IV Cueste lo que cueste.

-Harry ¿qué rayos te está pasando- Caminaban con rumbo a la biblioteca y Ron se veía muy contrariado. El inusitado interés de su amigo hacia Luna parecía no agradarle mucho. Hermione había optado por no decir nada al respecto. Quizás aún estuviese un poco resentida con Harry -aunque ya hubiesen pasado varios días- por haberle llevado la contraria enfrente de todos, y, peor aún, haberle dado la razón a Luna negándosela a ella.

Como Harry no contestaba, Ron aprovechó para seguir hablando atropelladamente acribillándolo con preguntas.

¿Se puede saber qué diablos pasa por tu cabeza¡Voy a creer que de verdad estás loco! Puedo entender que escuches voces, que veas animales que nosotros no vemos, que puedas sentir lo que siente Ya-sabes-quién...pero ¿cómo quieres que entienda que andas por ahí con Luna buscando blubbers, o blinners, o como se llamen¿es qué acaso se te ha zafado una tuerca¿qué crees que es lo que piensa todo el mundo¡Por Merlín Harry¿qué es lo que pasa¿porqué ese repentino interés por Luna y sus locas ideas?

-Mira Ron- Harry ya estaba harto. Su paciencia había llegado al límite. Todo el mundo no hacía más que burlarse de él y de Luna. Cuando pasaba junto algún grupito de estudiantes, se daba cuenta de sus murmullos y de que algunos, los más osados, se llevaban un dedo a la cabeza riendo divertidos. –En primer lugar, me importa un reverendo comino lo que piensen los demás. En segundo, ustedes pueden creer lo que quieran. No me importa la indiferencia de Hermione ni que a ti te parezca lo que yo haga de mi vida...- eso no era cierto, a Harry de verdad le dolía la incomprensión de sus amigos, pero furioso como estaba, no le importaba herirlos. Al ver sus rostros dolidos, sentía una satisfacción casi perversa –además¿yo cuando los cuestiono a ustedes con respecto a sus sentimientos?

¿Qué quieres decir- Harry notó en la voz de Ron un sutil dejo de pánico. Sonrió con desgano.

-Nada, olvídalo- dijo aún furioso, pero tratando de contenerse.

-Harry- terció al fin Hermione con un suspiro –mira, tienes razón...

¿Con respecto a qué- Hermione lo miró confundida.

-Con respecto a lo que dijiste...lo de Luna y nuestra actitud, por supuesto - añadió rápidamente –mira, sé que Ron y yo no hemos actuado de la mejor manera, pero es que nos confunde tu comportamiento- Harry la miró no muy convencido –está bien- suspiró Hermione –te diré esto, pero negaré que alguna vez lo dije, así que escúchalo y olvídalo luego ¿quieres- Harry cruzó los brazos en espera de lo que Hermione pudiera decir –estamoscelososdeti...- dijo Hermione muy rápidamente y en voz baja.

¿Qué- Harry, de ningún modo esperaba escuchar aquello. Ron y Hermione tan sólo se miraron con esa complicidad que él les había visto tantas veces, siempre que querían decirle algo delicado y no se atrevían –No entiendo...-

-Es muy fácil...nosotros hemos sido tus amigos por mucho tiempo, siempre nos contabas todo...o bueno, casi todo; siempre has estado a nuestro lado y ahora- Hermione hizo una pausa y clavó sus ojos castaños en los de él mientras agregaba suavemente –te has alejado...ya casi no pasas tiempo con nosotros, no nos cuentas nada y te vemos con Luna siempre que puedes...te hemos visto sonreír a su lado cuando nosotros no logramos sacarte ni siquiera un esbozo de sonrisa, debiéramos estar felices por ti, lo sé...y lo estamos, sólo que ayudando a Luna en sus descabelladas ideas, te ves tan feliz que parece que nosotros salimos sobrando y...y...ya, es todo lo que tengo que decir- Hermione volvió la cabeza a otro lado, de verdad se veía que le estaba costando un esfuerzo enorme decir todo aquello, en tanto que Ron, miraba al suelo mientras su pie izquierdo trazaba formas imaginarias y abstractas.

Harry sintió de pronto que todo ese cariño de amigos se agolpaba imprudentemente en su pecho, recorriendo todo su cuerpo y haciéndolo sonrojar. Hubiera querido abrazarlos, pero en lugar de eso, tan sólo musitó: No sean tontos... ustedes son...

-Por favor Harry, no digas nada...- susurró Hermione –no nos abochornes más ¿asunto olvidado?

¿Qué asunto- dijo Harry con cara de queriendo recordar, mientras Hermione dejaba escapar un risueño "eres un tonto".

-Eh...¿porqué no nos vamos? Si seguimos aquí no terminaremos todos nuestros deberes a tiempo y todavía tenemos que entrenar...– Ron parecía incómodo y miraba a Harry muy serio, mesándose el pelo y observando de hito en hito a Hermione. Harry, recordando algo, empezó a reír.

¿Ahora de que te ríes- preguntó Ron dejando en paz su cabello.

-Pues, es que no sé que tanto funcione...—Ron y Hermione se miraron sin comprender –la táctica del cabello...- continuó Harry con una sonrisa divertida; dio una palmada a Ron y se adelantó hacia la biblioteca, dejándolos de una pieza tratando de comprender lo que había querido decir.

