Declaimer: Los personajes de Card Captor Sakura no me pertenecen (aunque no me molestaría que me regalen a Shaoran y Eriol ), lamentablemente el Estudio Clamp me gano de mano y se los quedaron ellas.

Novia Fugitiva

(by Lady Verónica Black of Avalon)

Xiao Lang Li sospechaba que Sakura estaba huyendo de algo, y tenia razón. Volar al otro extremo del mundo para evitar su futuro marido era un comportamiento de lo más extraño para cualquier novia. Ella queria pensar las cosas con calma, pero Xiao Lang no le estaba facilitando la tarea. De entre todas las razones por las que ella no debería casarse con su novio, Xiao Lang se estaba convirtiéndose en la principal...

- Capítulo Cinco -

"Domando a la fiera"

Los caballo avanzaron uno al lado del otro por el camino del bosque y Sakura suspiró ante la belleza del paisaje. Shaoran la miró por el rabillo del ojo.

-¿Feliz?

Ella asintió, le sonrió y aparto la mirada. No era verdad. No estaba particularmente feliz, pero el silencio y la belleza de los contornos le habían producido algo de paz.

Shaoran apenas si había hablado con ella desde que habían empezado el paseo y Sakura sabia que era porque le tenia poca consideración por haberse escapado de Kiosuke. Pero le agradeció el silencio.

Intento dejar la mente en blanco. No queria pensar en Kiosuke y desde luego, y mucho menos en sus sentimientos hacia Shaoran. Era todo demasiado complicado. Y era suficiente estar paseando en caballo en medio de un paisaje que ni siquiera podría haber imaginado que existía.

-¿Sabes? -rompió por fin el silencio él con un tono suave- Para ser una chica de ciudad eres bastante silenciosa.

-No me gusta tener que hablar cuando no tengo nada que decir. Siempre se acaban diciendo cosas que uno no quería decir.

-Las ciudades están llenas de gente así- replicó Shaoran-. Así que ¿Por qué vives allí?

Sakura se encogió de hombros.

-La verdad es que no lo sé. Nunca lo había pensado antes. Escapar siempre me ha parecido cosa de cobardes.

-Hasta ahora –comentó él.

Sakura bajo la mano y acarició la crin de su yegua.

-Me encanta el olor a caballo, ¿a ti no? No hay nada parecido en el mundo. Yo tenía un pony cuando era pequeña y cuando me mandaron al colegio y lo vendieron –entonces miro a Xiao-. No me lo dijo nadie. Estaba allí cuando me fui y cuando volví había desaparecido. Mi padre me explico que yo había crecido demasiado para él y que no me habían contado para no disgustarme.

Entonces saco un pañuelo y se limpio un par de lagrimas.

-¡Qué tontería! No había pensado en Kero en años y ahora estoy llorando.

-No estas llorando por tu pony –dijo Shaoran con voz ronca-. Estás disgustada porque creías que podrías escaparte de una situación que no te había gustado y en vez de eso, la has traído todo el tiempo contigo.

-Bueno, ese es mi problema. ¿no te parece? –replicó ella con ardor. Entonces vio que a él se le tensaba un músculo en la mandíbula-. No me he escapado de mis responsabilidades –dijo de repente en voz muy baja comprendiendo que no queria que aquel hombre pensara mal de ella -. Volveré a Japón y me enfrentare al asunto, pero necesitaba tiempo. Tiempo para aclararme.

Shaoran desvió la vista hacia ella.

-Necesitas tiempo, pero supongo que tu novio necesita otra mujer.

Sakura apretó los labios.

-Quizá –dijo ella.

Entonces hincó los talones, apretó las riendas y puso a la sorprendida yegua a galope.

Sakura se inclino sobre el cuello de la yegua apremiándola a que corriera más como si con la carrera pudiera llegar al fin del mundo con sus problemas.

El viento en la cara le resultó lo más excitante que había sentido en años. El pelo se le soltó de las horquillas y floto sobre sus hombros azotándole la cara, pero no le importó. Deseaba gritar de la fiera alegría que sentía. Era libre. Libre...

De repente, el caballo se paro en seco y Sakura, tomada por sorpresa, saltó por encima de la cabeza de la yegua para aterrizar en el suelo.

Se sentó mareada, conciente de que la yegua había salido a galope y al levantar la vista, se encontró a un oso negro sentado a pocos metros de ella. Parecía, en todo caso, tan asustada como ella, pero a Sakura se le quedo paralizado todo el cuerpo al ver sus brillantes ojos negros, su piel gruesa y sus filosas garras.

Al instante escuchó unos cascos de caballo y casi sin enterarse, vio a Shaoran arrodillado a su lado con la mano en la brida.

-¿Puedes moverte? –preguntó apresurado.

Ella asintió sin hablar y se levantó apoyado en su brazo.

