojos y vio que la contemplaba como si estuviera analizando su reacción. Ella fue la que se separo de repente. Se aparto hasta la barandilla incapaz de alejar su verde mirada de él.

-No puedo hacer esto -dijo con voz ronca- Te acabo de conocer anoche y...

Él alzo las manos.

-Ya lo sé -dijo con una fría suavidad- Te vas a casar este sábado con un hombre al que lo tienes en un puño.

-No es así.

-Entonces explícame como es.

Sakura trago saliva.

-¿No prefieres desayunar? -cambio de tema de repente apartándose de la barandilla y rodeando a Shaoran para entrar a la casa- Supongo que tendrás hambre después de trabajar tanto tiempo. Soy bastante buena cocinera. Mis hotcakes son de premio.

-Menos mal -musito él mientras la seguía al interior de la casa.

Sakura sacó un huevo del paquete que había sacado anteriormente de la heladera y lo casco en la mesada, mientras lo ponía en un recipiente junto a los demás ingredientes.

-¿Te parece bien los hotcakes o deseas otra cosa?- dijo de repente al mirar la masa frente a ella.

Shaoran la aparto con delicadeza de la cocina.

-Siéntate. Yo preparare el desayuno.

Sakura lo volvió a mirar enfadada.

-Yo soy perfectamente capaz de preparar el desayuno.

-Quizá -concedió Li con una expresión impenetrable- pero el punto con las cocinas eléctricas es que tienes que conectarlas antes de trabajar. Son así de curiosas.

Sakura se quedo con la boca abierta, pero no supo que decir. ¿Cómo había sido tan tonta?

Shaoran la miró con simpatía.

-Vamos, siéntate. Pareces agotada.

-Lo siento -murmuro ella.

-No te preocupes -dijo él mientras estiraba la mano y le acariciaba la mejilla.

Sakura sintió que los ojos se le empañaban de lagrimas y tragó saliva. No podia derrumbarse delante de aquel hombre.

-Esta mañana sólo has tenido tiempo de darte una ducha rápida, así que quizá sea hora de que te pegues un baño entero.

Justo cuando Sakura acababa de cerrar el grifo, Shaoran llamo a la puerta, y enrollándose apresurada una toalla alrededor del cuerpo, abrió sin pensar.

Se quedaron mirando el uno al otro en silencio durante unos segundos eternos. Los ojos de él estaban clavados en los de ella y Sakura noto la forma en que estaba mirando los contornos de su cuerpo y sabia que los estaba memorizando de la misma forma en que ella lo estaba haciendo con él.

Hubiera sido más fácil abandonarse en aquel impulso primitivo, estirar los brazos, dejar que la toalla cayera y avanzar hacia él... tan fácil y tan imposible a la vez.

Suspiro y el hechizo quedó roto.

-Llevas tanto tiempo dentro que pensé que te habías ahogado -dijo él.

-Estaba leyendo un libro

-¿En la ducha?

Sakura lo miró sin expresión y entonces volvió a la realidad.

-Perdona, ¿Qué he dicho?

Aquellos profundos ojos ámbar la estudiaron durante un largo instante.

-Supongo que deberías estar pensando en Kiosuke -señalo él con un brillo burlón en la mirada.

-¿Quién? -pregunto ella confusa arqueando las cejas- Ah, Kiosuke. Sí, por supuesto. Estaba pensando en él. Perdona.

-No necesitas disculparte por pensar en el hombre con el que vas a casarte -replico él con frialdad- Es con él con quien deberías estar disculpándote.

-No, espera un minuto... -empezó Sakura.

Pero él siempre la interrumpía.

-No, ni siquiera medio minuto -dijo él mientras le ponía un montón de ropa en las manos- Son de mi prima. Supongo que te quedaran aunque tú eres un poco más delgada. Estate lista en cinco minutos, ¿Ok? Si no, me iré sin ti.

Shaoran se dio la vuelta y ella se quedo contemplando su amplia espalda antes de cerrar la puerta. Se apoyo contra ella y se froto la frente con manos temblorosas. ¿Qué diablos le estaba pasando?

Tenia que controlarse, eso era todo. Se froto la frente y cerró los ojos. La forma en que Shaoran la miraba no significaba nada y la forma en que la había besado menos. Y lo que sentía cuando estaba con él eran imaginaciones suyas. Solo eso y nada más.

Abrió los ojos y frunció el ceño a sí misma en el espejo. No podia dejar que le afectara de esta manera. Era estúpido e imposible. Casi tan imposible como tener que casarse con Kiosuke el sábado siguiente.

Continuara...