Después de estudiar un poco. Harry y Ron se dirigieron a entrenar al campo de Quidditch. El equipo había mejorado mucho, pero aún así no querían confiarse. Hermione, por su parte, había aceptado ir con ellos, pero sólo por un rato, ya que después, según ella, tenía aún muchos deberes por hacer. Justo antes de llegar al campo, se toparon con la persona que menos hubieran querido encontrarse: Draco Malfoy, quien, desde que su padre había sido llevado a Azkabán, se encontraba más desagradable que nunca. Ahora se hallaba frente a ellos, flanqueado por Crabbe y Goyle como de costumbre.

¡Hola Potter- la burla en su voz les hizo ver que no diría nada bueno y no se equivocaban ¿qué tal va todo con tu novia, eh- Harry trató de hacer caso omiso a esa sonrisa que tanto detestaba, y siguió caminando más aprisa, seguido por Ron y Hermione –vaya Potter, tú si que eres patético...mira que enredarte con la lunática de Lovegood- Malfoy dejó escapar todo su veneno, mientras Crabbe y Goyle reían tontamente, festejando el comentario.

Harry sintió que la sangre le hervía, pero hizo todo lo posible por contenerse, mientras Hermione le decía entre dientes "No le hagas caso" y trataba de alejarlo de ahí.

-Vamos Potter¿ahora qué buscarán juntitos¿Hipogrifos rosas- Gritó y Harry se detuvo crispando su mano sobre la varita. Malfoy sonrió aún más ante esa reacción –¿sabías Potter que eres el hazmerreír de todo Howgarts- Draco se acercó desafiante y con un brillo de odio en los ojos agregó – tú si que te pareces a tu padre, él se conformó con una asquerosa sangre inmunda y tú con una chiflada y poca cosa como...- Un latigazo de furia cruzó por el cuerpo de Harry, sin pensar en lo que hacía sacó su varita y apuntando a Malfoy en el pecho le dijo con todo el coraje que era capaz de sentir – ¡No te atrevas a llamarla así...no te atrevas a insultar ni a Luna ni a mi madre!

Malfoy parecía asustado pero no dio marcha atrás. Había dado en el clavo y Harry intuyó que lo único que quería era herirlo lo más que pudiera. Crabbe y Goyle, detrás de él, parecían dispuestos a todo. Mientras tanto, varios alumnos de distintas casas iban formando un círculo alrededor de ellos.

- Cierras con broche de oro Potter...- Draco no despegaba los ojos de Harry. Ambos se fulminaban con la mirada- primero te haces amigo de perdedores, y luego te lías a una infeliz demente...-

¡Harry, no- alcanzó a escuchar que Hermione gritaba. Demasiado tarde, Malfoy se encontraba en el suelo retorciéndose, mientras una serie de pústulas llenaban su cara. Sintió un terrible dolor en la mejilla izquierda y algo tibio resbalando por su boca, volteó para darse cuenta que Crabbe se le iba encima a golpes, mientras Ron, trataba de detener a Goyle llevándose un tremendo impacto en la cara.

¡Impedimenta- Dos voces se escucharon a la vez. Harry se halló de repente tirado en el suelo sin poder moverse. Cuando al fin lo logró, vio a los otros también en el suelo y a la Señora Hooch y Hermione aún con sus varitas en la mano...

Ya en la sala común, Harry aún sentía deseos de matar a Malfoy y a todo aquél que se le atravesara. Habían suspendido a los cinco de su respectivo equipo de quidditch hasta nuevo aviso. Malfoy se encontraba en la enfermería, pero eso no lo hacía sentir mejor. Aún le parecía mirar la cara desconsolada de Ron, cuando Mc Gonagall les informó, muy enojada, que no jugarían en el siguiente partido. En cierta forma sentía que era su culpa, y eso lo hacía enojar aún más. No sabía muy bien lo que había pasado, tan sólo recordaba a la Señora Hooch reprendiéndolos y a lo lejos, enfrente de él y muy atenta a todo, a Valery Miller, la compañera de Luna. Se golpeó la frente contra la pared "demonios" masculló "ahora Luna se enterará de todo".

¿Harry- La voz de Hermione lo interrumpió, acababa de entrar a la sala junto con Ron ¿te encuentras bien?

No contestó. Ron tenía un enorme moretón cerca de su ojo derecho y parecía también muy contrariado. Daba la impresión de querer decirle algo, y por sus miradas de reproche, Harry imaginaba lo que era.

¿Qué- Harry lo enfrentó fríamente ¿vas a decir que es mi culpa?

-No he dicho eso- Ron volvió el rostro hacia el techo con un gesto de impaciencia –si tan sólo te hubieras contenido- dijo al fin y elevando la voz, añadió¿qué pretendías jugando al caballero¿agradarle a Luna- Eso cayó como un balde de agua fría en el alterado estado de ánimo de Harry.

¡Si, ya sé que ustedes como todos los demás se ríen de mí- gritó a sus amigos asustándolos –ya sé que ustedes como todos los otros, consideran a Luna una chiflada- Harry respiraba con dificultad, mientras Ron y Hermione parecían haberse quedado sin palabras y lo miraban sin pestañear – ¡pero les voy a decir una cosa y que les quede bien claro, no voy a dejar mi...mi amistad con Luna por nadie, la defenderé de todos si es necesario y estaré con ella cueste lo que cueste!... Incluso si son mil partidos de quidditch o...- dudó un momento para agregar en un tono más bajo –la amistad de ustedes dos- Y dicho esto salió de inmediato de la sala común, dejando atrás a sus dos mejores amigos en completa conmoción.