-Sube al caballo –ordeno él.

-Pero el oso... -susurro ella jadeante con el corazón apunto de desbocársele del pecho.

-No te preocupes por el maldito oso. Sube al caballo. Y rápido.

Sakura hecho un vistazo a su cara sombría y puso un pie en el estribo, saltando de forma muy poco ortodoxa. Sujeto las riendas incapaz de apartar los ojos de Shaoran, que estaba de pie al lado del caballo acariciándole la cabeza.

-Esta acercándose –susurro Sakura.

-Tranquilo –dijo él con suavidad-. Tranquilo.

Ella tragó saliva y le dirigió una mirada de ánimo.

-¿Qué vamos a hacer? –susurro ella.

-Nada. Por el momento.

-¿Nada? ¡Pero podría matarnos!

Shaoran la miró de nuevo y esa vez estaba sonriendo.

-Creo que dos personas y un caballo serian un almuerzo demasiado ambicioso, incluso para un oso –susurro-. En cualquier caso, a los osos no le gusta los caballos.

Sakura se apartó el pelo de la cara y lo miró. Shaoran estaba de pie mirando a un oso que era el doble de alto que él, como si tuviera todo el tiempo del mundo.

-¿Estas bien? –preguntó sin darse la vuelta para mirarla.

-Bien –consiguió balbucear Sakura-. Solo asustada.

Sakura deslizo las manos temblorosas por la piel del caballo y miro al oso, notando como la brisa de la montaña le erizaba la piel.

-¿Esta intentando decidir que le apetece más para almorzar? –murmuro.

-No –replicó Shaoran con suavidad-. Esta mostrando lo grande y fuerte que es y advirtiéndonos para que no nos enfrentemos a él.

-bueno, peor yo no tenía la más mínima intención de hacerlo. Sí montas tú también, podremos dar la vuelta para irnos a casa.

Sakura hizo un movimiento como para darse la vuelta, pero Xiao apretó más fuertes las riendas.

-Quedate donde estas. Lo único que podemos hacer es esperar. Aparte de todo, tenemos que encontrar a tu yegua.

-Pero yo juraría que ese oso se ha acercado –siseo Sakura-. ¿Porqué no podemos salir corriendo?

-Él podría correr tanto como nosotros –dijo Shaoran sacudiendo la cabeza-. Tendremos que asustarlo.

-¿No piensas dispararle? –dijo la ojiverde horrorizada.

Shaoran la miro con frialdad.

-¿Con qué?

Sakura se quedo con la boca abierta.

-¿No llevan pistolas la gente como tú?

Él la miro con sarcasmo.

-¿la gente cómo yo?

Sakura se puso roja hasta la raíz del pelo.

-Yo no soy un cazador, Sakura –susurro él con expresión de despreció-. Y estamos en el siglo veintiuno y los osos son una especie en extinción, por lo tanto protegida por el estado.

-¿Qué quieres que haga entonces? –preguntó temblorosa cuando el oso avanzó una vez más hacia ellos -. ¿Qué le lea sus derechos?

-Esa es una forma de expresarlo, supongo –entonces, dando un paso adelante, empezó a dar palmadas y a gritar-. Vamos –le grito a Sakura-. Tú también. Recuerda que eres abogada. Haz tanto ruido como en la corte.

Despacio, ella se incorporo de los estribos y cuando los dos gritaron con todas sus fuerzas, el oso les dirigió una mirada de sorpresa antes de posarse en el suelo y dar la vuelta hacia el bosque.

Sakura se sentó de nuevo sintiendo una debilidad absoluta por todo el cuerpo.

-Podría habernos matado, ¿verdad?

-Probablemente no –replico Xiao-. Parecía tan sorprendido como tu cuando estaban ahí sentados mirándose el uno al otro. Pensé que estabas entrevistando a un nuevo cliente.

Shaoran la ayudó a desmontar y ella tuvo que hacer un gran esfuerzo para escapar del consuelo de sus brazos. Simplemente, no podría soportar aquel tipo de proximidad.

-Bueno, no parece que te hallas roto algo –dijo él al soltarla-. Y por desgracia, no aterrizaste de cabeza.

Sakura lo miro con sorpresa.

-¿Qué quieres decir con "por desgracia"? –dijo incapaz de no picar el anzuelo.

Shaoran se encogió de hombros.

-Te hubiera hecho tener un cambio de carácter completo. Ya sabes, haberte vuelto una mujer dulce, amable, y de buen carácter.

-Quieres decir una mujer sumisa. Una mujer con la palabra bienvenida escrita por toda la cara para un cavernícola como tú.

Shaoran sacudió su sombrero contra las piernas y se lo puso de nuevo para dejar la cara ensombrecida al instante.

Pero estaba sonriendo y ella lo sabía, maldito sea.

-Hasta los cavernícolas tienen instintos artísticos –respondió él con suavidad-. Quizá debería enseñarte mis grabados en alguna ocasión.

Sin decir una palabra más, tomo las riendas y siguió por el camino donde había desaparecido la yegua.

Sakura, enfurecida hasta el punto de no poder hablar, se quedó mirando un momento y después, segura de que el oso estaría por los alrededores, saliendo corriendo tras él

-Supongo que el oso no nos oyó llegar –explicó Shaoran mientras seguían andando-. Debiste darle un susto de muerte cuando caíste a su lado.

-¿Darle un susto de muerte? Yo misma sentí como se me paralizo el corazón.

Shaoran le sonrió.

-No veo por qué. Esto es su casa, hay muchos osos en este bosque.

La yegua apareció en el camino a corta distancia. Shaoran se acercó y la examinó con cuidado las patas antes de mirar a Sakura por encima del hombro.

-No le ha pasado nada, así que la historia del oso ha tenido un final feliz.

-¿Es que hay historias de osos con finales desgraciados?

-Una vez vino un turista a estos bosques a merendar. No era lejos de aquí y el oso salió directo del bosque a investigar.

-¿Y que paso? –jadeo Sakura.

Shaoran se encogió de hombros.

-No debería contarte esta historia, teniendo en cuenta por lo que acabas de pasar.

-¿Porqué no?

-Cuando el oso se acercó al turista –resumió Shaoran-, este le tiro una manzana. La manzana le dio al oso directo entre ceja y ceja.

Sakura, todavía un poco temblorosa, soltó una risa histérica.

-¿Y se fue el oso? –preguntó.

Shaoran sacudió la cabeza.

-No. Zarandeo al turista hasta matarlo.

Sakura tragó saliva.

-Menos mal que no teníamos manzanas encima.

El silencio del bosque parecía envolverlos. Sakura siguió avanzando al trote, ensimismada en sus propios pensamientos.

-Un yen por ellos –dijo Shaoran desde lo alto de su caballo.

Ella le devolvió la mirada y sonrió.

-Preferiría una manzana por ellos –replicó-. Esa historia que me acabas de contar me ha recordado que al final no comimos nada antes de salir. Y me estoy muriendo de hambre.

-¿Pero no desayunaste?

-Se me olvidó –replicó simplemente.

El caballo de Xiao se detuvo de repente y ella se dio la vuelta para mirarlo con asombro.

-¿Cuándo has comido por ultima vez? –preguntó Shaoran.

-En el avión, supongo. No, fue en el café, justo antes de darme cuenta que me habían robado. Pero tenía tantas cosas en la cabeza...

-¿Cómo tu profundo amor por Kiosuke?

Ella le dirigió una mirada furiosa.

-Como ya te he dicho muchas veces, Li, eso no es asunto tuyo. Y no veo lo que te pueda interesar la frecuencia con que pienso en Kiosuke.

-Sí, si te hace dejar de comer –señaló él-. Un ama de llaves en huelga de hambre, no me es de mucha utilidad.

A sakura le despidieron chispas de los ojos.

-Yo no he pedido ser tu maldita ama de llaves. Por lo que a mi respecta, puedes quedarte con tu trabajo y...

-¿Y? –preguntó Li con un brillo de burla en los ojos.

Sakura pensó en las alternativas y tragó saliva.

-Sabes muy bien que me tiene atrapada con esa estúpida idea tuya de pagar por mi alojamiento –consiguió decir por fin-. Es muy malvado de tu parte provocarme de esta forma.

Shaoran se volvió hacia ella con la mirada brillante.

-procuro mantener un ojo atento al bienestar de mis empleados. Tanto moral como físicamente.

Sakura exhaló con fuerza. Pero él simplemente sonrió con burla y cambió de tema.

-Bueno, exactamente, ¿Cuánta hambre tienes?

-Me muero, ya lo sabes –dijo ella enfadada.

-Debe ser horrible estar tan enamorada como para olvidarte hasta de comer –musito él con la vista al frente-. Pero no te preocupes. Ya le explicare lo mucho que sufres por él en mi telegrama.

Sakura se quedo con la boca abierta.

-¿Qué telegrama?

Él la miro de reojo.

-El que pienso mandarle al querido y viejo Kiosuke.

-¡No te atreverás! –grito ella.

-¿Por qué no? –dijo encogiéndose de hombros-. Evidentemente tu no lo vas a hacer, y yo no puedo dejar que un colega sufra así por alguien como tú. Podría decirle que estas sola conmigo y que no hay nada de que preocuparse.

Su tono era de broma, pero la amenaza era demasiado real. Sakura se humedeció los labios resecos.

-No te atreverás –repitió en un susurro.

-Apuéstate algo, Sakura. Por supuesto que podría adornarlo un poco, solo lo suficiente como para ponerlo celoso. Podría decirle como me abrazaste ayer en la noche en el sofá y con que pasión me besaste esta mañana. Eso lo traería volando aquí, ¿no crees?

-Crees que soy una completa zorra, ¿verdad?

-¿He dicho yo eso?

-No has tenido que hacerlo. Crees simplemente que estoy utilizando a Kiosuke, haciéndolo sufrir por haberme ido con una tonta excusa. ¿Me equivoco?

Él la miro fijamente.

-¿Y que otra explicación puede haber?

Ella lo miro a los ojos y apretó la mandíbula.

-Una que no voy a contarte.

-Como quieras.

-Eso hago generalmente.

Shaoran arqueo una ceja.

-¿Puedo decir que no lo había notado?

-Me gustaría tirarte del caballo –dijo Sakura furiosa.

-No te lo aconsejaría. Has estado comiendo tan poco que dudo hasta de que puedas pulsar un botón.

-Hubiéramos tomado unos deliciosas hotcakes sino me hubieras hecho subir a este caballo –contesto ella irritada.

Shaoran le sonrió.

-Ahora sentaría bien un trozo de carne asada, ¿no? Con papas asadas, huevos, un pedazo de torta, una taza de café y un buen pedazo de pastel.

-Deja de torturarme. Ya se que no has traído comida. A menos, por supuesto, que la hallas guardado bajo tu sombrero.

-Lo único que puedo guardar bajo mi sombrero es mi cabeza, Sakura. Hay otra gente que suele perderla con facilidad, pero yo se muy bien donde la tengo cuando la necesito.

Sakura abrió la boca y la cerró de nuevo. Escuchó entonces voces entre los árboles y, lo que era más importante, le llego el inconfundible aroma de la carne asándose al fuego.

-Comida –jadeó-. ¿Crees que nos podrían invitar algo los que están ahí?

-Eso espero –replico él-. Huele como si llegáramos justo a tiempo. Vamos.

Haciendo un gesto para que lo siguiera, arreó al caballo al galope.

Había un corral bajo los árboles con un grupo de caballos arracimados al final. Cercanos en un claro, el fino humo gris de la parrilla subía en espirales.

Un pequeño grupo de gente disfrutaba alegre el sol, sacando fotografías y contemplando el paisaje.

Una bonita chica con jeans y botas se afanaba en la parrilla.

-¿Quiénes son todos esos? –preguntó Sakura sintiéndose repentinamente tímida cuando todos se volvieron a mirarlos.

-Turistas –replico Shaoran-. Van a recorrer la ruta. Este es un alto para almorzar.

Un hombre alto se acerco a paso rápido hacia ellos.

-Eh, jefe. Llega justo a tiempo. La carne esta casi hecha.

-Perfecto, Ewan. Estamos muertos de hambre.

Shaoran desmontó y se acercó a Sakura.

-¿Piensas bajar? ¿O prefieres comer el almuerzo ahí?

-¿Jefe? –repitió ella con voz glacial-. Ese hombre te ha llamado jefe.

Sakura empezó a desmontar y se encontró con sus manos alrededor de su cintura para alzarla.

-¿Tienes algún problema con eso? –susurro él con suavidad, con sus labios a pocos milímetros de los de ella.

-Me has engañado –lo acusó ella.

-Te has engañado tu sola –la corrigió él, manteniéndola a medio metro del suelo.

-Bájame –pidió ella con rigidez al notar el corazón acelerado sin motivo-. Se muy bien desmontar yo sola un caballo –se detuvo antes de añadir con sarcasmo-, Jefe.

Continuara...

¡¡¡Hola a todos!!! Creo que luego de casi un año volví a actualizar, pero esto ha sido general. Por si no se han dado cuenta he vuelto a subir todos los capítulos de vuelta, no ha habido grandes cambios, solo alguna que otra frases nueva o algunos arreglos.

Admito que haber dejado el fic ahí solito sin nada estuvo mal, pero no sabia como seguirlo; cuando publique el fic ya lo tenia escrito pero por una mal pasada del destino lo perdí y no supe como seguirlo y admito que tampoco me dieron ganitas, pero he vuelto y con todas las ganas que tengo!!!

Espero que a pesar de no haber actualizado hace tanto me den su opinión para saber si debo seguir escribiendo o hacer como si nada.

Los dejo y cuídense. Ja Ne,

Att. Lady Verónica Black of Avalon.-

PD: GRACIAS A TODOS AQUELLOS QUE ME DEJARON REVIEWS Y ME MANDARON MAILS EN TODO ESTE TIEMPO PARA QUE SIGA CON ESTA HISTORIA, ESTE CAPÍTULO ESTA DEDICADO A TODOS USTEDES, MUCHÍSIMAS GRACIAS!!!!

Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Harry Potter y Sirius Black; Los hombres más tiernos y sexys que hay!!"

¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS...!!